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Intersecciones en antropología

versión On-line ISSN 1850-373X

Intersecciones antropol. vol.16  supl.1 Olavarría oct. 2015

 

ARTÍCULOS

Materias primas líticas y su utilización en las cuencas de los ríos Chico y Santa Cruz (provincia de Santa Cruz, Patagonia argentina)

 

Nora Viviana Franco, Pablo Ambrústolo y Lucas Vetrisano

Nora Viviana Franco. Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Instituto Multidisciplinario de Historia y Ciencias Humanas (IMHICIHU). Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. Saavedra 15, 5° piso (1083), Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina. E-mail: nvfranco2008@gmail.com
Pablo Ambrústolo. CONICET. Facultad de Ciencias Naturales y Museo, Universidad de La Plata, Museo de La Plata, Paseo del Bosque s/n (CP 1900), Buenos Aires, Argentina. E-mail: pambrustolo@hotmail.com
Lucas Vetrisano. Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. Saavedra 15, 5º piso (CP 1083), Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina. E-mail: lucasvetri@yahoo.com.ar

Recibido 1° de diciembre 2014.
Aceptado 17 de junio 2015


RESUMEN

En este trabajo se sintetizan y actualizan los resultados de los relevamientos de materias primas líticas realizados en el extremo sur del Macizo del Deseado, el curso medio del río Chico y en diferentes sectores de la cuenca del río Santa Cruz. Se presentan las variables registradas, así como las razones de las modificaciones introducidas en la metodología de su relevamiento a lo largo del tiempo. Los resultados se integraron en una base de datos que posee un correlato de muestras de mano, identificadas en casos seleccionados mediante cortes delgados. Se realizaron análisis geoquímicos sobre algunas muestras. La información obtenida da cuenta no sólo de las características macroscópicas de las materias primas, sino también de su forma de presentación, dispersión en el espacio y visibilidad. Estos datos se utilizan para evaluar los cambios en el registro arqueológico y sus implicaciones en relación con el comportamiento humano.

Palabras clave: Cazadores-recolectores; Materias primas líticas; Sur del Macizo del Deseado; Cuenca del río Chico; Cuenca del río Santa Cruz.

ABSTRACT

Raw materials and their utilization in the chico and Santa Cruz river basins (Santa Cruz province, Argentine Patagonia).

The purpose of this paper is to present a summary of the results obtained in raw material samplings which took place in different localities within the southern end of the Deseado Massif, the middle Chico river basin and the upper and lower Santa Cruz river basin. Variables considered as well as modifications introduced in the methodology through time are described. Results obtained were introduced into a data base, which has a correlative set of hand samples that, in selected cases, were identified through thin sections. In some cases, geochemical analyzes were carried on. Data acquired inform us about the macroscopical characteristics of raw materials, their availability, spatial dispersion and visibility. This information is used to analyze changes in the archeological record and their implications for human behavior.

Keywords: Hunter-gatherers; Lithic raw materials; Southern Deseado Massif; Chico river basin; Santa Cruz river basin.


 

INTRODUCCIÓN

En los últimos años, los estudios relacionados con la evaluación de las formas de aprovisionamiento de materias primas líticas por parte de grupos cazadores-recolectores y su integración dentro de sus estrategias de subsistencia se han desarrollado con gran énfasis tanto a nivel nacional como internacional (e.g., Bamforth 1986; Bellelli 1988; Hayden 1989; Nami 1992; Bousman 1993; Espinosa et al. 2000; Franco 2002, 2004; Cattáneo 2004; Hermo 2008; Skarbun 2009; Ambrústolo 2011; Franco et al. 2011, 2012).
De acuerdo con Hayden (1989), los recursos líticos se presentan en concentraciones localizadas, por lo que involucran costos de búsqueda, aprovisionamiento y procesamiento. Dichos costos están en relación con su distribución, disponibilidad y accesibilidad (sensu Haury1995). La acción de procesos glaciarios o fluviales en un determinado espacio, tal como el que nos ocupa, puede extender la disponibilidad de estos recursos. Debido a esto, algunas materias primas tendrán una amplia dispersión, mientras que otras se encontrarán más localizadas. Durante la etapa de exploración (sensu Borrero 1994-1995), las poblaciones humanas necesitaron tiempo para conocer la disponibilidad y distribución de los diferentes recursos presentes en espacios que desconocían (e.g., Rockman 2003; Franco 2004). En el caso de las materias primas líticas, el conocimiento detallado de su disponibilidad puesto en relación con el registro arqueológico nos proporcionará una vía de acceso a la comprensión de los procesos de incorporación humana de distintos ambientes.

