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Intersecciones en antropología

versión On-line ISSN 1850-373X

Intersecciones antropol. vol.13 no.2 Olavarría dic. 2012

 

ARTÍCULO

Caracterización y procedencia de obsidianas de sitios arqueológicos del Centro Oeste de Argentina y Centro de Chile con metodología no destructiva por fluorescencia de Rayos X (XRF)

Víctor Durán, Anna Maria De Francesco, Valeria Cortegoso, Gustavo Neme, Luis Cornejo y Marco Bocci

Víctor Durán. Laboratorio de Geoarqueología. Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Centro Interdisciplinario de Estudios Regionales (CEIDER). Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Cuyo. C.C. 345 (5500) Mendoza, Argentina. E-mail: duranvic@logos.uncu.edu.ar

Anna Maria De Francesco. Dipartimento di Scienze della Terra, Universita della Calabria, 87036 Rende (CS), Italia. E-mail: defrancesco@unical.it

Valeria Cortegoso. Laboratorio de Geoarqueología. CONICET-CEIDER. Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Cuyo. C.C. 345 (5500) Mendoza, Argentina. E-mail: vcortegoso@mendoza-conicet.gob.ar

Gustavo Neme. CONICET. Museo de Historia Natural de San Rafael. Isla del Diamante, San Rafael, Mendoza, Argentina. E-mail: gustavoneme@arqueologiamendoza.org

Luis Cornejo. Museo Chileno de Arte Precolombino. Bandera 361. Casilla 3687. Santiago de Chile. E-mail: lcornejo@museoprecolombino.cl

Marco Bocci. Dipartimento di Scienze della Terra, Universita della Calabria, 87036 Rende (CS), Italia. E-mail: marco.bocci@unical.it

Recibido 29 de agosto 2011.

Aceptado 2 de diciembre 2011

 


RESUMEN

Se presentan los resultados de 101 análisis químicos por fluorescencia de Rayos X efectuados sobre artefactos de obsidiana provenientes de sitios arqueológicos del Centro Oeste Argentino y Chile Central. También se hace una caracterización química de seis fuentes y subfuentes de obsidiana ubicadas en ambientes cordilleranos y extracordilleranos del sur de Mendoza, Neuquén y Chile Central. Con esa información se discuten propuestas referidas a la movilidad y sistemas de intercambio de las sociedades humanas que ocuparon las dos vertientes de la cordillera de Los Andes durante el Holoceno medio y tardío. Los resultados obtenidos confirman que el método no destructivo por XRF es una herramienta válida para determinar el origen y dispersión de las obsidianas arqueológicas.

Palabras clave: Fluorescencia de Rayos X (XRF); Obsidiana; Procedencia de artefactos arqueológicos; Centro-Oeste argentino; Chile Central.

ABSTRACT

Non-destructive x-ray fluorescence (XRF) characterization and sourcing of obsidian from archaeological sites in Central West Argentina and Central ChileThe results of chemical analysis by X-ray Fluorescence (XRF) performed on 101 obsidian artifacts from archaeological sites of Central western Argentina and Central Chile are presented. A chemical characterization of six obsidian sources and subsources located in both Andean and extra-Andean environments of Southern Mendoza, Northern Neuquén and Central Chile, is also performed. Based on this information, different proposals related to mobility patterns and exchange systems of human societies that occupied the two slopes of the Andes during the middle and late Holocene are discussed. The results confirm that non-destructive X-ray Fluorescence is a valid tool to determine the origin and dispersal of archaeological obsidian artifacts.

Keywords: X-ray Fluorescence; Obsidian; Archaeological artifacts provenance; Central western Argentina; Central Chile.


 

INTRODUCCIÓN

En los últimos años se han realizado estudios de elementos traza sobre obsidiana con la intención de resolver diferentes problemas arqueológicos del Centro Oeste de Argentina y Chile Central (De Francesco et al. 2006; Durán et al. 2004; Giesso et al. 2011; Seelenfreund et al. 1996). Se han descubierto y caracterizado químicamente varias fuentes de esa materia prima y se ha comenzado a definir: la intensidad de uso humano de ellas, su dispersión espacial y los cambios en su aprovechamiento a lo largo del tiempo. Entre los resultados obtenidos, llamó la atención la ausencia de obsidiana de la fuente Laguna del Diamante, en sitios arqueológicos de la cordillera y planicies de la vertiente oriental y del valle del Maipo en su cuenca cordillerana (Durán et al. 2004; Giesso et al. 2011). Asimismo, generó algunos interrogantes el hecho de que en el valle del Maipo hubiera una presencia predominante de obsidiana de la fuente Arroyo de Las Cargas, ubicada a más de 100 km hacia el sur, y también en sitios del norte de Mendoza localizados a más de 250 km de la misma fuente (Giesso et al. 2011). Para intentar resolver estos problemas y otros relacionados con la movilidad, el intercambio y el aprovechamiento de ese recurso, se ha dado continuidad a un programa regional de caracterización química de fuentes y artefactos arqueológicos elaborados sobre obsidiana. Sobre la base de las propuestas de Crisci et al. (1994) y De Francesco et al. (2008, 2011) se han analizado, con metodología no destructiva por fluorescencia de Rayos X (de aquí en más, XRF), 101 artefactos de obsidiana provenientes de once sitios arqueológicos de la Argentina y de tres de Chile. Esta metodología analítica no destructiva permite definir el lugar de origen de las obsidianas utilizadas en la fabricación de artefactos recuperados en contextos arqueológicos. Si bien este método puede ser considerado menos preciso que otros (por ejemplo, el Análisis por Activación de Neutrones ?INAA?), tiene la ventaja de conservar la integridad de las muestras. En los análisis tradicionales de XRF ?y también en INAA? las muestras se reducen a polvo, lo que genera la imposibilidad de estudiar artefactos con un valor museográfico y/o patrimonial alto. Por otra parte, esta metodología ha sido utilizada exitosamente en numerosos sitios arqueológicos del Neolítico italiano y europeo en general (De Francesco et al. 2008, 2011), así como también en la región de estudio (De Francesco et al. 2006; Giesso et al. 2011).

