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Intersecciones en antropología

On-line version ISSN 1850-373X

Intersecciones antropol. vol.13 no.1 Olavarría Jan./July 2012

 

ARTÍCULO

Estudio de microrrestos silíceos en sistemas de aterrazamiento del primer milenio DC en el Valle de Ambato (Andes del sur), Catamarca, Argentina

 

Alejandro Fabián Zucol, Germán G. Figueroa y María de los Milagros Colobig

Alejandro Fabián Zucol. Laboratorio de Paleobotánica, Centro de Investigaciones Científicas y Transferencia de Tecnología a la Producción. Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CICYTTP-CONICET), Dr. Materi y Espana (E3105BWA) Diamante, Entre Ríos, Argentina. E-mail: cidzucol@infoaire.com.ar
Germán G. Figueroa. Secretaría de Ciencia y Técnica (SECyT). Museo de Antropología. Universidad Nacional de Córdoba (UNC), Hipólito Yrigoyen 174, Córdoba. E-mail: g.gfigueroa@hotmail.com
María de los Milagros Colobig. Laboratorio de Paleobotánica. CICYTTP-CONICET. Dr. Materi y Espana (E3105BWA) Diamante, Entre Ríos, Argentina. E-mail: mcolobig@cicyttp.org.ar

Recibido 20 de diciembre 2010
Aceptado 3 de julio 2011

 


RESUMEN

Se analizó la composición de microrrestos silíceos de la secuencia sedimentaria de tres tipos de estructuras de cultivo de la localidad Los Varela (Valle de Ambato, provincia de Catamarca, Argentina). El análisis comparativo de las asociaciones de microrrestos (con especial hincapié en sus fitolitos) permitió zonificar y diferenciar las secuencias sedimentarias de las distintas estructuras analizadas. La presencia en elevada abundancia relativa de fitolitos no producidos por los componentes vegetales dominantes de la flora local hace suponer el origen antrópico de parte de los microrrestos hallados, los cuales se vinculaban principalmente a elementos graminoideos panicoides, como así también con palmeras, bambúes y dicotiledóneas. Por otra parte, la presencia de ciertos tipos de microrrestos no fitolíticos podrían ser potenciales indicadores de prácticas de irrigación en algunas asociaciones de estas secuencias.

Palabras clave: Microrrestos silíceos; Terrazas de cultivo; Valle de Ambato; Cultura Aguada.

ABSTRACT

A study of siliceous microremains from a first millennium terrace systems in The Ambato Valley, southern Andes, Catamarca, Argentina.Siliceous microremain components of the sedimentary sequence from three agricultural terrace types from Los Varela locality, Ambato, Catamarca province, Argentina were analyzed. The comparative analysis of microremain assemblages (with special emphasis on their phytoliths) allowed zonification of the sequences and differentiation between some sections of the structures to be established. The presence in high relative abundance of phytoliths produced by non-dominant local flora suggests the anthropogenic origin of these phytoliths, which are linked mainly with panicoid grasses, palms, bamboos and dicots. Moreover, the presence of certain non-phytolith microremains may indicate irrigation practices in some assemblages within these sequences.

Keywords: Silica microremains; Agricultural terrace; Ambato Valley; Aguada culture


 

INTRODUCCIÓN

En los últimos anos, distintos tipos de microrrestos vegetales se han utilizado para obtener información acerca del uso de recursos botánicos, como así también del ambiente de desarrollo de las culturas en estudio (Pearsall 2000; Piperno 2006). Entre ellos se pueden enumerar los análisis de esporomorfos, fitolitos, microcarbones, esferulitas, granos de almidón, diatomeas, espículas de espongiarios, estomatocistes de crysostomatáceas y fragmentos tisulares orgánicos, tal como fuera profusamente tratado por Coil et al. (2003 y referencias en este artículo). Es en este marco de posibilidades de estudio que se analizaron los distintos tipos de microrrestos vegetales presentes en estructuras de cultivo del Valle de Ambato (Figura 1) de la provincia de Catamarca (Figueroa 2010; Figueroa et al. 2010). Se analizaron las secuencias depositacionales de tres tipos de estructuras de cultivo, con especial énfasis en el contenido fitolítico, buscando poner a prueba esta herramienta de análisis en función de describir las posibles variaciones que pudiera haber provocado el uso diferencial de la tierra en estas áreas de cultivo.

Figura 1. Imagen general del Valle de Ambato, Catamarca, Argentina.

ANTECEDENTES Y MARCO DE ESTUDIO

El noroeste argentino es una de las regiones del país en las que se ha realizado una elevada cantidad de análisis de microrrestos con una finalidad paleoetnobotánica (Zucol et al. 2008), ya sea en material sedimentario como en artefactos líticos, tanto instrumentos de molienda (Babot 2001; Babot y Apella 2003), puntas de proyectil para el procesamiento de recursos vegetales (Babot et al. 2008a), como raederas y desechos de talla (Babot et al. 2008b). Por otra parte, los primeros estudios en los que fueron aplicados los análisis de fitolitos en la identificación de áreas de cultivo en el valle del Bolsón, Belén, Catamarca fueron los realizados por Würschmidt y Korstanje (1999), y posteriormente fueron continuados por el análisis de diversos tipos de estructuras (como canchones, aterrazamientos, acequias y corrales) (Albeck et al. 2008; Korstanje y Cuenya 2008). Estos estudios también han sido aplicados en Perú (Chevalier 2005; Matsutani 1972; Umlauf 1993) y en Ecuador, donde se han utilizado con la finalidad de analizar la introducción temprana del maíz en la región occidental de América del Sur (véase Zucol et al. 2008 y referencias en este artículo). No obstante ello, también se han realizado valiosas investigaciones en Manihot esculenta, Maranta arundinacea y Calathea allouia que permitieron demostrar el uso de raíces y tubérculos de estas especies por parte de la cultura Valdivia 3 en el sitio Real Alto (Chandler-Ezell et al. 2006; Pearsall 2003).