METODOLOGÍA

A los efectos de dar cuenta de la disponibilidad de materias primas líticas se hicieron muestreos sistemáticos, los que se complementaron con muestreos asistemáticos en sectores puntuales en los que existían limitaciones de tiempo para su realización. En todos los casos se utilizó la misma metodología y se registraron las mismas variables. Al realizar estos relevamientos es importante distinguir entre los distintos tipos de fuentes potenciales de aprovisionamiento lítico, ya que cada una de ellas demanda una particular inversión de tiempo y energía para la obtención de materia prima. Para distinguir entre los diferentes tipos de fuentes existentes, utilizaremos los criterios definidos por Church (1994). Las fuentes primarias son los afloramientos de roca; mientras que las fuentes secundarias son el material erosionado proveniente de una fuente primaria (por ejemplo, depósitos formados por guijarros o material presente en aluviones y taludes); y las fuentes terciarias, los conjuntos de artefactos líticos reclamados por poblaciones que ocupan el espacio, con posterioridad a su primer descarte. Con la finalidad de dimensionar los costos antes mencionados, se configuró una metodología exploratoria de análisis de la estructura de recursos líticos (sensu Ericson 1984) en una escala espacial amplia (Franco y Borrero 1999). Las razones de la aplicación de esta metodología, que tiene en cuenta el tiempo de búsqueda en lugar de la superficie involucrada para evaluar los costos, han sido reseñadas en Franco y Borrero (1999) y en Franco (2004), por lo que no se entrará en detalles aquí. Dicha metodología estaba destinada a evaluar la variabilidad en las fuentes secundarias de materias primas, las cuales eran las más abundantes en el área de trabajo en ese momento. La metodología utilizada se ha ido complejizando a lo largo del tiempo -con la incorporación de variables tales como grado de redondeamiento, etc., ver infra)-, con la finalidad de efectuar estimaciones más precisas en el estudio de las estrategias de aprovisionamiento y utilización de recursos líticos. Por el momento, los análisis se han focalizado en los estudios de costo-beneficio, aunque se debe evaluar aún el efecto de variables tales como el volumen y la presencia de aristas. Por otra parte, a medida que se localizaron fuentes primarias potenciales de aprovisionamiento lítico, estas fueron incorporadas en el análisis.
El primer paso en el relevamiento consiste en seleccionar los espacios a ser muestreados sobre la base de la información geológica, considerándose para esto aquellas materias primas de calidad adecuada para la talla y/o presentes en el registro arqueológico (Franco y Borrero 1999). Debido a que la información geológica se genera a una escala mayor que la humana, en cada uno de los espacios que se presentan como homogéneos desde el punto de vista geológico (una misma formación o grupo, por ejemplo), se realizan muestreos en diferentes sectores con el objetivo de dar cuenta de la variabilidad presente en escalas espaciales más pequeñas. Por otra parte, y a modo de control, algunos espacios se muestrean en más de una ocasión y en distintos momentos del año (Franco y Borrero 1999). Dentro de cada fuente potencial de aprovisionamiento seleccionada, se establece un tiempo de trabajo en el que se recorren diferentes sectores y se registra la presencia de las materias primas líticas de mejor calidad para la talla. Las rocas de calidad regular o mala se registran sólo en los casos que presenten altas frecuencias y/o en los que aquellas se hayan identificado en el registro arqueológico del área. Aunque la cantidad de personas involucradas y el tiempo utilizado varíen, en todos los casos la información se expresa -aplicando una regla de tres compuesta- como la muestra obtenida por dos personas en diez minutos, a fin de facilitar la comparación de las frecuencias obtenidas entre fuentes (Franco 2002, 2004).
