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Intersecciones en antropología

versión On-line ISSN 1850-373X

Intersecciones antropol. vol.14 no.2 Olavarría jul./dic. 2013

 

ARTÍCULOS

Biogeografía, competencia y demarcación simbólica del espacio: modelo arqueológico para el norte de Neuquén

 

Ramiro Barberena

Ramiro Barberena. Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), Laboratorio de Geoarqueología, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Cuyo. Parque General San Martín, s/n, Mendoza (5501), Mendoza. E-mail: ramidus28@gmail.com

Recibido 8 de febrero 2012.
Aceptado 24 de agosto 2012


Resumen

La biogeografía consiste en el análisis de las pautas de conducta y distribución espacial y temporal de poblaciones de organismos en relación con las propiedades del paisaje que habitan. En este trabajo se propone un modelo arqueológico de base biogeográfica para el noroeste de Patagonia basado en información topográfica, climática y ecológica actual. Éste se enfoca en sociedades móviles, aunque algunos de sus principios básicos son aplicables a situaciones de producción de alimentos en pequeña escala. Sobre la base de este modelo se estratifica el paisaje estudiado en unidades espaciales significativas para las preguntas de nuestro interés. Se identifican espacios con elevada capacidad de carga de herbívoros, que son pequeños y están geográficamente circunscriptos, y espacios con baja capacidad de carga, amplios y no restringidos a nivel espacial. Se presentan expectativas para estos espacios en referencia a: intensidad ocupacional, organización tecnológica (aprovisionamiento de espacios vs. de individuos), importancia de los procesos de competencia y demarcación simbólica del espacio (arte rupestre, prácticas mortuorias). Se presenta una discusión inicial del modelo sobre la base de evidencias disponibles para el norte de la provincia de Neuquén.

Palabras clave: Biogeografía; Modelo arqueológico; Competencia; Demarcación simbólica; Patagonia septentrional.

Abstract

Biogeography, competition, and symbolic demarcation of space: an archaeological model for northern Neuquén. Biogeography consists of the analysis of the behavior and distribution of organisms in the context of the landscape they inhabit. Here a biogeography-based archaeological model for northern Patagonia is presented, taking into consideration information on current topography, climate, and ecology. The model is focused on hunter-gatherer societies, although it is also useful for societies with low-level food production. The northwestern Patagonian landscape is stratified into geographically circumscribed areas with high herbivore carrying capacity and spatially unrestricted areas with low carrying capacity. Expectations in terms of occupational intensity, technological organization (place vs. individual oriented provisioning strategies), prevalence of competition processes, and symbolic demarcation of space (by means of rock-art and mortuary practices) are presented. The paper concludes with a preliminary discussion of the model for northern Neuquén Province.

Keywords: Biogeography; Archaeological Model; Competition; Symbolic demarcation; Northern Patagonia.


 

INTRODUCCIÓN

La biogeografía consiste en el análisis de las pautas de conducta y distribución espacial y temporal de poblaciones de organismos en relación con las propiedades del paisaje que habitan, e implica evaluar la influencia que éste ejerce en las características de procesos históricos de largo plazo (Lahr y Foley 1998). Desde fines de la década de 1980, los modelos biogeográficos han generado una profunda transformación teórica y metodológica en la arqueología de Patagonia en estrecha asociación con el trabajo de Borrero (1989-1990, 1994-1995, 2002, 2004), del cual se deriva este conjunto de ideas. Desde nuestra perspectiva, los modelos biogeográficos constituyen un marco de referencia (sensu Binford 2001) que provee herramientas teórico-metodológicas que pueden ser articuladas en relación con diversos marcos teóricos.
El extremo noroeste de Patagonia es un espacio con una intensidad muy heterogénea de investigación arqueológica, que presenta amplias regiones no estudiadas. Este trabajo se enmarca en un proyecto recientemente iniciado en el departamento Pehuenches, ubicado en el noreste de la provincia del Neuquén (Barberena 2010), que busca generar información en una escala regional e integrarla con cuerpos de datos disponibles para espacios vecinos (centro-sur del Neuquén, sur de Mendoza, La Pampa y Chile).
En función de este objetivo general, se propone un modelo arqueológico de base biogeográfica para el extremo norte de Neuquén, que es aplicable al noroeste de Patagonia en general. Este acercamiento busca maximizar el uso de los datos disponibles y orientar desde una perspectiva teórica la recolección de nueva información. El modelo se focaliza en sociedades móviles usualmente denominadas cazadoras-recolectoras, aunque algunos de sus principios básicos son aplicables a situaciones de producción de alimentos en pequeña escala (Smith 2001), como las postuladas para espacios cercanos del centro sur de Chile. Esta propuesta contribuye en dos escalas espaciales (sensu Dincauze 2000: 198-201): el nivel de Región o mesoescala se delimita entre 102 y 104 km2, y corresponde a la escala del muestreo de campo desarrollado por nuestro equipo de trabajo (Barberena et al. 2010, 2011, 2013; Fernández et al. 2012; Pompei et al. 2012). El nivel de suprarregión o macroescala se ubica entre 104 y 107 km2, y se asocia a las preguntas dirigidas a integrar información generada por diversos proyectos para el noroeste de Patagonia. En la instancia inicial presentada aquí, el énfasis se ubica en la capacidad de generar expectativas contrastables para estas dos escalas de análisis, considerando distintos tipos de evidencia. Se exploran líneas preliminares de evaluación de esta propuesta.
El modelo presentado se basa en información topográfica, climática y ecológica actual que permite estratificar el paisaje en unidades espaciales significativas para las preguntas de nuestro interés. Se genera un ranking de los diferentes segmentos del paisaje en función de su potencial de uso y circulación por parte de las poblaciones humanas, lo cual asume una cierta continuidad hacia el pasado en la expresión de estas propiedades. La información paleoambiental disponible en escala local es escasa y de baja resolución (Markgraf et al. 2008), lo cual limita una evaluación temporal de las variaciones ecológicas. Se están comenzando a desarrollar estudios de microfauna (Fernández et al. 2012), polen (Pompei et al. 2012) y restos macrobotánicos procedentes de paleomadrigueras de roedores y sedimentos de cuevas que ofrecerán una base paleoecológica más sólida. Por otra parte, a futuro será importante integrar en estos modelos la información dendroclimática disponible para localidades a ambos lados de los Andes (Urrutia et al. 2011; Mundo et al. 2012). En el contexto actual de conocimiento, la decisión metodológica clave reside en utilizar una escala ordinal de análisis (cf., Veth 1993), que sólo requiere precisión cualitativa para garantizar la aplicabilidad del modelo a ecosistemas del pasado. Esto confiere una mayor profundidad temporal a esta propuesta de base actualística, en la medida en que los principales factores condicionantes de los contrastes observados pueden tratarse como relativamente constantes, en particular durante el Holoceno tardío.

