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Intersecciones en antropología

versión On-line ISSN 1850-373X

Intersecciones antropol. vol.13 no.2 Olavarría dic. 2012

 

ARTÍCULO

La variabilidad del registro arqueomalacológico en la costa norte de Santa Cruz (Patagonia argentina): resultados exploratorios a partir de estudios estratigráficos

Miguel Ángel Zubimendi

Miguel Ángel Zubimendi. Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Unidad Académica Caleta Olivia, Universidad Nacional de la Patagonia Austral. Museo de La Plata, Facultad de Ciencias Naturales y Museo, Universidad Nacional de La Plata. Paseo del Bosque s/n., La Plata. E-mail: mikelzubimendi@gmail.com

Recibido 9 de junio 2011.

Aceptado14 de septiembre 2011

 


RESUMEN

El registro arqueológico de la costa norte de Santa Cruz (Patagonia argentina) se caracteriza por la presencia de gran cantidad de acumulaciones de valvas de moluscos de origen antrópico, denominados comúnmente concheros. Estos han sido interpretados como el reflejo de una intensa ocupación de las poblaciones humanas a lo largo del Holoceno medio y, principalmente, del tardío. En estudios previos se ha analizado la variabilidad de los conjuntos superficiales a lo largo del área de estudio. En el presente trabajo se analizan las características estructurales de siete acumulaciones arqueomalacológicas excavadas en tres localidades arqueológicas ubicadas en diferentes sectores de este extenso tramo de costa. A partir de la utilización de variables geoarqueológicas y del estudio de los restos malacológicos, se discuten los procesos de formación y las alteraciones posdepositaciones de dichas acumulaciones, para avanzar en las discusiones sobre las formas de explotación, consumo y descarte de los moluscos por parte de las poblaciones patagónicas del pasado.

Palabras clave: Concheros; Variabilidad; Procesos de formación; Valvas; Costa norte de Santa Cruz.

ABSTRACT

The variability of the archaeomalacological record on the north coast of Santa Cruz, argentine Patagonia: exploratory results from stratigraphic studiesThe archaeological record of the north coast of Santa Cruz (Argentine Patagonia) is characterized by the presence of large quantities of accumulations of mollusc shells from anthropogenic sources, commonly known as shellmiddens. These have been interpreted as evidence of intense occupation by human populations during the middle and, mainly, late Holocene. Previous studies have analyzed the variability of surface shellmiddens in the study area. In this paper we analyze the structural characteristics of seven archaeomalacological accumulations excavated in three archaeological localities in different areas of this vast coastline. Using geoarchaeological variables and the study of malacological remains we discuss the formation processes and postdepositacional alterations of these deposits in order to advance the discussion of the exploitation, consumption and disposal of shellfish by Patagonian populations in the past.

Keywords: Shellmidden; Variability; Formational process; Valves, North coast of Santa Cruz.


 

INTRODUCCIÓN

El área de estudio comprende una superficie muy amplia que va aproximadamente desde el límite de las provincias de Chubut y Santa Cruz por el norte hasta bahía Laura por el sur, a lo largo de casi 420 km de costa. En esta área se ha comprobado la existencia de gran cantidad de sitios de tipo conchero, y se constató una importante variabilidad en la distribución de este tipo de sitios. Sobre la base de la densidad de restos arqueológicos y tipo de sitios a lo largo del área de estudio se diferenciaron tres sectores (Castro et al. 2003; Zubimendi et al. 2005, entre otros): a) Golfo San Jorge, con una distribución marcadamente homogénea de concheros, en general extendidos de media densidad; b) Cabo Blanco y Frente Atlántico, con una muy clara concentración del registro arqueológico en torno al tómbolo de Cabo Blanco y, por el contrario, ausencia total de restos arqueológicos en otras zonas de la costa del sector; y c) Sur de la ría Deseado, con una alta densidad promedio pero con una desigual distribución de sitios, principalmente concheros (Castro et al. 2003; Zubimendi 2010; Zubimendi et al. 2004). Estas variaciones parecen relacionarse con la disponibilidad diferencial de los recursos marinos, en especial con la presencia de bancos de moluscos en los intermareales y de colonias de pinnípedos (Moreno 2009; Zubimendi 2010; Zubimendi et al. 2005). Para conocer las variaciones en las formas de explotación de los moluscos a lo largo de la costa es necesario estudiar y discutir los procesos de formación del registro arqueológico así como las características de los conjuntos arqueomalacológicos. Se considera que las acumulaciones de valvas constituyen arqueosedimentos (Butzer 1989) donde los humanos han sido el agente de transporte y depositación, tanto como también responsables –junto con otros agentes– de las alteraciones posdepositacionales (Stein 1985). Los concheros en el área de estudio se presentan de distintas formas, siendo en su mayoría acumulaciones de valvas de distinta densidad, mayormente compuestas por lapas (Nacella magellanica) o mitílidos: mejillones (Mytilus edulis), mejillines (Perumytilus purpuratus) y cholgas (Aulacomya atra). A nivel superficial, las concentraciones de valvas suelen estar asociadas a artefactos líticos, principalmente productos de talla, y en menor medida a instrumentos, núcleos y restos óseos; en pocos casos, a ementos de molienda y tiestos cerámicos (Zubimendi 2010; Zubimendi et al. 2005). En trabajos anteriores se realizó una primera caracterización de los concheros en esta área a partir de un estudio de alcance regional, y se discutió la densidad superficial de restos malacológicos, líticos y óseos (Zubimendi et al. 2004, 2005). Sin embargo, en dicha oportunidad, no se consideraron ni la cronología de las acumulaciones ni los efectos de los procesos posdepositacionales. En este trabajo se discuten varios aspectos vinculados con los procesos de formación y alteración posdepositacional de sitios de tipo conchero, así como las formas de explotación de los moluscos en el Holoceno tardío a partir del análisis de una muestra de siete conjuntos arqueomalacológicos provenientes de sitios excavados en distintas localidades arqueológicas de la costa norte de Santa Cruz.

Figura 1. Ubicación de los sitios analizados en este trabajo.

