SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.13 número1Cuentan los fragmentos: Clasificación y causas de fractura de artefactos formatizados por tallaLa producción y función de la cerámica indígena durante la dominación incaica y la colonia en Mendoza (Argentina) índice de autoresíndice de assuntospesquisa de artigos
Home Pagelista alfabética de periódicos  

Serviços Personalizados

Journal

Artigo

Indicadores

  • Não possue artigos citadosCitado por SciELO

Links relacionados

  • Não possue artigos similaresSimilares em SciELO

Compartilhar


Intersecciones en antropología

versão On-line ISSN 1850-373X

Intersecciones antropol. vol.13 no.1 Olavarría jan./jul. 2012

 

ARTÍCULO

Lo global y lo local en la colonialidad: prácticas cotidianas en la Nueva Población y Fuerte de Floridablanca (San Julián, Siglo XVIII)

Marcia Bianchi Villelli

Marcia Bianchi Villelli: Instituto de Investigaciones en Diversidad Cultural y Procesos de Cambio (IIDyPCa). Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Bartolomé Mitre 630, 5°, R8403BNH, San Carlos de Bariloche, Río Negro, Argentina. E-mail: bianchi.marcia@gmail.com

Recibido 27 de julio 2010
Aceptado 1 de marzo 2011

 


RESUMEN

La expansión colonial de la sociedad moderna fue estudiada recientemente desde varias disciplinas y perspectivas. Desde la arqueología histórica sudamericana en particular se ha discutido la naturaleza homogeneizante de este proceso global en función de reevaluar los diversos contextos específicos en el tiempo y en el espacio. Este trabajo se centra en la articulación entre la escala global y la particular para discutir el lugar asignado a los agentes y procesos locales en la constitución de las sociedades coloniales. A partir de los aportes de la teoría poscolonial latinoamericana, se busca discutir el concepto de sociedad moderna, para así reconocer los legados coloniales. Esta discusión se ilustra con el estudio de la colonización espanola de la costa patagónica a fines del siglo XVIII, en particular, el caso de la Nueva Población y Fuerte de Floridablanca (Bahía de San Julián, 1780-1784). El estudio de la reproducción y transformación social en Floridablanca se centró en los escenarios sociales no contemplados por la Corona espanola en su planificación colonial. El énfasis en las prácticas cotidianas en una escala pequena permitió un abordaje a la tensión entre las categorías definidas desde el orden colonial y su puesta en práctica.

Palabras clave: Colonialidad; Arqueología Histórica; Teoría poscolonial latinoamericana; Patagonia

ABSTRACT

The global and the local in coloniality: daily practices at Nueva Población y Fuerte de Floridablanca, San Julián Bay, during the eighteenth century. Recently, the colonial expansion of modern society has been studied from various disciplines and theoretical perspectives. South American historical archaeology in particular has discussed the homogenizing nature of this global process in order to reevaluate specific contexts through time and space. This paper is centered on the articulation of the global and the particular and the place assigned to agents and local processes in the formation of colonial societies. Latin American postcolonial theory shines light on this debate through the critical assessment of modern discourse and the acknowledgement of colonial legacies. The discussion is illustrated with a case study from the Spanish colonization of the Patagonian coast in the late eighteenth century, the "Nueva Población y Fuerte de Floridablanca," San Julián Bay, Santa Cruz province, Argentina. The study of social reproduction and transformation in Floridablanca presented here centered on social scenarios not foreseen by the Spanish Crown in its colonial planning. The focus on small scale social practices enabled the tension between colonial categories and their implementation in practice to be examined.

Keywords: Coloniality; Historical Archaeology; Latin-American Postcolonial theory; Patagonia.


 

INTRODUCCIÓN

En el caso de los contextos coloniales, es primordial evaluar la relación entre el proceso global y el contexto particular. Las definiciones de sociedad moderna tradicionales utilizadas en la Arqueología Histórica pueden reducirse a interpretaciones monolíticas sobre desarrollos europeos o norteamericanos. ?Cómo hacer para vincular el contexto específico con el más general sin que sea un proceso unidireccional y monolítico? Entiendo que algunos de los aportes de la crítica poscolonial latinoamericana al concepto eurocentrista de modernidad permiten despejar los argumentos naturalizadores de este proceso. Es posible llegar así a un acercamiento que tenga en cuenta cómo el proceso global determina el particular, a la vez que los contextos específicos son los que constituyen, reproducen y transforman la sociedad moderna/colonial en su totalidad. Esta discusión entre lo global y lo particular es ilustrada a partir de un caso de estudio, la Nueva Población y Fuerte de Floridablanca (Bahía de San Julián, 1780-1784), poblado espanol asentado en la Patagonia como resultado de la colonización espanola de la costa a fines del siglo XVIII. Para poder estudiar el cambio social desde la pequena escala y poder así evaluar cómo las prácticas sociales constituyen la sociedad en su proceso de estructuración (Giddens 1984), considero necesario reflexionar sobre la noción de cambio utilizada en función de cuestionar el proceso de conformación de la sociedad moderna. Finalmente, se busca discutir si es posible pensar cuáles fueron las funciones y el lugar de los establecimientos patagónicos en relación con esta "modernidad/ colonialidad" de fines del siglo XVIII1.