BIOGEOGRAFÍA DE PATAGONIA SEPTENTRIONAL

Los factores que modelan el clima de Patagonia septentrional en una macroescala incluyen: patrones generales de circulación atmosférica y aporte de humedad, presencia de la cordillera de los Andes como modeladora de la circulación atmosférica y variaciones latitudinales en la magnitud del efecto de "sombra de lluvia" ejercido por los Andes (Garreaud et al. 2009). La conjunción de estos factores con variables que actúan en escalas menores, como topografía y sustrato, condiciona la configuración ecológica de Patagonia septentrional (Paruelo et al. 1998; Páez et al. 2004). En este trabajo se emplean las siguientes variables biogeográficas: a) capacidad de carga, b) topografía, c) estacionalidad.

Capacidad de carga: modelo actualístico para el noroeste de Patagonia

Se emplea el modelo de capacidad de carga o "Productividad potencial de la tierra para el pastoreo" (de aquí en más, k) de ovinos generado por Mendía (2006) para la provincia del Neuquén, medida en kilogramos de materia seca útil por hectárea por año. Estudios locales indican una gran similitud en la dieta de guanacos y ovinos (Puig et al. 2001), lo cual respalda la relevancia de estos datos para un análisis sobre capacidad de carga en tiempos prehispánicos. El modelo de Mendía contempla las siguientes variables: radiación global, período de crecimiento (número de días con humedad edáfica aprovechable y temperatura del suelo mayor a 8ºC) y factores edáficos. Sobre esta base, se proponen ocho intervalos de productividad que van de >0,66 ovino por hectárea a < 0,02 ovino por hectárea (Mendía 2006). Esta propuesta presenta un elevado nivel de resolución espacial y ecológica que trasciende el alcance de una proyección hacia el pasado. Por este motivo disminuimos el grado de detalle agrupando las categorías de Mendía en tres intervalos de productividad (Figura 1):
1) productividad alta: >0,66 - 0,16 ovino por hectárea;
2) productividad media: 0,15 - 0,03 ovino por hectárea;
3) productividad baja: < 0,03 ovino por hectárea.


Figura 1.
Modelo de capacidad de carga de ambientes en la provincia del Neuquén (basado en Mendía 2006).

Este ordenamiento es arbitrario y pueden plantearse otras alternativas de organización de los datos. La razón que nos lleva a optar por esta delimitación es su concordancia con la estructura espacial de las comunidades fitogeográficas de la región: Patagonia, que corresponde básicamente al intervalo 1, y Monte, que engloba los intervalos 2 y 3 (Movia et al. 1982; Cabrera 1994 [1976]), lo cual resalta el sustento ecológico de la segmentación espacial propuesta. La concordancia entre nuestra propuesta y las dos principales comunidades fitogeográficas regionales brinda una vía de contrastación del modelo mediante análisis paleoecológicos (Páez et al. 2004). Cabe destacar que el promedio del valor de k para 1 -asimilable a la provincia Patagonia- es de 0,41 ovino por hectárea por año, mientras que para los sectores 2 y 3 es de 0,08, aproximadamente cinco órdenes de magnitud por debajo del anterior.
En síntesis, la provincia del Neuquén puede ser estratificada en espacios con alto y bajo k. En el caso de sociedades humanas con un componente importante de consumo de mamíferos terrestres, como el guanaco, estos espacios presentarían un potencial económico muy diferente. Información ecológica disponible para el sur de Mendoza es relevante para ajustar estos planteos a nivel de la ecología de estos camélidos. Se ha demostrado una correlación positiva entre la abundancia de guanacos y la disponibilidad de las especies vegetales seleccionadas por esta especie (Puig et al. 1997), que se encuentran disponibles preferentemente en los ambientes de alto k (Movia et al. 1982). Politis et al. (2011: Figura 2a) presentan un novedoso modelo de distribución del guanaco basado en variables climáticas y ecológicas actuales, y en él identifican tendencias macrorregionales que coinciden con el modelo de la Figura 1.