ÁREA DE ESTUDIO

La cuenca del río Los Puestos, área considerada para este trabajo, se halla ubicada en el extremo norte del departamento de Ambato, en el distrito de Los Varela (provincia de Catamarca, Argentina). Se halla limitada por el cordón montanoso de Ambato-Manchao (4050 msnm) al oeste, y por la sierra Graciana-Balcozna (1850 msnm) al este, el Valle de Catamarca al sur y los Altos de Singuil como límite norte, con alturas sobre el nivel del mar que varían entre 1040 y 2278 m. La vegetación de esta región se dispone en pisos altitudinales, cada uno de los cuales presenta una estructura y composición determinada. Los rangos altitudinales ocupados por cada piso varían en función de la latitud, de la longitud y de los contextos microclimáticos, como así también por la orientación de las laderas. Se definen tres pisos principales (sensu Mórlans 2009): Bosque Serrano (entre los 800 y los 1500 msnm), caracterizado por la presencia de algarrobo blanco (Prosopis alba), algarrobo negro (Prosopis nigra), coco (Fagara coco), orco quebracho (Schinopsis haenkeana) y viscote (Acacia visco); Arbustal-Pastizal (entre los 1500 hasta los 1800 msnm) donde abundan distintas especies de los géneros Stipa, Festuca, Borthriocloa y Piptochaetium, y especies arbustivas tales como palo amarillo (Aloysia gratisima) y barba de tigre (Collettia spinosissima); y el Pastizal de altura (por encima de los 1800 a 2000 msnm), donde predomina la vegetación herbácea con especies como Stipa ichu, Stipa tenuísima y Festuca hieronymii. La fauna, por su parte, corresponde a la región zoogeográfica Neotropical, subregión Andinopatagónica, con muchos de los representantes de la Provincia Subandina (sensu Cabrera 1976; Cabrera et al. 1947-1950). En estos espacios, a partir del siglo VI DC, se registran una serie de innovaciones y algunas combinaciones de antiguos elementos en nuevas configuraciones, contrastantes con las formas organizativas utilizadas en el pasado, que se integran en una nueva organización más compleja que la anterior (Laguens 2004). Este nuevo modo de vida, reconocido arqueológicamente como la cultura Aguada de Ambato (González 1998), estuvo fundado en una intensificación de la economía, asociada a un incremento marcado de la población, con diversificación de roles sociales y una incipiente especialización artesanal, junto con diferenciaciones sociales y políticas (Assandri 2006; Dantas 2010; Figueroa 2010; Laguens 2004; Marconetto 2008; Pérez Gollán 1991). Los estudios arqueológicos llevados a cabo desde la década de 1970 permitieron reconocer en esta zona una nutrida concentración de sitios (i.e., unidades de vivienda y ceremoniales) en el fondo del valle, más precisamente en el sector central, distribuidos a manera de aldeas, donde se lograron registrar actividades artesanales, rituales o religiosas y de procesamiento y almacenamiento de alimentos (Assandri 2007; Assandri y Laguens 2003; Gordillo 2003). En tanto, sobre ambas vertientes del valle, entre los 1122 y 1580 msnm, y en estrecha vinculación espacial y cultural con las aldeas, el reconocimiento intensivo del área reveló la existencia de un extenso espacio destinado a la producción agrícola y ganadera. La tecnología que compone este sistema se halla integrada por diversas clases de terrazas de cultivo, corrales, silos, unidades de vivienda, represas, canales, material lítico y cerámico en superficie (Figueroa 2008, 2010). A esta altura, resulta importante aclarar que la posibilidad de datar las estructuras de cultivo está regida por el hallazgo de materiales que permitan estos análisis (Quesada 2001), por lo cual la asignación cronológica de la tecnología agrícola e hidráulica bajo estudio constituyó un problema de envergadura, ya que en Ambato no fue posible obtener material con suficiente contenido orgánico como para realizar una medición directa, ni tampoco se localizaron lugares de despedre que permitieran llevar a cabo fechados del sedimento allí depositado, tal como proponen Korstanje et al. (2010). Por consiguiente, se optó por trabajar con una cronología relativa que brinda la propia distribución de los microrrestos. Entonces, a partir de la preponderancia de cerámica Aguada en la zona, la similitud entre las unidades habitacionales relevadas con las emplazadas en el fondo del valle, la recurrencia en la disposición espacial de las diferentes clases de construcciones y la semejanza en la materia prima y en las técnicas constructivas empleadas, fue posible plantear su adscripción al lapso de ocupación Aguada del valle, ubicado por fechados radiocarbónicos entre el 300 y el 1000 DC (Laguens 2006). A su vez, cabe pensar que toda esta infraestructura en determinado momento pudo haber funcionado simultáneamente, quizás coincidiendo con el máximo desarrollo de Aguada en la zona.

MATERIALES Y MÉTODOS Las estructuras agrícolas del Valle de Ambato

A partir de atributos tales como emplazamiento, grado de pendiente, morfología, técnicas de construcción y materia prima, fue posible registrar en el Valle de Ambato tres grandes clases de estructuras agrícolas (Figueroa 2008, 2010). La primera de ellas corresponde a las denominadas terrazas de ladera, las cuales se hallan emplazadas sobre los flancos interfluviales. En función de las particularidades del muro de contención y la pendiente, se las dividió en dos subclases: rectas y de contorno. Las rectas presentan muros básicamente lineales que cortan transversalmente las pequenas quebradas de los cerros, mientras que en las de contorno, sus paredes se aproximan a las oscilaciones del terreno, y se localizan siempre en los relieves positivos. Las terrazas de cauce constituyen el segundo tipo de estructuras agrícolas identificadas, y presentan como principal característica que sus muros se disponen en forma de escalera, atravesando perpendicularmente los numerosos arroyos temporarios de la zona. La tercera y última clase de estructuras corresponde a las denominadas cajas o rectángulos de piedra. Estas construcciones se levantan sobre el cauce del tributario del río Los Puestos y conforman verdaderos encerramientos de piedra que ocupan casi todo el lecho del arroyo. Atendiendo a su particular ubicación (i.e., sobre el cauce de los arroyos) se pensó en un primer momento que las terrazas de cauce pudieron haber sido empleadas como defensas para prevenir la erosión devenida de los cursos de agua y que las cajas o rectángulos de piedras habrían estado destinadas exclusivamente al almacenamiento de agua. Sin embargo, al considerar que ambas clases de estructuras se sitúan, generalmente, por debajo de las represas, sobre suelos con sedimento aptos para el cultivo y que fueron construidas sin mortero alguno (característica que permite que el agua circulante en la época de lluvia filtre y concentre humedad en el interior de la estructura), es posible hipotetizar que también pudieron haber sido empleadas para el cultivo mediante el riego por manto. En este sentido, Debórtoli et al. (2005) plantean que el riego por manto o inundación en cultivos de maíz cobra relevancia especialmente en contextos ambientales semiáridos, en tanto estos tipos de riego previenen los efectos de la sequía y aseguran el agua para el cultivo durante todo su ciclo. Entonces, en función de todo lo hasta aquí mencionado, se interpreta a estas clases de estructuras como terrenos de cultivo, lo cual no inhabilita la posibilidad que hayan poseído paralelamente otras funciones.

