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Intersecciones en antropología

versión On-line ISSN 1850-373X

Intersecciones antropol. vol.15 no.2 Olavarría dic. 2014

 

ARTÍCULOS

Las ocupaciones del Holoceno tardío en los cañadones basálticos del norte del río Santa Cruz (Patagonia, Argentina)

 

Nora Viviana Franco, Natalia Cirigliano, Danae Fiore, Mariana Ocampo y Agustín Acevedo

Nora Viviana Franco. Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Instituto Multidisciplinario de Ciencias Humanas (IMHICIHU). Universidad de Buenos Aires (UBA). Saavedra 15, subsuelo (1083), Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
E-mail: nvfranco2008@gmail.com
Natalia Cirigliano. CONICET. IMHICIHU. Saavedra 15, subsuelo (1083), Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
E-mail:naticirigliano@hotmail.com
Danae Fiore. CONICET. Asociación de Investigaciones Antropológicas (AIA). Universidad de Buenos Aires. Bartolomé Mitre 1137, 7mo. G. (1036), Ciudad Autónoma de Buenos Aires
E-mail: danae_fiore@yahoo.es
Mariana Ocampo. UBACyT 01/W404. Saavedra 15, subsuelo (1083), Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
E-mail: amapolasmoras@gmail.com
Agustín Acevedo. CONICET. IMHICIHU. Saavedra 15, subsuelo (1083), Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
E-mail: agustinacevedo2009@gmail.com

Recibido 21 de junio 2012.
Aceptado 22 de julio 2013


RESUMEN

El objetivo de este trabajo es caracterizar el registro arqueológico correspondiente al momento de mayor intensidad de utilización humana de tres cañadones de la margen norte del río Santa Cruz, comprendido entre ca. 1700 y 1100 años AP. Se busca dar cuenta de las actividades desarrolladas e informar acerca de evidencias de movilidad y/o intercambio a escala intra e interregional. Los materiales recuperados en estratigrafía apuntan a la realización de actividades iniciales y finales de talla, y a la existencia de evidencias de utilización de tecnología de hojas y/o soportes laminares, lo que sugiere una alta movilidad y el traslado hacia estos espacios para la realización de actividades específicas. La presencia de pigmentos en el momento de mayor intensidad de ocupación de este espacio sugiere que, al menos, parte del arte rupestre podría haber sido realizado en este período. La existencia de materias primas procedentes de espacios localizados a más de 150 km al norte y las semejanzas en motivos y técnicas rupestres entre esos espacios sustentaría la existencia de movilidad y/o de redes de interacción a escalas espaciales amplias. Las razones podrían relacionarse con variaciones en la disponibilidad de agua y/o con la vinculación de espacios con recursos que resultaran de interés para los antiguos pobladores.

Palabras clave: Río Santa Cruz; Hojas; Arte rupestre; Movilidad; Patagonia.

ABSTRACT

Late holocene human occupations in the basaltic canyons north of the Santa Cruz river basin, Patagonia, Argentina. The aim of this paper is to provide information on the archaeological record corresponding to the period of the highest intensity of human occupation of the upper canyons of the northern part of the Santa Cruz River, dated between ca. 1700 and 1100 years BP. Information is provided on the activities that took place and evidence of intra and interregional mobility or exchange. Artifacts suggest that initial and final stages of lithic manufacture took place in the area. There is evidence of utilization of blade technology or laminar blanks, which would suggest high mobility of human populations who were using these spaces with a specific goal. Evidence of pigments suggests that at least some of the rock art was done during this time period. The presence of raw material from locations more than 150 km away and similarities in motives and techniques of rock art support the idea of mobile human populations and/or the existence of interaction networks at broad spatial scales. Reasons for this could be related to variability in water availability and/or to the relationship between resource rich places which would have been of interest to early inhabitants.

Keywords: Santa Cruz river; Blades; Rock art; Mobility; Patagonia.


 

Introducción

El objetivo de este trabajo es dar a conocer nueva información acerca del registro arqueológico que corresponde al momento de mayor intensidad de utilización humana de los cañadones de la margen norte del río Santa Cruz, comprendido entre ca. 1700 y 1100 años AP. Se busca dar cuenta de las actividades realizadas por los cazadores-recolectores en este espacio e informar acerca de evidencias de movilidad o intercambio a escala intra e interregional. El trabajo se focaliza en la información estratigráfica procedente de tres sitios: Bi Aike 3 (previamente Bi Aike cueva 3, cf. Franco et al. 2007a y b), Mercerat 1 y Yaten Guajen 1 (previamente Alero de la Mano Partida, cf. Franco et al. 2007a), localizados en los cañadones El Lechuza, Mercerá y Yaten Guajen, con cotas de 850, 480 y 370 m respectivamente. El análisis se centraliza en los materiales líticos –artefactos y ecofactos–, y se proporciona información complementaria acerca del registro rupestre –pinturas y grabados–.
En el espacio que nos ocupa son frecuentes los afloramientos basálticos, producto de distintas efusiones volcánicas (entre otros, Panza y Franchi 2002), que forman cañadones con abundante presencia de agua y en los que son frecuentes las representaciones rupestres. Si bien estos cañadones muestran presencia humana entre ca. 7700 años AP (Franco 2008) y tiempos históricos (entre otros, Burmeister 1892; Gradin 1976, 2000; Halvorsen 2011; Cirigliano y Vommaro 2012), son escasos los sitios fechados con anterioridad o posterioridad al lapso comprendido entre 1700 y 1100 años AP (Tabla 1). En el cañadón Platero, inmediatamente al este de Yaten Guajen, Gradin (2000) atribuyó los materiales recuperados en un sondeo a la industria conocida como Patagoniense.

