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Intersecciones en antropología

On-line version ISSN 1850-373X

Intersecciones antropol. vol.13 no.2 Olavarría Dec. 2012

 

Reseñas de libros

El registro lítico en el estado Tiwanaku

La producción de instrumental lítico en Tiwanaku: el impacto del surgimiento y expansión del estado en las unidades domésticas locales / Stone Tool Production in the Tiwanaku Heartland: The Impact of State Emergence and Expansion on Local Households, por Martín Giesso. BAR International Series 2244, Archaeopress, Oxford. 2011. ISBN: 978-1-4073-0808-1. 274 pp. Resena de Erik Marsh.

Erik Marsh.Laboratorio de Geoarqueología, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Cuyo, Ciudad Universitaria, Parque General San Martín (5500) Mendoza. E-mail: erik.marsh@gmail.com

 

Esta reciente publicación de BAR constituye la undécima parte de una amplia serie sobre arqueología de Sudamérica. La publicación de la tesis del autor (presentada en el ano 2000), en su forma original, representa una valiosa contribución en la serie. Este hecho permite el acceso de un número importante de público a la lectura del manuscrito. Desgraciadamente, en su edición no se ha aprovechado la oportunidad para corregir errores formales, como por ejemplo, unificar formatos de citas. Por otra parte, el alcance sería mayor si la editorial ofreciera libros en formato electrónico y a precios accesibles. La mayoría de las numerosas tesis sobre Tiwanaku permanecen inéditas y son de difícil acceso. La de Giesso, como muchas otras, fue realizada en la Universidad de Chicago, como parte de un proyecto amplio de casi dos décadas de duración, denominado Proyecto Wila Jawira, dirigido por Alan Kolata y Oswaldo Rivera (Kolata 2003). Vale considerar la presente obra en este contexto intelectual. Esta tesis es una de las pocas sobre Tiwanaku escrita por un hispanohablante nativo, y tiene una redacción clara en inglés. La publicación bilingüe ofrece la oportunidad de consultar, en la sección escrita en el idioma nativo del autor, formulaciones poco claras que puedan aparecer en su inglés. Se ha aprovechado la bibliografía disponible en castellano, con una lectura profunda sobre el trabajo extenso (pero poco difundido) realizado por investigadores bolivianos durante las décadas anteriores. Muchas de las investigaciones sobre material lítico se han realizado en contextos de cazadores-recolectores. Por eso, el uso e importancia de este material en Tiwanaku es aún poco conocido, pese a su diversa y amplia presencia. La investigación de Giesso se destaca por el tratamiento profundo de este tipo de registro material, poco estudiado en la región y en un contexto de sociedad compleja. La investigación del Proyecto Wila Jawira mostraba un punto sólido en cuanto al uso de etnografía y etnohistoria, empleadas de forma muy variada por los diferentes miembros del proyecto. Siguiendo esta línea, tanto el diseno de investigación de Giesso como sus conclusiones tienen una base fuerte en comparaciones etnográficas. No todas las comparaciones se siguen sosteniendo; por ejemplo, no parece que el estado de Tiwanaku fuera tan semejante al Imperio Inca como propone Kolata (1993; Goldstein 2007) o que practicara la guerra, como sugiere Giesso en la presente obra (ver crítica en Isbell 2004). Como en otras regiones, dichas comparaciones son útiles en las investigaciones arqueológicas, especialmente al momento de generar hipótesis. Sin embargo, se deben tomar algunos recaudos en su aplicación, especialmente cuando se trata de la organización social en Tiwanaku, dado que pueden generar argumentos circulares, un peligro inminente en el caso de contar con poca evidencia material. Al contrario, existen casos en que dichas comparaciones han sido usadas con buenos resultados. Janusek (2003) identifica semejanzas materiales (y, por lo tanto, más directas) entre las formas de cacharros excavadas en Tiwanaku y las usadas por los aymara que actualmente habitan la región. Ello se basa en la importante conclusión de una contribución etnoarqueológica temprana (Tschopik 1950) que señala que la cerámica doméstica actual de los aymara manifiesta una persistencia centenaria, a pesar de los cinco siglos de profundos cambios resultado del contacto europeo. La obra presente se organiza en tres partes: (1) antecedentes, etnohistoria y preguntas, (2) metodología y datos, y (3) conclusiones.

