OBITUARIO

Alberto Rex González

16 de Noviembre de 1918 - 28 de Marzo de 2012

Héctor L. D'Antoni. Investigador Emérito, asociado al NASA Ames Research Center, Moffett Field, California. E-mail: hector.dantoni@gmail.com

Conocí al Dr. Alberto Rex González en un momento importante para la antropología y la arqueología argentina. Fue a mediados de la década de 1960, cuando mi plan era estudiar los problemas humanos con la metodología rigurosa de las ciencias. Rex González hacía precisamente eso y lo hacía con excelencia. Manejaba los aspectos técnicos del trabajo de campo y de gabinete, era interesante, profundo, apasionado, serio pero no solemne. Sabía que lo estimábamos y lo respetábamos, pero nunca nos dio órdenes ni usó la autoridad para comunicarse con nosotros. Siempre nos pedía las cosas por favor y nos agradecía generosamente pero sin adulación. Era un verdadero placer trabajar con él. En los momentos de ocio que pudimos compartir me sorprendió gratamente con su amplia formación científica y humanística. El impacto de la vida y la obra de Rex González sobre la arqueología argentina es enorme. De la prevalencia de catálogos y colecciones pasamos a una identificación de cuestiones fundamentales y a la búsqueda de respuestas verificables. A él se debe el establecimiento en nuestro país de la técnica de fechado de restos orgánicos por su contenido en carbono catorce. Sólo esto reordenó la arqueología argentina en un marco cronológico firme. Sin embargo, Rex González siguió buscando en la caja de herramientas de la ciencia aquellas que le permitieran descubrir la mano, el ingenio, la creencia, la alegría y el dolor de los primeros pobladores de América. Sus estudios de la Cultura de la Aguada con su riquísima iconografía lo vieron complacido por la belleza de esas obras, pero no se detuvo allí y siguió "poking and prying with a purpose1", como dijo su colega Zora Neal Hurston. Rex González había abrevado de esa enorme fuente abierta por Franz Boas desde donde creció una antropología nueva, diversa, rica, que buscaba la objetividad y practicaba la autocrítica. Pero también había estudiado la geología del Cuaternario en uno de los centros de excelencia del mundo en ese tema. Fue el primero en aplicar las técnicas computacionales de clasificación a las colecciones de datos arqueológicos. Gracias a su formación médica no se distrajo en la búsqueda de razas "puras" dentro de nuestra especie de sexos separados y fecundación cruzada, como subrayó Dobzhansky, pero instó a los jóvenes antropólogos a acercarse a la genética de éste y otros precursores que allanaron el camino de la genética extraordinaria de estos tiempos. Pero si la precisión de la ciencia fue el signo de sus contribuciones, no lo fue menos su conocimiento de la historia y la etnohistoria. En sus clases sobre culturas agroalfareras, más allá de las técnicas de fabricación de la cerámica y la riqueza de imágenes de sus ideólogos para representar a la gente y a sus dioses, nunca omitió los centros de origen de las plantas cultivadas y la visión genética de Vavilov para explicarlas. Su fuerte formación en la antropología norteamericana no lo distrajo de las contribuciones de Levi-Strauss y otros grandes europeos. Comprendió y valoró la influencia de Freud en la ciencia de la cultura y fue un promotor de la antropología social. Su interés por la arqueología ambiental era tan grande que cuando decidí dedicarme a eso me dio todo su apoyo y el espacio en que monté el primer laboratorio de palinología dedicada a la arqueología en nuestro país. Este breve bosquejo de mi maestro y amigo tiene su lado triste: como todos los grandes, Rex González también sufrió persecución durante las épocas oscuras de nuestra nación. Y como un grande, respondió con la fuerza enorme de su integridad y su razón. Los argentinos debemos a Rex González el desarrollo de la moderna arqueología y su ubicación segura en la compleja geografía científica del mundo. Nos ha dejado una herencia de trabajo, tenacidad, y esa humilde grandeza con que condujo su vida. Su lugar de trabajo fue un punto de intersección donde las ideas, opiniones y puntos de vista podían expresarse en completa libertad, con la certeza de recibir una crítica seria y estimulante. Quienes fuimos sus alumnos hemos tenido un enorme privilegio y gracias a su generosidad participamos del cambio que trajo consigo a la universidad.

NOTAS

1-. "empujando y curioseando con un propósito".