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Revista argentina de cardiología

versión On-line ISSN 1850-3748

Rev. argent. cardiol. vol.79 no.1 Ciudad Autónoma de Buenos Aires ene./feb. 2011

 

CARTA DEL PRESIDENTE DE LA SAC

Discurso inaugural Presidencia 2011

 

Asumir la conducción de la Sociedad Argentina de Cardiología es realmente una tarea honrosa, pero a la vez de enorme responsabilidad. Honrosa, por la rica historia de la Sociedad en sus 73 años de vida, donde pasaron figuras de la talla de Blas Moia, Braun Menéndez, Cossio, Taquini, Perosio y Bertolasi, entre otros, y de enorme responsabilidad por mantener y acrecentar el prestigio, influencia y aportes de nuestra Sociedad, entidad que posee una complejidad en su estructura dada por las diferentes áreas de la sede central y los 37 Distritos Regionales, cada una de ellas con su problemática particular que debe ser atendida puntualmente.
En las semanas previas en las que meditaba sobre qué palabras dirigirles en este importante momento de mi vida personal comprobé que mucho ya había sido dicho por quienes me precedieron en el cargo. En ese sentido, el desarrollo creciente de nuestra Sociedad a pesar de las vicisitudes externas que le han tocado vivir en sus 73 años fue la prueba más concreta de que la visión de mis antecesores y sus objetivos pudieron ser plasmados con bastante compleción a lo largo de los años. Tarea no menor la que me toca, la de estar a la altura de los que me precedieron en el cargo; es por ello que honrarlo y aquilatarlo será para mí mucho más importante que el honor de ejercerlo, que por cierto no es menor.
Cuando ingresé a esta Sociedad, allá por 1981, presentando mis primeros trabajos científicos en el Congreso Argentino de Cardiología, lo hacía, como muchos de nosotros, porque así debía ser, sin muchas más preguntas. Alcanzar la excelencia en la formación cardiológica en ese tiempo abarcaba no sólo hacer una residencia de la especialidad en un lugar reconocido, sino lograr la categoría de Miembro Titular de la SAC, que aunaba la mayor jerarquía científica, societaria y de valores éticos que caracterizan a nuestra institución.
Lamentablemente, esto ha cambiado sustancialmente y hoy en día muchos jóvenes cardiólogos dudan a la hora de integrarse a una sociedad científica con argumentos tales como el tiempo disponible y el rédito tangible que esto pueda suponer. Esto puede tener varias causas, como el deterioro profesional evidenciado a través de la pauperización del acto médico, que obliga a dedicar mucho más tiempo a la tarea asistencial para mantener un ingreso cada vez más magro, y la falta de reconocimiento a la capacitación y actualización profesionales que mina la voluntad y el esfuerzo necesarios para el perfeccionamiento de una especialidad de complejidad progresiva. Este es un problema de la medicina en general en el mundo, agravado en nuestro país por el número de profesionales superior a los requerimientos nacionales, lo que incide en el deterioro de la actividad profesional.
Para ello, nuestra Sociedad, consciente de esta problemática, la ha abordado desde hace tiempo proponiendo cuáles son las condiciones adecuadas para la correcta realización del acto médico (duración y por ende retribución) con la finalidad de restablecer la calidad de la relación médico-paciente y por ende que ésta no se transforme en una mera prestación a un cliente. Es un arduo y largo camino, pero no descansaremos y perseveraremos en este punto tanto en esta gestión que se inicia como en las sucesivas, dado que se trata de un problema insoslayable para nuestra Sociedad, que si bien tiene objetivos científicos, hoy por hoy, para lograrlos plenamente debe contar con una profesión cardiológica jerarquizada contra lo que atentan actualmente los sistemas de salud en vigencia que llevan al empobrecimiento de la relación médico-paciente.
Por otra parte, estimularemos desde todas las áreas de la Sociedad el acercamiento de nuevos cardiólogos mediante la oferta de beneficios concretos e incentivos tales como el progreso en las membresías a través del trabajo y participación societarios. Asimismo, la calidad de Miembro SAC se revalorizará mediante la obtención de servicios como, por ejemplo, los derivados del enriquecimiento de los contenidos de nuestra página web con acceso para socios y la salida de nuestra Sociedad hacia la comunidad médica con eventos como SAC en el Hospital Público, entre otros. Esto también constituye un largo camino, pero lo transitaremos sin pausas dado que sus efectos no serán inmediatos, pero seguramente serán palpables en el mediano plazo.
Una breve referencia a los planes para las principales áreas de la SAC:

- Distritos Regionales: intensificar la incorporación de nuevos miembros y regionalizar las actividades con la finalidad de brindar una mejor oferta educativa evitando la superposición de actividades que torna costosa e ineficiente la operatoria en los distritos. Por otra parte, esta regionalización incrementará la posibilidad de participación local en las actividades en los distritos.
- Área de Docencia: continuar con el desarrollo del programa UBA SAC. Enfocar en la presente gestión una nueva acreditación de las residencias SAC en todo el país, así como profundizar la relación con el Ministerio de Salud de la Nación en lo atinente a las evaluaciones de las residencias que se postulan para acreditar por ante el Ministerio.
- Área de Investigación: continuar con los programas en curso (registros, cursos de metodología de la investigación) y desarrollar (en realidad, retomar) un proyecto de becas SAC para la investigación clínica como primer paso para el desarrollo ulterior de un plan más ambicioso de becas para incentivar la investigación en general (tanto clínica como básica) de jóvenes cardiólogos en sus centros de trabajo.
- PROSAC: incrementar el número de suscriptores de 1.000 a 1.500 mediante el trabajo en los Distritos y con propuestas de difusión entre los cardiólogos y especialidades afines. Evaluar la posibilidad de convenios con sociedades de países vecinos para proporcionar el programa en condiciones ventajosas y el otorgamiento de becas para médicos en general y cardiólogos en formación.
- Área de Recursos Instruccionales: continuar e impulsar el desarrollo de las nuevas tecnologías para la educación a distancia que posibiliten (p. ej., con el empleo de la plataforma Moodle) brindar a través de nuestra página web cursos, conferencias, controversias, entre otros, destinados a nuestros socios.
- Políticas de Salud: si bien el objetivo de nuestra Sociedad no es hacer políticas de salud porque eso corresponde al Estado, sí en cambio es nuestra ocupación brindar contenidos, información y propuestas sobre temas de nuestra especialidad que puedan servir para el diseño de políticas específicas para el diagnóstico y tratamiento de diferentes condiciones cardiológicas. En este año se trabajó intensamente en fomentar vínculos con las autoridades pertinentes tanto a nivel nacional como del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y existen en curso proyectos como el del tratamiento en las primeras horas del infarto de miocardio.
- Las relaciones internacionales no serán descuidadas dado el posicionamiento de nuestra Sociedad en el concierto internacional evidenciado por las tratativas extensas con el American College of Cardiology, este año con la American Heart Association y con la Sociedad Europea de Cardiología. Nuestra sociedad fue recibida por la directiva de dichas sociedades en audiencias prolongadas y productivas que podrán traducirse en programas de cooperación, pasantías para socios SAC, sesiones conjuntas, entre otras. Se ha logrado fortalecer la relación con la Sociedad Brasileña de Cardiología y esto continuará con una asociación estratégica que jerarquice la cardiología de nuestra región. Un papel destacado en estos logros se debe a la creación del Área de Relaciones Internacionales de la SAC, órgano consultivo de la mesa directiva dedicado especialmente a esta cuestión.
- Se propenderá al trabajo en conjunto con la Fundación Cardiológica Argentina, nuestro brazo comunitario, dado que ello redundará en un mayor y más consistente posicionamiento de nuestras instituciones que deberán verse en la comunidad como una unidad de trabajo y objetivos.
- La Revista Argentina de Cardiología, nuestro órgano de difusión, continuará sin duda con el crecimiento de su calidad científica y se apoyarán todos los esfuerzos para lograr la indización, digno broche a la jerarquía científica de su contenido. Existen posibilidades de avanzar en acuerdos asociativos con editoriales de primera línea que faciliten este proceso y esto se apoyará firmemente.

En síntesis, los puntos más salientes que proponemos, que obviamente no serán los únicos, se centran en:

1. Incentivar y aumentar la participación societaria desde todas las áreas SAC.
2. Generar un programa de becas SAC para fomentar la investigación de los jóvenes cardiólogos.
3. Potenciar los productos educativos SAC mediante el empleo de los modernos sistemas informáticos.
4. Fortalecer nuestra presencia en los ámbitos gubernamentales con nuestro aporte de conocimientos que sirvan para elaborar políticas de salud pública de nuestra especialidad.
5. Intensificar nuestras relaciones internacionales desde nuestra región hacia el resto del mundo.

Por último, deseo expresar algunos agradecimientos. Dudaba de hacerlo, dado que es algo eminentemente personal y puede carecer de interés para la audiencia, pero surge de un sentimiento personal y profundo que no quiero soslayar en esta importante ocasión:
En primer lugar, a quienes confiaron en mí para este cargo; espero sinceramente no defraudar la confianza depositada y contribuir al progreso societario como lo he intentado hacer desde todas las posiciones recorridas en la SAC.
A nuestro presidente, Héctor Maisuls, por haberme permitido gozar de su amistad, conocer a una persona de cualidades poco habituales y de haber aprendido de sus opiniones y enfoques de los diversos asuntos tratados.
A mis socios en el trabajo diario en las Clínicas Bazterrica y Santa Isabel, Dres. Adrián Charask y Enrique Fairman, por la colaboración y comprensión por el tiempo demandado por la tarea societaria.
Al Dr. Víctor Mauro, también socio en el trabajo diario, amigo y hermano de la vida, por su apoyo incondicional y a su hermosa familia, que es en parte la mía también, en especial a Micaela, mi ahijada, y a Rocco.
A mi maestro en la cardiología, Carlos Bertolasi.
Cada día que pasa valoro más la fortuna de haberlo conocido y compartido innumerables momentos de mi vida profesional en el Hospital Argerich, donde me formé. De él aprendí, entre otras muchas cosas, a comenzar por el cuadro clínico y por el paciente en lugar del método diagnóstico o terapéutico. Esto puede parecer de Perogrullo, pero ante la profusión de procedimientos propios del enorme crecimiento de la especialidad, instalar esta forma de pensamiento es central a la hora de seleccionar las mejores opciones costo-efectivas en nuestros pacientes. ¡Cuánto hubiera deseado verlo entre la audiencia, esbozando tal vez una sutil sonrisa de aprobación! Pero por esas cosas de la vida, esto no ha sido posible. De todos modos, como he comentado en alguna oportunidad, las personas no desaparecen del todo si permanecen en la memoria de los otros y en el caso de figuras de la talla de Bertolasi, en el ejemplo de conducta de los demás. Ése es el caso de Bertolasi en lo personal y en el de muchas personas que lo hemos conocido, querido y admirado. Además, él está en parte entre nosotros, en la presencia de su esposa, que con gran cariño ha decidido acompañarme en este momento tan especial para mí. ¡Gracias, Charito!