BOSQUEJO ARQUEOLÓGICO Y AMBIENTAL DEL ÁREA DE ESTUDIOS

Durante la transición Pleistoceno-Holoceno, las dos vertientes de la cordillera de Los Andes, entre los 42432o y 37o LS, fueron ocupadas por sociedades de cazadores-recolectores (Cornejo et al. 1998; García 2003; García y Labarca 2001; Lagiglia 2002, entre otros). Este proceso de poblamiento continuó, con algunas interrupciones locales, durante el Holoceno medio y tardío (Bárcena 2001; Cortegoso 2005; Gambier 1985; Gil et al. 2005) hasta que todos los ambientes del área de estudio fueron ocupados alrededor del siglo V DC (Durán 2000; Gil 2002; Lagiglia 1999; Neme 2007). Desde el segundo milenio AC el registro arqueológico muestra, a una escala regional, cambios económicos de importancia que hicieron que las sociedades del sur de Mendoza y las de Chile Central y norte de Mendoza siguieran trayectorias divergentes. En Chile Central y norte de Mendoza, el establecimiento y/o desarrollo de sociedades agrícolas fue seguido por una complejización paulatina de las formas de organización social y política (Bárcena 2001; Cortegoso 2006; Sanhueza y Falabella 1999-2000, entre otros). En cambio, en las planicies orientales ubicadas al sur del río Diamante perduraron economías de caza y recolección hasta la llegada de los espanoles (Durán 2000; Gil 2006; Lagiglia 2002; Neme 2007). Para los ambientes de montana no se ha logrado una opinión consensuada, ya que algunos estiman que fueron ocupados estacionalmente sólo por cazadores-recolectores que provenían de la vertiente oriental (Lagiglia 1999; Neme 2007) o de la occidental (Cornejo y Sanhueza 2003; Falabella y Stehberg 1989; Madrid 1977), mientras que otros han dejado abierta la posibilidad de que en determinados momentos esos ambientes pudieron haber sido compartidos por cazadores-recolectores y agricultores, o usados exclusivamente por unos u otros (De Francesco et al. 2006; Durán et al. 2006; Sanhueza et al. 2004). Se estima que la distribución fluctuante de sociedades con economías y formas de organización social diferentes habría generado variaciones en la movilidad, territorialidad y en el funcionamiento de las redes de circulación de bienes (Neme y Gil 2008). La conformación de un patrón de distribución étnica "en mosaico" podría relacionarse con las características geográficas del área. Este amplio espacio incluye ambientes heterogéneos, entre los que se pueden enumerar, de oeste a este: la costa del océano Pacífico, los valles longitudinales y transversales chilenos, los valles, mesetas y tierras altas interandinas y las planicies y llanuras orientales. Al funcionar la cordillera de Los Andes como una barrera para las masas de aire húmedo provenientes del Anticiclón del Pacífico, los ambientes ubicados al oeste de la cordillera son más húmedos y en ellos la vegetación es más abundante (Madrid 1977). La vertiente oriental, en cambio, presenta condiciones de aridez y semiaridez que determinan el predominio de estepas arbustivas y herbáceas (Cabrera 1976; Roig et al. 2000, entre otros). En ambas vertientes, la altitud provoca diferencias significativas en la distribución de las precipitaciones y temperaturas. Estas diferencias se hacen mucho más marcadas en Chile, donde la altura asciende de cero a más de 6500 msnm en distancias que, en general, no superan los 170 km. En esta vertiente se da además un aumento en las precipitaciones de norte a sur, lo que permite que, en las laderas cordilleranas, se pase de ambientes con parches de vegetación arbórea al desarrollo de extendidos bosques al alcanzar los 35o LS (Börgel 1983). Al sur del paralelo 34o, una intensa actividad volcánica, mantenida desde el Plioceno hasta la actualidad, ha definido las características de los paisajes cordilleranos y de las planicies orientales (Ramos y Nullo 1993; Sruoga et al. 1993, entre otros). Allí el impacto del volcanismo ha tenido en ocasiones características catastróficas, y pudo haber afectado profundamente los procesos de poblamiento humano (Durán y Mikkan 2009).

UBICACIÓN Y CARACTERÍSTICAS DE LAS FUENTES

Con la intención de entender la movilidad y formas de interacción de las sociedades prehispanas de Mendoza y Chile Central, este programa de estudios se propuso ubicar los volcanes de la región con antecedentes de efusiones ácidas, caracterizar químicamente las obsidianas obtenidas directamente en las zonas de afloramiento o en depósitos generados por procesos de transporte natural y determinar luego la procedencia de las obsidianas presentes en sitios arqueológicos. Se han podido localizar seis fuentes mayores (algunas con diferencias internas que permiten discriminar subfuentes). La mayor parte de ellas se localiza en la cordillera, pero aparecen también algunas en las planicies orientales (Figura 1). Su descripción y caracterización química ya se ha efectuado en trabajos anteriores (De Francesco et al. 2006; Durán et al. 2004; Giesso et al. 2011; Seelenfreund et al. 1996), por lo cual sólo se presentará aquí información general sobre dichas fuentes.

Figura 1. Localización de las fuentes de obsidiana y de los sitios arqueológicos de los cuales provienen las muestras analizadas. Fuentes: A- Laguna del Diamante, B- Arroyo de Las Cargas, C- Laguna del Maule, D- Cerro Huenul, E- El Peceno y F- Payún Matrú. Sitios Arqueológicos: 1- El Manzano Histórico, 2- Sitios de Laguna del Diamante, 3- Potrerillos del Diamante y El Diamante-Alero Montiel, 4- Cueva Arroyo Colorado y El Desecho, 5- Cueva de Las Brujas y Canada de Leiva, 6- Alero Puesto Carrasco, 7-Coihueco Sur, 8- Los Queltehues, 9- Cuchipuy, y 10- Palquibudi.