Tabla 1. Fechados obtenidos para los cañadones El Lechuza, Yaten Guajen y Mercerá.

Antecedentes de investigación en el área

Los trabajos previos en los cañadones El Lechuza, Yaten Guajen y Mercerá mostraron la presencia de material arqueológico en superficie y en estratigrafía. En el área se habría efectuado el aprovisionamiento y manufactura de artefactos sobre materias primas localmente disponibles, destacándose la presencia de hojas (Franco et al. 2007a y b; Cirigliano y Vommaro 2012) con cronologías de ca. 1300 años AP (Franco 2012). Esta tecnología se conoce en estratigrafía en Patagonia central y sur con fechados desde ca. 9500 años AP hasta ca. 200 años AP (Aschero 1987; Yacobaccio y Guraieb 1994; Franco 2002; Aguerre y Gradin 2003; Goñi et al. 2006).
Los primeros trabajos en la zona datan de finales del siglo XIX, en que Burmeister (1892) describió algunos motivos de color rojo y grabados en el cañadón Yaten Guajen. Posteriormente, Molina (1971, 1972) identificó motivos grabados y pintados en el cañadón El Lechuza, mientras que Gradin (1976, 1983, 1988, 2000, 2001) los registró en cercanías de los cañadones Yaten Guajen, Mercerá, y Platero, donde se asentaban distintas "tribus" (Gradin 2000: 69). Mencionó la presencia de negativos de manos de color rojo y pinturas rojas, en algunos casos superpuestas a grabados, que atribuyó a momentos tardíos del arte rupestre de Patagonia, considerando que en algún momento ambas técnicas habrían sido contemporáneas (Gradin 2001). Identificó también en estos cañadones la presencia de lo que denominó "grabados finos" (Gradin 2001: 858), tendencia abstracta que vincula al geometrismo de tiempos recientes y con amplia distribución al menos en Patagonia sur.
Por nuestra parte, la elevada extensión espacial del arte en estos cañadones llevó a generar una metodología distribucional que permitiera dar cuenta de la variabilidad presente (Fiore y Ocampo 2009). Para ello se realizaron transectas y se registró la presencia/ ausencia de arte rupestre a intervalos iguales. En cada punto con presencia de arte, se definió como escala de registro espacial la "unidad topográfica" (UT), que consiste en la delimitación de una porción discreta del soporte rupestre mediante sus límites naturales (grietas, fisuras, cambios de ángulo) y en el registro de todos los tipos de motivos rupestres que se encontraran emplazados dentro de dicho espacio. Se registraron siete variables: tipo de motivo, tipo de técnica, color (en el caso de técnicas de pintura), rangos de frecuencia, superposiciones, estado de conservación y observaciones generales. La contabilización de rangos de frecuencias de cada tipo de motivo permite luego calcular el número mínimo de motivos de cada tipo, es decir, cuántos casos se registran, como mínimo, de tridígitos, de circunferencias, de figuras de guanacos, etc., en cada sitio o en cada transecta (Fiore et al. 2012). Esto permitió establecer que la proporción y extensión de las unidades topográficas en cada transecta de cada cañadón y la cantidad de motivos presentes es altamente variable, lo que sugiere usos distintos del arte para marcar el espacio y construir el paisaje (Fiore y Ocampo 2009). Las técnicas rupestres usadas son similares entre los sectores, pero varían en sus frecuencias, las que no parecen haber dependido sólo de condiciones de reparo y preservación diferencial y que, por lo tanto, podrían sugerir pautas productivas relativamente distintas entre sectores (Fiore y Ocampo 2009; Acevedo et al. 2010). Los motivos más frecuentes en los distintos sectores -tanto grabados como pintados- son: líneas rectas, circunferencias, negativos de manos y piqueteado suelto.
Los estudios previos realizados en el Cañadón El Lechuza –curso superior y medio– mostraron un predominio del grabado sobre las pinturas, que se concentran en cuevas, lo cual puede deberse a un problema de conservación diferencial (Fiore y Ocampo 2009) (Figura 1A). Predomina la gama del rojo en sus diferentes tonalidades. El repertorio total de motivos incluye 46 tipos, siendo los más frecuentes: líneas rectas, circunferencias simples, piqueteado suelto, tridígitos, circunferencias con apéndice, líneas en U y meandros (Fiore y Ocampo 2009; Acevedo et al. 2010). En el curso superior de El Lechuza se registran cuatro casos de superposiciones de pintura sobre pintura y grabado sobre pintura, mientras que en el curso medio del cañadón no se identificaron superposiciones (Acevedo et al. 2010).


Figura 1.
A: Mapa del cañadón El Lechuza. Se indican los sectores con pinturas, grabados y superposiciones. B: Mapa de los cañadones Yaten Guajen y Mercerá. Se indican los sectores con pinturas, grabados y superposiciones.

