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Comechingonia

On-line version ISSN 1851-0027

Comechingonia vol.20 no.1 Córdoba June 2016

 

DOSSIER

Estudio morfométrico de las modificaciones culturales del cráneo en el centro-oeste de Argentina

Morphometric study of cultural modifications of skull in midwest Argentina

 

Lumila Menéndez1 y Federico Lotto2

1 CONICET. División Arqueología. Edificio Anexo del Museo de La Plata, Universidad Nacional de La Plata. Calles 122 y 60, (1900) La Plata, Argentina, lumilam@gmail.com;
2 CONICET. División Antropología. Edificio Anexo del Museo de La Plata, Universidad Nacional de La Plata. Calles 122 y 60, (1900) La Plata, Argentina, federicolotto@gmail.com

Presentado: 24/04/2016
Aceptado: 10/06/2016


Resumen

El objetivo del presente trabajo es analizar cuantitativamente la variación morfológica como producto de las modificaciones culturales del cráneo en individuos que habitaron el Centro-Oeste de Argentina (COA) durante el Holoceno tardío. Se analizaron 204 cráneos de individuos procedentes de sitios arqueológicos de Mendoza y San Juan, en los cuales se registraron 44 puntos que describen el contorno sagital y lateral de la bóveda craneana, utilizando un brazo mecánico Microscribe 2X. Se realizó una superposición Procrustes y un Análisis de Componentes Principales para evaluar cambios en forma de la bóveda craneana en los individuos de toda la región, y particularmente en cuatro regiones geográficas (norte de San Juan, sur de San Juan, norte de Mendoza y sur de Mendoza). Los resultados muestran que los individuos del COA exhiben una amplia variación que incluye individuos sin modificaciones craneanas, individuos con aplanamiento fronto-occipital, de la zona lámbdica, y del hueso occipital, además de formas intermedias. Se presentan los patrones de variación a partir de mapa de colores sobre un modelo tridimensional del cráneo y se discute su interpretación en el contexto de la dinámica poblacional de la región.

Palabras clave: Morfometría geométrica; Holoceno tardío; Bóveda craneana; Mapa de colores.

Abstract

The aim of this study is to quantitatively analyze the morphological variation due to cultural changes of the skull in individuals who inhabited the Central West of Argentina (COA) during the late Holocene. A total of 204 skulls of Mendoza and San Juan archaeological sites were analyzed, in which  44  points  that  describe  the  sagittal  contour  of  the  cranial  vault  were recorded  using a mechanical arm Microscribe 2X. A Procrustes Superposition and Principal Component Analysis were performed to assess the main changes in cranial vault shape, considering all the individuals throughout the region, and particularly in four geographical regions (north San Juan, south San Juan, north of Mendoza, south of Mendoza). The results show that the COA individuals exhibit a wide variation including individuals without cranial modifications, individuals with fronto-occipital flattening, the lambdic area, the occipital bone and intermediate shapes. Patterns of variation are presented through color maps based on a three-dimensional model of the skull, and its interpretation is discussed in the context of population dynamics of the region.

Keywords: Geometric morphometrics; Late Holocene; Cranial vault; Colour maps.


 

