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Intersecciones en antropología

On-line version ISSN 1850-373X

Intersecciones antropol. vol.13 no.1 Olavarría Jan./July 2012

 

ARTÍCULO

La producción y función de la cerámica indígena durante la dominación incaica y la colonia en Mendoza (Argentina)

Cristina Prieto Olavarría

Cristina Prieto Olavarría. Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), Instituto de Arqueología y Etnología, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Cuyo. Parque General San Martín s/n, Mendoza. Centro de Investigaciones Ruinas de San Francisco, Ituzaingó 2134 (5500), Mendoza. E-mail: cristiprieto@gmail.com

Recibido 5 de febrero 2011
Aceptado 15 de abril 2011

 


RESUMEN

A partir del análisis tecnológico de las elecciones de manufactura tomadas para confeccionar la cerámica Viluco (provincia de Mendoza, Argentina), evaluamos aspectos vinculados a los contextos producción, uso y consumo de las vasijas, los que estuvieron influenciados por la dominación que ejercieron incas y espanoles sobre la población local huarpe entre los siglos XV y XVII. Los resultados obtenidos permiten sostener que la cerámica Viluco surgió y se desarrolló bajo presiones sociales, políticas, económicas y simbólicas impuestas por los incas y que, si bien su producción fue descentralizada en los contextos del valle de Mendoza, refleja las relaciones sostenidas entre esta población y los dominadores. Por otra parte, su función estuvo ligada al estatus e identidad, ya que se usó como mediador visual entre las jefaturas locales y entre éstas y los dominadores. Este desempeno se proyectó al período colonial, cuando este conjunto permitió a los grupos huarpe mantener un nexo de identidad con la anterior dominación inca, si bien existen indicadores de que la producción alfarera pudo estar bajo control espanol.

Palabras clave: Cerámica Viluco; Tecnología cerámica; Producción; Dominación inca; Colonia.

ABSTRACT

The production and function of indigenous ceramic during the inca domination and the colony in Mendoza, Argentina.Aspects related to production environments, use and consumption of Viluco ceramics from Mendoza province, Argentina, are evaluated on the basis of the technological analysis of manufacturing choices, which were influenced by the Inca and Spanish domination of the local Huarpe population between the fifteenth and sixteenth centuries AD. The results show that Viluco pottery emerged and developed under social, political, economic and symbolic pressure imposed by the Incas, and while its production was decentralized in the Mendoza valley contexts, it reflects sustained relationships among this population and the dominant power. The function of the pottery was linked to status and identity, and was used as a visual mediator among local leaders and between these and their Inca rulers. This performance was continued into the colonial period when the pottery allowed Huarpe groups to maintain identity with the preceding Inca domination, although in some cases pottery production may have been under Spanish control.

Keywords: Viluco ceramic; Pottery technology; Production, Inca domination, Colony.


 

PRESENTACIÓN

Los estudios etnohistóricos y arqueológicos realizados en Mendoza (Centro Oeste argentino, COA) han abordado el corto y complejo período en que se desarrollaron la Cultura Viluco y la etnia huarpe (siglos XV y XVII) para indagar en las relaciones sostenidas entre las poblaciones locales con los dominadores del imperio inca y los espanoles. Los investigadores han generado diversas interpretaciones sobre el origen, el desarrollo de Viluco y su relación con los huarpes. También se han abordado estudios centrados en la economía, subsistencia y movilidad, y se ha propuesto un modelo en el que la relación de los grupos humanos y el ambiente habría estado marcada por las condiciones de aridez que caracterizan el área y la gran diferencia altitudinal existente entre la montana al oeste y la planicie al este. Consideramos que las investigaciones arqueológicas han tenido limitantes al intentar definir este corto período debido a la escasa integración de la información en la escala temporal y espacial. En este contexto, estudiamos un conjunto abundante y diagnóstico como la alfarería Viluco, desde un enfoque teórico y metodológico orientado a caracterizar las prácticas de manufactura desarrolladas en un lapso aproximado de dos siglos. Analizamos las regularidades y la variabilidad en la escala temporal y espacial integrando la información recuperada de distintos contextos y ambientes (piedemonte, piedemonte alto, pampas altas de precordillera), para lo cual retomamos el estudio de las colecciones de vasijas enteras depositadas en colecciones públicas, sumándolas a la evidencia de los conjuntos fragmentarios de los sitios domésticos que no tienen evidencia de dominación incaica directa. El objetivo es aproximarnos al conocimiento de la producción alfarera Viluco en el norte de Mendoza entre los siglos XV y XVII a partir del análisis tecnológico. Nos proponemos, concretamente: delinear las elecciones tecnológicas tomadas por los artesanos; aportar a la discusión sobre el origen de la cerámica Viluco y contribuir a la definición de su función. Como marco conceptual entendemos la relevancia de integrar este conjunto artefactual en su marco histórico y social, ya que la cerámica se produce dentro de entidades dinámicas en las cuales se transmite el conocimiento y donde la tecnología es un fenómeno en constante transformación. En él se integran las manifestaciones sociales de cada grupo, y está mediado por la interacción social, el sistema de creencias, el conocimiento práctico de las técnicas y el ambiente (Lemonnier 1992). En este enfoque, es central el estudio de las elecciones tecnológicas, ya que son arbitrarias y están determinadas por los contextos socioculturales en que los actores aprenden y practican su oficio (Dietler y Herbich 1998). La definición de estas opciones permite identificar unidades sociales que comparten las mismas maneras de hacer las cosas, ya que las elecciones recurrentes y compartidas en contextos de aprendizaje y cotidianeidad generan patrones discernibles en la cultura material. Esta transmisión del conocimiento se da dentro de unidades sociales pequenas, independientemente de que sean parte de una unidad social mayor (Sanhueza 2008). Además, las interacciones postaprendizaje pueden llevar a los alfareros a modificar aspectos de su conducta técnica, especialmente cuando están sometidos a nuevas presiones sociales, económicas y simbólicas, por lo cual el estilo es un fenómeno politético en el que los componentes no reflejan los mismos aspectos culturales, ya que pueden surgir de procesos condicionados por el contacto y el cambio en los contextos de producción y consumo de las vasijas (Gosselain 1998).