Trabajo de campo y muestreo

En este contexto y con la finalidad de poner a prueba la aplicación de estos estudios de microrrestos como una herramienta para el conocimiento del uso pasado de estas estructuras es que se seleccionaron tres terrazas de cultivo (muestreadas en las campanas realizadas en el mes de abril de 2007), las que pertenecen al subsistema número 37 (TLVS5) y al subsistema número 2 (TLVS2 y TLVS4) del sistema de estructuras de Los Varela (Figueroa 2010). En cada una de ellas se abrió una cuadrícula de un metro cuadrado, con el objetivo de observar la técnica constructiva del muro y obtener muestras de sedimento para el posterior análisis de microfósiles. Para la extracción de las muestras se utilizó un muestreo de tipo vertical, el cual consiste en extraer sedimento de un perfil expuesto, ya sea por accidentes naturales (barrancas, banquinas, etc.) o, como en este caso, por excavaciones arqueológicas. Concretamente, el procedimiento consistió en demarcar una subárea a lo largo del perfil y dentro de ella se extrajeron las muestras a una equidistancia de 5 cm desde el piso al techo del perfil. Una vez en el laboratorio, se optó por procesar una muestra por cada nivel identificado, mientras que, en los niveles que presentaban una mayor profundidad, se decidió analizar dos muestras (Figura 3), efectuando de este modo un muestreo probabilístico, del tipo aleatorio estratificado (Renfrew y Bahan 1993). Las características básicas de cada una de las estructuras agrícolas excavadas, como así también de los niveles considerados para su muestreo pueden detallarse, de acuerdo con Figueroa (2010), como:

Terraza Los Varela. Sondeo 5 (TLVS5), de disposición este (27o 55' 58'4'' S y 65o 53' 6,6'' O) a 1282 msnm, es una terraza de cultivo de ladera recta, con una secuencia depositacional formada por cuatro niveles. El nivel 1 se halla compuesto por un sedimento húmico de grano fino suelto, su color es pardo mediano oscuro y no se observan inclusiones. El nivel 2 posee un sedimento integrado por arena fina y limo muy compacto. Su color es pardo mediano claro y se encuentra libre de toda clase de inclusiones. El nivel 3 se halla conformado por un sedimento arenoso limoso suelto, de color pardo mediano y con inclusiones de mica en un 10%. Por último, el nivel 4 posee un sedimento arenoso limoso suelto, de color pardo mediano claro y con inclusiones de mica en un 10%. Las muestras tomadas en este sondeo fueron siete. La correspondiente al nivel 1 se tomó entre los 11,5-16,5 cm; la del nivel 2, entre los 31-36 cm; mientras que las del nivel 3 se tomaron entre los 51-56 cm y 71-76 cm; y las del nivel 4, entre los 91-96 cm, 111-116 cm y 131-136 cm de profundidad (Figura 2).

Figura 2. Disposición de las muestras de los sondeos y valores de los análisis de materia orgánica y carbono orgánico registrados en cada uno de ellos, como así también en un sondeo extraterrazas.

Terraza Los Varela. Sondeo 2 (TLVS2), de disposición norte (27o 55' 57,7'' S y 65o 52' 52'' O) a 1262 msnm, es una terraza de ladera de contorno que cuenta con tres niveles. El primer nivel se halla compuesto por un sedimento húmico de grano fino suelto, su color es pardo mediano oscuro y no presenta inclusiones. El segundo nivel posee un sedimento limoso arenoso suelto, su color es pardo mediano claro y se encuentra libre de toda clase de inclusiones. Finalmente, el tercer nivel se halla conformado por un sedimento limoso suelto de color pardo mediano oscuro y está desprovisto de inclusiones. La muestra procedente de nivel 1 se obtuvo entre los 8-13 cm; la del nivel 2, entre los 23-28 cm; y la del nivel 3, entre los 48-53 cm de profundidad (Figura 2).

Terraza Los Varela. Sondeo 4 (TLVS4), de disposición noreste (27o 55' 56,6'' S y 65o 52' 51,8'' O) a 1258 msnm, es una terraza de ladera de contorno, en la que se definieron tres niveles. El nivel 1 presenta un sedimento húmico de grano fino suelto de color pardo mediano oscuro y se halla libre de cualquier tipo de inclusiones. El nivel 2 se encuentra representado por un sedimento limoso de grano de fino de color pardo mediano claro y libre de inclusiones. El nivel 3 exhibe un sedimento limoso de grano fino de color pardo mediano rojizo sin inclusiones. La muestra del primer nivel se tomó entre los 9-14 cm; la del nivel 2, entre los 29-34 cm; y la del nivel 3, entre los 45-54 cm de profundidad (Figura 2).