Área Laguna del Maule

Es un extendido complejo volcánico ubicado en la Cordillera Principal, en el límite entre Argentina y Chile, a alturas próximas a los 2400 msnm. Se distinguen allí tres grandes sectores que han funcionado como fuentes de obsidiana: Laguna del Maule, Laguna Negra y Arroyo El Pehuenche (en la Figura 1, bajo el nombre de Laguna del Maule, se marca el área que incluye a los tres sectores). El primero, localizado en la vertiente occidental, tiene una extensión amplia y ofrece obsidianas de excelente calidad para la talla y grandes tamaños que pueden superar los 0,50 m3 (Seelenfreund et al. 1996). El segundo se emplaza en la vertiente oriental y manifiesta características de calidad y tamano parecidos a las de Laguna del Maule. El sector Arroyo El Pehuenche, que también corresponde a la vertiente oriental, se distingue por presentar nódulos de obsidiana con tamaños que no superan los 3 a 5 cm de largo. Estos nódulos tienen una distribución bastante heterogénea por provenir de depósitos de caída y haber sufrido procesos de transporte (Durán et al. 2004). Desde los puntos muestreados en Laguna Negra a los de Laguna del Maule hay una distancia de alrededor de 20 km (al nor-noroeste), y desde estos últimos a los de Arroyo El Pehuenche, menos de cinco km (al noreste). Estas distancias no delimitan el área con disponibilidad de obsidiana, que es mucho mayor: al tomar los tres sectores en conjunto puede considerarse que ésta alcanza los 900 km2 (Giesso et al. 2011).

Área Arroyo de Las Cargas

Se ubica dentro del complejo volcánico Planchón-Peteroa, en el límite argentino-chileno, a 2350 msnm. Las fuentes se vinculan a un centro emisor menor que dio origen a las obsidianas a través de una colada de lava de enfriamiento rápido, muy rica en cuarzo de coloración oscura (Giesso et al. 2011). El área relevada, correspondiente a la fuente primaria (Arroyo Guanaco), alcanza aproximadamente 8 km2. Por la información recibida de habitantes del lugar se estima que su superficie es mucho mayor, y que alcanzaría la vertiente occidental de la cordillera. La obsidiana aparece allí en forma de bloques de tamaños diversos, incorporados en mantos de ignimbritas. Algunos de estos bloques alcanzan tamaños próximos a 0,50 m3. También hay varias fuentes secundarias generadas por procesos erosivos vinculados a actividad glaciar y arrastre de aguas de escurrimiento. Esta fuente presenta una excelente calidad de obsidiana, tiene además una alta visibilidad y un acceso con una dificultad media desde ambas vertientes. Tanto en la fuente primaria como en las secundarias aparece una gran cantidad de productos de talla, que se distribuyen irregularmente sobre superficies muy amplias.

Área Laguna del Diamante

Se encuentra ubicada en las nacientes del río del mismo nombre, en la Cordillera Principal o del Límite (De Francesco et al. 2006; Durán et al. 2004; Giesso et al. 2011). La laguna que da nombre al área se emplaza en una gran caldera volcánica de alrededor de 300 km2. La zona ha tenido una intensa actividad volcánica pleistocénica, la cual ha generado extendidas formaciones de ignimbritas (Sruoga et al. 2004). Se han localizado allí dos subfuentes: la más extendida ha sido denominada Laguna del Diamante-Arroyo Las Numeradas y cubre las crestas y planicies altas nororientales y orientales del cráter, los valles de los arroyos que drenan desde allí hacia la laguna y sus playas1 (Figura 2). La subfuente Laguna del Diamante-Arroyo Paramillos tiene una ubicación más restringida, sobre depósitos de origen glacial y fluvial asociados al arroyo mencionado2 aparecen rodados pequeños (en general, con menos de 3 cm de diámetro) de dos tipos de obsidiana. El tipo mayoritario, macroscópica y químicamente, no difiere de las obsidianas de la subfuente Laguna del Diamante-Arroyo Las Numeradas. El minoritario, en cambio, tiene características propias, lo que sugiere que proviene de una cámara magmática distinta.

Figura 2. Fotografías de la cuenca alta del arroyo Las Numeradas. Subfuente de obsidiana-Arroyo Las Numeradas: a- Vista desde la subfuente hacia la Laguna del Diamante, b- Nódulo de obsidiana.

Área Payún Matrú

Es un complejo volcánico de gran magnitud, ubicado en las planicies orientales. Allí se destacan dos grandes volcanes (el Payún Matrú y el Payún Liso) con alturas que superan los 3600 msnm. Se relevó la mayor parte del cráter y faldeos del primero, y se localizaron en ellos coladas volcánicas en donde se intercalan bloques de obsidiana. Estos bloques tienen tamaños diversos, que van desde el volumen de un puno a otros de más de 1 m3. En general, presentan una cobertura vítrea oscura muy llamativa, pero en su interior se da una especie de "estallamiento" motivado por la concentración elevada de gases que ha tenido la roca fundida en el momento de la efusión. Esto hace que no sean aptos para la talla, ya que están astillados o se astillan en fragmentos muy pequeños al ser golpeados. Al relevarse el flanco meridional del Payún Matrú se ubicó un único punto con obsidianas de mediana calidad para la talla. De allí se obtuvo una muestra a la cual se le efectuó un análisis de elementos traza por INAA. Su correspondencia química con obsidianas arqueológicas de excelente calidad genera la expectativa de que exista una fuente aún no localizada en el área (Durán et al. 2004).

Área Cerro El Peceno

Está ubicada en la Planicie Oriental del sur mendocino, a 1450 msnm. La prospección efectuada permitió localizar una fuente primaria con una superficie de dispersión relativamente pequena (Durán et al. 2004). Esta fuente se encuentra alrededor de un pequeno cono volcánico, del cual bajan varios cauces aluviales. En uno de estos cauces se concentran núcleos y nódulos de obsidiana de diferentes tipos y tamaños, que se van espaciando al alejarse del volcán. Su área de dispersión alcanza 1 km. En general, los nódulos de obsidiana tienen el tamano de un puno, o son menores, pero también aparecen bloques de unos 30 cm de diámetro. Esta es un área de particular importancia ya que, por su ubicación extracordillerana y el volumen de obsidiana y otros vitrófilos disponibles, se transforma en un lugar de abastecimiento permanente de estas materias primas.