Las variables relevadas se basan en información suministrada por talladores e investigadores. En los primeros muestreos, las variables consideradas fueron: tipo de materia prima, calidad para la talla (sensu Aragón y Franco 1997), tamaño (diámetro o eje máximo), color y forma de presentación (guijarros achatados, por ejemplo), tomándose en todos los casos fotografías del contexto (Franco y Borrero 1999). Estas variables se incorporaron a una base de datos unificada. Adicionalmente, se recogieron muestras de tamaño suficiente para: 1) conservar una muestra de mano que permitiera su identificación macroscópica por un geólogo (en nuestro caso, el Dr. Aragón) y comparaciones con artefactos; 2) realizar cortes delgados en ejemplares seleccionados; y 3) efectuar análisis geoquímicos. Esta metodología de registro de fuentes de aprovisionamiento permite obtener una aproximación respecto de la relación entre el tiempo involucrado en la búsqueda de rocas aptas para la talla -de calidades para la talla buenas a excelentes- y los resultados de dicha búsqueda en diferentes espacios. Esto permite estimar qué fuentes poseen un mayor rendimiento en términos de costo-beneficio y, entonces, comparar la disponibilidad y accesibilidad de los recursos líticos en diferentes regiones (Franco y Borrero 1999). A lo largo del tiempo, la aplicación de esta metodología ha llevado a generar una litoteca que unifica la información obtenida en los análisis (descripción macroscópica, de cortes delgados y análisis geoquímicos cuando correspondiera) con las muestras de mano provenientes de cada espacio muestreado. Como mencionamos, con el transcurso de las investigaciones se efectuaron mejoras en la metodología. En este sentido, resultaba de interés evaluar, por ejemplo, la posible interacción entre el método de talla y la forma del nódulo, el volumen de materia prima de calidad adecuada para la talla en cada nódulo y la presencia de superficies, aristas y/o ángulos aprovechables. Las variables incorporadas a lo largo del tiempo fueron las siguientes: las medidas máximas de los tres ejes ortogonales de cada ejemplar (largo, ancho y espesor en el caso de bloques; ejes mayor, menor y altura del guijarro); la productividad (entendida como el porcentaje de materia prima aprovechable en el nódulo, evaluada en relación con la presencia de impurezas, planos de debilidad y grado de homogeneidad en la silicificación, cf. Franco et al. 2011); y presencia de redondez (diferenciándose entre bloque y rodado, careciendo este último de aristas).
En el caso de fuentes primarias fue necesario adaptar la metodología. A efectos de dar cuenta de las variaciones en su calidad, se toman muestras en distintos sectores del afloramiento, tratando de maximizar la representación de la cobertura de la superficie total visible. Las variables relevadas son: clasificación macroscópica de la materia prima, calidad para la talla, color y productividad del afloramiento (estimada sobre la base del porcentaje de muestras de diferente calidad tomadas en el campo [Franco et al. 2014a]).