Introducción

Las Modificaciones Culturales del Cráneo (MCC), tradicionalmente llamadas “deformaciones craneanas artificiales”, son el producto de alteraciones en el crecimiento normal del mismo, como resultado de la aplicación de fuerzas externas durante los primeros años de vida (Brothwell 1981; Dembo e Imbelloni 1938; Pérez 2007; Ubelaker 1984). La principal consecuencia de esta práctica es la alteración en magnitud y dirección de los vectores que describen la forma general del cráneo (Manríquez et al. 2006). Particularmente, cuando se altera el contorno sagital, el eje de simetría cambia, creando diversos ángulos sobre el plano auriculo-orbitario o de Frankfurt (Munizaga 1987). Esta práctica se encuentra difundida en todos los continentes, a pesar de ser más frecuente en Oceanía y América (Broca 1879; Dembo e Imbelloni 1938; Dingwall 1931; Flower 1881; Imbelloni 1924-25, 1933; Rivero y von Tschudi 1851; Topinard 1879, entre otros). Temporalmente se encuentra difundida con amplitud durante el Holoceno Tardío, aunque también se ha descrito en Homo neanderthalensis (Trinkaus 1982), en grupos australianos durante la transición Pleistoceno/Holoceno (Antón y Weinstein 1999; Durband 2011) y en grupos amazónicos hace treinta años (Tommaseo y Drusini 1984).
Las MCC se producen como resultado de prácticas culturales que pueden ser tanto intencionales como no-intencionales (Dembo e Imbelloni 1938; Imbelloni 1924-25). Mientras que las modificaciones intencionales se realizan con el fin de alterar la forma final de la bóveda craneana, las no-intencionales se producen de manera secundaria como resultado de otra actividad (i.e. uso de cunas para transporte). Sin embargo, cualquiera sea la forma final de la bóveda del cráneo, constituye una parte fundamental de la identidad de una persona desde temprana edad, que expresa significados sociales como un símbolo de identidad poderoso, constante y destacable visualmente (Blom 1999, 2005; Munizaga 1992; Torres-Rouff 2002, 2003). El significado de dichas prácticas varía a través de los distintos grupos,   aunque   en   términos   generales,   están   asociados   a   nociones  de  adscripción identitaria, e indican diferencias territoriales, de estatus social y/o de género de los individuos (Blom 1999; Dembo e Imbelloni 1938; Torres-Rouff 2002).
Los primeros trabajos sobre MCC han utilizado descripciones cualitativas mediante métodos morfoscópicos, a partir de las cuales posteriormente se clasificaban los cráneos desde una perspectiva tipológica (Dingwall 1931; Gosse 1861; Hrdlicka 1912; Imbelloni 1924-25; Munizaga 1965; Neumann 1942; Rivero y von Tschudi 1851; Topinard 1879; Weiss 1961). El esquema clasificatorio más ampliamente utilizado fue el planteado por Imbelloni (1924-25), quien clasificó la variación de dichas prácticas en base a la morfología externa del cráneo y al artefacto deformatorio asociado, a partir del estudio de series de individuos americanos (tabulares vs. anulares; Dembo e Imbelloni 1938). Este esquema fue rápidamente adoptado por la comunidad académica internacional, e incluso fue incorporado en la segunda edición del célebre manual de Rudolf Martin (1928). Una clasificación alternativa, basada en el resultado de la MCC antes que en el tipo de aparato deformador o tecnología utilizada, es la de Neumann (1942), aplicada principalmente a poblaciones prehistóricas de América del Norte. Sin embargo, el empleo de estas técnicas para la determinación de las MCC presenta varias dificultades, representadas principalmente por el alto grado de subjetividad y el bajo grado de replicabilidad interobservador que presentan los resultados. Gran parte de estos inconvenientes han sido discutidos por Pérez (2007), quien los atribuye al intento de ajustar una variación que es naturalmente continua en clases o tipos discretos. Recientemente se han empleado diversas aproximaciones para transformar la variación morfológica cualitativa en información cuantitativa continua Algunas de estas metodologías alternativas están basadas en funciones discriminantes que permiten definir más estrictamente tipos (Clark et al. 2007; O´Brien y Stanley 2013), mientras que otras cuya ventaja es el alto grado de precisión, replicabilidad y capacidad de visualización (D’Addona et al. 2011; Manríquez et al. 2006; Pérez 2006, 2007; Pérez et al. 2009a; Serna et al. 2013), combinan técnicas de morfometría geométrica en 2D y estadística multivariada con el fin de capturar la información geométrica en la variación de las MCC.
Existe un amplio consenso en que los principales cambios morfológicos que se producen como producto de estas prácticas se registran en la bóveda craneana, dado que es el área donde se ejercen las presiones mecánicas de forma directa. Sin embargo, mientras que algunos investigadores han planteado que dichas alteraciones incluyen otras áreas como el esplacnocráneo, alterando las medidas faciales entre los individuos que las presentan y aquellos que no (Anton 1989; Björk y Björk 1964; Boston et al. 2015; Cheverud et al. 1992; Cybulski 1975; Hrdlicka 1912; Kohn et al. 1993; Manríquez et al. 2006; Oetteking 1930; Pomeroy et al. 2010; Rhode y Arriaza 2006), otros consideran que dichos cambios no son sustanciales (Cocilovo 1975; Ewing 1950; Rothhammer et al. 1982; Ross y Ubelaker 2009; Verano 1987). También un conjunto de trabajos plantean que se producen alteraciones en la base craneana (Blackwood y Danby 1955; Moss 1958; McNeill y Newton 1965; Oetteking 1924; Schendel et al. 1980), e incluso en la mandíbula (Cheverud y Midkiff 1992). Dado el existente disenso, los efectos secundarios de las MCC sobre las otras áreas craneanas parecen variar inter-poblacionalmente. 
En el sur de Sudamérica, las MCC se encuentran presentes en una gran cantidad de individuos provenientes de sitios arqueológicos (Berón y Baffi 2003; Bórmida 1953-54; Cocilovo 1973, 1975; Cocilovo y Guichón 1994; Dembo e Imbelloni 1938; Drube 2010; Manríquez et al. 2006; Mendonca et al. 1986; Okumura 2014; Pérez 2006, 2007; Pérez et al. 2009a; Pucciarelli 1978; Sardi y Pucciarelli 2001; Serna et al. 2013, entre otros), siendo las más antiguas las de Lauricocha (Perú) hace 8000-6000 años AP (Cardich 1964-66). Debido a que anteriormente se consideraba que las MCC disminuían gradualmente hacia el sur, encontrándose totalmente ausentes en los grupos fueguinos (Dingwall 1931, aunque ver Pérez et al. 2009b), los estudios de principios del siglo XX se focalizaron en las MCC del norte y centro de los Andes. De acuerdo con estos trabajos, las MCC permitirían estructurar y unir a grupos culturalmente dispares bajo una misma ideología identitaria (Drube 2010). En el COA las MCC fueron estudiadas por Constanzó (1942), Rusconi (1962) y Bárcena (1974-76), quienes realizaron descripciones cualitativas, y Pastore (1977, 1985), quien realizó estudios mediante una técnica cuantitativa denominada craneotrigonometría (Hererra Fritot 1964), originalmente desarrollada por Imbelloni (1921). Recientemente, utilizando técnicas morfométricas en 2D, se incluyeron individuos del sur de Mendoza y de San Juan en estudios macroregionales sobre MCC (Pérez 2006, 2007; Pérez et al. 2009a), y en particular se analizó el patrón de variación de MCC en una serie de individuos del COA (D’Addona et al. 2011). Mientras que algunos de estos investigadores (Bárcena 1974-76; Constanzó 1942) definieron las variedades encontradas en base al esquema planteado por Imbelloni (1924-25), otros (D’Addona et al. 2011; Pastore 1977, 1985; Pérez 2006, 2007; Pérez et al. 2009a; Rusconi 1962) clasificaron las muestras en base a las alteraciones producidas en el cráneo (Tabla 1).

