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Intersecciones en antropología

versión On-line ISSN 1850-373X

Intersecciones antropol. vol.13 no.1 Olavarría ene./jul. 2012

 

ARTÍCULO

Fotografías de indígenas en manuales escolares argentinos: representaciones visuales y connotaciones textuales

 

María José Saletta

María José Saletta. Asociación de Investigaciones Antropológicas. Bartolomé Mitre 1137 7° G. Ciudad Autónoma de Buenos Aires. E-mail: adverbiodemodo@gmail.com

Recibido 28 de abril 2011
Aceptado 8 de julio 2011

 


RESUMEN

El objetivo de este trabajo es analizar las fotografías de pueblos originarios argentinos utilizadas en manuales escolares de 2o y 3o ciclo publicados por dos editoriales: Santillana y Aique. Se presentan los resultados de un análisis cuantitativo y cualitativo de 93 fotografías correspondientes a 38 manuales publicados entre los anos 2000 y 2005. Se reconoce qué tipo de imágenes son utilizadas, la presencia o no de cultura material autóctona, la utilización de epígrafes y la adscripción étnica de los retratados. Se concluye que existe una representación diferencial a favor de aquellas imágenes que muestran pueblos originarios con su cultura material, pero, al mismo tiempo, una utilización de un lenguaje que emplea términos como "aborigen", que implica un sesgo homogeneizador. Las fotografías son empleadas sólo en su función denotativa, mientras que se deja de lado la connotación visual en privilegio de la textual. La información presente en epígrafes y textos que acompanan a las imágenes no cumple con los requisitos necesarios de precisión y rigurosidad.

Palabras clave: Fotografía; Denotación; Connotación; Objetividad; Aborigen.

ABSTRACT

Photographs of indigenous people in argentinian school textbooks: visual representations and textual connotations.The aim of this paper is to analyze photographs of native people in Argentinean primary and secondary school textbooks published by two companies, Santillana and Aique. Results from quantitative and qualitative analyses of 93 images taken from 38 school text books published between 2000 and 2005 are presented. Type of image used, presence of autochthonous material culture, use of epigraphs, and the ethnic adscription of the subjects portrayed are analyzed. It is concluded that there is differential representation in favor of those images showing native people with their material culture, although the use of language that contains derogative terms such as "aborigen" (i.e., native people) at the same time clearly indicates an homogenizing bias. Images are used mostly denotatively, while textual connotation is privileged over visual connotation. Information on the epigraphs and texts accompanying an image do not fulfill the requirements of thoroughness and accuracy, thus reducing the images to illustrations rather than useful documents.

Keywords: Photographs; Denotation; Connotation; Objectivity; Aborigen.


 

INTRODUCCIÓN

Este trabajo tiene por objetivo principal analizar la representación visual de los pueblos originarios a través de fotografías aparecidas en los manuales escolares argentinos de Ciencias Sociales correspondientes a 4o, 5o, 6o y 7o grados del nivel Primario y a 1o y 2o ano del nivel Secundario. El periodo elegido abarca cinco anos, desde 2000 hasta 2005, ano este último en que se inició el relevamiento de los manuales. Se buscó tener un panorama acerca de cuáles son las sociedades originarias que se encuentran representadas en los manuales escolares y cómo se estructura su registro visual. En forma complementaria, se propone indagar: a) si la cultura material de los propios pueblos está representada en esas imágenes; b) si los muestran incorporados al Estado-nación argentino; c) si las fotografías que fueron seleccionadas para publicar incluyen indígenas transculturados o no; y d) cuál es el rol pedagógico que de ellas se hace en los manuales.

ANTECEDENTES Y MARCO TEÓRICO Antecedentes del caso de estudio

En los últimos anos, desde la arqueología ha habido un interés por utilizar las fotografías como una fuente de información sobre el pasado, tanto para el estudio de la cultura material como para el de los sistemas simbólicos en los que ella participa y cuyas trazas materiales son de poca conservación en el registro arqueológico. En este sentido, el trabajo de 1999 de Orquera y Piana La vida material y social de los yámana consideró que el corpus disponible de fotografías de los yámana de Tierra del Fuego "constituye fuente de nueva información objetiva" (Orquera y Piana 1999: 21) acerca de la cultura material, vida social y aspectos económicos. Siguiendo esta vía de investigación, pero con una metodología centrada en el relevamiento de datos sobre cada fotografía e individuo fotografiados, Fiore (2002, 2007) ha presentado un exhaustivo análisis cuantitativo y cualitativo de fotografías de indígenas fueguinos (yámana y shelk'nam) como fuente de información alternativa y complementaria al registro arqueológico, sobre todo en lo relativo a aquellos aspectos con baja visibilidad arqueológica, como lo es el uso de pintura corporal. Desarrollado dentro de esta línea de estudio de la fotografía en la arqueología, Fiore y Varela (2009) presentan un análisis de las fotografías de los indígenas fueguinos para descubrir cuáles de las pautas culturales nativas dejaron una impronta en las imágenes tomadas por los europeos entre 1881 y 1960. Su principal aporte teórico es el reconocimiento de que la agencia de los sujetos fotografiados es visible en el registro fotográfico, puesto que ellos no siempre se dejaron retratar de una manera pasiva, con lo cual contribuyeron a la composición de la imagen fotográfica. Por lo tanto, las fotografías proveen información visual objetiva sobre la cultura material indígena, analizable desde un punto de vista arqueológico. En esta misma línea metodológica, pero centrándose sobre las fotografías tomadas por arqueólogos en el proceso de excavación, Saletta (2010) hace un análisis de la historia del desarrollo de la arqueología argentina a través de las imágenes que fueron tomadas en el campo entre 1905 y 1930. Otros arqueólogos han trabajado con fotografías como: a) método del registro de datos en el laboratorio y en el campo (Stafford 1995) o b) como disparadores de ideas y generadoras de hipótesis (Manzi 2000; Xenatore y Zarankin 1996). El único antecedente directo sobre uso de la fotografía de pueblos originarios en los manuales escolares es el trabajo de Báez (2005). El autor hace un análisis cualitativo de los textos que acompanan a las imágenes de pueblos originarios en once fotografías extraídas de cuatro manuales escolares chilenos. Se centra en cómo los textos que acompanan a la imagen pueden sesgar la interpretación que de ella se haga (incluso, en ciertas ocasiones, el contenido es erróneo), lo cual proporciona información que no guarda relación alguna con la fotografía. La perspectiva cuantitativa de la arqueología con fotografías propuesta en este artículo, que incluye el análisis de la cultura material y que toma en cuenta la subjetividad de los retratados, permite abordar la temática de las fotografías de indígenas en textos escolares y enriquecer la propuesta antropológica iniciada por Báez (2005).

Marco teórico

La interpretación de la fotografía como un artefacto cultural ha sido planteada por autores de otras disciplinas, como la sociología o la semiología. El estudio de la fotografía como un producto social, antes que como una mera imagen reproductora objetiva de la realidad visual, ha enfatizado que la fotografía no es lo real (en el sentido de que no es lo que se fotografió), sino lo que denomina su analogon perfecto (Barthes 1995). Esta cualidad es la que otorga a la imagen fotografiada, desde el sentido común, la pretensión de verdad. Ella surge a partir de considerar ingenuamente que la foto sólo se reduce a lo que ella denota, sin considerar que también produce sentido connotado. Es por esto que en este trabajo se observa tanto lo denotado ?qué es lo que aparece en la fotografía? como lo connotado ?qué es lo que la imagen sugiere a partir de la composición de sus elementos visibles?. También Barthes (2004) propuso que el mayor valor de la fotografía no es tanto representar la realidad, sino autentificar su existencia en el tiempo. La fotografía sería la representación de una realidad concreta ?el objeto/sujeto representado? pero más aún constituiría la autentificación de que ese pasado tuvo lugar. En este artículo exploraremos cuál es el modo de uso de la fotografía en los manuales escolares: si funcionan sólo como representación visual (entendida como la acción de hacer presente algo con imágenes que ilustran sobre dicho referente) de los pueblos originarios, o si también se las utiliza como un documento (apelando a cualidad de certificación de existencia de un hecho en un tiempo y espacio determinado) que permita acceder al conocimiento de datos sobre esas sociedades (Fiore 2002, 2007). La relación entre objetividad y realidad en la fotografía y los usos sociales de las imágenes fotográficas ha sido también vinculada a su capacidad de transcripción visual: es el resultado de una relación arbitraria y, por ello mismo, de una trascripción:

entre todas las cualidades del objeto, solo son retenidas aquellas [cualidades] visuales que se dan en el momento y a partir de un punto de vista único; estas son transcriptas en blanco y negro [sic], generalmente reducidas y siempre proyectadas en el plano (Bourdieu 1998: 135).

