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Revista argentina de cardiología

versión On-line ISSN 1850-3748

Rev. argent. cardiol. vol.88 no.4 Ciudad Autónoma de Buenos Aires jul. 2020

http://dx.doi.org/10.7775/rac.es.v88.i4.18749 

CARTAS DE LECTORES

La pandemia de coronavirus nos hace (re)conocer nuestras realidades

Coronavirus Pandemic Makes Us (Re)Learn Our Realities

ADRIANA SALAZAR1  * 

1 Centro de Educación Médica e Investigaciones Clínicas (CEMIC) - Sección Cardiología

Estamos atravesando una situación epidemiológica que ha cambiado la vida de todos los habitantes en nuestro país y el mundo; una circunstancia no vivida por casi ninguno de nosotros, ya que las anteriores, en su mayor parte (peste negra, viruela, gripe española, sarampión y, por sus proporciones, VIH, declaradas como pandemias) llevan ya algunos años. La OMS ha declarado pandemia a la epidemia por coronavirus Covid19 el 11 de marzo del 2020. Hoy, el mundo se debate entre salud, economía y libertades individuales. Y nos pone frente a nuestras realidades en salud.

El Director General de la OMS en su alocución de apertura del 11 de marzo de 2020, dijo: “Sobre la pandemia… […]. En algunos países hay falta de capacidad. En algunos, hay falta de recursos. En algunos, hay falta de determinación…. No es solo una crisis de salud pública, es una crisis que afectará a todos los sectores, y por esa razón todos los sectores y todas las personas deben tomar parte en la lucha… Preparen sus hospitales. Protejan y formen a sus trabajadores sanitarios. Y cuidemos los unos de los otros, porque nos necesitamos”.

Aun con cierta controversia sobre el papel de la OMS en la pandemia, estas frases sirven para pensar en la salud pública y reflexionar sobre las condiciones de nuestro sistema de salud (SS), el acceso a la salud y para hacer propias algunas ideas.

En Latinoamérica, el promedio de gasto en salud es de alrededor del 7% (del PBI), con cifras del 8,5% 1 en nuestro país, que es de los de mayor gasto en la región, donde cerca del 70% de los habitantes tiene algún seguro de salud. En la región, aunque todos gocen de alguna protección en salud, esta es desigual e inequitativa. Según Tobar, 2 “aunque la situación sanitaria ha mejorado, la distancia entre la esperanza de vida de ricos y pobres ha aumentado”. En esa línea, Macchia y cols. concluyen que, en Argentina, la muerte prematura y la muerte cardiovascular se redujeron entre el 2000 y 2010, aunque la incidencia y la evolución de las tasas de muerte mostraron profunda inequidad, relacionadas con la condición socioeconómica y con los distintos deciles de necesidades básicas insatisfechas (NBI). Esta distribución fue así muy desigual tanto en diferentes departamentos geográficos a lo largo del país como en CABA. Estos indicadores guardan usualmente relación con la provisión y fragmentación de la asistencia sanitaria en la Argentina, como si tuviéramos varios países dentro de un mismo país.

En Argentina el SS está plurisegmentado, 1,2,4 con tres efectores principales: público, (43 millones de personas; universal) al que tienen derecho todos, tengan o no otra cobertura social o privada; obras sociales (OS) (subsistema de seguridad social): 26 millones (60%); subsistema privado (con gran estratificación dentro de este): 2 millones; y 4 millones con afiliación doble. La OPS, la CEPAL y el PNUD presentan una total coincidencia con estos datos. Tienen distinto acceso y atención quienes dependen solo del sistema público o quienes están cerca de grandes centros urbanos, 5 lo que se repite en las provincias, 1 y diferentes coberturas, quienes poseen seguros privados con centros propios.

En el 2017, 6 Argentina tenía 25 751 establecimientos de atención en salud (públicos y privados). Más del 40% eran públicos, aunque en algunas zonas del país estos llegaban casi al 60%. De los públicos, el 59% tenían dependencia provincial; el 39%, municipal; y el 2%, dependencia nacional; fueron más frecuentes los de diagnóstico y tratamiento sin internación (55%); en menor proporción, los de internación pediátrica, materno-infantil y salud mental, todos de distribución desigual. El total de camas era: 220 910; terapia intensiva (TI): 8293 de adultos y 1823 pediátricas; entre ambas cifras llegaban a constituir el 5% del total de establecimientos de salud. La cantidad de camas para TI permite ver cómo está el SS ante una emergencia sanitaria. La Figura 1 detalla el número de camas en los distritos, diferenciando las de TI y el porcentaje de personas de más del 65% (quienes son considerados los de mayor riesgo) por provincia.

