IN MEMORIAM

Dr. Antonio Paragano

El 7 de noviembre de 2010, el Servicio de Cardiología del Hospital Militar Central ha sufrido una inesperada e irreparable pérdida con el fallecimiento del Dr. Antonio Paragano, Médico cardiólogo, Miembro Titular de la Sociedad Argentina de Cardiología.
Todos los que tuvimos la suerte de conocerlo y trabajar con él sabemos de sus pensamientos y de sus sueños, siempre cargados de idealismo y generosidad.
Antonio es un ser especial en nuestras vidas, como sólo lo son algunas personas. Nos cambió a todos, pues cambiaba todo lo que tocaba con su sello de honestidad incuestionable y sus principios, convicciones y procedimientos intachables.
Brillante como nadie, justo, valiente, decidido, humilde, cariñoso… imposible explicar con palabras lo que es para nosotros; siempre tenía la palabra justa, la mirada precisa y penetrante, la palmada en el momento exacto. Nos marcó el camino, nos dio todo y no nos pidió nada a cambio.
A los 55 años ya era un "viejo sabio", nos dejó muy rápido… todavía tenía que enseñarnos muchas cosas. Dicen que en este mundo nadie es irreemplazable… quien lo dice, no lo conoció.
En él todo era coherencia y ejemplo, su vida, su familia, su profesión y su amistad. Siempre recordaremos que le gustaba decir "no lo digo yo, está escrito", quizás sin darse cuenta de que lo que nos enseñaba no pudo ser escrito, pero nos lo transmitió a fuego en todas esas mañanas de mate y discusión de casos siempre basado en la evidencia.
Antonio tenía más de 30 años de carrera; en ese tiempo ganó muchos amigos, compañeros, pacientes y alumnos, a quienes honraba con su amistad.
Todos hemos perdido a una gran persona, un maestro, un referente e incansable lector de toda la medicina en general y la de cardiología en particular; pero los más jóvenes también perdieron a un verdadero "padre postizo" desde que ingresaban a la residencia del hospital. Es un ejemplo a seguir por todos aquellos que dedican su vida a la medicina.
Tenía el sueño del "Gran Servicio de Cardiología", que fuera ejemplo dentro y fuera del hospital. De a poco se ha ido avanzando en la búsqueda de ese sueño, aunque todavía queda mucho camino por recorrer. Esto es parte del legado que nos dejó el Dr. Paragano y es nuestro deber y derecho tratar de lograrlo. Será difícil seguir adelante sin él, pero lo haremos, ya que se lo debemos a él, a su familia y a su hijo, que ahora es nuestro compañero.
Fue un orgullo poder compartir con él la mesa de la "500", allí podremos sentir su presencia siempre, fue y va a ser eternamente nuestro ídolo… porque, como él afirmaba, "no lo digo yo, está escrito". Tu servicio y tu residencia te van a amar indefinidamente…¡Gracias, Antonio!

Miguel Chávez Medina