Tabla 1. Estudios previos sobre modificaciones culturales del cráneo con muestras del Centro-Oeste de Argentina.

Referencias: NSJ (norte de San Juan); SSJ (sur de San Juan); NM (norte de Mendoza); SM (sur de Mendoza).

Hasta el momento no se han realizado trabajos sistemáticos donde se estudie mediante técnicas morfométricas en 3D las MCC en individuos provenientes del COA. Los estudios en 3D permiten captar mayor información que los estudios en 2D, ya que introducen un tercer eje de coordenadas cartesianas, mientras que los estudios en 2D de estructuras tridimensionales, inevitablemente implican una pérdida de información y un grado de imprecisión en las estimaciones (Cardini 2014). En este sentido, el objetivo principal de este trabajo es analizar cuantitativamente la variación en las MCC en muestras del COA. Particularmente se evaluará la diversidad de las MCC presentes a lo largo de la mencionada región geográfica. Tomando en cuenta los antecedentes disponibles para el patrón de distribución espacial de las MCC se espera que en el caso del COA la diversidad de las MCC sea mayor en las muestras del norte respecto a las del sur. Asimismo se estudiarán los principales cambios morfológicos en la bóveda craneana y otras áreas del cráneo, como producto de estas prácticas. Se espera que los principales cambios se presenten en la región occipital como producto de las presiones ejercidas en esta área, aunque también se espera encontrar cambios en el frontal.

Materiales

Se analizaron 204 cráneos de individuos adultos de ambos sexos, procedentes de 55 sitios arqueológicos de las provincias de Mendoza y San Juan (Tabla 2). Dichos cráneos se encuentran depositados formando parte de las colecciones del Instituto de Investigaciones Arqueológicas y Museo "Prof. M. Gambier" de San Juan (MMG), Museo de Historia Natural de San Rafael (MSR), Museo Regional Malargüe (MRM), Museo de Ciencias Naturales y Antropológicas "Juan Cornelio Moyano” (MCM), Museo de La Plata (MLP) y Museo Etnográfico "J.B. Ambrosetti" de Buenos Aires (ME) (Tabla 2). Gran parte de estos cráneos fueron obtenidos en expediciones realizadas entre principios y mediados de siglo XX, creando las colecciones fundacionales de los museos de los cuales forman parte (Debenedetti 1917; Lehmann-Nitsche 1910; Rusconi 1962), mientras que otros constituyen donaciones o fueron recuperados en excavaciones arqueológicas recientes. Todos los individuos han sido asignados cronológicamente el Holoceno tardío final (Menéndez 2015).

 

Tabla 2. Detalle de las muestras analizadas por región geográfica y sitio arqueológico.


Los individuos fueron agrupados en cuatro muestras de acuerdo a la región geográfica de procedencia. Las regiones definidas en este trabajo se basan en estudios morfo-estructurales (Abraham 2000; Capitanelli 1972; Suvires 2000), climáticos (Capitanelli 1972; Norte 2000; Pereyra 2000), hidrográficos (Torres y Zambrano 2000; Zambrano y Torres 2000) y fito-zoogeográficos (Cabrera 1971; Roig 1972) previos. Asimismo se encuentra en concordancia con las evidencias e interpretaciones del registro arqueológico de la región (Cortegoso 2004; Durán et al. 2004; Gambier 2000; Gil et al. 2006, 2010; Lagiglia 2002; Novellino et al. 2004), y han sido utilizados en estudios arqueológicos con muestras de Mendoza recientemente (Andreoni 2014; Giardina 2010; Gil et al. 2011; Neme y Gil 2013; Otaola 2013) y posteriormente extendido a la provincia de San Juan (Menéndez 2015). De esta manera, se subdividió a la región del COA en cuatro áreas, en base a los dos cursos de agua principales que atraviesan la región en sentido O/E, el río San Juan y el Diamante: norte de San Juan (NSJ), sur de San Juan (SSJ), norte de Mendoza  (NM), sur de Mendoza (SM) (Figura 1).

