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Intersecciones en antropología

versión On-line ISSN 1850-373X

Intersecciones antropol. vol.16  supl.1 Olavarría oct. 2015

 

ARTÍCULOS

Caracterización regional de recursos líticos en el nordeste de la provincia del Chubut (Patagonia argentina)

 

Anahí Banegas, María Soledad Goye y Julieta Gómez Otero

Anahí Banegas. Centro Nacional Patagónico. Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CENPAT-CONICET). Bv. Brown s/n (9120), Puerto Madryn, Chubut, Argentina. E-mail: banegas.anahi@yahoo.com.ar
María Soledad Goye. CENPAT. CONICET. Bv. Brown s/n (9120), Puerto Madryn, Chubut, Argentina y Secretaría de Cultura del Chubut. E-mail: msgoye@yahoo.com.ar
Julieta Gómez Otero. CENPAT. CONICET. Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco (UNPSJB). Bv. Brown s/n (9120), Puerto Madryn, Chubut, Argentina. E-mail: julietagomezotero@yahoo.com.ar

Recibido 10 de diciembre 2014.
Aceptado 22 de junio 2015


RESUMEN

En este trabajo se presentan los principales resultados del estudio sobre el aprovechamiento de materias primas líticas por parte de grupos cazadores-recolectores que ocuparon dos sistemas geomorfológicos adyacentes en el nordeste de la provincia del Chubut: la costa norte y el valle inferior y desembocadura del río Chubut. Para la construcción de la base regional se emplearon distintas metodologías de campo y laboratorio: muestreos sistemáticos en depósitos secundarios de rodados, identificación litológica macroscópica y microscópica, y conformación de una litoteca. Se constató aprovechamiento predominante de la oferta local y variada de rocas de distintas calidades y aptas para diversos usos, que presentan disponibilidad diferencial en cuanto a tamaño, forma y calidad de los nódulos entre los dos sistemas geomorfológicos. También se determinó explotación de un espectro reducido de materias primas alóctonas. Los resultados alcanzados permiten integrar y discutir las estrategias tecnológicas en relación con la estructura de recursos líticos.

Palabras clave: Base regional; Recursos líticos; Nordeste de Chubut; Patagonia argentina.

ABSTRACT

Regional characterization of lithic resources in the northeast of Chubut province (Patagonia argentina).

This work presents the results of the use of lithic raw materials by hunter-gatherer groups that occupied two geomorphological systems of the northeast of Chubut province, the northern coast and the lower valley and mouth of Chubut river. In order to establish the lithic resources regional base different methodologies were used: systematic rock samplings in secondary deposits of pebbles, macroscopic and microscopic analyses of lithic sources and artifacts, and the creation of a lithotheque. It was verified the main selection of the wide and varied regional supply of diverse quality rocks suitable for several uses. These nodules show differential availability in size, shape and quality between the two geomorphological systems. It was also determined the use of a reduced variety of nonlocal raw materials. These results allow the discussion about the technological strategies adopted by the hunter-gatherers groups who inhabited the study area in relation to the regional base of lithic resources.

Keywords: Regional structure; Lithic resources; Northeast of Chubut province; Argentinian Patagonia.


 

