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Intersecciones en antropología

On-line version ISSN 1850-373X

Intersecciones antropol. vol.16 no.2 Olavarría Sept. 2015

 

.ARTÍCULOS

Caracterización de los conjuntos artefactuales líticos del sitio Puesto de la Fuente (Estancia Los Manantiales, Península Valdés, provincia de Chubut)

 

Jimena Alberti y Silvana Buscaglia

Jimena Alberti. Instituto Multidisciplinario de Historia y Ciencias Humanas (IMHICIHU). Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Saavedra 15, 5to. piso (C1083ACA), Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina. E-mail: jimealberti@gmail.com
Silvana Buscaglia. Instituto Multidisciplinario de Historia y Ciencias Humanas (IMHICIHU). Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Saavedra 15, 5to. piso (C1083ACA), Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina. E-mail: silvana_buscaglia@yahoo.com.ar

Recibido 4 de abril 2014.
Aceptado 9 de julio 2014


RESUMEN

Como parte de las investigaciones en Arqueología Histórica relativas al complejo de asentamientos españoles establecidos a fines del siglo XVIII en Península Valdés (Provincia de Chubut), en este trabajo se presentan los resultados del análisis de los conjuntos líticos recuperados en el Puesto de la Fuente (Estancia Los Manantiales, Península Valdés). Dada la coexistencia documentada históricamente entre las poblaciones indígenas y españolas, el objetivo principal de este estudio es caracterizar la muestra artefactual, situarla cronológicamente, determinar el tipo de ocupaciones que representa y la posible asociación con el asentamiento hispano. Los resultados obtenidos indicarían que las ocupaciones indígenas en el área inmediata al sitio Puesto de la Fuente fueron de carácter residencial y pueden ser asignadas desde mediados del Holoceno tardío hasta incluso el período de contacto hispano-indígena. No obstante, la evidencia material es insuficiente por el momento para establecer una asociación con el asentamiento español desde el punto de vista de las relaciones interétnicas.

Palabras clave: Puesto de la Fuente; Península Valdés; Tecnología lítica; Relaciones interétnicas.

ABSTRACT

Characterization of lithic assemblages from Puesto de la Fuente archaeological site (Los Manantiales ranch, Península valdés, Chubut province).

This paper presents the results of the analysis of lithic artifact assemblages recovered at the Puesto de la Fuente site (Los Manantiales Ranch, Península Valdés) within the framework of current research on the historical archeology of the Spanish settlements established in the late eighteenth century in Península Valdés (Chubut province). Given the late eighteenth century Spanish occupation and the historically documented contact between Indigenous people and Spaniards, the aim of this paper is to evaluate the characteristics of the lithic sample in order to define its chronology, the character of the Indigenous occupations in the area, and their possible association with the Spanish settlement. The results indicate the residential character of the Indigenous occupation, which can be assigned to the mid-late Holocene to Spanish-Indigenous contact period, in the immediate area of Puesto de la Fuente archaeological site. Nevertheless, the material evidence is still insufficient to define the association with the Spanish settlement in terms of interethnic relationships.

Keywords: Puesto de la Fuente; Península Valdés; Lithic technology; Interethnic relationships.


 

INTRODUCCIÓN

El presente trabajo tiene por objeto presentar los resultados obtenidos en el análisis de los conjuntos artefactuales líticos procedentes del sitio denominado por los españoles "Puesto de la Fuente", y correspondiente a la localidad arqueológica "Ea. Los Manantiales" (Gómez Otero et al. 1999). La muestra artefactual fue recuperada durante la campaña arqueológica llevada a cabo en el mes de marzo de 2013, en el marco del proyecto general "Primeros abordajes arqueológicos al Fuerte San José y Manantiales Villarino, Península de Valdés, Chubut (1779-1810)", iniciado en el año 20101 (Buscaglia et al. 2012; Bianchi Villelli et al. 2013; Buscaglia 2013). El sitio se encuentra ubicado sobre el ángulo sudoeste de la denominada Salina Grande, a unos 30 km respecto del Fuerte San José (Figura 1). De acuerdo con Súnico (1996 en Gómez Otero 2006: 203), la Salina Grande junto con las salinas denominadas el Gran Salitral y Salina Chica forman un sistema geomorfológico de Bajos Sin Salida, llegando a alcanzar los 35 m bajo el nivel del mar y un desnivel relativo respecto de la topografía circundante de más de 100 m (Gómez Otero 2006: 203). El origen de estas salinas podría ser eólico o tectónico (Súnico et al. 1994; Gómez Otero et al. 1999). Dado que en su mayoría presentan vertientes o manantiales de agua dulce, constituyen una oferta ambiental atípica en estas regiones característicamente áridas (Gómez Otero et al. 1999). El Puesto de la Fuente fue creado como parte del proyecto colonizador español de Península Valdés a fines del siglo XVIII (1779-1810). Su cabecera principal fue el Fuerte San José, situado sobre la costa sudeste del golfo homónimo (Dumrauf 1992; Buscaglia et. al 2012; Bianchi Villelli et al. 2013). Hasta el momento no se han registrado antecedentes de ocupaciones europeas en la península, al menos hasta la llegada de los españoles en el siglo XVIII. De este modo, el contacto directo en este escenario habría tenido un carácter relativamente tardío, aunque es probable que las poblaciones indígenas que circulaban por la península lo hubiesen experimentado en otros tiempos y lugares, dados los amplios rangos de movilidad y las extensas redes de intercambio que han caracterizado a las poblaciones patagónicas (Gómez Otero 2003).