Metodología

Para la concentración de los microrrestos se siguieron las pautas metodológicas utilizadas para la concentración de biominerales en materiales clásticos (Bonomo et al. 2009; Coil et al. 2003), que consta de los siguientes tratamientos: eliminación de sales solubles mediante repetidos lavados con agua destilada; eliminación de carbonatos por tratamiento de la muestra con ácido clorhídrico diluido al 10%; desagregación utilizando hexametafosfato de sodio; eliminación de materia orgánica por tratamiento de la muestra con agua oxigenada; eliminación de barnices y/o cementos, tratados con ácido clorhídrico diluido al 10% y neutralización del material remanente o "muestra limpia". Posteriormente, la separación granulométrica se realizó en una fracción muy fina (menor a 5 ?m de diámetro) por sifonado; una fracción gruesa (mayor a 250 ?m de diámetro) por tamizado. Resta la fracción de 5 a 250 ?m de diámetro (de arcillas gruesas a arenas finas), que es la que se utilizó para la separación densimétrica en dos fracciones granométricas obtenidas por tamizado en húmedo (5-53 ?m y 53-250 ?m). Es con estas fracciones que se realizó la separación densimétrica, mediante solución acuosa de politungstato de sodio (densidad 2,3). Los concentrados fueron montados en Bálsamo de Canadá y en aceite de cedro, y sobre estos preparados microscópicos se realizó la identificación y recuento de las formas fitolíticas en una muestra mínima representativa de 450 elementos recontados por muestra. Estos valores fueron analizados comparativamente y graficados en diagramas fitolíticos mediante la utilización del paquete de software POLPAL, Numerical Analysis program (Nalepka y Walanus 2003), que permitió también la obtención de dendrogramas mediante el método de constrained single link cluster analysis (Grimm 1987). Para la caracterización de los morfotipos se conformó una base de datos (Figura 3) de acuerdo con distintos esquemas clasificatorios y descriptores propuestos, los cuales, al igual que los acrónimos utilizados para su denominación, han sido tratados en Zucol et al. (2010 y referencias en esta contribución). Para el análisis comparativo de las muestras de cada sondeo se aplicaron análisis numéricos multivariados, en particular el análisis de correspondencia (Hill y Gauch 1980; Oxanen y Minchin 1997), con los datos obtenidos de las asociaciones fitolíticas de las muestras de los tres sondeos; mientras que, con la finalidad de analizar en forma comparativa la presencia de los distintos grupos de gramíneas, se establecieron índices de morfotipos diagnósticos de cada uno de estos grupos (Tabla 1). Las observaciones microscópicas fueron realizadas con un microscopio Nikon Eclipse E200 del Laboratorio de Paleobotánica (CICYTTP-Diamante) y las fotografías han sido obtenidas con una cámara digital Nikon Coolpix 990. Los preparados microscópicos y las muestras sedimentarias han sido incorporados a la colección del Laboratorio de Paleobotánica del CICYTTP-Diamante (CDPalbo-mic) y en el Repositorio del Laboratorio de Procesamiento de Material Sedimentológico-Paleontológico de esta institución respectivamente. Las muestras con los fines de sus análisis, como así también las de archivo en el repositorio del Laboratorio de Procesamiento de Material Sedimentológico-Paleontológico, han sido identificadas mediante el ID descripto en la Figura 2. Los análisis de materia orgánica y carbono orgánico que sirvieron conjuntamente con las características sedimentológicas para establecer los niveles de estas secuencias fueron realizados en el Laboratorio de Suelos y Aguas (LABSA), Facultad de Ciencias Agropecuarias (UNC), mediante el método de Walkley y Black.

Figura 3. Codificación e ilustración de los morfotipos utilizados para este análisis.

Tabla 1. Morfotipos considerados para la obtención de índices de abundancia de cada grupo de gramíneas y fórmula de obtención de cada índice.

RESULTADOS

El contenido de materia orgánica y carbono orgánico (Figura 2) permite observar una disparidad en cuanto a la abundancia y distribución de materia orgánica s.l. en los distintos sondeos, ya que tanto los perfiles de suelos de la TLVS2 como TLVS5 presentan una distribución con mayor abundancia en los niveles superficiales y una paulatina pérdida hacia los niveles inferiores. Por su parte, la TLVS4 presentó una elevada cantidad de materia orgánica en referencia a los valores de las otras dos estructuras, con valores que tuvieron una baja merma hacia los niveles inferiores del perfil. Estos valores presentan ciertas diferencias en los tres sondeos analizados, las cuales pueden deberse a factores naturales como la posición de cada estructura en el paisaje, pero a su vez, pueden vincularse a factores de manejo y/o utilización de modo diferencial. Sobre la base de estas características de los sondeos y con la finalidad de poner a prueba estos supuestos es que para la realización de su análisis de detalle se hizo principal hincapié en el TLVS5 y posteriormente se estableció un análisis comparativo entre los resultados de este sondeo en referencia a TLVS2 y TLVS4. En los tres perfiles, las asociaciones de microrrestos han sido mayoritariamente compuestas por fitolitos, con un marcado predominio de los fitolitos no articulados (Figura 4, para el TLVS5) y una escasa abundancia relativa de fitolitos articulados. Complementaron estas asociaciones una baja frecuencia de diatomeas y espículas de espongiarios, y la ocasional presencia de estomatocistes de crysostomatáceas y esporomorfos. La fracción gruesa se caracterizó por la baja abundancia relativa de biomineralizaciones frente a una elevada abundancia de material clástico liviano, el cual se componía mayoritariamente por fragmentos de vidrio volcánico y, en menor cantidad, material clástico laminar, aparentemente de origen micáceo. Esta característica de la fracción gruesa fue principalmente observada en el sondeo 5 y en la muestra 1644 del sondeo 4. Por otra parte, cabe mencionar que entre los fitolitos articulados (Figura 5) de esta fracción, en la mayoría de los casos se hallaron restos de materia orgánica inclusa o adherida parcialmente a su superficie; fenómeno que no se observó tan notoriamente en los fitolitos articulados de la fracción fina, los cuales se encontraban conformados por un número relativamente menor de células. En lo referente a los fitolitos observados, principalmente son asignables a gramíneas con una escasa presencia relativa de elementos ciperoides, arecoides y de afinidad dicotiledónea.

Figura 4: Representaciones gráficas de las abundancias de microrrestos en el TLVS5. (A) Valores de materia orgánica y carbono orgánico. (B) Presencia relativa de fitolitos no articulados, fitolitos articulados y microrrestos no fitolíticos. (C) Presencia relativa de fitolitos articulados, diatomeas, espículas de espongiarios, estomatocistes y esporomorfos.

Figura 5: (A) Fitolitos articulados, (B) espículas de espongiarios, (C) diatomeas, (D) presentes en los tres sondeos analizados. Fitolitos no articulados: formas aguzadas, (E) en forma de abanico, (F) poliédricos, (G) prismáticos elongados, (H) prismático elongado de sección media abultada, (I) fitolito lobulado y fitolito globular. Escala gráfica en B y G = 20 ?m.