INTRODUCCIÓN

Los estudios orientados a caracterizar la estructura regional de recursos líticos (Ericson 1984) permiten generar información de base para integrar y discutir las estrategias de aprovisionamiento de materias primas en relación con la movilidad y el uso del espacio, la elección de los diseños y las técnicas de reducción, y las preferencias o restricciones que intervienen en la selección de las rocas (Binford 1980; Nelson 1991; Andrefsky 1994, 2009; Flegenheimer y Bayón 1999, entre otros). De esta manera, las elecciones tecnológicas se analizan en el marco más amplio de las estrategias generales de subsistencia y de la organización social (Nelson 1991). Para la elaboración de la base regional de recursos líticos se necesita conjugar información proveniente de distintas vías. Una primera vía se sustenta en los antecedentes geológicos y tiene por objetivo establecer las fuentes potenciales de aprovisionamiento de rocas mediante la identificación y localización de las formaciones geológicas y sus litologías asociadas. Otra es la información obtenida a través del relevamiento y muestreos de campo que permiten establecer la disponibilidad, abundancia relativa y formas de presentación de las materias primas (Franco y Borrero 1999). Por último, para comenzar a hipotetizar sobre los mecanismos de adquisición de recursos, los rangos de movilidad y el tipo de uso o valoración que los grupos humanos les otorgaron a las rocas, este corpus de datos debe ser contrastado con los resultados del análisis del registro arqueológico lítico. En función de lo anterior, en este trabajo se presentan y discuten los resultados de la caracterización de la base regional de recursos líticos en el nordeste de la provincia de Chubut. El objetivo principal es determinar variaciones en la disponibilidad local de rocas e indagar sobre los modos de adquisición y explotación de las materias primas líticas.
El área de estudio se extiende desde Puerto Lobos, al norte (42° S), hasta la zona de Playa Magagna, al sur (43° 25' S); y entre la desembocadura del río Chubut (63º 35' O), al este, hasta la localidad de Gaiman, al oeste (65º 03' O) (Figura 1). La integran dos sistemas geomorfológicos (sensu Súnico 1996): el costanero -en adelante Costa Norte (CN)- y el valle inferior del río del Chubut (en adelante VIRCH). Antecedentes arqueológicos en el nordeste de la provincia de Chubut El registro arqueológico señala ocupaciones iniciales y continuas desde el Holoceno medio (7400 AP) hasta 200 años AP y un aumento gradual en la señal arqueológica a partir de 2000 años AP (Gómez Otero 2006). En Costa Norte, la mayoría de los sitios se ubican en una franja no mayor a 200 metros de la línea de costa actual y en las proximidades de plataformas de abrasión que ofrecen bancos fijos de moluscos y otros recursos del mar (Gómez Otero 2006). Esto indica que la movilidad y el asentamiento estuvieron sobre todo restringidos al perímetro litoral. Estudios arqueofaunísticos e isotópicos mostraron que la dieta de estas poblaciones se basó en el consumo de guanacos, moluscos y plantas, con el complemento de pinnípedos y vertebrados menores (Gómez Otero 2006; Gómez Otero et al. 2009a, 2013a). Se propuso que la variabilidad en los modos e intensidad en el uso del espacio dependió de la productividad costera en combinación con la del ambiente terrestre adyacente, la topografía y la oferta de moluscos. En el VIRCH se registraron ocupaciones entre 6000 AP y 200 AP. Los sitios se localizan sobre albardones a 10 msnm y entre 200 y 1000 metros del cauce actual del río (Gómez Otero et al. 2010), lo que señala la importancia que tuvo este curso de agua sobre el asentamiento y la movilidad. También se ubicaron enterratorios en lo alto de cerros o terrazas fluviales a más de 80 msnm (Gómez Otero et al. 2009b). En cuanto a la dieta, se determinó aprovechamiento de recursos terrestres, marinos y fluviales en la desembocadura; y de recursos dulceacuícolas como percas, aves y coipos a mayor distancia del mar (Gómez Otero et al. 2010; Svoboda y Gómez Otero 2015). Respecto de la tecnología lítica, estudios previos indicaron que tanto en la CN como en el VIRCH hubo explotación predominante de rocas locales y que en menor proporción se utilizaron rocas no locales como obsidianas, pizarras, hematita, basaltos vesiculares y xilópalos (Gómez Otero et al. 1999; Gómez Otero 2003; Banegas et al. 2015). Análisis geoquímicos de obsidianas señalan el uso de seis variedades; de tres de ellas -Telsen/Sierra Chata I (T/ SCI), Sacanana I (SI) y Pampa del Asador I (PDAI)- se conocen las fuentes. Si se toma en cuenta la distancia desde el inicio del istmo Ameghino, las dos primeras se encuentran al oeste, a 180 y 330 km respectivamente; y la tercera, a 800 km al sur (Gómez Otero y Stern 2005). Se estima que las fuentes de las otras tres variedades se ubicarían en la meseta de Somuncurá (Boschin y Massaferro 2014). En cuanto a la hematita, está disponible a 150 km al norte en la zona de Sierra Grande; los basaltos vesiculares, en el área de Sierra Chata, a 70 km al oeste (Gómez Otero et al. 1999); y los basaltos olivínicos, en la Fm. Somuncurá, a 200 km hacia el noroeste. Respecto de los xilópalos, se han registrado afloramientos en el VIRCH, a 150 km de la desembocadura (zona del Dique Ameghino), y también a 450 km al sur en el "Bosque Petrificado de la Costa" (golfo San Jorge) y en el "Bosque Petrificado Ormaechea", cercano a los lagos Musters y Colhue Huapi. Se observó una mayor frecuencia de rocas alóctonas en sitios posteriores a 1000 AP, en especial en inhumaciones múltiples (Gómez Otero 2003).