Figura 1.
1.- Localización del Puesto de la Fuente en la Ea. Manantiales, Península Valdés. 2.- Sectores analizados en el Puesto de la Fuente. 3.- Vista general del área.

La creación del Puesto de la Fuente habría estado vinculada a la presencia de fuentes de agua dulce para abastecimiento tanto del grupo poblador como de los animales. Asimismo, con el correr del tiempo, el asentamiento habría cumplido funciones económicas relacionadas con la explotación de la salina y la cría de ganado bovino, equino y ovino. A partir de 1787 -ocho años después de producirse la fundación de los asentamientos- las fuentes históricas señalan a este asentamiento como foco de atracción/hostilidad para las poblaciones indígenas que frecuentaban la península, y se señala al ganado vacuno y equino como la causa principal de las disputas. Al respecto, es importante mencionar que los tehuelches procedentes de Patagonia meridional son señalados en los documentos como los principales protagonistas de estas acciones. Sin embargo, es llamativo el hecho de que estos mismos grupos indígenas, particularmente aquellos que dominaban el territorio de la Bahía de San Julián, se habrían relacionado de manera pacífica con la colonia de Floridablanca y de forma más ambivalente con el Fuerte Nuestra Señora del Carmen, ambos parte del mismo proyecto colonizador. En 1810, tanto el Fuerte San José como el Puesto de la Fuente fueron atacados e incendiados por un grupo de indígenas, aunque hasta el momento se desconocen las causas exactas del malón, dada la diversidad de versiones que existen acerca del hecho (Buscaglia 2015). La disponibilidad y concentración de recursos - tales como el agua dulce, la sal y la presencia de animales de presa- sumadas a las oportunidades que posteriormente ofreció el asentamiento hispano, habrían hecho de este sector de la península un lugar atractivo para los grupos indígenas a lo largo del tiempo. Por ello consideramos que su presencia no sólo debe evaluarse en relación con el asentamiento español, sino también en función de la profundidad temporal del uso nativo de este espacio. En este trabajo presentamos una primera aproximación al estudio de los conjuntos líticos recuperados en el sitio Puesto de la Fuente, los que dan cuenta de la presencia indígena en el área. Dada la asociación de materiales arqueológicos asignables tanto a poblaciones indígenas como europeas, y al posible contacto entre ellas, consideramos necesario en primer lugar evaluar las características de la muestra para situarla cronológicamente -al menos de forma preliminar-, evaluar el carácter de las ocupaciones que allí tuvieron lugar y, si es posible, establecer o no alguna relación con el asentamiento español. El tratamiento de estos interrogantes permitirá avanzar en la discusión de la materialidad asociada a la ocupación indígena de la península, así como de las relaciones interétnicas en momentos históricos. Sobre esta base desarrollaremos a continuación los antecedentes de las investigaciones en el Puesto de la Fuente, para luego presentar los resultados del análisis de la muestra de artefactos líticos recuperada tanto en superficie como en subsuperficie en diferentes sectores del sitio. De este modo, buscaremos caracterizar y describir el origen de estos conjuntos tanto a nivel del área investigada, como al interior de los distintos sectores analizados.

ANTECEDENTES

Las investigaciones históricas y arqueológicas en Península Valdés han tenido un carácter tanto académico como no académico. Dentro de este último grupo podemos situar los estudios realizados por el Sr. Lucio Barba Ruiz y colaboradores (Lanöel et al. 1974; Barba Ruiz 2002, 2009). Para el área de Manantiales, en el trabajo de Lanöel et al. (1974) se refiere:

cercano a los manantiales […] se encuentran los restos de edificaciones de piedra bastante destruidos […] y en las cercanías se han encontrado restos líticos de origen indígena (flechas, raspadores y saltaduras, lo que lo identifica como un picadero) y, en excavaciones realizadas en las ruinas a 40 cm de profundidad aparecen restos metálicos (clavos semejantes a los encontrados en el Puerto San José y pequeños trozos de cerámica), de posible origen español (Lanöel et al. 1974: 24).

En una publicación posterior, Barba Ruiz señala:

Muy cerca también existen unas viejas edificaciones al filo y sobre las bardas, que caen a pico sobre las salinas. En sus alrededores se observan diversos materiales que fueron empleados en estas construcciones tales como tejas, grandes clavos, sunchos, adobones, piedras, roídas vigas de madera, etc., que hacen suponer podrían pertenecer al Fortín y al Hospital que se levantó en estos lugares dependientes del establecimiento central de San José […]. También se encuentran por doquier numerosa cantidad de frascos de vidrio y botellería muy antigua, cuyos formatos no existen en la actualidad, haciendo suponer podrían pertenecer al mencionado hospital. En cierta oportunidad un hijo de Don Baldomero2 me mostró dos recipientes de barro, tipo cántaro, encontrados en los alrededores y una hebilla de bronce de correaje militar (Barba Ruiz 2000: 32).