ÁREA DE ESTUDIO

El área se caracteriza por poseer un clima árido a semiárido, con precipitaciones menores a 200 mm, concentradas en los meses invernales, y temperaturas medias que varían entre 17 y 4o C. Los vientos predominantes son del oeste, y soplan con mayor fuerza en los meses de verano, generando una alta evapotranspiración y extrema sequedad. La vegetación pertenece a la Provincia Patagónica del Dominio Andino-Patagónico, que se presenta como una estepa arbustivo-graminosa, compuesta por pastizales de coirones (Stipa humilius y S. speciosa), interrumpidos por partes de arbustales de mata negra (Verbena tridens). La conformación de la costa a lo largo del área de estudio presenta notables variaciones. En la parte central del golfo San Jorge existen alternativamente amplias playas de arena –con intermareales extensos– o playas de rodados, con gran inclinación, expuestas al oleaje y que carecen de bancos de moluscos. Hay sectores de playas de poca inclinación e intermareales amplios que conforman plataformas de abrasión de olas compuestas por rocas sedimentarias, como en Bahía Lángara. Al sur del Golfo San Jorge se presentan costas acantiladas de distinta altura. Desde Cabo Tres Puntas hasta Puerto Deseado se desarrollan extensos cordones litorales holocénicos (Codignotto et al. 1988) que conforman playas de rodados sin bancos de moluscos. Sin embargo, en el cabo Blanco propiamente dicho existen dos grandes penones unidos al continente por un tómbolo doble (Iantanos et al. 2009), donde se desarrollan bancos de moluscos y colonias reproductivas de pinnípedos y aves marinas. La costa al sur del río Deseado presenta características contrastantes; posee un perfil recortado con gran cantidad de islas e islotes y pequenas playas de arena que se intercalan entre afloramientos rocosos ignimbríticos, especialmente en Bahía del Oso Marino y Punta Medanosa, donde se desarrollan restingas muy ricas en especies comestibles. A lo largo de toda la costa del área se presentan algunos depósitos eólicos, principalmente en forma de mantos arenosos en el golfo San Jorge y dunas al sur de la ría Deseado. Las especies de moluscos existentes pertenecen a la Provincia Biogeográfica Magallánica, cuyo límite norte se encuentra aproximadamente al sur del golfo San Matías (Aguirre y Farinati 1997; Balech y Ehrlich 2008). No se han producido cambios en las especies de moluscos presentes en este sector de costa a lo largo del Holoceno, aunque pudieron haber existido algunos desplazamientos y cambios en las frecuencias de algunas especies en sectores puntuales (Aguirre et al. 2009). Los distribución de los moluscos que constituyen las comunidades bentónicas que viven adheridas a los fondos marinos varía a lo largo de la costa en abundancia y composición específica de acuerdo con el tipo de sustrato, sea éste limoso o arenoso (sustratos blandos), o rocoso (sustratos duros). Estas especies se presentan en las plataformas de abrasión de ola –denominadas comúnmente restingas– en una zonación vertical en horizontes, y cada especie se distribuye de manera diferencial de acuerdo con requerimientos ecológicos específicos (Claassen 1998: 128). Se distinguen un supralitoral, siempre expuesto a emersión constante; un intermareal o mesolitoral, sujeto al flujo y reflujo de las mareas, y que queda descubierto periódicamente según el ciclo mareal; y el infralitoral, siempre sumergido. Dentro del intermareal es posible observar una zonación en la distribución de especies, estratigráficosque permiten diferenciarlo en intermareal superior, medio e inferior (Otaegui y Zaixso 1974; Ringuelet et al. 1962).

METODOLOGÍA

Localización de La Isla, Alto de la Isla y El Algarrobito en la Quebrada de Humahuaca, provincia de Jujuy (Imagen modificada de Google Earth). Para estudiar la variabilidad del registro arqueomalacológico se utilizó la información obtenida en varias intervenciones estratigráficas realizadas en el área de estudio. En todos los casos se excavaron concheros por medio de niveles artificiales de 5 o 10 cm, dependiendo de las características de cada uno de ellos, excepto cuando se detectaban diferencias estratigráficas notables. Para el tamizado del material extraído se empleó una malla de 2 mm de diámetro, y se recolectó la totalidad de los restos resultantes para su clasificación y determinación en el laboratorio. En cada sitio se analizó el emplazamiento geomórfico, así como la geometría, estratigrafía, litología y fábrica de los depósitos. Se tendió particularmente a considerar variables del registro indicadoras de alteraciones posdepositacionales (entre otros, presencia de cuevas de animales fosoriales, estado de conservación de las valvas, presencia de valvas articuladas o con periostraco) de acuerdo con la metodología geoarqueológica propuesta por Favier Dubois y Borella (2007: 154) y estudios previos realizados en el área (Zubimendi y Hammond 2009). Para discutir las formas de explotación de los moluscos se analizaron las tendencias sobre el predominio y selección de especies, y las características ecológicas de éstas. Para ello se identificaron las especies al menor nivel taxonómico posible, teniendo en cuenta los rasgos distintivos de cada una (forma de la valva, escultura u ornamentación en su superficie externa, entre otros). Los restos malacológicos fueron clasificados en valvas enteras y fragmentadas según su estado de conservación de acuerdo con lo propuesto en Zubimendi y Hammond (2009). En este sentido, hay que resaltar que desconocemos la incidencia que tienen en esta variable la excavación, traslado y acondicionamiento de las valvas, factores que distorsionarían parcialmente los resultados expuestos, generando un sesgo (Zuschin et al. 2003). Con esta información se procedió a calcular el Número de Fragmentos Identificables (NISP) así como el Numero Mínimo de Individuos (NMI) para cada especie, teniendo en cuenta la diferencia entre gasterópodos y bivalvos. Para analizar el largo o el diámetro máximo de las valvas se emplearon únicamente las lapas (Nacella magellanica), ya que es la única especie de la que hay valvas enteras en todos los conjuntos analizados, incluso en aquellos en los que no son la especie más abundante.

LAS LOCALIDADES ARQUEOLÓGICAS Y LOS SITIOS ESTUDIADOS

Las concentraciones arqueomalacológicas analizadas en este trabajo se ubican en tres localidades arqueológicas de la costa norte de Santa Cruz que, de norte a sur, son: Bahía Lángara, Cabo Blanco y Barco Hundido-Bahía del Oso Marino. En la Tabla 1 se presentan de forma resumida las principales características contextuales de los conjuntos estudiados.

Bahía Lángara

Esta localidad arqueológica se ubica dentro del sector Golfo San Jorge, a aproximadamente 30 km al sur de la ciudad de Caleta Olivia. Presenta una sucesión continua de concentraciones malacológicas de origen antrópico dominadas por lapas y, en menor medida, mitílidos y almejas rayadas (Protothaca antiqua) a lo largo de varios kilómetros de extensión, tanto en cercanías de la playa actual como sobre la última terraza pleistocénica. Los restos líticos se caracterizan por la poca variación; entre ellos predominan los productos de talla de calcedonia translúcida y, en menor medida, rocas basálticas. En esta localidad se destaca la alta densidad relativa de cerámicas (Zubimendi 2010). Las primeras evidencias de ocupación han sido datadas en 3290 ± 90 años AP (1063cSM) en el sitio Moreno, donde se excavaron varias lentes de moluscos en un sedimento eólico arenoso de más de 2 m de potencia a escasos metros de la costa actual (Moreno y Castro 1995). Sobre la terraza pleistocénica de 15 msnm se realizaron excavaciones en los sitios Palo Alto y Palo Caído (Tabla 1). El primero es un conchero donde se excavaron 4 m2, hasta una profundidad de entre 25 y 30 cm, apoyado sobre un sedimento duro, estéril arqueológicamente (Figura 2; Zubimendi et al. 2010). En este trabajo se analizan los materiales procedentes de la cuadrícula 2, por lo que la superficie excavada estudiada es de 1 m2. Durante la excavación se recuperaron dos puntas de proyectil fracturadas, instrumentos bifaciales, choppers, fragmentos de cerámica y de mortero, entre los que predominan los productos de talla de muy pequeno tamano. Entre los restos óseos se han identificado muy pocos elementos de guanaco (Lama guanicoe), pinnípedos (Arctocephalus australis), pingüino (Spheniscus magellanicus), y peces (entre los cuales se pudo determinar sólo la presencia de teleósteos y lenguado, Paralichthys sp.). También se registraron dos probables huellas de postes. Una muestra de valvas de Nacella magellanica obtenida en un sector de la cuadrícula 2 brindó un fechado radiocarbónico corregido por efecto reservorio estándar (Stuiver y Braziunas 1993) de 690 ± 90 AP. En el sitio Palo Caído, ubicado a aproximadamente 150 m al sudeste del anterior, se realizó un sondeo de 50 x 50 cm (Figura 2). Las características del registro arqueológico son similares al sitio anterior. Se dataron valvas de N. magellanica provenientes de un nivel artificial, las que arrojaron un fechado radiocarbónico corregido de 560 ±60 años AP (Tabla 1).