DE LO GENERAL A LO PARTICULAR: EL CONCEPTO DE SOCIEDAD MODERNA EN ARQUEOLOGÍA HISTÓRICA

Desde hace casi dos décadas, dentro del campo de la Arqueología Histórica mundial se vienen discutiendo los objetivos de la disciplina y su objeto de estudio. En su origen, esta discusión presentaba dos perspectivas: la europea y la norteamericana. La primera se definió desde un punto de vista metodológico por la existencia de fuentes escritas (Andrén 1998; Funari et al. 1999; Moreland 2006); mientras que en Norteamérica se marcaba un origen cronológico a partir de la expansión europea y el "Georgian order" (Deetz 1977; Leone 1988). En los últimos anos, una de las propuestas centrales ha sido la unificación en una perspectiva global dentro de lo que se denominó la arqueología del capitalismo o de la sociedad moderna. En este contexto, la disciplina fue definida como el estudio de la conformación del mundo moderno (Orser 1996), proceso que implicó el surgimiento, expansión y consolidación del sistema capitalista a escala global desde el siglo XV, con los consecuentes y significativos cambios en la vida cotidiana (Johnson 1996; Leone 1988; Orser 1996, 2008). A grandes rasgos, esta propuesta definió el mundo moderno como una economía única que es colonial, internacional y en expansión. Así, la Arqueología Histórica Global se ocuparía de determinados temas, como las grandes narrativas del capitalismo, el consumismo, el individualismo, la producción en masa y la estandarización de las conductas y del mundo material (Beaudry et al. 1991; Johnson 1996, 1999; Leone 1988; Leone y Potter 1988, 1999; Little 1994; McGuire 1991; Mrozowski 1999; Mrozowski et al. 2000; Shackel y Little 1992; Orser 1996, entre muchos otros). En este marco, el rol de la cultura material fue central en relación con el estudio de estos ejes. Se profundizaron los trabajos sobre paisaje, arquitectura, el espacio y el rol de los objetos en la vida diaria, el consumo, el espacio doméstico, la producción fabril, la industrialización y producción en masa. Se enfatizó el estudio de las formas en que la sociedad se reproduce en las dimensiones de la vida cotidiana, las relaciones étnicas, de género, de poder y de conflicto. En otras palabras, se dio inicio al estudio del mundo material en la negociación diaria de las prácticas sociales y sus condiciones de existencia. La respuesta crítica no se hizo esperar. La tendencia posmoderna hacia la deconstrucción de las grandes narrativas como el colonialismo, la esclavitud, la evolución del capitalismo y el cuestionamiento al uso de categorías universalizantes influyó en las posturas críticas sobre este discurso de la modernidad. La concepción globalizante del proceso implicaba un modelo homogéneo que se difundía desde los centros de expansión colonial hacia sus periferias, con lo cual se reproducía una trayectoria única de desarrollo y, en consecuencia, un carácter finalista del proceso (Funari et al. 1999; Johnson 1999). Con la incorporación de la producción intelectual de distintas partes del mundo, esta definición se fue complejizando. Se dio mayor consideración a la profundidad histórica del proceso y una mayor relevancia a los diversos contextos específicos y su gente (Funari et al. 1999; Gilchrist 2005; Goni 2000; Haber y Lema 2006a, 2006b; Hall 1999, 2000; Johnson 1996; Lightfoot et al. 1998; Lima 1999; Senatore y Zarankin 2002; Silliman 2001, entre muchos otros en toda la región)2. En esta línea, mucho se dijo sobre la necesidad de dar cuenta tanto de la escala global como de la local considerando las especificidades de los contextos particulares (Funari et al. 1999; Gilchrist 2005; Hall y Silliman 2006; Johnson 1996; Lima 2002; Senatore y Zarankin 2002; Symanski 2002). De alguna forma, esta fue una crítica al rol homogeneizante del proceso y fue un llamado a la necesidad de trabajar sobre la diversidad de contextos y dinámicas sociales. En la actualidad, hay en la Arqueología Histórica sudamericana una revaloración de las múltiples trayectorias de las sociedades, de las particularidades locales, y se comienza a discutir la necesidad de cuestionar la aplicación de modelos anglosajones a los procesos latinoamericanos (Funari y Zarankin 2004; Lima 2002; Senatore y Zarankin 2004). No obstante, lo que interesa considerar aquí es ?cómo se trabaja puntualmente esta relación entre las escalas globales y locales? ?Cómo se vincula el proceso de conformación del mundo moderno y los contextos particulares? En este modelo de dispersión de prácticas sociales y reformulaciones locales, ?cuál es, en definitiva, el lugar que se les está dando a los agentes y procesos locales? Más allá de la postura crítica antes mencionada dentro de la Arqueología Histórica, aún persisten limitaciones en la concepción del proceso de conformación del mundo moderno; coexisten nuevas preguntas con planteos que siguen sosteniendo, en el fondo, una concepción monolítica e invariante. En tanto no se revisan en profundidad los supuestos teóricos, se reproducen naturalizadas explicaciones teleológicas de cambio social, discusión que será retomada más adelante. Considero que un espacio de diálogo interesante es el aporte de los estudios poscoloniales de Latinoamérica. Desde una perspectiva crítica derivada de un conjunto de disciplinas como la historia, los estudios literarios, la sociología, la geografía social y la herencia del movimiento poscolonial, sumada al diálogo con la teoría del sistema-mundo, los estudios poscoloniales latinoamericanos han llegado a cuestionar la influencia y eficacia del discurso eurocentrista en ciencias sociales en la noción discursiva de modernidad. En la última década, los estudios poscoloniales han ganado su lugar en la arqueología en general (Gosden 2001; Liebman y Rivzi 2008; Nicholas y Hollowell 2007) y en Latinoamérica en particular, se han discutido varios aspectos del pensamiento decolonial (Curtoni 2009; Gnecco 1999; Gnecco y Haber 2007; Haber 2004; Pagán Jiménez y Rodríguez Ramos 2008; Verdesio 2001).