Figura 2.
Análisis de pendientes y k en el norte de Neuquén.

La cordillera de los Andes disminuye en altitud en la provincia del Neuquén en un sentido norte-sur. En el centro-sur de Neuquén esto permite una mayor incidencia de los vientos westerlies, con un consiguiente aumento de la humedad procedente del Pacífico que estos aportan (Garreaud et al. 2009). Esto produce una mayor amplitud de los espacios caracterizados por alto k entre los 39º y 41º S en comparación con el norte de Neuquén.

Topografía y circulación humana

Presentamos una aproximación sencilla del costo geográfico de circulación humana basada en los valores de pendientes. Esta variable constituye sólo un aspecto del análisis total del costo de circulación, aunque provee una medida adecuada del gasto energético y permite identificar situaciones de circunscripción topográfica (Field y Lahr 2005). Mediante la combinación de dos Modelos de Elevación Digital para el noroeste de Patagonia (Shuttle Radar Topography Mission 22-20 y 23-20, USGS) se genera un mapa de las pendientes predominantes, con valores entre 0º y 30º. En la Figura 2 los colores cercanos al blanco identifican los espacios de baja pendiente; y los cercanos al negro, aquellos con pendiente abrupta, que implican un mayor costo de circulación.
La observación principal que surge es que los espacios caracterizados por alto k se encuentran topográficamente circunscriptos. Por el contrario, los espacios con bajo k son topográficamente laxos y presentan una baja circunscripción. Los espacios con pendientes cercanas a los 30º o más pueden ser circulados con importantes restricciones geográficas y estacionales, lo cual implica un costo energético elevado. En este sentido, no facilitarían ciertas formas de asentamiento humano (i.e., residencial). Esto indica una notable diferencia en la magnitud de los espacios ocupables en ámbitos de alto y bajo k, ya que los primeros evidencian una circunscripción geográfica considerablemente mayor que los segundos. Cabe señalar que condiciones climáticas con menor disponibilidad de humedad que la actual -ya sea por menores precipitaciones, mayores temperaturas o ambas- restringirían aún más la amplitud de los ambientes de alto k a expensas de los de bajo k.

Estacionalidad y conectividad geográfica

La estacionalidad es una variable biogeográfica clave en el norte de Neuquén a causa de las marcadas diferencias altitudinales vinculadas a la presencia de la cordillera de los Andes, la cordillera del Viento y el campo volcánico Tromen, entre otros rasgos geológicos (Folguera et al. 2008). En este sentido, puede considerarse la existencia de dos paisajes diferentes a lo largo del ciclo anual en términos de la amplitud de los espacios utilizables, su circunscripción y conectividad. Esta observación forma parte del diseño de los proyectos de Hajduk en el norte neuquino y ha sido desarrollada en forma sistemática (Hajduk et al. 2007; Hajduk y Lezcano 2007). Apoyándonos en estos antecedentes, nos interesa analizar el impacto de la estacionalidad a nivel geográfico. Trabajando sobre los Modelos de Elevación Digital, se segmenta el espacio en sectores ubicados por sobre y por debajo de 1700 msnm (Figura 3). Se selecciona este umbral sobre la base de información climática y ecológica actual que separa los espacios disponibles en forma anual -en color amarillovs. estacional -en color rojo-. En la Figura 3a se observa el conjunto del sector cordillerano de Neuquén (incluyendo sur de Mendoza y Chile); la Figura 3b se enfoca en el norte de Neuquén y sur de Mendoza.


Figura 3.
Modelo de disponibilidad de espacios en Neuquén durante la estación invernal (a: provincia del Neuquén y sur de Mendoza; b: norte de Neuquén y sur de Mendoza).

En la Figura 3a se observa una notable diferencia en la magnitud de los espacios no disponibles en la estación invernal entre el norte y el centro-sur de Neuquén. En el extremo norte se observa una reducción del espacio disponible mayor al 50% (Figura 3b), lo que puede tener connotaciones tecnológicas que deben ser evaluadas en escala macrorregional (cf., Cardillo 2011). Entre otras respuestas, cabe esperar un énfasis en diseños tecnológicos vinculados a la disminución del estrés temporal (sensu Torrence 1983; cf., Franco y Borrero 1996). Por otra parte, esta situación tiene implicancias en términos de conectividad geográfica, que se restringiría estacionalmente en forma drástica en esta región. La Figura 3b ilustra un contexto invernal de fragmentación del paisaje en el cual las cuencas de los ríos Neuquén, Curi Leuvú y Barrancas-Colorado superior sólo pueden ser accedidas desde el sur, y que constituyen callejones sin salida a nivel estacional (Borrero 2004). Esta es una forma de marginalidad geográfica, ya que se interceptan segmentos distales de un ambiente durante una parte del año. Esto implica baja conectividad y alto riesgo, lo que configura un costo para las poblaciones humanas (Mandryk 1993).
Estos patrones de estacionalidad también influirían en la organización geográfica de los guanacos. Estudios desarrollados en la laguna Diamante del centro de Mendoza marcan la existencia de un patrón de migración altitudinal del guanaco bajo condiciones de cobertura nívea importante, como las que imperan en los espacios por sobre los 1700 msnm en el norte de Neuquén. En estos casos, durante el verano, los espacios altos proveen las pasturas de mayor calidad, lo cual atrae a las poblaciones de guanacos y sus crías del año (Puig et al. 2011).