 


Figura 1. Mapa mostrando regiones geográficas y sitios arqueológicos de donde provienen las muestras estudiadas en el presente trabajo. Referencias en Tabla 2.

Las determinaciones de sexo y edad se realizaron siguiendo los procedimientos anatómicos estándares descritos por Buikstra y Ubelaker (1994). Dado que las muestras pertenecen a colecciones de museo, la mayoría de las unidades anatómicas se encuentran desarticuladas, por lo que las determinaciones se realizaron a partir de los rasgos craneales únicamente. Respecto de la edad, los individuos fueron asignados a una de dos categorías, subadultos y adultos, en base a la inspección del cierre de la sutura esfeno-basilar y la erupción del tercer molar (M3; Buikstra y Ubelaker 1994). Se consideraron como adultos a aquellos individuos que tenían la sutura esfenobasilar cerrada y el M3 erupcionado. A los fines de este trabajo se descartaron a los individuos subadultos, por lo que se incluyeron sólo a los adultos en los análisis. La determinación de sexo se realizó macroscópicamente inspeccionando estructuras anatómicas que  presentan un alto grado de dimorfismo sexual (Buikstra y Ubelaker 1994; González et al. 2011), además de altos niveles de conservación en los contextos arqueológicos (Peterson y Dechow 2003). De esta manera se consideraron la glabela, malar, frontal, proceso mastoideo, prominencia mentoniana y cresta nucal. Cabe destacar que la mayor parte de los rasgos utilizados pertenecen al esqueleto facial, y según se ha demostrado previamente (Retamal Yermani 2004), dichos rasgos no se encuentran influenciados por las MCC en la estimación del sexo. Po tanto, en base a la propuesta de Buikstra y Ubelaker (1994), se utilizó una escala de 1 al 5; donde 1 representa las características gráciles típicas de cráneos de sexo femenino y 5 las características típicamente masculinas, aumentando progresivamente el grado de expresión de cada variable. Teniendo en cuenta las estructuras previamente mencionadas, en cada uno de los cráneos se determinó el sexo, clasificando a los individuos en femeninos, masculinos e indeterminados.

Métodos

Se digitalizaron 44 puntos anatómicos que corresponden a 11 landmarks (l) y 33 semilandmarks (sl)con un brazo mecánico Microscribe G2X. Los puntos describen el contorno de la línea sagital y tres curvas en sentido antero-posterior de la bóveda craneana (Figura 2). Los puntos fueron seleccionados siguiendo a Martin y Saller (1957), Howells (1973), Gonzalez et al. (2011) y Menéndez (2015).


Figura 2. Puntos anatómicos de la bóveda craneana registrados para el estudio (n: nasion, g: glabella, f: frontex, slf1: sl frontal 1, slf2: sl frontal 2, slf3: sl frontal 3, b: bregma, slp1: sl parietal 1, slp2: sl parietal 2, slp3: sl parietal 3, slp4: sl parietal 4, l: lambda, slo1: sl occipital 1, slo2: sl occipital 2, op: opistocranion, slo3: sl occipital 3, slo4: sl occipital 4, sl2f1: sl2 frontal 1, sl2f2: sl2 frontal 2, sl2f3: sl2 frontal 3, sl2p1: sl2 parietal 2, sl2p3: sl2 parietal 3, sl2p4: sl2 parietal 4, sl2o1: sl2 occipital 1, sl2o2: sl2 occipital 2, ft: frontotemporal, sl3f1: sl3 frontal 1, sl3f2: sl3 frontal 2, stf: stefanion, sl3p1: sl3 parietal 1, sl3p2: sl3 parietal 2, sl3p3: sl3 parietal 3, sl3p4: sl3 parietal 4, sl4f1: sl4 frontal 1, sl4f2: sl4 frontal 2, fsp: frontosphenoparietal, tsp: temporosphenoparietal, sl4t1: sl4 temporal 1, sl4t2; sl4 temporal 2, sl4t3: sl4 temporal 3, as: asterion, au: auricular). Las líneas punteadas indican la curva sagital y aquellas que corren en el mismo sentido y permitieron describir la variación morfológica de la bóveda craneana.