LA MODERNIDAD Y LA CRÍTICA POSCOLONIAL EN LATINOAMÉRICA

Tradicionalmente, la modernidad fue entendida como el proceso que tiene su origen en el siglo XVIII y la Ilustración francesa; fue Kant quien la definió como "la madurez del hombre", la superación del medioevo. Por modernidad se entiende, entre otras cosas, la capacidad racional del hombre, la noción de progreso, la constitución de los Estados-Nación europeos, el surgimiento de las democracias y los sistemas de gobierno moderno. A su vez, comprende la consolidación del sistema capitalista en una escala global. No obstante, a lo largo del siglo XX, el concepto de modernidad como tal ha sido duramente criticado desde diversos ámbitos académicos y políticos tanto posmodernos europeos ?como Heidegger, Freud, Lacan, Vattimo, Foucault, Arendt, Baudrillard, Deleuze y Derrida?, como desde el movimiento poscolonial ?Said, Bhabha, Spivak, Guha, Dussel, Quijano, Mignolo, Dussel, Lander, Escobar, entre muchos otros?. Dentro de estas influencias, los trabajos de Foucault sobre el carácter discursivo de la modernidad fueron disparadores de la discusión del colonialismo. Sus análisis se centraron en los mecanismos con que la modernidad organizó el mundo en dicotomías: definiendo, ordenando y oponiendo identidades; alumbrando ciertas áreas y dejando otras en la oscuridad; estableciendo los marcos de lo decible y pensable, de la verdad y el poder (Foucault 1970, 1980). En este esquema, fue central iluminar el rol de las disciplinas científicas en el control de la producción del discurso (Foucault 1970). Fue Edward Said (2002) uno de los que retomaron el pensamiento de Foucault para plantear la construcción discursiva del Occidente imperial sobre "Oriente" y así relacionar las prácticas coloniales con el funcionamiento de las ciencias sociales y la producción de saber-poder. Una de las características del movimiento poscolonial es su enraizamiento en cada una de las coyunturas en las que se inscribe; en el caso de la perspectiva latinoamericana, más allá de las influencias teóricas de los estudios poscoloniales anglosajones en sí, la perspectiva de la Teoría de la dependencia y el análisis del sistema mundo de Wallerstein en los setenta fueron algunas de la bases que asentaron el programa Modernidad/Colonialidad (Castro-Gómez y Grosfoguel 2007). El análisis de las herencias epistemológicas del colonialismo específicas para la región se apoyó en una perspectiva intermedia entre el determinismo económico de la teoría del Sistema-Mundo y la importancia del nivel discursivo de los estudios poscoloniales anglosajones. "Desde la perspectiva decolonial manejada por el grupo modernidad/colonialidad, la cultura está siempre entrelazada a (y no derivada de) los procesos de la economía-política" (Castro-Gómez y Grosfoguel 2007: 16). Esto implicó repensar las Ciencias Sociales en su dimensión del ser, desde nuevos lugares epistémicos ?cambiando el locus de enunciación eurocéntrico? como también desde el saber, con la necesidad de nuevos términos que no naturalizaran los procesos políticos, económicos y culturales de los últimos cinco siglos (Castro-Gómez y Grosfoguel 2007; Castro-Gómez y Mendieta 1998; Coronil 1999; Dussel 1993, 2003; Lander 2003; Mignolo 1995, 2003a, 2003b; Quijano 1993, 2003, entre muchos otros). nos interesa aquí es la propuesta de desnaturalizar el eurocentrismo del discurso académico moderno. La modernidad en tanto discurso funciona como un modo de conocimiento y una representación hegemónica que reclama la universalidad para ella misma, en la que se confunde una hegemonía mundial concreta con la universalidad abstracta (Escobar 2007). Así, la modernidad no es una estructura abstracta ?como en el pensamiento ilustrado? sino un proceso histórico con límites espacio-temporales claramente definidos. Es necesario ubicar su origen, no ya a fines del siglo XVIII, con la Ilustración, sino en la emergencia del circuito comercial del Atlántico en el siglo XVI, momento en que se conectan redes comerciales antes desvinculadas, como África, Asia y el Pacífico con América (Mignolo 2003b); previo a este momento, Europa septentrional era una periferia del mundo musulmán. La periferia de Europa también fue dejada de lado, ya que el rol de Espana y Portugal en los siglos XV a XVII quedó por fuera de la Europa Moderna (Dussel 1993) aun cuando, en realidad, habían sido los protagonistas en los comienzos del proceso histórico. A su vez, la noción de modernidad como proceso independiente del colonialismo implica que la conformación de la sociedad moderna deja de ser considerada como proceso autónomo ?como un fenómeno intraeuropeo? y pasa a ser resultado de la consolidación del colonialismo europeo en América, África y Asia (Quijano 1993). "La eficacia del pensamiento científico moderno es la [.] noción de acuerdo a la cual las características de la sociedad llamada moderna son la expresión de tendencias espontáneas, naturales del desarrollo histórico de la sociedad. La sociedad liberal se constituye no sólo en el orden social deseable, sino en el único posible" (Lander 2003: 11). Esto se apoya a su vez en la "colonialidad del poder" (Quijano 1993), la expoliación colonial es legitimada por un imaginario que establece diferencias inconmensurables entre el colonizador y el colonizado, y el concepto de raza como esencia queda desvinculado de las relaciones sociales de producción específicas. Las implicancias de esta construcción discursiva no son menores: el punto de partida de la sociedad moderna son acontecimientos europeos y, en consecuencia, el desarrollo posterior no necesita más que a Europa para explicar el proceso. El Otro cultural no fue "des-cubierto sino en-cubierto" (Dussel 1993: 66); así el siglo XVIII ya es efecto y no punto de partida de esta modernidad (Dussel 2003). Sin embargo, y tal como lo plantea Mignolo (2003b), la colonialidad no deriva de la modernidad, sino que es su exterioridad constitutiva: las colonias son parte del proceso del mismo modo que las metrópolis, lo que impide definir los centros capitalistas sin la existencia de las periferias. Así, para comprender el proceso no es suficiente el "centro", sino que también es necesario incorporar los contextos marginales, dado que esta "marginalidad" es, asimismo, discursiva. ?Qué implica esto? La posición marginal no es dada ni natural, sino que fue y es construida a partir de los discursos, las prácticas, la administración de territorios y la relocalización de poblaciones. En función de las discusiones anteriormente planteadas, desnaturalizar la noción eurocentrista de modernidad implica, en primer lugar, denominarla como sociedad moderna/colonial, para así poder indagar el rol constitutivo y activo de las colonias en el proceso global. Desde esta perspectiva, la sociedad moderna/colonial es un proceso histórico específico que se inició a fines del siglo XV con el surgimiento del circuito comercial del Atlántico, y no en el siglo XVIII con la Ilustración; como tal, es resultado de la consolidación del colonialismo europeo en África, América y Asia. Si se parte de esta definición de sociedad moderna/colonial y se vuelve sobre las perspectivas de Arqueología Histórica Global, se encuentra que el concepto eurocentrista de "sociedad moderna" implica un posicionamiento a priori frente a la heterogeneidad en los contextos locales. Si bien este período es definido como un momento de complejo cambio social (Johnson 1996), se sostiene la singularización de la experiencia europea en dos niveles: por un lado, un contexto mundial concreto hegemonizado por Europa es construido como una universalidad abstracta, "la sociedad moderna" (Dussel 2003). Por otro lado, los cambios sociales concretos son entendidos como grandes rupturas que se generalizan ?Revolución Industrial, expansión capitalista? para luego desprender tendencias más concretas nuevamente. Esto lleva a que los centros europeos sean concebidos como el locus en que se desarrollan las nuevas dinámicas sociales ?consumismo, individualismo, segmentación, estandarización? que luego son extendidas al resto del mundo moderno, con lo cual se universalizan los procesos y se unifican las trayectorias. La dinámica del cambio se forja en determinados contextos que son, casualmente, los centros de poder de la sociedad moderna occidental. Así, las estrategias de este discurso eurocentrista construyen un mundo colonial externo a este proceso; las colonias "reciben" los desarrollos de las metrópolis. De este modo, el cambio ocurre en otro lugar y en otro momento, no en los contextos particulares coloniales. En definitiva, esto resulta en un proceso único con una direccionalidad específica y ya dada.

DE LO PARTICULAR A LO GENERAL

En los últimos anos, en la arqueología argentina se han incorporado diversos aspectos de la perspectiva decolonial (Buscaglia 2009; Curtoni 2009; Curtoni y Chaparro 2008; Gnecco y Haber 2007; Haber 1999, 2004; Haber y Lema 2006a); no obstante, en la arqueología histórica argentina recién se están incorporando algunos de los planteos centrales. En dicho marco, el límite para repensar la sociedad moderna radica en que "contextos locales" significa muchas veces una especificidad sujeta a un proceso que sucedió en otro lugar y, por lo regular, en otro tiempo. Esto implica una concepción del cambio direccionado ?la dispersión de estas prácticas sociales específicas de un lugar a otro, del centro a la periferia? y definido en función de sus resultados, ya que las preguntas sobre el cambio surgen una vez que ya sabemos que éste se adoptó. Así pues, al considerar las discusiones más recientes del campo, se abre un nuevo interrogante. ?Qué ocurre cuando la explicación se desplaza de los cambios profundos de las estructuras objetivas de la sociedad, a un abordaje de los cambios en la vida cotidiana y la transformación de las prácticas sociales? Tanto la perspectiva de los contextos particulares como la noción de multiplicidad de prácticas sociales son muy ricas para llegar a comprender cómo fue la vida de la gente. No obstante, se puede caer en la trampa de reducir los cambios de significado en las prácticas sociales a epifenómenos, a manifestaciones superficiales del cambio preconstituido y finalista. En otras palabras, que las transformaciones de las prácticas sociales queden relegadas a un nivel anecdótico de la explicación. Más allá de las escalas analíticas particulares, el punto es ser conscientes sobre la noción de cambio social implicada en la interpretación. Es decir, la necesidad de evaluar críticamente los supuestos en función de deshacer argumentos finalistas y monolíticos para así llegar a comprender que la sociedad se establece en la existencia de estos contextos y por fuera de ellos. Ahora bien, con el fin de ilustrar este punto, sintetizo un caso de estudio que formó parte de la colonización espanola de la costa patagónica a fines del siglo XVIII, la "Nueva Población y Fuerte de Floridablanca" (1780-1784, Bahía San Julián, Argentina).