Como resultado de las intervenciones de aficionados a lo largo del tiempo, el sitio evidencia un alto grado de impacto que está siendo monitoreado en el marco de nuestras investigaciones. Dentro de las intervenciones académicas, tanto el Fuerte San José como el sitio Los Manantiales fueron identificados y localizados en el marco más general de las investigaciones de Belardi y Gómez Otero sobre el uso humano del espacio de la Península Valdés en el Holoceno medio y tardío realizadas entre 1993 y 1994 (Gómez Otero et al. 1999; Belardi 2005; Gómez Otero 2006). El objetivo de estas investigaciones estuvo orientado, entre otras cosas, a discutir la relación entre los grupos humanos y el ambiente a lo largo del tiempo y el espacio, atendiendo a la dinámica interiorcosta. Para abordar dicha problemática se propuso un modelo para los últimos 5000 años en el que se postulaba que la península fue ocupada durante todo el año por cazadores-recolectores con alta movilidad y una dieta basada en la explotación de guanacos y mamíferos marinos complementada con moluscos, aves y recursos vegetales (Gómez Otero et al. 1999). Los cazadores-recolectores se habrían desplazado a lo largo de la costa, realizando cortas incursiones hacia el interior para abastecerse de agua dulce en las salinas Grande y Chica. Asimismo, se postulaba una alta disponibilidad local de materias primas líticas (rodados), por lo que se esperaba un correlato de tecnología expeditiva a lo largo de la costa de la península (Gómez Otero 2006: 94). En el marco de estas investigaciones se han obtenido fechados radiocarbónicos que dataron la ocupación humana de la Península desde el Holoceno medio hasta momentos históricos (7420 + 90-250 + 60 años 14C AP) (Belardi 2005; Gómez Otero 2006). Como parte de estas investigaciones, en el área de Los Manantiales se identificaron y relevaron restos de una estructura de piedra y materiales arqueológicos pertenecientes a la colección del propietario, y se realizó un muestreo asistemático en los alrededores de las ruinas asignadas a construcciones hispanas (Gómez Otero 2006). Entre la colección particular se identificaron instrumentos grandes como yunques, morteros, molinos planos, manos de molienda, bolas con surco, raspadores, puntas de proyectil, cerámica indígena y dos botijas españolas enteras, como las referidas por Barba Ruiz (2000) (Figura 2). En el muestreo asistemático, por otra parte, se recuperaron núcleos, nucleiformes, raspadores, una raedera, cuchillos de filo retocado y desechos de talla (Figura 2) (Gómez Otero 2006: 203-204). La depositación de estos materiales fue interpretada como resultado de actividades relacionadas con campamentos de tipo residenciales, principalmente extractivas y de mantenimiento de acuerdo con la clase de artefactos líticos registrados (Gómez Otero et al. 1999; Gómez Otero 2006: 203-204 y 212). Asimismo, la presencia de cerámica de origen indígena y de instrumentos de molienda indicaría el equipamiento del espacio, y, en consecuencia, la redundancia en su uso (Belardi 2005). En relación con las materias primas líticas utilizadas para la confección de los artefactos, estas fueron tanto locales como alóctonas. Entre las primeras se registraron sílices, calcedonia y basalto; y entre las del segundo tipo, pórfidos, obsidianas y basalto vesicular, así como artefactos sobre rodados grandes que provendrían de la zona de caleta Valdés (Gómez Otero et al. 1999; Gómez Otero 2006: 204). Una de las muestras de obsidiana fue analizada y se determinó su correspondencia con el tipo T/SCII, aunque su fuente de procedencia es desconocida (Gómez Otero y Stern 2005). Los estudios distribucionales realizados por Belardi (2005) en las salinas dan cuenta de una baja frecuencia del registro artefactual. Si bien este patrón podría estar condicionado por procesos posdepositacionales -i.e., migración, enterramiento, reexposición- resultantes de la erosión hídrica en estos sectores con pendientes pronunciadas, el autor propone que también podría ser resultado de un uso recurrente pero poco intenso del espacio, con baja redundancia ocupacional debido a la distribución de las vertientes a lo largo de las salinas.


Figura 2.
1 y 2: artefactos pertenecientes a la colección del Sr. L. Fernández relevados por los Dres. Gómez Otero y Belardi en 1993 (fotos gentileza del Dr. Belardi). 3 y 4: artefactos líticos recuperados por la Dra. Gómez Otero en la Ea. Manantiales (gentileza Dra. Gómez Otero).

Es importante destacar que tanto Gómez Otero (2006, 2007) como otros autores (Palermo 1986; Martinic 1995; Belardi 2005; Moreno 2008; Moreno y Videla 2008; Favier Dubois et al. 2009, entre otros) postulan que ya para fines del siglo XVII, los sistemas de movilidad de los grupos indígenas que habitaban tanto la Península Valdés como otras áreas de la costa patagónica, se habrían transformado principalmente como consecuencia de la incorporación del caballo y el comercio interétnico, lo que habría llevado a un abandono progresivo de la costa y sus recursos. De acuerdo con Gómez Otero (2006), la instalación española en la localidad de Los Manantiales debido a la presencia de agua dulce probablemente implicó restricciones en el acceso de los indígenas a este recurso. Así, para los primeros siglos del contacto con los europeos, habría disminuido la ocupación de la costa para la explotación de los recursos marinos por parte de las poblaciones indígenas (Gómez Otero 2006, 2007; Moreno 2008; Moreno y Videla 2008, entre otros), aunque los asentamientos hispano-criollos de Patagonia se habrían convertido, al mismo tiempo, en un foco de atracción para obtener artículos para el intercambio (Nacuzzi 2002, 2005; Moreno 2008; Gómez Otero 2006, 2007; Buscaglia 2012). Al respecto, Belardi (2005) sostiene que la presencia de materiales alóctonos en la península no necesariamente debe ser entendida como resultado de amplios rangos de movilidad, sino de sistemas de circulación de bienes materiales. Precisamente, la instalación del Fuerte San José y los fechados tardíos obtenidos permiten pensar que la incorporación del caballo habría incidido en la ampliación de las redes de circulación y en una disminución de la movilidad residencial de los grupos indígenas (Belardi 2005).