Área Cerro Huenul

Se trata de una fuente de aprovisionamiento secundaria que se encuentra en una meseta extracordillerana ubicada en la margen derecha del río Colorado, a 900 msnm. Desde que fue descubierta, esta fuente se destacó por su abundancia, accesibilidad y disponibilidad a lo largo del ano (Durán et al. 2004; Seelenfreund et al. 1996). Trabajos recientes han permitido determinar el origen de la obsidiana de Cerro Huenul y cuantificar su oferta en forma sistemática. Aparece en una redepositación de ignimbritas provenientes de la Formación Tilhué. Esta formación, que está compuesta mayormente por volcanitas y piroclastitas pliopleistocénicas, tiene aproximadamente 60 km de longitud e incluye varios centros volcánicos de gran magnitud (los volcanes Tilhué, Waille, Polco y Bayo). En lo que hace a su abundancia, pudo concluirse que se presenta en forma de nódulos, en general redondeados, con volúmenes máximos próximos a los 80 cm3 en los depósitos de ignimbritas estabilizados y con volúmenes mucho mayores, que pueden alcanzar los 640 cm3, en los regueros, cárcavas y canadones que surcan estos depósitos (Barberena et al. 2011).

METODOLOGÍA

El análisis químico de las muestras provenientes de fuentes se efectuó sobre polvo, utilizando el equipo de XRF Philips 1740 ubicado en el Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de La Calabria (Italia). El polvo de obsidiana, obtenido sobre un molino de ágata, se prensó en un contenedor adecuado y luego fue puesto bajo análisis. Se han analizado elementos mayores, menores y traza, siguiendo el procedimiento de Franzini et al. (1975) para la corrección del efecto de matriz. De las mismas muestras de obsidiana provenientes de fuentes se extrajeron fragmentos con formas y volúmenes semejantes a los de las muestras arqueológicas. Estos fragmentos fueron analizados luego a través de XRF con metodología no destructiva3 (Crisci et al. 1994; De Francesco et al. 2008, 2011). Este método consiste en la irradiación del fragmento íntegro con Rayos X primarios. Como consecuencia de esta acción, los elementos químicos contenidos en la muestra se excitan y emiten Rayos X secundarios. El tipo e intensidad de los rayos secundarios dependerán de la naturaleza y concentración de los elementos químicos excitados. Los valores obtenidos con la metodología destructiva se expresan en wt% para los elementos mayores y en ppm para los elementos traza. La intensidad de Rayos X, obtenida con la metodología no destructiva, se expresa en cps4. Debido a la imposibilidad de corregir los efectos de la matriz con el método analítico no destructivo, se han usado las proporciones (ratios) de intensidad de Rayos X de los elementos químicos analizados en lugar de las concentraciones en ppm de los mismos elementos. Sólo cinco elementos químicos (Nb, Y, Zr, Rb y Sr) se han utilizado para definir las diversas áreas de procedencia. Esta elección se justifica por la particular sensibilidad que tienen estos elementos para caracterizar los procesos magmáticos que forman los fundidos riolíticos y dan origen a la obsidiana al solidificarse. Los valores de intensidad de Rayos X obtenidos sobre los fragmentos íntegros de fuentes con el método no destructivo por XRF se confrontaron con las concentraciones en ppm conseguidas sobre polvo con el método tradicional. Esto permite verificar la sensibilidad del primero para discriminar la variedad de fuentes de obsidiana (De Francesco et al. 2006). Se aplicó el mismo método analítico no destructivo a las muestras arqueológicas.

RESULTADOS DEL ANÁLISIS DE MUESTRAS DE FUENTES

Siguiendo el procedimiento descripto en el punto anterior, se analizaron con ambos métodos analíticos 26 muestras provenientes de fuentes: cinco de Laguna del Maule, dos de Laguna Negra, once de Arroyo de Las Cargas, tres de Laguna del Diamante-Arroyo Las Numeradas, una de Laguna del Diamante-Arroyo Paramillos, y cuatro de Cerro Huenul. Los resultados alcanzados con el método tradicional se exponen en la Tabla 1(A y B), y la intensidad (obtenida con el método no destructivo), en la Tabla 2. En el diagrama de la Figura 3 (Sr/Rb vs. Nb/Zr) se observa una óptima correspondencia entre las proporciones de concentración absoluta de los elementos traza obtenidos con metodología XRF sobre polvo y las proporciones de intensidad de Rayos X conseguidos con metodología no destructiva sobre fragmentos íntegros. Si bien estos últimos tienen un ligero deslizamiento hacia abajo, el área es absolutamente confrontable. Los resultados alcanzados muestran que las fuentes se diferencian químicamente y pueden ser discriminadas. En un sólo caso se da cierta similitud entre los resultados de dos fuentes distintas: Arroyo de Las Cargas y subfuente Laguna del Diamante-Arroyo Paramillos. Aunque el número de muestras analizadas es bajo, las diferencias observadas hacen confiable la separación propuesta.

Tabla 1A. Descripción de los sitios analizados en este trabajo.

Tabla 1B. Caracterización química (sobre polvo) de las obsidianas provenientes de las fuentes Cerro Huenul y Laguna del Diamante.

Tabla 2. Valores de intensidad de Rayos X, expresados en cps, de las obsidianas íntegras provenientes de las distintas fuentes y subfuentes.