LA COLONIA DE FLORIDABLANCA

El marco para el establecimiento de las poblaciones en la costa patagónica fue la modernización del Estado espanol bajo las reformas borbónicas a fines del siglo XVIII. Éstas consistieron, principalmente, en la reestructuración del sistema administrativo colonial. Entre otras medidas, en el extremo sur de Sudamérica se creó el virreinato del Río de la Plata (1776) orientado a una reorganización político administrativa con el fin de recuperar el control sobre las elites locales, optimizar la recaudación de impuestos y afirmar la presencia en el área por medio de la ocupación de la costa patagónica (Chiaramonte 1986; Lynch 1991; Sempat Assadourian 1982). El plan de poblamiento de la costa patagónica (1779) implicó el establecimiento de tres asentamientos: dos poblaciones principales, Nuestra Senora del Carmen de Patagones ?en la desembocadura del Río Negro, Provincia de Buenos Aires? y Floridablanca ?Bahía de San Julián, provincia de Santa Cruz? y una secundaria, Puerto San José ?Península Valdés, provincia de Chubut (Figura 1)?. La Nueva Colonia y Fuerte de Floridablanca fue fundada en la Bahía de San Julián en 1780 como parte de este plan. Se trasladaron más de 150 personas entre familias de labradores, artesanos, hombres de tropa y presidiarios. Aunque tenían un carácter defensivo, los establecimientos de la costa patagónica pueden definirse a partir de un diseno específico de poblaciones estables y se distinguen por el traslado de familias de colonos desde Espana (Senatore 2007). Estas familias habían firmado un contrato con la Corona por el cual se comprometían a establecerse de forma permanente en las nuevas colonias a cambio de tierras, semillas, herramientas y habitación, con el fin de que conformasen la población estable. En los cuatro anos de funcionamiento del poblado en el marco del proyecto oficial se construyeron un fuerte ?de 50 m de lado? y, por fuera de éste, un hospital, una herrería, una panadería, una atahona, un horno de tejas y un frente de casas destinado al alojamiento de las familias; y por fuera del plan de la Corona espanola también se levantaron distintos edificios. La duración de la ocupación fue sólo de cuatro anos, cuando el poblado debió ser abandonado por Orden Real, atendiendo a las opiniones del virrey Vértiz, que argumentaba que no podía subsistir por sus propios medios. Dado el bajo rendimiento de las cosechas, las duras condiciones de vida y los costos que implicaba su mantenimiento, la colonia fue considerada inútil para la Corona. Así, bajo la Real Orden del 1o de agosto de 1783, fue ordenado el levantamiento del establecimiento de Floridablanca, junto con la total destrucción de sus edificios para que no fueran aprovechados por "otras naciones". Los habitantes de Floridablanca fueron trasladados, en su mayoría, a Buenos Aires; y los labradores, reubicados en otras colonias del virreinato.

Figura 1. Localización de los establecimientos espanoles en la costa patagónica, con detalle de la ubicación de Floridablanca.

Orden colonial en la costa patagónica.

A partir de 1998 se desarrolla el proyecto "Arqueología e Historia en la Colonia Espanola de Floridablanca (costa patagónica, siglo XVIII)" dirigido por M. X. Senatore. El marco histórico del plan de poblamiento de la costa patagónica fue el discurso ideológico y político de la Ilustración espanola. Los asentamientos patagónicos tuvieron la función de incorporar sus puertos al sistema de intercambio colonial y fueron disenados como proyectos sociales novedosos en los que se buscaba crear poblaciones con una base agrícola y condiciones sociales igualitarias (Senatore 2007). Esto les imprimió a estas colonias características únicas ?aún dentro del Imperio espanol?, dadas las diferencias entre los procesos coloniales francés, portugués o el británico. Para un cuestionamiento de los discursos homogeneizantes de la sociedad moderna es importante especificar estas diferencias; en lugar de dar por sentado que la expansión colonial espanola se apoyó en los mismos ejes políticos, económicos y sociales que, por ejemplo, la expansión británica en Norteamérica -tales como los procesos de individualización, estandarización, consumismo y segmentación (Leone y Potter 1988)?. En el proyecto de investigación de Floridablanca, el poblado es estudiado a partir del modelo de orden social definido por la Corona (Senatore 2007; Senatore et al. 2007, 2008), indagando en la relación entre los principios estructurales de esta sociedad y las prácticas sociales de los individuos que la componen (Bourdieu 1977; Giddens 1984). Así, los discursos ilustrados fueron evaluados críticamente en función de definir su carácter histórico y fragmentado (Senatore 2007). Esto llevó al estudio de los ejes de ordenamiento social plasmados en la conformación de familias labradoras, la organización del espacio y el tiempo (Senatore 2007), las relaciones con la población tehuelche local (Buscaglia 2009), las prácticas de consumo de bienes (Bianchi Villelli 2007), los escenarios de transformación social (Bianchi Villelli 2009), las prácticas alimenticias (Marschoff 2007, 2010), y las productivas (Bosoni 2010), la diferenciación identitaria (Nuviala 2008) entre otras líneas. El énfasis en las prácticas sociales de la población de Floridablanca permite trabajar sobre los significados específicos en este contexto colonial. Como una vía para trabajar la relación entre escalas globales y locales, se reflexionó sobre los aspectos teóricos de la reproducción y transformación social en el nivel de la vida cotidiana. Por un momento, se dejaron de lado los grandes cambios para centrar el análisis en las pequenas acciones diarias y así llegar a desnaturalizar la direccionalidad del cambio en el proceso de constitución de la sociedad moderna.

Floridablanca más allá de la planificación oficial

El poblado de Floridablanca se caracterizó por la centralización e intervención directa de la Corona en el ordenamiento social y las redes de producción, abastecimiento, circulación y consumo; se definió quiénes formaban parte de la población, con qué fin y cómo lo harían; de esta manera se establecieron ejes de interacción social (Senatore 2007). Por oposición a este escenario "oficial" en Floridablanca, se pudo establecer un escenario social que no fue planificado ni previsto por la Corona. Éste se distinguió, en primer lugar, por haber sido omitido en las narrativas oficiales del poblado; en segundo lugar, se destacó por la potencialidad para el desarrollo de nuevas relaciones, prácticas, individuos, lugares, objetos y esferas de intercambio. La comparación entre los espacios sociales y materiales disenados por la Corona con los creados en la práctica posibilitó discutir la tensión entre las categorías definidas desde el orden colonial y su puesta en práctica (Bianchi Villelli 2009). La investigación consistió en comparar los espacios sociales y materiales disenados por la Corona y los creados por los habitantes de Floridablanca en la práctica. Por medio de la integración de las dimensiones narrativas y materiales3 del escenario no proyectado por la Corona se discutió la creación de nuevos espacios, construcciones y usos, prácticas cotidianas que crearon nuevas relaciones y formas de habitar. Sintéticamente, desde la dimensión narrativa se estudiaron las fuentes documentales primarias particulares a Floridablanca4. Se buscó evaluar la representación del escenario no planificado en las narrativas "oficiales" y comprender así qué lugar fue asignado a las prácticas no proyectadas desde el plan colonial. Se plantearon tres ejes de trabajo: uno, cómo la Corona definió la organización social de la población; dos, la construcción del relato histórico de crecimiento del poblado analizando tanto el tiempo como el lugar del escenario no planificado en las narrativas; y tres, qué se menciona en las narrativas oficiales del escenario no proyectado. Con respecto a la dimensión material, a partir de las investigaciones arqueológicas, los relevamientos planimétricos y topográficos del sitio de Floridablanca, el objetivo fue comprender la organización de la vida cotidiana en el escenario no planificado por la Corona. Esto se hizo a partir de dos ejes analíticos: por un lado, desde el análisis del espacio social se examinó si la construcción y producción del espacio no proyectado por la Corona fue parte del crecimiento del poblado, para lo cual se analizaron las características de construcción y arquitectónicas de las edificaciones excavadas. Así, el análisis implicó no sólo la organización del espacio construido sino también el rol social de la producción de espacios. Por otro lado, el estudio de la cultura material se centró en las posiciones sociales y materiales creadas desde la organización de la vida cotidiana, para indagar en el modo de apropiación de los espacios y la posibilidad de negociación social de las posiciones asignadas por la Corona. Con este fin, se compararon dos espacios habitacionales: uno construido por distintos individuos por su propia cuenta ?una unidad doméstica y una posible pulpería?; otro construido por la Corona ?una de las casas construidas para las familias labradoras? (Figura 2)5. En cada uno de ellos se relacionaron las esferas formales y no formales de circulación de bienes en Floridablanca con los distintos aspectos de la vida cotidiana: el arreglo interno del espacio, los usos y actividades que se llevaban a cabo, así como la participación de los objetos en las prácticas. El interés fue ver cómo se creaban formas de cohabitación y socialización en el marco de un plan que definía precisamente quiénes iban, para hacer qué y con qué recursos contaban.