INVESTIGACIONES ARQUEOLÓGICAS EN LOS MANANTIALES

Los trabajos de investigación en el sitio Puesto de la Fuente se iniciaron sistemáticamente en el mes de marzo de 20133. El objetivo general fue efectuar un diagnóstico arqueológico y realizar un primer acercamiento para evaluar el uso humano del espacio, tanto por poblaciones indígenas como europeas. Así, fue posible identificar estructuras y concentraciones de materiales arqueológicos en distintos sectores del sitio (Figura 3) (Buscaglia y Bianchi Villelli 2013). Se identificaron al menos tres estructuras de piedra en superficie (Figura 3), y se excavó únicamente la denominada Estructura 1, que será descripta en el presente trabajo. Dicha estructura, de mayor obstrusividad, se sitúa sobre la barda de la salina y correspondería a la ya descripta en los antecedentes. Las excavaciones y limpiezas realizadas permitieron establecer su forma rectangular, sus dimensiones aproximadas -8,45 m de largo × 3,2 m de ancho-, y una potencia hasta llegar al piso de frecuentación de 0,77 m aproximadamente. La estructura fue construida con rocas sedimentarias -conglomerado fosilífero- de origen local, sin cimientos, y con una orientación de 45° al norte. Como se encuentra mal preservada y en estado de derrumbe, no fue posible diferenciar a simple vista el interior del exterior. Las excavaciones mediante cuadrículas -cada una de ellas, de 1 m2- permitieron establecer que el sector excavado correspondería a un área externa de la estructura, lindante con una pared perimetral. En lo que respecta al comportamiento estratigráfico, se identificó un nivel masivo-arenoso homogéneo, de origen natural y de rápida depositación y estabilidad. El registro arqueológico en subsuperficie se caracterizó por su baja frecuencia y diversidad, particularmente a medida que aumentaba la profundidad (Tabla 1). Al margen de los artefactos líticos, los materiales recuperados corresponden a un rango cronológico entre los siglos XVIII y XX. Los restos arqueofaunísticos consisten en roedores, cáscara de ñandú y fauna de origen europeo (oveja y mamíferos grandes tales como vaca y/o caballo)4.


Figura 3.
1 y 2: Vista al noroeste, Estructura 1. Trabajos de delimitación de estructura y limpieza de derrumbe. 3 y 4: Relevamiento de materiales en la barda. Izquierda: presentación de materiales sobre la barda (Terraza I). Derecha: detalle de materiales en Terraza I.

Tabla 1. Abundancia y diversidad de la cultura material recuperada durante las excavaciones de la Estructura 1 -cuadrículas B1, B2 y limpiezas paredes oeste y noroeste (marzo 2013)-.

Sobre la barda de la salina en la que se dispone la Estructura 1 se identificó una importante acumulación de materiales arqueológicos, distribuidos en sus tres terrazas. Dicha acumulación posiblemente sea resultado tanto de actividades de descarte y/o rodamiento, como de excavaciones previas de la estructura, por lo que es interpretada como un palimpsesto en el que se integran cultura material de origen indígena, restos artefactuales del siglo XVIII, subactuales y modernos; en tanto que los restos faunísticos guardan relación, desde el punto de vista taxonómico, con los identificados en la Estructura 1 (Buscaglia y Bianchi Villelli 2013). El origen de este palimpsesto estaría en gran parte determinado por la erosión eólica y pluvial, que provocan el arrastre, desmoronamiento y redepositación de materiales hacia el nivel inferior, donde empieza la salina. Como resultado del relevamiento microtopográfico se observó que la extensión horizontal de la acumulación de materiales arqueológicos guarda relación en términos espaciales con la ubicación de la Estructura 1, situada en la terraza superior de la barda. A los efectos de evaluar el comportamiento del registro artefactual se realizaron dos muestreos de superficie de 4 m2 cada uno, uno en la Terraza 1 y el otro en la Terraza 2 de la barda, cuyos resultados son presentados en la Tabla 2. Como parte de los trabajos de investigación se procedió también a evaluar el comportamiento del registro arqueológico de superficie en las inmediaciones del sitio. Sobre la base de una prospección no sistemática, y dada la baja visibilidad producida por la densa cobertura vegetal del área, se decidió investigar de forma intensiva -en colaboración con la Dra. Gómez Otero y su equipo- un claro con una alta densidad de materiales arqueológicos. Dicha concentración se ubica a unos 50 m hacia el sudoeste de la Estructura 1. Allí se realizó un muestreo intensivo mediante dos cuadrículas de 4 m2 cada una en sectores con mayor densidad de materiales, y una recolección en un área de aproximadamente 900 m2, subdividida en cuatro cuadrantes orientados según los puntos cardinales (Tabla 3). En los dos muestreos intensivos se recuperaron 102 artefactos líticos, de los cuales el 35% (n = 36) se ubicó en el Muestreo 1, y el restante 65% (n = 66), en el Muestreo 2. Fuera de los artefactos líticos, en el cuadrante oeste sólo se recuperó un fragmento de botella de vidrio redonda verde, probablemente del siglo XVIII o principios del siglo XIX. A continuación se presentan los resultados correspondientes al análisis del conjunto artefactual lítico procedente principalmente de la Estructura 1, la barda de la salina y la concentración identificada en las inmediaciones de la Estructura 1.

