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Revista argentina de cardiología

On-line version ISSN 1850-3748

Rev. argent. cardiol. vol.81 no.1 Ciudad Autónoma de Buenos Aires Jan./Feb. 2013

 

IN MEMORIAM

Dr. Armando Roncoroni (1939 - 2013)

 

Dr. José Luis BarisaniMTSAC

El primer día de este año se detuvo súbitamente el corazón de Armando Roncoroni, "el Vasco", como nos gustaba llamarlo. Pocas horas antes estaba compartiendo la llegada del nuevo año con sus seres más queridos, su esposa María del Carmen y sus hijos Pablo, Julia, Miguel y Emilio. Su desaparición física, sin embargo, no borrará la impronta que dejó entre los que tuvimos la dicha de compartir parte de su larga carrera médica y personal.
Había nacido hace 73 años, el Día de la Independencia, en la ciudad de Dolores. Será por eso que su aire campechano y argentino nunca lo abandonó, ni siquiera en los años de su formación en la Cleveland Clinic. Graduado como médico en la Universidad de La Plata, siempre retornó a esta ciudad alternando su tiempo de trabajo con Buenos Aires. Formó parte de la generación de brillantes cirujanos cardiovasculares altamente entrenados en el extranjero y que retornaron al país a comienzos de los años setenta, junto a René Favaloro, con quien realizó las primeras cirugías de revascularización miocárdica en la Argentina.
A partir de 1974, siendo aún muy joven, desarrolló un polo cardiovascular pionero, de alta complejidad, junto a Liliana Grinfeld, Roberto Grinfeld, José Navia, Kazumitsu Shinji, Félix Fabrikant, entre tantos otros, que se unieron al grupo de jóvenes cardiólogos que dirigía el Dr. Moisés Aptecar. Eran los buenos tiempos del viejo Sanatorio Antártida, donde trabajó incansablemente hasta su cierre en 2005, formando cardiocirujanos de gran experiencia como Jorge Trainini, Horacio Cacheda, Fernando Jaimes y muchos más.
Armando Roncoroni fue Miembro Titular de la Sociedad Argentina de Cardiología y dirigió el Consejo de Cirugía Cardíaca. Fue también Presidente del Colegio Argentino de Cirujanos Cardiovasculares y de la Asociación Argentina de Angiología y Cirugía Cardiovascular. Su actividad societaria, docente y científica fue promisoria y siempre se lo reconoció como un hombre de consulta entre sus colegas y especialmente entre los cardiólogos clínicos. Su capacidad para sumar experiencia era inusual y tan particular como la de transmitirla a los médicos más jóvenes.
Pero lo que más ha destacado su paso por la vida médica ha sido su gran humanismo, su bonhomía, generosidad y calidez para con los pacientes, colegas y el personal del Hospital. El criterio médico, el sentido común, la seguridad y serenidad que transmitía en la toma de decisiones en situaciones críticas solo eran superados por la gran destreza y habilidad quirúrgica y por el firme compromiso con el enfermo. Su sapiencia no le impedía tratarnos como pares, siempre atento a escuchar las opiniones de quienes teníamos menos experiencia, siempre dispuesto a aprender.
En lo personal, agradezco a la vida la oportunidad de haber compartido más de 25 años de labor, la mayoría como jefe de la Unidad de Recuperación Cardiovascular de su Servicio. Haber sido su médico personal me enorgulleció, pero no fue tan fácil y placentero como ser su colega y amigo.
Vamos a extrañarte "Vasco", tus enseñanzas, tus anécdotas, tu humor campechano, las largas discusiones sobre medicina, política, historia, literatura, fútbol o la vida misma, con un mate en la mano u ocasionalmente al lado de tu parrilla. No podremos dejar de recordarte, en especial por esa extraña combinación de humildad y sabiduría que te caracterizaba.