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Revista argentina de cardiología

versión On-line ISSN 1850-3748

Rev. argent. cardiol. vol.89 no.4 Ciudad Autónoma de Buenos Aires ago. 2021  Epub 01-Ago-2021

http://dx.doi.org/10.7775/rac.es.v89.i4.20419 

ANÁLISIS HISTÓRICO DE LA EVOLUCIÓN DE LAS IDEAS

“Ah… Galeno ¡qué hiciste con tus monas!”

“Ah ...Galen what you did with your female monkeys!”

JORGE C. TRAININI

Claudio Galeno, cuyo nombre significa “calma”, una decisión de su padre para oponerlo a la forma de ser de su esposa, resumió con su trabajo la antigüedad clásica. Su obra es un compendio de la medicina hipocrática, helenística y greco-romana, con una síntesis que habría de perdurar catorce siglos, hasta el Renacimiento.

Su obra fue mezcla de recopilaciones, observaciones, estudios de disección y vivisección, fundamentalmente en animales. Trabajó con cerdos, bueyes, gatos, caballos, leones, lobos, ovejas, perros e incluso un elefante, pero en los monos (antropoides) basó primariamente su experiencia. Así, la forma de división del arco aórtico y de la vena cava superior fueron tomadas de este animal. Salvo su estadía en Alejandría, en contadas excepciones tuvo acceso al estudio del cuerpo humano, ya que la disección se hallaba prohibida en todo el Imperio Romano. Lo certifica con su propio testimonio: “Un río que pasó por encima de un sepulcro construido negligentemente unos meses antes, lo destruyó con toda facilidad; y arrancando con el ímpetu de las aguas un cadáver entero, de carnes ya putrefactas, pero con los huesos aún estrechamente unidos entre sí, lo arrastró boca abajo por la extensión de un estadio. Después que el río llegó a un lugar navegable y de alta orilla, allí se detuvo el cadáver, y se presentó a nuestros ojos como tal un médico lo hubiese preparado para enseñar a los jóvenes” .

Hasta las primeras décadas del siglo XVI, si bien la enseñanza de la anatomía había sido objeto de algunos aportes, en general permaneció sujeta a la tradición galénica.

Andrés Vesalio tuvo la virtud de establecer un nuevo orden en la anatomía. Dotó a su conocimiento del espíritu de la investigación y de la confirmación directa sobre el cadáver. Sus propias palabras: “la disección anatómica puede utilizarse para probar la especulación” representan un cambio en la objetividad del método científico de ese momento.

La obra fundamental de Vesalio, la que habría de cambiar los conceptos médicos tradicionales: “De humanis corporis fabrica, libri septem” (Basilea) fue dedicada al rey de España Carlos V, cuando el autor contaba sólo 28 años. Este texto de 663 páginas, escrito en latín consta de VII libros y 300 ilustraciones aparentemente realizadas por Johann Stephan Van Calcar (circa 1546), quien era discípulo de Tiziano (1477-1576).

Vesalio gozó de gran fama, a pesar de las críticas de los galenistas, ya que éstos reaccionaron a su aseveración de que Galeno jamás disecó por sí mismo un cadáver humano. Esta impugnación a su obra le determinó una gran depresión, lo cual lo llevó a incinerar gran parte de sus escritos médicos. Llegó a ser profesional de consulta de la clase acaudalada. Entre ellos atendió al Rey Enrique IV, quien durante un torneo organizado como festejo del casamiento de su hija Isabel de Valois con Felipe II, sufrió el impacto de una lanza sobre su cráneo (1559). Reconoció en el traumatismo un mecanismo de contragolpe en el cerebro del Rey, cuyo desenlace sería fatal.

Consideraremos ahora, el valor de Vesalio con respecto a la circulación sanguínea. De la “Fábrica”, hubo dos ediciones. En la primera (1543), describe las venas mesentéricas inferiores y la vena hemorroidea. Al hablar del corazón y refiriéndose expresamente a la válvula aurículoventricular izquierda escribe que se la puede “comparar muy bien con la mitra de un obispo”.

Si bien expresa no haber observado los poros del septum, los admite al escribir: “el tabique interventricular está formado por las sustancias más compactas del corazón. En sus dos caras abundan ciertas excavaciones. De éstas hasta donde los sentidos alcanzan a percibir ninguna pasa del ventrículo derecho al ventrículo izquierdo... hemos de asombrarnos, por tanto, de la actividad del Creador, que hace que la sangre transpire del ventrículo derecho al izquierdo por pasajes que escapan a nuestra vista”. En cambio, en la segunda edición de la “Fábrica” publicada en 1555, niega enfáticamente que exista dicha comunicación al redactar textualmente: “aunque a veces estos hoyuelos son evidentes, ninguno, hasta donde alcanzan los sentidos, pasa del ventrículo derecho al ventrículo izquierdo”.

En su “Cáthedra” trabajó sin cesar. Estudió, disecó y registró minuciosamente sus observaciones, contando para ello como material con los criminales ajusticiados, según una disposición otorgada por el juez Marcoantonio Contarini. Al principio aceptó la morfología emanada de Galeno, pero fue descubriendo sus errores a medida que ampliaba sus disecciones, llegando a entender que el pergameno había descripto la anatomía basada en la disección animal: “Ah… Galeno ¡qué hiciste con tus monas!” diría posteriormente en su obra magna. Su estadía en Padua finalizaría en forma abrupta al disecar dos religiosas. Ya en las afueras de la ciudad se sacó las botas y soplando las suelas exclamó: “Ni el polvo de Padua me quiero llevar”.

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