Figura 2. Mapa arqueológico de "La Nueva Colonia y Fuerte de Floridablanca" (Bahía de San Julián, provincia de Santa Cruz, Argentina). Se diferencian las edificaciones construidas por la planificación colonial de las construcciones realizadas por fuera de ella; se destacan los contextos descriptos en el trabajo. Basado en Bianchi Villelli (2009), Buscaglia (2009), Marschoff (2010) y Senatore (2007).

Floridablanca a partir de las prácticas cotidianas

En Floridablanca se pudo observar el desarrollo de un escenario social particular, el cual implicó sujetos, prácticas, lugares y objetos; en tanto no fue parte del proyecto de la Corona espanola, este escenario no planificado se caracterizó por la creación de nuevas posiciones sociales y materiales, otras formas de interacción social, de producción y consumo, de habitación y socialización. El análisis en las narrativas "oficiales" de la representación del escenario no proyectado permitió observar las tensiones entre la organización social implementada desde el orden colonial y el funcionamiento del poblado en la práctica. Se advirtió una dualidad en las narrativas oficiales: una fuerte omisión en todos los informes sobre los avances del poblado, para luego, en un documento posterior al abandono de Floridablanca, especificar en detalle las características del escenario no proyectado. En este detalle se pudo conocer qué y cómo se describió oficialmente el escenario social "no planificado": los motivos posibles para la construcción, quiénes fueron los que construyeron y qué tipo de edificaciones levantaron. Entre las funciones de las construcciones, se crearon espacios de habitación para estas "nuevas familias" y para individuos solos; asimismo, los espacios grupales, compartidos y lugares previstos para la socialización, como las pulperías y las cocinas colectivas, todas son formas de cohabitación y usos no previstos por la Corona. La perspectiva de la constitución social del espacio indicó efectivamente qué se construyó, dónde, cómo y con qué recursos (Figura 2). Esto evidenció la ampliación del plano del poblado ocupando el paisaje circundante con el anexo de más edificaciones; no obstante se mantuvo la forma y orientación del poblado en un crecimiento ordenado por calles, accesos, centros y límites. Al observar cada una de las construcciones, se advierte una variabilidad interna que se contrapone con la regularidad de formas y tamanos de las casas construidas para las familias por la Corona: se tomaron decisiones idiosincráticas en términos de arreglos estéticos, tales como respecto de los materiales utilizados para la construcción, la ubicación respecto del paisaje natural y social ?orientación y ubicación en relación con la plaza central? y el vínculo y conexión con el resto de las unidades domésticas, ya que se trata de viviendas independientes, no adosadas entre sí. Es de esperar que dicha variabilidad se debiera tanto a los recursos monetarios y materiales disponibles como a las decisiones individuales. Con respecto a la organización de la vida cotidiana, se hallaron diversas formas en cada uno de los contextos habitacionales excavados. Uno de ellos fue una de las casas construidas por la Corona a la cual se le anexaron dos recintos en la parte posterior: esta expansión y la creación de nuevos recintos con funciones específicas permitieron la reorganización del espacio interno otorgado, ya que dieron lugar a una socialización más privada. Se evidenció la participación en las redes de producción y circulación de alimentos de la Corona, así como en el intercambio no formal al interior del poblado. La creación de este "anexo" ?uno de los tres construidos en todo el frente de cuadra? amplió el espacio disponible, pero también estableció cierta diferenciación de algunas unidades domésticas sobre otras. Una de las dos construcciones no planificadas por la Corona, interpretada como unidad doméstica, presentó una organización arquitectónica sencilla ?unidad discreta de morfología simple y superficie interna menor?, sin arreglo interno del espacio permanente. Aunque sencilla en su organización interior, a partir de las prácticas sociales presentó un nivel de interacción con la diversidad de grupos sociales de Floridablanca. Se hallaron evidencias de participación en las variadas esferas oficiales de abastecimiento y consumo de bienes del poblado ?tanto formales y documentadas como informales? así como de intercambio en esferas que excedían el núcleo de la economía del poblado, como por ejemplo, la circulación de bienes, conocimientos y prácticas de los indígenas. Por último, la otra edificación no proyectada por la Corona se conformó como un espacio completamente abierto tanto respecto de su diseno y arquitectura como de las prácticas cotidianas llevadas a cabo en su interior. La construcción es llamativa por sus dimensiones, su ubicación en una esquina de la plaza, la doble entrada dirigida hacia la plaza del poblado y su coloración blanquecina dada por los materiales empleados, única entre todas las construcciones. Este contexto se diferenció del resto por la clara presencia de prácticas de consumo de alimentos y bebidas alcohólicas. Es un espacio que, aunque no planificado por la Corona, parece haber sido público y compartido. Así, en Floridablanca, el escenario no planificado por la Corona se caracterizó por la heterogeneidad. Diversos individuos de las familias labradoras, la tropa, maestranza y presidiarios levantaron distintas edificaciones, de variadas formas y dimensiones, con las cuales se modificó y amplió el plano de la colonia. Se crearon nuevos lugares para la vida cotidiana: hogares, cocinas compartidas, pulperías. Los distintos espacios habitacionales evidenciaron formas diversas de llevar adelante la vida diaria y de relacionarse con el resto de la población que integran, en la interacción social, los escenarios oficiales y los no proyectados. previstas por la Corona, con la consecuente creación de nuevas esferas de trabajo y oferta de servicios. Por un lado, la producción de los espacios resultó en la generación de la producción de materiales para su elaboración y el empleo de mano de obra; por otro lado, la obtención y producción de alimentación, así como la circulación bienes locales e importados (Bianchi Villelli 2009; Bosoni 2010; Marschoff 2010). Esto también implicó conocer y explotar el paisaje y los recursos locales, al incorporarlos a la vida diaria. Por último, pero no por eso menos importante, se comprobó el acercamiento a la población indígena local ?tehuelches?, que excedía la relación institucional para el intercambio de conocimientos, recursos, bienes, información y prácticas (Buscaglia 2009)6. Fue precisamente en la práctica que los habitantes de Floridablanca complementaron la organización, construcción y abastecimiento de la Corona con otras construcciones, relaciones y esferas de abastecimiento e intercambio. El escenario no planificado fue así resultado de iniciativas tanto individuales como colectivas, que generaron variabilidad social no sólo en términos de una mayor o mejor accesibilidad a los recursos, entendida como relaciones de desigualdad; sino también en la posibilidad de crear otro tipo de relaciones, que implicaban la participación en nuevos grupos y redes sociales, es decir, de diferenciación social. Más allá de los roles específicos definidos dentro del plan, desde la cotidianeidad se negociaron posiciones y relaciones que se jugaron en el plano material. Si se concibe por un momento esta imagen modificada del poblado como la relación imaginaria ?o imaginada? de los individuos con las condiciones reales de su existencia (Althusser 1970)7, sobresale la mirada de los pobladores de Floridablanca sobre su propio poblado como un espacio que no fue sólo dado sino que fue conocido, modificado y apropiado. Puede ser entendido como el desplazamiento del lugar social, material y simbólico otorgado. Es, en definitiva, la apertura para otros espacios de proyección a futuro del poblado.

