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Intersecciones en antropología

versión On-line ISSN 1850-373X

Intersecciones antropol. vol.16 no.1 Olavarría jun. 2015

 

ARTÍCULOS

Contribuciones al conocimiento de la tecnología lítica en el valle inferior del río Colorado: sitio El Puma 3 (provincia de Buenos Aires)

 

Florencia Santos Valero

Florencia Santos Valero. Núcleo Consolidado de Investigaciones Arqueológicas y Paleontológicas del Cuaternario Pampeano (INCUAPA). Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Facultad de Ciencias Sociales. Universidad del Centro de la Provincia de Buenos Aires. Avda. Del Valle 5737 (B7400JWI). E-mail: fsantosvalero@gmail.com

Recibido 17 de octubre 2013.
Aceptado
17 de marzo 2014


RESUMEN

El presente trabajo resume las principales tendencias tecnológicas resultantes del estudio del conjunto lítico del sitio El Puma 3, asignable cronológicamente al Holoceno tardío inicial (ca. 3000-1000 años AP). El objetivo que guió el análisis fue conocer las elecciones realizadas a lo largo del proceso de talla, particularmente en relación con las formas de producción del instrumental y los modos de obtención de las rocas. La información generada permite observar tendencias tecnológicas similares (selección de materias primas, métodos y técnicas de talla, categorías artefactuales representadas, etc.) a las establecidas en los sitios de este lapso temporal para el área de estudio, así como también nuevas variantes en la aplicación de los métodos y técnicas reconocidos hasta el momento. Sumado a lo anterior, los datos resultantes del análisis permiten replantear de qué manera se habría dado el aprovisionamiento de rocas cuarcíticas de las sierras de Ventania. Otro aspecto destacable del sitio El Puma 3 son las elevadas frecuencias de artefactos de molienda, percutores y rodados testeados, a partir de lo cual se establece el aprovisionamiento del sitio con instrumentos y materias primas.

Palabras clave: Tecnología lítica; Cazadores-recolectores; Holoceno tardío inicial; Transición pampeano-patagónica.

ABSTRACT

Contributions to knowledge of lithic technology in the lower valley of the Colorado river: site el Puma 3, Buenos aires province.

The present article summarizes the main technological trends resulting from the study of El Puma 3 lithic assemblage, chronologically assignable to the initial Late Holocene (ca. 3000-1000 years BP). The analyses were aimed at identifying the choices made throughout the reduction sequence, particularly those related to tool production and raw material acquisition. The information generated enabled similar technological trends (raw material selection, artefactual categories represented, etc.) to be identified for this site to those that were established for the study area during this period. New variants of flintknapping methods and techniques were also recorded.. In addition, the data that resulted from the analysis enabled models of quartzitic-rock acquisition to be revised. The high frequency of grinding stones, hammer stones, and "test pebbles" recorded at the site is another of its remarkable aspects, and on the basis of which the site was provisioned with tools and raw materials.

Keywords: Lithic technology; Hunter-gatherers; Initial late Holocene; Pampean-Patagonian transition.


 

INTRODUCCIÓN

El sitio El Puma 3 se ubica en la localidad arqueológica homónima, a ca. 8 km al norte del valle inferior del río Colorado, provincia de Buenos Aires (Figura 1 A). Se trata de una hoyada de deflación de grandes dimensiones donde fueron recuperados materiales líticos, faunísticos y cáscaras de huevo (Figura 1 B; Martínez et al. 2012a). El objetivo de este trabajo es analizar el conjunto lítico recuperado en el sitio, para evaluar desde una perspectiva tecnológica y tecnomorfológica los procesos de talla ocurridos, con especial énfasis en los objetivos que habrían guiado la producción y el modo de aprovisionamiento de las rocas empleadas. Para ello se presentan en un primer momento los resultados obtenidos de los análisis tecnomorfológicos y tecnológicos (Aschero 1975, 1983; Bellelli et al. 1985-1987; Pelegrin 1995; Armentano 2004b, 2012; Babot 2004; Prous Poirier 2004, entre otros) de los artefactos, y luego se resumen las tendencias generales de las cadenas operativas identificadas (Leroi-Gourhan 1964; Inizan et al. 1995; Marchand 1999, entre otros). La información resultante, a su vez, se integra y compara con el modelo tecnológico propuesto por Armentano (2012) para el área de estudio, teniendo en cuenta los objetivos de talla, la selección de las rocas y los métodos y técnicas empleados. Sumado a lo anterior, se hará hincapié en las distancias que separan los afloramientos rocosos de la localidad arqueológica y las posibles formas de adquisición de las materias primas.


Figura 1. A)
Ubicación de la localidad arqueológica El Puma. B) Imagen de la hoyada.