Terraza Los Varela. Sondeo 5

Al considerar en forma conjunta sus muestras, esta secuencia presentó una preponderancia de elementos fitolíticos (Figura 4). Los fitolitos articulados (Figura 5 A) se presentaron en elevada abundancia relativa en este perfil y en particular en las muestras superficiales de cada uno de los niveles, siendo los niveles N3 y N4 en donde estos incrementos son particularmente manifiestos. Si bien los restos no fitolíticos (Figura 4) son relativamente escasos, las diatomeas (Figura 5 C) presentan mayor abundancia en las muestras en que decrecen los fitolitos articulados, en algunos casos acompanadas también por la presencia de espículas de espongiarios (Figura 5 B) generalmente fragmentadas; mientras que en las muestras 1650 y 1651 se han observado algunos estomatocistes de crysostomatáceas. Son escasos los esporomorfos que se han hallado en las muestras superiores de la sección. El análisis de las asociaciones fitolíticas (Figura 6) permite delimitar tres zonas en el perfil: la superior (N1 y N2), la media (N3) y la inferior (N4). Las muestras superficiales -1646 (N1) y 1647 (N2)- presentaron en su fracción gruesa escasos fitolitos, principalmente elongados prismáticos, poliédricos de contorno más o menos cuadrado y en forma de abanico y fitolitos articulados formados fundamentalmente por elementos epidérmicos (tales como células largas, cortas y células buliformes en forma de abanico o poliédricas) y subepidérmicos -elementos isodiamétricos en algunos casos asociados a elementos epidérmicos (Figura 5 A)-. Sus fracciones finas mostraron una mayor abundancia relativa de fitolitos originados en formas prismáticas, poliédricas y en forma de abanico (Figura 5 E), aguzados, entre los fitolitos de mayor tamano. Entre los más pequenos, por su parte, son dominantes los de forma de silla de montar (Figura 7 E), conos truncados y bilobados, asociados con fitolitos en forma de silla de montar colapsada, de contorno redondeado, elementos angulares sin contorno definido, como así también los globulares espinosos, fitolitos originados a partir de elementos de conducción (Figura 7 I) y distintos tipos de fitolitos lobados como los polilobados (Figura 7 B) y los de forma de cruz. Complementa esta asociación la presencia de elementos prismáticos cortos de contorno liso o festoneado. Por otra parte, esta asociación presentó también diatomeas, espículas de espongiarios fragmentadas y esporomorfos. Cabe mencionar que se han observado cuerpos biomineralizados esféricos, oscuros, al parecer con un alto grado de material carbonoso en su matriz; mientras que en la muestra 1647 se pudieron constatar algunos elementos fitolíticos con evidencias de desgaste en sus superficies. En forma comparativa (Figura 6), la muestra 1646 es la que presentó una mayor diversidad de grupos de morfotipos con mayor variabilidad de elementos tales como los de forma de silla de montar, fitolitos polilobados y globulares. En la muestra 1647, la variabilidad de estos elementos resultó menor, salvo en el caso de los fitolitos bilobados (Figura 7 A), los cuales se encuentran en todas sus variantes a excepción de la Dm04. El Nivel 3 (muestras 1648 y 1649) se diferencia claramente de los niveles superiores, en particular por la composición de la muestra 1648, la cual presentó una escasez de diatomeas y espículas, a diferencia de la 1649. Los fitolitos articulados presentes en mayor abundancia en la muestra superior están conformados por elementos epidérmicos y/o subepidérmicos biomineralizados. Este nivel presentó, en su fracción gruesa, una escasa cantidad de fitolitos, principalmente prismáticos elongados y poliédricos tabulares. En la fina, mientras tanto, existe una clara abundancia de elementos aguzados, en formas de abanico, bilobados, formas poliédricas y prismáticas (Figura 5 F y G respectivamente), en forma de cono truncado (Figura 7 D), de silla de montar colapsada (Figura 7 E) y prismáticos pequenos de contorno liso o festoneados; complementados por la presencia de fitolitos en forma de silla de montar, globulares espinosos (Figura 7 G) , polilobados y los evidende contorno redondeado y circular (Figura 7 F). Cabe destacar la presencia de fitolitos prismáticos elongados, entre los cuales es notorio el tipo elongado con su sector medio abultado (El07, Figura 5 H), y el de fitolitos esféricos grandes con matriz oscura carbono sa, los cuales abundan en la muestra 1649. Como particularidad de esta zona cabe senalar el marcado incremento en la abundancia de formas poliédricas y de fitolitos en forma de cruz, cuyo morfotipo Cr02 caracteriza esta zona. No obstante ello, puede evidenciarse (Figura 6) una mayor abundancia de esta forma en la muestra 1649. El nivel 4 (muestras 1650, 1651 y 1652) se caracteriza por una menor abundancia relativa de diatomeas, espículas de espongiarios y estomatocistes de crysostomatáceas en las muestras superiores. La fracción gruesa de la muestra 1651 es la que presentó mayor abundancia fitolítica de la sección, lo que se evidencia también en sus fitolitos articulados, con elementos de origen subepidérmico y epidérmico, con elementos celulares tales como células largas, buliformes, elementos celulares isodiamétricos y bases de pelos, los cuales en muchos casos poseen clara afinidad dicotiledónea (Figura 5 A). En lo referente a los fitolitos no articulados, en esta fracción se presentaron escasos elementos prismáticos elongados en forma casi exclusiva. En la fracción fina, por su parte, la asociación fitolítica se encuentra caracterizada por elementos aguzados (Figura 5 D), prismáticos, en forma de abanico y poliédricos, entre los de mayor tamano, como así también en forma de silla de montar comunes y colapsadas, bilobados, prismáticos pequenos de contorno liso o festoneados y en forma de conos truncados; y en menor abundancia, globulares espinosos, los angulosos de contorno no definido y fitolitos polilobados; mientras que los elementos lobulados (Figura 5 I) y prismáticos cavados han caracterizado a la muestra 1650. Se observaron en forma escasa biomineralizaciones esféricas de matriz oscura carbonosa. Si bien se hallaron fitolitos con superficies desgastadas en las tres muestras, la mayor abundancia de ellos se presentó en la muestra inferior (1652).

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Figura 6. Diagrama fitolítico del sondeo TLV5 en donde se detallan los morfotipos diagnósticos, con el detalle de cantidad de fitolitos recontados y exageración (Factor 5) en tonalidades de grises. Derecha: dendrograma obtenido mediante el método Coniss (constrained cluster analysis) mediante la transformación SQRT (incremental sum of squares method) que muestra la zonificación de las muestras. Afinidades botánicas establecidas de acuerdo con Bertoldi de Pomar (1971), Twiss (1992), Kondo et al. (1994), Fredlund y Tieszen (1994) y Piperno y Pearsall (1998).

Figura 7.(A) Fitolitos no articulados: bilobados, (B) polilobados, (C) en forma de cruz, (D) en forma de cono truncado, (E) en forma de silla de montar, (F) redondeados, (G) globulares, (H) prismáticos lobulados, (I) cilíndricos derivados de elementos de conducción y (J) elementos de afinidad ciperoides radiados y en placas poligonales. Escala gráfica en D = 20 ?m.