Figura 1.
Geología del área de estudio, tomado y modificado de Haller (1981).

CARACTERIZACIÓN DE LA BASE REGIONAL DE RECURSOS LÍTICOS

Geología y geomorfología
De acuerdo con la revisión bibliográfica de antecedentes geológicos y geomorfológicos, se identificaron las principales formaciones y litologías asociadas.

Sistema geomorfológico costanero - Costa Norte (CN)
La mayor parte de este sistema se caracteriza por sedimentitas del Terciario representadas por la Fm. Gaiman y la Fm. Puerto Madryn. Sólo en el límite norte del área de estudio aflora la Fm. Marifil (Malvicini y Llambias 1974), compuesta por rocas volcánicas duras del Triásico superior y Jurásico medio. La Formación o Complejo Marifil comprende volcanitas (ignimbritas, tobas silíceas y riolitas) y epiclastitas subordinadas (tobas y brechas). Massaferro y Haller (2000) identificaron vetas de cuarzo blanquecino de aspecto bandeado asociadas a esta formación. Algunos de sus componentes estructurales son chert silíceo rojizo y texturas de recristalización de calcedonia y de calcita laminar (Figura 1). En Puerto Lobos se registraron tabletas de calcedonia. La Fm. Gaiman (Haller 1981) se originó en un ambiente depositacional marino durante el Eoceno superior y el Oligoceno. Se localiza en el valle del río Chubut, el Bajo Simpson y los golfos San José y Nuevo (Figura 1). La componen pelitas cineríticas con delgadas intercalaciones de areniscas y fósiles e improntas mal conservadas de bivalvos y gasterópodos. La Fm. Puerto Madryn (Haller 1981), formada durante los ciclos marinos Entrerriense y Rionegrense del Mioceno, aflora sobre las terrazas del río Chubut y los acantilados de Península Valdés (Figura 1), por encima de la Fm. Gaiman. La integran bancos de areniscas consolidadas y pelitas con abundantes fósiles de moluscos. Ambas formaciones -Gaiman y Puerto Madryn- ofrecen lajas planas de areniscas de tamaños adecuados para la molienda por fricción. Completan la geología los depósitos secundarios del Cuaternario, representados por la Fm. Rodados Patagónicos (RP) (Fidalgo y Riggi 1970), la Fm. Caleta Valdés (Roveretto 1921) y la Fm. San Miguel (Haller 1981). La Fm. RP, pliopleistocénica y de origen glacifluvial, está conformada por espesos mantos de gravas redondeadas de tamaños variables (de 3 a 15 cm) de amplia distribución que cubren terrazas, cañadones y zonas bajas (Figura 1). Las litologías predominantes son volcanitas ácidas (riolitas y andesitas) y rocas basálticas de matriz arenosa. La Fm. Caleta, del Pleistoceno superior y de origen marino, comprende cordones litorales de rodados grandes de granitos, granodioritas, areniscas, cuarcitas, andesitas, riolitas, sílices y basaltos de variadas calidades tamaños guija y guijón, que se desarrollaron entre Caleta Valdés y Punta Norte (Figura 1). Por último, la Fm. San Miguel, del Holoceno medio y de origen marino, incluye los cordones litorales ubicados entre 5 y 8 msnm. Tiene una amplia distribución en distintos sectores del perímetro costero y está compuesta por gravas de hasta seis centímetros de variadas litologías (granitos, cuarcitas, andesitas, riolitas, silíces y basaltos) y conchillas muy fragmentadas en matriz arenosa (Figura 1).