INTEGRACIÓN DE LAS PROPIEDADES BIOGEOGRÁFICAS Y CONSTRUCCIÓN DEL MODELO

Se presentó un análisis biogeográfico para el norte de Neuquén basado en las siguientes variables: capacidad de carga de herbívoros (k), topografía y estacionalidad. Los planteos realizados se sintetizan del siguiente modo: existe un importante contraste en los valores de k, con amplios sectores caracterizados por bajo k y sectores más restringidos con valores elevados (que corresponden a la provincia fitogeográfica Patagónica). La topografía regional produce una mayor circunscripción geográfica en los espacios de alto k que en los de bajo k. Finalmente, la estacionalidad presenta una notable influencia en la estructura del paisaje regional acentuando condiciones invernales de baja conectividad y elevado potencial de aislamiento. Esto afecta en forma importante a las ocupaciones humanas en el norte de Neuquén en su conjunto.
La integración de estas variables biogeográficas provee la base para la construcción de un modelo arqueológico para el noroeste de Patagonia. Éste tiene un énfasis espacial en comparación con otros modelos biogeográficos que priorizan el análisis de variaciones a nivel temporal (Neme y Gil 2008), lo cual no implica un contraste, sino un importante potencial de complementariedad al priorizar una vía espacial o temporal de entrada al registro arqueológico. En el largo plazo, ambos esquemas deben confluir. Nuestra propuesta aplica a una instancia de ocupación efectiva ( sensu Borrero 1989-1990) en la historia de poblamiento de una región, en la cual existe abundante información con respecto a la configuración del paisaje y los rangos de acción o territorios ya se encuentran establecidos (Eerkens 1999). En este contexto comienzan a operar mecanismos sociales dependientes de la densidad demográfica. Hay evidencias arqueológicas suprarregionales de aumento demográfico que sugieren esta situación para el Holoceno tardío (Martínez 2008-2009; Berón 2012). Sin embargo, esto no es excluyente, ya que situaciones como las aquí descriptas pueden haber ocurrido en forma recurrente y no lineal a lo largo del tiempo aun con bajas tasas de crecimiento poblacional (Muscio 2012). De este modo, el modelo aquí presentado no tiene un anclaje temporal específico.
Hay dos factores clave que interactúan en esta propuesta: (a) la existencia de espacios caracterizados por alto k que son escasos en escala regional, estando circunscriptos a nivel geográfico; (b) un contexto demográfico en el cual una gran parte de los espacios disponibles se encuentran integrados a los territorios de las poblaciones humanas (que disminuye el potencial de la fisión grupal como mecanismo para enfrentar la competencia). Sobre la base de la información biogeográfica se demostró la existencia del factor (a), mientras que (b) debe ser evaluado.
En este modelo generamos expectativas para los sectores de alto k (1 en Figura 1), que se encuentran espacialmente circunscriptos, y para los sectores de bajo k (2 y 3 en Figura 1), que no lo están. Las expectativas se refieren a intensidad ocupacional, organización de la tecnología, interacción espacial y demarcación territorial del espacio (Figura 4), y deben ser contrastadas en una escala regional.


Figura 4.
Modelo arqueológico para instancias de Ocupación efectiva de una región.

Intensidad ocupacional: nodos demográficos y áreas marginales

Los nodos demográficos y las áreas marginales son los dos extremos de un continuum teórico de intensidad ocupacional (Borrero y Barberena 2006). Proponemos la siguiente hipótesis: Los espacios con k elevado fueron ocupados en forma más intensa y/o recurrente que aquellos con bajo k.
Una señal de elevada intensidad ocupacional puede ser producto de ocupaciones prolongadas y/o recurrentes, lo cual debe evaluarse en cada caso. En nuestra región de trabajo, los espacios con bajo k se ubican al este y al sur del campo volcánico Tromen, alcanzando la cuenca del río Colorado y formando una unidad ecológica con el sur de la provincia de Mendoza (principalmente el sector meridional de La Payunia). Agregando contenido a la hipótesis previa, proponemos que los espacios bajos ubicados al este del campo volcánico Tromen fueron ocupados en forma poco intensa, y constituyeron entonces sectores marginales en términos de la distribución de poblaciones humanas durante el Holoceno tardío.
El concepto de espacios marginales requiere algunas precisiones. En ciertas discusiones la marginalidad es (1) una característica propia de un segmento de un paisaje o ecosistema definido en función de indicadores climáticos, ecológicos o geográficos (Muscio 1998-1999; Mondini y Muñoz 2004; Neme y Gil 2008; Zangrando et al. 2009). En todos estos casos, el carácter marginal de una región no constituye una propiedad intrínseca, sino medida en relación con espacios vecinos. Por lo tanto, la hipótesis debe ser refutada o respaldada en un marco comparativo. En otras discusiones, la marginalidad se refiere a (2) la distribución de las poblaciones humanas a lo largo del tiempo, con lo cual se define un sector caracterizado por un uso discontinuo o esporádico con respecto a otros (Borrero 2004). Nuestra propuesta subsume ambos aspectos: sobre la base de un carácter marginal a nivel ecológico y geográfico definido para los espacios de bajo k se propone una posición marginal en las redes de circulación y asentamiento humano.