Análisis de la distribución de microrrestos en el perfil TLVS5

El análisis de las asociaciones fitolíticas mediante el método Coniss (Figura 6) permitió vincularlas en un grupo superior (N2 y N1), uno intermedio (N3) y otro inferior (N4). Este agrupamiento no sólo acompana a las variaciones pedológicas observadas, sino también al contenido de materia orgánica (Figura 2). El contexto general de microrrestos muestra el claro predominio de fitolitos no articulados y un porcentual relativamente bajo de fitolitos articulados y elementos no fitolíticos (Figura 4 B). Entre los elementos no fitolíticos (Figura 4 C), los esporomorfos (en porcentuales relativamente bajos) se hallaron principalmente en los niveles superiores (N1 y N2). Por su parte, las espículas y diatomeas resultaron más abundantes en los niveles medios y superiores, con tendencia a una mayor acumulación en las muestras inferiores de cada zona. En lo referente al nivel inferior (N4), si bien hay una marcada abundancia de diatomeas en la muestra 1651, es en la muestra superior de este nivel en que se observó mayor cantidad de estomatocistes de crysostomatáceas. La mayor abundancia de los fitolitos articulados, en contraposición con lo anteriormente descripto, se ha presentado en las muestras superficiales de cada nivel. La distribución de los distintos morfotipos fitolíticos, como así también la afinidad botánica de cada uno de ellos (Figura 6), se han graficado de acuerdo con su valor diagnóstico, ya que algunos elementos ?como las formas aguzadas y poliédricas que se incrementan en el N3 y las muestras basales del N4? permitieron esta zonificación, pero no resultan diagnósticos en la interpretación de la afinidad botánica de los vegetales. A partir de este análisis, entonces, se puede observar una marcada abundancia de los elementos panicoideos y danthonioideos a lo largo de todo el perfil; ambos grupos se presentaron en forma complementaria en la sección analizada con un marcado predominio de los elementos panicoides en las muestras superficiales de los niveles N3 y N4, mientras que las danthonioides lo hacen en los niveles N1 y N2 y las muestras inferiores de los niveles N3 y N4. Por otra parte, las chloridoideas, si bien presentes en todas las muestras, demarcan una mayor abundancia en el nivel inferior (N4) y en la muestra más superficial (N1). En las muestras superficiales también se hallaron elementos de afinidad stipoide, en concordancia con el incremento de los fitolitos danthonioideos, chloridoideos y pooideos/festucoideos. En referencia a este último grupo de gramíneas, la mayor abundancia de las pooideas se observó en la transición de los niveles N3 y N4. Por último, en lo referente a los fitolitos de afinidad bambusoides, si bien en una abundancia relativamente baja, se presentaron en toda la sección, con un marcado incremento en el nivel N4; del mismo modo que los fitolitos arecoides, cuya mayor abundancia se observa en las muestras superficiales de este nivel. El nivel N4 presentó, además, fitolitos de afinidad ciperoides, como así también la muestra superior de este nivel evidenció un incremento de elementos fitolíticos articulados (elementos epidérmicos de células lobuladas, bases de pelos) y aislados (fitolitos lobulados, prismáticos facetados) con afinidad dicotiledónea. En contraste con los componentes de la flora descriptos para el Chaco serrano en el área de los pastizales, presentes en la localidad de Los Varela, el componente graminoide se encuentra dominado por especies pooides y estipoides de los géneros Stipa, Festuca, Bothriochloa y Piptochaetium, a menor altura, y Stipa tenuissima, S. ichu, Festuca hieronymii, Bromus unioloides, Eragrostis lugens, Piptochaetium montevidense y especies de los géneros Bothriochloa, Melica, Digitaria entre otras, por lo cual, conjuntamente con algunas chloridoideas y panicoideas enumeradas, el componente microtérmico resulta dominante. Considerando que los cuatro niveles muestreados resultan de episodios pedológicos, se puede observar que la mayor abundancia de elementos panicoides en las muestras superficiales de los niveles N2, N3 y N4 se puede adjudicar al uso agrícola de esta estructura de cultivo. Asimismo, el nivel más estable, de mayor utilización y aprovechamiento resulta ser el N4 donde, además de la clara abundancia superficial de panicoideas, se evidenciaron elementos bambusoides, arecoides, ciperoides y dicotiledóneos. La abundancia y distribución de diatomeas, espículas, como así también de fitolitos con superficies desgastadas en los niveles N2, N3 y N4 permitirían estimar que su incorporación al sustrato podría haber tenido lugar a partir de la irrigación de estos cultivos. Este proceso puede tener connotaciones diferenciales en el N4, donde la presencia de estomatocistes y también de un incremento en la abundancia de gramíneas chloridoideas estaría vinculada a desecaciones periódicas; lo cual, sumado a la abundancia de microrrestos dicotiledóneos podría estar haciendo alusión a diferentes cultivos o metodologías de cultivo. En lo que hace a la composición diferencial de los distintos niveles, la afinidad de los elementos del nivel N1 es la que más se asemeja con la composición de la flora actual. En los niveles inferiores, las asociaciones se ven caracterizadas por la presencia de panicoideas en especial en los niveles N2 y N3, con una marcada presencia de elementos en forma de cruz, que podrían estar vinculados a las maideas en el N3, mientras que en el N4 la composición es más variada. En referencia a las palmeras, Mórlans (2009) menciona la presencia de Trithrinax schyzophylla en las laderas bajas y parte del piedemonte del Chaco serrano, mientras que la única bambusoidea que se halló en la zona es Chusquea lorentziana, que se distribuye en forma muy abundante en el estrato arbustivo del distrito de las Selvas montanas de la Provincia de las Yungas (Mórlans 2009). Si bien su dispar distribución en el perfil no las vincula, en ambos casos pueden haber sido un cultivo acompanante, quizás utilizadas con la finalidad de reparo o como recurso vegetal. Los elementos arecoides, conjuntamente con ciertos tipos de conos truncados, se presentan en los niveles subsuperficiales de las tres zonas, lo que puede resultar una depositación secundaria a partir del material parental de esos suelos; siendo la distribución de los elementos bambusoides de mayor abundancia relativa y a lo largo de todo el perfil, lo cual permite estimar que en ese caso sí se vincularía a un vegetal de distribución local.

