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Revista argentina de cardiología

versión On-line ISSN 1850-3748

Rev. argent. cardiol. vol.86 no.5 Ciudad Autónoma de Buenos Aires oct. 2018

 

Ilustración

LORENZO LOTTO (Venecia h.1480-Loreto, 1556/57)

Jorge Carlos Trainini* 

*Médico cirujano, jefe del servicio de Cardiocirugía del hospital “Presidente Perón” de Avellaneda, Provincia de Buenos Aires, Argentina.

INFLUENCIA DEL REALISMO VENECIANO EN CARAVAGGIO

“Nada es bello sin el azar” (2012) es el título del libro del crítico de arte español Artur Ramon. Comprobé esa sentencia en Madrid al encontrarme en el “Museo Del Prado” accidentalmente con la primera muestra de la pintura de Lorenzo Lotto (Venecia h.1480-Loreto, 1556/57), estructurada con lo poco que se pudo rescatar de su obra. Este gran retratista del cinquecento italiano impresiona con sus retratos, en donde se evidencia la intimidad de cada personalidad. Miedo, angustia, preocupación, poder, se van decantando en el paso de la observación de una pintura a otra. El azar de encontrarme en ese instante se exaltó al revisar su destino totalmente olvidado por cuatro siglos, pues fue “reencontrado” por el crítico de arte Bernard Beren-son sobre el 1900 en su monografía “Lorenzo Lotto. An Essay in Constructive Art Criticism”. El “Retrato de joven con lámpara” (ver portada) es considerada una obra cumbre del retrato europeo. Representa un joven de unos 25 años que nos observa por delante de una cortina blanca, la que descorrida ligeramente deja ver una llama en la penumbra. Expresa al ambiente cultural del momento con un estilo extremadamente naturalista. Lotto fue el que introdujo el retrato horizontal ampliado con el fin de mostrar la escena total. La observación de cada uno de los retratos destila una intensa profundidad sicológica cargada de simbolismos. Esa búsqueda de Lotto de interpretar el estado anímico de sus personajes, en su mayoría anónimos, pobres, necesitados, como en “San Antonino de Florencia repartiendo limosna” (Figura 1) realizado hacia 1506 me llevó a la memoria de la obra y vida de Michelangelo Merisi (Milán, 1571-Porto Ércole, 1610), conocido como Caravaggio, por su lugar de origen, cerca de Milán. En esta obra el personaje de hábito rojo, de acuerdo a los estudios realizados es muy posible que sea Lotto, el que hace alusión a su apellido portando una corona de laurel. Los personajes se muestran de espaldas en una clara actitud de vergüenza. Por azar encontraba yo aquí, en esta insólita primera muestra a cinco siglos de la existencia del artista, una clara anticipación del realismo cara-vaggista. Incluso Manuel Mujica Láinez en su novela Bomarzo recrea en Pier Francesco Orsini el retrato de un joven desconocido de Lorenzo Lotto (“Retrato

de un gentilhombre en su estudio”, 1527, Galería de la Academia de Venecia).

Figuras descalzas, miradas dramáticas, ropas miserables, de almas abiertas al observador, prostitutas y hombres de la calle como modelos, conviven en ambos pintores. Era evidente que más allá de las obras religiosas que pudieron realizar, tanto Caravaggio como Lotto, ambos nacidos en el norte italiano, aquilatan en sus pinturas esa característica particular, extraña y contrastante al momento social de sus vidas, en donde los artistas se refugiaban en los mecenas y en la Iglesia. Ellos nunca pertenecieron con sus pinturas al palacio ni al papado. En esta reflexión se halla explicada la pérdida de casi todas sus obras y la precaria vida que tuvieron. Se hermanan en ser desposeídos y en la muerte indolente que sufrieron a los ojos de los demás. Lotto falleció pobre y olvidado, intentando conseguir algún recurso a través de una suerte de vender lotería a cambio de entregar un cuadro. La personalidad la declara breve y certera en su testamento: “solo, sin fiel gobierno y muy inquieto de mente”, tal fue su espíritu errante. Caravaggio fallece en circunstancias extrañas y confusas de las que nunca se supo la verdad. Algunos piensan que murió de neumonía corriendo por la costa de Porto Ércole tratando de juntarse con su obra que había quedado en un barco. El cuerpo nunca se encontró. Su fama apenas sobrevivió a la muerte. La producción de ambos llegó a nuestros días en pequeña proporción. La mayor parte de ella se perdió. Del veneciano se hallaron treinta y ocho cuadros, diez dibujos y algunas esculturas. Algo más en Caravaggio, pero no supera las sesenta obras.

