IN MEMORIAM

Carlos Gómez Durán

Carlos Gómez Durán Lafleur falleció el 11 de junio de 2017 a la edad 85 años en Bilbao por las complicaciones respiratorias relacionadas con la enfermedad de Alzheimer que padecía desde hacía varios años. Obtuvo la Licenciatura de Medicina y Cirugía en la Universidad Complutense de Madrid en 1956 y se trasladó a París al Hospital Broussais para realizar la residencia de Cirugía Torácica. Allí tuvo como maestros a Charles Dubost y a Jean Paul Binet. En París, Carlos Gómez Durán inició los estudios experimentales de xenoin-jertos porcinos.

De París se trasladó a la Universidad de Oxford donde se produjo su salto a la fama, como pionero mundial de la cirugía valvular. En una roulotte instalada en el patio del Radcliffe Infirmary Hospital, con Alf Guning desarrolló la técnica del implante de homoinjertos en posición ortotópica.

En la segunda mitad de la década de los sesenta regresó a la Clínica Universitaria de Navarra para poner en marcha y desarrollar la cirugía cardíaca. Era una época en que, como decía en una entrevista en 2010, "Íbamos creando la cirugía mientras la íbamos practicando. Al enfrentarse a la operación no se puede perder ni un segundo en filosofías, no hay tiempo de sentir nada, solo de hacer." Convirtió a Pamplona en una referencia internacional de la cirugía reparadora de las válvulas mitral y tricúspide.

El Hospital Marqués de Valdecilla, construido en 1928, hospital emblemático en España, fue reconstruido en 1974 y se desarrolló una refundación del hospital que se inició con el fichaje de Carlos Gómez Durán. Se trasladó a Santander con la mayoría de su equipo de Pamplona. Durante este período de 14 años fue el principal protagonista de la difusión y prestigio internacional del Hospital Marqués de Valdecilla, a través del desarrollo de la cirugía cardiovascular con un servicio que fue la referencia asistencial del norte de España: la cirugía reparadora valvular mitral y tricúspide desarrollando el anillo flexible de Medtronic, simultáneo al anillo de Delrin desarrollado por Ramón

Arcas, su sucesor en Pamplona, la cirugía reparadora de la válvula aórtica de la que fue pionero, el programa de trasplante cardíaco clínico iniciado en diciembre de 1984, cuarto hospital español en iniciar un programa clínico y el laboratorio de cirugía experimental de la Universidad de Cantabria.

Carlos Gómez Durán deja Santander en 1988 para trasladarse al King Faisal Specialist Hospital de Riyadh en Arabia Saudita, primer hospital del mundo construido sin presupuesto previo. Aprovechó estos medios para desarrollar un Departamento con excelentes profesionales, gran actividad y prestigio integrando la asistencia clínica con la investigación y la docencia.

Desde el King Faisal Specialist Hospital de Riyadh se trasladó a la Universidad de Montana en los Estados Unidos para iniciar un nuevo proyecto en 1995. Fundó el Heart Institute of Montana en la capital Missoula. En Missoula aprovechó el apoyo que le fue ofrecido para desarrollar una actividad asistencial e investigadora excepcional, centrada en la cirugía reparadora valvular.

Carlos Gómez Durán, además de elegante y excelente cirujano pionero de la cirugía valvular, investigador y profesor, tuvo una personalidad y una mente excepcional para predecir el futuro de nuestra especialidad. Como Presidente de la Sociedad Española de Cirugía Cardiovascular y Presidente de la Comisión de la Especialidad, supo predecir los riesgos de nuestra especialidad y promover los cambios necesarios. La personalidad de Carlos Gómez Durán era excepcional. Yo decidí ser cirujano cardiovascular cuando cursando segundo de Medicina en la Universidad de Navarra lo conocí y su personalidad me cautivó. Esto se confirmó cuando en, cuarto de Medicina, pasé el verano como alumno interno en el Servicio de Cirugía Cardiovascular que acababa de fundar en el Hospital Universitario Marqués de Valdecilla.

Carlos Gómez Durán dijo que era feliz porque había hecho siempre lo que le gustaba. Transmitía un gran entusiasmo que contagiaba y arrastraba a todos detrás de él, convenciéndolos de que hacían algo que merecía la pena, sin importar las horas y los sacrificios que ello pudiera exigir. Siempre potenció el trabajo en equipo, no el equipo de trabajo, que no es lo mismo. El equipo estaba muy unido, eran una piña, y había la sensación de que todos eran importantes. Carlos Gómez Durán tenía la capacidad de obtener lo mejor de cada uno de los miembros del equipo.

Carlos Gómez Durán ha sido enterrado en el panteón familiar del cementerio de la Almudena de Madrid.

Como maestro que ha sido, su ejemplo seguirá vivo en los hospitales, cuyos Servicios de Cirugía Cardiovascular desarrolló, así como en las generaciones de cirujanos cardiovasculares.

Jesús Herreros

Catedrático de Cirugía Cardiovascular y Torácica, Universidad Católica de Murcia
Director General de la Fundación de Ingeniería Biomédica y Tecnologías Sanitarias