Tabla 2. Abundancia y diversidad de la cultura material recuperada en los Muestreos 1 -Terraza 1- y 2 -Terraza 2-, realizados en la barda de la salina.

Tabla 3. Abundancia y diversidad de la cultura material recuperada en los cuadrantes en proximidades al sitio arqueológico. CE, CO, CN y CS: cuadrantes este, oeste, norte y sur.

RESULTADOS DEL ANÁLISIS DE LOS CONJUNTOS LÍTICOS ARTEFACTUALES

Sobre la base de los antecedentes presentados y los interrogantes relacionados con la cronología relativa y el carácter de las ocupaciones indígenas en el área, abordamos la muestra de artefactos líticos considerando los tipos de artefactos representados, las materias primas utilizadas y su procedencia, así como la asociación con la cultura material europea e hispano-criolla. Buscamos evaluar el estado y la relación entre los conjuntos artefactuales recuperados en el sitio para controlar los procesos que afectaron el registro arqueológico, y estudiar el origen de los conjuntos y las continuidades/discontinuidades asociadas a su depositación en los distintos sectores investigados en el sitio. El análisis se centró en la cuantificación de los materiales y en su estudio a nivel macroscópico. Para ello se consideraron variables específicas para cada categoría artefactual que permitieran su clasificación a nivel tecnotipológico y morfológico. Estas variables fueron volcadas en bases de datos de Microsoft Accessy Excel a fin de inventariar la totalidad de la muestra. El análisis se llevó a cabo siguiendo los criterios establecidos por Aschero (1975, rev. 1983), mient rasque para la clasificación de las materias primas y su calidad se usaron los criterios propuestos por Aragón y Franco (1997) y Alberti y Fernández (2014).

Caracterización general de los conjuntos artefactuales líticos
El conjunto artefactual recuperado en Los Manantiales se compone por un total de 558 artefactos (Tabla 4, y algunos ejemplos en la Figura 4). En esta muestra predominan los desechos (86%) por sobre los instrumentos (7%) y los núcleos (3%). Entre las materias primas, las vulcanitas básicas fueron las más utilizadas (31%), seguidas de calcedonias (30%), sílices (24%) y vulcanitas ácidas, obsidianas y rocas sedimentarias silicificadas (3% de la muestra en cada caso). La calidad para la talla de las diferentes rocas va de excelente (por ejemplo, calcedonias y sílices) a mala (metamórficas y vulcanitas ácidas). El 63% de la muestra está fragmentado. Entre los desechos predominan las lascas angulares (47%), seguidas de las lascas de arista (26%), los desechos no diferenciados (7%) y las lascas primarias (7%). La frecuencia de materias primas dentro de este subconjunto sigue el mismo orden de la muestra general: vulcanitas básicas (34%), calcedonias (29%) y, finalmente, las sílices (23%). Dentro del conjunto de instrumentos, los raspadores son el tipo más representado (33%), seguidos de
los artefactos de formatización sumaria y las muescas (10% cada uno) y, finalmente, las puntas de proyectil (6%). Entre los instrumentos predominan los filos simples, y los compuestos y bifaciales completan la muestra (54%, 17% y 12%, respectivamente). El 44% de los instrumentos se encuentra fragmentado y todos son de tamaño pequeño (hasta 3 cm en su eje mayor), con excepción del percutor y el sobador. Las rocas más usadas para su confección fueron, en orden decreciente, calcedonias, sílices y vulcanitas básicas. El conjunto de núcleos está compuesto principalmente por núcleos poliédricos y bipolares de vulcanitas básicas, sílices y calcedonias. Se cuenta además con dos instrumentos procedentes de hallazgos aislados que no fueron recolectados dentro de ningún muestreo sistemático. El primero de ellos es un percutor entero confeccionado sobre una roca sedimentaria silicificada de color gris y de calidad mala para la talla. Dicho instrumento fue encontrado a unos 10 m con respecto al cuadrante norte en las inmediaciones de la Estructura 1. El segundo es un instrumento de molienda entero que está manufacturado sobre una vulcanita ácida de color gris de calidad mala para la talla, recuperado en la segunda terraza de la barda de la salina (Figura 4.6 y 4.10 respectivamente).

Tabla 4. Frecuencias y porcentajes de tipos de artefactos discriminados por materia prima para cada sector en que ha sido dividido el sitio Los Manantiales para su estudio. D: desechos; I: instrumentos; N: núcleos; E: ecofactos. Est.: estructura. Indif.: indiferenciada. Sed.: sedimentaria. Sil.: silicificada. Vulc.: vulcanita. Hall. ais.: hallazgos aislados.


Figura 4.
Artefactos recuperados en el sitio Los Manantiales. 1, 2 y 3: núcleos de calcedonia, sílice y vulcanitas básicas. 4 y 5: raspadores, denticulado y puntas de proyectil de calcedonia, sílice y vulcanitas básicas. 6: percutor, roca sedimentaria silicificada. 7: lito modificado por uso, roca sedimentaria. 8: sobador, roca sedimentaria silicificada. 9: placa grabada, roca metamórfica. 10: instrumento de molienda, vulcanita ácida.