RESULTADOS

La mayoría de los resultados obtenidos en cada una de las áreas han sido publicados (e.g., Franco y Borrero 1999; Franco 2002, 2004; Franco et al. 2012, 2014a). Realizamos aquí una síntesis de ellos a escala espacial amplia, dando cuenta en primer lugar, de las características de las materias primas- tipo de roca, tamaño, calidad y productividad- y de la existencia de variaciones en la facilidad de localización y obtención de ellas. Sintetizamos luego la información ya disponible sobre la forma de explotación de las materias primas presentes en cada uno de los espacios, así como las evidencias de presencia de materia prima alóctona. Las áreas analizadas son: el extremo sur del Macizo del Deseado, la cuenca del río Chico, la margen norte del río Santa Cruz, el norte de Lago Argentino y el sur de la cuenca del río Santa Cruz, en sus cursos superior e inferior (Figura 1).


Figura 1. Áreas analizadas:
1. Extremo Sur del Macizo del Deseado; 2. Cuenca del río Chico; 3. Margen norte del río Santa Cruz; 4. Norte de lago Argentino; 5. Sur de la cuenca del río Santa Cruz (curso superior); 6. Sur de la cuenca del río Santa Cruz (curso inferior). Principales localidades y sitios arqueológicos: A: Cerro Ventana; B. Fuente de Pampa del Asador; C. Fuente de 17 de Marzo; D. Localidad arqueológica La Gruta; E. Localidad arqueológica La Martita; F. Localidad arqueológica Viuda Quenzana; G. Localidad arqueológica Yaten Guajen; H. Localidad arqueológica El Soiego; I. Sitio arqueológico Chorrillo Malo 2; J. Sitio arqueolígico Río Bote 1.

Disponibilidad de materias primas
1. El extremo sur del Macizo del Deseado
El Macizo del Deseado es una región morfoestructural con importantes evidencias de actividad volcánica durante el Jurásico (De Giusto et al. 1980). En ella hay numerosas venas minerales que proporcionan materias primas de excelente calidad para la talla (e.g., Panza et al. 1998; Panza y Haller 2002; Miotti y Salemme 2003; Cattáneo 2004; Echeveste 2005; Hermo 2008; Skarbun 2009). Las rocas silíceas, que son abundantes, están presentes en el Grupo Bahía Laura, dentro de sus formaciones Chon Aike y La Matilde. Estas comprenden ignimbritas jurásicas, tobas y venas de cuarzo con varios grados de silicificación, venillas de alteración hidrotermal y rellenos en ambientes hidrotermales (e.g., Panza et al. 1998; Schalamuk et al. 2002). Por otra parte, en la formación Baqueró se identificaron ópalos y madera silicificada (Panza et al. 1998). Nuestros trabajos se han focalizado en el extremo sur del Macizo, en las localidades de La Gruta, Viuda Quenzana, La Martita, La Barda y La Alianza, a distancias máximas de ca. 25 km entre sí. Debido a que el comienzo de nuestras investigaciones es posterior a la instalación de empresas mineras, no se cuenta con muestreos en sectores de minas activas. En este espacio se han identificado diferentes tipos de depósitos minerales de origen hidrotermal con rocas aptas para la talla; al respecto, se destacan los sinters, los cuales se originan por la depositación de materiales silíceos en ambientes lagunares, que en algunos casos se ven afectados por procesos de brechamiento, lo que altera su textura original bandeada a una compuesta por clastos dentro de una matriz cementada (Schalamuk et al. 2002).
Los resultados recientemente publicados indican que existen variaciones en la disponibilidad y calidad para la talla (sensu Aragón y Franco 1997) de materias primas silíceas (Franco et al. 2014a). Hasta el momento se han localizado fuentes primarias en La Alianza, La Barda y La Gruta, todas muy próximas entre sí, siendo el afloramiento de
La Alianza el que presenta materias primas silíceas de mejor calidad (Franco et al. 2014a). En La Gruta (Figura 1, D) se identificó la presencia de un sinter brechado de homogeneidad media de calcedonia beige, que presenta sectores con rocas buenas y muy buenas. Recientemente, se localizaron también sinters y brechas silíceas de distribución muy acotada y disponibilidad de materia prima de calidad variable para la talla en La Gruta, aunque no se cuenta aún con resultados cuantificados de los muestreos. En términos generales, teniendo en cuenta tanto fuentes primarias como secundarias, el sector con rocas de mejor calidad (de muy buena a excelente) es Viuda Quenzana (Figura 1, E), donde se identificaron calcedonia, ópalo, y madera silicificada y otras rocas silíceas (Franco et al. 2012, 2014a). Estas se presentan, en algunos casos, altamente localizadas. La productividad es también mayor en el área de Viuda Quenzana que en La Gruta (Franco et al. 2012).
En lo que se refiere a la dispersión de las materias primas en el espacio, cabe señalar que mientras algunas de ellas presentan una dispersión amplia, en otros casos esta es más localizada, como sería el caso de los sinters, brechas y otros depósitos de ambiente hidrotermal o hotsprings (Echeveste 2005). En nuestro caso, se han identificado hotsprings en Viuda Quenzana, con una extensión no mayor a 200 x 300 metros y sin caracteres que los hagan visibles desde lejos. Las variaciones en la visibilidad de los afloramientos traerían aparejadas consecuencias en su velocidad de incorporación a los circuitos de movilidad de las poblaciones humanas. Por otra parte, en lo que se refiere a la disponibilidad y calidad de la materia prima, la comparación de nuestros resultados con los obtenidos más al norte (Hermo 2008; Skarbun 2009; Ambrústolo 2011) sustentan la idea de la existencia de una gran variabilidad en la estructura de recursos líticos en el Macizo. Estos indican que la productividad es mayor en los sectores localizados al norte, tanto en el interior -en el área de la localidad arqueológica La María- como en el sector costero -sur de la ría del Deseado- (Franco et al. 2011).