Tabla 1. Descripción de los sitios analizados en este trabajo.

 

Figura 2. Representación esquemática de los conjuntos analizados en este trabajo.

Cabo Blanco

Esta localidad se ubica en el extremo norte del sector cabo Blanco y Frente Atlántico. El cabo Blanco propiamente dicho está conformado por un penón constituido por dos promontorios rocosos ignimbríticos de la Formación Bahía Laura y un tómbolo doble que conecta a estas geoformas con la costa cercana; este último, formado con posterioridad a la transgresión marina del Holoceno medio (Castro et al. 2011; Iantanos et al. 2009). Prácticamente en toda la localidad arqueológica se observan evidencias de intensas ocupaciones prehistóricas. La mayor parte de los sitios de tipo conchero se concentran entre los penones rocosos; mientras que el tómbolo y la laguna ubicada al sur presentan también muy altas densidades de artefactos líticos (Zubimendi 2010). El registro arqueológico refleja el uso intensivo de materias primas locales de mala a regular calidad para la talla, la explotación intensiva de recursos marinos –principalmente pinnípedos y aves marinas (Moreno 2009; Trola et al. 2007)– y artefactos vinculados con un uso residencial de este espacio, como conanas y tiestos cerámicos. El resto de la costa ubicada al norte y al sur del tómbolo presenta muy bajas evidencias arqueológicas (Zubimendi 2010). Las primeras ocupaciones en este sector han sido datadas sobre carbón en el componente inferior del sitio Cabo Blanco 2 en 3390 ± 60 años AP (LP-992; Moreno 2009). Existen evidencias de ocupaciones en este sector hasta momentos tardíos, como se refleja en las dataciones obtenidas en el componente superior de este mismo sitio (960 ± 60 años AP, Beta 13459). En la zona del tómbolo, en la planicie de mareas interna formada con posterioridad a su cierre, se encuentra el sitio El Piche (Tabla 1; Figura 2). En este sitio se excavaron seis cuadrículas en un sedimento limo-arcilloso. Se recuperaron gran cantidad de productos de talla de distintas materias primas y escasos instrumentos. Se destaca una alta frecuencia de restos óseos de cormoranes (Phalacrocorax sp.), pingüinos, y varias especies de peces (Eliginops maclovinus, Pseudopercis semifasciata, Merluccius sp. y Neothenia sp.) (Trola et al. 2007; Zubimendi 2010). Un fechado radiocarbónico realizado sobre una muestra de carbones arrojó una antigüedad de 1850 ± 90 años AP. Aproximadamente 2 km al sur del anterior se excavó el sitio Laguna del Telégrafo (Tabla 1), que es una pequena lente de valvas en estratigrafía de menos de 10 cm de espesor (Figura 2), de forma circular en planta y sólo un metro de diámetro. Se encuentra sobre un sedimento arcilloso donde se destaca la gran cantidad y densidad de restos arqueológicos recuperados. Casi todos los artefactos líticos corresponden a productos de talla de una gran variabilidad de materias primas; los únicos instrumentos hallados son un raspador y un cepillo. También se recuperó un tiento de cuero, lo que denota una muy buena conservación de restos orgánicos (Ciampagna et al. 2006). Los restos óseos son muy abundantes, y fue identificada una gran variabilidad de especies; entre ellas, cormoranes, guanaco, pinnípedos, dasipódidos, y merluza (Merluccius sp.) (Trola et al. 2007; Zubimendi 2010). En este sitio se dataron carbones vegetales provenientes de la lente de valvas, los que arrojaron un fechado de 2380 ± 60 años AP.

Barco Hundido-Bahía del Oso Marino

Estas localidades arqueológicas se hallan dentro del sector sur de la ría Deseado, a aproximadamente 20 km al sur en línea recta de la ciudad de Puerto Deseado. Se encuentran en una zona costera donde se registran grandes afloramientos de rocas ignimbríticas de la formación Bahía Laura. El registro arqueológico es muy variable, con gran cantidad de sitios concheros y donde se ha inferido un uso residencial muy intensivo de prácticamente la totalidad de este sector de costa (Zubimendi 2010). Existen varios aleros y reparos rocosos, algunos con intensas evidencias arqueológicas de uso, como la Cueva del Negro y el Alero El Oriental (Ambrústolo 2011). En los conjuntos artefactuales se registran productos de talla y gran cantidad de instrumentos, principalmente elaborados sobre una gran variedad de materias primas silíceas y calcedonias opacas; así como conanas y, en menor medida, restos de cerámica. Las primeras evidencias de ocupación de este espacio provienen del Alero El Oriental, donde se ha datado un fogón –con presencia de valvas de mitílidos– en 6930 ± 100 años AP (LP-2318; Ambrústolo 2011). En la zona del Barco Hundido se realizó un sondeo en el sitio La Cantera (Tabla 1). Se trata de un conchero extenso ubicado en una serie de hoyadas de deflación. Se realizó un sondeo de 1 x 0,5 m (Figura 2). En estratigrafía se recuperaron escasos artefactos líticos y restos óseos de guanaco y peces (Ambrústolo 2011). Se obtuvo un fechado radiocarbónico de 1170 ± 60 años AP (LP-2041; Ambrústolo 2011). Al sur de la bahía del Oso Marino se ubica el sitio Los Albatros (Tabla 1), un conchero muy extenso sobre un médano apoyado sobre afloramientos rocosos a aproximadamente 20 msnm (Zubimendi y Hammond 2009). Se excavaron dos cuadrículas: la primera de 1 m x 2 m, ubicada en un sector con mayor densidad de restos óseos y presencia de valvas dispersas; y la segunda de 1 m x 1 m, ubicada en un sector correspondiente a una lente de valvas que afloraba en el perfil del médano en erosión (Figura 2). En estas excavaciones se recuperaron gran cantidad de restos óseos de pinnípedos, albatros de ceja negra (Thalassarche melanophrys), cormoranes y pocos artefactos líticos (Bogan et al. 2007). En superficie se identificaron también varios morteros y rompecráneos (Zubimendi 2010). Los fechados radiocarbónicos realizados sobre valvas de Nacella magellanica arrojaron dataciones muy similares entre sí: en la cuadrícula 1, 1070 ± 80 años corregidos AP; y en la cuadrícula 2, 1040 ± 80 años corregidos AP.