ANTECEDENTES. LA CULTURA VILUCO Y LOS HUARPES

Las investigaciones desarrolladas en la primera mitad del siglo XX perfilaron la individualización cultural de los restos recuperados en los contextos funerarios del norte y centro mendocino (Boman 1920; Canals Frau 1946; Rusconi 1962, 1967). Lagiglia (1978) definió la Cultura Viluco para el COA y propuso su distribución entre el sur del río Jáchal-Zanjón (San Juan) y el norte del río Diamante (Mendoza). De acuerdo con este autor, diversas influencias marcaron su origen y desarrollo, para los que propuso dos fases: "Viluco I" (1300 DC-1450 DC) o desarrollo local con influjos de la zona central de Chile; y "Viluco II" (1450 DC-1650 DC), con influencias incaicas, hispanas y araucanas (Lagiglia 1978). Posteriormente, y a partir de esta idea, se ha discutido el origen de Viluco: algunos sostuvieron la postura de Lagiglia tomando como base algunas dataciones (Bárcena 2002; Bárcena y Román 1990); otro propuso el surgimiento de la cerámica Viluco a partir de las influencias de mitimaes de diversas procedencias trasladados hasta el área (García 1996); un tercer planteamiento menciona que esta cerámica fue manufacturada por individuos movilizados en la colonia (capayanes, yacampis, indígenas de Chile, Tucumán, Paraguay, Perú, entre otros), ya que los huarpes desaparecieron tempranamente luego del ingreso espanol (Michieli 1998). Respecto de la relación entre la cultura Viluco y la etnia huarpe, ésta se sostuvo desde principios del siglo XX sobre la base de los estudios arqueológicos y etnohistóricos (Boman 1920; Canals Frau 1946), y se mantiene en las recientes investigaciones (Bárcena 2002; Cahiza y Ots 2005; García 1996; Lagiglia 1978; Prieto Olavarría 2007). Se propone que los huarpes se organizaban en torno a jefaturas o cacicazgos ligados por vía patrilineal (Canals Frau 1946; Michieli 1983; Parisii 1994; Prieto 2000 [1983]), y se encontraban en un proceso de reestructuración y creciente jerarquización debido a las continuas dominaciones dadas desde la penetración inca hasta entrada la colonia. En relación con los espanoles, se plantea que ejercieron su dominio basándose en el anterior sistema incaico, el que se sostuvo en dos ejes: la apropiación de las tierras, especialmente de las cultivables, y de la mano de obra local a través del cumplimiento de la mita (Bárcena 1994, Parisii 1994). Respecto de la subsistencia, las recientes investigaciones arqueológicas permiten plantear el desarrollo de una economía mixta (Cahiza y Ots 2005; Chiavazza y Mafferra 2007; Prieto y Chiavazza 2006), lo que se ajusta con el modelo propuesto por Prieto (2000 [1983]), que define la práctica agrícola en los valles del piedemonte, la pesca y caza en las ciénagas y lagunas del norte mendocino, la caza y aprovisionamiento de materias primas líticas en la precordillera y pampas altas y la recolección en la llanura noreste. Sobre la dominación incaica, ésta habría sido funcional a la ejercida en los valles centrales chilenos. Se plantea un modelo en el cual el centro administrativo se hallaba en el valle intercordillerano de Uspallata, donde se emplazaban la red vial y los tambos, mientras que hacia el piedemonte (valles bajos) se implantaron enclaves de dominación destinados a la producción para el sostén de los tambos (Bárcena 1994, 2002; Bárcena y Román 1990). En los valles irrigados, la producción de cerámica Viluco habría estado centralizada y controlada por artesanos altiplánicos o diaguita, como se postula para el tambo de Tambillos (Bárcena y Román 1990) y el enclave incaico de Agua Amarga (valle de Uco) (Ots 2007; Prieto Olavarría 2007). Acerca de la relación sostenida entre los dominadores y los huarpes del piedemonte mendocino, se propone que ésta se basó en el intercambio, el trabajo en las tierras de cultivo estatales en función de la mita y la participación en procesos de manufactura (Parisii 1994). La información documental hace referencia a un posible enclave de dominación muy cerca del Área Fundacional de la ciudad de Mendoza, y se mencionan "paredones del Inga" o "pucara" (Bárcena 1994) y tierras "[.] donde se sembraba para el Inga, y ahora no se hace ni los indios viven allí [.]" (Espejo 1954, en Parisii 1994), los que respectivamente corresponderían al centro de un enclave inca y a terrenos productivos posiblemente emplazados en el actual departamento de Guaymallén (Bárcena 1994), aunque no se ha comprobado la existencia material de estas estructuras y campos. Una propuesta alternativa a este modelo plantea que la dominación en el piedemonte fue total, por lo cual no hubo enclaves, sino la sujeción de los caciques locales y la instauración de otros (García 2007), lo que en relación con la producción cerámica implicó que los huarpes de lengua millcayac (huarpes de Mendoza) habrían sido obligados a manufacturar cerámica Viluco, a diferencia de los allentiac (San Juan), que siguieron produciendo cerámica incisa y estriada (García 2007).