Las ocupaciones de la cuenca inferior del río Colorado
El estudio de los diferentes sitios del valle inferior del río Colorado ha permitido caracterizar las ocupaciones arqueológicas durante el Holoceno tardío (ca. 3000-250 años AP) y los cambios ocurridos a lo largo de este periodo (Bayón et al. 2004; Martínez 2008-2009; Armentano 2010; Flensborg 2012; Martínez et al. 2012a; Stoessel 2012, entre otros). En este sentido, hacia el Holoceno tardío inicial (ca. 3000 a los ca. 1000 años AP), el área de estudio habría sido ocupada por cazadores- recolectores que poseyeron
una fisonomía propia en términos de su tecnología lítica, subsistencia, movilidad y asentamiento. Si bien estos grupos compartirían ciertos repertorios conductuales con aquellos de Pampa, Norpatagonia y otras regiones aledañas, en cada área existió una particular combinación de estrategias, producto de aspectos ambientales específicos en consonancia con diferentes organizaciones conductuales propias de los grupos residentes en cada una de ellas (Martínez 2008-2009). El Holoceno tardío final (ca. 1000 años AP-ca. 250 años AP) se caracteriza por la continuidad en el área de estos grupos con estrategias propias de las ocupaciones iniciales, pero con cambios en las diferentes esferas culturales (tecnología, subsistencia, sistemas de asentamiento y movilidad) y su combinación con algunos componentes conductuales novedosos. Esto sería consecuencia de la ocupación humana del área simultánea y/o alternada por parte de los grupos locales y otros procedentes de sectores pampeanos y/o patagónicos (Martínez 2008-2009). En este sentido, se propone que hacia el Holoceno tardío final, la cuenca inferior del río Colorado habría formado parte de una "frontera blanda", de territorios permeables, habitados y negociados por grupos sociales provenientes de diferentes áreas (Martínez 2008-2009). Actualmente, este modelo está siendo reevaluado en función de nuevos sitios cuya cronología permite proponer la ocupación del valle inferior del río Colorado durante el Holoceno medio (Martínez et al. 2012b).
Con respecto a la tecnología lítica, Armentano (2004a, 2007, 2010, 2012, entre otros) propuso un modelo tecnológico para el Holoceno tardío (ca. 3000- 250 años AP) que comprende, entre otros aspectos, la existencia de un tratamiento volumétrico similar de los rodados areales y locales; la selección de los rodados a partir de su morfología en función del objetivo de talla buscado y el empleo de los mismos métodos de débitage1 a lo largo de todo el lapso temporal. El Holoceno tardío inicial (ca. 3000-1000 años AP), representado a partir de los sitios El Caldén, Loma Ruiz 1, La Primavera y Voladero Tulli (Figura 1 A), se caracterizaría desde lo tecnológico por: a) una gran variedad de instrumentos, entre los que se destacan destacándose los raspadores, choppers y filos en bisel asimétrico unifacial; b) diversidad de métodos de débitage empleados para la obtención de soportes, entre los cuales la principal forma de fracturación y talla de los rodados es la bipolar; c) amplia variabilidad de formas base seleccionadas para la confección de los instrumentos; d) empleo mayoritario de rocas de procedencia local (mayoritariamente rocas silíceas, calcedonia y basalto/andesita), seguidas en frecuencia por las areales y extraareales; e) presencia de instrumentos y preformas procedentes de diferentes áreas (Ventania, Tandilia, curso medio del río Colorado, cerro Huenul y probablemente meseta de Somuncurá); y f) contactos puntuales y/o sistemáticos con las regiones anteriormente mencionadas. Para el siguiente periodo, se observa a) una menor variabilidad de instrumentos confeccionados (se vuelven más frecuentes los raspadores y puntas de proyectil), así como el empleo preferencial de rocas silíceas y calcedonias; b) disminución en las frecuencias de metacuarcitas y ortocuarcitas, mientras que las materias primas extraareales procedentes de regiones al sur del área de estudio aumentan considerablemente; y c) producción de soportes más estandarizados, principalmente a partir del débitage centrípeto. Debido a que no existe una disponibilidad diferencial de las rocas locales y areales (ver siguiente apartado) a lo largo del Holoceno tardío, las diferencias que se observan entre el periodo inicial y final de este (frecuencias y clases artefactuales representadas y métodos de débitage empleados) estarían relacionadas tanto con la funcionalidad de cada sitio como con "[.] limitantes sociales, culturales, organizacionales y de gestión de las materias primas" (Armentano 2012: 393).

Materias primas identificadas
La caracterización de las rocas se realizó a nivel macroscópico, microscópico y mediante información geológica y arqueológica, tanto del área de estudio como de zonas aledañas (Cappannini y Lores 1966; Fidalgo y Riggi 1970; Bayón et al. 1999; Zavala y Freije 2001; Catella et al. 2010, entre otros). A partir de estos datos, y siguiendo la división realizada por Armentano (2012), se las clasificó, según su procedencia, en locales, areales o extraareales. Las primeras incluyen los Rodados Patagónicos de hasta 5 cm de longitud, que se encuentran comúnmente en las inmediaciones de los sitios (Armentano 2012), y las areniscas rionegrenses, de las que se localizó un afloramiento a ca. 5 km de la localidad arqueológica El Puma (Santos Valero 2013). Las materias primas areales son todas aquellas rocas que se encuentran a distancias mayores a los 20 km del sitio en cuestión, con una distribución más heterogénea que las locales y que, por lo tanto, se localizan en sectores más acotados del espacio que las anteriores (Armentano et al. 2013). Dentro de este grupo se engloban aquellos Rodados Patagónicos mayores a 5 cm, presentes de manera menos frecuente en el paisaje (en comparación con los rodados considerados locales) y el sílice sedimentario. Si bien hasta el momento no se han identificado afloramientos de esta roca en el área de estudio, se estima que podría provenir de un nivel intermedio entre el estrato de Rodados Patagónicos y el de la formación calcárea que caracteriza la estratigrafía del área (G. A. Martínez2, comunicación personal, 2012). Es necesario aclarar que el grupo de los Rodados Patagónicos (tanto mayores como menores a 5 cm) engloba una gran variedad de materias primas entre las que se encuentran los basaltos/andesitas, calcedonias, distintas rocas silíceas, riolitas, dacitas, cuarzo, rocas indeterminadas, xilópalos, tufitas y ágatas (algunas de ellas, mencionadas en Fidalgo y Riggi 1970). Finalmente, se consideran materias primas extraareales a todas aquellas rocas cuyos afloramientos se encuentran fuera del área de estudio. En este sentido, para algunas de las rocas extraareales se pudieron establecer tres áreas de procedencia. Las metacuarcitas tendrían como lugar de origen los afloramientos primarios de las sierras de Ventania y los depósitos secundarios asociados (ca. 150 km; Bayón y Zavala 1997; Bayón et al. 1999; Catella et al. 2010). Las ortocuarcitas procederían del sistema serrano de Tandilia (ca. 370 km; Flegenheimer et al. 1996; Bayón et al. 1999), y las obsidianas del cerro Huenul (ca. 680 km; Armentano 2012), cuyos rodados son arrastrados aguas abajo por el río Colorado. Debido a la falta de análisis más detallados, por el momento, para el resto de las rocas extraareales se han establecido posibles lugares de procedencia. Se propone el valle medio del río Colorado (y quizá también del río Negro; Bonomo y Prates 2014) como lugar de origen de aquellos rodados de tamaños mayores a los locales; las sierras de Ventania para las areniscas cuarzosas (Bayón et al. 2010) y la meseta de Somuncurá (ca. 650 km) como fuente de aprovisionamiento de sílice marrón y calcedonias translúcidas (Miotti et al. 2004; Hermo 2008; Hermo et al. 2011; Terranova 2011). Para el chert silíceo se considera como posible fuente la meseta del Fresco (ca. 400 km; Berón 2004; 2006), sin descartar las sierras australes bonaerenses (Catella et al. 2010).