Análisis comparativo de las estructuras de cultivo Terraza Los Varela, Sondeo 2

Esta terraza fue interpretada en su secuencia pedológica mediante la presencia de tres niveles, donde se evidenciaron escasas diatomeas pequenas (Figura 5 C) como parte de los microrrestos no-fitolíticos. El nivel superficial (TLVS2N1 muestra 1640) presenta una asociación fitolítica dominada por elementos prismáticos elongados grandes, poliédricos y en forma de abanico en su fracción gruesa. Entre los fitolitos de la fracción de menor tamano se presentaron los prismáticos elongados, poliédricos y en forma de abanico, fitolitos bilobados, en forma de conos truncados, prismáticos pequenos, en forma de silla de montar y algunos elementos globulares espinosos. El nivel medio (TLVS2N2, muestra 1641) presentó una mayor abundancia de fitolitos articulados no solamente graminoides, formados principalmente por porciones de tejido epidérmico y elementos buliformes, sino también de afinidad dicotiledónea. Asimismo, se registraron fitolitos no articulados elongados prismáticos conjuntamente con elementos poliédricos y en forma de abanico en ambas fracciones; mientras que en su fracción fina, a estos se le suman los elementos aguzados y fitolitos en forma de silla de montar asociados a una gran variedad de fitolitos bilobados y, en menor medida, con fitolitos en forma de conos truncados. El nivel inferior (TLVS2N3, muestra 1642) cuenta con una asociación similar a la muestra media y variaciones cuantitativas de sus morfotipos, como así también la presencia de fitolitos articulados conformados por elementos epidérmicos que incluían células largas, cortas, aguijones, como así también hileras buliformes de elementos poliédricos y en forma de abanico. Entre los fitolitos no articulados se observaron los prismáticos elongados, poliédricos y algunos fitolitos en forma de abanico, característicos por tener el flabelo con una escotadura o concavidad superior. La fracción fina se caracterizó por una asociación formada por elementos articulados con escaso número de células, tanto de origen epidérmico como subepidérmico; y fitolitos entre los que resultaron abundantes también los elementos aguzados, los poliédricos y en forma de abanico, asociados con los de forma de conos truncados y, en menor abundancia, los de formas de silla de montar y bilobados.

Terraza Los Varela, Sondeo 4

De igual modo que la anterior, la secuencia pedológica de esta terraza fue interpretada en tres niveles. El nivel superior (TLVS4N1, muestra 1643) presentó una asociación de microrrestos que en su fracción gruesa se caracterizó por la abundancia de fitolitos poliédricos generalmente tabulares y grandes, como así también en forma de abanico, con claro predominio de los elementos con extremo superior con escotadura y relativamente escasos fitolitos prismáticos elongados. También se observó la presencia de fitolitos articulados principalmente conformados por elementos originados en células poliédricas y en forma de abanico. Tanto los fitolitos poliédricos como los de forma de abanico, si bien algo menores en cuanto al tamano, se presentaron también en la fracción fina, asociados a elementos originados en formas aguzadas, elongados prismáticos y fitolitos originados en células cortas graminoides, como en los casos de los de forma de silla de montar, de pesa de gimnasia bilobadas y de conos truncados. El nivel medio (TLVS4N2, muestra 1644) se caracterizó por la presencia de diatomeas con buen estado de preservación, escasa cantidad de microrrestos en su fracción gruesa y la presencia de fitolitos articulados principalmente formados a partir de células poliédricas y fitolitos no articulados tales como los poliédricos, prismáticos elongados y en forma de abanico, los bilobados y de forma de conos truncados, como así también elementos aguzados. En lo referente al nivel inferior (TLVS4N3, muestra 1645), se observó una asociación de microrrestos bastante disímil de las suprayacentes, principalmente en relación con la abundancia y presencia de ciertos morfotipos, tales como los elementos prismáticos elongados, poliédricos y en forma de abanico, como así también fitolitos articulados de afinidad graminoide y dicotiledónea en la fracción gruesa. La fracción fina presentó fitolitos en formas aguzadas; los poliédricos, en forma de abanico y prismáticos; mientras que entre los de menor tamano, los fitolitos en forma de silla de montar, asociados a los de forma de cono truncado y bilobados, fueron abundantes. Característicos de esta asociación resultan los fitolitos en forma de silla de montar colapsada y los globulares espinosos no reportados en las muestras suprayacentes. En esta muestra se observó también en forma diferencial la presencia de espículas de espongiarios lisas -del tipo de las macroescleras-, las cuales se hallaban en su mayoría con un alto grado de fragmentación.

Variaciones composicionales de las tres estructuras

El análisis comparativo de las asociaciones fitolíticas presentes en las tres estructuras de cultivo muestra variaciones respecto de composición y abundancia; mediante el análisis de correspondencia de sus asociaciones fitolíticas (Figura 8) se pudo observar una clara vinculación entre las muestras de la estructura TLV5 en su componente inferior (N4) y en los superiores (N1-N3), las cuales se diferencian de las asociaciones de las estructuras TLV2 y TLV4. El análisis comparativo de los índices de los elementos diagnósticos (Figura 9, Tabla 2) permite concluir que tanto en TLV2 como en TLV4 resulta escasa y/o ausente la presencia de bambusoideas y el grupo de las pooideas/stipoides, a diferencia de TLV5, donde son muy abundantes en ciertos niveles. Por otra parte, puede establecerse mediante estos valores la diferenciación de ambas estructuras, las cuales ?si bien con un predominio de los morfotipos panicoides en la TLV2, escasos chloridoides y abundantes danthonioides? se diferencian del TLV4 por la mayor abundancia de chloridoides y la escasa representación de los tipos danthonioides. Esto permite concluir que las estructuras TLV2 y TLV4 poseen una composición fitolítica bastante homogénea en sus niveles, con una marcada diferencia en la muestra 1641 para el caso de la TLV2, la cual posee una composición particular, en especial en lo referente a los morfotipos diagnósticos (Figura 9) que no sólo difiere de ambas estructuras, sino también de las asociaciones de la TLV5. Si bien en los tres casos existe una composición de elementos botánicos que difieren de los presentes en la flora local, tanto el TLV2 como el TLV4 presentan una mayor concentración de elementos diagnósticos (en especial, elementos danthonioides y panicoides, Figura 9) que el TLV5, quizás por un uso temporal acotado o por su utilización ocasional. Estas evidencias, sumadas al hecho de la escasa presencia de elementos no-fitolíticos relacionados con cuerpos de agua, podrían indicar el uso de estas dos estructuras solamente en períodos favorables para el cultivo. Por su parte, la TLV5 presenta varios ciclos de utilización, los cuales, en correspondencia con las variaciones de los contenidos de materia orgánica, las características pedológicas depositacionales y las composiciones fitolíticas, resultan concordantes. En referencia a la información fitolítica, los resultados permiten apreciar una variación cualicuantitativa de sus componentes con respecto a las otras dos estructuras (Figura 9). Esto permite inferir una diferencia en los elementos botánicos que estuvieron presentes, si bien puede plantearse una vinculación (Figura 8) entre la asociación fitolítica de la TLV2 con los niveles superiores de la TLV5 (N1-N3), mientras que las asociaciones de la TLV4, por su parte, presentan más afinidad con el nivel inferior de la TLV5 (N4).