RESULTADOS DEL ANÁLISIS DE MUESTRAS ARQUEOLÓGICAS

Del total de los 101 artefactos analizados (Tabla 3 A y B), 51 provienen de sitios arqueológicos ubicados cerca de o relacionados geográficamente5 con las fuentes de obsidiana del Área Laguna del Diamante. Este subconjunto incluye dos sitios localizados dentro de esa área: LD-S4 (N=31) y LD-S2 (N=3)6; un sitio ubicado en la cuenca cordillerana del río Maipo: Los Queltehues (N=10); dos sitios localizados en el valle del río Diamante donde éste inicia su curso extracordillerano: Alero Montiel (n= 2) y Potrerillos del Diamante (n= 2); y un sitio ubicado en el piedemonte oriental: El Manzano Histórico (n= 3). Al generar este conjunto mayor se buscó no sólo tener una muestra relativamente importante de artefactos provenientes de sitios vinculados a las fuentes mencionadas, sino también que hubiera especímenes correspondientes a la mayor parte de los distintos períodos de ocupación regional. LD-S4 y S2 son recintos pircados con ocupaciones de cazadores-recolectores cordilleranos o de agricultores de la vertiente occidental ubicadas entre los años radiocarbónicos 1410 y 190 AP (Durán et al. 2006). Los Queltehues es un alero con ocupaciones de cazadores-recolectores (Madrid 1977; Saavedra y Vera 1998). De este sitio se seleccionaron dos grupos de muestras: cuatro artefactos corresponden a un período comprendido entre los años 4990 y 50 AC y seis a un período estimado comprendido entre los años 500 AC y 900 DC. Alero Montiel y Potrerillos del Diamante son refugios naturales que presentan secuencias de ocupación de cazadores-recolectores prolongadas (Gambier 1985). El contexto muestreado del primero tiene una antigüedad de 2200 años, y el del segundo, de 3600 años. El Manzano Histórico es un sitio a cielo abierto sin fechados absolutos. Se estima, por un análisis contextual, que podría haber sido generado por cazadores-recolectores y tener una antigüedad superior a los 2500 años. De las regiones geográficamente relacionadas con la fuentes del Área Arroyo de Las Cargas se seleccionaron dos sitios del valle del río Salado en su sección cordillerana: Cueva Arroyo Colorado AD-10 (n= 3) y Arroyo El Desecho AD-4 (n= 9); un sitio de la cuenca del río Rapel: Cuchipuy (n= 5); y un sitio de la cuenca del río Mataquito: Palquibudi (n= 6). Los contextos de los dos sitios del valle del Salado se asocian a cazadores recolectores (Neme 2007). El primero es una cueva y el segundo aparece a cielo abierto. Este último se destaca por su cronología, que corresponde al Holoceno medio (alrededor de 6300 a 5200 años radiocarbónicos AP). Las muestras de la Cueva Arroyo Colorado se ubican en un período amplio que comprende los últimos 3200 años (Neme 2007). Cuchipuy es un sitio a cielo abierto, que está localizado en la vertiente occidental de la cordillera de Los Andes y cuenta con una secuencia de ocupaciones bastante profunda. El contexto muestreado cubre los períodos Arcaico II y III de la secuencia regional, con fechas que van de los años radiocarbónicos 7320 al 4370 AC (Kaltwasser et al. 1983). Palquibudi también es un sitio a cielo abierto, pero corresponde al período Alfarero tardío de Chile Central, con fechados que lo ubican alrededor del ano 1400 DC (Andrade et al. 2009). Los restantes 27 artefactos pertenecen a sitios con ocupaciones de cazadores-recolectores, que pueden vincularse por proximidad y relación geográfica tanto a las fuentes del área Laguna del Maule como a la del área Payún Matrú o a la de Cerro Huenul. Tres de estos sitios se ubican en el valle del río Grande: Caverna de Las Brujas (n= 12), Alero Puesto Carrasco (n= 13) y Canada de Leiva (n= 1); y uno en La Payunia occidental: Coihueco Sur-Casa de Guardaparques (n= 1). Las muestras provenientes de Caverna de Las Brujas y de Alero Puesto Carrasco abarcan un espectro temporal que se inicia hace 4000 años y termina hace 500 (Campos et al. 2006; Durán 2000, 2002). Canada de Leiva y Coihueco-Sur son escondrijos donde se ha encontrado, en cada caso, un núcleo de obsidiana de varios kilogramos de peso. No se cuenta con ubicación cronológica de ellos. Como se mencionó, los 101 artefactos arqueológicos fueron analizados con el método analítico no destructivo por XRF. Al igual que con las muestras provenientes de fuentes, por los motivos ya expuestos, se obtuvieron las intensidades de Rayos X de cinco elementos: Nb, Zr, Y, Sr y Rb (Tabla 3 A y B). Estos datos se confrontaron para definir la procedencia de las obsidianas arqueológicas. Los resultados se muestran gráficamente en los diagramas de las Figura 4 y Figura 5.