MATERIALES Y SITIOS ARQUEOLÓGICOS

Analizamos 4413 fragmentos de contextos domésticos (Tabla 1, Figura 1) y 39 vasijas enteras de contextos funerarios (Tabla 2). Para la caracterización de los sitios nos centramos en los contextos del lapso que nos ocupa en este trabajo. Los puntos arqueológicos (PA) del valle de Mendoza se localizan en el Área Fundacional de la ciudad de Mendoza, en la depresión del Mendoza-Tulumaya (700 msnm). En el sitio Ruinas de San Francisco (RSF) se recuperó un rasgo (Crucero Fogón), que constituye la única evidencia primaria de una unidad doméstica Viluco en el piedemonte; el material es de contacto hispano-indígena y la datación C14 se ubica en el lapso anterior y posterior al contacto: 440 ? 40 AP (URU 0279, madera carbonizada) (Chiavazza 2005). Recientemente, realizamos dataciones TL a establecitiestos Viluco y Viluco-Inca, éstas se extienden entre el período Agroalfarero tardío y la dominación incaica: 530 ? 50 AP (1475 DC) (UCTL 1971); y entre la dominación incaica y el contacto hispano-indígena: 490 ? 45 AP (1510 DC) (UCTL 1645) (Prieto Olavarría y Chiavazza 2010). En el caso de Alberdi e Ituzaingó (AeI), destacan dos rasgos carbonosos con cerámica Viluco y restos coloniales: uno de ellos tiene una datación C14 de 470 ? 70 AP (1480 ? 70 DC) (INGEIS AC 1610) (Chiavazza y Mafferra 2007); el otro rasgo posee elementos excepcionales como tiestos de escudillas Viluco-Inca con apéndices estilizados de cabezas de camélidos, un pie de compotera y una cuenta Aggri-perlen. La datación obtenida se ubica en pleno siglo XVII: 1641-1699 cal DC (LP 2073; carbón vegetal; rango de 1 ?) (Prieto Olavarría y Chiavazza 2010). En Edificio Plaza Huarpe (EPH) se excavaron dos rasgos carbonosos con cerámica Viluco y restos coloniales, uno de ellos tiene una datación C14 entre el período de dominación incaica y los primeros anos de la colonia 1504-1589 cal DC (LP-2052; carbón vegetal; rango de 1 ?); del otro obtuvimos una datación en pleno siglo XVII): 1635-1699 cal DC (LP-2082; carbón vegetal; rango de 1 ?) (Prieto Olavarría y Chiavazza 2010). Hay que mencionar que, entre los materiales asociados a la cerámica Viluco en estos PA, se encuentra abundante cantidad de tiestos de cerámica "ordinaria" (Lagiglia 1978): sin decoración, con huellas por depósito de carbón y que actualmente están siendo analizadas de forma sistemática. El análisis de este material será fundamental para comprender de forma integral la organización de la producción y función de la cerámica de este período. Del piedemonte alto se analizaron los materiales de Vaquería (Reserva Natural de Villavicencio), localizado en la transición del piedemonte alto hacia la precordillera (1600 msnm), que posee dos grutas que fueron clave para las estrategias de movilidad humana, ya que la Quebrada de Hornillos es una de las vías de acceso que conecta en el norte mendocino las tierras altas del oeste y las bajas del este (Chiavazza 2010; Chiavazza et al. 2003). Para el Agroalfarero tardío de Vaquería Gruta 1 (VQG1) y Vaquería Gruta 2 (VQG2), las ocupaciones son discretas y recurrentes, de marcado carácter estacional. Allí se desarrollaron actividades ligadas a la talla lítica. Para VQG2 se obtuvo una datación C14 de 540 ? 45 AP (URU 0076) (Chiavazza et al. 2003). De las pampas altas de precordillera se estudiaron los restos de Rincón de Los Helados (RH), que se localiza en la margen nororiental y cabecera de la Pampa de Canota (3000 msnm). Para el período Alfarero Tardío, las ocupaciones son intensas, están marcadas por la estacionalidad (verano) y centradas en la talla y la caza, las que en su momento más tardío habrían estado permeadas por las nuevas relaciones establecidas luego del ingreso incaico. La datación obtenida es de 610 ? 80 AP (LP 642) (Chiavazza 1995). Respecto de los contextos funerarios, el cementerio de Viluco (VIL), ubicado en la localidad de Viluco (departamento de San Carlos), fue excavado y sus materiales analizados por diversos investigadores, sin que se describieran los contextos (Boman 1920; Rusconi 1962). El material del cementerio de Barrancas (BAR) (departamento de Maipú) fue recuperado en el marco de los rescates arqueológicos realizados por Rusconi desde la década de 1940, al igual que los materiales de Tacuarí y 20 de Junio (Ty20J) (Rusconi 1962) y de la calle Olascoaga OLA (Rusconi 1967). Del cementerio de Agua Amarga (AA) (departamento de Tupungato), sólo existen referencias a los materiales (Lagiglia 1978), ya que no hay descripciones de los contextos. El más reciente de los cementerios excavados es Cápiz Alto (CAP), ubicado en las Huayquerías de San Carlos. Su análisis sistemático ha permitido estudiar aspectos relacionados con la movilidad y la transformación social y política de las poblaciones en este sector de frontera hispano-indígena. Se obtuvieron las dataciones TL: 450 ? 45 AP (1550 DC) (UCTL 1292) y 380 ? 40 AP (1615 DC) (UCTL 1291) (Durán y Novellino 2003). Tres de las vasijas analizadas no tienen referencias que permitan definir su asociación a contextos funerarios. En el caso de la Arboleda II (ARB) (departamento de Tupungato), los materiales fueron hallados en superficie, entre los cuales Canals Frau (1950) mencionó las "ollitas de los Huarpes". Para las piezas procedentes de calles Beltrán y Liniers (ByL) (departamento de Godoy Cruz) y El Algarrobito (ALG) (departamento de Lavalle), no existen referencias bibliográficas, y en los depósitos sólo se encuentran consignadas las localidades de hallazgo.

Tabla 1. Contextos domésticos por ambiente y cantidad de fragmentos analizados..

Tabla 2. Categoría morfológica y total de vasijas de los contextos funerarios Viluco.

Figura 1. Mapa del norte y centro de Mendoza..

METODOLOGÍA

Abordamos el análisis de las elecciones tecnológicas enfocándonos en el análisis morfométrico, de tratamientos de superficie, atmósfera de cocción, pastas, técnicas y disenos decorativos, e incluimos el estudio de huellas de uso y función de las formas. Para el análisis morfológico de las vasijas enteras usamos las categorías propuestas en los antecedentes (Lagiglia 1978; Prieto Olavarría 2007). Se calculó el volumen (cc) y se determinó la existencia de tamanos modales de capacidad (volumen) a partir de la elaboración de histogramas para cada categoría (Falabella et al. 1993). Se evaluó la posibilidad de predecir el volumen en los fragmentos a partir del análisis de los atributos métricos de las vasijas enteras: se realizó el cálculo del coeficiente de correlación (r) para las medidas que podían ser obtenidas en los fragmentos y consideramos un coeficiente mayor a 0,750 como aceptable; la posibilidad de estimar la capacidad se evaluó con base en ecuaciones de regresión (Falabella et al. 1993). En el caso de los fragmentos, se analizaron los mayores a 1 cm2, se ensamblaron y se calculó el número mínimo de piezas por categoría morfológica. Las categorías se definieron a partir de: borde, cuello, unión cuello/cuerpo, base, tratamiento de superficie, curvatura de las paredes y atributos decorativos. La estimación del diámetro de borde y del diámetro mínimo se hizo a partir de fragmentos con un porcentaje del perímetro de la abertura del recipiente original mayor al 5%. Para el análisis del tratamiento de superficie y la cocción se inspeccionaron visualmente los núcleos, las paredes interiores y exteriores de las vasijas y fragmentos (Rye 1981). Se analizó la función a partir del estudio de las huellas de uso (Skibo 1992), y con base en el análisis morfométrico se definió la función hipotética de cada categoría morfológica, de acuerdo con los estudios etnográficos y etnoarqueológicos en los que se propone la existencia de categorías según la función de las vasijas (De Boer y Lathrap 1979; Falabella et al. 1993). El análisis de las pastas se abordó en dos etapas: 1) estudio con lupa binocular (10X y 40X); 2) y análisis petrográfico de cortes de lámina delgada1 (Cremonte y Bugliani 2006; Echallier 1983; Rye 1981). Sobre la base del estudio con lupa binocular se discriminaron grupos tecnológicos, de los cuales se seleccionaron los más representativos para el análisis petrográfico. La caracterización petrográfica se orientó a caracterizar el fondo de pasta; identificar las inclusiones (cristaloclastos, litoclastos, tiesto molido) y cavidades; determinar el grado de redondez-esfericidad; medir el tamano con ocular micrométrico; definir la orientación de las inclusiones; estimar la abundancia relativa de las inclusiones y cavidades. Agrupamos los cortes en "familias de origen" en función del origen geológico de las inclusiones minerales características. Los resultados fueron evaluados con el perfil geológico del norte y centro de Mendoza (Carta Geológica de la República Argentina IGM Mendoza [3369-II] Escala 1:250.000; Rodríguez y Barton 1993).