Entonces, según el planteo de Bourdieu (1998), el carácter atribuido a la fotografía en sus comienzos como verdadera y real surge de que la manera de encuadrar las imágenes respondía a las normas de la perspectiva renacentista, que empleaba las leyes tradicionales de la ortometría. Según este autor, las imágenes que no respondían a esta lógica eran generalmente descartadas por la mayoría de los fotógrafos, no por ser menos "reales" que las otras, sino porque no concordaban con las reglas tradicionales de representación visual de Occidente. Estamos de acuerdo con este autor en que la mayoría de los fotógrafos capta el mundo de la manera en que lo ve, de acuerdo con las normas sociales que orientan la práctica fotográfica, que le otorgan ingenuamente el carácter de "objetivo" a la fotografía. Esto devela que la visión plasmada en la fotografía responde a la visión clásica y hegemónica del mundo. A ello se le suma su génesis mecánica, que es el otro aspecto de este acuerdo social sobre la supuesta objetividad atribuida a la fotografía en sus comienzos. En este artículo se analizará si la presencia de las fotografías en el manual responde a la pretensión de objetividad ingenua de la imagen mecánica por sobre el uso de ilustraciones para acompanar a los textos didácticos. Si la fotografía es un artefacto de cultura material (Fiore 2002, 2007; Fiore y Varela 2009; Ruby 1996), entonces, utilizando una perspectiva arqueológica, puede ser analizada como un producto del quehacer humano. Desde la arqueología se ha abordado la fotografía de dos maneras. La primera es la utilizada por autores como Manzi (2000), que la consideran como fuente de hipótesis a contrastar con el registro arqueológico. La segunda vertiente es la línea planteada por Fiore sobre cómo las secuencias de producción de una fotografía ?toma, edición, publicación, archivo? brindan información tanto sobre los sujetos que fotografían como sobre los sujetos y objetos retratados (Fiore 2002). Dicha postura considera a todos los actores relacionados con la toma de una fotografía: quién la toma, qué o a quién/es se retrata y la situación de retrato y para quiénes/qué público se la realiza. De otro modo, se puede caer en una interpretación de la imagen de acuerdo con la cual se considere a los sujetos (tanto fotógrafos como retratados y público) como pasivos y negados en su capacidad de acción (Fiore 2002, 2007; Kossoy 2001). Según este punto de vista, la fotografía es un artefacto textualestecnológico producido dentro de un contexto cultural determinado y, por lo tanto, es una tecnología que no se encuentra libre de interpretaciones subjetivas, tal y como fue concebida en sus inicios, cuando se la consideraba capaz de representar de manera objetiva y veraz la realidad (Gernsheim 1986). Varios autores se han interesado por determinar las etapas del proceso de producción de la fotografía para analizar mejor las condiciones que permiten su realización (Fiore 2002; Fiore y Varela 2009; Kossoy 2001). Este proceso de formación del registro fotográfico consta de: a) toma fotográfica: hecha por un fotógrafo a un objeto/sujeto, en un momento determinado; b) procesamiento: revelado, copia y edición; c) uso: exhibición, publicación; d) destino final: archivo, destrucción, pérdida (Fiore y Varela 2009: 18). Este trabajo evaluará la etapa de la toma fotográfica, que es importante para entender cuáles son los agentes que produjeron esa imagen, pero se concentrará especialmente en la etapa de uso de la fotografía. En este sentido, las imágenes publicadas de pueblos originarios argentinos serán analizadas teniendo en cuenta dos modos de uso. El primero es el implicado por nuestra propia investigación, que considera a las fotos como documentos, tanto por la información visual que brindan en sí mismas (sobre los pueblos originarios) como por el contexto en el que se hallan publicadas (los libros de texto escolares). El segundo modo de uso es el que adquieren las fotografías en los manuales escolares argentinos, y respecto de este modo de uso, entender cómo las imágenes fotográficas de pueblos indígenas se insertan dentro de los contenidos y su funcionamiento es uno de los objetivos de este artículo.

MÉTODO Selección de editoriales

La oferta argentina de manuales escolares es realizada por varias grandes editoriales, entre las que se incluyen Santillana, Aique, A-Z, Kapelusz y Puerto de Palos. En este caso, se seleccionaron sólo dos de ellas: Santillana y Aique. Esta selección respondió a criterios marcados por la estructura de la oferta editorial argentina en materia de libros de texto para educación media en el periodo 2000-2005. Así, Santillana fue elegida por ser una de las empresas de mayor injerencia dentro del mercado editorial en Argentina, además de contar con una gran cantidad y variedad de manuales escolares. Por lo tanto, Santillana orientó los criterios de selección de las otras posibles candidatas ?Aique, A-Z, Kapelusz y Puerto de Palos?, ya que la seleccionada debía contar con una cantidad de manuales escolares publicados similar a la de Santillana para que las muestras comparadas tuvieran tamanos similares. Aique, aunque con menor cantidad de manuales publicados, cumple tanto con este requisito como con el de estar presente en los mismos niveles educativos que Santillana1.

Rango temporal bajo estudio, nivel educativo elegido y selección de manuales

El rango temporal bajo estudio es el período 2000-2005, que fue seleccionado para establecer el estado de la cuestión en los cinco anos anteriores al inicio de trabajo de relevamiento de datos. Este lapso se considera apropiado para evaluar el uso actual de las fotografías de pueblos originarios en libros de texto escolares, puesto que permite generar una muestra suficientemente abundante para establecer comparaciones entre las diferentes editoriales. Los niveles educativos bajo análisis fueron el segundo y tercer ciclo del EGB (Educación Básica General, niveles 4o, 5o, 6o, 7o, 8o y 9o), o los correspondientes niveles primarios (4o, 5o, 6o y 7o grados) y el 1o y 2o anos del nivel secundario2. Siguiendo estos criterios, se relevaron todos los manuales de ambas editoriales para el área de Ciencias Sociales.

El relevamiento de los manuales se hizo en su totalidad en la Biblioteca Nacional (BN), situada en la ciudad de Buenos Aires, durante los anos 2005 a 20073. Se relevaron todos los manuales que se hubiesen publicado en el periodo 2000-2005 a partir de la base de datos de la BN. Por cada manual relevado se llenó in situ una planilla en la que se consignaron: a) autor/autores, b) editorial, c) ano de publicación, e) ano escolar, g) título del manual, h) presencia/ausencia de fotografías, i) de haber fotografías, páginas en las que se encuentran, j) nombre del capítulo en donde se encuentran las fotografías, k) ubicación del libro en la BN (es el número que le corresponde al libro dentro de la biblioteca, este código no se transfiere ni se vuelve a utilizar, por lo tanto, permite no repetir los manuales). Los libros que contaban con fotografías de indígenas argentinos fueron fotocopiados seleccionando las páginas correspondientes a las fotografías y al texto que las acompanara. Los criterios, no excluyentes, para considerar una fotografía como perteneciente a un pueblo originario fueron: a) que la imagen incluyera diacríticos culturales autóctonos como elemento de composición; b) que el texto del manual y/o el epígrafe de la foto senalaran al retratado como perteneciente a un pueblo originario; y c) que la imagen perteneciera a un corpus de fotografías previamente conocidas por la relevadora a través de investigaciones previas a este trabajo.