En el cañadón Yaten Guajen, los estudios más sistemáticos corresponden a su curso superior. Sobre un total de 51 puntos muestreados, 26 (50,9%) registran arte. De las 26 unidades topográficas con arte rupestre, 22 están constituidas por un único panel, mientras que las cuatro restantes incluyen dos o más paneles, sumando un total de 32 UT. De estas UT, 30 presentan sólo pinturas (93,7%); una, grabados (3,1%); y una presenta combinación de grabados y pinturas (3,1%) (Fiore y Ocampo 2009).
Esto indica que, a diferencia de lo que ocurre en el curso superior de El Lechuza, en el curso superior del Yaten Guajen las pinturas predominan como la técnica más utilizada, y se presenta mayormente en aleros (Acevedo et al. 2010) (Figura 1B). Las manos negativas son los motivos pintados más representados (46,9%), y le siguen, en orden de importancia, las circunferencias (10,2%) y las líneas rectas (cuatro casos; 8,1%) (Fiore y Ocampo 2009). A semejanza de lo que ocurre en El Lechuza, predomina el rojo en sus diferentes tonalidades; le siguen el blanco, amarillo y, en muy pocos casos, el negro. A escala de cañadón, las superposiciones en el curso superior del Yaten Guajen se registran en sólo tres UT y se ubican en su totalidad en aleros, y son: pintura sobre pintura y pintura sobre piqueteado. En el curso medio e inferior del Yaten Guajen los relevamientos mostraron la presencia de grabados y pinturas. En el curso medio, estos incluyen negativos de manos, guanacos pintados y puntiformes. Se identificó pintura en sus variedades negativa, positiva y combinaciones de ambas; las técnicas más frecuentes son el positivo de color rojo y el negativo de color amarillo. Entre los grabados se identificaron líneas en U, circunferencias simples y concéntricas, espirales, meandros, tridígitos, pisadas de felinos, líneas curvas y líneas sinuosas, realizados mediante la técnica de grabado piqueteado y tridígitos ejecutados con grabado inciso. En uno de los paneles se registraron superposiciones que incluyen: tridígitos incisos sobre circunferencias piqueteadas, tridígitos incisos sobre piqueteado suelto, tridígitos piqueteados sobre tridígitos incisos y tridígitos piqueteados sobre circunferencia piqueteada.
En el curso inferior del cañadón se identificaron abundantes motivos grabados, pintados (en menor medida), y un caso de combinación de pintura y grabado. Los motivos grabados más frecuentes consisten en circunferencias simples, piqueteado suelto, líneas rectas, líneas en U y líneas curvas, realizados mediante la técnica de grabado piqueteado (Acevedo et al. 2010). Los motivos pintados fueron realizados frecuentemente con técnicas de pintura positiva de color rojo, rojo intenso y rojo desvaído; los motivos más frecuentes son los negativos de manos y las líneas curvas. El único caso de combinación de pintura y grabado consiste en dos circunferencias entrelazadas, ejecutadas mediante las técnicas de pintura en positivo de color rojo y grabado piqueteado. En ninguna UT se registraron superposiciones (Acevedo et al. 2010). El cañadón Mercerá se une al cañadón Yaten Guajen en su curso superior. En esta zona, los relevamientos comprendieron solamente un sitio (Mercerat 1), por lo que aún no se dispone de datos a escala cañadón. En este sitio se identificó la presencia de grabados piqueteados, incisos y algunos restos de pinturas color rojo (Gradin 1976, 2000; Fiore y Ocampo 2009; Ocampo 2012). Los motivos más frecuentes son: pisadas de felino, tridígitos, pisadas de guanaco, antropomorfos, marcas de ganado y geométricos simples.

METODOLOGÍA

A efectos de cumplir con los objetivos, sintetizaremos la información estratigráfica obtenida en estos cañadones, con especial énfasis en los materiales líticos y arte rupestre, atribuido a momentos tardíos por distintos investigadores a escala suprarregional (e.g., Gradin 1976, 2000, 2001). Información más detallada sobre el arte rupestre ha sido presentada en Fiore y Ocampo (2009); Acevedo et al. (2010); Fiore et al. (2012); Ocampo (2012).
La información estratigráfica procede de tres sondeos realizados en tres cañadones: El Lechuza, Yaten Guajen y Mercerá. Las materias primas líticas se identificaron macroscópicamente por comparación con muestras reconocidas por el Dr. E. Aragón (CIGCONICET). Los artefactos fueron agrupados en grillas de tamaño, siguiendo la metodología indicada en Franco (2002). Las piezas enteras mayores a 20 mm fueron medidas de acuerdo con el eje técnico y, en los casos en que este no pudo identificarse, según su eje morfológico. Las descripciones siguieron la tipología morfológica de Aschero (1983). Para realizarlas se utilizó el N total de la muestra con el objetivo de informar acerca de todas las materias primas presentes. Si bien con esto se corre el riesgo de aumentar el n de los artefactos, se utilizó debido al pequeño tamaño de la muestra y a que en investigaciones previas en sectores con baja frecuencia de obsidianas, calcedonias, ópalos y sílices, no se encontraron variaciones significativas en la representación de los distintos tipos de rocas (Franco 2002).
En los tres sitios analizados, la información de arte se complementó mediante el análisis pormenorizado de las fotografías digitales de los motivos pintados, aplicando el software Dstretch-ImageJ, diseñado para resaltar diferencias de color presentes en las fotografías y para aumentar el contraste (Harman 2008 [2005]). De esta manera, se generó un aumento en la visibilidad de detalles imperceptibles a ojo desnudo.

RESULTADOS

Sintetizaremos la información obtenida en los tres cañadones.

Cañadón El Lechuza
En el lapso que nos ocupa se han registrado ocupaciones en cuevas y aleros en el curso superior del cañadón. Los fechados obtenidos se indican en la Tabla 1.