RESULTADOS Forma y función de las vasijas enteras de los contextos funerarios

Los cementerios de Viluco y Agua Amarga son los que poseen mayor cantidad de vasijas Viluco, de las cuales, las categorías morfológicas más representadas son las jarras, seguidas de los keros y las escudillas con apéndices (Tabla 2). Basándonos en la tipología propuesta por Lagiglia (1978), definimos la presencia de dos categorías morfológicas Viluco: jarras y keros; y tres Viluco-Inca: escudillas con apéndices, aisana y aribaloides. En cuanto a los tamanos modales de volumen, todas las categorías presentan dos modas: grande y pequena. En las escudillas, los volúmenes pequenos están entre los 380 y 400 cc, con diámetro de borde (DBor) entre 140 y 150 mm y los grandes entre 750 y 1100 cc, con DBor entre 176 y 189 mm. En el caso de los keros, los pequenos están entre 400 y 580 cc y los grandes entre 700 y 900 cc. En este caso, los DBor se superponen y oscilan entre los 100 y 118 mm en los pequenos y 100 y 139 mm en los grandes. Entre las jarras, los volúmenes pequenos se agrupan entre los 260 y 1050 cc, con altura total (HTotal) entre 97 y 146 mm; el único ejemplar grande tiene un volumen de 3050 cc y HTotal de 200 mm. En este caso, los diámetros de borde se superponen, ya que en las jarras con volúmenes pequenos están entre los 44 y 112 mm y en la grande es de 100 mm. Respecto de la situación de los volúmenes caracterizados en dos modas (grande/pequeno) (Falabella et al. 1993), consideramos que esto pudo relacionarse con el consumo por parte de diferentes cantidades de personas, como por ejemplo, individual/grupal. El análisis morfométrico y el estudio de la decoración permitió identificar tres pares de vasijas gemelas en Agua Amarga, las que se encontraban en distintos museos: escudillas no 1219 y no 10.335; keros no 10.329 y no 13.330; jarras no 1218 y no 10.331 (Prieto Olavarría 2007). Cada escudilla tiene una cabecita ornitomorfa adherida en el borde, opuesta a dos apéndices, y presentan similitudes a nivel morfométrico: paralelismo en la altura total y el diámetro de borde (Figura 2). En los keros observamos motivos pintados idénticos y que tienen atributos morfométricos semejantes: paralelismo en volumen, altura total, diámetro máximo (DMáx), diámetro mínimo (DMín) y diámetro de base (DBa) (Figura 2). En el caso de las jarras, los motivos pintados son iguales y presentan paralelismos en el volumen, altura total, diámetro máximo, diámetro mínimo y diámetro de borde (Figura 2). La presencia de vasijas gemelas en contextos funerarios es característica del período de dominación incaica y este es el único caso de Mendoza, ya que sólo había sido descripto para un contexto en Barrealito (San Juan) (Debenedetti 1917). Si bien la mayor parte de estas vasijas cumplieron la función de ofrendas funerarias, la evidencia de huellas de uso y el hallazgo de estas formas en contextos domésticos nos permitieron inferir que éstas también pudieron ser usadas en otros contextos. Al evaluar los atributos morfométricos y sobre la base de los antecedentes etnográficos y etnoarqueológicos se desprende que las escudillas con apéndices, jarras pequenas, keros y aisana poseen funciones acordes con el servicio de alimentos, ya que: las escudillas con apéndices tienen el diámetro máximo en el borde, la razón diámetro máximo y alto es igual a 2 y tienen el labio redondeado; los keros tienen el diámetro de borde amplio y el borde evertido y redondeado; las jarras pequenas tienen el diámetro del borde mediano, los cuellos medianos, el alto de la vasija es similar al ancho y los volúmenes son pequenos; la aisana posee diámetro de borde pequeno, la razón baja orificio/volumen, el cuello estrecho, el borde adaptado a un cobertor o tapón y el volumen pequeno. En el caso de los aribaloides y la jarra grande, fueron vasijas para almacenar líquidos. Los primeros tienen el diámetro de borde pequeno, la razón baja orificio/volumen, cuellos estrechos con el alto igual o mayor que el ancho y el borde adaptado para cobertor o tapón. Por su parte, la jarra grande tiene el diámetro de borde pequeno, el cuello mediano, el alto total de la vasijas es similar al ancho y el volumen es grande (3000 cc).

Figura 2. Atributos métricos y figuras de las vasijas gemelas de Agua Amarga..

Rango temporal bajo estudio, nivel educativo elegido y selección de manuales El análisis de las huellas de uso permitió observar que éstas se presentan de forma muy diferente en las diferentes categorías de forma. Por un lado, son abundantes en las escudillas y jarras, especialmente la presencia de huellas por atrición, depósito de carbón y fracturas. Por el contrario, en los keros, sólo en algunos casos se observaron fracturas en el borde, y en la aisana y las vasijas gemelas no se observaron huellas. Esta situación nos lleva a considerar que las escudillas y las jarras fueron usadas asiduamente, lo que, de acuerdo con los atributos morfométricos, habría sucedido en contextos de consumo de alimentos, mientras que los keros, la aisana y las vasijas gemelas fueron menos usadas y/o pudieron funcionar en contextos donde fueron escasamente manipuladas. Realizamos la predicción de capacidad para los conjuntos fragmentarios analizando las diversas medidas las vasijas enteras. En el caso de las escudillas, la predicción se hizo con las medidas del diámetro de base (DBase), diámetro de borde (DBorde), altura total (HTotal), espesor del borde y espesor del cuerpo. Los coeficientes obtenidos permiten inferir que la única predicción posible es la capacidad a partir del diámetro de borde y altura total ( Tabla 3). Las jarras presentan más opciones para predecir volumen, ya que se puede hacer con el diámetro máximo (DMáximo), diámetro mínimo (DMínimo) y la altura del diámetro máximo (HDMáx) Tabla 3. En el caso de los keros, se calcularon los coeficientes de correlación para volumen con las siguientes medidas: diámetro de base, diámetro máximo, diámetro mínimo, altura diámetro máximo, espesor del cuerpo y espesor del borde; en este caso, la predicción del volumen es posible a partir del diámetro de base y el diámetro mínimo ( Tabla 3).

Tabla 3. Coeficiente de correlación (r) y ecuaciones de regresión de volumen.