Procesamiento de datos

Los datos obtenidos fueron volcados en una base de datos (en formato Excel) en la que se agregaron los siguientes campos: l) número de registro: correspondiente a la fotografía (único e irrepetible); m) número de repetición: en los casos de fotografías (en adelante, TF) se consigna en este campo el número de registro correspondiente a la fotografía en que la toma había sido registrada por primera vez; o) presencia de cultura material: alóctona (europea o criolla), autóctona (original de las sociedades) o autóctona más alóctona; p) sociedad adscripta por la editorial: se anota la pertenencia étnica indicada por la editorial; q) sociedad adscripta en el relevamiento: si era posible de determinar por las características denotadas en la fotografía, se les asignaba una adscripción étnica a los sujetos fotografiados; r) presencia de epígrafes: sí o no; s) epígrafe: texto completo del epígrafe; t) comentarios generales. Posteriormente se hicieron cruces entre los diferentes campos de la base de datos para establecer la relación entre: 1.- cantidad de fotografías publicadas por editorial; 2.- cantidad de tomas totales por editorial; 3.- cantidad de fotografías con epígrafes; 4.- cantidad de fotografías por sociedad representada; 5.- presencia y tipo de cultura material por sociedad representada; 6.- promedio de fotografías por manual en la muestra y por editorial; y 7.- porcentaje de fotografías totales en la muestra.

ANÁLISIS DE CASO 1. Caracterización de la muestra en general

Se relevaron 77 manuales, de los cuales, 53 corresponden a la editorial Santillana y 24 a la editorial Aique. Hay un total de 38 manuales con imágenes de pueblos originarios argentinos, de los cuales 29 corresponden a Santillana y 9 a Aique (Figura 1). Se registró un total de 93 tomas en los 38 manuales de la muestra, lo que da un promedio de 2,4 tomas por manual. Sin embargo, Santillana es la editorial con más imágenes de pueblos originarios por manual, con un promedio de 2,68 tomas por libro; mientras que Aique tiene un promedio más bajo, de 1,6 tomas por manual. Del total de 93 fotografías, hay 48 fotografías únicas (en adelante, FU) y las restantes 45 están repetidas (en adelante FR), lo que significa que una misma imagen fue publicada más de una vez (ver más adelante). La editorial Santillana repite el 43% de sus imágenes (41 FR sobre 78 TF), mientras que Aique repite el 46,6% (7 FU sobre 15 TF) de sus fotografías. En los textos o epígrafes que acompanan a las 93 TF, el término "aborigen" es el más frecuentemente utilizado: en el 37,6% de los casos, de los cuales el 23,7% pertenecen a menciones en Santillana y el 13,9% a casos en Aique. Sin embargo, es Aique la que utiliza "aborigen" más frecuentemente en sus epígrafes para referirse a los sujetos fotografiados (ver más adelante). Santillana identifica seis pueblos originarios, mientras que Aique, sólo uno. Las dos editoriales tienen representación en todos los niveles educativos (Figura2). La mayor parte de las fotografías de la muestra corresponden a tomas realizadas a fines del siglo XIX y principios del XX. Se trata de imágenes en blanco y negro tomadas en el contexto de expediciones militares y/o científicas, que responden a lógicas de representación con intenciones científicas y/o documentales y, por lo tanto, con pretensiones de "objetividad" (Bourdieu 1998). Dicha lógica de representación tiene como indicadores visuales el uso de planos generales; los retratados aparecen de frente o tres cuartos de perfil, parados o sentados. Las tomas respetan las leyes de perspectiva occidental, que intentan construir una imagen de la manera que se considera la más ajustada a la realidad (Bourdieu 1998; Dubois 2008). Además, en los textos han sido usadas también fotografías en color de personas pertenecientes a pueblos originarios en tiempos actuales. Éstas, en su mayoría, son retratos (tomas en primer plano de una persona, que muestran desde el rostro hasta el sector de los hombros). En pocas de ellas, las personas retratadas se encuentran realizando actividades: aparecen bailando o en algún tipo de acto con pancartas y banderas. Las fotografías se encontraron en su mayoría formando parte de los capítulos referidos a los primeros pobladores del continente americano, o de la región o de la provincia sobre la que trata el manual. Algunas de ellas también aparecieron en capítulos en los que se analiza el cambio de la vestimenta a lo largo del tiempo.

Figura 1. Manuales con y sin fotografías en Aique y Santillana.

Figura 2. Distribución de manuales por ano por editorial.

2.1 Sociedad originaria atribuida por editorial

Hay 37 FU seleccionadas por la editorial Santillana para publicar; sus sucesivas repeticiones elevan las imágenes a 78 TF. En los textos que acompanan a las 37 FU, el término más utilizado para describirlas es "aborigen". Las adscripciones étnicas mencionadas son, en orden decreciente, los mapuches, los shelk'nam y los tehuelches. Con una sola mención cada uno aparecen los guaraní, kolla y wichi. En una ocasión no se menciona la pertenencia étnica de los retratados en el texto ni en el epígrafe (tampoco se los denomina con la palabra "aborigen"): esa imagen es utilizada para mostrar actividades que en la actualidad se llevan a cabo como en el pasado (Tabla 1). Por consiguiente, hay una tendencia a utilizar el término "aborigen". Es pertinente aclarar que una de las acepciones de la definición de la RAE de la palabra aborigen es: "2. adj. Se dice del primitivo morador de un país, por contraposición a los establecidos posteriormente en él"4. La etimología de este término se deriva del latín "ab origine" que significa "desde el origen"5, por lo que es correcto su uso para referirse a los pobladores originarios de nuestro continente. Sin embargo, el uso generalizado de esta palabra genera una homogeneización de todos los pueblos originarios, y se subsumen así sus características étnicas e históricas particulares bajo una única calificación genérica. Esta homogeneización es aún más explícita en aquellos casos en los que la información sobre la adscripción étnica de los retratados está disponible en los archivos de imágenes de donde la fotografía fue tomada, hecho que nos consta a partir de las propias investigaciones del equipo del que formamos parte (e.g., Fiore y Varela 2009; Saletta 2010). Al evaluar el uso de las 78 TF en los manuales de Santillana, la sociedad con más fotografías es la shelk'nam. Esto implica que, si bien las fotografías de shelk'nam no son las más frecuentes en las FU posteriormente, son las más utilizadas en las TF: se reiteran siempre las mismas siete imágenes (Tabla 1). Las imágenes de los mapuches se duplican, mientras las identificadas con el término "aborigen" pasan de 16 FU a 22 TF. Esta tendencia a publicar una mayoría de fotografías con sus respectivas adscripciones étnicas (encabezadas por shelk'nam y mapuches) implica que Santillana reconoce, al menos, cierta diversidad cultural en los pueblos originarios argentinos. Aique tiene 8 FU, cuyas repeticiones suman un total de 15 TF. En las 8 FU sólo se identifica a los mapuches, y esto ocurre en un único caso. En 6 de las restantes, se identifican sólo como "aborígenes" (Tabla 1). Con esto podemos respaldar lo dicho anteriormente sobre el uso de este término, ya que en muchas de las fotografías existe información visual que permite una adscripción étnica más precisa y rigurosa. Uno de los casos lo consideramos como indeterminado, pues pertenece a una imagen en que la editorial identifica a los retratados como "campesinos" aunque la fotografía (utilizada también por Santillana, ver más adelante) muestra a miembros de la etnia mapuche. En las 15 TF (Tabla 1), la cantidad de pueblos originarios identificados permanece igual, ya que la única toma con adscripción (mapuche) no fue vuelta a publicar. En 13 casos se prefirió utilizar "aborigen" por sobre algún tipo de adscripción étnica, lo que muestra una tendencia de la editorial a subsumir la diversidad cultural de los pueblos originarios.

Tabla 1. Sociedades identificadas por Santillana y Aique y sociedades identificadas por el relevamiento propio.