SITIO EL PUMA 3

El sitio El Puma 3 está emplazado en una hoyada de deflación de ca. 30 m de ancho y ca. 50 m de largo, sobre una gran cadena de médanos, que contiene a su vez a los otros sitios (El Puma 1, 2 y 4). Esta geoforma está vinculada a un paleocauce del río Colorado, aún unido al cauce actual de este curso de agua. La secuencia estratigráfica relevada en la localidad permite observar la desactivación del sistema fluvial hacia los ca. 5700 años AP y la posterior depositación de mantos eólicos conformados por estratos de arena (Martínez et al. 2012a: Figuras 4 y 5). La ocupación humana de la localidad habría ocurrido entre los ca. 2200-1500 años AP, cronología estimada a partir de dataciones realizadas sobre restos óseos humanos (sitio 2), un desecho de fractura helicoidal sobre hueso de guanaco (sitios 3 y 4) y materia orgánica de diferentes paleosuelos (sitio 3; Martínez et al. 2012a: Tabla 2).
Los materiales recolectados en el sitio comprenden mayoritariamente artefactos líticos (n = 3656), aunque también se recuperaron restos óseos faunísiticos (n = 704) y cáscaras de huevo (n = 1860). En relación con el material lítico, los artefactos fueron recuperados principalmente en superficie, a partir de 36 transectas (n = 3045), aunque también se realizaron recolecciones superficiales no sistemáticas (n = 154), recolecciones subsuperficiales3 (n = 396), ocho sondeos (n = 56) y cinco hallazgos aislados. El conjunto artefactual analizado en este trabajo consiste en una muestra tomada del material obtenido en las transectas. La metodología de muestreo consistió en dos etapas: en un primer momento, las piezas fueron divididas en grupos según su materia prima y categoría artefactual, y se seleccionó luego el 20% de cada conjunto al azar (Santos Valero 2013). Esto permitió obtener una muestra final de 1057 artefactos, los cuales, a partir de la realización de dos ensamblajes, se redujeron a 1051.

RESULTADOS

Como puede observarse en la Tabla 1, el conjunto analizado está compuesto principalmente por desechos de talla (61,56%), seguidos por los instrumentos (24,45%) y núcleos (9,99%). En menores proporciones están representados los rodados testeados (3,43%) y los desechos indeterminados (0,57%). Con respecto a las rocas seleccionadas para la talla, pudieron identificarse al menos 19 variedades, entre las que sobresalen el basalto/andesita (28,26%), las rocas silíceas (21,03%) y las calcedonias (12,94%).

Tabla 1. Materiales analizados del sitio El Puma 3.

Objetivos de producción: los instrumentos
El grupo de los instrumentos está compuesto por 267 piezas (incluyendo diez artefactos en los que se
emplearon núcleos como soportes y figuran dentro de esta categoría artefactual -núcleos- en la Tabla 1). Siguiendo la clasificación propuesta por Armentano (2012), un 56,55% (n = 151) corresponde a instrumentos tallados; un 19,10% (n = 51), a instrumentos no tallados asociados a la molienda; el 14,23% (n = 38), a instrumentos no tallados asociados a la talla; un 9,36% (n = 25), a artefactos con rastros complementarios; y el 0,75% (n = 2) restante lo integran las bolas de boleadora (una entera y una fracturada, que no serán descriptas con más detalle).

Instrumentos tallados y artefactos con rastros complementarios
El conjunto de los instrumentos tallados está compuesto por 151 piezas distribuidas en 14 grupos tipológicos (Tabla 2). Como se observa en dicha tabla, los grupos más numerosos son el de los filos en bisel asimétrico unifacial, el de las muescas y el de los instrumentos compuestos. Con respecto a los artefactos con rastros complementarios, se identificaron 25 piezas, repartidas en 23 lascas y dos plaquetas. Para la confección de estos diferentes instrumentos se utilizaron principalmente rocas de procedencia local (rocas silíceas, basalto/andesita y calcedonia) y, en menor medida, materias primas extraareales (metacuarcita, calcedonia translúcida y chert silíceo) y areales (sílice sedimentario). Las formas base seleccionadas para el desarrollo de la mayoría de los instrumentos fueron diferentes tipos de lascas (71,59%), generadas en distintas etapas de la cadena operativa de producción. Como se observa en la Tabla 3, los tipos de lascas mayoritariamente representados son las indeterminadas, las primarias y las de dorso natural. La producción de estos soportes permitió el desarrollo de raspadores, instrumentos compuestos, incompletos, muescas, piéces esquillée, puntas de proyectil, etc. (Tabla 3). También se registró el empleo de desechos indeterminados, rodados, plaquetas, núcleos y hemiguijarros sobre los cuales, a través del trabajo uni y bifacial, se confeccionaron distintos tipos de instrumentos, como filos bifaciales, muescas, raspadores, instrumentos compuestos y puntas de proyectil, entre otros (Tabla 3). La obtención de los soportes tallados (lascas) requirió de la implementación de diferentes métodos de débitage, así como el façonnage4 de soportes naturales (ver Cadenas operativas y Tendencias generales). En relación con la delineación de los filos, se emplearon diversas series técnicas y combinaciones de estas (talla, retoque, microrretoque y machacado). Si bien la mayoría de los filos se produjeron mediante el retoque marginal y el microrretoque marginal, también se registraron casos para los que se empleó la preparación de los frentes por medio de la talla o la confección de los filos a partir del machacado de uno de los bordes de la pieza, continuándolo a veces con retoques.