2. La cuenca del río Chico
El río Chico, ubicado al sur del Macizo del Deseado, se origina en la zona cordillerana y pudo haber transportado rocas procedentes de este espacio, especialmente en momentos de mayor caudal que el actual (Panza et al. 1998). A los efectos de comenzar a evaluar su potencial de transporte, se realizaron muestreos de rocas en proximidades del neck o cuello volcánico conocido como Cerro Ventana (Panza et al. 2005, Figura 1, A). Se identificó la presencia de rocas silíceas de muy buena calidad con características macroscópicas similares a las recuperadas en el Grupo Bahía Laura dentro del Macizo del Deseado. Se trata en su mayoría de guijarros pequeños, con diámetros medios cercanos a los 55 mm (Franco et al. 2014a). Recientemente se ha ubicado una fuente secundaria de obsidiana negra geoquímicamente indistinguible de la de Pampa del Asador (Figura 1, B) entre el cauce del río Chico y el sur del Macizo del Deseado, en la localidad de 17 de Marzo (Franco et al. 2014b). Se trata de guijarros de muy pequeñas dimensiones; el ejemplar de mayor tamaño recuperado es de 45 mm de diámetro (Figura 1, C).

3. La margen norte del río Santa Cruz
Los mantos volcánicos que cubren este espacio están cortados por distintos cañadones que corren en sentido norte-sur y desembocan en el río Santa Cruz (Panza y Franchi 2002). Los basaltos que los conforman no presentan, en general, calidad adecuada para la talla. Sin embargo, son frecuentes las dacitas, de muy buena a regular calidad, y se han identificado también diabasas y riolitas (Franco et al. 2007). Las calcedonias translúcidas, de muy buena a excelente calidad, se han recuperado como guijarros durante muestreos asistemáticos en la desembocadura de los cañadones, aunque se presentan en muy bajas frecuencias y tienen diámetros máximos comprendidos entre 25 y 50 mm (Franco et al. 2014a). De acuerdo con la información geológica, sería posible encontrar guijarros aislados de rocas silíceas de características semejantes a las del Macizo del Deseado en la Formación Pampa Alta (Panza et al. 2005), al oeste de nuestra zona de estudio. Hasta el momento, estos no han sido recuperados en los muestreos. Por otra parte, se espera la presencia de rocas silíceas sedimentarias -diferentes a las disponibles en el Macizo del Deseado- en espacios ubicados hacia el este de nuestros muestreos o en sectores muy acotados y difíciles de localizar dentro de los basaltos.