2.2 Sociedad originaria adscripta por nuestro relevamiento6

En las 37 FU de Santillana, hay 18 casos en los que no fue posible adscribir ningún pueblo originario porque la cultura material retratada no es diagnóstica (Tabla 1). Se identificaron las siguientes sociedades: mapuche, shelk'nam, tehuelches y kolla. No existen casos de TF que asignen diferentes adscripciones étnicas en los epígrafes y/o texto. Al comparar la asignación étnica efectuada por la editorial Santillana con nuestro propio relevamiento se constata una diferencia entre ambas (Tabla 1). Santillana identificó fotografías con determinadas sociedades posiblemente a partir de información de archivo a la que no tuvimos acceso durante el relevamiento, y no de la cultura material retratada en las imágenes. En estos casos consideramos que no era posible asignar una identidad étnica a los fotografiados sobre la base de la información visual (presencia de cultura material autóctona) provista por la imagen. En uno de los casos, la fotografía de una mujer shelk`nam fue utilizada en un manual diferente y designada como "india fueguina", aun cuando la información sobre su pertenencia étnica estaba disponible para la editorial, lo que indicaría que la propia editorial no es rigurosa con la información suministrada en diferentes publicaciones. En los casos de las imágenes asignadas a guaraní y wichi por Santillana, no existen elementos de la cultura material que permitan identificarlas como pertenecientes a esas comunidades. Ambas son retratos en color de ninos con ropas occidentales; tal vez la editorial les asignó pertenencia a esas sociedades con información que no está disponible en el texto que acompana al manual. Es por ello que sobre la base de la información visual suministrada por la fotografía no se puede hacer una identificación étnica. En las 8 FU de Aique, nuestro relevamiento adscribió tres fotografías como mapuche por el tipo de cultura material retratada, mientras que consideró a las otras cinco como indeterminadas (Tabla 1). Sobre el total de 15 TF, se identificaron 8 imágenes de mapuches, contra una identificada como tal por la editorial. Esto implica que la editorial evitó asignar en los epígrafes o en el texto una identidad al grupo étnico retratado, aun cuando la cultura material en la fotografía lo permitiese. En cambio, Aique decidió utilizar el término genérico "aborigen" como denominador común de los retratados (Tabla 2), con lo cual se invisibiliza la diversidad étnica existente.

Tabla 2. Santillana y Aique. Fotografías: presencia de cultura material.

2.3 Presencia/ausencia de cultura material autóctona (indígena) o alóctona (occidental: europea y/o criolla) en las fotografías

De las 37 FU en Santillana, el 62% ilustran cultura material autóctona y alóctona. Sólo el 21% retrata cultura material autóctona exclusivamente y el 17% registra sólo cultura material alóctona. Al sumar los porcentajes de fotografías que registran cultura material tanto alóctona como autóctona con las que sólo muestran cultura material alóctona, obtenemos que el 79% de las FU retratan indígenas con cierto grado de transculturación o transculturados (Tabla 2). Sin embargo, al analizar las 78 TF, se observa que el 51% corresponde a la presencia de cultura material autóctona y alóctona, mientras que las que retratan cultura material únicamente indígena aumentan a 37%, y las que muestran cultura material exclusivamente alóctona constituyen sólo el 12% (Tabla 2). Esto implica que, en la selección de fotografías disponibles, la editorial eligió mayor cantidad con algún grado de transculturación (79% de las FU); en cambio, cuando se escogieron las que serían publicadas en diferentes libros, eligió triplicar las que sólo presentan materiales autóctonos, mientras que las que comparten ambos tipos de cultura material sólo se duplicaron. Las tomas que sólo muestran cultura material alóctona aumentaron de 6 a 9 casos, por lo tanto, ni siquiera alcanzan a duplicarse. Esto indicaría que la intención de Santillana, al elegir tomas que incluyan algunos de sus productos culturales7 (88% de las TF), estaba dirigida a seleccionar más imágenes de pueblos originarios en las que se pudiera observar la agencia de los sujetos retratados. La cultura material autóctona que aparece en las fotografías son arcos, flechas, vestimenta, cestería, telares, medios de transporte y viviendas. Es cierto que tanto la cultura material autóctona como la alóctona pueden haber sido introducidas como elementos de la composición fotográfica a pedido o por imposición del fotógrafo. Este tipo de situaciones ha sido detectado en fotografías de pueblos originarios (Alvarado et al. 2001; Fiore y Varela 2009: 263). Sin embargo, es posible divisar la agencia del retratado a partir de algún dato visual objetivo sobre su cultura material y, por lo tanto, reconocer la expresión activa de su propia identidad étnica en la composición de la fotografía (Fiore y Varela 2009: 265). Estos datos objetivos surgen de aplicar un análisis cuantitativo que evidencie tendencias apreciables en un corpus de fotografías sobre una sociedad. Aquellos elementos objetivos (tipo de vestimenta, forma de uso de objetos, motivos de pintura corporal, etc.) que aparezcan como tendencias sistemáticas en el análisis pueden ser considerados como indicadores que demuestran la agencia del fotografiado en el proceso de formación de la fotografía, más allá de las intenciones del fotógrafo (Fiore y Varela 2009: 40) Las 8 fotografías del grupo shelk'nam retratan sólo cultura material autóctona y se repiten hasta llegar a 29 tomas, lo que indica un interés por parte de la editorial en mostrar imágenes que la incluyan (Tabla 4). Esto podría ser resultado de una motivación explícita de Santillana por utilizar fotografías (apelando a su carácter "realista" y "objetivo") para denotar cómo lucían los indígenas en el pasado. Esto implica la utilización de las fotografías como analogon perfecto de la realidad (sensu Barthes 1995). Este efecto es logrado también porque la mayor parte de las fotografías son tomas en planos generales que respetan las leyes de perspectiva ortométrica para que la imagen sea considerada "real" o "fiel" (Bourdieu 1998; Dubois 2008). Por lo tanto, estas fotos juegan en los manuales un rol de objetividad aparente, otorgado por su carácter de reproducción verosímil de la realidad, que no se halla presente en una ilustración dibujada. Las fotografías de pueblos originarios en los manuales representarían la existencia real (en el pasado y/o en el presente) de los grupos que retratan. Las 8 fotografías de mapuches registran tanto cultura material alóctona como autóctona, lo que podría indicar que los retratados mantienen al menos alguno de sus elementos culturales propios al tiempo que incorporan los de uso occidental. Seis de estas imágenes corresponden a fotografías actuales (fotografías en color, con individuos utilizando al menos alguna prenda actual) en las que aparecen miembros de esta etnia utilizando cultura material autóctona y alóctona. En una de ellas se ve a miembros de este pueblo originario en una protesta por los festejos del 12 de octubre, y en las cinco restantes aparecen jóvenes utilizando tanto cultura material indígena como occidental. Las otras dos imágenes de mapuches fueron tomadas a principios del siglo XX y corresponden a momentos en los que el proceso de transculturación no estaba aún avanzado y los retratados conservaban parte de su acervo material. Probablemente la presencia diferencial de cultura material autóctona en las imágenes de estas dos sociedades responda a los diferentes procesos de formación (sensu Fiore y Varela 2009) que ambos corpus de fotografías han tenido. Los mapuches fueron retratados cuando ya habían tenido un intenso contacto con los europeos y con Estados-nación americanos pero aún conservaban algunas pautas culturales propias. En cambio, las primeras fotografías tomadas a los shelk'nam fueron realizadas cuando aún este contacto no había producido un impacto tan grande como para que los sujetos fotografiados no tuvieran ya acceso a su cultura material autóctona (Fiore y Varela 2009). Las tomas hechas a principios del siglo XX, incluyendo las de shelk'nam y mapuches, responden a los estándares de representación visual de occidente ?tomas de frente en planos generales? (Bourdieu 1998) lo que, sumado a un interés explícito de los fotógrafos que hicieron las tomas por retratarlos con su cultura material original, les otorga un carácter más "realista" que el que puede tener una ilustración dibujada (Fiore y Varela 2009). Las 6 fotografías restantes muestran sólo cultura material alóctona (los indígenas totalmente transculturados) y sólo se mencionó ?en los epígrafes o en el texto? la pertenencia étnica en tres ocasiones (wichi, mapuche y guaraní), mientras que en las otras tres ocasiones se los designó como "aborígenes". Estas imágenes constituyen los pocos casos en los que Santillana describe a un pueblo originario a partir de información textual no accesible al lector y cuya adscripción visual no es posible de hacer tomando como base algún elemento objetivo presente en el contenido de la imagen. Por lo tanto, si el dato sobre la identificación étnica se encuentra ausente del texto y la imagen no denota otra cosa que la persona retratada, podemos suponer que la/s editorial/es hicieron una identificación étnica basada sobre rasgos físicos antes que en características propias de su cultura material, y por lo tanto están apelando a que los estudiantes orienten su mirada hacia dichos rasgos antes que hacia la agencia y la subjetividad de las personas retratadas (Tabla 2). Es innecesario decir que tales intentos carecerían de toda certeza y fundamentación. En las 8 FU de Aique, el 62% presenta solo cultura material alóctona (Tabla 2), mientras que el restante 37% incluye cultura material autóctona y alóctona. Esto implica que, para representar pueblos originarios, la editorial seleccionó, en más de la mitad de los casos, fotografías en las que no está presente al menos un elemento material indígena. La ausencia de tomas que denoten sólo cultura material autóctona es un dato que indica el poco interés editorial en publicar imágenes que reflejaran a los pueblos originarios con sus propios elementos culturales. Del total de 15 FU de Aique, el 53% muestran cultura material autóctona y alóctona al mismo tiempo, mientras que en el 47% sólo hay materiales alóctonos. Comparadas con las tomas no repetidas, se observa que las que representan cultura material alóctona y autóctona fueron utilizadas un poco más del doble de veces (de 3 a 8 casos) que las que únicamente muestran cultura material alóctona, que sólo pasaron de 5 a 7 casos. Esto implicaría una selección positiva a favor de aquellas imágenes que mostraran al menos un elemento material autóctono de los pueblos originarios en vez de las que los muestran utilizando todos elementos ajenos a su capital cultural material y, por lo tanto, incorporados a la sociedad occidental. En la Tabla 3 se presenta la relación existente entre la sociedad adscripta por la editorial y la presencia de cultura material. Como puede observarse, la única foto identificada por la editorial como pueblo originario (mapuche) muestra sólo cultura material alóctona y ningún elemento indígena. No hay cultura material que denote la pertenencia étnica de los retratados y ella se adscribe por información que es ajena a la ofrecida visualmente, aunque podría encontrarse en los archivos de Aique a los que el lector no tiene acceso. Esta información podría ser la autoadscripción del retratado a algún pueblo originario, pero al no estar enunciada en el texto que acompana a la imagen, queda anulada para el lector. En los tres casos en que aparece cultura material europea e indígena se los menciona con el término homogeneizante de "aborígenes", pese a que existe información visual y podría haber de archivo ?de donde proviene la imagen? que identificara la pertenencia étnica de los retratados. Entonces, esta editorial no está usando la presencia de cultura material autóctona en la fotografía como un diacrítico que pueda brindar información visual sobre la identidad étnica. Existe, aparentemente, intención en Aique de no identificar étnicamente a los retratados, aun cuando sea posible hacerlo. Esta negativa se relaciona además con el uso del término "aborigen" como categoría homogeneizante, e implica una predisposición de Aique a reunir a todos los pueblos originarios bajo una identidad panaborigen que, si bien es correcta en cuanto al término, no aboga por una identificación didáctica de la diversidad étnica existente en nuestro país.