Tabla 2. Grupos tipológicos y materias primas utilizadas para la confección de los instrumentos tallados.

Referencias: Bas/and.: Basalto/andesita; Sílice sed.: Sílice sedimentario; Metacuar.: Metacuarcita; Calcedonia tr.: Calcedonia translúcida; Indet.: Indeterminada.

Tabla 3. Soportes seleccionados para la confección de los instrumentos tallados y los artefactos con rastros complementarios.

Con respecto a los tamaños elegidos, estos presentan gran variabilidad, dado que puede observarse el predominio de formas base mediano pequeñas (35,23%; n = 62) y pequeñas (32,95%; n = 58). Otros tamaños presentes son los mediano grandes (7,38%; n = 13), muy pequeño (4,55%; n = 8) y grande (0,57%; n = 1). Los módulos de longitud/anchura representados son el mediano normal (38,07%; n = 67), mediano alargado (17,05%; n = 30), corto ancho (15,34%; n = 27), corto muy ancho (7,3%; n = 13), laminar normal (1,14%; n = 2), corto anchísimo y mediano pequeño (0,57%; n = 1 en cada caso). Los soportes elegidos son espesos (48,46%; n = 86) y muy espesos (43,18%; n = 76), con una menor presencia de formas base poco espesas (7,95%; n = 14). En 34 piezas (19,32%) no fue posible establecer ni el tamaño ni el módulo de longitud/ anchura.

Instrumentos no tallados asociados a la molienda
Esta categoría consta de 51 artefactos confeccionados por medio del picado/abrasión/pulido, de los cuales el 71,43% (n = 40) son fragmentos de artefactos indefinidos. Asimismo, también se identificaron cuatro artefactos activos indefinidos, cuatro fragmentos de bordes y tres artefactos pasivos indefinidos. Con respecto a las dimensiones, los artefactos indefinidos son mayoritariamente poco espesos (50%; n = 20), con algunos ejemplares espesos (35%; n = 14) y muy espesos (15%; n = 6). Los tamaños de los artefactos van desde mediano grande (30%; n = 12) en los artefactos activos indefinidos (fracturados), hasta muy grande (17,50%; n = 7) en el caso de los artefactos pasivos indefinidos, que llegan a alcanzar los 16 cm de largo. En relación con las materias primas, para la confección de estos instrumentos se utilizaron plaquetas de arenisca cuarzosa y metacuarcita de Ventania (57,14%; n = 29 y 5,36%, n = 3; respectivamente) y arenisca rionegrense (37,50%; n = 19). Es remarcable la presencia de restos de ocre en la superficie de cinco (8,93%) de los artefactos.

Instrumentos no tallados asociados a la talla
Esta categoría está integrada por 40 piezas: 36 percutores y cuatro instrumentos compuestos que presentan superficies de percutores y yunques. Se registraron dos instrumentos que presentan evidencias de haber sido utilizados como percutores y yunques, un instrumento compuesto por una muesca y una superficie de percutor, y otro con doble filo en bisel asimétrico unifacial y una superficie de percutor (estos dos últimos ya fueron considerados dentro de los instrumentos compuestos, en el apartado de Instrumentos tallados). Es necesario aclarar también que nueve de los percutores fueron confeccionados sobre rodados que fueron utilizados a la vez como soportes para núcleos. En la mayoría de los casos (40%; n = 16) se utilizaron rodados de basalto/andesita, y en menor proporción, materias primas indeterminadas (17,50%; n = 7), riolita (15%; n = 6), rocas silíceas (12,50%; n = 5), calcedonia, cuarzo (5%; n = 2, para las dos rocas), metacuarcita y dacita (con 2,5%; n = 1). En el 75% de los casos (n = 30) pudo identificarse la morfología de los rodados, siendo mayormente elípticos irregulares (50%; n = 20), aunque también se identificaron circulares (10%; n = 4), semicirculares (7,5%; n = 3), rectangulares redondeados (5%; n = 2) y amigdaloides (2,5; n = 1). Con respecto a las dimensiones relativas,
en un 36,11% (n = 13), las piezas son de tamaño mediano pequeño. En cantidades menores están representados los rodados grandes (33,33%; n = 12), mediano grandes (19,74%; n = 7), pequeños y muy grandes (2,78%; n = 1 en cada caso). En cuanto al módulo de longitud/anchura, los artefactos se clasifican como mediano normal con el 55,56% (n = 20), medianos alargados con el 16,67% (n = 6), laminares normales, cortos anchos con el 8,33% (n = 3, cada uno) y corto muy ancho la menos representada (5,26%; n = 2). A excepción de un sólo instrumento (2,63%), el resto de las piezas son muy espesas (97,37%).