Sistema geomorfológico-Valle inferior y desembocadura del río Chubut (VIRCH)
En las terrazas fluviales, pedimentos y piedemontes se depositan Rodados Patagónicos (Fidalgo y Riggi 1970) de la Fm. Montemayor (Yllañez 1979), que ofrecen guijas y guijarros subredondeados de vulcanitas ácidas, asociadas a andesitas, granitoides, sílices y xilópalos (Panza et al. 2002). En la planicie aluvial y en los niveles aterrazados afloran rodados de las Gravas Morgan (Lapido y Page 1979), caracterizadas por volcanitas y piroclásticas ácidas. Se registran además depósitos cuaternarios en las Terrazas I a IV: los primeros (niveles I y II) incluyen rodados de 8 a 15 cm y bloques de hasta 40 cm de rocas ácidas, porfídicas y escasos cuarzos lechosos blancos (Panza et al. 2002); en los niveles III y IV se agregan rodados de tobas silicificadas, plutonitas ácidas, basaltos y escasas metamorfitas verdosas de grano fino, de 8 a 10 cm y bloques de hasta 80 cm (Panza et al. 2002). En el tramo final del VIRCH se define un paleoestuario afuncional por un mar regresivo (Ichazo 1994), conformado por albardones y cordones litorales paralelos al eje del valle. Los depósitos sedimentarios son fluviales hacia la cabecera y marinos hacia la desembocadura. Materiales de diverso origen son erosionados, transportados y alterados continuamente por la dinámica ambiental, que se hace más activa hacia la zona litoral atlántica. La presencia de una geomorfología más compleja y de una oferta litológica más diversificada se relacionaría con la dinámica fluvial que habría transportado y redepositado en zonas bajas como el estuario rocas de distinto origen procedentes del curso medio e inferior del río Chubut.

Muestreos sistemáticos de rocas
En una segunda instancia se realizaron muestreos sistemáticos de nódulos en distintas geoformas y sectores de cada sistema geomorfológico. La finalidad de estos muestreos fue caracterizar los depósitos secundarios de rodados en relación con la abundancia, la forma de presentación, los tamaños (sensu Bonorino y Teruggi 1952) y la aptitud para la talla (Aragón y Franco 1997), y explorar variaciones espaciales en la disponibilidad de materias primas líticas. La estrategia de muestreo se basó en el método de Franco y Borrero (1999), que consiste en el conteo de nódulos de rocas aptas para la talla y otros usos recolectados por una persona durante una unidad fija de tiempo (entre 10' y 15'). Se llevaron a cabo 17 muestreos de rodados, que suman 311 nódulos. En la CN se realizaron once muestreos, y en el VIRCH, seis (Figura 1). Del total de muestreos, tres se implementaron en terrazas marinas; siete, en cordones litorales; uno, en la playa actual; dos, en el estuario; y cuatro, en las terrazas fluviales. Sobre la base del modelo propuesto por Gómez Otero (2006) para la costa norte, que reconoce un uso más intenso, diverso y continuo del espacio en Península Valdés que en el resto de los sectores costeros del área, la información aquí presentada se discute en función de tres grandes unidades de análisis estrictamente arqueológicas. De esta manera, la CN incluye las unidades arqueológicas Península Valdés (UAr-PV) y Fuera de Península Valdés (UAr- FPV), mientras que el VIRCH contiene la unidad arqueológica del valle inferior y desembocadura del Río Chubut (UAr-VIRCH).

Costa Norte
En todos los muestreos hay preponderancia de guijarros de 16 a 64 mm; sólo se identificaron guijones -de 65 a 256 mm- en la zona de Caleta Valdés (Gómez Otero et al. 1999). La distribución de los tamaños por geoforma mostró que en el sector de berma predominan los guijarros de 27 a 59 mm, mientras que en las terrazas hay guijones de hasta 126 mm, y en los cordones litorales, de hasta 136 mm. Los clastos se presentan de distinta forma: achatados (39,8%), discoidales (20,2%), elípticos (14,1%), tabulares (7%) e indeterminados (18,9%). Las rocas más abundantes son el basalto (entre 53,3% a 31,6), las sílices (23,3% a 12,6) y las riolitas (16,7% a 8,8). El resto de las litologías identificadas -andesitas, dacitas, ignimbritas, granitos, calcedonias y cuarcitas- se encuentran en baja frecuencia (entre 2% y 8,5%). La oferta local de materias primas resultó diferente para cada unidad arqueológica de análisis: la UAr-FPV aportó 11 litologías, y la UAr-PV, ocho. Esta superioridad de la primera se debería a que en la porción norte de la UAr-FPV (Puerto Lobos) las calcedonias y las ignimbritas son locales y están disponibles a través de vetas o filones y también de nódulos cuyos tamaños se ubican entre los 55 y 66 mm. Por el contrario, en Península Valdés, la calcedonia está prácticamente ausente y en forma de guijarros muy pequeños. Con relación a la aptitud para la talla, la calcedonia es la de mejor calidad (muy buena a excelente), los basaltos y las sílices son de buena a muy buena calidad, y las demás son de regular calidad.