Cocción, pasta, tratamiento de superficie y decoración de las vasijas enteras

Se analizó el tratamiento de superficie de todas las vasijas enteras, ya que la erosión no afectó la totalidad de la superficie de las piezas. Entre las escudillas con apéndice predominan los tratamientos alisados por ambas superficies, que representan el 55,6%; mientras que los pulidos por ambas superficies representan el 44,4%. En los keros, jarras, aisana y aribaloides, el tratamiento de superficie no es uniforme en las superficies interiores. En el caso de los keros, las paredes internas tienen el borde pulido y el cuerpo alisado, si consideramos la superficie exterior, el tratamiento alisado y el pulido tienen el mismo porcentaje de representación: alisado interior y exterior, 50%; pulido exterior y alisado interior, 50%. En las jarras, en tres casos se observó que la superficie interior de bordes y cuellos está pulida, mientras que los cuerpos están alisados; si consideramos la superficie exterior de bordes y cuellos, predominan ambas superficies alisadas con el 61,1% de representación; lo siguen los pulidos por ambas superficies con el 22,2% y el pulido exterior y alisado interior con el 11,1%. En el caso de la aisana, se registró pulido exterior y alisado interior. En los dos aribaloides se observa la misma tendencia registrada en las demás vasijas restringidas: alisado por ambas superficies en el sector del cuerpo; mientras que en los bordes y cuellos el tratamiento es pulido exterior y alisado interior. Respecto de la cocción, todas las vasijas analizadas fueron cocidas en atmósfera oxidante. Analizamos todas las fracturas en las que se exponía un corte transversal de las paredes de las vasijas y en ninguna se registraron núcleos oscuros. El estudio de la decoración permitió relevar el uso de diversas técnicas decorativas: la pintura está presente en todas las categorías; la incisión en jarras y escudillas; el modelado en jarras y escudillas. En todas las categorías predomina ampliamente la decoración pintada monocroma, especialmente las tonalidades rojas y violáceas. Las decoraciones bicromas y policromas incluyen los colores negro, tonalidades marrón y crema, estas últimas usadas siempre como engobe. En las escudillas se registraron diversos tipos de apéndices: ornitomorfo (piezas no 1219 y 10.335); triangulares (piezas no 10.336, 199, E 16-1 y 8077); asa montada en el borde (pieza no 211); doble asa simétrica insertas en el borde (aletones) con incisiones en el borde (pieza no 3993). En esta categoría, son mayoritarias las decoraciones monocromas (66,7%), seguidas de la bicroma (22,2%) y la policroma (11,1%). Los keros presentan decoración pintada en el 90% de los casos y domina la decoración monocroma (55,6%), seguida de la bicroma y la policroma (22,2% cada una). En el caso de las jarras, todas tienen decoración pintada y predominan las decoraciones monocromas (44%) y bicromas (44,4%), mientras que la pintura policroma sólo se encuentra en dos casos (11,1%). En dos jarras se observó decoración modelada en las asas: la pieza n° 1216 tiene un protúbero en el sector inferior del asa yésta también tiene incisiones (tres, paralelas al eje del asa); la jarra n° 1217 posee dos protúberos, uno en el sector inferior y otro en superior. En el caso de la aisana, se observó decoración monocroma roja; y en los dos aribaloides, uno tiene decoración pintada monocroma roja y el otro bicroma (tonalidades violáceas y crema).

Forma y función de los fragmentos de los PA del Valle de Mendoza

Sobre la base de los resultados obtenidos de las vasijas enteras definimos la presencia de vasijas ligadas al servicio de alimentos y almacenaje en los contextos domésticos (PA) del valle de Mendoza. Son abundantes las escudillas sin apéndices, formas que no están representadas en los cementerios, y les siguen en abundancia las jarras (Tabla 4). En el caso de las escudillas con apéndices, en AeI destaca la presencia de dos tiestos con cabezas de camélidos modeladas a modo de apéndices, motivo zoomorfo del que no existen antecedentes para el área (Figura 3). En RSF se recuperaron fragmentos grandes y bien conservados, como un tiesto de escudilla con pintura bicroma con aletones incisos y un fragmento de jarra con pintura monocroma (Figura 3). En estos sitios también definimos la presencia de una categoría morfológica ausente de los contextos funerarios, los platos Viluco, que en algunos casos evidencian huellas de torno, y que planteamos pudo ser una forma introducida por los espanoles (Prieto Olavarría 2007; Prieto Olavarría y Chiavazza 2009) (Figura 3). Finalmente, en el caso de los keros, si bien estos son abundantes en los ajuares funerarios, no es posible discriminarlos de manera fiable en los conjuntos fragmentarios; lo mismo sucede con los aribaloides y aisanas. En RSF, la predicción del volumen se hizo en los tiestos de los que fue posible obtener medidas para el análisis: jarras n= 100; escudillas n= 39; escudillas con apéndices n= 3. En AeI el análisis se hizo en: escudillas n= 5; jarras n= 9. En EPH, la predicción se realizó en: escudillas n= 9; jarras n= 15; escudilla con apéndice n= 1. Los resultados permiten definir que en los PA hay mayor variabilidad de volúmenes representados, ya que las vasijas presentan capacidades iguales, mayores y menores a las registradas en las vasijas enteras de los contextos funerarios (Tabla 5). En el caso de las escudillas y escudillas con apéndices, en RSF predominan los volúmenes muy grandes; en AeI los pequenos; y en EPH los muy grandes y los muy pequenos. Entre las jarras, en RSF predominan las muy grandes y las pequenas; en AeI las muy pequenas; y en EPH las muy grandes. Respecto de las huellas de uso, se detectaron huellas por depósito de carbón (hollín y ahumado) y casos aislados de atrición. En los tiestos Viluco de RSF, las huellas por depósito de carbón se presentan en el 18,8%, y en los Viluco-Inca en el 6,5%. En AeI, las huellas de carbón están en el 33,5% (n= 178) y no se observaron huellas en las vasijas Viluco-Inca. En EPH, el 32,1% (n= 450) de los tiestos Viluco tienen huellas de carbón, mientras que en los Viluco-Inca no se observaron huellas de uso.

Tabla 4. Categorías morfológicas en los PA del valle de Mendoza.

Tabla 5. Volumen de las vasijas de los PA. Mp: menor a la capacidad estimada en las vasijas enteras; p: pequeno, coincide con la capacidad estimada; g: grande, coincide con la capacidad estimada; mg: mayor capacidad que la estimada.

Figura 3. a: Apéndice zoomorfo (camélido) de escudilla de AeI; b: tiesto de escudilla con pintura bicroma y aletón inciso de RSF; c: tiesto de jarra con pintura monocroma de RSF; d: tiesto de borde de plato con huellas de torno.