Organización de la tecnología

Nos interesa específicamente un aspecto de las estrategias implementadas: la importancia de lo que Kuhn denomina, sobre la base de los conceptos de site furniture y personal gear de Binford (1977, 1979), estrategias de aprovisionamiento de lugares vs. de individuos (Kuhn 2004). Se espera que en los espacios de alto k, que presentan una elevada recurrencia ocupacional, predomine una estrategia de aprovisionamiento de los espacios, ya que son mayores las ventajas que ésta ofrece en un contexto de reocupación planificada en escala regional (Kuhn 2004: 433). Por el contrario, para los espacios caracterizados por bajo k, con ocupaciones menos recurrentes y predecibles en el tiempo, cabe esperar el predominio de estrategias de aprovisionamiento de los individuos (Binford 1979).
Basándonos en los planteos de Simms et al. (1997) para sociedades móviles de la Gran Cuenca (EE.UU.), sugerimos que una situación semejante aplica al aprovisionamiento de los lugares con vasijas cerámicas, eventualmente con alta inversión tecnológica: "These sites are good candidates for 'cached technology' (sensu Binford, 1977), and high quality pots may be produced and stored in the expectation that they will be used repeatedly over a span of time" (Simms et al. 1997: 783; también Eerkens 2011).
Un aspecto tecnológico adicional no contemplado formalmente en el modelo se vincula a la estacionalidad. En el norte de Neuquén, los espacios caracterizados por alto k se dividen en sectores de ocupación anual, como las cuencas de los ríos Neuquén y Curi Leuvú (Hajduk y Lezcano 2007; Cúneo 2010); y sectores de ocupación estacional, como una gran parte del campo volcánico Tromen (Figura 3). Estos contrastes en estacionalidad sugieren la probable incidencia de estrés temporal en espacios altos (Pompei y Rughini 2011).

Formas de interacción espacial: competencia

En una instancia regional de ocupación efectiva, con la presencia de espacios productivos y circunscriptos rodeados por espacios amplios menos productivos y que implican un riesgo mayor, la interacción bajo la forma de competencia por el espacio puede constituir un factor relevante (Wilson y Bossert 1971: 106-108), y habría estructurado así distintos aspectos de la organización humana (Bettinger y Baumhoff 1982; Barrientos y Pérez 2004; O'Connell 2006). En este contexto, proponemos que los espacios caracterizados por alto k habrían favorecido procesos de competencia, fluctuantes en su intensidad a lo largo del tiempo. En determinadas instancias climáticas, como las que tuvieron lugar en el Holoceno medio (Neme y Gil 2009), se puede acentuar su carácter de refugio y con ello la competencia por estos espacios. Por el contrario, los ámbitos caracterizados por bajo k y escasas restricciones topográficas no favorecerían condiciones de competencia.
La competencia no es un fenómeno visible en forma directa en el registro arqueológico, por lo que se deben desprender expectativas observables a nivel material. Los indicadores de violencia en el registro bioarqueológico son la evidencia más directa de esta situación (Gordón 2011; Berón 2012). Aquí nos interesa explorar otras evidencias que pueden englobarse como procesos de demarcación simbólica del espacio.

Demarcación simbólica del espacio: arte rupestre y prácticas mortuorias

Cabe esperar que la competencia por espacios atractivos y circunscriptos genere una elevada demarcación de estos en comparación con otros. Hay múltiples formas de canalizar esta demarcación, muchas de las cuales no serían observables en el registro arqueológico. Aquellas que consideramos más conspicuas son el arte rupestre y las prácticas mortuorias, a las cuales pueden agregarse la construcción de montículos ceremoniales y el emplazamiento de Rehues -tallas antropomorfas en madera-, prácticas características del área Mapuche en Chile durante tiempos pre y poshispánicos (Dillehay 2007).
La propuesta para el análisis distribucional del arte rupestre, como primer indicador de demarcación del espacio, se basa en planteos de Belardi et al. (2013), quienes emplean el concepto de "comunicación" de Aunger, definida como "an instance of niche construction using signs, signals, or artifacts that is targeted at changing the behaviour of conspecifics" (Aunger 2009: 37). Sobre esta base, Belardi y coautores plantean que las representaciones rupestres constituyen una instancia de construcción de nicho mediante transmisión de información (Re 2010; Scheinsohn 2011). En relación con el modelo planteado aquí, se espera una mayor densidad -y eventual diversidad- de motivos rupestres en los espacios caracterizados por alto k. Cabe señalar que lo mismo podría aplicarse a espacios claves a nivel de la circulación, como los pasos cordilleranos (Hajduk y Cúneo 2009), independientemente de su capacidad de carga. Existe información relevante para desarrollar esta línea de análisis en el norte de Neuquén (Schobinger 1956; Fernández 1974-1976, 2000 [1979]; Hajduk y Cúneo 2009; Cúneo 2010; también Crivelli Montero 2006; Fiore 2006).
El registro de prácticas mortuorias ofrece el segundo indicador de demarcación del espacio tratado aquí. Las implicancias derivadas del modelo sugieren la existencia de un registro bioarqueológico más denso en los espacios caracterizados por elevada k. Lejos de ser novedoso, este planteo se basa en numerosos antecedentes que analizan la vinculación entre prácticas mortuorias y organización territorial (Chapman 1995; Goñi y Barrientos 2004). En casos en los cuales predomina una disposición de los muertos no mediada por transporte en distancias amplias, este registro provee además una evidencia importante para evaluar demografía humana. El criterio mortuorio de demarcación del espacio vinculado a la territorialidad no requiere necesariamente de la existencia de áreas formales de entierro, que sólo constituyen una de las formas posibles de expresión de la conducta mortuoria. El concepto de "lugares persistentes del paisaje" (sensu Schlanger 1992), aplicado al registro mortuorio, brinda una visión más flexible y sintetiza la esencia de esta propuesta: "[...] the argument made that, despite current site invisibility, burials formed a significant part of the landscape of Aboriginal people and that the creation in some places of mortuary landscapes helped to structure particular uses of the land" (Littleton y Allen 2007: 284).
Un importante trabajo de síntesis presentado por Bernal et al. (2010) en la escala de toda la provincia del Neuquén da el primer paso en plantear y materializar este objetivo. Para el norte de Neuquén existen abundantes evidencias bioarqueológicas que sustentan el desarrollo de esta línea (Della Negra 2008; Della Negra et al. 2009; Cobos et al. 2012), aunque hay amplios espacios que aún deben ser trabajados.