DISCUSIÓN. Ubicación y emplazamiento geomórfico de los depósitos.

En la Tabla 1 se menciona la unidad geomorfológica en la que se ubican los conjuntos, donde se constata una importante variabilidad: sobre terrazas pleistocénicas (Palo Alto y Palo Caído), sobre terrazas holocénicas (La Cantera) y en antiguas planicies de mareas holocénicas (El Piche y Laguna del Telégrafo). Los sustratos son: a) en dunas y mantos eólicos (Palo Alto, Palo Caído, La Cantera, Los Albatros); b) dentro y sobre mantos arcillosos de planicies de mareas (El Piche) y bordes de lagunas (Laguna del Telégrafo). A nivel superficial, los conjuntos de valvas de moluscos en los tres sectores de la costa norte de Santa Cruz se presentan: a) conformando extensiones continuas de baja densidad de restos malacológicos (menos de diez restos por m2) asociados a artefactos líticos –y escasos restos óseos (Zubimendi et al. 2004; Zubimendi et al. 2005)– como algunos sitios de Bahía Lángara; b) formando lentes con gran cantidad de valvas, artefactos líticos y huesos, que en algunos casos pueden quedar expuestos como lentes estratigráficas, como la mayoría de los sitios en Bahía del Oso Marino; o c) constituyendo asomos o lentes individuales o agrupadas, siendo el sitio Laguna del Telégrafo un ejemplo del primer tipo; y El Piche, un caso de varios asomos agrupados. La disponibilidad diferencial de pinnípedos y moluscos, así como su accesibilidad desde la costa, serían las variables principales que explicarían estos patrones: en aquellos sectores con costas abiertas, lineales y extendidas, con disponibilidad homogénea de bancos de moluscos, se registrarían mayormente evidencias continuas de concheros de media densidad (entre 10 y 100 restos por m2) como en Bahía Lángara; mientras que cuando los recursos marinos se presentan distribuidos de forma heterogénea, generarían patrones concentrados en los sectores con mayor disponibilidad de recursos, registrándose concheros con altas densidades, como en Bahía de Oso Marino. Sería esperable que, a mayores distancias de la costa, la mayor parte de los sitios con restos malacológicos tendieran a presentarse en menor cantidad y en forma de asomos o lentes individuales, como en Cabo Blanco los sitios El Piche y Laguna del Telégrafo. Existe una relación entre la altura sobre el nivel del mar y la antigüedad de los conjuntos, ya que los sitios más antiguos se encuentran en cotas más bajas, y los más modernos, en puntos más altos (Tabla 1). Sin embargo, en las mismas localidades existen otros sitios con cronologías y alturas disímiles (e.g., sitios Moreno, en la localidad arqueológica Bahía Lángara; y Cabo Blanco 1 y 2, en la localidad Cabo Blanco), lo que parece sugerir que esta relación sería producto de un sesgo en la muestra. Algo similar ocurre con la relación entre la cronología de los sitios y la distancia al mar. Los conjuntos se encuentran a distancias que van desde unos pocos metros de la playa actual hasta más de 500 m en el sitio Laguna del Telégrafo, pero en este caso, es probable que esta distancia sea mayor, considerando que los bancos de moluscos más cercanos están a ca. 2500 m en el penón de Cabo Blanco. No obstante, en el área de estudio se han identificado algunos loci con valvas de moluscos a varios kilómetros de la costa (Zubimendi 2010). Por este motivo, más allá de que la gran mayoría de los concheros se ubican en la proximidad de la costa (Zubimendi 2010), probablemente para evitar acarreos prolongados (Favier Dubois y Borella 2007), se registran también casos de transporte de cantidades variables de moluscos hacia el interior inmediato, a pesar de que su coste de traslado habría sido mayor al aporte energético brindado por su consumo.

Litología, estructura y geometría de los depósitos

Se ha comprobado que las acumulaciones de valvas en estratigrafía tienen diferentes geometrías: a) lenticular (Laguna del Telégrafo y El Piche); b) tabular de alta densidad y bioclástico-soportados, en las cuales las valvas tienen contacto unas con otras (Los Albatros); y c) tabular de baja densidad y matriz soportados, donde las valvas se hallan sin contacto entre ellas, insertas en una matriz arenosa (La Cantera, Palo Alto y Palo Caído). Una característica común a todos los conjuntos excavados es la ausencia de diferencias internas que permitan discriminar eventos depositacionales o discordancias. Sin embargo, se ha comprobado la existencia de lentes interestratificadas en la localidad Bahía del Oso Marino, así como en la localidad Punta Medanosa, ubicada a 30 km al sur de la anterior (Castro et al. 2001; Castro et al. 2011). La fábrica en todos los concheros excavados es levemente planar, estando las valvas dispuestas sin orientación preferencial en el espacio. La densidad promedio de los restos malacológicos calculada en 1 dm3 varía entre 2,22 y 26,79 restos malacológicos cuantificables por dm3 (Tabla 1), aunque en su mayoría presentan densidades menores a 10 restos por dm3. La potencia estratigráfica de las acumulaciones analizadas también tiende a ser muy variable: entre 5 y 30 cm. Algunas acumulaciones de valvas tienen límites inferiores claramente definidos, marcados por la desaparición de las valvas (Laguna del Telégrafo, El Piche) o cambios sedimentarios contrastantes (Palo Alto y Palo Caído). Cuando las lentes se encuentran en sedimentos eólicos (La Cantera y Los Albatros), se produce una disminución en la densidad de valvas, aunque se registran valvas aisladas hasta unos 20 cm por debajo de la lente. Los límites superiores presentan una menor variabilidad de situaciones, ya que en casi todos los casos se registra una menor densidad y mayor fragmentación de valvas cerca de la superficie. En algunos casos, la presencia de los restos malacológicos parece relacionarse con la depositación eólica: por medio de distintos sondeos se comprobó que en los sitios Palo Alto y Palo Caído la presencia de valvas estaba asociada a la cubierta eólica y a vegetación herbácea, mientras que donde se no registraban valvas la cubierta eólica estaba ausente y las plantas herbáceas eran reemplazadas por especies arbustivas (Zubimendi et al. 2010).