Antecedentes, etnohistoria y preguntas

En la primera parte del libro, se abordan los antecedentes arqueológicos en Tiwanaku y del material lítico en los Andes en general, y las fuentes documentales empleadas como referencia. El Capítulo 2 presenta una síntesis de los resultados alcanzados por el Proyecto Wila Jawira, que prefigura una descripción detallada de los trabajos de campo en el Capítulo 7. El Capítulo 4 abre el panorama acerca de los análisis sobre el lítico en los Andes, resume lo escaso ya publicado sobre este material en sitios asociados con la cultura de Tiwanaku, dentro y fuera de la cuenca del lago Titicaca. El autor presenta la información, con varias citas directas, proveniente de fuentes etnohistóricas, etnográficas y hasta etnolingüísticas, que enmarcarán las preguntas de la investigación. El Capítulo 3 se enfoca en "Los pedernales de los indios", donde enfatiza la importancia poco reconocida del uso de las rocas por los nativos; y el Capítulo 5 se refiere a los usos de este material como instrumento de tasación estatal y como arma en conflictos bélicos, principalmente por parte de los inca. Giesso ha reunido las escasas y diversas fuentes disponibles que abordan el tema lítico, las cuales cubren un rango amplio de culturas y contextos históricos en los Andes. Por lo tanto, las comparaciones más abarcadoras se tornan generales, mientras que las más detalladas y específicas se basan, en gran parte, en las crónicas sobre los inca. La primera parte del libro también incluye las preguntas e hipótesis que guían la investigación (p. 11):

1. ?La fabricación de instrumentos líticos estuvo limitada a especialistas, o fue una actividad doméstica generalizada?

2. ?Hubo diferencias significativas en el acceso a materias primas y tipos de implementos en diferentes grupos sociales, y entre sitios urbanos y rurales?

3. ?Hubo algún tipo de control centralizado sobre todo o parte del proceso social de producción lítica?

4. ?Qué cambios ocurrieron con el devenir del tiempo?

5. ?Podemos relacionar estos cambios con los cambios sociales y económicos generales que ocurrieron desde las fases pre-Tiwanaku IV al Tiwanaku V tardío?

Se proponen tres alternativas sobre el uso de puntas bifaciales: caza, guerra, o herramientas cortantes de uso múltiple (p. 15). Además, se proponen otros indicadores para la presencia de artesanos especializados (p. 37). Con esas preguntas, se organiza la presentación de la metodología y los datos.

La segunda parte del libro presenta la metodología, los datos y patrones percibidos a través del análisis lítico. Aborda una serie de formas de acercamiento al registro, relacionado con su abundancia, método de recuperación y distribución espacial y temporal. Se cuenta con microartefactos y débitage recuperados por flotación de muestras de sedimento. Se describen productos de talla y herramientas por sus características métricas, y el análisis aborda además el estudio de materias primas por análisis químicos que identifica las fuentes de obsidiana y basalto. El universo lítico estudiado cuenta con más de 11.000 artefactos, recuperados de recolecciones superficiales sistemáticas y al azar, sobre un área total de aproximadamente 1 km2 al sureste del sitio Tiwanaku, que corresponde a un cuarto de su superficie total. También se adicionan más de 12.000 artefactos excavados, provenientes de 13 sitios en total: Khonkho Wankane (al sur de Tiwanaku), tres sectores de Lukurmata (al norte de Tiwanaku, en la ribera del Lago Titicaca), nueve sitios menores del valle de Tiwanaku y nueve sectores del mismo Tiwanaku. El rango temporal incluye algunos contextos del Formativo (1500 AC-500 DC), antes del ascenso del estado, y se adicionan contextos fechados en las dos épocas claramente distinguibles del estado, durante los periodos Tiwanaku IV y V (600-1000 DC). Los datos abarcan un espectro realmente amplio de espacio y tiempo, que invita a pensar sobre variaciones temporales y espaciales, a escala de sitio y regional.