4. El norte de Lago Argentino
De acuerdo con la bibliografía geológica sintetizada por Franco (2002), al oeste de este espacio se encuentran dacitas que formarían parte del Complejo El Quemado (Fossa Mancini et al. 1938). Los basaltos, en tanto, forman parte de depósitos pleistocénicos ubicados al sudoeste de las nacientes del Lago Viedma (Kraemer 1986). La presencia de restos de madera silicificada fue mencionada por Feruglio (1944-1945) en la margen derecha del arroyo El Guanaco, y Platnizky (1938) menciona la presencia de nódulos de calcedonia en la formación Man Aike, entre el curso inferior del río La Leona y el Cañadón de los Potros, con tamaños inferiores a los 30 mm. Por otra parte, los granitos y diabasas pueden hallarse al oeste (Kraemer 1986). Los muestreos realizados en cotas bajas y altas han señalado la presencia de basaltos y dacitas, entre los que predominan las calidades buena y muy buena. Las distintas variedades de dacita (gris clara y oscura, beige, blanca, verde y negra) provendrían del Complejo El Quemado. La diabasa aparece también en distintos depósitos morénicos en este espacio. Finalmente, se efectuaron hallazgos asistemáticos y aislados de nódulos de rocas silíceas -menores a 40 mm de diámetro- y de madera silicificada -de 115 mm de diámetro- (cf. Franco 2002).

5. El sur de la cuenca del río Santa Cruz
Al igual que en el caso anterior, la dacita local forma parte del Complejo El Quemado (Fossa Mancini et al. 1938). Estas rocas podrían encontrarse también como parte de los conglomerados de la Formación La Anita. De acuerdo con Feruglio (1944-1945), en el Brazo Sur son frecuentes las rocas ftaníticas, las cuales no pudieron ser localizadas. Los basaltos se encuentran en Sierra Baguales (Furque 1973). Por otra parte, Furque menciona la presencia de troncos silicificados en la margen derecha del arroyo Calafate. Los muestreos de materia prima en esta área han indicado la presencia de dacitas de diferente calidad, de las cuales, la mejor es la variedad gris, que se encuentra en muy baja frecuencia (Franco 2002, 2004). Esta materia prima fue identificada por cortes delgados por el Dr. E. Aragón. Las calcedonias translúcidas se han recuperado en el curso del río Centinela, probablemente procedentes de rellenos de vesículas volcánicas. En la costa sur del Lago Argentino se han recuperado pequeños nódulos de calcedonia translúcida de origen sedimentario de acuerdo con los análisis geoquímicos realizados (Franco y Aragón 2004). Los trabajos efectuados en la cuenca inferior del río Santa Cruz recién iniciados muestran la presencia de dacitas de calidad semejante a las existentes en el curso superior, entre las que se observa un predominio de aquellas buenas y muy buenas.

Estrategias de utilización de materias primas
1. El extremo sur del Macizo del Deseado
En este espacio existen evidencias de traslado de rocas desde las ocupaciones iniciales, localizadas en el sitio La Gruta 1, correspondientes a la transición Pleistoceno-Holoceno (Franco et al. 2010a, 2014a). Estas incluyen obsidiana negra y una variedad de calcedonia rojiza translúcida, presentes bajo la forma de desechos de pequeño tamaño (Franco et al. 2014a). Partiendo de la comparación del tamaño de los artefactos y del tamaño de los guijarros presentes en las fuentes, se puede considerar que durante la transición Pleistoceno-Holoceno podría haberse utilizado la fuente secundaria de 17 de Marzo. Por otra parte, durante el Holoceno inicial, el tamaño de los artefactos recuperados en distintos sitios del área (La Martita cueva 4, El Verano cueva 1, La Gruta 1 y La Gruta 2; cf. Aguerre 2003; Durán et al. 2003; Franco et al. 2014a) sugiere que para ese momento ya se conocía la fuente de obsidiana de Pampa del Asador (Stern 1999) o su fuente secundaria adyacente, localizada hasta 30 km al este de la fuente primaria (Belardi et al. 2006). La frecuencia de artefactos en esta materia prima decrece hacia el final de las ocupaciones en el área, hace ca. 300 años AP (Franco et al. 2014a).

2. La cuenca del río Chico
En este caso, los distintos sondeos efectuados en proximidades de Cerro Ventana no han presentado material en estratigrafía (Cirigliano 2013).