Procesos posdepositacionales

La mayoría de los conjuntos arqueomalacológicos del área conforman depósitos masivos que generan un entramado de valvas resistente a la desagregación (e.g., cuadrícula 2 de Los Albatros). En estos casos, es esperable una alta integridad y resolución del registro arqueológico; mientras que la menor densidad de restos malacológicos genera lentes matriz sostenidas, y por lo tanto más susceptibles de ser alteradas por distintos procesos, como la erosión eólica (Palo Alto, Palo Caído, La Cantera). Además, se registraron evidencias de faunaturbación producto de animales fosoriales, principalmente en los sitios de la localidad arqueológica Bahía Lángara. En estos la integridad arqueológica sería menor, y la resolución, baja (Stein 1987). En los primeros, es posible postular que sean el producto de eventos únicos de descarte y depositación o eventos temporalmente muy cercanos entre sí. En los segundos, la baja integridad no permite diferenciar si se han originado a partir de una o múltiples ocupaciones, ya que se encuentran intensamente alterados por diversos factores que habrían generado la mezcla de restos arqueológicos y naturales. En cuanto la integridad de los conjuntos, es especialmente diagnóstico el caso de la cuadrícula 2 de Los Albatros, donde se registraron gran cantidad de valvas de mitílidos pareadas, o sea, con las charnelas o umbos izquierdos y derechos juntos o levemente desplazados hacia los costados. Con respecto a la preservación de los restos que conforman este conjunto, un alto porcentaje de valvas de cholgas –y en menor medida, mejillones– presentaban parte del periostraco y una baja incidencia de abrasión mecánica o calcinación solar. Estos datos permiten fundamentar que se trata de un conjunto arqueológico de alta integridad y resolución, producto de un rápido sepultamiento (Zubimendi y Hammond 2009). Los restos malacológicos en los sitios Laguna del Telégrafo y El Piche presentan una muy alta fragmentación (ver más adelante), pero una baja incidencia de abrasión o calcinación solar, así como ausencia de redondeamiento de los bordes. También se registró fragmentación in situ de valvas de mitílidos –así como de restos líticos–, por lo que se fragmentaron con posterioridad a la depositación y como producto de la compactación del sedimento o del pisoteo (Zubimendi 2010). Sin embargo, la conservación de los restos arqueológicos en este sitio es buena en términos generales –a excepción de la fragmentación–, como lo demuestra la presencia de un nudo de cuero. Mientras que los sitios Palo Alto y Palo Caído parecen reflejar una importante alteración posdepositacional, ya que las valvas se registran de forma dispersa en una matriz arenosa, con una muy alta fragmentación, con signos –como abrasión y calcinación solar– de que han estado expuestas a las condiciones medioambientales (Claassen 1998). En estos sitios se registraron muy pocos restos óseos, en general muy fragmentados y con estadíos altos de meteorización producto de la exposición a condiciones medioambientales (Zubimendi et al. 2010). Dentro de los procesos posdepositacionales podemos diferenciar a los procesos geológicos, en especial la deflación, ya que genera una exposición de los sitios que favorece su mayor visibilidad. Este proceso actúa de manera diferencial según el tipo de sedimento, dado que en aquellos contextos con una mayor estabilidad por su consistencia (como los sedimentos arcillosos de los sitios El Piche y Laguna del Telégrafo) presentan una muy baja visibilidad, al ser más resistentes a la erosión. En el caso de los campos de dunas o médanos, la mayoría de las acumulaciones de valvas constituyen montículos de extensión variable en las que, a partir de una lente expuesta y sometida a la erosión, se generan acumulaciones de valvas –y otros tipos de restos arqueológicos– en los taludes (Favier Dubois y Borella 2007). En varios loci de la localidad arqueológica Bahía del Oso Marino o Punta Medanosa se registran concentraciones de estos montículos (Castro et al. 2001; Castro et al. 2011), con la consiguiente mezcla de restos provenientes de distintas lentes. En estos casos, la geometría propia de estas acumulaciones estaría representada por las lentes de valvas de variable potencia, y en algunos casos, con lentes interestratificadas entre sí. Los sitios Palo Alto y Palo Caído representan casos distintos a los anteriores, ya que la distribución homogénea de restos malacológicos a lo largo de la secuencia estratigráfica –entre otras variables– parece corresponder con un contexto muy alterado por diversos fenómenos, entre los cuales la fauniturbación (como la presencia de cuevas de roedores) y el pisoteo habrían sido significativos (Bocek 1986; Durán 1991; Erlandson 1985; Gifford-Gonzalez et al. 1985). Un caso particular de la acción de los procesos geológicos es el sitio Los Albatros, donde se presenta un extenso paquete sedimentario eólico arenoso dividido en dos por una cárcava formada con posterioridad a la depositación de los restos arqueológicos hace 1000 años AP (Zubimendi y Hammond 2009). En este sitio se evidencia, entonces, la acción tanto de la erosión eólica como de la fluvial. Esta última se ha registrado en varios sitios de la costa norte de Santa Cruz (por ejemplo, Sitio Moreno en Bahía Lángara, actualmente destruido por este fenómeno), aunque en general, el alcance y la intensidad del impacto que genera -si bien es muy fuerte y altamente destructivo- tiende a ser localizado.

Fragmentación de los conjuntos malacológicos

Se registra una importante variabilidad en cuanto a la fragmentación de las valvas, tanto entre los distintos conjuntos como entre las especies de moluscos más representadas (Figura 3). Las variaciones observadas entre las distintas especies serían el producto de diferencias morfológicas y características intrínsecas de la composición de las valvas (como la forma, el tamano, la escultura, el grosor y la microestructura; Zuschin et al. 2003). Los mayores porcentajes de valvas enteras se registran en sitios ubicados sobre dunas o médanos (Los Albatros y La Cantera). En cuanto a las diferencias entre especies, en todos los sitios el porcentaje de valvas enteras de lapas es mayor que de mitílidos: las primeras varían entre un 39% y un 75%. En el sitio Los Albatros, el rápido sepultamiento habría favorecido la conservación de las valvas. En La Cantera, si bien las valvas no se presentaban conformando una lente, el sedimento arenoso suelto pudo haber favorecido el rápido entierro de los restos arqueológicos (Gifford-Gonzalez et al. 1985), lo que habría generado una baja fragmentación, pero al mismo tiempo una baja integridad del conjunto. En otros contextos sedimentarios, como los cordones pleistocénicos (Palo Alto y Palo Caído) o la antigua planicie de mareas (El Piche) y el borde de laguna (Laguna del Telégrafo) se registran valores más altos de fragmentación. Los primeros sitios mencionados se hallan asociados a una intensa remoción e, incluso, probablemente las valvas hayan estado sucesivamente expuestas o enterradas a lo largo del tiempo, lo que podría haber favorecido su debilitamiento por calcinación solar o abrasión, y la fragmentación por distintos mecanismos, como el pisoteo (Zubimendi et al. 2010). Esta última variable ha actuado, muy probablemente, de forma significativa sobre los sitios El Piche y Laguna del Telégrafo. En este último sitio se han registrado valvas de mitílidos fracturados in situ. Los mitílidos presentan valores de valvas enteras muy bajos (Figura 3), en especial los mejillones, entre los cuales las valvas enteras, en casi todos los casos, son inferiores al 15%. En la cuadrícula 2 del sitio Los Albatros se registra un porcentaje inusualmente alto de valvas enteras de mitílidos, ya que se trata de una lente de valvas con una alta integridad y buena conservación. Entre los mitílidos, los mejillines son los que presentan valores más altos de valvas enteras. La buena conservación probablemente esté relacionada, entre otras variables, con el pequeno tamano, lo que les confiere una mayor resistencia a la fragmentación (Orquera y Piana 2001). Otro aspecto que hay que tener en cuenta es que el análisis de integridad del conjunto y conteo de valvas enteras se realizó en el laboratorio y con posterioridad al traslado de los materiales desde el campo; por lo que los valores de valvas enteras habrían sido mayores a los registrados.