El periodo Formativo

En el Capítulo 8, se aglutinan los escasos datos de los contextos formativos. Las conclusiones resultan muy generales, de acuerdo con el tamano de la muestra y el gran rango de tiempo y espacio tratado. La materia prima dominante es la cuarcita, tanto en muestras superficiales como estratificadas. Se usó roca metamórfica y sílice, pero en baja representación. Esta última materia se empleó para la confección de puntas de proyectil que se vinculan con datos faunísticos, lo que sugiere la caza de diversos animales. La mayoría de estos sitios tiene un componente superficial reducido, que implica sitios pequenos o poco habitados. Notablemente, en ningún contexto se encontraron materias primas exóticas y de alta calidad, como basalto negro y obsidiana, lo cual se interpreta como una ausencia de redes de intercambio. Las materias primeras usadas se encuentran disponibles en las sierras directamente al sur y al norte del valle de Tiwanaku, a distancias muy accesibles. Los datos provienen de registros amplios, tanto espacial como temporalmente, sitios emplazados en diferentes zonas ecológicas, con amplios y diversos rangos cronológicos, lo cual dificulta las comparaciones entre sí. Aunque la muestra es amplia, investigaciones futuras deberán evaluar si resulta representativa. Por ejemplo, Giesso reporta una ausencia de obsidiana, que incluye el sitio de Lukurmata. Sin embargo, el investigador principal de ese sitio señala su presencia en niveles Formativos en asociación con otros elementos importados (Bermann 1990: 165). De acuerdo con investigaciones posteriores y otras más recientes, hubo movimiento de obsidiana y otros bienes durante todo el Formativo (citas en Burger et al. 2000; Marsh 2012: 30-34; Tripcevich 2007). Giesso limita su interpretación a la información brindada por su muestra, que resulta en una conclusión muy diferente de otras propuestas, una diferencia que no es profundamente contemplada.

Materias primas y la industria expeditiva

Los capítulos 9 a 12 forman el núcleo del libro, y en ellos se ofrece la mayor contribución y desarrollo de la obra. Los datos provienen de contextos estratificados con mayor control cronológico, y representan los periodos Tiwanaku IV y V (600-1000 DC). La muestra de instrumentos y artefactos de descarte, diversas materias primas, etc., permite comparaciones espaciales y temporales. En cuanto el acceso a materias primas e implementos usados, el registro de Tiwanaku es utilizado para explorar diferencias sociales por clase. Este análisis tiene de fondo un patrón general en datos procedentes de recolecciones superficiales (presentado en el Capítulo 7). Se sostiene que hay una mayor densidad y diversidad de artefactos y materias primas al aumentar la cercanía al centro ceremonial. Ello se interpreta como representación de un gradiente de clase social. En los capítulos siguientes, se organizan comparaciones por sectores excavados, a los que el autor define como "elite residencial", "residencial relacionado con la elite", "residencial no elite" y "ceremonial". El Capítulo 9 pone énfasis en uno de los hilos conductores del libro: las diferencias en cuanto al acceso a materias primas entre distintos sitios (urbano vs. rural). El patrón dominante es una industria expeditiva de cuarcita y roca metamórfica local en todos los sitios, que se mantiene antes y durante la presencia del estado. La sílice constituye la materia prima local más apta para la talla, mientras la obsidiana y el basalto negro son aún de mayor calidad y provienen de fuentes localizadas a más de 200 km de distancia. Además de su potencia en la talla, esas rocas exóticas son de colores posiblemente significativos, negro y transparente. Se espera encontrar una distribución diferencial de materias primas que responde a la diferenciación social planteada. Se confirma que las materias de alta calidad fueron escasamente empleadas por los habitantes de sitios pequenos o rurales, tanto como en la periferia de Tiwanaku. En áreas clasificadas como "relacionado con la elite" y "ceremonial" se encuentran las proporciones más altas de esas materias exóticas, como microartefactos, macroartefactos y puntas de proyectil. Sobre esta base, se concluye que el estado, es decir, las elites, tuvieron un control sobre este recurso, ya que su presencia coincide temporalmente con el dominio del estado después de 600 DC, a diferencia al periodo anterior. Los capítulos 10 a 12 presentan la industria lítica ad hoc en Tiwanaku y Lukurmata, y en los sitios rurales, respectivamente. Los rasgos descriptos también se organizan por materia prima, que mantiene la línea ya establecida. La presencia dominante de cuarcita se relaciona con su uso expeditivo para implementos sencillos y actividades diarias. Los patrones en núcleos, lascas, lascas retocadas y láminas dependen, en parte, de las características físicas de la roca, y de la clase social que la empleó y/o produjo. Por ejemplo, en Lukurmata y Tiwanaku, mientras más baja es la clase social, más alto es el porcentaje de instrumentos enteros. El registro de Lukurmata se aprecia como más similar a sitios rurales, donde hay más bifaces grandes que se usarían en actividades de cultivo. Se concluye que los habitantes de los sitios rurales no tenían acceso a materias primas finas y exóticas, y que participaban poco en actividades promovidas por el estado. En contraste, el centro de Tiwanaku, en cuanto al registro lítico, resulta único en todo sentido. Sus elites residentes procuraban una gran variedad de materias primas usadas para fabricar implementos elaborados.