Sitio Bi Aike 3
Información preliminar sobre esta cueva ha sido publicada (Franco et al. 2007a y b). La muestra estratigráfica (n = 35) está compuesta por instrumentos (n = 1), desechos de talla (n = 30), litos modificado por uso (n = 1), pigmentos (n = 1) y ecofactos (n = 2). Los artefactos están confeccionados predominantemente sobre dacita (37,5% de la muestra) inmediatamente disponible. Le siguen en orden de importancia la calcedonia (21,8%), sílice (15,6%), cristal de roca (4,5%), basalto (3,1%), ópalo (3,1%) y obsidiana (3,1%). El resto de las materias primas son indiferenciadas. Predominan las rocas de calidad muy buena (40,6%) y excelente para la talla (34,3%). Entre aquellas de calidad excelente encontramos calcedonias, sílices, obsidianas y un único ejemplar de dacita. Entre las muy buenas se identificaron dacitas, calcedonias, ópalos, basaltos, cristal de roca y sílices. Los desechos tienen tamaños que oscilan entre 0,1 y 25 mm. Predominan las lascas (89% de la muestra), y se encuentran también formas base indiferenciadas (11%). Dentro de las lascas, las más frecuentes son las angulares (55,5% de la muestra que pudo identificarse), y existen también lascas primarias (3,7%), en flanco de núcleo (3,7%) y de arista (11,1%). El resto son lascas indiferenciadas. Las lascas primarias y de flanco de núcleo están confeccionadas sobre dacita y calcedonia. En general, carecen de corteza (90,9%). El único ejemplar con corteza en un 100% corresponde a calcedonia. Los talones representados son corticales (9%), lisos (9%), filiformes (27,2%) y puntiformes (54,5%). En corticales recuperamos únicamente calcedonia, y en puntiformes, calcedonias, sílices y dacitas.
De manera general, podemos decir entonces que en el sitio están presentes estadios iniciales y finales de talla. Estos últimos estarían representados por desechos de talla de pequeñas dimensiones y de diversas materias primas, con una alta frecuencia de talones filiformes (27,3%) y puntiformes (54,6%). La realización de estadios iniciales de talla estaría evidenciada por la presencia de una lasca en flanco de núcleo, además de una lasca primaria que, por su pequeño tamaño, es probable que haya sido obtenida localmente. Están confeccionadas con dacitas y calcedonias. Como ya dijimos, las dacitas son abundantes en la inmediata vecindad, aunque aún no se ha encontrado la fuente de aprovisionamiento del tipo de calcedonias recuperadas en el sitio en el área (Franco y Cirigliano 2009). De acuerdo con sus características macroscópicas, algunas de ellas podrían provenir del Macizo del Deseado (Franco y Cirigliano 2009). Sin embargo, no puede descartarse que se encuentren disponibles en sectores localizados dentro de los afloramientos (E. Aragón, comunicación personal 2011). Por otro lado, de acuerdo con la información disponible para Patagonia (Espinosa y Goñi 1999) y los resultados de análisis geoquímicos sobre muestras patagónicas (entre otros, Stern 1999), el ejemplar de obsidiana probablemente provenga del área de Pampa del Asador, a más de 150 km en línea recta (Franco et al. 2007b).
Se recuperó un cuchillo realizado sobre dacita de muy buena calidad para la talla. Está confeccionado sobre lasca angular de módulo laminar, con un filo complementario en raclette y otro con rastros complementarios. Posee 65% de corteza, talón facetado y un tamaño que oscila entre los 65,1 y 70 mm. La laminaridad de este ejemplar, junto con las características del talón, sugeriría que procede de un núcleo preparado. También se recuperó un fragmento de lito no diferenciado modificado o alisado por uso (¿mano?) sobre guijarro. Su tamaño oscila entre 50,1 y 55 mm. En este sondeo se recuperó también un pigmento por encima del fechado (Franco et al. 2007b). Es tabular, presenta laminaridad, es de textura seca y deja raya. Su coloración es rojiza oscura (10R 3/6, "dark red", Munsell 1992) y presenta un tamaño en el rango entre 20,1 y 25 mm (mide 28 x 8 x 2 mm). Los resultados obtenidos apuntan entonces en este sector del espacio a: a) la realización de estadios iniciales y finales de talla; b) la utilización de materias primas locales y no locales (estas últimas en menor proporción); c) la utilización de módulos laminares; d) la presencia de artefactos alisados por uso; y e) la utilización de pigmentos.
En distintos sectores de esta pequeña cueva (interior, entrada y techo) se registraron cinco UT con arte. Cuatro presentan únicamente motivos pintados, mientras que el restante posee motivos pintados y grabados. El total de tipos de motivos registrados es de 11, entre los cuales los negativos de manos pintados (n = 9; 42,8%) y las circunferencias simples piqueteadas (n = 2; 9,5%) son los más frecuentes (conteados por número mínimo de cada tipo de motivos; Figura 2A, Tabla 2). Las técnicas utilizadas incluyen: grabado piqueteado (n = 7; 43,7%), pintura en negativo de color rojo (n = 5; 37,5%), pintura en negativo de color amarillo (n = 1; 6,2%), pintura en positivo de color rojo (n = 1; 6,2%) y pintura indeterminada (manchas) de color anaranjado (n = 1; 6,2%) y de color rojo (n = 1; 6,2%). Los motivos pintados son dígitos negativos, mancha de pintura, mano negativa izquierda y mano positiva indeterminada. Los motivos grabados incluyen circunferencias unidas por línea ("bolas"), cruciforme, línea recta, línea sinuosa, piqueteado suelto, y tridígitos (Tabla 2). Entre los 11 tipos de motivos relevados se registraron cuatro casos de superposiciones. Estas incluyen pintura roja sobre anaranjada y amarilla y grabado piqueteado sobre pintura roja. El procesamiento con el software DStretch-ImageJ de las fotografías digitales provenientes del relevamiento de campo permitió identificar la presencia de negativos y positivos de manos que no eran visibles para el ojo desnudo y que, por lo tanto, no habían sido registrados en los relevamientos de campo.