Figura 3. Comparación de la fragmentación de las especies más abundantes en los distintos conjuntos analizados.

Especies de moluscos

En la Tabla 2 se presentan los valores de NISP del total de especies de moluscos recuperados en los distintos conjuntos excavados. Se han registrado 24 especies distintas, así como algunas indeterminadas. La mayoría de las especies corresponden a gasterópodos, aunque entre estos el mayor porcentaje corresponde a lapas (Nacella magellanica); casi todas las demás están presentes en porcentajes muy bajos. Los bivalvos están representados por una menor variabilidad de especies, entre las que predominan los mitílidos. En la mayoría de los sitios, los mejillones son los más abundantes, aunque en uno dominan las cholgas por sobre los demás mitílidos. Los mejillines se presentan de forma muy variable en los distintos sitios excavados, y se hallan en varios conjuntos con frecuencias relativamente más altas (por ejemplo, Palo Alto y Los Albatros). Las demás especies de bivalvos se presentan, en todos los casos, en muy bajas frecuencias. En cuanto a los valores de NMI y NISP, no se registran importantes variaciones en la representación porcentual, aunque en todos los casos se produce una disminución en los bivalvos (Figura 4). Los conjuntos malacológicos recuperados en las excavaciones reflejan dos patrones o tendencias generales en cuanto a la representación porcentual del NMI de especies, las que son resumidas a continuación (Figura 4): a) predominancia de Nacella magellanica, con un porcentaje de esta especie que varía entre un 85% (Palo Caído) y un 94% (La Cantera); mientras que los mitílidos se encuentran entre un 11% y 3%; b) predominancia de mitílidos, con un porcentaje sumado de Mytilus edulis, Aulacomya atra y Perumytilus purpuratus que varía entre un 67% y 90% (cuadrículas 1 y 2 de Los Albatros, respectivamente). En dos de estos sitios, los mejillones son la especie más abundante, mientras que en Laguna del Telégrafo predominan las cholgas. Tanto si predominan las lapas como los mitílidos, el porcentaje de las demás especies es menor al 6% del total de restos malacológicos. Más allá de las diferencias en las especies predominantes, en todos los casos se observa un patrón orientado hacia la explotación intensiva de una especie o un grupo de especies (lapas o mitílidos respectivamente). Al igual que en trabajos previos (Zubimendi et al. 2005), no se han registrado casos intermedios en los que se encuentren proporciones similares entre lapas y mitílidos. En la Figura 5.a se observa una correlación entre tamano de la muestra –considerando el NISP total– y riqueza de especies en los conjuntos malacológicos, tanto en aquellos con predominio de lapas como de mitílidos. Esta es, en términos generales, una tendencia esperable, ya que a medida que la cantidad de restos malacológicos sea mayor, aumenta la probabilidad de que aparezcan especies raras o poco numerosas. Se evidencia también un aumento en la riqueza de especies en el tiempo (Figura 5b), ya que en los sitios más antiguos (Laguna del Telégrafo, El Piche) se registra una menor variabilidad de especies que en los sitios más tardíos, en los que se presenta una gran variabilidad. Casi todos los conjuntos analizados parecen corresponder a eventos únicos de descarte, caracterizados por la selección de una única especie de molusco. Es probable que esta tendencia esté reflejando una pauta de explotación similar en cuanto a la concentración en un recurso específico –los moluscos–, aunque distinto y variable en cuanto a la especie consumida. En momentos más tardíos se registraría una mayor variabilidad en cuanto a las especies explotadas, ya que se consignan sitios con predominio tanto de mitílidos como de lapas, a diferencia de los concheros con antigüedades más tempranas, en los que predominan únicamente los mitílidos. Si bien la muestra es muy pequena, los tres sitios que reflejan una explotación intensiva de lapas se ubican en los últimos 1200 años AP, mientras que algunos con predominio de mitílidos presentan antigüedades mayores. Se podría postular de forma preliminar una explotación centrada en los mitílidos en momentos más tempranos del Holoceno tardío y un cambio orientado hacia una mayor diversidad y énfasis en las lapas en momentos posteriores. Futuros estudios permitirán evaluar esta tendencia, o si es producto de un sesgo en la muestra. Otros conjuntos malacológicos de la costa norte de Santa Cruz avalarían esta posibilidad, ya que el sitio Alero El Oriental, ubicado en el interior inmediato de la zona de Bahía del Oso Marino, datado en ca. 7000 años AP, presenta un predominio de mitílidos (Ambrústolo 2011). En el componente 3 del sitio Moreno -con una antigüedad de ca. 3300 años AP (Moreno y Castro 1995)- y en Bahía Solano 16 -con una antigüedad de 2954 ± 195 años AP (I-11794)- predominan las cholgas (Caviglia et al. 1982). Sin embargo, para otros sitios del área del Holoceno medio se ha mencionado la presencia de lapas y mitílidos, aunque no se cuenta con datos para saber qué especie predomina (Cabo Tres Puntas y Médano Alto; Castro y Moreno 1996-1997; Castro et al. 2011). En cuanto a la relación entre riqueza y distancia al mar se observa una baja correlación entre ambas variables, aunque parece existir una tendencia hacia una disminución en la variabilidad de especies a mayores distancias de la costa (Figura 5.c). Esta tendencia podría relacionarse con una mayor selección de las especies que serían acarreadas a mayores distancias, o por fuera del umbral más allá del cual el aporte energético brindado por un recurso es menor al esfuerzo de transporte.

Tabla 2. Presencia de especies de moluscos en los sitios analizados (NISP). PA = Palo Alto; PC = Palo Caído; EP = El Piche; LT = Laguna del Telégrafo; LC = La Cantera; LA1 = cuadrícula 1 de Los Albatros; LA2 = cuadrícula 2 de Los Albatros.

Figura 4. Representación de la predominancia de moluscos en los distintos conjuntos. En la parte superior, porcentajes de NISP, en la parte inferior, valores de NMI.

Figura 5. Comparaciones de distintas variables en los conjuntos analizados. a) riqueza de especies y tamano de la muestra; b) riqueza de especies y cronología; c) riqueza de especies y distancia a la costa; d) largo máximo promedio y cronología.