Estructura 1
Se recuperaron tres artefactos en la cuadrícula B1. Se trata de tres lascas, dos en el nivel superior arenoso (una secundaria entera de vulcanita básica y un fragmento longitudinal de una angular de calcedonia) y una en el arenoso compacto (angular, entera y de calcedonia). Como mencionamos, las excavaciones asociadas a esta estructura -impactada antrópicamente a lo largo del tiempo- fueron realizadas en un área externa a ella. Esto y el hecho de que los artefactos líticos se encontraran en una matriz predominantemente arenosa, alertan sobre el posible carácter intrusivo de estos. Sin embargo, teniendo en cuenta sus características (tipos de lascas, tamaños y materias primas utilizadas), guardan relación con los artefactos recuperados en otros contextos del sitio

Barda de la salina
Terraza 1, Muestreo 1
Se recuperaron 10 artefactos: ocho desechos, un instrumento y un núcleo. Las materias primas más utilizadas fueron calcedonia y sílices, de calidad muy buena a excelente para la talla. El cuarzo ocupa el tercer lugar, representado por dos lascas angulares. Entre los desechos hay cinco lascas angulares, dos primarias y uno no diferenciado. Hay solamente un núcleo, bipolar, de sílice. El instrumento es un raspador de sílice.

Terraza 2, Muestreo 2
En esta área se recuperaron 50 artefactos: 35 desechos, ocho instrumentos, dos núcleos y cuatro ecofactos. Las materias primas más representadas son la calcedonia y la sílice. Los desechos son principalmente lascas angulares y desechos no diferenciados, una lasca de arista y una secundaria. El núcleo de calcedonia es piramidal; el otro es de sílice y bipolar. Respecto de los instrumentos, se recuperaron tres raspadores, una punta de proyectil, un RBO, un cuchillo, un filo natural con rastros complementarios (FNRC) y una placa grabada con motivos geométricos (Figura 4.9). La mayoría fueron manufacturados sobre calcedonia. Cabe destacar que la placa está confeccionada sobre una roca metamórfica -pizarra o filita-, de la cual no se encuentran fuentes en el área de estudio. Sin embargo, se ha relevado una fuente importante de esta roca en la costa rionegrina, aproximadamente a 160 km lineales del área de estudio (Alberti y Cardillo 2014). Como ya mencionamos, la presencia de dicha materia prima alóctona podría ser resultado de la ampliación de las redes de circulación e intercambio con la incorporación del caballo (Belardi 2005).

Inmediaciones Estructura 1
En las inmediaciones de la Estructura 1 se relevó el registro de superficie en un área de 900 m2 con concentración de materiales (ver supra). Si bien esta superficie de muestreo se dividió en cuatro cuadrantes que incluyeron dos muestreos intensivos, dadas las características y el bajo número de artefactos, trataremos estos materiales como integrantes de un solo conjunto. La mayor cantidad de artefactos se recuperó en el eje E-O; hacia el norte -donde se encuentra la estructura- y hacia el sur disminuye la abundancia de la evidencia arqueológica. La muestra recuperada comprende un total de 503 artefactos: 27 instrumentos (5%), 15 núcleos (3%), 13 ecofactos (3%) y 448 desechos (89%). Las materias primas más representadas fueron las rocas volcánicas básicas, seguidas de calcedonia y sílices. Entre los instrumentos se contabilizan principalmente raspadores (n = 13) y artefactos de formatización sumaria (n = 5). Los tipos predominantes de filos son los simples (70% del conjunto). Los tipos de núcleos recuperados en este muestreo son poliédricos, seguidos de núcleos sobre lasca y bipolares. Finalmente, los desechos predominantes son lascas angulares (45%), de arista (28%) y primarias (7%).

Comparación intersectores
Para poder evaluar si las diferencias observadas en la Tabla 4 -en términos de representación de clases artefactuales- son estadísticamente significativas, se realizó un test de X2 para comparar los dos sectores que presentan mayor cantidad de materiales (Inmediaciones de la Estructura 1 -E1- y Barda Salina -E2-) y se graficó a través de un association plot para identificar cuáles son las categorías con significancia estadística. El test indicó que los sectores comparados son diferentes entre sí (X2 = 17.5, p-valor<0.01) y que estas diferencias no responden a un comportamiento azaroso, es decir, que hay otros factores actuando (Figura 5).
En la Figura 5, el ancho de las barras representa el tamaño de la muestra. La diferencia entre las dos muestras está dada por los instrumentos, que en la muestra de E2 (Barda Salina) -a pesar de ser más pequeña que la de E1 (Inmediaciones de la Estructura 1)- presenta una frecuencia mayor a la esperada por azar. En lo que refiere a desechos, núcleos y ecofactos, no se registraron diferencias estadísticamente significativas pese a los diferentes tamaños de las muestras (todas las barras están arriba o debajo de la media, relativamente cerca de ella).


Figura 5
. Association plot correspondiente al test de X2 para comparar dos sectores del sitio: E1 (Inmediaciones de la Estructura 1) y E2 (Barda de la Salina).

DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES

Tanto los resultados propios como aquellos que se desprenden del análisis de los antecedentes (Gómez Otero et al. 1999; Belardi 2005; Gómez Otero 2006; Moreno 2008; Banegas 2013, entre otros) permiten dar respuesta, en mayor o en menor medida, a los interrogantes formulados al comienzo de este trabajo. Dichos interrogantes se relacionan principalmente con: 1) el origen de los conjuntos arqueológicos, 2) su cronología y 3) la evidencia vinculada al contacto hispanoindígena. Para abordar estos aspectos, evaluamos de manera integral la información suministrada por las materias primas presentes, los atributos tecnológicos de los artefactos, así como la evidencia contextual de las muestras analizadas. Con relación a las materias primas líticas, se observó una amplia diversidad que daría cuenta de un conocimiento avanzado acerca de las fuentes de rocas disponibles en la zona y en áreas aledañas, como lo estaría atestiguando la presencia de obsidiana y de la roca metamórfica cuyas fuentes no son de origen local. De acuerdo con Gómez Otero y Stern (2005), se han detectado seis fuentes posibles de proveniencia de obsidianas, distantes entre 100 y 800 km desde la costa central de Patagonia: Telsen y Sacanana, en la provincia de Chubut; Pampa del Asador, en Santa Cruz, y tres fuentes desconocidas. En este sentido, Banegas (2013) propone que a partir del Holoceno tardío inicial se registra un aumento en la selección de rocas no locales, explotadas a partir de estrategias conservadas de manufactura, una mayor inversión de trabajo, disminución de tamaños y estandarización de la producción (Banegas 2013). Además, se ha propuesto un aumento de los contactos intra e interregionales para momentos posteriores al 3000 años AP (Gómez Otero 2006), los que se habrían acentuado para momentos históricos. Esta amplia circulación de materias primas no locales ya había sido propuesta por Gómez Otero (2006). Las nuevas evidencias arqueológicas aportadas por el estudio en Los Manantiales en este trabajo apoyan esta afirmación.
La presencia mayoritaria de desechos e instrumentos fragmentados y la baja representación de núcleos podrían dar cuenta de un lugar de recambio o reactivación de instrumentos, compatible con la hipótesis de una ocupación residencial del área postulada por Gómez Otero (2006). La presencia de artefactos de molienda en la localidad investigada -tanto los recuperados por los miembros del equipo como los que integran las colecciones de la estancia- sugiere la existencia de un equipamiento de sitio con vistas a volver al lugar. Al respecto, es importante señalar que los cambios producidos en la dieta de las poblaciones indígenas de Patagonia como resultado del contacto con europeos habrían implicado un aumento tanto en el consumo de proteínas de origen terrestre -en detrimento de las de origen marino (para un mayor detalle ver Moreno 2008; Moreno y Videla 2008)-, como de hidratos de carbono refinados -de origen europeo-, por lo que sería esperable una reducción en la representación de la cerámica y el equipamiento de molienda para la era poscontacto. Vale recordar que tanto Gómez Otero (Gómez Otero et al. 1999; Gómez Otero 2006) como Belardi (2005) proponen un modelo de uso anual de la península desde el Holoceno medio, con una alta movilidad residencial a lo largo del perímetro costero, excursiones hacia el interior para abastecerse de agua dulce en las vertientes de las salinas y tecnología principalmente expeditiva sobre la base de rodados locales. Luego del contacto con los europeos, se observa una disminución en la densidad de sitios en la costa, ya que se habrían buscado parcelas para los caballos5 y el contacto con el español con fines comerciales y de intercambio (Belardi 2005; Nacuzzi 2005; Gómez Otero 2006, 2007; Moreno y Videla 2008; Buscaglia 2012, 2013, entre otros). Sin embargo, en la región de Patagonia oriental -septentrional y meridional-, las interacciones directas y más sistemáticas entre europeos e indígenas tuvieron lugar recién a fines del siglo XVIII, por lo que se estima que la cronología de los conjuntos líticos analizados podría situarse en momentos previos o iniciales del contacto. La diferencia detectada en la frecuencia de instrumentos -mayor a la esperada por azar en la Barda Salina- puede estar en relación con procesos posdepositacionales ya que, como se ha mencionado, se trataría de un palimpsesto producto de actividades de descarte, rodamiento y/o de excavaciones previas, cuyo análisis exige ser profundizado. También es necesario considerar que, al tratarse de sitios de superficie, habrían estado expuestos a actividades de huaqueo, probablemente con una intensidad diferencial según el sector. Pese a las variaciones detectadas en la frecuencia de artefactos, consideramos que la muestra analizada puede asignarse a un mismo rango temporal respecto de la ocupación indígena en los espacios investigados. En este sentido, no se han identificado diferencias en relación con el tamaño general de los instrumentos, los tipos presentes ni las materias primas que fueron utilizadas.
Por lo tanto, si consideramos la presencia de materias primas alóctonas, instrumentos de molienda -teniendo en cuenta la intensificación del consumo de recursos vegetales en la península hacia el 1200 AP (Gómez Otero 2006)-, el tamaño reducido de los artefactos líticos (hecho que se observa en las industrias tardías de Patagonia) (Menghin 1952; Bórmida 1964, entre otros), y una asociación espacial -en gran medida, como resultado de procesos posdepositacionales- a restos materiales de fines del siglo XVIII en adelante, los conjuntos artefactuales líticos analizados podrían situarse de forma relativa, desde mediados del Holoceno tardío hasta incluso el período de contacto hispano-indígena. Respecto de este último, la presencia española en la península a fines del siglo XVIII puede haber funcionado como foco de atracción y establecimiento más permanente de grupos indígenas, como está documentado para los casos de la colonia Floridablanca y fuerte Nuestra Señora del Carmen (Belardi 2005; Nacuzzi 2005; Gómez Otero 2006, 2007; Buscaglia 2012 y 2013). En el caso del Fuerte San José y el Puesto de la Fuente, la documentación histórica refiere, para este último, visitas frecuentes de partidas de indígenas, aunque el contacto es referido como hostil y dirigido a la sustracción de ganado vacuno y equino por parte de los indígenas (Buscaglia 2015). Conforme progresen las investigaciones será necesario confrontar esta imagen con la materialidad, aunque por el momento no se registraron indicadores materiales unívocos de contacto, ni a nivel contextual ni artefactual. En este sentido, aún no se dispone de evidencias relacionadas con el uso de materias primas -metal, vidrio y cerámica- o artefactos de origen europeo usualmente utilizados como elementos de intercambio -cuentas de vidrio, dedales, cascabeles, elementos de vestimenta, entre otros-, por solamente mencionar algunas de las expectativas arqueológicas para sitios o conjuntos de origen indígena. Sin embargo, la ausencia de evidencia material directa del contacto no necesariamente debe ser interpretada como ausencia de este desde el punto de vista de interacciones sobre un mismo escenario. En tal sentido, resulta necesario ahondar más en los análisis de la cultura material -realización de fechados, por ejemplo- y en la información histórica disponible. Las referencias sobre un contacto predominantemente hostil harían esperable una minimización de las ocupaciones indígenas de carácter residencial en las inmediaciones de los sitios hispánicos, contrariamente a lo que ocurrió en Floridablanca y el Fuerte Nuestra Señora del Carmen; aunque, en función del carácter variable de las relaciones interétnicas, no se descarta la posible ocurrencia de aquellas (Buscaglia 2015). Si bien resta profundizar y ampliar los análisis históricos y arqueológicos, la información generada hasta el momento da cuenta de la importancia que habría tenido la localidad arqueológica Los Manantiales a lo largo del tiempo, tanto para las poblaciones indígenas como para aquellas de origen europeo; en tal sentido, se observa una superposición en el uso del espacio, independientemente de su coexistencia.
Todos estos resultados deben ser tomados con los debidos recaudos metodológicos, ya que el registro arqueológico con el que contamos se encuentra en superficie; por lo tanto, es altamente probable que estas evidencias estén sesgadas por procesos posdepositacionales, tanto antrópicos como naturales. Esperamos que el avance conjunto en el análisis de las fuentes históricas y las investigaciones arqueológicas permita ampliar la discusión de la dimensión material de las relaciones interétnicas, problemática que suele presentar complejos desafíos para abordar e interpretar el registro arqueológico del período del contacto.