3. La margen norte del río Santa Cruz
Las ocupaciones humanas en estos cañadones son discontinuas, se iniciaron hace ca. 7700 años AP y la mayor intensidad de ocupación se registra entre ca. 1700 y 1100 años AP. Los estudios efectuados sugieren la realización de actividades iniciales de talla sobre dacita desde las ocupaciones más tempranas, estando la obsidiana presente en forma de lascas, núcleos e instrumentos (Franco et al. 2014a). En el Holoceno tardío se encuentran evidencias de manufactura de hojas en dacita en el cañadón Yaten Guajen (Yaten Guajen 12, ver Figura 1, G). La frecuencia de obsidiana es variable en el Holoceno tardío en sitios ubicados en los distintos cañadones, y aún no es clara su forma de incorporación al registro arqueológico del área (Franco et al. 2014a).

4. El norte de Lago Argentino
Las evidencias estratigráficas son escasas tanto en cotas altas como bajas; se identificó la realización de actividades iniciales de talla sobre basalto y sobre algunas variedades de dacita local. La presencia de lascas en cresta en basalto en estratigrafía en cotas bajas en El Sosiego 2 (Figura 1, H) ha permitido relacionar tentativamente estos materiales con la manufactura de hojas, cuyos núcleos son frecuentes en superficie y estimar para esta tecnología una fecha de ca. 1920 años AP (Franco 2002). Por otra parte, en cotas altas se han recuperado en estratigrafía núcleos en basalto, algunos de ellos de hojas, que alcanzan los 73 mm de dimensión máxima. Lamentablemente, estos materiales no pudieron ser datados (Franco 2002). La presencia de lascas de diabasa en superficie sugiere la formatización inicial de bolas de boleadora en este espacio. Se ha recuperado también obsidiana de color gris y negra, que podría provenir de Pampa del Asador (Stern 1999).

5. El sur de la cuenca del río Santa Cruz
La cuenca superior de este río es el área que cuenta con mayor cantidad de investigaciones. Las ocupaciones iniciales, datadas en el Holoceno temprano, corresponderían a la exploración (sensu Borrero 1994-1995) de este espacio por parte de cazadores-recolectores (Franco 2002, 2004). Los estudios realizados han mostrado que, a pesar de que la dacita verde es la materia prima más frecuentemente registrada en los distintos muestreos, es la dacita gris, de calidad excelente para la talla, la que se selecciona para aquellos artefactos que tienen mayor inversión en su manufactura ya desde la etapa de exploración inicial de estos espacios (Franco 2002, 2004). Por otra parte, se observan cambios a lo largo del tiempo en la incorporación de materias primas localizadas a distintas distancias de los sitios estudiados, lo que es concordante con la incorporación de nuevos espacios y con la ocupación efectiva de ellos (e.g., Franco 2002, 2004). La obsidiana negra -procedente de Pampa del Asador o de sus fuentes secundarias- está presente en toda la secuencia, y respecto de ella se han postulado diferentes formas de adquisición a lo largo del tiempo (e.g., Franco 2002, 2004, 2014). Recientemente, la ampliación de las excavaciones en el sitio Chorrillo Malo 2 (Figura 1, I) y la extensión de las investigaciones hacia el este (sitio Río Bote 1, Figura 1, J) han permitido evaluar la existencia de cambios tecnológicos (Franco y Vetrisano 2014). Concretamente, se trata de la existencia de tecnología laminar entre ca. 6200 y 4300 años AP, y la utilización del método Levallois recurrente centrípeto (Boëda1993) entre esta última fecha y los 1800 años AP (Franco y Vetrisano 2014). Estos cambios no se relacionan con la disponibilidad de materias primas. En el caso particular del inicio del Holoceno tardío, se ha identificado la existencia de tecnologías semejantes en cotas bajas y altas (entre ca. 200 y 1000 msnm) de la cuenca del río Santa Cruz, además de la circulación de materias primas entre ambos espacios (Franco 2002, 2004, 2014). En el curso inferior del río Santa Cruz, nuestras investigaciones recién han comenzado y se centralizaron en la meseta, en la margen sur del río. Ellas mostraron la utilización de dacita inmediatamente disponible hace ca. 2500 años AP (Franco et al. 2010b, 2013).