Ecología de las especies presentes en los concheros

Si analizamos las características ecológicas de las especies identificadas (Tabla 3), prácticamente la totalidad se desarrollan en el sublitoral; algunas de ellas viven también en el mesolitoral; e incluso, algunas pocas, en el supralitoral. Las cuatro especies que representan el 95% del total de las valvas en el registro arqueológico (lapas, mejillones, cholgas y mejillines) se presentan tanto en el mesolitoral como en el sublitoral, donde adquieren mayores dimensiones (Morriconi y Calvo 1993; Orquera y Piana 1999). Se observa también en la Tabla 3 que casi todas las especies registradas viven en intermareales duros, ya sean de rocas sedimentarias -como en la localidad Bahía Lángara- o de rocas de origen volcánico -como en Cabo Blanco y Barco Hundido-Bahía del Oso Marino-. Las pocas especies que, por el contrario, viven en intermareales blandos (entre otras, Calyptraea pileolus, Ensis macha, Protothaca antiqua y Tawera gayi), se presentan en sólo tres conjuntos y en muy bajas frecuencias: Palo Alto y las cuadrículas 1 y 2 de Los Albatros. Además, en el caso de E. macha, se han recuperado fragmentos chicos a muy chicos de los umbos, mientras que de las almejas P. antiqua y T. gayi se han recuperado fragmentos redondeados y con evidencias de alteraciones bioestratinómicas, o sea, aquellas que actuaron luego de la muerte del individuo –probablemente en la restinga– en forma previa a su recolección y depositación en el contexto arqueológico (Claassen 1998; Lazo 2004). Estas observaciones hacen pensar que se trataría de fragmentos que habrían estado en el intermareal, sometidos a la erosión de las olas, y que habrían ingresado al contexto arqueológico de forma no intencional (Zubimendi y Hammond 2009). A partir de estos datos se puede postular que las poblaciones aborígenes que ocuparon este sector de la costa tenían un claro conocimiento de las características ecológicas de los intermareales y de las especies que allí se desarrollan. En este sentido, explotaron las partes más profundas de los intermareales duros, es decir, aquellos que se encuentran disponibles sólo dos veces al día por cortos periodos de tiempo. Esto tiene distintas implicancias, también dependiendo del tipo de costa. En la zona de Bahía Lángara, los bancos de moluscos se hallan actualmente a una distancia de la línea de costa que puede ser superior a los 400 m, ya que las plataformas de abrasión son muy extensas. Mientras que en la zona de, por ejemplo Barco Hundido, debido a la configuración de la costa, se hallan a menor distancia, lo cual reduce de forma significativa el costo de transporte de los moluscos en estos últimos casos.

Tabla 3. Requerimientos ecológicos compilados de taxa estudiados (Aguirre y Farinati 1997; McClintock y Lawrence 1986). PA= Palo Alto; PC= Palo Caído; EP= El Piche; LT= Laguna del Telégrafo; LC= La Cantera; LA1= cuadrícula 1 de Los Albatros; LA2= cuadrícula 2 de Los Albatros.

Variaciones en el tamano de las valvas

Existe una importante variabilidad en cuanto al largo máximo de las valvas de Nacella magellanica (Tabla 4), ya que la diferencia máxima registrada es de casi 8,62 mm entre los sitios Laguna del Telégrafo y Palo Caído. Esta diferencia puede deberse a causas naturales (productividad marina, temperatura del agua) o ecológicas de los intermareales cercanos, así como a la explotación de distintos sectores de los intermareales, ya que en general, en el sublitoral los individuos adquieren mayores tamaños que en el mesolitoral (Morriconi y Calvo 1993). Otra posibilidad es que las diferencias sean producto del consumo más o menos intensivo de este taxón, debido a que la explotación focalizada de una especie de molusco se vería reflejada en una disminución en el tamano de las valvas (Mannino y Thomas 2001). Las valvas de lapas son de menor tamano en los conjuntos donde esta especie es predominante, aunque en estos se observan menores desvíos estándares de los valores promedios; mientras que los conjuntos con predominio de mitílidos presentan promedios más altos pero mayores rangos de variación (Figura 5.d). Esto tal vez sea producto de una mayor selección de ciertos rangos de tamano en los primeros conjuntos, en tanto que, cuando se recolectan lapas junto con mitílidos, habría una menor selección, lo cual resulta en un mayor rango de variación del tamano de las valvas. Se registran también valores muy similares en los conjuntos de las mismas localidades, y con similares antigüedades (Palo Alto y Palo Caído, y las dos cuadrículas de Los Albatros). En la Figura 5.d se comparan los valores promedio de largo máximo de las valvas de lapas con la cronología de los conjuntos, y se registran los promedios más bajos en los conjuntos más recientes (Palo Caído y Palo Alto). Se observa una probable tendencia a la disminución en el tamano de las valvas en el área, así como tamaños promedio más grandes en los conjuntos ubicados a mayor distancia de la costa. En este caso, las valvas recuperadas en conjuntos a más de 200 m de la línea de costa actual son las de mayores dimensiones (Laguna del Telégrafo, El Piche y Los Albatros). Sin duda, estas tendencias son generales y poco claras, en especial si consideramos el bajo número de conjuntos analizados, por lo que deben ser consideradas como posibilidades para ser contrastadas en futuros estudios.

Tabla 4. Comparación del largo máximo de las valvas de Nacella magellanica en los conjuntos analizados.

Variaciones en el tamano de las valvas

Existe una importante variabilidad en cuanto al largo máximo de las valvas de Nacella magellanica (Tabla 4), ya que la diferencia máxima registrada es de casi 8,62 mm entre los sitios Laguna del Telégrafo y Palo Caído. Esta diferencia puede deberse a causas naturales (productividad marina, temperatura del agua) o ecológicas de los intermareales cercanos, así como a la explotación de distintos sectores de los intermareales, ya que en general, en el sublitoral los individuos adquieren mayores tamaños que en el mesolitoral (Morriconi y Calvo 1993). Otra posibilidad es que las diferencias sean producto del consumo más o menos intensivo de este taxón, debido a que la explotación focalizada de una especie de molusco se vería reflejada en una disminución en el tamano de las valvas (Mannino y Thomas 2001). Las valvas de lapas son de menor tamano en los conjuntos donde esta especie es predominante, aunque en estos se observan menores desvíos estándares de los valores promedios; mientras que los conjuntos con predominio de mitílidos presentan promedios más altos pero mayores rangos de variación (Figura 5.d). Esto tal vez sea producto de una mayor selección de ciertos rangos de tamano en los primeros conjuntos, en tanto que, cuando se recolectan lapas junto con mitílidos, habría una menor selección, lo cual resulta en un mayor rango de variación del tamano de las valvas. Se registran también valores muy similares en los conjuntos de las mismas localidades, y con similares antigüedades (Palo Alto y Palo Caído, y las dos cuadrículas de Los Albatros). En la Figura 5.d se comparan los valores promedio de largo máximo de las valvas de lapas con la cronología de los conjuntos, y se registran los promedios más bajos en los conjuntos más recientes (Palo Caído y Palo Alto). Se observa una probable tendencia a la disminución en el tamano de las valvas en el área, así como tamaños promedio más grandes en los conjuntos ubicados a mayor distancia de la costa. En este caso, las valvas recuperadas en conjuntos a más de 200 m de la línea de costa actual son las de mayores dimensiones (Laguna del Telégrafo, El Piche y Los Albatros). Sin duda, estas tendencias son generales y poco claras, en especial si consideramos el bajo número de conjuntos analizados, por lo que deben ser consideradas como posibilidades para ser contrastadas en futuros estudios.