Tabla 3. Santillana y Aique. Fotografías FU: sociedad adscripta por cultura material representada.

Tabla 4. Presencia de epígrafes en las fotografías de Santillana y Aique.

2.4 Presencia de epígrafes

Dentro de las 78 TF de Santillana, hay 68 que cuentan con epígrafes (Tabla 4). El tipo de información brindada se relaciona con las actividades que se muestran en la fotografía, e indica la pertenencia étnica de los retratados o menciona ciertos elementos de la cultura material autóctona presente en la imagen. Son pocos los epígrafes que ofrecen información sobre la fotografía en sí, como ano de la toma, autor o el lugar donde fue efectuada. En sólo tres casos se menciona el ano de toma de la fotografía y en otros diez se menciona el periodo en el que pudo haber sido tomada utilizando para ello frases tales como "alrededor de", "principios de siglo XX", "fines del siglo XIX". Por lo tanto, hay un cierto interés en mencionar algunas de las condiciones que posibilitaron la toma de esa fotografía o información básica sobre ella, como su autor o la fecha en que fue tomada. Se podría pensar a priori que en algunos casos dicha información no se encontraba disponible; sin embargo, en los archivos en que se encuentran alojadas esas imágenes se cuenta al menos con la fecha aproximada, aunque el autor pueda no conocerse en todos los casos. En otros, la información es provista por el contexto de toma (lugar físico, disposición de las personas en la composición de la imagen, paisaje, etc.) y en los objetos retratados (vestimenta militar, por ejemplo), que permiten obtener información precisa sobre la fecha de la toma. Un ejemplo de esto son las fotografías de pueblos originarios obtenidas durante la Conquista del Desierto. Ambos hechos han sido constatados positivamente por nuestra propia búsqueda de fotografías en archivos. Hay imágenes que se repiten utilizando el mismo epígrafe y en otros casos hay ligeras variaciones en la construcción del epígrafe de una misma toma. Las repeticiones ocurren sobre todo en aquellos manuales que son versiones para las provincias, que repiten casi todo el contenido del manual nacional. Las variaciones, en cambio, se encuentran en las imágenes repetidas pero en tipos distintos de manual (para otros niveles, por ejemplo); en su mayoría son cambios realizados en la construcción sintáctica de la frase y no en su contenido. El epígrafe funciona también como disparador de consignas que se desarrollan en el capítulo correspondiente, por ejemplo: la referencia a la constitución de la familia indígena para compararla con la familia actual, o para que el alumno responda preguntas relacionadas con la evolución de la vestimenta. Entre los epígrafes no hay casos en los que, para una misma toma, se utilicen dos denominaciones étnicas diferentes. En un caso, no se menciona la pertenencia étnica, pero se menciona que es indígena y el lugar de proveniencia ("india fueguina"). De 37 FU de Santillana hay 33 con epígrafe, y sólo en un caso se menciona al fotógrafo: Antonio Pozzo. Se trata de una fotografía del cacique Pincén cuando fue capturado por el Ejército Argentino (el ano de la toma no está mencionado, pero fue en noviembre de 1878). Es improbable que se desconozcan los autores de la mayor parte de las fotografías, lo que implica que en los casos en los que los autores de las imágenes fueran conocidos ?y en el caso de algunas de las fotografías de shelk'nam sí lo son (véase Fiore 2002)? el dato fue omitido por la editorial. La presencia de este dato permitiría colocar a la fotografía dentro de un contexto temporal determinado. La ausencia de una fecha de toma permite profundizar prejuicios habituales en el imaginario social sobre el indígena como representante sintético del pasado. De esta manera, las imágenes de los shelk'nam utilizadas por Santillana no sólo cumplen el objetivo de representar a la propia cultura de estos indígenas fueguinos, sino que se refieren a todos los indígenas, incluidos los pueblos que habitaban América previamente a la llegada de los europeos. Así, todos los pueblos originarios quedan subsumidos en una sola imagen, lo cual resta pluralidad a un pasado prehispánico mucho más rico en diversidad de culturas. El lenguaje empleado es semánticamente cuasi-neutro (no se utilizan valoraciones positivas o negativas), sin formalismos y escrito de una manera accesible al estudiante, lo cual es un rasgo positivo, ya que evita la formación de prejuicios. No se utiliza léxico proveniente de la antropología o la arqueología. Esto puede deberse a que la intención del epígrafe es direccionar la atención del estudiante a ciertas áreas de la imagen, de acuerdo con los contenidos del capítulo en que se encuentra. Aique publica una sola fotografía sin epígrafe en el total de las 15 TF. Ésta es una imagen de un hombre al que el texto identifica como aborigen, y que está vestido con boina, panuelo, etc. No hay nada en su cultura material que permita una adscripción visual a un pueblo originario (Tabla 4), no se provee al lector de información de archivo que permita tal adscripción y no hay tampoco enunciada una autoadscripción étnica del sujeto fotografiado. Tal y como habíamos dicho antes, al omitir la información sobre cómo, cuándo y quién tomó la foto y quién es el retratado, la editorial asume, por omisión de información, la idea de que la pertenencia "aborigen" se encuentra en la posesión de rasgos físicos y no en identificaciones culturales materiales y simbólicas propias, por lo que deja de lado la agencia del retratado (Fiore y Varela 2009). Así, para Aique, la adscripción por otros es más verdadera que la autoadscripción por los propios sujetos (Beckett 1988). Los epígrafes agregan datos tales como el nombre del retratado (por ejemplo: Cacique Calfulcurá) y describen las acciones que denota la imagen. En un sólo caso mencionan el ano de la toma (véase apartado 4). El lenguaje utilizado es semánticamente cuasi-neutro: no hay frases que tengan valoraciones positivas o negativas. Aique ?salvo en el caso mapuche? no utiliza los nombres de los grupos étnicos, sino que emplea el término genérico y homogeneizante "aborigen".