Figura 2. A: Detalle del panel con pinturas de Bi Aike 3 (cañadón El Lechuza) procesadas con Dstretch-ImageJ. B: Detalle parcial del panel con pinturas de Yaten Guajen 1 (cañadón Yaten Guajen) procesadas con Dstretch-ImageJ. C: Panel con grabados en el sitio Mercerat 1 (cañadón Mercerá).

Tabla 2. Frecuencias y porcentajes de número mínimo de tipos de motivos registrados en Bi Aike 3 (cañadón El Lechuza). Referencias: grab.: grabados; pint.: pinturas.

Cañadón Yaten

Guajen Sitio Yaten Guajen 1
Está ubicado en el curso superior del cañadón, en su margen derecha. El sondeo se efectuó entre la pared del alero y un bloque de grandes dimensiones (que limitaba la superficie ocupable dentro del reparo), habiendo alcanzado una superficie de 1,50 m por 0,50 m. En ella se identificaron pequeñas cubetas de fogón con materiales culturales (Tabla 1). En esta capa el taxón más representado era el guanaco, con presencia de huellas antrópicas y termoalteración (Franco et al. 2007a). Predominan los metapodios y las falanges primeras (Franco et al. 2007a). Los materiales recuperados en estratigrafía (n = 131) se encuentran conformados por desechos de talla (n = 126), instrumentos (n = 4) y pigmentos (n = 1). Estos están confeccionados predominantemente sobre dacita (56,1% de la muestra). Le siguen en orden de importancia la calcedonia (30,7%), basalto (5,3%), ópalo (3,8%), sílice (2,3%) y obsidiana (0,7%). El resto de las materias primas son indiferenciadas. Predomina la utilización de rocas de calidad muy buena (53,8%), buena (23,8%) y excelente para la talla (20,7%). Entre las rocas de calidad excelente, encontramos calcedonias, sílices, ópalos y obsidianas. Entre las muy buenas, se encuentran representadas dacitas, calcedonias, ópalos, basaltos y sílices. Sobre calcedonia de muy buena calidad para la talla se recuperaron dos instrumentos. Uno es un raspador de filo frontal sobre lasca primara, con talón liso, 75% de corteza y un tamaño comprendido entre 30,1 y 35 mm.
Presenta un filo complementario con formatización sumaria mediante retoques y microrretoques. Se recuperó también un instrumento no diferenciado de artefacto formatizado sobre lasca indiferenciada, que se encuentra fragmentado, con un tamaño comprendido entre 5,1 y 10 mm. No presenta reserva de corteza. Sobre dacita de muy buena calidad se identificó una raedera de filo lateral largo sobre lasca de arista. Posee talón liso y un tamaño de entre 40,1 y 45 mm. No presenta reserva de corteza. Por último, de materia prima indeterminada se identificó un guijarro entero con evidencias de percusión en el extremo, con un tamaño comprendido entre 30,1 y 35 mm. Los mayores tamaños de los desechos corresponden a las dacitas (entre 35,1 y 55 mm), mientras que las dimensiones menores corresponden a dacita, calcedonia, basalto, ópalo, sílice y obsidiana, con tamaños comprendidos entre 0,1 y 25 mm. Predominan las lascas (96% de la muestra), y se encontraron también desechos indiferenciados (2,4%) y hojas (1,6%). Dentro de las lascas, las más frecuentes son las angulares (44,6% de la muestra que pudo identificarse), y existen también lascas primarias (1,6%), con dorso (2,5%), en tableta (0,8), en flanco (0,8%), de arista (13,2%), plana (0,8), de reactivación (0,8%) y de adelgazamiento (3,3%). Las restantes son lascas indiferenciadas. Las lascas primarias y con dorso están confeccionadas sobre dacita y basalto, las de flanco de núcleo están manufacturadas sobre basalto. Por otra parte, las lascas de reactivación y adelgazamiento se encuentran confeccionadas sobre dacita, basalto y calcedonia. Las hojas (n = 2) están confeccionadas sobre dacita, y corresponden a fragmentos proximales y distales. El hecho de que sus colores sean diferentes sugiere que no se está aumentando el tamaño de la muestra. Cabe destacar que entre los desechos de talla predominan los ejemplares sin reserva de corteza (85,9%). Entre las materias primas con reserva de corteza de entre 10% y 100% se registran únicamente dacitas y basaltos, inmediatamente disponibles.
Los talones representados son corticales (4,7%), lisos (18,7%), diedros (1,6%), facetados (9,4%), filiformes (21,9%), puntiformes (34,4%) y astillados (4,7). El resto de los talones son indiferenciados. En corticales recuperamos únicamente dacita, y en puntiformes, calcedonias, ópalos, sílices, dacitas y basaltos. Las dimensiones menores de artefactos están representadas en diferentes materias primas; las mayores corresponden únicamente a dacitas, lo que es consistente con su alta disponibilidad local. En coincidencia con esto, las lascas primarias y con dorso están confeccionadas también sobre dacita, y el mayor porcentaje de corteza se registra sobre esta materia prima. Por otra parte, las lascas de reactivación y de adelgazamiento se encuentran confeccionadas sobre dacita, basalto, y por calcedonia. Cabe destacar aquí que un núcleo bipolar recuperado en la superficie del sitio está manufacturado sobre calcedonia, lo que probablemente esté en relación con una maximización en el aprovechamiento de estas materias primas que son de mejor calidad.
La fuente de aprovisionamiento de calcedonias tampoco ha podido ser identificada en esta área (E. Aragón, comunicación personal 2011). Al igual que en el caso de El Lechuza, algunas de ellas podrían proceder del Macizo del Deseado (Franco y Cirigliano 2009). La obsidiana recuperada es macroscópicamente semejante a las procedentes de la fuente de Pampa del Asador, a más de 150 km en línea recta al noroeste del sitio bajo análisis. Se recuperó también un pigmento tabular y laminar. Presenta textura seca y deja raya. Su coloración es a simple vista marrón-rojiza (10R red 4/6, Munsell 1992) y mide 8 por 7 mm, siendo su espesor de 1 mm. Podemos decir entonces que, en este sitio: a) se realizaron distintos estadios de manufactura de artefactos –tal como indica la alta variabilidad en formas base y talones representados–; b) existen evidencias de transportes de materias primas alóctonas; c) se descartaron hojas; y d) se utilizaron pigmentos.
Dentro del alero se registraron ocho UT con arte ubicadas en distintos sectores. De los ocho paneles, la observación a ojo desnudo permitía identificar siete con motivos pintados y uno con motivos pintados y grabados. Sin embargo, la aplicación del software Dstretch-ImageJ al análisis de las fotografías digitales de dichos paneles ha permitido determinar que en realidad cinco de ellos presentan únicamente motivos pintados, mientras que tres tienen motivos pintados y grabados. Los motivos nuevos identificados son negativos y positivos de manos imperceptibles para el ojo desnudo. En los ocho paneles relevados se registraron un total de nueve tipos de motivos, de los cuales los negativos de manos (N = 13; 65%) son los más frecuentes (conteados por número mínimo de cada tipo de motivos; Figura 2B, Tabla 3). Las técnicas utilizadas incluyen: pintura en negativo de color rojo desvaído (n = 6; 37,5%), grabado piqueteado (n = 2; 12,5%) e inciso (n = 3; 18,7%), pintura en negativo de color rojo (n = 2; 12,5%), pintura en negativo de color amarillo (n = 1; 6,2%), de color blanco (n = 1; 6,2%) y pintura en positivo de color rojo violáceo (n = 1; 6,2%) (Tabla 3). Los motivos pintados son mano negativa derecha, mano negativa izquierda y manos indeterminadas (negativa y positiva). Los motivos grabados consisten en circunferencias simples, línea recta, piqueteado suelto y grafitis (Tabla 3). Entre los motivos relevados se registraron tres superposiciones Se trata de grabado piqueteado, incisión y grafiti por encima de pintura roja.