Figura 8. Análisis de correspondencia de las asociaciones fitolíticas de las estructuras TLV2, TLV4 y TLV5 (N1-N4 niveles de muestreo). Porcentaje de la variabilidad de los tres primeros ejes 63,9462%.

Tabla 2. Índices de morfotipos diagnósticos y composición de cada uno de los grupos considerados.

Figura 9. Representación gráfica de los valores de los índices de de los morfotipos diagnósticos en las asociaciones fitolíticas de las estructuras TLV2, TLV4 y TLV5.

DISCUSIONES

Algunos morfotipos descriptos, como es el caso de fitolitos en forma de abanico escotados (Fs06), han sido asignados a las chloridoideas en estudios de la vegetación del caldenal (Gallego y Distel 2004), pero por no contar con estudios equivalentes para esta región, no se los ha considerado como diagnósticos. La presencia de elementos arecoides, en especial en los niveles N3 y N4 de la TLV5, puede tener vinculación con la presencia de Trithrinax schyzophylla en las laderas bajas y parte del piedemonte del Chaco serrano (Mórlans 2009), o bien puede llegar a vincularse con su cultivo en esta localidad considerando su ausencia en otras estructuras, como así también en los niveles superiores de la misma TLV5. Además, constituye uno de los indicadores que mayores posibilidades de depositación secundaria puede tener entre lo elementos diagnósticos reportados. Una consideración similar debe realizarse con los fitolitos bambusoides (sensu Piperno y Pearsall 1998), ya que en la flora regional sólo se halló la presencia de estos componentes en el distrito de Selvas montanas de la Provincia de las Yungas (Mórlans 2009), representado por Chusquea lorentziana, que es muy abundante en el estrato arbustivo. Este elemento fue observado con distinta abundancia relativa en las tres estructuras de cultivo, si bien es mayoritariamente abundante y abarcativo en la TLV5, lo cual permite estimar su presencia como resultado de la actividad vinculada a esta estructura, ya sea con la finalidad de reparo o de utilización de las propias canas. Por último, si bien dentro de las panicoides se encuentran distintos elementos que pueden utilizarse en cultivos, a escala regional, uno de los componentes principales es el maíz (Zea mays). Al respecto, son numerosos los artículos en los que se ha analizado la composición fitolítica de esta especie en Ecuador, como ya fuera mencionado, como así también en Uruguay (del Puerto e Inda 2001, 2005; Inda y del Puerto 2008; Iriarte 2003) y en Argentina (Korstanje y Babot 2005; Würschmidt y Korstanje 1999); particularmente haciendo referencia a los distintos morfotipos en forma de cruz. La presencia de cruces en el grupo conformado por los morfotipos de afinidad panicoide, conjuntamente con algunos tipos de fitolitos bilobados y polilobados, y su abundancia en los niveles de estabilización de los perfiles permiten inferir que las maideas han sido uno de los elementos cultivados en estas estructuras, con particular abundancia en las asociaciones superiores de los niveles N3 y N4 de TLV5, como así también de TLV2 y TLV4.

A modo de conclusión se puede senalar que las estructuras analizadas difieren composicionalmente respecto de los fitolitos que pudieron haberse originado en la flora de la región de la localidad Los Varela, y que esta marcada diferencia se encuentra dada principalmente por la abundancia de fitolitos de afinidad panicoide y en algunos casos bambusoide, asignables a los elementos vegetales que se cultivaban en dichas estructuras. Para la estructura TLV5 se pudo detectar la presencia de varios ciclos de utilización demarcados claramente por diferentes morfotipos fitolíticos y la abundancia de cada uno de ellos; diferenciación que no pudo ser detallada en las estructuras TLV2 y TLV4 con igual intensidad, ya fuera por la escasa potencia de su sustrato o bien por la uniformidad de su utilización. Los elementos hallados en las tres estructuras muestran diferentes tendencias composicionales, como así también respecto de su abundancia relativa, si bien el marco común de las tres es la abundancia de fitolitos panicoides. Estas diferencias pueden haber sido ocasionadas por su ubicación particular en el terreno y, en consecuencia, por sus distintas características microambientales, o bien ?a consecuencia de ello? pudieron haberse utilizado distintas pautas de manejo en cuanto al uso diferencial del espacio. En referencia a los niveles N3 y N4 de la estructura TLV5, es a la luz de estos resultados que puede estimarse que han sido los de mayor aprovechamiento agrícola, tanto respecto del tiempo como del tipo de actividad, si bien los indicadores en ambos resultaron diferentes. Este incremento del aprovechamiento agrícola en el valle puede vincularse con las prácticas que comienzan a desarrollarse más intensivamente hacia momentos Aguada, con la introducción de nuevos recursos técnicos, obras de regadío y el control de suelos (Figueroa 2010; Laguens 2004). Esto se evidencia en una mayor cantidad de indicadores de regadío (observados en el incremento de diatomeas y espículas de espongiarios, la presencia de fitolitos no articulados y el desgaste parcial de fitolitos que podrían estar vinculados con su origen alóctono) y una mayor concentración de elementos vinculados a las panicoideas (posiblemente maideas) y dicotiledóneas en el N3 e indicadores de condiciones de secano temporal en el N4, como es el caso de la presencia de estomatocistes de crysostomatáceas, como así también el incremento de chloridoideas en este nivel. Los resultados de estos análisis indican que, los microrrestos silíceos constituyen un recurso metodológico que puede brindar evidencias vinculadas con las técnicas de manejo de recursos vegetales. Mediante esta línea de investigación ha sido posible establecer aproximaciones acerca del tipo de plantas cultivadas, la distribución espacial de las zonas de cultivos y la localización temporal de esas prácticas; por lo que resultaría de importancia su aplicación sistematizada o en mayor grado de detalle para este tipo de estructuras antrópicas.

Agradecimientos

Al Dr. Andrés Laguens, a la Dra. Mariana Dantas, al Lic. Eduardo Pautassi y al personal del Museo de Antropología (Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad Nacional de Córdoba), que colaboraron en esta tarea. Los trabajos de campo y laboratorio en que se basa este estudio fueron financiados por subsidios SECyT-UNC-, FONCyT y CONICET. Los autores desean agradecer las valiosas sugerencias brindadas por los revisores de este manuscrito.

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