VIRCH
En este sistema geomorfológico también predominan los depósitos secundarios (Tabla 1), aunque prevalecen los rodados de tamaño guijón (entre 64 y 122 mm) por sobre los guijarros (entre 30 y 62 mm). Los guijarros se registraron en el segundo nivel de terraza; y los guijones, en el estuario y en el tercer nivel de terraza. En cuanto a las formas, se observó mayoría de redondeados espesos (43,3%); en segundo lugar, chatos (25,6%) y angulosos (22,2%); y por último, tabulares (8,9%). La oferta total de rocas locales abarca nueve litologías. En todas las geoformas predominan las sílices (24 a 25%) y los basaltos (25 a 45%), salvo en el segundo nivel de terraza, donde los basaltos son escasos (6,4 %). Las demás litologías les siguen en frecuencias variables y bajas según las distintas geoformas (Tabla 1). En cuanto al xilópalo, solamente se encontraron cuatro guijarros subredondeados en las terrazas de la Fm. Montemayor. Respecto de la aptitud para la talla, las calcedonias y los xilópalos presentan calidad muy buena a excelente; las sílices, muy buena a buena; y buena los basaltos. El resto -ignimbritas, riolitas, etc.- son de calidad regular. En síntesis, si se considera el total de materias primas por UAr, la mayor diversidad corresponde a FPV, luego a VIRCH y por último, a PV. En las tres predominan las sílices y los basaltos, seguidas por las riolitas e ignimbritas. Con relación a las calcedonias y xilópalos, su bajo porcentaje en cada UAr (menos de 3,6%) sugiere que no son locales, excepto la calcedonia en la zona de Puerto Lobos.

Tabla 1. Frecuencias absolutas y relativas de litologías identificadas en los sistemas geomorfológicos CN y VIRCH mediante los muestreos sistemáticos de depósitos secundarios.

Estudios tecnológicos
Para este estudio se seleccionaron 2946 artefactos líticos recuperados en muestreos sistemáticos de superficie de cuatro metros de lado o estratificados de 50 cm × 50 cm de lado por la potencia máxima del nivel. Abarcan un rango temporal
desde el Holoceno medio -5500 años AP- hasta el Holoceno tardío final -470 años AP- (Gómez Otero 1994 y 2006; Gómez Otero et al. 2009; Gómez Otero et al. 2013a y b). En total se analizaron 18 muestreos (Figura 2). Ocho provienen de la UAr-PV (N = 1605 artefactos líticos): Los Cormoranes 3 (N = 11), Los Abanicos 2 M-2 (N = 92), La Armonía 2 M-2 (N = 702), San Román 2 (N = 81), Las Lisas 2 CH2 (N = 366), Flechero del 39 (N = 193), San Pablo 4 M-3 (N = 113) y San Pablo 6 CC 2 (N = 47). Cinco muestreos corresponden a la UAr-FPV (N = 701): Rincón de Elizalde 1 M1 (N = 314), Rincón de Elizalde 5 (N = 98), Ecocentro F1 (N = 41), Bahía Cracker 4 (N = 165) y Bahía Cracker 8 (N = 83). Por último, cinco muestreos proceden de la UAr- VIRCH (N = 640): Barranca Norte 1 N1 (N = 70), Barranca Norte 2 N2 (N = 205), Los Cangrejales 2 S-4 (N = 261), Loma Grande 1 F1 (N = 77) y Cinco Esquinas C-B (N = 27). Para el análisis tecnológico se distinguieron seis clases artefactuales según la propuesta de Aschero (1975, 1983) y Aschero y Hocsman (2004): 1) Núcleos; 2) Artefactos formatizados (por talla, picado y abrasión); 3) Artefactos con rastros complementarios; 4) Artefactos modificados por el uso (molinos planos, manos, yunques y percutores); 5) Desechos de talla; y 6) Ecofactos (guijarros sin evidencias de aprovechamiento). De las 2946 piezas líticas de todos los muestreos, 956 (32,5%) corresponden a desechos no clasificables (Bellelli et al. 1985-1987), que no se incluyeron en los resultados para no sobredimensionar las categorías litológicas. Por lo tanto, la asignación litológica de las distintas clases artefactuales se realizó sobre 1990 artefactos líticos: UAr-PV (N = 1123), UAr-FPV (N = 379) y UA-VIRCH (N = 488). Para cada subgrupo tipológico, la determinación de la materia prima y la calidad (según Aragón y Franco 1997) se realizó macroscópicamente y con la ayuda de material comparativo (litoteca). Dado que la mayoría de las rocas está disponible en depósitos secundarios, se establecieron como locales aquellas cuyas fuentes se encuentran a menos de 40 km de cada localidad; y como no locales las que superan esa distancia (Franco 2004).