CONSIDERACIONES FINALES

En este trabajo se han analizado varios aspectos de los sitios de tipo conchero identificados en la costa norte de Santa Cruz. Se pretendió identificar tendencias o patrones entre conjuntos que presentan importantes diferencias entre sí, como forma de avanzar en el conocimiento del registro arqueológico de nuestra área de estudio. Consideramos que, a pesar de que estos análisis son preliminares y abarcan conjuntos con una importante variabilidad estructural y muy distantes entre sí, pueden aportar una serie de tendencias generales que no sólo sirvan para nuestra área de estudio, sino que puedan ser extrapolables a otros sectores de la costa continental patagónica. Conocer la variabilidad del registro arqueológico costero, sin duda, nos permitirá conocer mejor las formas en que las poblaciones del pasado usaron las costas, ya que los grupos humanos de la Patagonia que se asentaron en los litorales realizaron una amplia gama de actividades en estos espacios (Caviglia et al. 1982; Cruz et al. 2010; Favier Dubois y Borella 2007; Gómez Otero 2007; Moreno 2009; Zubimendi 2010, entre otros). Hasta el momento, poco se conoce sobre el registro arqueomalacológico del área de estudio, ya que se cuenta con escasos trabajos de investigación. Algo similar ocurre respecto del resto de la costa patagónica continental, área para la cual en el pasado se han realizado pocos estudios sobre procesos de formación y consumo de moluscos (e.g., Caviglia y Borrero 1980); aunque esta tendencia se ha visto revertida en los últimos años producto de un mayor énfasis en el estudio de estas problemáticas (e.g., Cruz et al. 2010; Favier Dubois y Borella 2007; Gómez Otero 2007; Manzi et al. 2009, entre otros). En la Tabla 5 se resumen algunas tendencias que han podido ser identificadas en este trabajo, entre ellas, algunas con mayor grado de confiabilidad (e.g., la fragmentación entre especies) y otras que resultan, a la luz de los resultados ?aún preliminares? altamente especulativas, pero que pueden servir como hipótesis de trabajo en el futuro (e.g., las relacionadas con la disminución del tamano de las valvas de lapas en el tiempo y a mayor distancia de la costa). Una característica común a todos los conjuntos excavados es la ausencia de diferencias que permitan distinguir eventos depositacionales o discordancias internas, aunque en todos los casos los límites inferiores son claros. En el área de estudio se registran pocos casos de conjuntos malacológicos superpuestos, que están limitados generalmente a ciertos sectores puntuales de la costa asociados a una alta redundancia específica (e.g., Cabo Blanco, Bahía del Oso Marino o Punta Medanosa), aunque la redundancia genérica es muy alta a lo largo de prácticamente la totalidad del litoral (Castro et al. 2003; Zubimendi et al. 2005; Zubimendi 2010). Los conjuntos analizados corresponderían a eventos únicos de descarte, lo que, junto con la alta selección, reflejaría una pauta de explotación similar en cuanto a la concentración en especies específicas dentro de un rango de variabilidad limitado a lapas y mitílidos. La densidad de restos malacológicos en los conjuntos se relaciona claramente con la integridad y, en menor medida, con la resolución del registro arqueológico (Tabla 5). Las concentraciones densas forman lentes masivas, muy resistentes a la desagregación, y en ellas se evidencia una alta integridad y resolución arqueológica. En otros casos, la menor densidad de valvas genera depósitos de matriz sostenidos y, por lo tanto, más susceptibles de ser alterados por los agentes posdepositacionales, en especial la erosión eólica; en menor medida la fluvial, y la fauniturbación. El estado de conservación y fragmentación de las valvas de las especies recuperadas es muy variable en los distintos conjuntos. En general, el sustrato en el que se hallan los conjuntos, las diferencias morfológicas y las características intrínsecas de las valvas serían los factores principales que influirían en esta variable. Es posible definir una serie de tendencias en este sentido (Tabla 5): a) la fragmentación es menor en sedimentos blandos (eólicos arenosos) y mayor en duros (arcilloso u otro tipo); b) las lapas y los mejillines presentan mayor resistencia a la fragmentación; c) las cholgas y los mejillones son las especies más susceptibles a sufrir la fragmentación. Hemos podido observar la existencia de variaciones en cuanto a la selección de especies, las que se ven reflejadas en los conjuntos arqueomalacológicos. En parte se registra una mayor selección de especies en los conjuntos ubicados a mayores distancias de la costa, así como probablemente un aumento en la riqueza a lo largo del tiempo (Tabla 5). Sin duda, estas son tendencias iniciales que requerirían estudios intensivos para contrastarlos, pero podrían ser indicativos de cambios -producidos por distintos factores que desconocemos- que se habrían producido dentro de una estrategia de explotación de las partes más profundas de los intermareales duros que pareciera ser similar a lo largo del Holoceno tardío. Más allá de las diferencias en las especies predominantes, en todos los conjuntos se observa un patrón orientado hacia la explotación intensiva de una (lapas) o un grupo de especies (mitílidos), sin que se registren casos intermedios. Comprobamos que existe una amplia variabilidad en los conjuntos arqueomalacológicos, tanto en cuanto a su ubicación geomorfológica como en sus características estructurales y contenido arqueológico. Estas diferencias serían el producto de las decisiones antrópicas, tanto respecto de las especies recolectadas como del lugar y las formas de procesamiento de los moluscos, así como de la acción de múltiples procesos posdepositacionales que actuaron sobre los conjuntos malacológicos. Es interesante notar que este resultado contrasta con lo observado por otros autores en la costa del golfo San Matías (Favier Dubois y Borella 2007), quienes registraron -de forma preliminar- una mayor homogeneidad asociada a una ausencia de cambios en las modalidades de consumo y descarte durante el Holoceno tardío en la costa norte del golfo San Matías. Algo similar se infiere de las conclusiones obtenidas por Gómez Otero para la costa norte de Chubut (Gómez Otero 2007). Quizás estas diferencias podrían relacionarse con una mayor variabilidad ambiental, de agentes posdepositacionales producto de la alta diversidad geomorfológica en la costa norte de Santa Cruz. Finalmente, creemos que para poder avanzar en el conocimiento del registro arqueomalacológico y las formas de explotación de los moluscos en la costa patagónica hace falta profundizar en los análisis de sectores o localidades específicas, en especial de aquellas donde se ha inferido una alta redundancia ocupacional. De esta forma, podrán ser contrastadas algunas tendencias identificadas.

Tabla 5. Tendencias observadas en el registro arqueomalacológico estudiado en este trabajo.

Agradecimientos

Quisiera agradecer a Alicia Castro y Cristian Favier Dubois por sus comentarios y sugerencias durante la lectura de este trabajo, así como al equipo del Proyecto Costa Norte de Santa Cruz: H. Hammond, L. Ciampagna, V. Trola, L. Zilio, P. Ambrústolo, L. Mazzitelli, S. Bogan. También al personal del Museo Municipal Mario Brozoski, en especial a Griselda Bueno. Finalmente, a los dos evaluadores anónimos, editores y correctores de estilo de la revista por sus sugerencias y correcciones, ya que ayudaron a mejorar el artículo.

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