DISCUSIÓN Los resultados obtenidos sobre artefactos de los sitios LD-S2 y LD-S4 otorgan un claro predominio a las fuentes de obsidiana más próximas (las subfuentes Laguna del Diamante-Arroyo Las Numeradas y Laguna del Diamante-Arroyo Paramillos se ubican a distancias menores a 10 km de aquellos). En los sitios mencionados, la presencia de obsidiana alcanza valores muy altos: alrededor del 40% en el primero y del 70% en el segundo7. Esta materia prima está, además, representada en todos los estadios de la secuencia de reducción, con un elevado número de elementos que corresponden a actividades de preparación (núcleos y productos indiferenciados) y talla primaria, lo que indica un sistema de producción local (Durán et al. 2006). Sólo un 11,4% de la obsidiana de LD-S2 y S4 proviene de fuentes distantes, lo cual muestra una clara preferencia por los recursos locales, pese a que estos aparecen generalmente en forma de nódulos pequeños y con densidades mucho menores que en aquellas otras fuentes. La presencia minoritaria de artefactos elaborados sobre obsidianas provenientes de Arroyo de Las Cargas (alrededor de 130 km al sur-suroeste) y de Laguna Negra y del Maule (ambas a aproximadamente 220 km al sur-suroeste), podría ser utilizada para afirmar que los grupos que ocuparon este sector de la cordillera tuvieron, en los últimos 2000 años, rangos de movilidad altos. Pero debe tenerse en cuenta que los mismos resultados podrían servir también para defender otras alternativas vinculadas al intercambio entre cazadores-recolectores e incluso entre estos y agricultores de la vertiente occidental (De Francesco et al. 2006; Durán et al. 2006). Estudios precedentes mostraban que la obsidiana de Laguna del Diamante no se presentaba en sitios arqueológicos ubicados en la vertiente oriental, al sur del río Diamante (Durán et al. 2004) y, llamativamente, tampoco en la occidental, aun en valles muy próximos (Giesso et al. 2011). Al intentar explicar este hecho, en los trabajos citados se consideró que pudo haberse dado una explotación tardía y muy localizada de esa obsidiana por parte de cazadores-recolectores adaptados a ambientes cordilleranos. Los resultados que aquí se exponen permiten discutir esa propuesta y plantear alternativas. Al haberse hallado obsidiana de Laguna del Diamante en sitios de la cuenca extracordillerana del río Diamante (Alero Montiel y Potrerillos del Diamante), en la cuenca cordillerana del río Maipo (Los Queltehues) y, más al norte, en el piedemonte oriental (Manzano Histórico), se demuestra una distribución espacial mucho más amplia. Por otra parte, la cronología de Queltehues lleva la explotación de ese recurso al quinto milenio AC, y la de Potrerillos del Diamante al segundo milenio AC, lo que desacredita la propuesta de un descubrimiento tardío de esas fuentes. La ausencia de obsidiana de la fuente Laguna del Diamante, al sur del río del mismo nombre, y en el valle central chileno, y su presencia en el valle del Maipo y en ambientes ubicados al norte del río Diamante podrían ser la expresión arqueológica del funcionamiento de un territorio o área de circulación de uso recurrente, en la cual sus ocupantes hicieron un aprovechamiento exclusivo de ese recurso. Una alternativa más simple para explicar esta distribución puede derivar del estado en el que se presenta la obsidiana. El hecho de que aparezca muy diaclasada o en forma de nódulos de tamaños pequeños pudo no hacerla atractiva para ingresar en las redes de intercambio regional. Las obsidianas de Arroyo de Las Cargas y de Laguna del Maule se presentan, en cambio, con calidades óptimas y en forma de bloques de gran tamano. También debe considerarse la posibilidad de que la distribución discutida sea una consecuencia directa de un problema de método, que ha hecho que se confundiera en trabajos previos (Giesso et al. 2011) obsidiana de la fuente Laguna del Diamante-Arroyo Paramillos con aquella de Arroyo de Las Cargas (Cortegoso et al. 2011). En los cuatro sitios geográficamente vinculados a las fuentes del Área Arroyo de Las Cargas se observan frecuencias de obsidianas esperables dentro de un modelo de aprovechamiento directo de ese recurso. El ejemplo más representativo lo da el grupo de sitios del río Salado con una presencia excluyente de obsidiana de aquella fuente. Los dos sitios de la vertiente occidental presentan frecuencias menores de obsidiana de Arroyo de Las Cargas, pero de todos modos importantes. En Cuchipuy alcanzan el 60% y en Palquibudi el 50%. Sobre el primero resulta de interés destacar que el 40% restante corresponde a fuentes desconocidas. El caso del segundo es distinto, ya que el 50% restante corresponde a obsidiana del Área Laguna del Maule (fuente Laguna Negra). Que obsidianas de las dos áreas (Arroyo de Las Cargas y Laguna del Maule) aparezcan con frecuencias semejantes en Palquibudi podría relacionarse con la situación geográfica de este sitio, relativamente próximo a ambas fuentes y con acceso directo a los valles que conducen a ellas. En el conjunto de sitios muestreados, resulta muy llamativa la profundidad temporal del uso de la obsidiana de Arroyo de Las Cargas, que se remonta en Cuchipuy a los comienzos del Holoceno temprano, y en el valle del río Salado, a la segunda mitad del Holoceno medio. Este hecho ya había sido destacado en un trabajo anterior, en el que se presentan para la vertiente oriental registros de los valles de los ríos Diamante, Atuel y Grande con obsidianas de Las Cargas ubicadas en el Holoceno temprano y primera mitad del Holoceno medio (Giesso et al. 2011). En las muestras provenientes de los sitios Caverna de Las Brujas, Alero Puesto Carrasco, Canada de Leiva y Coihueco Sur-Casa de Guardaparques (vinculados geográficamente a las fuentes Laguna del Maule, Payún Matrú y Cerro Huenul), se da un predominio prácticamente absoluto de las obsidianas de Laguna del Maule (92,6%). Sólo se presenta un caso de obsidiana de Arroyo de Las Cargas. Se trata de un bloque de varios kilogramos que apareció en un escondrijo8. La ausencia de obsidiana de Payún Matrú y de Cerro Huenul no resulta extrana, ya que sus frecuencias resultaron ser muy bajas en anteriores estudios realizados sobre una cantidad mayor de muestras provenientes de la misma región (Durán et al. 2004; Giesso et al. 2011; Seelenfreund et al. 1996). La fuente del Área Payún Matrú aún no ha sido localizada; es probable que sea pequena y haya sido afectada u ocultada por eventos volcánicos recientes (Durán y Mikkan 2009). La baja frecuencia de obsidiana de Cerro Huenul, siendo ésta una fuente de acceso más sencillo en comparación con las de Laguna del Maule, podría mostrar el establecimiento de un límite territorial que imposibilitaba a las sociedades del río Grande acceder en forma directa a aquella fuente9. Lo que queda claro es que esas sociedades sí tuvieron un acceso directo a las fuentes de Laguna del Maule, ya que en sitios ubicados a más de 60 km de ellas hay presencias altas y hasta predominantes de obsidiana en relación con otras materias primas (Durán 2000). Al igual que en los casos anteriores, queda demostrado un uso prolongado y recurrente de esas fuentes. Caverna de Las Brujas presenta fechados de alrededor de 4000 años de antigüedad, y en Alero Puesto Carrasco hay registros que prueban el uso de la obsidiana de Laguna del Maule hasta, al menos, el 500 AP (Campos et al. 2006; Durán 2002). Sin embargo, no son los fechados de Caverna de Las Brujas los más tempranos, ya que en la Gruta del Manzano se han analizado obsidianas de esa procedencia con fechas de 7200 años AP (Gambier 1985; Giesso et al. 2011).