DISCUSIÓN INICIAL Y PERSPECTIVAS

Este trabajo se inserta en un proyecto de reciente inicio y tiene la función de organizar su desarrollo, por lo cual no es posible presentar aquí una contrastación profunda del modelo planteado. Nos interesa evaluar el potencial que ofrecen diversas líneas de evidencia que están siendo utilizadas y explorar el alcance de la información actualmente disponible, generada en el marco de otras preguntas de investigación.

Intensidad ocupacional

Las medidas de intensidad ocupacional en los espacios con alto y bajo k proveen la evidencia primaria para iniciar la contrastación del modelo. Nuestro trabajo de campo en contextos de bajo k articulados en torno a la cuenca inferior del arroyo Buta Có, afluente del río Colorado, incluyen transectas y excavaciones dirigidas a evaluar la intensidad del descarte de materiales. Las obsidianas Huenul, de excelente calidad y ampliamente disponibles en zonas de bajo k (Barberena et al. 2011), ofrecen un indicador independiente de la frecuencia de visitas a la región. Los abundantes datos sobre la distribución espacial de artefactos confeccionados en obsidiana Huenul en regiones del sur de Mendoza cercanas a la fuente proveen un test del planteo de uso marginal (Giesso et al. 2011; Durán et al. 2012; Salgán et al. 2012).
Los datos del sitio Cueva Huenul 1, que se extienden en forma discontinua entre ca. 9500 y 1000 años 14C AP, sugieren tasas de descarte variables a lo largo del tiempo aunque bajas en general (Barberena et al. 2010, 2013; Pompei et al. 2012). El análisis tecnológico indica actividades de reactivación de instrumentos de obsidiana y un mínimo descarte in situ de ellos (Pompei y Rughini 2011; Barberena et al. 2013). Estos indicadores son consistentes con ocupaciones breves en el marco de una estrategia de aprovisionamiento de individuos. Considerando que el sitio presenta características topográficas y de reparo altamente distintivas en la región, la escasez y baja diversidad de los materiales líticos descartados son inesperadas y resultan de interés. No obstante, se planea ampliar las excavaciones en el sitio para aumentar el volumen de información.
Se está desarrollando un programa de transectas que toma como eje la cuenca del arroyo Buta Có, que cruza una importante variación topográfica y ecológica en una longitud aproximada de 30 km: nace a 2500 msnm en contextos de estepa patagónica altamente productiva aunque sólo ocupable en la estación estival, y desemboca en el río Colorado, a 700 msnm, en un paisaje de Monte con baja productividad y de disponibilidad anual. Estos espacios bajos coinciden con los principales afloramientos de la fuente de obsidianas Huenul. Los resultados preliminares disponibles marcan una muy baja frecuencia de materiales en los espacios adyacentes al río Colorado1 a pesar de la presencia de esta fuente, que podría generar un registro denso asociado a actividades de testeo y reducción inicial de los nódulos. Sólo se verificó una alta frecuencia de materiales en torno a los afloramientos de ignimbritas donde se emplaza el sitio Cueva Huenul 1. El avance en esta línea de análisis permitirá discutir algunos aspectos del modelo, así como evaluar estrategias tecnológicas particulares en función de los dos principales pisos de altura.

Distribución macrorregional de obsidianas Huenul: ¿fronteras, áreas marginales?

Las obsidianas Huenul están mayormente disponibles en espacios de bajo k, para los cuales se propuso un uso humano marginal (así como también en afloramientos acotados de la cuenca del Curi Leuvú, en un ámbito de alto k). Estudios geoquímicos previos permiten discriminar esta obsidiana (Durán et al. 2004). Se cuenta con más de 200 determinaciones geoquímicas para artefactos recuperados en el extremo sur de la provincia de Mendoza, en un rango de unos 100 km de la fuente Huenul que incluye las siguientes localidades: cuenca del río Grande, Altiplanicie del Payún y Potasio Río Colorado -las dos últimas, ubicadas dentro del campo volcánico La Payunia (Durán et al. 2004, 2012; Giesso et al. 2011; Salgán et al. 2012)-. Sobre la base de diversos indicadores, estos registros son asignados principalmente a una instancia de ocupación efectiva del espacio ocurrida en el Holoceno tardío (Gil 2006). En todos estos casos, y a pesar de ser la fuente de obsidiana más cercana, de gran amplitud y accesible en forma anual, Huenul se encuentra notablemente subrepresentada con respecto a fuentes cordilleranas, principalmente la fuente Laguna del Maule (ver síntesis en Figura 5)2.