3. Fotografías compartidas publicadas en manuales de la editorial Santillana y Aique

Las editoriales Aique y Santillana comparten dos imágenes. El primer caso (Figura 3) es una fotografía en blanco y negro que en la muestra bajo estudio aparece en cuatro ocasiones. Fue publicada por primera vez por Aique en un manual del ano 2000 y repetida su publicación en dos ocasiones más (2001 y 2002). La editorial Santillana utiliza esta imagen posteriormente en un manual del ano 2004. La fotografía es de un grupo de indígenas entre los que se encuentran mujeres, ninos y hombres adultos, según el epígrafe, capturados por el ejército nacional. En el centro del plano hay un hombre, indígena, parado y vestido de uniforme militar, posiblemente del Ejército Argentino. Se encuentra rodeado por mujeres y ninos sentados que utilizan vestimentas autóctonas. El epígrafe de Aique 2000 y 2001 dice: "Cacique Villamain (Buitre de oro) y su familia, sometidos en diciembre de 1882". En Aique 2002 se consigna:

El general Roca contó con elementos que le garantizaron el éxito de su empresa: un ejército numeroso y provisto de armas de fuego, el telégrafo y el ferrocarril, que agilizaban las comunicaciones y los traslados. Además, tuvo el apoyo de los terratenientes de la línea de frontera que presionaban al Estado para que resolviera definitivamente el "problema" indígena. En la imagen, un cacique indígena vestido con el uniforme del Ejército Nacional, junto a los miembros de su familia, según una fotografía de la época.

Figura 3: Fotografía del cacique Villamaín circa 1881. Archivo Museo Roca.

Santillana (2004) reproduce la misma fotografía pero con el siguiente epígrafe: "Un grupo de indígenas apresados en 1881". El primero de los dos epígrafes de Aique no dice que los retratados hayan sido capturados por las fuerzas del ejército nacional, pero esto se desprende del texto del capítulo del manual. No menciona a qué pueblo originario pertenecen los retratados, con lo cual omite información disponible, siendo que aparece el nombre mapuche de uno de los retratados y que las mujeres tienen vestimentas y adornos autóctonos de ese grupo. En el segundo epígrafe de Aique no se vuelve a mencionar el nombre propio del cacique Villamain ni la situación de sometimiento, condición que la toma posibilitaba (la connotación de la fotografía). Por lo tanto, Aique utiliza las imágenes que fueron obtenidas en un contexto militar-científico (la Conquista del Desierto), en las que los representados son obligados a posar de frente, tomados en planos generales, respondiendo a los requerimientos de los cánones de la representación visual de Occidente (Bourdieu 1998). En ambos casos, esa información, aunque connotada visualmente, no se connota textualmente. En el primer epígrafe se menciona que se encuentran sometidos, sin aclarar quiénes son los que los mantienen en ese estado, sumado al hecho de que el cacique se encuentra vestido con uniforme militar occidental. Es decir, no hay un uso de la información visual en los manuales, sino que la imagen funciona como una ilustración que incluso puede brindar información algo confusa sobre lo que pretende ilustrar. Santillana no adscribe la imagen a un pueblo originario, aunque ésta sea información disponible en los archivos públicos donde se encuentran estas imágenes, pero sí menciona su condición de prisioneros. Hay una discrepancia entre los anos mencionados en Aique y Santillana. Aique brinda una fecha de la toma precisa: diciembre de 1882, mientras que Santillana menciona el ano y localidad de la toma (1881, en Taleufú) y no utiliza la información que hay en la fotografía (lo que denota) para otorgarle más precisión. La información que pudimos recabar sobre esta imagen indica que el epígrafe más preciso es el de Aique 2000 y 2001: la foto pertenece al cacique mapuche Villamain apresado en diciembre de 1882 en la localidad de Norquin, provincia de Neuquén. Por ende, Santillana utiliza información textual errónea en el epígrafe sobre el lugar y la fecha de la toma. En ambos casos, dentro del rol didáctico del manual, la fotografía funciona como una representación objetiva de la realidad indígena a fines del siglo XIX en el contexto de la Conquista del Desierto. Este carácter objetivo se encuentra en la manera en que la imagen fue tomada, es decir, respetando la manera en que el mundo debe ser retratado para que parezca "real" (Bourdieu 1998). Sin embargo, este potencial informativo de la fotografía no es aprovechado, sino que es utilizada como un sustituto más verosímil de una ilustración dibujada. La segunda fotografía compartida (Figura 4) fue publicada por Santillana en tres ocasiones en diferentes manuales del ano 2000. Aique la reprodujo en un manual de historia argentina del ano 2002. La imagen muestra a una familia mapuche dentro de una vivienda con paredes y techo de paja (ruca), con una mujer sentada frente a un telar. Ésta se encuentra vestida con una mezcla de cultura material indígena y europea (aros y decoración) con un ikülla, prenda mapuche textil femenina que se usa sobre los hombros, que es de uso mapuche, pero manufacturada con tela inglesa (M. Alvarado, comunicación personal 2011). Detrás de ella, otra mujer viste adornos de plata mapuches y camisa de algodón blanco y falda. Dentro de la vivienda hay astiles de lanzas, cueros secándose, barriles de madera y otros elementos que no son distinguibles debido a la pobre calidad de la fotografía. En nuestra búsqueda de información sobre esta imagen encontramos que pertenece a una serie de tomas del fotógrafo Obder Heffer y que fueron tomadas en 1890. Una copia se encuentra en el Archivo Fotográfico y Documental del Museo Etnográfico. El epígrafe de Santillana dice: "En esta fotografía de comienzos de siglo XX vemos a una familia mapuche". El epígrafe de Aique dice: "La 'modernización' y el 'progreso' no llegaron a la vida cotidiana de los campesinos latinoamericanos" (comillas en el original). La imagen es la misma: los retratados pertenecen a un pueblo originario, lo cual se evidencia por la cultura material registrada en la fotografía (mapuche o araucano), pero los criterios utilizados por las dos editoriales para redactar los epígrafes sobre la fotografía son diferentes. La información provista por ambos epígrafes es poco rigurosa. Es poco probable aducir un desconocimiento de las editoriales sobre el autor y el ano de la toma, ya que son datos provistos por los reservorios en donde éstas se encuentran. Sin embargo, el epígrafe de Santillana es un poco más riguroso en la información brindada ?pertenencia étnica de los retratados?, aunque la estemporalidad no es precisa, hay una congruencia entre la denotación y la connotación visual, y la connotación textual. El epígrafe de Aique, en cambio, es poco riguroso: en términos de Fiore y Varela (2009), omite enunciar la información visual sobre los elementos materiales (datos objetivos) presentes en la fotografía que implican la agencia de los sujetos retratados. Entonces, Santillana elige connotar textualmente la pertenencia étnica de los retratados y la temporalidad de la toma haciendo converger la denotación y connotación visual con la textual. Mientras tanto, Aique anula toda denotación y connotación visual e impone la textualidad al denominarlos "campesinos latinoamericanos", aunque existe información visual que denota la pertenencia étnica de los retratados. Esto implica una toma de posición política de la editorial Aique ?evidenciada también en otras tendencias mostradas en apartados anteriores? a negar la identificación étnica de los pueblos originarios, cuando esa información se encuentra disponible en los elementos visuales de la imagen. La identidad étnica es subsumida dentro de otra identidad, en este caso la de "campesinos", con lo cual les son negadas las particularidades culturales de su existencia. El epígrafe de Aique está redactado sobre la base de un discurso evolucionista al incluir conceptos como la "modernización" y el "progreso", pero al no mencionar fecha ni lugar donde se tomó la fotografía, impide evaluar el contexto de aplicación de esos términos. El entrecomillado parece suavizar y relativizar su significado, pero no existe una valoración crítica de qué entiende por cada uno de ellos en el epígrafe ni en el texto que acompana a la imagen. El uso de estos dos conceptos en un epígrafe de una fotografía de personas mapuches en 1890 hace suponer que los ideales que ambos términos encarnan son aplicables a todo tiempo y lugar, sin tener en cuenta los desarrollos particulares de cada sociedad. Se podría argüir que las poblaciones aborígenes actuales forman parte del campesinado latinoamericano, cosa que es cierta, pero no es el caso de esta imagen, que retrata una vivienda mapuche a fines del siglo XIX. De esta consideración se desprende que el problema adicional de que la fotografía no se publique con una fecha o rango temporal aproximado, es que la connotación del epígrafe sugiere que lo visible en la foto es la situación actual de los campesinos latinoamericanos. Sin embargo, los elementos denotados y connotados visualmente (el contexto de la toma fotográfica; la presencia de cultura material: la ikülla, los astiles de lanza, el adorno corporal y la vestimenta, barriles de madera, entre otros elementos de composición) permiten inferir que la fotografía es, por lo menos, antigua. Por lo tanto, Aique, al no mencionar la fecha, induce a que los estudiantes connoten un ideal de campesino latinoamericano actual con un desarrollo tecnológico más cercano al siglo XIX que al siglo XX. Es cierto que la identidad de los retratados puede considerarse múltiple: por un lado, la editorial puede identificarlos como mapuches y en otro momento, por cuestiones de contenido, elige identificarlos como campesinos. Sin embargo, aunque no proponemos que el único contenido pedagógico tenga que ser la identificación étnica, abogamos por un uso más riguroso en los manuales de la información visual objetiva que puede extraerse de las imágenes. Esto permitiría que se las considere desde los contenidos del manual también como un documento y no sólo como una mera representación. Este es el único caso encontrado hasta ahora en el que una editorial (Aique) utiliza una fotografía que retrata grupos étnicos argentinos, con presencia de cultura material autóctona, en que no se los identifica étnicamente ni se utiliza el término "aborigen". De esta manera, Aique hace un uso impreciso de la imagen y omite todo lo denotado y connotado por ella, con lo que anula la información visual sobre la subjetividad y agencia de los retratados en la producción fotográfica.