Tabla 3A. Datos generales, intensidad de Rayos X y procedencia de las muestras de obsidiana arqueológicas (primera serie).

Tabla 3B. Datos generales, intensidad de Rayos X y procedencia de las muestras de obsidiana arqueológicas (segunda serie).

CONCLUSIÓN

Hay dos tipos de modelos por medio de los cuales se intenta explicar la distribución de materiales no locales en un paisaje. El primero de ellos es el llamado "down the line" (Renfrew 1993; ver también Brose 1994). De acuerdo con él, se espera que la frecuencia de elementos no locales esté en relación directa con la distancia. Es decir que cuanto más lejos se esté de la fuente de origen del material exótico, menor va a ser la cantidad de elementos de esa fuente y, a la inversa, mientras menor sea la distancia a la fuente, mayor será su representación. Se considera que un comportamiento de este tipo puede vincularse a una estrategia de abastecimiento directo del recurso. Por otra parte, se ha propuesto un segundo tipo de modelos de dispersión de materiales no locales, en el que se pueden incluir el llamado "punto a punto" (Brose 1994) y el "focalizado" (Stewart 1994). En estos modelos, se espera que las cantidades de elementos no locales no disminuyan en función de la distancia de la fuente sino que, por el contrario, se encuentren puntos en el paisaje con frecuencias de materiales que no guarden ningún tipo de relación con la localización de sus lugares de aprovisionamiento (por ejemplo, densidades mayores de materiales de las fuentes más distantes en relación con las menos distantes). Esta clase de situaciones es esperable al establecerse sistemas de intercambio estructurados, en los que se mueven elementos con un alto valor social o que cumplen otro tipo de funciones, como la de reforzar alianzas, por ejemplo. El comportamiento de la cultura material, relacionado con este segundo tipo de modelos, está fuertemente influenciado por prácticas culturales como la estructuración de alianzas, la organización de ferias o el armado de redes de circulación de bienes (Janetski 2002). Los conjuntos de muestras disponibles para cada sitio muestran frecuencias de obsidianas que coincidirían con el primer modelo. En la mayor parte de ellos se dan presencias claramente predominantes de obsidianas pertenecientes a las fuentes más próximas. El caso más destacable corresponde a los sitios ubicados dentro del área Laguna del Diamante, que presentan un uso mayoritario y recurrente de las obsidianas locales, ubicadas a menos de 10 km. Dentro de este tipo de comportamiento, resultan llamativos los resultados provenientes de los sitios de los valles de los ríos Salado y Grande, que muestran también una presencia predominante de muestras de las fuentes más próximas, pero que se encuentran a alrededor de 40 y 60 km, respectivamente, de ellas. A pesar de la distancia y las dificultades que acarrea desplazarse en ambientes montañosos, se da además allí un predominio claro de la obsidiana sobre otras rocas silíceas locales (Durán 2000; Neme 2007). Esto demuestra la importancia que había tomado el uso de la obsidiana desde momentos tempranos y la dependencia que se había establecido respecto de ese recurso. En los sitios LD-S2 y LD-S4 se ha efectuado el análisis de la mayor cantidad de muestras, y es justamente en ellos donde se han registrado porcentajes mayores de obsidianas provenientes de fuentes distantes; por lo cual se considera que la ausencia o muy baja presencia de obsidianas exóticas en las muestras de los otros sitios sería más una consecuencia de un problema de muestreo que el reflejo de conductas humanas. Al observar las frecuencias de obsidianas no locales en los sitios del área Laguna del Diamante, donde se da una presencia mayor de las más distantes, se planteó que estos datos escapaban parcialmente de las expectativas del modelo "down the line" y que estaban más de acuerdo con los modelos que proponen un abastecimiento a través de redes de intercambio (De Francesco et al. 2006). Estudios posteriores, realizados sobre el conjunto de puntas de proyectil de esos sitios (Giesso et al. 2011), hicieron que aumentara considerablemente el número de muestras provenientes de Arroyo de Las Cargas, por lo cual debe reconsiderarse ahora la posibilidad de un abastecimiento directo. Debe destacarse nuevamente que en esos estudios pudieron haberse confundido obsidianas de Las Cargas con otras de Laguna del Diamante-Arroyo Paramillos (Cortegoso et al. 2011). En lo que hace a la discusión sobre la movilidad de las sociedades que ocuparon este sector de la cordillera de Los Andes, los resultados obtenidos no son numéricamente significativos y cubren un rango temporal muy amplio, por lo cual no aportan argumentos definitivos a favor o en contra de las hipótesis propuestas (Cornejo y Sanhueza 2003; Durán et al. 2006; Lagiglia 1999; Neme 2002, entre otros). Aunque no son concluyentes, los resultados alcanzados muestran áreas de circulación propias para cada fuente, que podrían asociarse a territorios. Esto podría indicar una movilidad restringida, esperable en el modelo de intensificación planteado por Neme (2002) para explicar las ocupaciones de cazadores-recolectores del Holoceno tardío de los valles cordilleranos de la vertiente oriental. Los datos obtenidos también funcionarían para defender propuestas semejantes a las de Cornejo y Sanhueza (2003), que plantean que se mantuvieron poblaciones de cazadores-recolectores en las cuencas medias y altas de los ríos de la vertiente occidental, mientras se desarrollaban sociedades con economías agrícolas en las cuencas medias-bajas y bajas. La información cronológica referida al uso de los diferentes tipos de obsidiana muestra que todas las fuentes cordilleranas fueron explotadas desde momentos muy tempranos y en forma prácticamente continua. Esto puede tomarse como un argumento en contra de una parte del modelo de intensificación planteado por Neme (2002), que considera a las tierras altas cordilleranas ambientes marginales, ocupados por ello en momentos tardíos (últimos 2000 años). La explotación de la obsidiana, con antecedentes que se remontan al Holoceno temprano, muestra que desde entonces se tuvo un acabado conocimiento de esos ambientes y que las sociedades que se establecieron en la cordillera y sus proximidades se organizaron teniendo en cuenta su oferta estacional de recursos. Esta oferta es fundamental para la supervivencia de sociedades con economías de caza y recolección y agropastoriles que complementan recursos provenientes de distintos pisos altitudinales (Aldenderfer 2001; Murra 1975, entre otros). En adaptaciones de este tipo, ninguno de esos pisos es marginal en relación con los otros, ya que la oferta de cada uno de ellos es imprescindible para el funcionamiento de las sociedades que viven en esos espacios (Durán y Mikkan 2009). Los resultados obtenidos muestran que pudieron haberse establecido en cordillera áreas de circulación recurrente desde momentos muy tempranos y que esta estrategia parece corresponder a una modalidad de adaptación a ambientes de montana. Es probable, sin embargo que, al igual que se planteó para la Payunia (Neme y Gil 2008), en el sureste de Mendoza, las áreas más marginales de la región funcionaran en un primer momento como lugares de extracción de materias primas, y que su ocupación efectiva haya ocurrido sólo hacia fines del Holoceno tardío (ca. 2000 años AP), tal como lo sugieren los fechados radiocarbónicos disponibles de numerosos sitios emplazados en estas regiones (Durán et al. 2006; Lagiglia 1999; Neme 2007). Esta idea, que puede considerarse dentro de lo que Bender y Wright (1988) denominan para las zonas de montana "Modelos de tareas específicas", puede explicar no sólo la cronología tardía de las ocupaciones de montana en la vertiente oriental, sino también el amplio conocimiento que las poblaciones locales tenían de las fuentes de obsidiana, así como del resto de los recursos que se localizan en estos ambientes. ún por definir cuándo se generaron, cuánto tiempo se mantuvieron y cómo funcionaron y evolucionaron las redes de intercambio que los articularon. La arqueometría comienza a ofrecer respuestas a algunos de estos interrogantes. Dentro de esta línea de investigación, el método no destructivo por XRF ha demostrado su utilidad. Los resultados obtenidos confirman, una vez más, que es una herramienta válida para determinar el origen y dispersión de las obsidianas arqueológicas.