Interpretaciones de los patrones líticos

Como se propone en sus preguntas, Giesso se enfoca a identificar clases sociales, y resalta las concentraciones fuertes de materias primas valiosas en el centro de Tiwanaku. Sin embargo, existen explicaciones alternativas poco exploradas que resultarían en los patrones de distribución registrados para las materias primas. Estos pueden responder a actividades económicas compartidas por diferentes clases sociales; también puede ser que la ausencia de materias primas importadas en sitios rurales se deba en parte al carácter limitado de las excavaciones, especialmente en comparación con las excavaciones intensivas desarrolladas en Tiwanaku, en muchos de cuyos sectores estas materias primas están ausentes; y en otros no conforman más del 10% de la muestra. Dada la amplia escala de análisis, se agrupan los datos provenientes de estos diferentes sectores. Sin embargo, no se aclara bien que el tamano del registro fue muy diferente en cada sector y entre los sitios rurales, lo cual genera un problema poco enfrentado en algunas comparaciones cuantitativas y sus implicancias. Los patrones materiales no siempre apoyan las expectativas con respecto a las clases sociales. Por ejemplo, en el único sector que corresponde claramente a la residencia de elite, llamado Putuni (Couture 2002), hay muy bajas cantidades de sílice y obsidiana. Los sectores con mayores proporciones de esas materias están "relacionados con la elite", pero esa clasificación social parece ser basada en el marco general del proyecto, no en los datos líticos. Los habitantes pudieron haber sido comerciantes o artesanos, pero hay pocos datos que indiquen su posición social o relación a la elite. La muestra incluye datos de Ch'iji Jawira, clasificado como "no-elite", principalmente por la distancia al centro del sitio. Sin embargo, allí vivían artesanos alfareros, cuya producción revestía gran importancia (Rivera Casanovas 1994). Tenían contactos fuertes con la gente del valle de Cochabamba y acceso a un producto importado sumamente valorado como el maíz. No se explora la clase social de este barrio, lo cual pone en duda la manera de clasificar como elite, por ejemplo, sobre la base de su cercanía con el centro o asociación espacial con productos importados y valorados (Janusek 2004: 147, 154-160). Algunos de los patrones más interesantes surgen al profundizar en la variabilidad dentro de cada sector. Por ejemplo, microartefactos y puntas de proyectil estaban concentrados en la cocina del sector Putuni. O sea que esta distribución de materias primas podría estar relacionada con áreas de actividad, más que con la clase social. Se registran diferencias notables entre las áreas domésticas y funerarias del sector, es decir que responden a usos diferentes del espacio por la misma gente. Esa posibilidad aparece en otro sector también (p. 80):

Estos datos indican que hay una gran variación interna en esta área de Akapana East canal, con altas concentraciones de materias primas, incluyendo algunas exóticas, en sectores del extremo norte y en el centro. Como ocurre en Putuni, la variabilidad es significativa y se correlaciona con la función que tuvo cada área. Si las excavaciones se hubieran realizado solo en el sector norte, el área de actividades al aire libre, el análisis lítico hubiera sugerido que se trataba de un área de estatus socioeconómico bajo.

Desgraciadamente, la mayoría de las comparaciones están sesgadas a esas diferencias importantes por la forma de agrupar los datos, que podrían afectar bastante la interpretación del registro. Comparar clases sociales requiere contextos domésticos, pero se comparan también áreas ceremoniales como los montículos de la Akapana y Mollo Kontu. Estos se entienden como lugares de ofrendas, probablemente generadas por residentes y visitantes al sitio. Como señala Giesso, la alta frecuencia de puntas de proyectil con su punta quebrada implicaría cautivos, llevados con la punta atrapada en el cuerpo. Esa conclusión es aún más fuerte al tomar en cuenta las ofrendas de animales del mismo sector (Janusek 2004: 60, 132). De todas formas, gente de varios sitios y clases sociales pudo haber generado las concentraciones de materias primas exóticas en torno a la Akapana, el sector con la variedad más alta de clases y calidades de los implementos y materias primas representadas. Dado que se encuentra cerca a las residencias de elite, Giesso toma este patrón como indicador de su control del acceso al recurso lítico. Aunque la gente de clases sociales más altas vivía más cerca a la Akapana, esto no implica que hubiera un control estatal sobre el acceso o el contenido de las ofrendas. La concentración de materias primas en el centro de Tiwanaku podría deberse a actividades de ofrenda y peregrinaje, en vez de ser un indicador de la concentración de poder social. Al concentrarse tanto en identificar clases sociales, otras explicaciones posibles para el patrón material reconocido se han dejado sin considerar en forma más profunda.