A mis amigos y a mi familia, pequeña pero leal, por recordarme con su presencia el valor del afecto y el de mis raíces.
Por último, a mis padres. A mi madre, por la solicitud de sus cuidados y al mismo tiempo por su sutil exigencia de perfección que ha dejado en mí la impronta de su cariño expresado a lo largo de la vida de maneras no siempre convencionales. A mi padre, ese asturiano que, con su escasa instrucción primaria, pero con una inteligencia natural que le permitía discernir claramente las cosas, llegó a nuestro noble suelo en 1951 para hacer la América. En su caso, lo logró a través del sueño argentino, que le permitió formar una familia, dar una educación superior a la propia, a su hijo, y lograr cristalizar en este suelo el milagro del progreso social. Él valoraba la instrucción, por eso me la brindó y no tuve necesidad de trabajar para estudiar y formarme profesionalmente. Sin embargo, me dejó muy claro que uno no era más que los demás por ser más instruido, ya que las personas valen por lo que son más que por lo que saben. También me dejó muy claro que los logros se obtienen con esfuerzo, constancia y sacrificio. Casi sin quererlo y obviamente sin saberlo, me estaba diciendo lo que los romanos decían a quienes quisieran escucharlos: que se llega a las cosas grandes a través de un camino estrecho, ad augusta per angusta decían los romanos. Lamentablemente, todos hemos comprobado que en el mundo, y especialmente en nuestro país, existen otros caminos para lograr objetivos: caminos anchos, cómodos, fáciles de transitar, sin esfuerzo, sin trabajo, sin responsabilidad y muchas veces sin valores. ¡Claro que se logran los objetivos! Sin embargo, estos caminos son, para la sociedad en su conjunto, muy nocivos y para los individuos que los transitan muy poco edificantes y siempre más indignos.

Ese sueño argentino, del que probablemente muchos de ustedes son también un producto, se encuentra lamentablemente aletargado en nuestro tiempo por diversas razones de larga data, entre las que pueden mencionarse el excesivo individualismo sin cohesión social y la falta de apego a las normas, reglas y valores.
Ustedes se preguntarán ¿qué tendrá que ver todo esto con la Sociedad Argentina de Cardiología? Pues sí, tiene mucho que ver. Nuestra Sociedad, a lo largo de su historia ha brindado la posibilidad de desarrollo científico, libertad académica, reconocimiento de los méritos y valores éticos y nos obliga a anteponer los intereses societarios a los personales por muy legítimos que éstos sean. Valores intangibles dirán algunos, difíciles de mensurar, pero, créanme, más consistentes que el acero.
Muchas veces, cuando vemos a nuestro alrededor tanto en la actividad profesional como en la de ciudadanos de a pie situaciones que nos desaniman, problemas inmensos que parecen insolubles, ausencia de valores y reconocimiento al esfuerzo que tienden a hacernos bajar los brazos, pensemos por un momento que no siempre podemos resolver los grandes problemas, pero sí podemos comenzar por los de nuestro entorno: yo no puedo solucionar, por ejemplo, el problema de la suciedad de una gran urbe como Buenos Aires, pero sí puedo mantener limpia mi casa y por extensión mi vecindario.
Por eso, mis últimas palabras van dirigidas a los jóvenes cardiólogos y los que tienen responsabilidades dirigenciales en nuestra Sociedad para que comenten en su entorno esta realidad de valores y méritos de nuestra entidad, para que se acerquen a ella, no con una finalidad mezquina de beneficio exclusivo para la Sociedad, sino por los valores que puede exhibir a lo largo de su historia y por la noble cualidad personal que se deriva de la participación comunitaria.
Participar en la Sociedad Argentina de Cardiología nos hará sin duda mejores médicos, mejores cardiólogos y muy probablemente mejores ciudadanos. Desde esta célula de valores superiores se podrán dar algunas palmadas que despierten a ese sueño argentino, sueño que, por otra parte, todos nos merecemos y se merece también nuestro noble y querido país.

Dr. Carlos BarreroMTSAC

Presidente de la Sociedad Argentina de Cardiología

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