Fig. 1 Camas totales (públicas y privadas) de cuidados intensivos cada 10000 habitantes y porcentaje de población mayor de 65 años por provincia. 

En estos meses, a partir de la pandemia, la cantidad de camas hospitalarias y de TI ha aumentado, en especial en el subsistema público. De acuerdo a los datos del MSN, “durante los últimos tres meses, Argentina sumó 2996 camas de terapia, por lo que así contabiliza un total de 11 517, lo que implica un incremento del 35%. Además, se desarrolló un sistema de monitoreo de insumos críticos en internación que permite conocer el estado de disponibilidad de las camas en todo el país, por una efectiva articulación interjurisdiccional”. Se espera que los recursos persistan superada la urgencia epidemiológica.

Sobre el recurso humano (RH), según el MSN y la Encuesta Anual de Hogares Urbanos del 3er. trimestre de 2014 5,6, se encontraron 832 167 personas en actividad; el 57% desarrollaban actividades en el sector privado. El número total de médicos era 384 231 (el 32% del RH); los enfermeros eran 343 053, ambos distribuidos desigualmente. 6

La mayor parte del RH y físico se concentra alrededor de las grandes ciudades, que tienen mejores condiciones para la atención de pacientes, mejor acceso a centros de formación y condiciones de vida personal más favorables para la inserción personal y familiar.

Los centros de atención primaria, en un total de 7844 en el país (en el mismo año), se encargan de distribuir recursos y son el primer eslabón en la atención, con gran implicancia en las crisis. De hecho, fueron un efector principal del Programa Remediar, intervención que tuvo como uno de sus objetivos acortar las brechas de inequidad mediante la distribución de insumos en territorio y con la idea de que la población más necesitada se acercara al SS.

Los salarios médicos -según distintos informes, medios periodísticos y algunas páginas oficiales- están en rangos medio y bajo, más aún, si se relacionan con la responsabilidad profesional. Ya en el 2008, un estudio de nuestra sociedad científica, 7 realizado a través de una encuesta (validada) sobre calidad de vida, mostró mayor satisfacción profesional de los cardiólogos en relación lineal con el nivel de ingresos y cuando estos eran mayores a 24 000 dólares anuales; fue significativamente menor en los niveles de menores ingresos.

Tampoco fueron buenas las expectativas sobre el futuro, como indica un estudio de Salazar y cols., 8 donde el 75% de los cardiólogos tuvo una percepción entre regular, mala y muy mala sobre su situación al retiro. Recordemos que “el nivel de satisfacción profesional de los médicos asistenciales constituye un elemento clave para el buen funcionamiento de los sistemas de salud”. 7 Esta consideración es válida para situaciones normales y mucho más, en una pandemia, que requiere mayores esfuerzos, dedicación y compromiso.

Todo el funcionamiento del SS se apoya en el RH en cualquier instancia de atención y prevención: “Más allá de la creciente incorporación de nuevas tecnologías, el saber médico y la relación médico-paciente son pilares de cualquier estrategia sanitaria exitosa”. 9 Podemos entonces decir que las condiciones de trabajo en médicos, enfermeros y otras profesiones en la salud tienen un valor fundamental, y pueden condicionar sus resultados.

Hoy, un médico de planta de 36 h en CABA recibe unos 50 mil pesos en la menor categoría (700 dólares, al cambio oficial); los enfermeros, unos 500 dólares, valores que resultan menores que otros gremios. El dicho “la salud no tiene precio” podría significar que la salud es valiosa o costosa, o los profesionales deberían trabajar “gratis”, lo que marca un cambio de paradigma en la valoración de la profesión, en la que también se observan nuevas tendencias, como una mayor proporción de mujeres en las carreras de Medicina en Argentina; esto ilustra un difícil marco para seguir en pie.

La pandemia de Covid-19 nos enfrenta a nuestras propias realidades y debilidades, en las que se visibilizan problemáticas estructurales en nuestro país (y el mundo). Se pregona que “todo va a ser distinto” en salud. Para ello, es necesario un profundo análisis y discusión de las reglas presentes. Poner claramente el tema “en la agenda pública”; construir una nueva agenda. El Estado tiene la autoridad máxima, así como la indelegable función de rectoría.