Figura 4.Fotografía tomada por Obden Heffer circa 1890. Copia.

CONCLUSIONES

Los resultados del análisis de las fotografías de pueblos originarios argentinos y su representación en los manuales escolares muestran dos tendencias en las editoriales. Con respecto a los pueblos originarios retratados, la editorial Santillana incluye imágenes en las que se muestran al menos seis comunidades indígenas argentinas, aunque no todas ellas están igualmente representadas (Tabla 1). Los shelk'nam aparecen en el 35% de los casos, seguidos por el término "aborigen", que se utiliza en el 28% de los casos, y los mapuches, con una representación del 24% de las 78 TF. Las otras comunidades fotografiadas son los wichis, kollas, tehuelches y guaraníes, representados en igual cantidad en el 13% restante. La editorial Aique sólo adscribe una imagen (6%) a un pueblo originario (el mapuche) sobre un total de 15 TF (Tabla 1). En el resto, utiliza el término "aborigen", sin determinar la pertenencia étnica de los retratados, pese a que en muchos casos esa información estaba disponible (ver apartado cuarto). Es decir, esta editorial adoptó explícitamente una política de supresión de identidades étnicas al calificarlas con un término homogeneizante como es el de "aborigen". De las 78 TF de Santillana, las únicas imágenes en donde se observa únicamente cultura material autóctona son las 29 en las que aparecen personas shelk'nam (Tablas 4 y 5). La elección de los shelk'nam como los indígenas más representados por Santillana parece estemporalidad tar relacionada a que dentro de la muestra fueron los únicos que pudieron ser retratados frecuentemente con su cultura material autóctona. Esto podría reflejar la intención de mostrar una imagen prístina de los pueblos americanos antes de la conquista europea, aun cuando esas fotografías fueran tomadas a principios del siglo XX (Báez 2005; Fiore 2002; Fiore y Varela 2009). De las 78 TF, las 40 fotografías en las que aparece cultura material autóctona y alóctona muestran el interés de la editorial de incluir fotografías que reflejen mucho más activamente a los sujetos retratados al incluirlos con su cultura material (Fiore y Varela 2009). Se aparta, por lo tanto, de una postura esencialista, ya que no se concentra en los rasgos físicos como diacrítico de identificación étnica, como ocurriría en los 9 casos que tienen sólo cultura material alóctona. Aique no utilizó fotografías en las que sólo apareciera cultura material autóctona. De las 15 TF, en 7 casos se observa sólo cultura material alóctona y en 8 casos la combinación entre la autóctona y la alóctona (Tabla 2). Si bien la posesión de los derechos de autor sobre ciertas fotografías (que se encuentran en archivos privados o públicos con potenciales restricciones a la publicación) puede influir, no se puede soslayar que hay una intencionalidad de la editorial en publicar imágenes de indígenas en proceso de ser incorporados al Estado nación o ya plenamente incorporados. Si bien la transculturación de los pueblos originarios es un hecho histórico y, por lo tanto, debe ser parte de los contenidos de un manual, lo cierto es que la editorial no hace uso de la posibilidad de analizar este proceso y problematizarlo. La fotografía es usada como una certificación (sensu Dubois 2008) de lo sucedido en el pasado, pero el pasado representado visualmente no es acompanado por un análisis de los procesos históricos y políticos que dieron origen a esa transculturación. En cuanto a los epígrafes, ambas editoriales los han redactado en un lenguaje semánticamente cuasi-neutro. Esto quiere decir que desde la construcción sintáctica de la frase no se realiza ninguna valoración negativa ni positiva de lo que la imagen denota, lo cual es destacado como un hecho positivo. Santillana utilizó en el 28% (22 casos) de las 78 TF el término "aborigen", negando la posibilidad de adscripción étnica aun en imágenes para las que era posible hacerlo. Sin embargo, al nombrar a 6 comunidades indígenas indica la intención de reconocer multiculturalidad y pluralidad. Con respecto a lo que se connota textualmente, los epígrafes de Santillana no brindan información precisa ni rigurosa que le permita al estudiante establecer nexos claros entre la imagen y el texto del libro: en muy pocos casos aparecen las fechas y los fotógrafos que las tomaron y no se explicita el contexto que posibilitó la toma. En el apartado cuarto se han mostrado los errores de precisión y rigurosidad en la redacción de los epígrafes. El hecho de no asignar temporalidad sesga el tipo de interpretaciones que los estudiantes puedan hacer sobre la imagen. Así, se reduce la información provista por la imagen sólo a lo denotado, a su función de "analogon perfecto" de la realidad (sensu Barthes 1995) y no se hace caso de lo connotado por ella (las cualidades de designación y certificación de la fotografía como índex). Ni los epígrafes ni el texto advierten al lector que, por la fecha en la que comenzó la fotografía, las imágenes representadas no ilustran toda la profundidad temporal prehispánica, sino momentos muy tardíos de existencia de las comunidades autóctonas. Esta información, que es parte de la connotación visual de la imagen, no es abordada en el manual. No se sugieren preguntas ni se explica claramente por qué algunas de estas comunidades han desaparecido, cuando sí estaban presentes a principios del siglo pasado. Esto implica que la editorial no cuestiona el rol del Estado-nación ni el de los colonizadores en la desaparición de algunas de las formas culturales alternativas a la sociedad actual. La redacción de los epígrafes, en el caso de Aique, no es precisa ni rigurosa. Como en el caso mencionado en el apartado cuarto, en el que no hace uso ni siquiera de la información visual denotada e identifica a los mapuches retratados sólo como "campesinos latinoamericanos". Al utilizar el término "aborigen" en el 86% de los casos, no brinda ningún tipo de dato sobre la filiación étnica e incurre en una generalización de la identidad particular de los grupos étnicos bajo un paraguas invisibilizante de la diversidad cultural presente en nuestro territorio. El hecho de que no muestre imágenes que denoten sólo cultura material autóctona y que sólo se concentre en aquellas que muestran la combinación de ambas sin una problematización del proceso de transculturación que produjo tal mezcla podría implicar una falta de reconocimiento de la agencia de los sujetos retratados. El uso de criterios de adscripción étnica más materiales que se concentren en aquellos elementos autóctonos constituiría un paso más en el conocimiento y problematización del proceso histórico de la transculturación de los grupos originarios. Como se ha mencionado anteriormente, el uso de "aborigen" es correcto según etimología y significado. No es nuestra intención cuestionar el término en sí, sino el uso de un término genérico en lugar de la identificación étnica, que brindaría información más precisa y rigurosa. Cuando la palabra "aborigen" se utiliza de manera generalizada, existiendo la posibilidad de una denominación étnica, se recrea la falsa ilusión de una identidad panaborigen (Beckett 1988) que niega la diversidad cultural de los grupos que la integran. En suma, podemos concluir que el uso de las fotografías de indígenas argentinos en los manuales escolares presenta dos situaciones opuestas. Se distinguen dos formas de uso de las fotografías en esta editorial. Por un lado, las fotografías de los shelk'nam connotan la forma de vida indígena previa a la llegada del europeo, aun cuando no resuelva la contradicción el hecho de que sea un europeo quien tome la fotografía. Estas imágenes son utilizadas como la ilustración objetiva y realista de la forma de vida indígena que se hace extensible a todos los pueblos originarios. El otro sentido que adopta el uso de imágenes de pueblos originarios aparece cuando se los muestra en su proceso de transculturación o en su vida actual dentro del Estado argentino. En este caso, las imágenes de los mapuches son las encargadas de connotar (visual y textualmente) los aspectos de la relación actual entre el Estado y las comunidades indígenas. La editorial Aique, por su parte, presenta fotografías que soslayan la diversidad de pueblos originarios existentes en nuestro territorio. El uso frecuente del término "aborigen" anula la diversidad étnica al subsumir diferentes identidades étnicas bajo un mismo rótulo. No hay pluralidad de comunidades representadas y no se han publicado fotografías que denoten sólo cultura material indígena. En el único caso en que se menciona al retratado como mapuche, no hay presencia de cultura material autóctona que permita confirmar tal identificación. Por lo tanto, Aique utiliza las imágenes de pueblos originarios de manera esencialista y no introduce recursos didácticos que apelen a hacer un análisis de las subjetividades de los individuos retratados en la fotografía (Fiore y Varela 2009). Esta editorial asume, desde uno de los epígrafes, que el "progreso" y la "modernización" son algo que debe llegar desde un afuera a los campesinos latinoamericanos, aun cuando ésta sea la única imagen en la que se retrata a una familia mapuche de fines del siglo XIX. Ambas editoriales hacen un uso de la fotografía como representación fidedigna del pasado, en tanto constituye una evidencia de la existencia real de los sujetos en pasado (remoto y reciente). En este sentido, conforma un elemento mucho más verosímil que el empleo de un dibujo, pero a los efectos del uso de las imágenes fotográficas por ambas editoriales, en los manuales tiene el mismo valor: el de representación. La fotografía no ha sido usada en los libros relevados como un documento que permita tener acceso a datos objetivos de la realidad material de los pueblos originarios en el momento en que se produjo la toma fotográfica. Esto implica que no se la emplea como documento ni de las pautas culturales tradicionales ni de los procesos de transculturación que vivió cada uno de estos grupos étnicos particulares. La imagen de los pueblos originarios en los manuales escolares no es usada en la mayoría de los casos como fuente de información visual sobre aspectos objetivos (materiales) del pasado que permitan acceder a la agencia de los sujetos fotografiados: no se enfatizan sus tradiciones, sus prácticas ni su heterogeneidad cultural (Fiore 2007; Fiore y Varela 2009). El análisis de las fotografías de pueblos originarios en los manuales escolares de nuestro país es necesario para comprender cómo desde la educación media se ha creado generalmente una visión esencialista de nuestro pasado prehispánico, que homogeneiza y subsume la pluralidad de pueblos originarios en pocas imágenes (Podgorny 1999). Los datos presentados en este trabajo muestran que, durante el periodo analizado (2000 a 2005), las editoriales no han utilizado la mayoría de las imágenes como fuentes de información visual sobre la cultura material o aspectos sociales de los indígenas retratados. En cambio, han sido utilizadas para ilustrar a un "aborigen genérico" representante de todo el pasado y, por ende, no presente en la actualidad nacional, además de presentar la identidad étnica como un conjunto de rasgos físicos inherentes a algunos seres humanos y no como una construcción cultural. Por lo tanto, las imágenes de pueblos originarios en territorio argentino son utilizadas de manera pasiva, sin explotar su potencial como fuente de información y homogeneizando la diversidad cultural.