PATAGONIA COMO PARTE DE LA SOCIEDAD MODERNA Y COLONIAL

A fines del siglo XVIII, en el contexto de los enfrentamientos entre potencias coloniales por el paso al Pacífico, se fundan los establecimientos patagónicos. En tanto fueron concebidos en el marco de la política ilustrada, la organización social estuvo acorde con las políticas coloniales de producción de espacios y manejo de la circulación de poblaciones y mercancías. En el nivel discursivo, esto implicó tanto que se omitieran los desarrollos culturales preexistentes como que se desdibujara el funcionamiento de un discurso vinculado a la posesión colonial y la implementación de un modelo de orden social que intervino activamente ordenando a los individuos, su interacción en los espacios y el mundo material (Senatore 2007). El abordaje a las prácticas en Floridablanca permitió ver las contradicciones internas en la incorporación de contextos marginales como la costa patagónica. En su intento por asegurar el flujo de materias primas desde las colonias y de reubicar la producción manufacturada en ellas, la Corona espanola llevó a cabo un diseno social rígido que no supo incorporar las necesidades de la colonia. Sin embargo, esta insistencia de ordenar las diversas dimensiones sociales de Floridablanca se relaciona más con la necesidad de imponer un orden que con la mera existencia de dicho orden (Buscaglia 2009; Senatore 2007). Para sostenerlo, era necesario reproducir la imagen especular del modelo de orden social y omitir la existencia de otros escenarios sociales. En Floridablanca se observaron diversos escenarios sociales, que implicaron sujetos, prácticas, lugares y objetos. En particular, el escenario no planificado se caracterizó por la creación de posiciones sociales y materiales, otras formas de interacción social, de producción y consumo, de habitación y socialización; pero también por la articulación con el escenario oficial pautado por la Corona. Los distintos espacios habitacionales evidenciaron formas diversas de llevar adelante la vida diaria y de relacionarse con el resto de la población; del mismo modo, se comprobó el acercamiento a los tehuelches para el intercambio de conocimientos, recursos, bienes, información y prácticas que excedían la relación institucional. También se llegaron a conocer y explotar el paisaje y los recursos locales incorporándolos a la vida diaria. En conjunto, se observó la apropiación de la condiciones de vida más allá de lo asignado desde el orden colonial. No obstante, ?implica el final abrupto de Floridablanca que no sea relevante estudiar cómo se desarrolló? ?Los cambios en las prácticas dejan de ser relevantes al intersectarse con los cambios políticos de otro nivel? ?Cuál de los dos niveles es el que importa? Desde la historiografía8, la colonia de Floridablanca fue reducida a la idea de fracaso, lo que impidió que su historia fuera problematizada y estudiada en profundidad (Bianchi Villelli 2009, 2010). Para abordar el plan de poblamiento de la costa patagónica se siguió un argumento temporal y finalista; como Floridablanca fue abandonada, el caso no tuvo relevancia en el proceso colonial. Así, los procesos de producción e intercambio coloniales y sus estrategias de apropiación de poblaciones, espacios y recursos quedan desdibujados. Ahí radica la eficacia del discurso moderno, ya que las preguntas sobre lo que fue dejan en la oscuridad lo que no fue. Dado el abandono temprano del asentamiento, no es posible evaluar las transformaciones a largo plazo; no obstante, en el corto período de funcionamiento del poblado, el escenario no previsto por la Corona puso en evidencia la arbitrariedad de este orden colonial y el proyecto ilustrado como "reforma". Ahora bien, en lugar de naturalizar una historia de la "continuidad" y el progreso, aquí no se descartaron a priori los casos marginales y las periferias, sino que se indagó en ellas; se buscó mostrar el efecto de sentido que sólo se visibiliza al considerar los casos fallidos. Fue necesaria una concepción del cambio que no fuera direccional, que no tuviera los resultados anticipados. Los defasajes entre la escala particular y la global fueron una de las herramientas interpretativas utilizadas para indagar en la dinámica colonial de modo que las periferias fueran efectivamente constitutivas del proceso al igual que la metrópoli colonial.

CONSIDERACIONES FINALES

Una de las posibles limitaciones de la arqueología histórica en Sudamérica es verse reducida al estudio de un abanico de prácticas múltiples y diversas que no explique cuál es el rol que ellas cumplieron en la constitución de la sociedad moderna. La multiplicidad de los contextos no debe reducirse a un punto de partida teórico, sino que es preciso el análisis de lo concreto y la materialidad de dicha variabilidad. Es un camino para evitar dar por sentada la sociedad colonial y poder aprehenderla como categorías sociales históricamente cambiantes. El propósito aquí fue dejar de concebir los contextos particulares como la mera adopción de los desarrollos externos, con lo cual se generaliza la experiencia europea. En este sentido, el estudio de la sociedad moderna/colonial es una búsqueda y no un proyecto teleológico. Entiendo que este es un camino para desnaturalizar las asunciones epistemológicas sobre el lugar de las periferias y resaltar su variabilidad interna. Desde la práctica académica, es necesaria una comprensión íntegra del proceso, puesto que lo que importa no es sólo el origen de la sociedad moderna/colonial sino que también es preciso atender a los márgenes espaciales, temporales y también sociales, que son igualmente explicativos del proceso. Como ya se mencionó, esta posición marginal no es dada ni natural, sino que fue y es construida a partir de los discursos, las prácticas, la administración de territorios y la relocalización de poblaciones y, por supuesto, de las prácticas académicas. Para finalizar, me interesa destacar que la posición aquí adoptada no busca revalorizar los microrrelatos de la historia en detrimento de los procesos generales. La necesidad de profundizar en los mecanismos mínimos del cambio social y ponerlos a prueba en un contexto particular y tan específico como Floridablanca no se relaciona con la idea de encontrar algo original y único en la colonia patagónica, que apenas duró cuatro anos. Por el contrario, esta investigación puede entenderse en el marco del estudio de las singularidades, el cual "no es hacer historia de casos concretos sino teorizar el procedimiento puesto en juego para construir la singularidad" (Campagno y Lewkowicz 2007: 36). El pasado pierde así su valor de "objeto" ?concebido como esencial? y se transforma en la base de una práctica con una perspectiva crítica de la realidad.

Agradecimientos

Agradezco a Ximena Senatore, por la dirección en esta investigación. A Silvana Buscaglia, María Marschoff, Victoria Nuviala, Claudia Bosoni y a Laura Staropoli por el trabajo conjunto realizado todos estos anos. Las ideas aquí presentadas son de mi exclusiva responsabilidad. Esta investigación fue parte de la beca doctoral otorgada por la Universidad de Buenos Aires, en el marco de proyecto UBACyT, "Sociedad Moderna y Cultura Material" UBACyT F-076 2004/2007, bajo la dirección de M. X. Senatore. Los siguientes subsidios financiaron la investigación en Floridablanca: "Sociedad Moderna y Cultura Material" UBACyT F-076 (2004/2007); "Arqueología de la Modernidad" UBACyT F-453 (2008-/2010); "Tiempos Modernos en Patagonia", de Fundación Antorchas (2004-2007). Todos ellos fueron dirigidos por M. X. Senatore. Los invitamos a visitar la página-web del proyecto: www.florida-blanca.com.ar

NOTAS

1.- Este trabajo es una síntesis de la Tesis de Doctorado en Arqueología (Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires), titulada "Cambio Social y Prácticas Cotidianas en el Orden Colonial. Arqueología Histórica en Floridablanca (San Julián, Siglo XVIII)", bajo la dirección de M. X. Senatore, defendida en julio de 2009 (Bianchi Villelli 2009).