Tabla 3. Frecuencias y porcentajes de número mínimo de tipos de motivos registrados en Yaten Guajen 1 (cañadón Yaten Guajen). Referencias: grab.: grabados; pint.: pinturas.

Cañadón Mercerá

Sitio Mercerat 1
Este sitio está ubicado en el curso inferior del cañadón. Información preliminar artefactual sobre este fue presentada en un congreso (Cirigliano y Vommaro 2014; Fiore y Ocampo 2009; Ocampo 2012). A manera de síntesis, podemos señalar que en el sondeo 1 (1 x 0,5 m) se recuperaron instrumentos y artefactos líticos –en distintos estadios de manufactura–, pigmentos y especímenes óseos. La evidencia de acción antrópica sólo fue registrada sobre restos de guanaco (Cirigliano y Vommaro 2014). Se obtuvo aquí una datación de ca. 1600 años AP (Tabla 1). En el mismo depósito se recuperaron hojas y un núcleo con lascados laminares, y se identificó la presencia de obsidiana, además de un pigmento aglutinado amarillo 5Y-8/6 (yellow, Munsell 1992) de 14 x 9 x 8,5 mm (tamaño en la grilla: entre 10,1 y 15 mm). Por otra parte, en superficie se han registrado evidencias materiales correspondientes a tiempos históricos tanto indígenas como de pobladores no indígenas (Cirigliano y Vommaro 2014). En este sitio se han identificado, en su mayoría, grabados piqueteados, incisos y algunos restos de pinturas color rojo (Ocampo 2012). Los motivos más frecuentes (conteados por número mínimo de cada tipo de motivo) son: tridígitos (N = 21; 12,5%), marcas de ganado (N = 14; 8,3%), circunferencias (N = 13; 7,7%), puntos (N = 10; 5,9%), meandros (N = 10; 5,4%), líneas rectas (N = 9; 5,3%) pisadas de felino (N = 9; 5,3%), pisadas de guanaco (N = 4; 2,3%), antropomorfos (N = 1; 0,5%), entre otros motivos (Tabla 4 y Figura 2C). Las marcas de ganado grabadas corresponden a pobladores no indígenas. Se registraron hasta el momento tres superposiciones: tridígito piqueteado sobre línea en U piqueteada, grafiti piqueteado sobre meandro piqueteado y línea recta piqueteada sobre meandro piqueteado.

Tabla 4. Frecuencias y porcentajes de número mínimo de tipos de motivos en Mercerat 1 (cañadón Mercerá). Referencias: grab.: grabados; pint.: pinturas.

El procesamiento con Dstretch-ImageJ de las fotografías provenientes del relevamiento de campo no permitió identificar ningún motivo que fuera macroscópicamente imperceptible para el ojo desnudo.
De acuerdo con esta información y la mencionada en Antecedentes, podemos señalar que en este sitio: a) se realizaron distintos estadios de manufactura de artefactos; b) existen evidencias de transporte de materias primas alóctonas; c) existen evidencias de utilización de tecnología de hojas; y d) se utilizaron pigmentos.