Núcleos y rodados testeados
Entre los artefactos pudieron reconocerse 36 rodados testeados y 105 núcleos. Dentro de las materias primas representadas en el primer grupo se destacan el basalto/andesita y las rocas silíceas (Tabla 1). La morfología de los rodados es variable, predominando los elípticos irregulares con el 25% (n = 9), indeterminados con el 19,44% (n = 7) y rectangulares redondeados con el 16,67% (n = 6). En cuanto a los tamaños (Tabla 4), el 44,44% (n = 16) son mediano pequeño, mientras que el 25% (n = 9) son mediano grandes (Tabla 4). Los soportes son mayoritariamente muy espesos (97,22%; n = 35); y en lo que respecta a los módulos de longitud/anchura, el 44,44% (n = 16) de las piezas corresponden a la categoría mediano normal, seguida por el corto ancho con el 16,67% (n = 6). Con respecto a los núcleos, la mayoría de ellos (82,87%; n = 87) fueron desarrollados sobre rodados de diferente morfología, entre los que sobresalen los indeterminados (40,23%; n = 35), elípticos irregulares (13,79%; n = 12), triangulares redondeados (12,64%; n = 11), chatos y rectangulares redondeados (10,34%; n = 9 en ambos casos). Las morfologías circular irregular y trapezoidal están representadas en porcentajes menores al 5% cada una. También se emplearon como formas base lascas espesas, plaquetas y hemiguijarros. Las materias primas seleccionadas fueron, en su mayoría, basalto/andesita (25,71%), rocas silíceas (18,10%), calcedonia y dacita, estas últimas con frecuencias similares (10,48%). Mayoritariamente, los núcleos presentan tamaños mediano pequeños (48,57%) y mediano grandes (21,90%; Tabla 4). Casi la totalidad de las piezas son muy espesas (92,38%; n = 97), mientras que, respecto del módulo de longitud/ anchura, predominan las categorías corto muy ancho (37,14%) y mediano normal (30,48%). De acuerdo con la clasificación tipológica de Aschero (1975, 1983), y dentro de aquellos núcleos que pudieron ser catalogados, el 22,86% (n = 24) de ellos fueron clasificados como bipolares; el 16,19% (n = 17) como discoidales regulares y el 12,38% (n = 13) como discoidales irregulares. En porcentajes menores se encuentran los núcleos de lascados aislados (7,62%; n = 8), globulosos (3,81%; n = 1), poliédricos (1,905; n = 2) y con una sola pieza cada uno (0,95%), el piramidal irregular, prismático parcial y prismático irregular.

Tabla 4. Dimensiones relativas de los núcleos, rodados testeados y desechos de talla.

Referencias: No ident. por fr.: No identificado por fractura; Módulo L-A: Módulo de longitud-anchura; Módulo A-E: Módulo de ancho-espesor.

Desechos de talla
La categoría de desechos de talla está compuesta 647 piezas repartidas entre 604 lascas (93,35%) y 43 microlascas (6,65%). A partir del análisis de estos artefactos se pudo constatar nuevamente la utilización mayoritaria de rocas de procedencia local. En este sentido, las materias primas más numerosas dentro de
esta categoría artefactual son el basalto/andesita, las rocas silíceas y la calcedonia (Tabla 1). Dentro de la variabilidad de tipos de lasca predominan las de dorso natural (23,80%), indeterminadas (19,84%) y primarias (13,93%). En frecuencias menores al 10% se encuentran representadas las lascas de arista inclinada, recta, secundarias, angulares inclinadas, angulares rectas, planas, de arista paralela, de reactivación directa, angular oblicua y de reactivación inversa. Los tamaños mejor representados en esta categoría artefactual son el pequeño (55,80%) y mediano pequeño (14,06%), mientras que los módulos de longitud/ anchura más frecuentes son el mediano normal (31,84%) y corto ancho (27,67%). Más de la mitad de las piezas (50,85%) son espesas, mientras que las poco espesas (28,44%) y muy espesas (20,71%) se registran en cantidades similares.

CADENAS OPERATIVAS Y TENDENCIAS GENERALES

La información resultante del estudio de las cadenas operativas, junto con la anteriormente expuesta, permiten establecer que la talla de las rocas de procedencia local y areal se inició en el sitio, a partir de rodados y plaquetas trasladados hacia el lugar. La fracturación de los nódulos se habría llevado a cabo a partir de la percusión directa dura y sobre yunque, implementando al menos siete modalidades diferentes de débitage. Entre ellas se destaca la bipolar, que permitió la obtención de formas base con superficies planas, así como también la fracturación de rodados que sirvieron para el desarrollo de núcleos centrípetos unifaciales (Figura 2 A). Pueden nombrarse también el débitage facial tabular, unipolar corto (Figura 2 B) y de lascados secantes al eje longitudinal del rodado (o "en rodajas"), entre otros (Santos Valero 2013: Capítulo IV). Estos métodos permitieron la producción de una amplia variabilidad de soportes, de tamaños mayoritariamente pequeños y mediano pequeños, prevaleciendo la búsqueda de espesores medios y grandes. A partir de los soportes obtenidos se confeccionaron filos en bisel asimétrico unifacial, muescas, raspadores, instrumentos compuestos, etc. También se llevó a cabo la producción de algunos instrumentos (i.e., puntas de proyectil, filos bifaciales) mediante retoques uni y bifaciales sobre rodados chatos y plaquetas. Esta modalidad de producción requirió en muchos casos la percusión blanda de los soportes, así como el retoque de los filos, situación que se evidencia en el resto de los instrumentos.


Figura 2. A)
Cadena operativa del método bipolar sobre rocas locales; B) Cadena operativa del método unipolar corto sobre rocas locales.

Para el caso de las materias primas areales, se observa una disminución en la variedad de métodos aplicados en la obtención de las formas base, que se restringe al bipolar en la mayoría de los casos y, en menor medida, el débitage "en rodajas", centrípeto unifacial y posiblemente discoidal bifacial (Figura 3 A). También sobre estas rocas se evidenció el façonnage bifacial sobre plaquetas de sílice sedimentario (Figura 3 B). Un rasgo destacable de las rocas de procedencia areal y local es la presencia de rodados testeados. Estos permitieron dar cuenta, por un lado, del descarte de ciertos nódulos por presentar mala calidad para la talla, mientras que por el otro, se observan rodados de buena calidad, que presentan un sólo lascado, y que pudieron seguir siendo explotados. En este último caso, se considera que estas piezas podrían haber sido empleadas como reservorios de materia prima, y que habrían sido testeados antes de su traslado al sitio. Junto con los percutores e instrumentos asociados a la molienda (confeccionados con materias primas locales y extraareales), este segundo grupo de rodados testeados podría indicar un aprovisionamiento del sitio, tanto de instrumentos como de materias primas (Kuhn 1995). Las diferentes etapas de las cadenas operativas de las materias primas extraareales, en comparación con las rocas de procedencia local y areal, están escasamente representadas, lo cual indica que el ingreso al sitio y tratamiento posterior que se efectuó sobre ellas fueron diferentes. El registro de la metacuarcita indica que el proceso de talla se habría iniciado en el sitio y que la obtención de soportes se llevó a cabo tanto a partir de diferentes métodos de débitage (unipolar corto, bipolar y tabular facial), como mediante la delineación de filos sobre los bordes de plaquetas y la modificación por uso (percutor/yunque; Figura 4 A y C). El resto de las rocas extraareales (la ortocuarcita, la calcedonia translúcida, la obsidiana, el chert silíceo y el sílice marrón) dan cuenta de etapas avanzadas de la talla. Estas rocas están representadas por escasas lascas, algunas de ellas con evidencias de corteza, y por instrumentos, que habrían sido trabajadas de manera bipolar y centrípeta. La forma de ingreso y procedencia de estas será tratada más adelante.