2.- En el caso de la Argentina, en los últimos 15 anos hubo un fuerte impulso en el desarrollo de la Arqueología Histórica (para revisiones, véase Gómez Romero 2008; Goni 2000; Orser 2008; Pedrotta y Gómez Romero 1998; Zarankin 2004; Zarankin y Salerno 2007; Zarankin y Senatore 1996). Es importante destacar que no todos los trabajos se engloban en una arqueología de la sociedad moderna.

3 El abordaje a las prácticas implicó una perspectiva interdisciplinaria en la cual se integró documentación histórica con estudios de cultura material desarrollados en arqueología. El corpus trabajado comprende las fuentes documentales y la información arqueológica, considerando las características de cada una de las fuentes o soportes, teniendo en cuenta su diferente materialidad y condiciones de producción (Bianchi Villelli y Senatore 2009; Senatore 2007; Senatore et al. 2007, 2008). Esta integración permitió definir un mayor acercamiento a los contextos de significación de las prácticas no proyectadas y así indagar en el carácter alternativo de este escenario en particular.

4.- Se trabajó con fuentes documentales inéditas, consultadas en el Archivo General de la Nación (Sala IX, Sección Gobierno, División Colonia, Costa Patagónica para el período 1779 a 1785; Sala IX, Biblioteca Nacional, Documentos del Archivo de Indias. De Sala XIII, Sección Gobierno, Contaduría, para el período 1779 a 1785 y de Sala VII pertenecientes a las Colecciones de la Biblioteca Nacional, las colecciones privadas de Andrés Lamas (1549-1894), Mario César Grass (1577-1883), Carlos Casavalle (1544-1904) y los Fondos Documentales de Sánchez de Bustamante (1716-1836). En el caso de las fuentes del Archivo General de Indias (Sevilla. Patronato Real. Sección Gobierno, Buenos Aires y Mapas y Planos), se trabajó con los documentos y planos relevados anteriormente por M. X. Senatore (Senatore 2007).

5.- Para un detalle del análisis de los contextos arqueológicos, ver Bianchi Villelli (2009) y Marschoff (2010).

6.- El estudio de las relaciones interétnicas en Floridablanca estuvo a cargo de Silvana Buscaglia quien, en su Tesis Doctoral (Buscaglia 2010), profundizó en los aspectos relativos a este tema.

7.- Esta es no es ni más no menos que la definición de ideología propuesta por Althusser (1970).

8.- Un estudio profundo sobre los antecedentes del plan de poblamiento patagónico de fines del siglo XVIII en Historia fue presentado y publicado (Bianchi Villelli 2010).

REFERENCIAS CITADAS

1. Althusser, L. 1970 Ideología y aparatos ideológicos del Estado, Freud y Lacan. Nueva Visión, Buenos Aires.         [ Links ]

2.Andrén, A. 1998 Between Artifacts and Texts: Historical Archaeology in Global Perspective. Plenum Press, Nueva York.         [ Links ]

3. Beaudry, M., L. Cook y S. Mrozowski 1991 Artifacts and active voices: material culture as social discourse. En The archaeology of inequality, editado por R. McGuire y R. Paynter, pp. 150-191. Blackwell, Nueva York.         [ Links ]

4. Bianchi Villelli, M. 2007 Organizar la diferencia. Prácticas de consumo en Floridablanca. Serie Proyecto Floridablanca. Teseo, Buenos Aires.         [ Links ]

5.Bianchi Villelli, M. 2009 Cambio social y prácticas cotidianas en el orden colonial. Arqueología Histórica en Floridablanca (San Julián, Siglo XVIII). BAR International Series 039. South American Archaeological Series. Hedges, Oxford.         [ Links ]

6.Bianchi Villelli, M. 2010 Formas de narrar la historia: el estudio del poblamiento colonial de la costa patagónica (siglo XVIII). Actas de las IV Jornadas Historia Patagonia. Universidad Nacional de La Pampa. http://4asjornadas.rhdg.com.ar/Ponencias/mesa%2017/Bianchi.pdf        [ Links ]

7.Bianchi Villelli, M. y M. X. Senatore 2009 Arqueología colonial como transdisciplina. En III Anuario del Departamento. de Arqueología de la Escuela de Antropología de la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario. Santa Fe. En prensa.         [ Links ]

8.Bourdieu, P. 1977 Outline of theory of practice. Cambridge University Press, Cambridge.         [ Links ]

9.Bosoni, C. 2010 Entre lo dicho y lo hecho: prácticas productivas en la colonia espanola de Floridablanca (Patagonia, siglo XVIII). Tesis de Licenciatura inédita. Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires.         [ Links ]

10. Buscaglia, S. 2008 Los marinos malditos. Identidad, poder y materialidad (San Julián, Pcia. de Santa Cruz, Siglo XVIII). Vestigios. Revista Latinoamericana de Arqueología Histórica 2 (1): 35-62.         [ Links ]

11.Buscaglia, S. 2010 Relaciones de poder y dinámica interétnica en Floridablanca. Una perspectiva histórica y arqueológica (San Julián, siglo XVIII). Tesis Doctoral inédita. Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires.         [ Links ]

12. Campagno, M. e I. Lewkowicz 2007 La historia sin objeto y derivas posteriores. Tinta Limón, Buenos Aires.         [ Links ]

13. Castro-Gómez, S. 1998 Latinoamericanismo, modernidad, globalización. Prolegómenos a una crítica poscolonial de la razón. En Teorías sin disciplina (latinoamericanismo, poscolonialidad y globalización en debate), editado por S. Castro-Gómez y E. Mendieta. Miguel Ángel Porrúa, México. http://www.ensayistas.org/critica/teoria/castro/ (01 marzo 2008).         [ Links ]

14.Castro-Gómez, S. 2003 Ciencias sociales, violencia epistémica y el problema de la "invención del otro". En La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas latinoamericanas, compilado por E. Lander, pp. 145-161. Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), Buenos Aires.         [ Links ]

15. Castro-Gómez, S. y E. Mendieta 1998 Introducción: la translocalización discursiva de "Latinoamérica" en tiempos de la globalización. En Teorías sin disciplina (latinoamericanismo, poscolonialidad y globalización en debate), editado por S. Castro-Gómez y E. Mendieta. Miguel Ángel Porrúa, México. http://www.ensayistas.org/critica/teoria/castro/ (01 marzo 2008)        [ Links ]

16. Castro-Gómez, S. y R. Grosfoguel (compiladores) 2007 El giro decolonial: reflexiones para una diversidad epistémica más allá del capitalismo global. Siglo del Hombre, Bogotá.         [ Links ]

17. Chiaramonte, J. C. 1986. La etapa ilustrada. 1750-1806. Argentina: de la Conquista a la Independencia, editado por C. S. Assadourian, G. Beato y J. C. Chiaramonte, pp. 280-364. Hyspamérica, Buenos Aires.         [ Links ]

18. Coronil, F. 1999 Más allá del occidentalismo: hacia categorías neohistóricas no imperiales. Hechos/Ideas. Casa de las Américas 214: 21-49.         [ Links ]