Figura 2.
Localización de los sitios arqueológicos y de los muestreos de rocas. Referencias: 1.- Rincón de Elizalde 1 M1; 2.- Rincón de Elizalde 5; 3.- San Román 2; 4.- Los Abanicos 2 M-2; 5.- La Armonía 2 M-2; 6.- Las Lisas 2 CH2; 7.- Flechero del 39; 8.- Los Cormoranes 3; 9.- San Pablo 4 M-3; 10.- San Pablo 6 CC 2; 11.- Ecocentro F1; 12.- Bahía Cracker 4; 13.- Bahía Cracker 8; 14.- Barranca Norte 1 N1; 15.- Barranca Norte 2 N2; 16.- Cinco Esquinas C-B; 17.- Loma Grande 1 F1; 18.- Los Cangrejales 2 S-4 .

Litologías identificadas y sus frecuencias en cada UAr
En los muestreos arqueológicos de la UAr-PV (Tabla 2) se determinaron 13 rocas, las ocho disponibles localmente y cinco no locales. Las más frecuentes son dos locales -sílices (41%) y basaltos (23,8%)-, y una no local -calcedonia (18,1%)-. Las rocas minoritarias incluyen locales (ignimbritas, riolitas, andesitas-dacitas y cuarcitas) y alóctonas (obsidianas, hematita y un único artefacto de basalto vesicular). Se reconocieron tres variedades de obsidiana: T/SCII, MSI, CC? (Gómez Otero y Stern 2005). Salvo los xilópalos, que alcanzan 5,8%, el resto no supera el 2,5%. En los sitios de la UAr- FPV (Tabla 2), se identificaron nueve tipos de rocas: seis de las once disponibles localmente y tres no locales. Entre las primeras sobresalen los basaltos (30,1%) y las sílices (28,2%), seguidas por las riolitas (14,6%), calcedonias (10,6%) e ignimbritas (5,4%). Las no locales corresponden a xilópalos (4,7%), a tres variedades de
obsidianas -T/SCI, T/SCII y MSI- (que, juntas, no superan el 1,3%), y a basalto olivínico (0,5%). Para los muestreos UAr-VIRCH se determinaron diez variedades de rocas: seis de las nueve locales y cuatro no locales. Más de la mitad de los artefactos fueron confeccionados con las sílices (51%) y basaltos (18%) locales; en tercer lugar se ubican las calcedonias (11,7%), que en esta zona son alóctonas. Las demás rocas locales aparecen en baja frecuencia: ignimbritas (8,6%), riolitas (2,4%), andesitas (2,2%) y cuarcitas (0,6%). El resto de las no locales está representado por xilópalos (3,7%), obsidianas del tipo T/SCII (1,4%), y un sólo ejemplar de hematita (0,2%). En suma, de las tres UAr, la que mayor diversidad litológica presentó es PV (N = 13), seguida por VIRCH (N = 10) y FPV (N = 9).

Tabla 2. Distribución de artefactos líticos por materia prima y unidad de análisis arqueológica

Referencias: Ba: basalto; Bv: basalto vesicular; Bo: basalto olivínico; Ri: riolita; Ig: ignimbrita; Si: sílice; Xi: xilópalo; Ca: calcedonia; Cu: cuarcita; Ob: obsidiana, Ot: otras; Ar: arenisca; He: hematita; Cuch. ret.: cuchillos retocados; Pta. buril: punta burilante; Pta. proyectil: punta proyectil; Pta. nat.: punta natural; Filo nat.: filo natural; Ls. int.: lasca interna; Ls. ext.: lasca interna; P. quemadas: piedras quemadas.