Figura 3. A)
Cadena operativa sobre rocas areales (basalto/andesita, riolita, rocas silíceas, dacita e indeterminadas); B) Cadena operativa en rocas areales (sílice sedimentario).


Figura 4. A)
Cadena operativa sobre metacuarcita; B) Instrumento de molienda en arenisca cuarzosa; C) Instrumento compuesto en rodado de metacuarcita.

DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES

Los resultados obtenidos, junto con las tendencias derivadas, refuerzan algunos aspectos del modelo tecnológico establecido, lo que ofrece también datos novedosos que permiten ampliar el conocimiento sobre la tecnología lítica de los cazadores-recolectores que habitaron el área durante el Holoceno tardío inicial. En este sentido, se observa una mayor diversidad en las formas de gestionar las rocas por parte de estos grupos humanos, en términos de métodos de talla implementados, modos de producción del instrumental y mecanismos de obtención de materias primas.
Con respecto a los objetivos de talla, la producción estuvo orientada a la confección de una amplia
variabilidad de grupos tipológicos, en los que las mayores frecuencias las presentan los filos en bisel asimétrico unifacial, percutores y muescas (si bien los instrumentos no tallados asociados a la molienda presentan un número mayor -n = 51- al de estos grupos, la gran mayoría -71,43%- son fragmentos indefinidos de entre 3 y 7,5 cm de longitud). A partir del análisis de las cadenas operativas y de las características tecnomorfológicas de la totalidad del instrumental pudieron reconocerse seis formas de producción, entre las que se encuentran:
- Picado/abrasión/pulido. Empleadas para la confección de los instrumentos asociados a la molienda, tanto sobre materias primas locales (arenisca rionegrense) como extraareales (metacuarcita y arenisca cuarzosa de Ventania, Figura 4 B).
- Modificación por uso. Incluye lascas con rastros complementarios, percutores (Figura 5 I) y yunques (Figura 4 C), los cuales presentan altas frecuencias en el conjunto. Particularmente en relación con los yunques y percutores, se propone que los rodados empleados en su desarrollo se adquirieron a nivel areal (teniendo en cuenta las dimensiones de la mayoría de los percutores), lo que habría implicado un mayor tiempo de búsqueda y selección de estos. Si se tiene en cuenta este aspecto, sumado a que los percutores son artefactos muy cuidados por los artesanos debido a que juegan un papel esencial en la talla (Prous Poirier 2004) y que se esperaría que su tasa de descarte sea baja (Escola 1993), la presencia de estos en las cantidades en que fueron recuperados podría ser un indicador indirecto del aprovisionamiento del sitio (Kuhn 1995). La variabilidad en cuanto a la morfología y tipos de materias primas representadas en estos instrumentos respondería a su uso durante distintos momentos de la cadena operativa, la aplicación de diferentes técnicas de talla y el trabajo sobre diferentes materias primas (Escola 1993; Prous Poirier 2004).
- Façonnage sobre soportes debitados (Figura 5 A). Implementado para la producción de puntas de proyectil así como para la formatización de esbozos bifaciales y posiblemente un instrumento compuesto, utilizando lascas espesas como soporte. Estas fueron formatizadas mediante procesos de reducción bifacial y adelgazamiento uni y bifacial de la pieza.
- Façonnage
sobre soportes naturales (Figura 5 B). En estos casos, la confección de los instrumentos (i.e., puntas de proyectil) se llevó a cabo a partir de la reducción bifacial de plaquetas (principalmente en el sílice sedimentario) mediante retoques.
- Delineación de filos sobre soportes debitados (Figura 5 C). Es la modalidad de producción más frecuente en el sitio, e incluyen aquellos instrumentos formatizados sobre lascas, hemiguijarros y desechos indeterminados que sólo necesitaron (en la mayoría de los casos) de retoques y/o microrretoques para la confección del filo. Este grupo integra gran parte de los filos en bisel asimétrico unifacial y los raspadores, lascas con retoques sumarios, piezas con machacado, entre otros.
- Delineación de filos sobre soportes naturales (Figura 5 D, E, F, G). Empleada para la confección de filos unifaciales y bifaciales, muescas, raspadores e instrumentos incompletos desarrollados sobre plaquetas o rodados chatos. Para este tipo de confección fueron seleccionadas plaquetas y rodados con características técnicas adecuadas para los instrumentos que se deseaba realizar.


Figura 5. A)
Punta de proyectil sobre lasca de basalto/andesita; B) Base de punta de proyectil sobre plaqueta de sílice sedimentario; C) Instrumento compuesto sobre lasca de roca silícea; D) Filo en bisel asimétrico unifacial sobre rodado chato de xilópalo; E) Piéces esquillée en rocas silíceas, basalto/andesita y calcedonia; F) Raspadores en rocas silíceas y calcedonia; G) Muescas en basalto/andesita y dacita; H) Puntas de proyectil en dacita y una roca silícea; I) Percutores en rocas silíceas y basalto/andesita.