COMENTARIOS Y DISCUSIÓN

Como ya mencionamos, los fechados más frecuentes en los tres cañadones se encuentran comprendidos entre ca. 1700 y 1100 años AP. Los materiales recuperados en estratigrafía en los tres sondeos apuntan a la realización de actividades iniciales y finales de talla, con predominio de la utilización de materia prima de muy buena calidad para la talla. Se ha utilizado la dacita localmente disponible, y se detectó también la presencia de materias primas que no estarían localmente disponibles, tales como la obsidiana o rocas probablemente procedentes del Macizo del Deseado, localizadas a distancias de más de 150 km de estos sitios. Para estos momentos, se ha identificado la presencia de pigmento en los tres sondeos1. En dos casos es rojizo, que también es el color más frecuentemente utilizado para las pinturas rupestres en estos cañadones. En un caso (Mercerat 1) es amarillo. Existen, por lo tanto, evidencias en los tres sitios analizados de la producción y posible uso de pintura para el período de tiempo analizado. Estos pueden haber sido empleados de diferentes maneras, siendo el registro más temprano de su utilización para pinturas en las áreas centro-sur de Patagonia de ca. 9700 años AP (entre otros, Gradin et al. 1976; De la Fuente et al. 2010). En Patagonia, la bibliografía arqueológica y etnográfica señala su empleo como pintura corporal, pintura decorativa para quillangos y como parte de contextos funerarios, entre otros (e.g., Martinic 1993-1994; Prieto 1993-1994; Priegue 2007; Franco et al. 2010). El hecho de que estos pigmentos fueran utilizados en nuestra área de estudio entre hace ca. 1700 y 1100 años, momento en que la señal humana es más abundante en el área (Tabla 1), podría apuntar a que al menos parte del arte rupestre fuera realizado en este período. En este sentido, cabe señalar que el rojo es el color más abundante en estos cañadones, lo que también es el caso en general en Patagonia centro-sur (Gradin 2001). Entendemos, por lo tanto, que la ejecución de parte de estas pinturas entre ca. 1700 y 1100 años AP puede ser considerada una hipótesis de trabajo, que deberá ser contrastada con análisis de pigmentos de los motivos rupestres y/o de restos de pared con pintura.
Por otra parte, a escala de sitio nuestros resultados indican la superposición de grabado sobre pintura en un caso en el sitio Bi Aike 3 (cañadón El Lechuza) y tres casos en el sitio Yaten Guajen 1 (cañadón Yaten Guajen). Sin embargo, como mencionamos en Antecedentes, a escala de cañadón, en El Lechuza se registra tanto pintura sobre pintura, como grabado sobre pintura, mientras que en el cañadón Yaten Guajen se identifica pintura sobre pintura y pintura sobre grabado. Las superposiciones en el cañadón Mercerá hasta el momento involucran solamente la técnica de grabado. A escala regional esto implica que no existe una uniformidad en las superposiciones de técnicas rupestres, lo cual nos impide establecer una secuencia relativa uniforme aplicable a todos los cañadones bajo estudio.
En Patagonia, los grabados han sido asignados al Holoceno tardío, aproximadamente a los últimos 2500 años (e.g., Gradin 1973, 1983; Belardi y Goñi 2006), atribuyéndolos Gradin (1973), en el caso del lago Buenos Aires, al período comprendido entre hace ca. 2000 y 1200 años sobre la base de superposiciones y diferencias en pátina. Por otra parte, Re (2010) ha atribuido los inicios de utilización de esta técnica a los últimos 5000 años para los casos de la Pampa del Asador y la Meseta de la Guitarra, siendo estos más frecuentes y las técnicas y motivos más variados a partir de los últimos 2500, y especialmente los últimos 1000 años.
Tal como ha sido señalado por otros autores, algunos de los motivos registrados en los cañadones del río Santa Cruz son semejantes a aquellos presentes en las mesetas basálticas de los lagos Buenos Aires, Strobel, Pampa del Asador y Guitarra (e.g., Gradin et al. 1979; Goñi et al. 2009; Re 2010), en el Macizo del Deseado (e.g., Aguerre y Gradin 2003; Carden 2008) y, ya más próximo a nuestra área de estudio, en los basaltos ubicados al norte del río Chico (Gradin 2003). Como señalan estos autores, dichos motivos incluyen diversos tipos de circunferencias, pisadas animales y reticulados (Gradin et al. 1979; Gradin 2003; Carden 2008; Goñi et al. 2009; Re 2010). En escalas considerablemente más amplias, la distribución y vinculaciones espaciales de estos motivos (entre otros) fue señalada por Gradin (1988) dentro del marco de la documentación de cuatro tendencias estilísticas patagónicas -compuestas en total por nueve subtendencias2- y posteriormente en la caracterización de dos corrientes estilísticas -que incluyen tres tendencias y ocho subtendencias (Gradin 2001)-. En espacios relativamente acotados, estas similitudes se han relacionado con el desplazamiento estacional o anual de grupos (e.g., Aguerre y Gradin 2003). A escala más amplia, similitudes en estos y otros motivos han sido interpretadas como producto de una convergencia estacional en el área, no necesariamente sincrónica (Belardi y Goñi 2006) y como producto de la ampliación de las redes de interacción social en un momento de demografía más alta (Carden 2008). A los motivos señalados por estos autores cabe sumar los guanacos grabados ubicados tanto en la meseta del Strobel (Belardi y Goñi 2006; Re 2010) como en los cañadones del río Santa Cruz (Franco 2005; Fiore y Ocampo 2009), lo cual denota la existencia de algunos elementos compartidos entre los repertorios rupestres de estos espacios.
La señal arqueológica más frecuente en los cañadones del norte del río Santa Cruz abarca desde 2500 a 1100 AP, y es posible que la producción de parte de los grabados rupestres haya ocurrido en este lapso. El mismo es algo más tardío que las dataciones atribuidas al arte rupestre grabado del lago Strobel, que podría haber comenzado hace 5000 años. Sin embargo, este habría sido más frecuente en los últimos 2500 años AP, alcanzando incluso el siglo XVI DC (Re 2010)3. Por lo tanto, el hecho de que parte de las ocupaciones detectadas en el Lago Cardiel sean contemporáneas a la de los cañadones del río Santa Cruz (cf. Goñi 2000-2002) sugiere la posibilidad de que los grabados hayan sido producidos en momentos parcialmente sincrónicos en ambas regiones. Esto permite plantear la existencia de movilidad y/o de redes de interacción a escalas espaciales amplias. Para la evaluación de estas posibilidades se requiere el cotejo de los repertorios completos de los motivos emplazados en cada región, lo que ha sido realizado para los casos del Lago Cardiel y regiones vecinas (Re 2010), así como para el Macizo del Deseado y regiones aledañas (Carden 2008), tarea actualmente en curso para la región bajo estudio.
Por otra parte, a escala intrarregional, en los cañadones del norte del río Santa Cruz se identificaron, en el lapso analizado, hojas y/o soportes laminares que también se han utilizado en espacios cercanos (e.g., Franco 2002; Goñi et al. 2006). Se han señalado distintos motivos para la utilización de hojas. Entre estos, cabe mencionar la alta razón entre el borde utilizable y el total de materia prima (e.g., Clark 1987; Parry y Kelly 1987). Además, una vez formatizado el núcleo, las piezas obtenidas son altamente uniformes y estandarizadas, y Nelson (1991) considera que sus características responden a los requerimientos de un diseño confiable. Por otra parte, al ser de bajo peso podrían favorecer requerimientos de transportabilidad (sensu Nelson 1991), importante en situaciones de alta movilidad. Estas podrían ser las razones de su utilización en nuestra área de estudio, es decir, situaciones de alta movilidad en que se conocen las tareas específicas que deben ser realizadas.
Las materias primas utilizadas pueden proporcionar información adicional acerca de las dinámicas poblacionales. Se ha mencionado ya la presencia de materias primas alóctonas, como la obsidiana –probablemente procedente de Pampa del Asador, área con la que se comparten también algunos motivos rupestres, y rocas silíceas posiblemente procedentes del Macizo del Deseado–, ambas a distancias de más de 150 km en línea recta del área. Es necesario evaluar en el futuro si durante este lapso estas rocas fueron obtenidas por aprovisionamiento directo durante los circuitos de movilidad de los grupos y/o mediante viajes específicos o por intercambio, para lo cual se precisaría contar con información sobre los espacios intermedios.
Las razones de la dinámica poblacional a escalas amplias podrían vincularse con variaciones en la disponibilidad de agua. En este sentido, los estudios geológicos han indicado que en el área extraandina las zonas basálticas son buenos reservorios de agua, y que en general los mallines están a distancias de 10 km del borde del manto (Mazzoni 2000). En el caso del cañadón Yaten Guajen en particular, el flujo basáltico alcanza la napa freática, lo cual genera disponibilidad de agua para el uso humano y animal (G. Brook, observación personal 2012). Por otra parte, la circulación humana por estos cañadones podría responder también a la vinculación de espacios que poseían recursos de interés, como podría ser, por ejemplo, la cuenca del río Santa Cruz. En este sentido, cabe recordar que los importantes flujos basálticos de la zona que nos ocupan habrían dificultado la circulación humana entre los cañadones que corren en dirección general norte-sur, generando un contraste en el paisaje y favoreciendo el uso de la cuenca del río, que posee una orientación general este-oeste, como un corredor natural. De este modo, este río podría haber facilitado la vinculación de espacios con características y recursos muy distintos, como podrían ser las maderas de Nothofagus al oeste y los recursos marinos al este. Esto, sin embargo, debe ser considerado como una hipótesis de trabajo. Esperamos que la información que se genere en el futuro contribuya a evaluar las razones de la dinámica poblacional indicada, tanto por los datos de materias primas como los de arte rupestre para el lapso que nos ocupa.
Enero de 2013