Figura 5.
Distribución de "artefactos Huenul" en escala regional (% de artefactos en obsidiana Huenul con respecto al total de obsidianas determinadas en cada conjunto). Referencias: Durán et al. (2004, 2012); Barberena et al. (2011); Giesso et al. (2011); Salgán et al. (2012).

Previamente, hemos sugerido tres hipótesis para explicar la subrepresentación de obsidianas Huenul en el sur de Mendoza (Barberena et al. 2011):
(a) Hipótesis tecnológica: la fuente Huenul está subrepresentada en el sur de Mendoza porque presenta baja calidad con respecto a fuentes alternativas.
(b) Hipótesis territorial: la fuente Huenul está subrepresentada en el sur de Mendoza porque el río Colorado, que las separa, actuó como una barrera biogeográfica (Giesso et al. 2011; Durán et al. 2012).
(c) Hipótesis de marginalidad geográfica: la fuente Huenul está subrepresentada en el sur de Mendoza porque su área de procedencia no fue atractiva para las poblaciones humanas.

La hipótesis tecnológica (a) puede ser rechazada, ya que las obsidianas Huenul son de excelente calidad, abundantes en un espacio muy amplio e incluyen clastos de tamaños adecuados para talla de todos los instrumentos registrados en una escala regional (Barberena et al. 2011). La hipótesis territorial (b) define al río Colorado como una frontera. En contra de esta hipótesis, cabe señalar que las obsidianas Huenul constituyen un 22% de los artefactos de obsidiana analizados en la altiplanicie del Payún, lo que sugiere una integración funcional con el norte de Neuquén en la cual los artefactos serían descartados en el marco de movimientos logísticos (Borrero 2002; Gil y Neme 2006; Barberena et al. 2011; Salgán et al. 2012). Sin embargo, cabe la posibilidad de que el río Colorado haya funcionado como una barrera temporaria (sensu Veth 1993), lo cual se vería magnificado por las notables transformaciones estacionales que experimenta el paisaje del norte de Neuquén.
La hipótesis de marginalidad geográfica (c) involucrada en el modelo arqueológico aquí presentado asume una cierta importancia de aprovisionamiento inserto en la realización de otras actividades, o embedded (sensu Binford 1979). En este contexto, la situación de marginalidad ecológica del área de la fuente ocasionaría la subrepresentación de las obsidianas Huenul en escala suprarregional. La implicancia clave de esta hipótesis es un registro arqueológico poco denso en la fuente y sus alrededores, tal como las evidencias estratigráficas y distribucionales preliminares sugieren. El criterio de representación suprarregional de las materias primas líticas procedentes de espacios de alta o baja k contribuirá en forma directa a contrastar el modelo resumido en la Figura 4.

Demarcación simbólica del espacio y arte rupestre

Estudios de arte rupestre realizados en las cuencas de los ríos Neuquén y Curi Leuvú ofrecen información de gran interés para comenzar a evaluar nuestra propuesta. En este contexto, es atractiva la que hace Fernández (1974-1976), quien sugiere una circunscripción del llamado estilo de Paralelas a la cuenca superior del río Neuquén, que se corresponde a los espacios de alto k aquí planteados. De acuerdo con este autor, "el verdadero estilo de Paralelas [...] queda limitado en su extensión territorial a la región comprendida entre la cordillera de los Andes por el Oeste, y la conjunción de las serranías del Domuyo y Cochicó por el norte y la cordillera del Viento por el este, región que es surcada longitudinalmente por el río Neuquén superior y sus tributarios" (Fernández 1974-1976: 16)3. Independientemente de la filiación estilística de estos motivos, resulta de interés la aparente existencia de una discontinuidad espacial en su distribución. Por otra parte, Hajduk y Cúneo (2009: 524) realizan un importante planteo geográfico en la línea de análisis de demarcación de espacios claves para la circulación humana: "[...] es posible plantear que existe cierta coincidencia entre las actuales líneas de circulación y las utilizadas en épocas prehispánicas, y que los petroglifos estarían vinculados a los caminos" (ver también Cúneo 2010).
Dado que nuestra región de trabajo de campo se encuentra por fuera de la cuenca del río Neuquén, área sugerida por Fernández (1974-1976) como ámbito central del estilo de Paralelas, una comparación de la distribución, frecuencias y diversidad de motivos rupestres en ambos espacios permitirá evaluar la existencia de patrones diferentes de representación (cf., McDonald y Veth 2011; Romero y Re 2013). La integración de la información rupestre para el noreste neuquino y espacios vecinos -cuenca del río Neuquén, Chile, sur de Mendoza (Niemeyer y Weisner 1972- 1973; Schobinger 2002; Cúneo 2010)- contribuirá a evaluar patrones de demarcación diferencial del espacio en escala suprarregional.