Agradecimientos

Agradecemos muy especialmente a los evaluadores y editores de este trabajo, cuyos valiosos comentarios, sugerencias y aportes contribuyeron sustancialmente a mejorar su calidad. A los miembros y colaboradores del proyecto de investigación que participaron en los trabajos de campo y laboratorio: Dra. M. Bianchi Villelli, Dra. J. Gómez Otero, Lic. Celeste Delmicco, Sabrina Carelli, Lic. Anahí Banegas, Haydee Palleres, Dra. Mónica Groso, Arq. Cristian Murray, Lic. Nicolás Ciarlo y Ana Castelli. A los Sres. L. Fernández (propietario de la Ea. Los Manantiales) y J. Amigorena. Al Dr. J. B. Belardi por su colaboración en las investigaciones. A la Dra. K. Borrazzo y el Dr. M. Cardillo por la ayuda brindada con el estudio de los materiales arqueológicos y los análisis estadísticos. A la Secretaría de Cultura de Chubut, a la Dirección General de Conservación de Áreas Protegidas, Subsecretaría de Turismo y Áreas Protegidas y a la Administración Península Valdés. Las investigaciones han sido financiadas por los siguientes subsidios: Proyecto "Relaciones Interétnicas en Península Valdés (Chubut, siglos XVIII-XIX). Una perspectiva Histórica y Arqueológica" (PIP 0183, CONICET, 2011-2013) bajo la dirección de la Dra. S. Buscaglia y el Proyecto "Paisajes Coloniales en Patagonia. Los Asentamientos de Península Valdés (1779-1810)" (PICT 2010-050, FONCYT, 2011-1012), bajo la dirección de la Dra. M. Bianchi Villelli.

NOTAS

1 El proyecto es dirigido por la Dra. M. Bianchi Villelli y codirigido por la Dra. S. Buscaglia.

2 Barba Ruiz se refiere a Baldomero Fernández, propietario en ese entonces de la estancia Los Manantiales.

3 En el mes de febrero de 2010 se realizó una primera visita al sitio.

4 Las muestras de restos arqueofaunísticos, ecofactos y artefactos de origen no lítico se encuentran aún bajo análisis, por lo que en este trabajo se presentan resultados preliminares respecto de ellos.

5 Al respecto, es importante tener en cuenta que la incorporación del caballo entre los indígenas patagónicos no fue un proceso homogéneo en el tiempo y el espacio; por el contrario, dependió del estatus y el poder de cada tribu. Por ejemplo, hay casos documentados para el siglo XVIII de grupos que carecían de este valorado recurso (Viedma [1783] 1972).

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