Es necesario destacar que estas formas de producción no están restringidas a ciertos grupos tipológicos, sino que en algunos instrumentos se produjo una combinación de ellas. Sumado a esto, se observa el empleo de una amplia variabilidad de soportes y materias primas, sobre todo en los grupos numerosos como los filos en bisel asimétrico unifacial. Este aspecto, sin embargo, no implica una producción y selección azarosa de formas base, sino que estas pudieron estar orientadas a la obtención de morfologías óptimas en función del instrumento que se buscaba realizar, como fue planteado para los sitios El Caldén y Loma Ruíz 1 (Armentano 2012; Armentano et al. 2013). Con respecto a los modos de obtención de las rocas se plantea que las materias primas habrían tenido un ingreso diferencial al sitio, lo cual estaría relacionado, en primer lugar, con la distancia de aquellas a las fuentes. Las frecuencias de las rocas recuperadas reflejan la predominancia en el uso de rocas locales, con aportes menores de rocas extraareales y areales. Dentro de las primeras se evidencian al menos 10 variedades, y se infiere que su obtención, al igual que la de las areniscas, ocurrió en las inmediaciones del sitio, por parte de gente que tenía un buen conocimiento de las rocas que buscaba. Para las materias primas areales se propone que el aprovisionamiento habría requerido una mayor inversión de búsqueda y selección, que pudieron tener lugar en viajes especiales realizados para este fin, a lo largo del área de estudio (Gould y Saggers 1985) por parte de los talladores, o incluso a nivel extraareal (cursos medios del Colorado y Negro) a través de intercambios (lo cual deberá ser ampliado y contrastado en futuros trabajos). Particularmente con respecto al sílice sedimentario, se realizarán futuras investigaciones con el objetivo de localizar, tanto dentro como fuera del área de estudio, posibles lugares de aprovisionamiento de estas materias primas. En relación con las tendencias observadas en la gestión de las rocas, a partir del análisis de las cadenas operativas se puede establecer que no existe un tratamiento diferencial entre las materias primas locales y areales. Aquellas materias primas areales provenientes de rodados se tallaron a partir de la implementación de los mismos métodos de débitage que las locales, aunque presentando una menor diversidad que estas últimas. Las materias primas extraareales fueron trabajadas diferencialmente en cada caso, producto de la forma bajo la cual ingresaron a los sitios. Con respecto a este punto, y en lo referente al aprovisionamiento de estas rocas, se establece que las metacuarcitas habrían sido llevadas al sitio bajo la forma de rodados y plaquetas, provenientes de Ventania (ca. 150 km de la localidad). Otra materia prima que posiblemente fue adquirida en este cordón serrano son las areniscas cuarzosas (Bayón et al. 2010). A diferencia de las anteriores, tanto las ortocuarcitas de Tandilia (ca. 350 km del área de estudio) como el chert silíceo, posiblemente procedente de meseta del Fresco (ca. 400 km, aunque no puede descartarse Ventania; Catella et al. 2010), ingresaron al sitio bajo la forma de artefactos en avanzado estado de formatización.
Para las calcedonias translúcidas se proponen dos posibles fuentes de aprovisionamiento: la costa del Golfo San Matías (ca. 200 km al sur del área de estudio, Cardillo y Scartascini 2007) y la meseta de Somuncurá (ca. 680 km al sudoeste de los sitios en la Cantera Aneken; Miotti et al. 2004). La información y evidencia que se poseen hasta el momento no permiten discriminar una u otra fuente, desde las cuales estas rocas podrían haber llegado como artefactos formatizados y/o instrumentos terminados. Otra materia prima posiblemente procedente de Somuncurá es el sílice marrón (arroyo Talagapa, Hermo et al. 2011), que habría ingresado bajo la forma de lascas nodulares o núcleos de mayores dimensiones que las calcedonias. La asignación de la obsidiana a una posible fuente de aprovisionamiento es difícil de establecer y requerirá, al igual que otras materias primas, de estudios más detallados. Esta roca fue registrada bajo la forma de rodados de pequeño tamaño tanto en el Manto Tehuelche del curso medio del río Colorado (no mayores a 2 cm; Berón 2004) como en la meseta de Somuncurá (menores a 5 cm; Hermo et al. 2011). Hasta el momento, los rodados de obsidiana registrados en contextos arqueológicos (tanto artefactos como ecofactos) en el valle inferior del río Colorado presentan tonalidades grisáceas, de dimensiones mayores a los anteriormente mencionados y podrían haber sido recolectados localmente. Sin embargo, en El Puma 3 se registró un instrumento de obsidiana negra, reciclado, cuyo soporte debió ser de mayor tamaño que el de los rodados anteriormente mencionados. Por lo tanto, a pesar de no contar por el momento con evidencia que sustente las distintas hipótesis acerca de las fuentes puntuales de aprovisionamiento de cada una de las materias primas extraareales, su adquisición habría requerido la existencia de redes de intercambio que involucrara regiones aledañas. En este sentido, se refuerza la evidencia que sustenta la existencia de relaciones con grupos de Norpatagonia y Pampa Húmeda, a la que se le suma a partir de este análisis la región Pampa Seca.