Las coordenadas originales fueron superpuestas mediante el uso de una extensión del método de Superposición Procrustes Generalizado (GPS) (Bookstein 1991). Este método alinea las configuraciones de landmarks y semilandmarks, y estandariza la información sobre el tamaño, posición y orientación de las coordenadas cartesianas, así como también las diferencias tangentes a un contorno en el caso de semilandmarks (Bookstein et al. 1999; Gunz et al. 2005; Pérez et al. 2006). La variación en la forma de la bóveda craneana fue definida por el conjunto de las coordenadas resultantes al remover las diferencias en la localización, la escala y la orientación de las coordenadas originales (Bookstein 1991, 1996). Estas nuevas coordenadas se utilizaron posteriormente como variables de forma, cuya varianza fue resumida en unas pocas dimensiones mediante un Análisis de Componentes Principales (ACP; Johnson 2000). Se calcularon Componentes Principales (CP) con todos los individuos de la muestra, y con los individuos de cada región geográfica. Estos análisis fueron realizados mediante el programa MorphoJ (Klingenberg 2011).
En primer lugar, con el fin de evaluar la variación en la bóveda craneana en el COA se realizó un Análisis de Variables Canónicas (AVC) utilizando como variable de agrupamiento la región geográfica de procedencia (SM, NM, SSJ, NSJ). El principal objetivo de este análisis es comprender cómo  las variables independientes combinadas  linealmente (i.e. variables de forma, en este caso dadas por los CP que resumían el 80% de la variación), sirven para diferenciar entre los grupos definidos por la variable dependiente (i.e. regiones geográficas). Es decir, permite ver si es posible separar distintos grupos a partir de las variables de agrupamiento que se encuentran disponibles (Martínez Arias 1999). Adicionalmente se calcularon distancias Procrustes entre dichos grupos utilizando R (R Core Team 2012), para evaluar la significancia de dicha separación mediante valores de p en base a 10.000 permutaciones.
Los cambios en forma a lo largo de los dos primeros ejes de variación son presentados mediante mapas de colores. Los mismos fueron realizados sobre un modelo tridimensional del cráneo a partir de una tomografía computarizada de un cráneo de un individuo adulto sin MCC. Dichos mapas permiten visualizar las zonas que cambian a lo largo de un eje, incluyendo los extremos positivo y negativo, en relación a la configuración de consenso de la muestra, mediante una implementación de funciones thin plate spline (Schlager 2015).
Finalmente, se calculan las distancias euclidianas entre cada uno de los vértices homólogos de dos modelos virtuales de los extremos de forma, y se asigna a cada vértice de un tercer modelo (representando la forma consenso, por ejemplo) un color del espectro visible, relativo a la distancia calculada. Así se obtienen mapas de color que ilustran directamente sobre la superficie de la estructura estudiada la magnitud del cambio de forma entre dos extremos de variación (Lotto 2015, 2016). Se presenta un mapa de color para la primera y segunda variable canónica (VC1, VC2), acompañados de una escala de color que indica un aumento de intensidad desde azul, pasando por verde, amarillo, naranja y finalmente rojo. El algoritmo de los mapas de color fue programado en el lenguaje R y se encuentra disponible a través del contacto de correspondencia.
Finalmente, se evaluó el patrón de variación de la bóveda craneana al interior de cada región geográfica (NM, SM, SSJ, NSJ). Se grafica la variación a lo largo de los dos primeros Componentes Principales de forma (CP), y se presentan esquemas (wireframes) que exhiben la variación en cada uno de los extremos de dichos CP. Estos gráficos muestran la variación entre una forma consenso generada a partir de la variación de todas las muestras, la cual se exhibe en color claro, y la variación a lo largo del primer componente principal (CP1) que se encuentra superpuesta a la anterior y se exhibe en un color oscuro. Los mismos fueron realizados mediante MorphoJ (Klingenberg 2011). Asimismo se presentan los mapas de color que exhiben los cambios a lo largo del CP1 por región geográfica.

Resultados

Los resultados de los análisis de componentes principales realizados con todos los individuos de la muestra exhiben una dispersión amplia, con las muestras del sur de Mendoza caracterizadas por una compresión lámbdica distinguiéndose de las otras que presentarían una compresión del inion o una morfología sin MCC (resultados no exhibidos). A continuación se exhibe la dispersión de los individuos según región geográfica a lo largo de las dos primeras variables canónicas. Las dos primeras VC explican el 85% de la variación morfológica de la bóveda craneana. Cuando se proyectan las muestras en los ejes de los dos primeras variables canónicas, se puede observar que la muestra del SM se diferencia de las otras, ubicándose hacia el extremo positivo de la VC1 (Figura 3a). Las otras tres muestras se encuentran hacia al extremo negativo de la VC1. La principal variación a lo largo de este eje se localiza en los parietales y el temporal (Figura 3b). Asimismo, la VC2 separa las muestras de San Juan de las del norte de Mendoza. Mientras que las muestras del norte de Mendoza se ubican hacia el extremo positivo de la VC2, las muestras del SSJ se encuentran hacia el extremo negativo de la VC2, y las del NSJ en una posición intermedias entre ambas. Los principales cambios a lo largo de este eje se localizan  en el temporal, particularmente en el área escamosa (Figura 3c). Los valores de p del análisis de Procrustes entre grupos muestran que es poco probable encontrar esas distancias entre los grupos un ordenamiento al azar (Tabla 3). Dado que las diferencias encontradas son mucho mayores que las esperadas por azar, las formas entre los grupos son significativamente diferentes.