Agradecimientos

Estos trabajos fueron realizados en el marco de los proyectos UBACyT W01/404 y PIP (CONICET) 0356. Queremos expresar nuestro agradecimiento a cuatro evaluadores anónimos, cuyas sugerencias contribuyeron a mejorar el manuscrito. A las direcciones de Turismo y Cultura de las localidades de El Calafate y Comandante Luis Piedra Buena y, en particular, a la Sra. Betty Knoop. A la Dirección de Patrimonio Cultural de la Provincia de Santa Cruz. A las Universidades de Arizona y Georgia por su colaboración en los fechados radiocarbónicos. A los Dres. G. Brook (Universidad de Georgia) y A. M. Aguerre (CONICET-UBA) y a la Lic. Teresa Civalero (CONICET-INAPL). A las familias Hudson, Piltch y Reinsch. Al personal de las estancias Bi Aike, Marta y Yaten Guajen y, en particular al Sr. Campos. A los Sres. Gerardo Povazsan y Martín Grey. A todos los que colaboraron en los trabajos de campo.

NOTAS

1 Los pigmentos no poseen marcas antrópicas visibles a ojo desnudo ni en estereomicroscopio.

2 El término "subtendencias" ha sido introducido por nosotros para poder identificar la subdivisión de las tendencias planteadas por el autor.

3 Estas cronologías fueron establecidas sobre la base de las dataciones obtenidas en Lago Cardiel y de semejanzas morfológicas de diseños de puntas de proyectil recuperadas en estratigrafía en Pampa del Asador (cf. Belardi y Goñi 2006).

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