Análisis con lupa binocular y petrografía en los PA del Valle de Mendoza: patrones de pasta y familias de origen

El análisis con lupa binocular se hizo entre el 30% y 60% del total de fragmentos de los PA. Sobre la base de las características de las matrices e inclusiones, discriminamos 53 patrones de pasta, los que agrupamos en cuatro familias de pasta. Luego seleccionamos 22 muestras correspondientes a los patrones más representativos de cada una de las familias para el análisis petrográfico. Los resultados permitieron definir que todas las muestras presentan atributos compartidos que influyen en la textura, el color y la porosidad de las pastas: matrices con textura microgranular en las que el porcentaje de matriz está entre 60% y 90% y el de las inclusiones entre 10% y 40%; las formas de los áridos tienden a ser angulares a subangulares; las cavidades son escasas; se observan inclusiones de minerales opacos e inclusiones arcillosas. Más allá de las similitudes y con base en el análisis petrográfico, agrupamos las muestras de acuerdo con la fuente de procedencia de las rocas y minerales y definimos cinco "familias de origen" (Figura 4): familia VO: pastas en que predominan rocas volcánicas mesosilícicas (dacitas, andesitas y en algunos casos basaltos); familia VOS: pastas con predominio de rocas volcánicas mesosilícicas (dacitas y andesitas) y, en menor proporción, aporte de rocas sedimentarias (areniscas cuarzosas); familia GR: pasta en que abundan rocas plutónicas graníticas (granitos y granodioritas); familia H: pasta en que predominan rocas de composición heterogénea, volcánicas (dacitas, andesitas, basaltos) y rocas plutónicas graníticas (granitos-granodioritas); familia V: pastas en que abundan inclusiones piroclásticas (vitroclastos y trizas vítreas de naturaleza ácida). La agrupación en estas familias no supone la exclusividad de un tipo de líticos, ya que se pueden presentar otros líticos en cantidades subordinadas. Las inclusiones comunes a todas las muestras son los minerales félsicos: cuarzo y plagioclasa. Predominan las rocas ígneas mesosilícicas a ácidas (andesitas-dacitas-riolitas), tanto volcánicas (dacitas, andesitas), como plutónicas (granitos-granodioritas), los que aportaron fundamentalmente los cristales de cuarzo, plagioclasa y feldespato potásico. Los fragmentos de rocas metamórficas son, en general, escasos, y corresponden a leptometamorfitas (metareniscas/metapelitas), que constituyen el basamento geológico regional. Los resultados obtenidos de la petrografía permiten plantear la correspondencia entre el registro arqueológico y la información sobre la geología regional. En relación con las principales unidades de relieve del norte y centro de Mendoza, proponemos que las inclusiones de rocas y minerales de las pastas son de origen local y provienen de las formaciones de la montana, cordillera principal, cordillera frontal y precordillera, las cuales son transportadas hasta la planicie a través de los principales ríos andinos. En el caso de las inclusiones de origen plutónico (granitos, granitoides), volcánico (dacitas, andesitas, basaltos) y sedimentario (areniscas cuarzosas), definir su procedencia exacta es muy complejo en la escala de análisis que abordamos, especialmente si consideramos que los ríos Mendoza y Tunuyán (y sus tributarios) transportan material desde todas las formaciones montanosas (en el caso del río Mendoza) hasta llegar a la llanura en forma de sedimentos muy finos y heterogéneos, siendo el piedemonte un área de transición en el transporte (Rodríguez y Barton 1993). En cuanto a la procedencia de las inclusiones de la familia de origen V y sobre la base de investigaciones realizadas en el NOA (Páez et al. 2007), plateamos hipotéticamente que las trizas vítreas, vitroclastos y fracción mineral de estas pastas podrían provenir de depósitos de caída, los que son extendidos y se hallan bien identificados en las acumulaciones del sector central de la depresión pedemontana de Mendoza, como la capa El Borbollón (departamento Las Heras) muy cercana al Área Fundacional de Mendoza (Rodríguez y Barton 1993).

Figura 4: Fotomicrografías de cortes delgados; a: inclusiones de origen plutónico (NX-10X); b: inclusiones de origen volcánico (NX-10X); c: inclusiones de origen volcánico y plutónico (NX-10X); d: inclusiones vitropumíceas (N//-10X); e: inclusiones de origen volcánico y sedimentario (NX-10X).

Cocción, pasta, tratamiento de superficie y decoración de los fragmentos de los PA del valle de Mendoza

La cerámica fragmentaria de los PA con evidencia doméstica del Área Fundacional de la ciudad de Mendoza se corresponde parcialmente con las vasijas recuperadas en los contextos funerarios. Los tiestos comparten atributos y también presentan variabilidad (ver detalle de todas las elecciones de manufactura para los tiestos de estos PA en Tabla 6 7 8). Al analizar las elecciones de manufactura de las distintas categorías morfológicas observamos que la atmósfera de cocción es casi exclusivamente oxidante en la cerámica Viluco y Viluco-Inca. En el caso de las pastas, en todos los PA están representadas con diferentes porcentajes casi todas las familias de origen, las que se encuentran indistintamente en todas las formas y tipos analizados; sólo en el caso de las jarras podría indagarse una posible relación entre la forma y las pastas (familia GR). A nivel de detalle: en RSF predominan los patrones de la familia GR (granítica); en AeI predominan los patrones de la familia V (trizas vítreas y vitroclastos), aunque en las jarras el porcentaje se iguala a los de la familia GR; y en EPH, abundan los patrones de la familia VO, pero en las jarras son mayoritarias las GR. En cuanto al tratamiento de superficie y decoración, los atributos más visibles y susceptibles al cambio (Gosselain 1998), observamos algunas tendencias, al igual que en las vasijas enteras. En los tres PA, predominan los tratamientos alisados por ambas superficies en todas las categorías morfológicas, y sólo entre las vasijas no restringidas (escudillas, escudillas con apéndices y platos) se observan mayor cantidad de tiestos pulidos, aunque dominan los alisados. En el caso de la decoración, predomina ampliamente la pintura en todas las categorías Viluco, especialmente la monocroma (tonalidades rojas y violáceas); mientras que en la cerámica Viluco-Inca es mayoritaria la combinación de pintura monocroma (roja) y modelado (esta variedad se individualiza a partir de esta técnica decorativa). Sólo en EPH, las decoraciones modeladas de las escudillas Viluco-Inca tienen incisiones, pero la muestra es pequena (tres tiestos).

Tabla 6. Elecciones de manufactura de los tiestos Viluco y Viluco-Inca de RSF.

Tabla 7. Elecciones de manufactura de los tiestos Viluco y Viluco-Inca de AeI.

Tabla 8. Elecciones de manufactura de los tiestos Viluco y Viluco-Inca de EPH.

Cocción, pasta, tratamiento de superficie y decoración de los fragmentos de los sitios de Vaquería (VGQ1 y VGQ2) y Rincón de Los Helados (RH)