Figura 3
. Dispersión y Mapa de Color con las medias por región geográfica del COA: a) análisis de Variables Canónicas, b) mapa de Color CP1, y c) mapa de color del CP2.

Tabla 3. Valores de P (10.000 permutaciones) de distancia.

Procrustes entre grupos.

A continuación se presentan los ACP realizados para cada una de las cuatro regiones geográficas analizadas del COA. El ACP del SM (Figura 4a) muestra que hacia el extremo negativo del CP1 se ubican los individuos que no presentan MCC, y hacia el extremo positivo los individuos que presentan una compresión lámbdica. A lo largo del CP2, se diferencian hacia el extremo positivo los individuos que presentan una compresión fronto-occipital, y hacia el extremo negativo los individuos que presentan una compresión en el inion. El mapa de color del CP1 del SM (Figura 5a) muestra que los principales cambios se concentran en el maxilar, cigomático y apófisis mastoides, y en segundo lugar en los parietales. El ACP del NM (Figura 4b) muestra que tanto en el extremo negativo del CP1 como del CP2 se concentran los individuos que no presentan MCC. Hacia el extremo positivo del CP1 se encuentran los individuos que presentan una compresión del inion, mientras que los ubicados en el extremo positivo del CP2 parecen exhibir una compresión lámbdica. El mapa de color del CP1 del NM (Figura 5b) muestra que la totalidad de los cambios se concentran en la región petrosa del temporal. El ACP del SSJ (Figura 4c) muestra que sólo los individuos que se ubican en el extremo negativo del CP1 presentan modificaciones en la bóveda craneana, caracterizados por una compresión lámbdica. El mapa de color del CP1 del SSJ (Figura 5c) muestra que los principales cambios se concentran en la región lateral del occipital, y en segundo lugar en los temporales y parietales. El ACP del NSJ (Figura 4d) muestra que en el extremo positivo del CP1 se observan los individuos que presentan compresión lámbdica mientras que en el extremo negativo del CP1, los individuos con compresión del inion. Por otro lado, en el extremo positivo del CP2 se ubican los individuos que no presentan MCC, mientras que en el extremo negativo, los individuos con compresión fronto-occipital. El mapa de color del CP1 del SSJ (Figura 5d) muestra que los principales cambios se ubican en la región escamosa del temporal, esfenoides, y de manera secundaria en los parietales y región escamosa del temporal. Cabe destacar que la muestra del NSJ es la que presenta menor variación en modificaciones de la bóveda craneana, mientras que los individuos del SSJ son los que presentarían mayor variación. También es alta la variación encontrada en los individuos del SM, y algo menor en los individuos del NM.

Discusión

Los resultados de este trabajo indican que existe una amplia variación en la forma de la bóveda craneana, como producto de las MCC en el COA. Considerada globalmente, esta variación está dada por cráneos con aplanamiento de la región posterior, fundamentalmente del hueso occipital, tanto de la porción más inferior (i.e. inion), como de la porción superior del mismo (i.e. lambda). Asimismo se encontraron cráneos que presentaron adicionalmente un leve aplanamiento del frontal, y cráneos que no presentaron modificaciones en la  bóveda como  producto  de  prácticas  culturales   en  las  cuatro   regiones  geográficas  estudiadas.
Cuando se compara con aquellos trabajos que estudiaron las MCC en el COA, se puede observar que los resultados aquí obtenidos se encuentran en concordancia con los alcanzados por D’Addona et al. (2011), quienes describen para una muestra que abarca una región geográfica similar, aunque con un n de individuos menor, un patrón de variación en la bóveda craneana equivalente al aquí encontrado. Sin embargo, no concuerda con los resultados de Constanzó (1942), quien describió tan sólo dos tipos de MCC en individuos procedentes de sitios arqueológicos que abarcan una región geográfica similar. La modificación cultural de la bóveda craneana más difundida a nivel geográfico fue el aplanamiento del lambda, que se encontraba presente en individuos procedentes del NM, SSJ y NSJ. Luego, en segundo lugar, la comprensión del inion, que se encontró en individuos provenientes del norte de las dos provincias estudiadas, NM y NSJ. Adicionalmente, tanto algunos individuos del SM como del NSJ presentaron un aplanamiento fronto-occipital de la bóveda craneana.


Figura 4
. Análisis de Componentes Principales por región geográfica: a) Sur de Mendoza, b) Norte de Mendoza, c) Sur de San Juan, y d) Norte de San Juan.