Figura 1. “San Antonino de Florencia repartiendo limosna” (1542). Iglesia de San Giovanni y San Paolo (Venecia). Lorenzo Lotto

¿Cómo relacionar a Caravaggio con Lotto, nacido aquél década y media después de la muerte del olvidado veneciano? ¿Se puede interpretar alguna analogía en el realismo que ambos pintaron en una época del arte extraña a esa característica? De pronto esta linealidad se transforma en un triángulo con la inclusión de un tercer pintor. Se trata de Giorgio Barbarelli da Castelfranco (Venecia h. 1477/1478-Venecia, 1510) conocido como Giorgione (el gran Jorge). Muerto tempranamente por la epidemia de peste a los 33 años cuando gozaba de amplia fama, sólo llegaron de él seis cuadros atribuidos con certeza. Pintaba para coleccionistas privados en clara diferencia con otros artistas de su tiempo, similar a lo que hacía su contemporáneo Lotto y más tarde Caravaggio. Desde el siglo XVI su nombre se perdió llegándose a dudar de su existencia. En su obra hay libertad de ejecución y riqueza de efectos cromáticos. Arriesga en la técnica a cambio de mayor expresividad. Tomó lo profano como el tema de su obra, aunque incursionó en lo religioso, pero con total desposesión de lo místico, en una suerte de contrariedad a la época. Personificó con la expresión y el cromatismo estados de ánimo de sentimiento lírico o romántico. Revolucionó el género del retrato. En la Figura 2 se observa que la anciana sostiene un papel en la mano derecha que evidencia las palabras col tempo (con el tiempo). El realismo con gran riqueza cromática se ejerce con fuerza temática evidenciada en las arrugas y en el cabello. El fondo oscuro hace que el observador no tenga distracción en su mirada hacia la anciana.

Su estilo tuvo influencia en Tiziano, Sebastian del Piombo, Palma el Viejo. También en este análisis nos encontramos con que Lorenzo Lotto muestra en sus retratos la influencia del naturalismo de su contemporáneo Giorgione, asentados ambos en Venecia. En la pintura “Retrato de joven con libro” (hacia 1525) (Pinacoteca del Castello Sforzesco, Milán) se evidencia dicha huella. Luego evolucionó hacia escenas más dramáticas. Giorgione y Lotto tuvieron el mismo destino del olvido, pero sus pinturas volvieron a reencontrarse al ser redescubiertas a fines del siglo XIX, como una hueca despectiva del destino o del azar.

Figura 2. “Retrato de vieja”, 68 × 59 cm, 1506. Galería de la Academia (Venecia) Giorgione

¿Pero cuál es la relación que pudo haber existido entre ellos y Caravaggio, nacido cuando ambos habían muerto? Los tres pertenecían por su origen al norte de Italia. Los tres tuvieron el mismo olvido. Se sabe que Caravaggio visitó Venecia donde debió conocer las obras de Giorgione, Lotto y Tiziano, al punto que fue acusado de copiar las obras del primero. Bellori, uno de sus biógrafos, afirma que “… fue para contemplar los colores de Giorgione, a quien imitaba en ese tiempo”. Se puede precisar dicho viaje a Venecia después de 1584, al terminar su trabajo de aprendiz en el taller del pintor Simone Peterzano. Otro punto que podría reafirmar el conocimiento que poseía Caravaggio, no solo de Giorgione sino también de Lotto, es el hecho que entre 1513 y 1525 este último se estableció en su momento de mayor esplendor en Bérgamo. Allí se sedimentó su estilo con las mejores obras. Bérgamo y Caravaggio están extremadamente cerca y la influencia del veneciano debió perdurar un tiempo en dicha zona. Seguramente hubo algún conocimiento del arte de Lotto en Caravaggio, quien vivió sus primeros veinte años en el pueblo que le legara su nombre.

Estas influencias no lo privan a Caravaggio de su genialidad artística, del realismo determinante en sus figuras religiosas y del naturalismo de su pintura llevada al extremo de escandalizar hasta ser rechazadas por sus propios clientes. Fruto de una personalidad “… trabajadora, pero a la vez orgullosa, terca y siempre dispuesta a participar en una discusión o enfrascarse en una pelea, por lo que es difícil llevarse bien con él” como expresaba Floris Claes van Dijk (contemporáneo de Caravaggio en Roma, hacia 1601). Su tenebrismo y el matiz que le imprimió al claroscuro fue una impronta en el realismo barroco intensamente emocional.

Me retiré del Museo meditando sobre el azar al que aludía el libro de Artur Ramon. Entonces brotaron desde la misma espontaneidad algunas palabras en mis labios quietos:

Soy un tiempo de carne transcurrida

en un vórtice de historia cotidiana

de extrañas amalgamas soy el fuego

donde el azar transfigura la osamenta.

Soy el ser que ignora a sus memorias

por efímera eternidad de la conciencia

¿qué yace en lo profundo del olvido?

¿a dónde van las formas que caen muertas?

Más allá de la vida que ahora intentaba imaginar de Giorgione, Lotto y Caravaggio, en esa necesidad que tuvieron de acercarse al hombre con una pintura realista, me convencía de que sólo el arte permite a un suceso olvidado reaparecer cinco siglos después. Afuera… la calle se teñía de figuras apuradas…

..

Jorge Carlos Trainini LORENZO LOTTO (Venecia h.1480-Loreto, 1556/57) rev car 2018 v86n5 [ Links ]

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