Si bien el registro de los sitios VGQ1 y VGQ2 es escaso, su estudio permitió detectar tiestos Viluco que se corresponden tecnológicamente con los producidos en el valle de Mendoza y tiestos engobados rojos y otros sin decoración cuyos atributos nos permiten relacionarlos con los producidos en el tambo de Tambillos en Uspallata (Román y Bárcena 1990), a los que denominaremos TU en adelante. Los bajos porcentajes de representación no permiten realizar comparaciones con las muestras del valle de Mendoza, por lo cual los datos son tomados de manera preliminar. En VQG1, el 93% de los fragmentos son del tipo Viluco (n= 27), uno de ellos un tiesto de plato, y el 7% se asocia a los tipos TU (n= 2). El 100% evidencia cocción en atmósfera oxidante. En el caso de las pastas, en los fragmentos Viluco predominan aquellas que poseen inclusiones de origen volcánico (VO) y, en los tiestos TU, todos tienen inclusiones graníticas (GR). En cuanto a las superficies, predominan las alisadas entre los tiestos Viluco y los pulidos en los TU. En relación con la decoración, los Viluco presentan igual porcentaje que los tiestos monocromos y bicromos, y en los fragmentos TU sólo se registró decoración monocroma ( Tabla 9). El 30% de los tiestos Viluco tiene huellas de carbón adheridas a la superficie, y los TU no las tienen. En el sitio VQG2, sólo se registraron fragmentos Viluco (n= 30) y, al igual que en VQG1, todas las cocciones son oxidantes. En las pastas predominan los fragmentos con inclusiones graníticas (GR), seguidas de las volcánicas (VO). Dominan los tratamientos de superficie alisados y la decoración es pintada monocroma en todos los casos ( Tabla 10). Las huellas de uso de carbón se presentan en un 40%. En el sitio RH de Pampa de Canota, los fragmentos TU representan el 85,7% (n= 12) y los Viluco el 14,3% (n= 2). En ambos tipos, las elecciones de manufactura son coincidentes, ya que las pastas tienen inclusiones volcánicas (VO), las cocciones son oxidantes, la pintura es monocroma y los tratamientos de superficie son pulidos ( Tabla 11). Ningún fragmento presenta huellas de uso.

Tabla 9. Elecciones de manufactura de los tiestos Viluco y TU de VQG1.

Tabla 10. Elecciones de manufactura de los tiestos Viluco de VQG2.

Tabla 11. Elecciones de manufactura de los tiestos Viluco y TU de RH.

DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES

La integración del análisis de los conjuntos fragmentarios de los sitios del valle de Mendoza, el piedemonte alto, las pampas altas de precordillera, y las vasijas enteras y reconstruidas de los contextos funerarios nos permite obtener una visión integral del conjunto cerámico Viluco en una cronología que se extiende desde mediados del siglo XV a fines del XVII. Esto hace posible delinear la forma en que se pudo haber organizado la producción cerámica y aportar información a las hipótesis sostenidas sobre el manejo del territorio y los recursos de los grupos Huarpe, desde la dominación inca hasta la colonia, períodos en que se produjeron profundos cambios sociales y políticos en las poblaciones locales debido a la apropiación de la mano de obra indígena y sus tierras. Sobre la base de los resultados obtenidos, planteamos que no existen diferencias en las elecciones de manufactura tomadas para confeccionar los dos tipos propuestos por Lagiglia (1978), Viluco y Viluco-Inca, ya que ambos comparten los atributos relacionados con el tratamiento de superficie, cocción, decoración pintada y pastas. Consideramos que esto representa una idea común de cómo hacer la cerámica, lo cual, sumado a la asociación contextual de ambos tipos y a las dataciones C14 y TL obtenidas, nos permite adherir a la propuesta sobre el origen de la cerámica Viluco a partir del ingreso incaico al área (García 1996). En este sentido, planteamos que la particularidad de este conjunto se basa en que su producción estuvo en manos de alfareros locales, lo que pudo implicar el mantenimiento de elecciones tecnológicas preexistentes y la adopción de nuevas opciones estilísticas ingresadas durante la dominación incaica que acrecentaron y modificaron el acervo de estos grupos, especialmente en aspectos visibles como la forma y la decoración, lo cual definimos para las vasijas enteras provenientes de cementerios y los fragmentos de contextos domésticos. En el caso de las pastas, es relevante la adopción de una nueva práctica como es el uso de inclusiones piroclásticas, ya que en algunas áreas del NOA la incorporación de este tipo de materias primas se ha ligado a la expansión incaica, concretamente debido a su relación con la jerarquía, legalidad imperial y aspectos identitarios (Cremonte 1991; D'Altroy et al. 1994; Páez et al. 2007; Prieto Olavarría et al. 2010). Desde esta perspectiva, la cerámica Viluco, surgida y desarrollada bajo presiones sociales, políticas, económicas y simbólicas, debe entenderse como un fenómeno politético (Gosselain 1998), en el cual los diferentes componentes no reflejan los mismos aspectos culturales, ya que estos surgieron de procesos diversos relacionados con el contacto y los cambios en los contextos de producción y consumo de las vasijas. Acerca de la producción alfarera Viluco, los resultados del análisis de pasta permiten plantear el origen local de las materias primas debido a su correlato con el perfil geológico del área. Concretamente, los estudios petrográficos posibilitaron distinguir inclusiones minerales de diverso origen geológico, por lo cual definimos cinco "familias de origen", las que, a su vez, comparten atributos relacionados con la textura y el color. Respecto de esta dualidad reflejada en atributos estables y otros variables de las pastas, planteamos que el origen diverso de las inclusiones fue producto de la selección de distintas fuentes de materias primas, mientras que las prácticas de manufactura involucradas en la preparación de las pastas formaron parte del conocimiento compartido por los artesanos, más allá de que usaran distintos recursos. En este marco, entendemos que la cerámica Viluco fue producida bajo una serie de decisiones arbitrarias y recurrentes tomadas por los alfareros, las que dependieron del conocimiento compartido (representaciones sociales o habitus) resultante de todas las posibilidades y elecciones realizadas, tanto individuales como sociales (Lemonnier 1992), y que en este caso particular están mediadas por la pertenencia de los artesanos a grupos que actualmente conocemos como huarpes. Comprendemos que la identificación de un conocimiento tecnológico Viluco amplio y compartido, pero que presenta diversidad en las inclusiones de las pastas, evidencia una producción descentralizada y distintas escalas de integración social de los grupos de pertenencia de los artesanos. Por lo tanto, postulamos que, en una escala social mayor ?a nivel de unidad étnica huarpe? los productores compartieron los modos de hacer la cerámica, relacionados con los atributos más visibles y probablemente vitales en la función que cumplieron las vasijas como mediadores visuales en las relaciones de las jerarquías políticas locales y entre éstas y los dominadores. Por otra parte, en una escala de integración social menor ?a nivel de jefatura o familia? se transmitió el conocimiento de atributos menos visibles, como la selección de las materias primas, actividad que pudo estar ligada tanto al lugar de residencia como a la preferencia de fuentes específicas. Desde esta perspectiva, postulamos que la representación diferencial de las "familias de origen" en los PA del Área Fundacional se relacionaría tanto con el intercambio de bienes entre grupos asentados en distintos sectores, como a la movilidad coyuntural de ellos hacia el valle de Mendoza, como está documentado para antes y después del ingreso hispano (Bárcena 1994; Parisii 1994). Respecto de la diversidad de la evidencia cerámica detectada en los aleros de Vaquería y Rincón de Los Helados, manifiesta en tiestos Viluco que se corresponden tecnológicamente con los del valle de Mendoza y fragmentos que asociamos a los producidos en los tambos de Uspallata (TU), postulamos que ambos tipos fueron producidos en áreas posiblemente de asentamiento permanente y trasladados hasta los abrigos rocosos por grupos que los ocuparon de manera estacional como en Rincón de los Helados, o de forma semipermanente en Vaquería. La idea de una producción descentralizada de la cerámica Viluco adquiere más fuerza con los resultados que obtuvimos al evaluar la destreza y regularidad de su fabricación, a partir de la evaluación de la estandarización de las vasijas enteras sobre la base del cálculo de la media y la desviación estándar (DS) de 19 medidas tomadas en cada pieza2 (Prieto Olavarría 2005, 2010). Los resultados permitieron proponer que en casi todas las vasijas, especialmente en las jarras, los espesores de los cuerpos y bordes presentan desviaciones estándar (DS) altas, lo cual evidencia escasa estandarización en la producción. Por el contrario, definimos estandarización en la aisana y las vasijas gemelas de Agua Amarga, y sugerimos que la regularidad en la manufactura pudo deberse al control ejercido en el proceso de producción (Prieto Olavarría 2007), lo cual se explicaría en la función de enclave que cumplió este sitio durante la dominación incaica en el valle de Uco (Ots 2007). Entendemos que esta propuesta no se contradice con la producción centralizada y controlada que se postula para los tambos y enclaves incaicos (como Agua Amarga), ya que los puntos arqueológicos del Área Fundacional analizados en este trabajo no presentan restos que permitan inferir la dominación incaica directa (vestigios de estructuras, campos de cultivo o restos de cultígenos) y la única evidencia se resume a un tiesto hallado en RSF de posible adscripción Diaguita (Norte Chico chileno). Respecto del período de contacto y colonial temprano, aún no podemos afinar la interpretación respecto de la forma en que se habría continuado produciendo cerámica Viluco debido al nivel de resolución temporal del registro. La evidencia permite exponer que esta cerámica siguió usándose hasta entrado el siglo XVIII y que su producción pudo haber estado controlada por población hispana en el valle de Mendoza. Al respecto, advertimos que la transformación de los contextos de producción, uso y consumo de las vasijas se evidencia en la existencia de huellas de torno en algunos platos Viluco, lo que indica la introducción de innovaciones tecnológicas concretamente en el valle de Mendoza. Planteamos que la forma de los platos Viluco pudo haber sido introducida luego del ingreso hispano, ya que los restos recuperados recuerdan a los platos de mayólica. En cuanto a los contextos de recuperación, casi la totalidad de ellos fueron hallados en los PA del valle de Mendoza (a excepción del tiesto hallado en VQG1), donde la producción alfarera indígena pudo haber estado bajo control hispano. Por otra parte, un aspecto relevante es que los platos no se encuentran representados en los cementerios indígenas coloniales. Sobre la base de la evidencia etnohistórica y contextual, y de los resultados del análisis funcional y de huellas de uso de la cerámica Viluco recuperada en contextos funerarios y domésticos, proponemos que este conjunto artefactual fue usado tanto como ofrenda funeraria, como para el servicio y consumo de alimentos. Concretamente, estas vasijas cumplieron el rol de mediadores visuales dentro de los grupos locales y entre estos y los dominadores incas y espanoles, ya que la incorporación de formas, decoraciones y pastas inspiradas en la cerámica imperial que circuló durante el incario se habría dado por su relación con la legalidad y el estatus estatal. De este modo, la cerámica Viluco sirvió como dispositivo simbólico en el contexto de la reorganización de las estructuras de autoridad tradicional y los sistemas de prestigio social en las jefaturas huarpe. Esta función activa de las vasijas se dio en contextos de consumo de alimentos y funerarios, y su asociación con abundantes restos de cerámica hollinada y sin decoración permite proponer preliminarmente que esta cerámica definida como "ordinaria", fue usada para cocinar en contraposición a la función de la cerámica Viluco. Considerando que en todos los contextos analizados casi no se registran otros tipos cerámicos relacionados con la expansión inca, entendemos la relevancia que tuvo la cerámica Viluco. Esto se debe a que la relación que existió entre la alfarería, la comida y la bebida fue uno de los aspectos fundamentales dentro de los mecanismos de la administración imperial, el dominio simbólico, las prácticas rituales y la hospitalidad (Bray 2003; Williams et al. 2005). En este sentido, la existencia de diversas tendencias en los tamanos de las vasijas de los contextos del valle de Mendoza (muy grandes en RSF y EPH, pequenas en AeI) podría relacionarse con la cantidad de comensales (consumo individual o grupal) u origen/estatus de los individuos participantes. Un claro ejemplo son los contextos de los cementerios indígenas coloniales del valle de Uco, donde la cerámica Viluco junto con otros elementos de diverso origen fueron usados como marcadores de prestigio en una población signada por el desequilibrio demográfico y la desestructuración social (Prieto Olavarría 2010). En este sentido, planteamos que las vasijas depositadas como ofrendas funerarias se seleccionaron dentro del amplio repertorio cerámico disponible, y que se escogieron formas y decoraciones ligadas a los símbolos visuales de la anterior dominación inca (escudillas con apéndices, keros, aribaloides, aisanas), siendo excluidas otras, como los platos y las escudillas sin apéndices. Desde esta perspectiva, la evidencia doméstica y funeraria permite visualizar la proyección de la función que cumplió este conjunto cerámico desde la dominación incaica hasta la colonia, lo cual también ha sido postulado para las políticas de dominación usadas por los espanoles (Parisii 1994). Esta idea es sugerente para Viluco si consideramos lo propuesto para la Quebrada de Humahuaca (NOA), donde la continuidad en el uso de bienes relacionados al Tawantinsuyu como símbolos de estatus durante la colonia, concretamente la cerámica, evidencia la necesidad de las poblaciones locales de apelar a símbolos de identidad asociada a lo incaico (López 2007). Esta propuesta es una contribución a la discusión, ya que más allá del origen de la cerámica Viluco y el aporte a la cronología, centramos el problema en un análisis que trasciende lo formal y profundiza en aspectos tecnológicos y funcionales dentro de una escala espacial y temporal acotada. En este sentido, queda pendiente continuar analizando sobre el proceso de etnogénesis que se desarrolló en este sector meridional de la colonia, dado que la producción y uso de esta cerámica indígena debe analizarse en el marco de las nuevas situaciones de estrés social producidas por el contacto y las nuevas funciones y significados que cumplieron los objetos.

NOTAS

1.- Los estudios se hicieron en el Instituto de Geología (INGEO, Facultad de Ciencias Exactas, Universidad Nacional de San Juan), bajo la dirección de la geóloga Dra. Brígida Castro de Machuca. Se usó un microscopio de polarización Leitz Laborlux 12-pol con sistema dual para luz transmitida y reflejada, con objetivos de 2,5X, 10X y 25X, y se complementó con observaciones en lupa trinocular Kyowa con zoom.

2.- Entendemos que a mayor especialización artesanal existiría mayor regularidad en los parámetros métricos y viceversa, mientras que el grado de variabilidad fijaría los límites para utilizar los parámetros métricos en el análisis de los fragmentos (Falabella et al. 1993).

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