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Revista argentina de cardiología

versión On-line ISSN 1850-3748

Rev. argent. cardiol. vol.84 no.1 Ciudad Autónoma de Buenos Aires feb. 2016

 

CARTA DEL PRESIDENTE DE LA SAC

Discurso inaugural de la Presidencia de la SAC 2016

SAC President's 2016 Opening Speech

 

La verdad, hoy es un día especial, un día muy especial, es el Día del Médico, lo cual para nosotros es siempre un hecho significativo.

Hoy se han entregado premios a la labor científica de un importante número de investigadores jóvenes de esta Sociedad. Hoy han recibido un cargo nuevo o han ascendido a alguna posición nuevos dirigentes de la Sociedad Argentina de Cardiología.

Se ha entregado un premio a la trayectoria de un hombre que ha hecho una enorme contribución para la salud cardiovascular y nada menos que por la salud de los chicos.

Hoy hemos también homenajeado a quienes se han jubilado, después de haber estado en la Sociedad Argentina de Cardiología largos años y haber dedicado una gran parte de su vida a nuestra querida Sociedad.

Hoy se está despidiendo como Presidente el Dr. Guillermo Fábregues, quien ha hecho una sobresaliente gestión y una presidencia increíble durante todo este año.

Todo esto me hace pensar que, en el día a día, todos dedicamos gran parte de nuestro tiempo a pensar pero pocas veces a reflexionar y cuando tenemos una oportunidad de reflexión, creo que hay que aprovecharla. Por todo lo que mencionaba, no me cabe duda de que hoy es una de esas oportunidades.

Lo primero que quisiera compartir con ustedes es un pensamiento sobre qué es la Sociedad Argentina de Cardiología. Para esto, les voy a contar una anécdota muy cortita. Un día me dirigí al Comité Científico donde encontré al Dr. Héctor Deschle hablando con Juliana Gómez Vecchio, a quien todos conocen bien. Ella, junto con Cristina Núñez, es uno de los pilares que sostienen el Comité Científico. Ellos estaban reflexionando sobre cómo definir nuestra Sociedad. En ese momento, Héctor dijo: “Obviamente, es una ONG”. Cuando uno va a ver cuál es la definición de una ONG se encuentra con que es una organización no gubernamental de bien público. Una entidad sin fines de lucro que persigue el bien público. Me parece importante rescatar que en realidad para eso estamos acá, ese debe ser nuestro gran objetivo: el bien público.

Alguien decía que cuando uno se plantea sus objetivos, estos deben ser grandes por dos razones. La primera, porque de objetivos chicos solo se pueden conseguir logros chicos, en tanto que de objetivos grandes se pueden conseguir grandes cosas. La segunda razón es que cuando los objetivos son grandes no los perdemos de vista mientras los perseguimos. Es por esto que no debemos perder de vista cuál es el gran objetivo, la verdadera función de la Sociedad Argentina de Cardiología: el bien común, tender al bienestar público, tender a la salud cardiovascular. A veces pareciera que la gente que nos sirve el café cuando estamos trabajando en la Sociedad largas horas, los amigos que nos oyen o los aburrimos con nuestros cuentos de la Sociedad o de medicina nada tienen que ver con estos propósitos. Sin embargo, todo eso está contribuyendo a que nosotros podamos atender la salud cardiovascular de la población. A veces uno se pregunta ¿por qué están hoy aquí representantes de la industria? Estoy convencido de que la industria, a veces sin darse cuenta, cuando apoya nuestro Congreso, nuestros cursos, nuestra página web y tantas otras acciones que llevamos adelante, están también contribuyendo a que nosotros podamos educarnos y educar mejor. Educar es para nosotros dar cada día más herramientas a los médicos para que puedan acercarse y ayudar a la gente. El poeta alemán Heinrich Heine, en el siglo xix, contaba que una vez un amigo le preguntó “¿Por qué no construimos más catedrales?”, a lo que él le contestó: “Los hombres de aquellos tiempos tenían convicciones; nosotros, los modernos, no tenemos más que opiniones”. Creo que es fundamental que para conseguir esos objetivos, lo hagamos con convicción. Tenemos que poner toda la pasión que genera la convicción y seguir esos objetivos con todo nuestro esfuerzo. Quiero resaltar nuevamente este punto, porque todo lo demás que nosotros hacemos debe conducir a nuestros propósitos, todo lo demás debe ser un medio y no un fin. Recordemos que siempre nuestro objetivo es trabajar para la salud cardiovascular de la población.