Figura 5
. Mapa de Color del CP1 por región geográfica: a) Sur de Mendoza, b) Norte de Mendoza, c) Sur de San Juan, y d) Norte de San Juan.

Cuando se analizan comparativamente los resultados obtenidos al interior de cada subregión, se observa que, para NSJ se encontraron individuos que presentaron compresión lámbdica, del inion y fronto-occipital, así como otros que no presentaron MCC, lo cual coincide parcialmente con los resultados de Pastore (1977, 1985), quien caracterizó a las alteraciones encontradas en sitios del NM por un achatamiento planolámbdico, y Constanzó (1942), quien los describió como tabulares y tabular erecto. Para el SSJ los resultados muestran que los individuos se caracterizan por presentar una compresión lámbdica, en los casos que presentan MCC. Para esta misma región, Constanzó (1942) describió individuos con MCC de tipo tabular y tabular erecta. Tanto D’Addona et al. (2011) como Pérez (2007) agrupan las muestras de San Juan en una región geográfica, y ambos encuentran que esta región habría estado caracterizada por individuos que no presentan MCC, y otros que presentan una compresión occipital o fronto-occipital. En el NM los resultados de este trabajo indican la presencia de individuos que no presentan MCC, así como otros que presentan compresión del inion o del lambda. Esto coincide parcialmente con los trabajos de Rusconi  (1962) y Bárcena (1974-76),  quienes  describieron  para  esta  región individuos con alteraciones curvo-plano con “aplanamiento frontal”, y MCC de tipo tabular-erecta y tabular oblicua, respectivamente, y con Constanzó (1942) quien describió para el NM a individuos con MCC tabular erecta y plano-lámbdica. Para el SM se describieron individuos que presentan compresión lámbdica, del inion y fronto-occipital, así como individuos sin MCC. En este trabajo se encontró una mayor variación de MCC para esta región geográfica que previamente había sido caracterizada por individuos con compresión lámbdica ó sin MCC (Constanzó 1942; D’Addona et al. 2011; Pérez 2007).
Cabe destacar que en este trabajo se encontraron individuos que presentarían morfologías intermedias, es decir formas de la bóveda craneana que dan cuenta de la variación continua producto de esta práctica. En el SSJ se describieron individuos con bóvedas craneanas de formas intermedias entre una compresión fronto-occipital y lámbdica, en el NM se describieron a algunos individuos que presentaron morfologías intermedias entre compresión lámbdica y occipital, y en el NSJ individuos con morfologías entre compresión fronto-occipital y occipital. El enfoque utilizado en este trabajo, caracterizado por la descripción de la variación continua de la bóveda craneana, permitió describir este tipo de formas que en los trabajos que utilizan clasificaciones a priori, no se pueden evidenciar. Estos resultados contradicen los primeros estudios de las MCC, donde se planteaba que un tipo de deformación equivale a un aparato, por lo que no existirían formas intermedias (Dembo e Imbelloni 1938; Imbelloni 1924-25; Munizaga 1987). La presencia de morfologías intermedias en muestras de San Juan coincide con los resultados de estudios previos (Pérez 2007), donde fue interpretada como una evidencia de la inexistencia de diferencias en las MCC entre grupos cazadores-recolectores y jefaturas/estados. Según esta visión, los grupos que presentan tipos de MCC bien definidos dan cuenta de un control político estructurado y monolítico, donde las MCC son utilizadas para unir grupos dispares bajo una ideología, y realizadas por un especialista en esa actividad, como contraparte, la existencia de variantes individuales daría cuenta de que no existe un especialista, sino que las MCC fueron realizadas por un miembro del grupo familiar (Drube 2010; Torres-Rouff 2007). Es decir, más allá de las variaciones anatomo-fisiológicas del individuo o de las características que puede presentar el aparato deformatorio, la ausencia de un patrón geográfico de MCC da cuenta de la diversidad de variables involucradas en la producción de formas de la bóveda craneana.
Los principales cambios que se registraron a lo largo de los dos primeros ejes de componentes principales, se ubican en la bóveda, particularmente en el occipital,  la porción mastoidea del temporal y en los parietales. Esto es de esperar dado que las principales presiones se habrían ejercido de manera directa sobre el occipital, tanto en el área del lambda, del inion, o de ambos a la vez (Torres Rouff 2003). Sin embargo, es de destacar que estas  presiones  repercutan  sobre  otras  áreas  del  cráneo,  lateralmente  en  temporales  y parietales, e incluso en el maxilar. En un trabajo previo que incluyó muestras de una escala espacial más amplia, Pérez (2006) describió que las muestras del COA presentarían alteraciones en el esqueleto facial como producto de MCC. Asimismo, estos resultados concuerdan con estudios de muestras sudamericanas que plantean alteraciones tanto en el neurocráneo como en el esqueleto facial, como consecuencia de las MCC (Cocilovo et al. 1995; Cocilovo et al. 2011; Manríquez et al. 2006; O´Brien et al. 2013, entre otros), a pesar de que algunos investigadores consideran que las mismas no generan una magnitud de variación que oscurezca las relaciones evolutivas entre las poblaciones (Boston et al. 2015; Pérez 2006; Sardi y Pucciarelli 2001).