Conclusiones

En el Capítulo 13 se presentan brevemente las comparaciones entre los sitios Wari y Tiwanaku. La obsidiana en las dos capitales proviene de dos fuentes distintas, lo que ha sido interpretado como respuesta al control estatal de ellas. Una diferencia importante es la frecuencia de obsidiana, que es la materia prima más común en Wari (48%), pero nunca alcanza más del 10% en Tiwanaku, y aún menos en la mayoría de los sectores en forma individual. Se advierte el uso en ambos sitios de la misma forma de punta de proyectil triangular, pequena y con pedúnculo, interpretada como arma de guerra estandardizada. El último capítulo del libro propone un modelo para Tiwanaku que incorpora elementos de tres modelos anteriores: 1) estado con control centralizado, similar al Imperio Inca, 2) centro comercial, y 3) estado segmentario, con mayor autonomía interna, en el cual funcionó la reciprocidad andina a gran escala. A diferencia del Imperio inca, en Tiwanaku no había talleres dedicados a la confección de armas ni otras instalaciones asociadas con la guerra, como construcciones militares; pero de forma similar a él, había un control centralizado del acceso a materias primas valiosas. En cuanto la tasación, que toma como una característica universal de los estados, afirma que en Tiwanaku sólo las puntas de proyectil funcionaban como bien de tasa, algo menor en comparación con la tasación del trabajo. Basado en sus datos de desechos de la secuencia de producción, Giesso concluye que Tiwanaku no fue un centro comercial. Tanto el material lítico local como el importado fueron destinados al consumo dentro del área. Por otro lado, la información de activación neutrónica indica que la presencia de obsidiana y basalto representa un total de 11 fuentes distintas y distantes. Sugiere que Tiwanaku fue el consumidor final, y que ocupó el centro de una red de movimiento muy amplia. Esas materias primas importadas no se encuentran en sitios rurales ni en la periferia de Tiwanaku, pero sí en el núcleo de Tiwanaku, y en altas concentraciones. Como en los estados segmentarios, los datos referidos al material lítico muestran que la mayor parte de la adquisición y producción de implementos se dio a nivel local y doméstico, fuera del control del estado. Esa industria expeditiva, basada en la cuarcita, manifiesta una gran continuidad desde el Formativo hasta el final del estado. Por tanto, se postula que el auge del estado no tuvo impacto sobre este nivel dominante de producción lítica, una conclusión importante de Giesso. De la misma forma, se mantiene que antes del estado no había presencia de materias primas importadas, situación que continuará durante el estado, con la excepción de las elites.

