¿Cómo impactarán las nuevas técnicas de información y comunicación en la educación médica? La irrupción de Internet en la vida cotidiana ha modificado la forma de acceder al conocimiento en todos los ámbitos, y no es de extrañarse que cambios tan drásticos generen incertidumbres y temores entre los educadores, que muchas veces ven en estas nuevas tecnologías amenazas, más que oportunidades.

La docencia en medicina se mantuvo casi inalterada por siglos, con profesores transmitiendo el conocimiento a partir de clases magistrales y alumnos pasivos, receptores de dicha información. Pero las postrimerías del siglo XX cambiaron ese statu quo y la docencia se transformó en un proceso participativo, en el que docente y alumno tienen un rol activo. Se espera creatividad y juicio crítico por parte del alumno y se le asigna al docente una función de facilitador y moderador en el proceso de enseñanza-aprendizaje, desplazándolo del centro de la escena, para empoderar al alumno.

La transmisión del conocimiento fue variando en sus formas con la evolución de la humanidad, valiéndose inicialmente solo del lenguaje oral; luego se agregó la escritura y así la información pudo almacenarse. La invención de los tipos móviles por Gutenberg permitió la producción de elementos impresos, que pudieron ser distribuidos a distancia. El posterior advenimiento de los medios, especialmente la radio y la televisión, agregó la posibilidad de la difusión masiva. A partir de los años 80, una nueva revolución se suma y hace su entrada en nuestras vidas, la tecnología digital, que permite el acceso a la información en forma remota, sin barreras geográficas ni temporales.

La web permite acceder a un universo de información en forma casi inmediata, marcando otro de los aspectos distintivos de la educación actual, la velocidad, en un mundo donde la inmediatez se ha transformado en un valor.

El uso de Internet dio al estudiante una gran autonomía y el e-learning trajo consigo grandes ventajas: material educativo de calidad, flexibilidad en el tiempo, aprendizaje mediante simuladores, etcétera, pero algunos datos negativos no han sido resueltos en su totalidad. La tasa de abandono y la desmotivación son elevadas y muchos alumnos no logran establecer un vínculo adecuado a la hora de reemplazar el diálogo convencional por el lenguaje digital.

Para los profesores formados en los modelos más tradicionales de la docencia, muchas veces falta una capacitación adecuada para posicionarse con soltura en esta nueva forma de relación con el alumno, y enfrentan una asimetría en el manejo de las nuevas tecnologías: mientras que el alumno es un “nacido digital” y utiliza naturalmente la web, muchos docentes son “inmigrantes digitales”.

Los costos de implementación continúan siendo elevados, y el acceso a la tecnología muchas veces es dispar.

La formación a distancia se sustenta en criterios tecnológicos, metodológicos y evaluativos.

La tecnología y las plataformas deben ser las adecuadas para el objetivo educacional, y capaces de garantizar los estándares de accesibilidad, interoperabilidad, durabilidad, reusabilidad y costo-efectividad.

La metodología elegida será determinante en el éxito de un programa de educación a distancia. Contenidos, comunicación, tipos de herramientas disponibles y, fundamentalmente, el rol del tutor van a resultar cruciales para el proceso interactivo de enseñanza-aprendizaje. En las ciencias de la salud, donde la adquisición de habilidades sumada al conocimiento teórico y la experiencia resultan indispensables, probablemente los modelos mixtos que combinan la actividad presencial y a distancia sean los más adecuados, al aprovechar lo mejor de cada modelo.

El proceso de evaluación no solamente debe ser de contenidos, sino de aprendizaje y práctica.

Así como en la evolución de la humanidad, cada nueva tecnología se sumó a la previa para enriquecerla y no para eliminarla, es importante que tengamos presente que el e-learning no debe reemplazar a la pedagogía, sino que debe suplementarla.

Pero el innegable avance de la tecnología hace indispensable que preparemos a alumnos y docentes para su mejor aprovechamiento, y eso exige un gran esfuerzo para lograr la adaptación a nuevas formas de interacción.

La Sociedad Argentina de Cardiología está comprometida con la educación médica continua de calidad, tal como se expresa en su Misión y Visión, y esta responsabilidad se extiende a todos los profesionales que residen en nuestro país; es por eso que migrar hacia modelos de enseñanza en línea permitirá alcanzar de una manera más eficiente dicha meta.

Pero para lograr este objetivo, es fundamental que se comprenda que educación a distancia no es sinónimo de autoaprendizaje, que se requiere de procesos críticos y de interacción, y que el paciente real no responde exactamente a los patrones creados por los simuladores. Por lo tanto, el criterio médico y la experiencia, sumados al conocimiento, seguirán siendo la mejor herramienta para la buena praxis.