Perspectivas

Esta propuesta ilustra la fertilidad de un acercamiento biogeográfico para el diseño inicial de un proyecto arqueológico regional, que tiene el potencial de integrar diversas líneas de evidencia más allá de las contempladas aquí. En el caso de nuestro proyecto, provee lineamientos para recolectar e interpretar información paleoecológica y arqueológica. Las discusiones preliminares desarrolladas sobre intensidad de uso, distribución de obsidianas y demarcación del espacio no constituyen una contrastación del modelo presentado, aunque proveen interesantes vías de avance para el futuro inmediato. Se cuenta con un marco para evaluar las tasas de descarte de materiales, la organización de la tecnología lítica y cerámica, el arte rupestre y las prácticas mortuorias. La base explícita y simplificada del modelo es una virtud que permitirá avanzar en refutarlo, lo cual dará lugar de este modo a estados de conocimiento más complejos que el presente punto de partida.
Esta propuesta puede ser aplicada en diversos contextos temporales y espaciales, no necesariamente restringidos a sociedades cazadoras-recolectoras. Un caso de interés no explorado aquí lo provee la situación histórica en Patagonia septentrional, marcada por un sistema de tráfico de ganado vacuno que presenta exigencias de acceso a ambientes de alta calidad ecológica y favorables para la circulación transandina (Goñi 1986-1987), que pudo acentuar condiciones de competencia preexistentes. Se considera que la competencia es un proceso subestimado en cuanto a su importancia en la arqueología de sociedades cazadoras- recolectoras (aunque hay importantes excepciones: Gordón 2011; Berón 2012). Por ejemplo, contrastes en la densidad del registro arqueológico identificados para la costa atlántica meridional vs. el estrecho de Magallanes durante los últimos 3000 años han sido asociados a diferencias demográficas (Barberena 2008). Sin embargo, no se ha explorado aún la existencia de diferencias en la importancia de interacción humana bajo la forma de competencia.
Las bases de datos radiocarbónicas son un importante indicador de intensidad ocupacional y paleodemografía. Esta será una de las vías principales de desarrollo de este proyecto en el corto plazo, y aportará información regional sobre la estructura temporal del poblamiento del noreste de Neuquén. Trascendiendo la escala espacial del caso presentado, trabajos recientes han explorado en un marco comparativo la vinculación entre factores biogeográficos, interacción bajo la forma de competencia y la tasa de formación de barreras intergrupales, incluyendo los patrones de divergencia étnica y lingüística (Foley 2004; Mathew y Boyd 2011). Consideramos que hay un amplio potencial para el desarrollo de una arqueología comparativa con una base biogeográfica.

Agradecimientos

Luis A. Borrero ha inspirado la perspectiva de trabajo aquí desarrollada. Karen Borrazzo merece un reconocimiento especial por su generosidad, que fue fundamental para iniciar este proyecto. Agradezco muy especialmente a María de la Paz Pompei, Agustina A. Rughini, María Eugenia de Porras, Manuel Chidiak, Guadalupe Romero y Anahí Re por su invalorable contribución en todas las instancias de trabajo. A Adolfo Gil, Víctor Durán y Gustavo Neme por su impulso para iniciar esta investigación. La contribución de Nora M. Vázquez (Municipalidad de Buta Ranquil) merece un reconocimiento especial; ella y su familia son entrañables amigos. A Hugo Zalazar, Alfredo Ochoa, Gabriel Barros y Roque Díaz (Buta Ranquil), Juvenal Urrutia y Paulina Valenzuela (Barrancas). El apoyo de estas personas y de las comunidades de Buta Ranquil y Barrancas en general es fundamental para el desarrollo de nuestro trabajo. A Estela M. Cúneo, Juan Isasi, Liliana "gurú" Martínez, Pablo Azar y Claudia Della Negra (Subsecretaría de Cultura de la Provincia del Neuquén), por la ayuda logística y los importantes consejos brindados en distintas ocasiones. Este trabajo se vio ampliamente enriquecido por las evaluaciones de Rafael Goñi y tres evaluadores anónimos, y las lecturas y comentarios de Juan B. Belardi, Mónica Berón, Karen Borrazzo, Luis A. Borrero, Valeria Cortegoso, Adolfo Gil, Anahí Re, Guadalupe Romero, Augusto Tessone y Atilio F. Zangrando. Valeria Bernal, Florencia Gordón y Laura Salgán ofrecieron generosamente bibliografía inédita; Adán Hajduk ha compartido su conocimiento en forma destacable. Esta publicación es producto del proyecto Proyecto PICT Bicentenario 2010-1856 (Agencia Nacional de Promoción de la Ciencia y la Tecnología). Se agradece al CONICET por su apoyo a este proyecto mediante un subsidio para Radicación de Investigadores en el Interior (Universidad Nacional de Cuyo, ciudad de Mendoza).

NOTAS

1 En altitudes ubicadas por sobre el área que habría sido afectada por la gran inundación del río Colorado en 1914 como producto del desagote catastrófico de la laguna Cari Lauquen (Groeber 1916).

2 En los conjuntos artefactuales analizados para el centro de Neuquén, también dentro de un rango cercano a los 100 km, no se registran obsidianas Huenul, aunque esto puede deberse a la amplia disponibilidad local de las obsidianas de Portada Covunco (López et al. 2009; Stern et al. 2012).

3 Con contadas excepciones que incluyen el caso de Cueva Huenul 1 (Fernández 1974-1976: 18).

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