Nos merecemos pensar en la idea de un sistema único de salud, o un verdadero sistema solidario, con coordinación entre sus partes (públicas y privadas), que aproveche los recursos y brinde oportunidades de acceso a la salud más equitativas, no ajustadas por ingresos y situación laboral, y un hospital público que funcione a pleno y de excelente nivel. Es nuestra deuda interna incumplida. La Constitución de 1853 mencionaba el derecho a la salud (“…el bienestar general…”); la reforma del 94 lo confirma. Está escrito.

La pandemia ha puesto a la salud en “primera plana”. La crisis (re) actualiza los problemas estructurales. Jerarquizar el tema y considerarlo “prioritario” es, ante todo, una decisión política, que encontrará intereses contrapuestos de diversos actores que participan del campo de la salud. 5 Implica reconocer la verdadera situación, la plurisegmentación en todos los niveles, las fallas en la coordinación, el uso ineficiente de los recursos y, fundamentalmente, la inequidad del sistema, con enormes diferencias en el acceso a la salud y la calidad de atención en relación con lugar de residencia, nivel de ingresos y otras variables socio-económicas. Es nuestra oportunidad de cambio.

BIBLIOGRAFÍA

1. Cetrángolo O. y Goldschmit A. (2018) “Organización y financiamiento de la provisión pública de salud en un país federal. El caso argentino”, Serie Documentos de Trabajo del IIEP 24, IIEP UBA CONICET, Buenos Aires, marzo 2018. ISSN 2451-5728. http://iiep-baires.econ.uba.ar/uploads/publicaciones/447/archivos/1.pdfLinks ]

2. Tobar F. El modelo de salud argentino: Historia, características, fallas, F. Recursos Humanos en Salud en Argentina/2001. Observatorio de Recursos Humanos en Salud, Representación OPS/OMS en Argentina, 2001 [ Links ]

3. Macchia A, Mariani J, Nul D, Grancelli H, Doval HC. Inequidad social, lugar de residencia y muerte prematura por cualquier causa en la Argentina. Rev Argent Cardiol 2016;84:114-9. http://dx.doi.org/10.7775/rac.v84.i2.8267. [ Links ]

4. PNUD, CEPAL y OPS. Aportes para el desarrollo humano en Argentina 2011: El sistema de salud argentino y su trayectoria de largo plazo: logros alcanzados y desafíos futuros. Capítulos I, III, IV, V y VI, Buenos Aires, 2011. [ Links ]

5. Chiara M, Di Virgilio MM, Tobar E, Catenazzi A, Moro J, Airovich A. Conceptualizando la gestión social. Gestión de la Política Social: conceptos y herramientas, UNGS/Prometeo. 1a. ed. Los Polvorines: Universidad Nacional de General Sarmiento, 2015. ISBN 978-987-630-198-5. E-Book [ Links ]

6. Análisis de situación de salud República Argentina. Edición 2018. Ministerio de Salud y Desarrollo Social. ISBN 978-950-38-0271-7. [ Links ]

7. Borracci RA, Calderón JG, Sokn F, Ángel A, Lerman J, Darú V et al. Relación entre el nivel de ingresos y la calidad de vida profesional de los cardiólogos en la Argentina. Rev Argent Cardiol 2008;76: 352-8. [ Links ]

8. Salazar AI, Boissonnet CP, Sosa Liprandi MI, Boscaró M, Francesia AN, Besmalinovich et al. Expectativas acerca del futuro en una población de cardiólogos argentinos. Rev Argent Cardiol 2015; 83:549-55. http://dx.doi.org/10.7775/rac.es.v83.i6.7298Links ]

9. Maceira D, Palacios A, Urrutia M, Espinola N, Nievas M. Descentralización y estructura de las remuneraciones médicas en Argentina: Un análisis comparado en cinco jurisdicciones. Rev Argent Salud Publ 2017;8:26-32. [ Links ]

Dirección para separatas: E-mail: aisalazar32@gmail.com

Consideraciones éticas

No aplica

Declaración de conflicto de intereses

Los autores declaran que no poseen conflicto de intereses. (Véase formulario de conflicto de intereses de los autores en la web / Material suplementario).

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