Modos de explotación de cada roca en orden de importancia decreciente
Sílices. Roca local y de amplia disponibilidad en las tres unidades arqueológicas, seleccionada para la talla (Tabla 2). Un aspecto destacable es que su frecuencia en los sitios arqueológicos duplica la oferta local. Están representadas todas las etapas de producción, y en las tres UAr se las usó para cuatro clases artefactuales. En las dos unidades arqueológicas de la costa norte predominan los artefactos formatizados (65% a 71%), mientras que en el VIRCH son mucho más numerosos los artefactos no formatizados (86%). Se confeccionaron principalmente muescas, cuchillos retocados, puntas burilantes y raspadores.
Basaltos. Es también una roca local de abundante disponibilidad en las tres UAr (Tabla 2). Fue explotada para la talla lítica aunque en un porcentaje menor (60 a 63%) respecto de la oferta. Se observó su representación en cuatro a seis clases artefactuales y en todas las etapas de manufactura. Predominan los artefactos formatizados (entre 55% y 75%) por sobre los no formatizados (24 a 44%). Los subgrupos más representados son los cuchillos retocados, las puntas burilantes y las raederas.
Calcedonia. Roca no local (excepto en el sector norte de la UAr-FPV) utilizada para la talla lítica en tercer lugar de importancia (Tabla 2). Su presencia en los contextos arqueológicos de todas las UAr supera ampliamente su registro en la base regional: cinco veces más en PV y tres veces más en FPV y VIRCH. Se la verificó en tres a cuatro clases artefactuales. Los núcleos (ausentes en VIRCH) alcanzan un 8,7% en las demás UAr, y en todas abundan las lascas internas (78 a 90%). En la costa norte, sobresalen los artefactos formatizados (68%
a 71%), entre los que se destacan los raspadores y los cuchillos de filo retocado. En VIRCH, por el contrario, esta roca se utilizó preferentemente para puntas burilantes y filos naturales.
Xilópalo
. Roca no local ubicada en cuarto lugar y utilizada para la talla (Tabla 2). Si bien en las UAr PV y FPV está prácticamente ausente en la base regional, en los sitios arqueológicos ocupa entre el 5 y el 6%, mientras que en el VIRCH los porcentajes de disponibilidad y uso son iguales (3,6%). Se lo identificó en cuatro clases artefactuales. Los núcleos alcanzan un 8,7%; los desechos internos, un 50 a 91%; y los artefactos formatizados -cuchillos de filo retocado, raederas, muescas y puntas burilantes-, entre 54% a 67%. Se comprobó que el tamaño de los artefactos formatizados (en general, sobre láminas de tamaños medianos y grandes) es mayor que el de los rodados locales (Banegas et al. 2014), lo que indica que para su confección se usaron nódulos alóctonos.
Riolita. Se encuentra de manera abundante en las tres unidades de muestreo en forma de rodados y, junto con la ignimbrita, ocupa el quinto lugar en el registro arqueológico (Tabla 2). El porcentaje de aprovechamiento es variable respecto de la oferta: 10% en PV, el doble en FPV y 25% en el VIRCH. Se la utilizó para tres a cuatro clases artefactuales, en especial para filos o puntas naturales y artefactos modificados por el uso. Se registran escasos núcleos (5,8%), y los desechos muestran porcentajes relativamente parejos entre externos e internos.
Ignimbrita
. De abundancia equiparable a la riolita en las tres unidades de muestreo (Tabla 2). Está disponible en rodados y también en la zona de Puerto Lobos en bloques. La mayor frecuencia en el registro arqueológico se observó en la UAr FPV. En PV se la registró en cinco clases artefactuales, en FPV para cuatro y en el VIRCH para una. Los núcleos son escasos (2,9%), los desechos de talla internos y externos presentan porcentajes parejos en FPV y VIRCH, mientras que en PV, los internos llegan a 91%.
Obsidianas.
Roca de origen no local utilizada para la talla (Tabla 2). Se aprovechó para dos a cuatro clases artefactuales. Se destaca la casi nula presencia de núcleos (0,9%) y de lascas externas (6,4%). Entre los artefactos formatizados (57%) se registran cuchillos retocados y raclettes; el resto de los artefactos corresponde a filos naturales. El análisis geoquímico determinó la presencia de cuatro variedades: T/SCI, T/SCII, MSI y CC?; la primera corresponde a la fuente Telsen/Sierra Chata, mientras que las tres últimas se ubicarían en la meseta de Somuncurá (Gómez Otero y Stern 2005; Boschín y Massaferro 2014). Fuera de los muestreos aquí tratados se registraron otras variedades: SI (Fuente Sacanana) en las tres unidades arqueológicas, y PDAI (Pampa del Asador I) en la costa norte fuera de Península Valdés (Gómez Otero y Stern 2005).
Hematitas, basaltos vesiculares y olivínicos
: rocas no locales, utilizadas para una y dos clases artefactuales: esferoides y percutores (Tabla 2). Sus fuentes se encuentran a 150 km del inicio del istmo Ameghino.
Arenisca consolidada:
roca local de textura abrasiva y en forma de lajas (Tabla 2), usada para molinos planos y sobadores (Gómez Otero et al. 1999).