Quisiera ahora agradecer. Lo voy a hacer de un modo algo personal y totalmente relacionado con cómo llegué a estar aquí parado frente a ustedes, hoy. Creo que aquel que no agradece habiendo conseguido algo en la vida comete un pecado de arrogancia y diría con cierto grado de ignorancia también. Porque nadie llega solo, nadie puede alcanzar sus objetivos si no es a través de un montón de gente que ha sido significativa en su vida. Quiero empezar por el Hospital Italiano; francamente, llevo casi 25 años en el Hospital. He tenido allí un gran aprendizaje. Desde la Dirección Médica, en especial de los Dres. Atilio Migues y Fernán Quiroz, quienes han apoyado en forma incondicional todos estos años de trabajo. Desde la gestión administrativa, y en este punto debo nombrar al Ing. Horacio Guevara, Director de Gestión del Hospital, quien se ofreció a ayudarme en cuanto estuviera a su alcance y vino a la Sociedad para colaborar con nosotros, explicándonos su visión y experiencia en estructuras gerenciales como la que recientemente habíamos instaurado. Pasó varias horas con nosotros dándonos sus puntos de vista y herramientas para poder avanzar en la gestión durante este año. Quiero agradecer a mis compañeros de Cirugía Cardiovascular y de Cardiología con los cuales constituimos el Instituto de Medicina Cardiovascular, en el que realmente hemos trabajado todos estos años con una sola premisa: poner todo en función de los pacientes. Quiero darle las gracias a mi Servicio todo. Mucamas, secretarias, enfermeros, técnicos y ni qué hablar de los médicos. Realmente han significado un apoyo fundamental para todo el trabajo desarrollado en estos años. No solo su apoyo sino que, además, los Dres. Carlos Rojas Matas, Alejandro Fernández y Carla Agatiello mientras no estoy, por congresos o por mi trabajo en la SAC, están cubriendo el trabajo. Por todo esto un enorme gracias a todos ellos. Hay dos personas en el Servicio que me ayudan a pensar mucho, nuestro Gerente y nuestro Contador, los Dres. Horacio y Franco Pallavicini. Ellos han significado y significan para mí un apoyo enorme. Son dos personas con las cuales siempre encuentro una mirada original y creativa sobre los problemas que afrontamos.

Quiero decirles que en la medicina uno tiene probablemente varios grandes maestros. Sin embargo, algunos marcan sus huellas en forma más firme. No puedo dejar de mencionar a la Dra. Liliana Grinfeld, quien fue mi jefa durante 16 años en el Hospital Italiano, con quien compartimos muchos momentos, quien me enseñó de su entereza, de su incansable lucha y a la cual siempre le estaré profundamente reconocido. Pero si tuviera que definir al “Maestro” en mi vida cardiológica, ese ha sido y es el Dr. Jorge Belardi. La verdad es que Jorge me ha acompañado desde que yo era residente, me ha guiado, me ha aconsejado desde todo punto de vista y siempre ha estado ahí. Aun cuando trabajé con él 4 años, 2 en Francia y 25 en el Hospital Italiano, obviamente, estuve muy poco tiempo con él en forma directa; sin embargo, me ha seguido acompañando durante toda mi carrera médica con consejos, con su presencia, con su amistad y con su apoyo. Por eso le doy a Jorge un enorme gracias, aunque no esté presente. Sé que no está aquí por un viaje con su nieto y esto, para mí, es siempre suficiente razón para todo. La Familia.

En este punto quiero darle las gracias a Mi Familia, que está aquí conmigo. Mi mujer María Helena, mis hijos Nicolás, María y Clara. Ellos me han acompañado toda la vida; los chicos, aunque ellos no lo saben, me enseñan cosas, me hacen poner muchas veces los pies sobre la tierra. Y María Helena ha sido siempre una compañera incondicional. Ellos son ese lugar, esa casa y ese amor al que siempre quiero volver.

Quiero darles las gracias a las familias de todos ustedes. Todos ustedes que trabajan en la Sociedad Argentina de Cardiología, ustedes que pasan tantas horas en su trabajo asistencial, en su trabajo también societario restándole tiempo a su familia. Por todo esto les doy las gracias a todas las familias por prestarnos a sus maridos, mujeres, hermanos, hijos, padres para que estén acá con nosotros trabajando para construir la Sociedad Argentina de Cardiología.

Para terminar, quisiera compartir con ustedes una última reflexión en este tan especial Día del Médico.

Creo que es fundamental que nos mantengamos firmes en el gran objetivo de nuestra profesión y por el que nos encontramos en nuestra querida SAC. Estamos para tratar de salvar alguna vida cuando es posible, cuando no lo es, aliviar el dolor y cuando no pudimos hacer ninguna de las dos cosas, llevar consuelo a las angustias que acompañan las enfermedades, porque al fin y al cabo de eso se trata y esto es para lo que todos trabajamos y es esto para lo que trabaja la Sociedad Argentina de Cardiología.

Muchas gracias.

Dr. Daniel BerrocalMTSAC

Presidente de la Sociedad Argentina de Cardiología

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