Agradecimientos

Agradezco a Danae Fiore por haberme invitado a participar en el proyecto "Arqueología con fotografías" en el ano 2005 y dar comienzo a una formación que aún continúa con incansable paciencia. A Luis Orquera por brindarme tiempo, críticas y lugar de trabajo, a María Paz Martinoli por haberme ayudado a salvar la muestra de fotos de las aguas durante la inundación de Buenos Aires en el verano de 2010, a Nadim Abraham por la traducción del abstract. Ana Butto y Clara Mancini por la bibliografía prestada y a mis padres, Alicia y Rubén, por ayudarme en cada momento de mi carrera. Este proyecto fue hecho gracias al subsidio PICT 38216 (MINCYT-ANPCYT).

NOTAS

1.- Puerto de Palos, Kapelusz y A-Z fueron descartadas por tener muy pocos manuales dentro del nivel educativo bajo análisis en este trabajo.

2.- Esto es resultado de la dispar aplicación de la reforma educativa argentina promovida por la Ley Federal de Educación (LFE No 24.195) sancionada en 1993. Esta ley cambió la tradicional separación entre primaria y secundaria por la de EGB y Polimodal. Sin embargo, no todas las provincias argentinas adoptaron la ley, por lo que en algunas persistió la antigua denominación, mientras que en otras provincias se implantó la división propuesta por la nueva normativa. Esta singular situación motivó a tomar la decisión de respetar la denominación original de las editoriales, aunque pudieran generarse algunas confusiones, ya que si bien en algunos casos los manuales iban claramente dirigidos a un nivel específico, en otros se mencionaba sólo que estaban dirigidos a estudiantes pertenecientes al tercer ciclo del EGB, sin aclarar el nivel. En algunos casos, los libros relevados no mencionaban el ciclo ni el ano escolar, pero al ser ediciones provinciales de manuales que ya tenían una contrapartida nacional, se pudo identificar a sus destinatarios.

3. - Hubo libros a los que no se pudo acceder, ya que la biblioteca había perdido su ubicación o porque se encontraban en proceso de reparación y no eran accesibles al público.

4.- Diccionario de la Real Academia Espanola, página web: (http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=aborigen).

5.- http://etimologias.dechile.net/?aborigen

6.- En el relevamiento no se utilizó la categoría aborigen, dado que cuando no se pudo determinar la pertenencia étnica no tenía sentido la utilización de la palabra aborigen porque interesaba sólo la adscripción étnica por medio de la cultura material, por lo que se utilizó el concepto "indeterminado".

7.- En el caso de las 8 imágenes shelk'nam que se repiten, sabemos por trabajos de otros autores (Alvarado et al. 2001; Fiore 2009, por citar algunos de sus trabajos) que el corpus fotográfico disponible para esta sociedad asciende a casi 484 imágenes, por lo que las seleccionadas fueron algunas de las disponibles.

REFERENCIAS CITADAS

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