CONSIDERACIONES GENERALES

El estudio de las fuentes de materias primas líticas potenciales en áreas como las que nos ocupan, con una importante acción glaciaria y fluvial, es costoso en términos de tiempo, energía y fondos. Sin embargo, los estudios realizados hasta el momento han permitido generar un panorama de las variaciones en la disponibilidad de materias primas a escala espacial amplia. Algunas de ellas se presentan más ubicuamente distribuidas, como es el caso de la dacita a lo largo de la cuenca del río Santa Cruz. En este mismo espacio, otras materias primas, tales como las calcedonias y otras variedades silíceas, parecen estar más localizadas. En el sur del Macizo del Deseado, las rocas silíceas son más abundantes, aunque parecen existir también variaciones, tales como la presencia de sinters o hotsprings altamente localizados, en algunos casos con baja visibilidad. Los estudios realizados han permitido además localizar una nueva fuente secundaria de la obsidiana negra de Pampa del Asador, al este de la fuente secundaria ya conocida. Si bien los tamaños de los guijarros registrados hasta el momento son pequeños, es necesario ampliar las investigaciones en esta fuente y así como también en los espacios comprendidos entre esta y Pampa del Asador. El hallazgo de esta nueva fuente podría cambiar nuestras interpretaciones sobre el traslado de esta materia prima -al menos para los sitios más cercanos a ella- y sobre sus condiciones de accesibilidad.
El conocimiento de la forma de disponibilidad de diferentes materias primas ha contribuido a comprender el proceso de incorporación de distintos espacios, como ocurrió, por ejemplo, en el curso superior del río Santa Cruz. Por otra parte, es un punto de partida necesario para comprender las razones de los cambios en las estrategias seguidas por las poblaciones humanas. Sin duda, la realización de análisis geoquímicos -en los casos en que esto sea posible- será un paso necesario, así como también continuar profundizando el análisis de aquellos espacios que los estudios ya realizados han marcado como relevantes para esta problemática.

Agradecimientos

Estos trabajos fueron realizados en el marco de los proyectos PIP 356 y 447, UBACyT 01/W404 y 0664BA, y Cooperación Internacional CONICET-NSF (Resolución 1838/13). Nuestro agradecimiento a las Lics. Jimena Alberti y Victoria Fernández por su invitación a participar en este volumen. Al Dr. E. Aragón (CIG-CONICET) por su invalorable colaboración. A las autoridades de las Direcciones de Turismo y Cultura de Gobernador Gregores, Comandante Luis Piedra Buena, Puerto Santa Cruz y El Calafate. A los dueños y empleados de las estancias Chorrillo Malo, Lago Roca, Dos Lagos, Huyliche, 25 de Mayo, Río Bote, Bon Accord, Rincón Amigo, El Sosiego, La Querencia, La Angostura, La Porfía, Luz Divina, La Sofía, La Laurita, La Meseta, El Tranquilo, Bi Aike, Yaten Guajen, Güent Aike, Marta, La Rosinda, La Madame, El Verano, La Esmeralda, 17 de Marzo. A las Mineras Triton SA y Piedra Grande, quienes proporcionaron alojamiento y comida. A los dueños del hotel Cañadón León y de la Hostería Lago Cardiel (Gobernador Gregores). A la Asociación de Guías de Calafate. En particular, a los Sres. Gerardo Povazsan, Pablo Ramírez y Dr. Claudio Iglesias.

REFERENCIAS CITADAS

1. Aguerre, A. M. 2003 La Martita: Ocupaciones de 8000 años en la Cueva 4. En Arqueología y paleoambiente en la Patagonia santacruceña argentina, editado por A. Aguerre, pp. 29-61. Ediciones del Autor, Buenos Aires.         [ Links ]

2. Ambrústolo, P. 2011 Estudio de las estrategias de aprovisionamiento y utilización de los recursos líticos por grupos cazadores recolectores en la Costa Norte de Santa Cruz (Patagonia Argentina). Tesis Doctoral inédita. Facultad de Ciencias Naturales y Museo, Universidad Nacional de La Plata, La Plata.         [ Links ]

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