Comparación con el modelo tecnológico
Las tendencias tecnológicas presentadas en este trabajo concuerdan con el modelo propuesto por Armentano (2012) para los conjuntos artefactuales del Holoceno tardío inicial. En este sentido, se observa la explotación mayoritaria de rocas locales, una amplia variedad de soportes y gran variabilidad de grupos tipológicos confeccionados. Los métodos y los modos de talla son comunes al resto de los sitios, aunque el bipolar prevalece sobre el resto. La morfología del rodado es nuevamente un factor determinante al momento de elegir qué método aplicar, y mantiene en líneas generales la misma concepción volumétrica (ver Armentano 2012). También se evidenció el faconnage sobre soportes naturales y gran diversidad de formas base seleccionadas. Sin embargo, también pudieron reconocerse aspectos que distinguen la producción del Puma 3 del resto de los sitios del Holoceno tardío inicial (principalmente, El Caldén y Loma Ruiz 1; [Armentano 2010, 2012; Armentano et al. 2013]). En primer lugar, mientras que en el resto de los sitios de este periodo se destaca la elección de rocas silíceas, en El Puma 3 son los basaltos/andesitas los que mayores frecuencias presentan. Sumado a esto, en el resto de los conjuntos se registró el uso mayoritario de rocas locales, con menores aportes de rocas areales y extraareales, mientras que en el conjunto aquí analizado son las rocas extraareales las que secundan en frecuencia a las locales. Otro rasgo que pudo reconocerse en El Puma 3 es la presencia de puntas de proyectil (bases), filos bifaciales, raspadores, choppers, muescas e instrumentos incompletos desarrollados a partir del façonnage bifacial de plaquetas y rodados chatos, lo que amplía el repertorio artefactual confeccionado mediante esta modalidad. Pudieron reconocerse también nuevas variantes de los métodos de débitage establecidos hasta el momento (i.e., el débitage "en rodajas" sobre rodados y no sólo mediante "narices de rodados", producto de la fracturación de rodados con extremos triangulares). Todas estas características remarcan la variabilidad de las elecciones realizadas por los talladores en cada sitio, en relación con la selección de las materias primas, las formas de trabajar los rodados y el instrumental confeccionado. Las diferencias que se observan entre el conjunto del sitio El Puma 3 y el resto de los sitios del Holoceno tardío inicial podrían estar relacionadas a distintos factores, como el aumento de la muestra para sitios del periodo, su funcionalidad y la disponibilidad diferencial de las materias primas en ciertos lugares, entre otros.
El análisis de los posibles mecanismos de obtención de estas rocas descripto anteriormente avala parcialmente la propuesta de Armentano (2012) en cuanto a la adquisición de materias primas extraareales durante el Holoceno tardío inicial. Según esta autora: "en los sitios de las Ocupaciones Iniciales habría habido una obtención de instrumentos terminados y/o preformas, posiblemente resultado de contactos puntuales, no sistemáticos con individuos y/o grupos de áreas vecinas" (Armentano 2012: 403). La información procedente del estudio del sitio El Puma 3 indica que esta propuesta no sería aplicable para las metacuarcitas y las areniscas cuarzosas. En este sentido, las categorías artefactuales (desde rodados sin modificación hasta instrumentos terminados), frecuencias (2,66% de metacuarcitas y 2,85% de areniscas cuarzosas) y etapas de las cadenas operativas bajo las cuales fueron recuperadas estas rocas (descortezamiento, producción y abandono del instrumental) indicarían que el acceso a estas debió requerir contactos más continuos y/o fluidos con poblaciones que ocuparon las sierras de Ventania. Por lo tanto, si bien los grupos que habitaron el área habrían participado de amplios circuitos de intercambio que involucraron distintas regiones, las relaciones con cada una de estas áreas habrían sido diferentes. En este sentido, se establece que con los grupos que habitaban las sierras australes bonaerenses se mantenían contactos más fluidos que con aquellos grupos que ocupaban las sierras de Tandilia y zonas ubicadas al sur y al oeste del área de estudio, con quienes las relaciones de intercambio habrían sido más puntuales. Este aspecto, sumado a las distancias que separan el área de estudio del resto de las regiones vecinas, habría condicionado la forma bajo la cual se adquirían las materias primas.
Para finalizar, los datos aquí presentados, más los expuestos en trabajos previos (Martínez et al. 2012a), permiten plantear que el sitio El Puma 3 habría funcionado como una base residencial con evidencias de reocupación a lo largo del tiempo, donde los grupos cazadores-recolectores habrían llevado a cabo actividades de procesamiento de recursos animales, minerales y posiblemente vegetales, así como la confección de instrumental lítico con fines principalmente domésticos. Siguiendo la propuesta de Kuhn (1995), y en base a la presencia, características y cantidad de los instrumentos de molienda y percutores, se propone que el lugar donde se emplazó el sitio presentó condiciones óptimas para la instalación humana y el procesamiento de recursos que llevó a los grupos no sólo a volver a ese lugar sino también a aprovisionarlo con materias primas e instrumentos necesarios en su próxima estadía. En conclusión, El Puma 3 aporta nueva evidencia que permite ampliar el conocimiento acerca de la tecnología lítica de estos grupos, sistemas de asentamiento y la forma en la cual se aprovisionaban de rocas, lo cual posibilita plantear, a partir de esto último, nuevos interrogantes acerca de la naturaleza de las relaciones que mediaron los intercambios entre estos grupos y los que habitaban áreas lindantes.

Agradecimientos

Quiero agradecer a Manuel Carrera Aizpitarte, Gustavo Martínez y Paula Barros por la lectura del manuscrito y sus valiosos comentarios. A Horacio Villalba por la ayuda en la identificación de las rocas. Agradezco también a los evaluadores por las sugerencias realizadas. Este trabajo se llevó a cabo en el marco del proyecto INARCO, a partir de subsidios otorgados por CONICET (PIP-CONICET N° 338) y la Fundación ANPCyT (PICT N°264). Todo lo aquí escrito es pura responsabilidad de la autora.

NOTAS

1 El concepto de débitage alude al fraccionamiento de una roca con el fin de obtener formas base por medio de la percusión o presión, repartiendo la materia prima en soportes, núcleos y desechos de talla, dependiendo cual sea su rol dentro de la cadena operativa (Inizan et al. 1995; Boëda 1997; Marchand 1999).

2 Instituto de Geología de Costas y Cuaternario, UNMP.

3 Este tipo de recolección consiste en la extracción de la capa superior de arena suelta hasta llegar al sedimento consolidado que no contiene artefactos. La arena es tamizada para recuperar aquellos hallazgos de pequeñas dimensiones (Stoessel 2012). El espesor de la capa de arena zarandeada fue de unos 10 cm aproximadamente.

4 El façonnage hace referencia a una sucesión de operaciones de talla cuyo objetivo es fabricar un objeto, y sólo uno, tallando la materia prima según la forma deseada (Inizan et al. 1995).

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