Agradecimientos

A la Universidad de La Calabria, Italia, por haber avalado el proyecto y haber afrontado los costos de los análisis efectuados en el Laboratorio de Ciencias de La Tierra. Al CONICET y a la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica (FONCYT) por haber avalado y subsidiado los estudios arqueológicos, a través del PIP 02924 y los PICT-2003-14695, 2006-421 y PICT IDAC-ICES 00610. Esta investigación también contó con el aval y apoyo financiero de dos proyectos y un programa de I+D de la Secretaría de Ciencia, Técnica y Posgrado de la Universidad Nacional de Cuyo. Un agradecimiento especial para los evaluadores y editores de Intersecciones en Antropología por sus comentarios, que permitieron mejorar la forma y contenidos de este trabajo.

NOTAS

1.- En el relevamiento realizado en el Arroyo Las Numeradas se registró, a 3800 msnm, la presencia de bloques de obsidiana de hasta 30 cm de diámetro, pero muy diaclasados. Aguas abajo, el tamano se reduce progresivamente. Hasta los 3500 msnm, los tamaños predominantes están comprendidos entre 8 y 3 cm. Entre los 3500 y 3300 msnm, los nódulos disponibles son aún más reducidos y tienen entre 3 y 1 cm.

2.- El arroyo Paramillos se ubica en el NE de la caldera.

3.- En De Francesco et al. (2008, 2011) se presenta una descripción detallada de la metodología de análisis no destructivos por XRF.

4.Cps (colpi al secondo, en italiano) es la respuesta de los elementos químicos a la radiación. Se trata del número de impulsos emitidos en la unidad de tiempo (segundo). Este número es proporcional a la cantidad del elemento químico medido.

5.Se entiende que se da una relación geográfica alta cuando una fuente y un sitio arqueológico están vinculados por una ruta natural, por ejemplo, el valle de un río, espacios de montana unidos por portezuelos o abras, etcétera.

6.Los análisis de los 34 artefactos provenientes de LD-S2 y S4 fueron publicados en un trabajo anterior (De Francesco et al. 2006).

7.En LD-S2, el 51% del total de elementos líticos fue realizado sobre silíceas criptocristalinas, y en LD-S4, alrededor del 22%. Son rocas de excelente calidad para la talla, con colores y texturas variables, cuyas fuentes no han sido localizadas (Durán et al. 2006). Por haber visto rocas con características parecidas en depósitos vinculados a formaciones de sedimentitas mesozoicas que se ubican dentro de la caldera del Diamante, se estima que algunas de las silíceas que aparecen en los registros arqueológicos pudieron haber tenido un abastecimiento local. En ambos sitios, con valores muy bajos, aparecen también riolitas y basaltos.

8- Se estima que este núcleo pudo haberse colocado en el escondrijo mencionado en el período de ocupación hispano-indígena de la región (Durán 2000). En este período, la introducción del caballo como animal de carga pudo haber hecho posible el traslado de este bloque de varios kilogramos (aproximadamente 90 km, en línea recta, separan a la fuente del sitio).

.9.- Esta presencia minoritaria de la obsidiana de Cerro Huenul en el valle del río Grande resulta llamativa al tenerse en cuenta que esta materia prima tiene una amplia distribución hacia el E y NE de la fuente (y alcanza distancias superiores a los 700 km). Barberena et al. (2011) consideran que esa distribución reflejaría mecanismos de adquisición indirecta y que estos tienden a agruparse en el período comprendido entre los años 3000 y 1000 AP. En este sentido, también resulta de interés destacar que, del total de obsidianas analizadas de sitios del norte de Neuquén por Barberena y colaboradores (2011), el 98% (n= 39) corresponde a la fuente local (Cerro Huenul) y sólo una punta de proyectil reciclada como cuchillo, y con presencia de ocre, a una fuente desconocida. Que no aparezca en estos sitios obsidiana del área del Maule llama la atención y podría considerarse también una prueba de la existencia de un límite interétnico, pero debe destacarse que la oferta de la fuente local es óptima.

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