Dubium sapientiae initium (La duda es el principio de la sabiduría)

René Descartes (1596-1650)

En relación con las imágenes cardiovasculares hay actualmente en la bibliografía científica mundial una proliferación exponencial de guías con recomendaciones, mediciones, cifras y fórmulas con la intención de que las conozcamos en detalle; sin embargo, deberá recordarse que las guías no son la Biblia; a diferencia de un dogma que siempre es un acto de fe y fidelidad, estas van cambiando con el correr de los años.

Las guías han perdido credibilidad y se ha llegado a decir que la mejor guía es la que no se lee; sin embargo, no se debe menospreciar el inmenso trabajo que supone realizar este tipo de documento y, si sus autores son idóneos, no tienen conflictos de intereses, sus conclusiones se basan en fuertes evidencias, sin sesgos y hay una revisión externa por expertos, constituyen una herramienta que, interpretada con sabiduría crítica, tiene su utilidad en la práctica de la cardiología y en el mundo de las imágenes.

La Medicina, ciencia de incertidumbres, es el arte de la probabilidad. “La certeza es una ilusión”, decía el gran William Osler, y únicamente la incertidumbre es algo seguro.

Sabemos que, en la mayoría de las técnicas de imagen, las mediciones son imprecisas (demasiada variabilidad intraobservador e interobservador) y que la Medicina es mucho más complicada que un número.

No debería haber fundamentalismo en la Medicina. Con excepción de la moral y la ética, todo está sujeto a cambio y algo que hoy parece de beneficio mañana podría ser desechado y vuelto a demostrarse su valor más adelante con solo cambiar la metodología del análisis estadístico.

Deberíamos tener una dosis de flexibilidad y siempre dudar de lo que no podemos reproducir fácilmente.

Las guías no son mandamientos, suelen apoyarse en consensos de expertos, basados en evidencias, a veces en metaanálisis e infrecuentemente en grandes trials. Lo cierto es que nuestro paciente pocas veces se va a ajustar a las guías, ya sea por su edad, por sus comorbilidades, por el medio en el que se interactúa, por las posibilidades de acceso a los estudios recomendados, etic., etic.

La imagenología es ciencia y arte y esto no se considera en las guías. Estas, generalmente, son escritas por expertos del continente europeo y Estados Unidos, y lo que puede considerarse muy apropiado en cierto lugar no lo es en otro, por múltiples razones, culturales, socioeconómicas, de recursos o de preferencias personales, entre otras.

Una de nuestras tareas más importantes es la de personalizar esas guías de acuerdo con el paciente concreto que está delante nuestro.

Desde Newton, sabemos que la matemática es el método más confiable y efectivo que conocemos para entender el mundo que nos rodea. Fue él quien estableció las reglas básicas del método científico, y liberó la interpretación de la realidad de sesgos especulativos, mitos y dogmas.

Debemos seguir midiendo, ser cuantitativos es más exacto que ser cualitativos. Las guías nos enseñan que debe medirse y cómo hacerlo, para que, con los mejores estándares de calidad, podamos uniformar conductas y nuestros informes no sean una Torre de Babel.

En el siglo V antes de Cristo, Filloa de Crotona, discípulo de Pitágoras, refiriéndose al número como esencia de la realidad, aseveraba que todas las cosas que pueden conocerse tienen un número porque no es posible que algo sin número pueda ser conocido ni concebido.

Necesitamos mucho entrenamiento, menos apreciación subjetiva, medir varias veces, utilizar promedios y recordar siempre que las fórmulas muy complejas pueden hacernos equivocar mucho.

Sin embargo, no somos esclavos de un número, la tendencia es la que vale y su seguimiento va a decirnos si nuestro paciente va a estar en el grupo de mejor o peor pronóstico.

Siempre seremos imperfectos porque la Medicina es muy compleja y aunque en el campo de la imageno-logía, gracias a los avances de las nuevas tecnologías, tendemos a ser más exactos y precisos, su aplicación y elucidación deberá ajustarse siempre al cuadro clínico del paciente que es mucho más que una cifra o que una imagen de su cuerpo.

Como escribió oportunamente el Director de esta revista, el Dr. Hernán Doval, en un brillante editorial: “Las guías no deben interpretarse como el nuevo dogma escolástico, sino solamente son una orientación”. (¹)

Llega el fin del año y el último número de la Revista Argentina de Cardiología, como ya es costumbre, está dedicado a las imágenes cardiovasculares, donde están representadas todas las modalidades aunque sobresalen en cantidad los trabajos relacionados con la ecocardiografía, por que se trata de la técnica de imágenes más utilizada en la práctica diaria en nuestro país y en el mundo.

En esta edición, se destacan cinco trabajos originales, incluido uno de investigación básica, dos editoriales y un artículo de revisión, dos comunicaciones breves, dos cartas científicas y una imagen en cardiología; la habitual carta del presidente de la SAC y otra del Director de la RAC y completan este número especial el habitual comentario sobre la ilustración de la portada de la Revista, el análisis crítico de las publicaciones más destacadas en cardiología y la información actualizada para el paciente.

Como siempre, anhelamos que el contenido de la sexta revista del año 2018 sea de vuestro máximo interés y provecho.