19. Curtoni, R. 2009 Arqueología, paisaje y pensamiento decolonial. Reflexiones para una diversidad epistémica. En Perspectivas actuales en arqueología argentina, editado por R. Barberena, K. Borrazo y L. A. Borrero, pp. 2-31. Instituto Multidisciplinario de Historia y Ciencias Humanas (IMHICIHU), CONICET, Buenos Aires.         [ Links ]

20. Curtoni, R. y G. Chaparro 2008 El espejo de la naturaleza y la enfermedad histórica en la construcción del conocimiento. Intersecciones en Antropología 9: 213-227.         [ Links ]

21.Deetz, J. 1977 In small things forgotten. Anchor, Nueva York.         [ Links ]

22.Dussel, E. 1993 Eurocentrism and Modernity (Introduction to the Frankfurt Lectures). Boundary 2, The Postmodernism Debate in Latin America 20 (3): 65-76.         [ Links ]

23.Dussel, E. 2003 Europa, modernidad y Eurocentrismo. En La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas latinoamericanas, compilado por E. Lander, pp. 41-53. Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), Buenos Aires.         [ Links ]

24. Escobar, A. 2007 Worlds and knowledges otherwise. The Latin American modernity/coloniality research program. Cultural Studies (21) 2: 179-210.         [ Links ]

25. Foucault, M. 1970 [1969] Arqueología del saber. Siglo XXI, México.         [ Links ]

26. Foucault, M.1980 [1970] El orden del discurso. Tusquets, Barcelona.

27.Funari, P., M. Hall y S. Jones 1999 Introduction. Archaeology in History. En Historical Archaeology from the Edge, editado por P. Funari, M. Hall y S. Jones, pp. 1-20. Routledge, Londres.         [ Links ]

28.Funari, P. y A. Zarankin 2004 Arqueología Histórica en América del Sur: los desafíos del siglo XXI, compilado por P. P. Funari y A. Zarankin, pp. 5-10. Uniandes, Bogotá.         [ Links ]

29. Giddens, A. 1984 The constitution of society. Polity Press, Cambridge.         [ Links ]

30. Gilchrist, R. 2005 Introduction: scales and voices in world historical archaeology. World Archaeology 37 (3): 329-336.         [ Links ]

31. Gnecco, C. 1999 Multivocalidad histórica. Hacia una cartografía poscolonial de la arqueología. Universidad de los Andes, Bogotá.         [ Links ]

32. Gnecco, C. y A. Haber 2007 Diálogos desde el sur. Foro virtual: arqueología y descolonización. Arqueología suramericana/arqueologia sul-americana 3 (1): 3-19.         [ Links ]

33. Gómez Romero, F. (editor) 2008 Special issue: Historical Archaeology in Argentina. International Journal of Historical Archaeology 12 (3): 209-247.         [ Links ]

34. Goni, R. A. 2000. Arqueología de momentos históricos fuera de los centros de conquista y colonización: un análisis de caso en el sur de la Patagonia. En Desde el país de los gigantes. Perspectivas arqueológicas en Patagonia, editado por J. B. Belardi, F. Carballo Marina y S. Espinosa, tomo I, pp. 283-296. Universidad Nacional de la Patagonia Austral, Río Gallegos.         [ Links ]

35. Gosden, C. 2001 Postcolonial archaeology. Issues of culture, identity and knowledge. En Archaeological Theory Today, editado por I. Hodder, pp. 241-261. Polity Press, Cambridge.         [ Links ]

36. Haber, A. 1999 Caspinchango, la ruptura metafísica y la cuestión colonial en la arqueología suramericana. El caso del noroeste argentino. Revista do Museu de Arqueologia e etnologia. Suplemento 3: 129-141.         [ Links ]

37.Haber, A. 2004 Hacia una arqueología de las arqueologías sudamericanas. Centro de Estudios Socioculturales e Internacionales. Facultad de Ciencias Sociales. Universidad de los Andes, Bogotá.         [ Links ]

38. Haber, A. y C. Lema 2006a Dime cómo escribes y te diré quién eres. Textualizaciones del campesinado indígena de la Puna de Atacama. Memoria Americana 14: 119-137.         [ Links ]

39.Haber, A. y C. Lema 2006b La pura opinión de Vladimiro Weisser y la población indígena de Antofalla en la Colonia temprana, Intersecciones en Antropología 7: 179-191.         [ Links ]

40. Hall, M. 1999 Subaltern voices? Finding spaces between things and words. En Historical Archaeology from the Edge, editado por P. Funari, M. Hall y S. Jones, pp. 193-203. Routledge, Londres.         [ Links ]

41.Hall, M. 2000 Archaeology and the Modern World. Colonial Transcripts in South Africa and the Chesapeake. Routledge, Londres.         [ Links ]

42.Hall, M. y S. Silliman 2006 Introduction. En Historical Archaeology, editado por M. Hall y S. Silliman, pp. 1-19. Blackwell, Londres.         [ Links ]

43. Johnson, M. 1996 Archaeology of Capitalism. Blackwell, Londres.         [ Links ]

44. 1999 Rethinking Historical Archaeology. En Historical Archaeology from the edge, editado por P. P. Funari, S. Jones y M. Hall, pp. 23-36. Routledge, Londres.

45. Lander, E.2003 Ciencias sociales: saberes coloniales y eurocéntricos. En La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas latinoamericanas, compilado por E. Lander, pp. 11-40. Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), Buenos Aires.         [ Links ]

46. Leone, M. 1988 The Georgian Order as the Order of Merchant Capitalism in Annapolis, Maryland. En The Recovery of Meaning: Historical Archaeology in the Eastern United States, editado por M. Leone y P. Potter, pp. 235-261. SmithsoInstitution Press, Washington.         [ Links ]

47. Leone, M. y P. Potter (editores) 1988 The Recovery of Meaning: Historical Archaeology in the Eastern United States. Smithsonian Institution Press, Washington.         [ Links ]

48. Leone, M. y P. Potter (editores) 1999 Historical Archaeologies of Capitalism. Kluwer Academic Press/Plenum Publishers, Nueva York.         [ Links ]

49. Liebmann, M. y U. Z. Rizvi (editores)2008 Archaeology and the Postcolonial Critique. Altamira Press/Lanham, Nueva York.         [ Links ]

50. Lightfoot, K., A. Martínez y A. Schiff 1998 Daily Practice and Material Culture in Pluralistic Social Settings: An Archaeological Study of Cultural Change and Persistence from Fort Ross, California. American Antiquity 63 (2): 199-222.         [ Links ]

51. Lima, A. T.1999 El huevo de la serpiente: una arqueología del capitalismo embrionario en el Río de Janeiro del siglo XIX. En Sed Non Satiata. Teoría Social en la Arqueología Latinoamericana Contemporánea, editado por A. Zarankin y F. Acuto, pp. 189-238. Del Tridente, Buenos Aires.         [ Links ]

52.Lima, A. T. 2002 O papel da Arqueología Histórica no mundo globalizado. En Arqueologia da sociedade moderna na América do Sul. Cultura material, discursos e práticas, editado por A. Zarankin y M. X. Senatore, pp. 117-125. Del Tridente, Buenos Aires.         [ Links ]

53..Little, B.1994 People with History: An update on historical Archaeology in the United States. Journal of Archaeological Method and Theory 1: 5-40.         [ Links ]

Creative Commons License Todo o conteúdo deste periódico, exceto onde está identificado, está licenciado sob uma Licença Creative Commons