Interpretaciones del estado Tiwanaku

Considero que las conclusiones que refieren a lo social se alejan del dato material presentado. Giesso apunta a identificar clases sociales, pero en muchos sentidos reafirma lo ya definido por Kolata (1993). Las interpretaciones dependen en gran medida de la narrativa que maneja el proyecto o de comparaciones etnohistóricas generales, ya que los patrones líticos no siempre cobran tanta relevancia para identificar diferenciación social. Las conclusiones más fuertes son aquellas referidas al material estudiado, por ejemplo, al identificar actividades realizadas en la cocina y el patio de sectores residenciales, y documentar que Tiwanaku fue consumidor final de recursos líticos en una red de interacción. Dado el gran tamano de la muestra manejada, se podría explorar el uso y las actividades a las cuales se destinaron los implementos, como menciona en algunas partes con respecto a los bifaces grandes. Esta herramienta se vincula con el movimiento de tierra en tareas de cultivo y/o construcción, actividades sumamente importantes para los residentes de los distintos sitios bajo estudio. Explorar los patrones y combinaciones de actividades y prácticas vinculadas a los diversos implementos es un acercamiento que nos permitirá indagar en aspectos novedosos de la vida de esa gente. En suma, la debilidad de las conclusiones, en parte abstractas, se debe al enfoque fuerte en lo lítico. Por ejemplo, ya es cada vez más claro que Tiwanaku no practicaba la guerra, conclusión que no es aparente en este texto, por no tomar en cuenta patrones materiales más allá de lo lítico, ni considerar en profundidad explicaciones alternativas. La concentración de materia prima exótica en áreas ceremoniales puede responder al hecho de ser un centro de peregrinaje y ofrendas, una posibilidad poco explorada por sostener la localización de la elite en el centro geográfico del sitio. A la vez, los puntos fuertes más destacados de la obra justamente se deben a este énfasis sobre lo lítico. La muestra que presenta no puede ser más abarcadora en cuanto a espacio y tiempo, sumado a la diversidad de contextos de procedencia (material superficial y estratificado). Patrones en los micro y macroartefactos elucidan distintos pasos de producción y ofrecen líneas complementarias. Mantiene una visión regional y diacrónica, con la que da cuerpo a una contribución que es realmente única en la larga historia de las investigaciones en Tiwanaku, y excepcional en sociedades complejas andinas. Ello permite generar una base fuerte para futuras investigaciones líticas en la región. Además, al ser publicada en formato bilingüe, la obra de Giesso permitirá incorporar un público más amplio, específicamente entre investigadores hispanohablantes. La desarrollada tradición latinoamericana de estudiar el material lítico de culturas prehispánicas sudamericanas presentará un contexto intelectual nuevo, que dará vida a debates y discusiones que avancen en el entendimiento de este registro material en Tiwanaku y otras sociedades complejas andinas.

REFERENCIAS CITADAS

1.Bermann, M. 1990 Household and Empire at Lukurmata, Bolivia. Tesis Doctoral inédita. Department of Anthropology, University of Michigan, Ann Arbor.

2. Burger, R. L., K. L. Mohr Chávez, y S. J. Chávez 2000 Through the Glass Darkly: Prehispanic Obsidian Procurement and Exchange in Southern Peru and Northern Bolivia. Journal of World Prehistory 14: 267-362.

3. Couture, N. C. 2002 The Construction of Power: Monumental Space and Elite Residence at Tiwanaku, Bolivia. Tesis Doctoral inédita. Department of Anthropology, University of Chicago, Chicago.

4. Goldstein, P. S. 2007 Settlement Patterns and Altiplano Colonization: New Models and Evidence from the Tiwanaku Diaspora. En Sociedades precolombinas surandinas: temporalidad, interacción y dinámica cultural del NOA en el ámbito de los Andes Centro-Sur, editado por V. I. Williams, B. N. Ventura, A. B. M. Callegari y H. D. Yacobaccio, pp. 155-187. Artes Gráficas Buschi, Buenos Aires.

5. Isbell, W. H. 2004 Cultural Evolution in the Lake Titicaca Basin: Empirical Facts and Theoretical Expectations. Reviews in Anthropology 33: 209-241.

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8. Kolata, A. L. 1993 The Tiwanaku: Portrait of an Andean Civilization. Blackwell, Cambridge, MA.

9. Kolata, A. L. (editor) 2003 Urban and Rural Archaeology. Tiwanaku and Its Hinterland: Archaeology and Paleoecology of an Andean Civilization, Vol. 2. Smithsonian Institution Press, Washington D.C.

10. Marsh, E. J. 2012 The Emergence of Tiwanaku: Domestic Practices and Regional Traditions at Khonkho Wankane and Kk'arana. Tesis Doctoral inédita. Department of Anthropology, University of California, Santa Barbara. http://db.tt/RxlF5ZzW (11 de agosto 2012).

11.Rivera Casanovas, C. 1994 Ch'iji Jawira: Evidencia sobre la producción de cerámica en Tiwanaku. Tesis de Licenciatura inédita. Carrera de Arqueología, Universidad Mayor de San Andrés, La Paz, Bolivia.

12.Tripcevich, N. 2007 Quarries, Caravans, and Routes to Complexity: Prehispanic Obsidian in the South-Central Andes. Tesis Doctoral inédita. Department of Anthropology, University of California, Santa Barbara. http://works.bepress.com/tripcevich/8/ (11 de agosto 2012).

13. Tschopik, H. 1950 An Andean Ceramic Tradition in Historical Perspective. American Antiquity 15: 196-218.

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