Figura 3.
Muestreos de rocas. A) Península Valdés, B) Golfo Nuevo sur, C) y D) VIRCH.

CONSIDERACIONES FINALES

Los resultados presentados arriba indican que tanto en la CN como en el VIRCH hay abundancia y amplia distribución de litologías aptas para distintos tipos de artefactos: sílices y basaltos para los confeccionados por talla; e ignimbritas, riolitas y sedimentitas del Terciario para los modificados por el uso. En consecuencia, el aprovisionamiento de estas rocas locales habría sido directo e implicado bajos costos de obtención. Esto habría determinado un predominio de estrategias expeditivas (Binford 1979; Bamforth 1986; Torrence 1989). No obstante, en las tres unidades arqueológicas de análisis se observó diversidad en el aprovechamiento, ya sea expeditivo como conservado de estas rocas. En cuanto a las materias primas no locales, las distancias a las fuentes -entre 50 y 450 km- implicarían costos de obtención variables según las distintas unidades de muestreo: a mayor distancia, mayor la frecuencia de aplicación de estrategias de conservación (Bamforth 1986; Franco 2004). En concordancia con ello, las calcedonias y los xilópalos no locales fueron explotados intensamente. La baja proporción de núcleos y desechos externos y el predominio de artefactos formatizados sugieren el ingreso de preformas o formas base y también la introducción de artefactos ya terminados. Lo mismo se aplicaría para la obtención de las obsidianas, pero su frecuencia es muy escasa en los muestreos, lo que refuerza la hipótesis de que no fue indispensable para la tecnología de la talla y que su empleo en el área de estudio se debió a razones no utilitarias (Gómez Otero y Stern 2005). Por último, la hematita y el basalto olivínico indican su selección para bolas y otros esferoides, artefactos todos que representan tecnologías conservadas.
A modo de conclusión, este estudio permitió conocer la oferta local de materias primas en dos sistemas geomorfológicos adyacentes del nordeste de Chubut, explorar tendencias en los modos e intensidad de uso de las rocas e indagar sobre mecanismos y circuitos de adquisición de las de procedencia alóctona. La base regional de recursos líticos y la selección humana de las rocas fue diferencial según cada unidad arqueológica. La UAr-FPV resultó la de más amplia oferta de rocas pero en la que se aprovechó sólo un 54% de esa diversidad; en el otro extremo se encuentra la UAr-PV, donde se explotaron todas las rocas disponibles localmente. En cuanto a las materias primas no locales, la mayor variedad la evidenció PV, y la menor, FPV. Un dato interesante es que la circulación de materias primas alóctonas señala un vector NNO-SSE, con flujos desde Sierra Grande, al norte, y desde las estribaciones australes de la meseta de Somuncurá al noroeste, en dirección sudeste hasta la costa de los golfos norpatagónicos y el valle inferior del río Chubut. En el futuro se espera continuar con los estudios tecnológicos y ampliar las muestras artefactuales para determinar el modo en que ingresaron las materias primas no locales e identificar las técnicas de reducción de los nódulos locales en relación con la forma y tamaño de presentación.

Agradecimientos

A las editoras de este volumen, por la invitación a participar, y a los tres evaluadores, que nos estimularon a hacernos nuevas preguntas y a mejorar el trabajo. También agradecemos al equipo de investigación en Arqueología del Instituto de Diversidad y Evolución Austral del CENPAT-CONICET, a la geóloga Nilda Weiler, a la Secretaría de Cultura de la Provincia del Chubut y a la Fundación Patagonia Natural por el permiso otorgado para muestrear en su reserva natural. Este trabajo se vincula con las tesis doctorales en curso (FCNyM - UNLP) de las licenciadas Anahí Banegas (becaria CENPATCONICET) y María Soledad Goye (pasante CENPATCONICET). Esta investigación contó con fondos de los PIP-CONICET 6470 y 11401000100210 otorgados a J. Gómez Otero.

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