Los resultados de este trabajo muestran que la más amplia variación en las MCC se encuentra en los extremos norte y sur de la región estudiada: SM y NSJ. Es decir, esto contradice los primeros trabajos sobre MCC (Bórmida 1953-54; Imbelloni 1924-25), donde se planteaba que existían grandes diferencias en cuanto a la variación de estas prácticas en función de la complejidad socio-política de los grupos: mientras que los grupos organizados como estados o jefaturas presentarían mayor diversidad, las bandas de cazadores-recolectores presentarían menos variedad de MCC. Sin embargo, el presente trabajo contribuye a reafirmar la idea de que no existen grandes diferencias en la variación de las MCC entre regiones geográficas en Sudamérica, y que la diversidad de MCC no necesariamente disminuiría hacia el sur (Pérez 2007), aunque la magnitud de la variación es específica de cada región debido a factores culturales, sociales y/o económicos que aumentan las diferencias identitarias En función de esto, la mayor variación presente en los extremos de la región aquí estudiada, puede explicarse de acuerdo a la dinámica poblacional de cada una de estas regiones. En este sentido, en base al registro arqueológico, el NSJ ha sido considerado el límite sur de la arquitectura, metalurgia y la cerámica elaborada por las poblaciones andinas meridionales (Berberián y Nielsen 2001; Michieli 2015). A su vez, el SM constituye un área buffer donde habrían interactuado grupos agrícolas de los Andes y cazadores-recolectores de Patagonia (Gil et al. 2006; Gil et al. 2011). Este patrón de alta heterogeneidad de las poblaciones del COA durante el Holoceno tardío (Neme y Gil 2013) habría estado caracterizado por la existencia de estrategias intermedias/mixtas/en mosaico (Durán 2002; Gil 1997-98; Gil et al. 2010, 2011), las cuales son esperables para un ambiente ecotonal (Gil 2003; Lagiglia 1977). Los resultados obtenidos permiten también discutir propuestas previas acerca del límite  geográfico de las MCC. A diferencia de lo planteado en trabajos previos (Bórmida 1953-54; D’Addona et al. 2011; Dembo e Imbelloni 1938; Dingwall 1931; Imbelloni 1924-25; Pérez 2007; Pérez et al. 2009a), el límite geográfico de las MCC intencionales se habría expandido más allá del río Diamante, hacia el sur de Mendoza. Esto queda evidenciado por la presencia de individuos con aplanamiento fronto-occipital en el sur de Mendoza, que da cuenta de la utilización de algún aparato deformatorio en lugar de cunas.
Finalmente, la principal contribución de este trabajo radica en la descripción de la variación continua que permite reconocer formas intermedias más allá de las tipologías utilizadas tradicionalmente. La posibilidad de distinguir entre un patrón de variación continuo o grupos discretos permite abordar las causas culturales y biológicas de la variación, tales como el grado de estandarización en la práctica deformatoria, las características de los aparatos deformadores propios de cada grupo y la importancia de los procesos de remodelado óseo posteriores a la aplicación de dichos artefactos (Blom 1999; Pérez 2007; Torres-Rouff 2002). Indagar en esta dirección es central para comprender la evolución de estas prácticas en las sociedades del pasado, vinculadas con procesos identitarios y de diferenciación social.
Los próximos pasos a seguir indagando radicarían en incorporar individuos a las muestras de las regiones geográficas estudiadas, para poder realizar una comparación temporal en cada una de las mismas. Asimismo se espera posteriormente indagar en el estudio de las MCC a nivel individual comparando con las medias poblacionales para profundizar en el análisis de las formas.

Agradecimientos: queremos agradecer en primer lugar a dos evaluadores anónimos que con sus sugerencias contribuyeron sustancialmente a mejorar una versión previa de este trabajo. También agradecemos a las personas que nos permitieron el acceso al estudio de las colecciones: Mariano del Papa, Andres Di Bastiano, Cristina Muñe (Museo de La Plata), Luis Ballarini, Miriam Ayala, Gustavo Neme (Museo Historia Natural de San Rafael), Clara Abal de Russo, Paula Novellino (Museo de Ciencias Naturales y Antropológicas "Juan Cornelio Moyano", Mendoza), Beatriz Cañoman (Museo Regional de Malargüe), Teresa Michieli (Instituto de Investigaciones Arqueológicas y Museo "Prof. Mariano Gambier"), Claudia Aranda (Museo Etnográfico "J.B. Ambrosetti", Buenos Aires). Finalmente agradecemos a Iván Pérez, Adolfo Gil y Víctor Durán por las sustanciales discusiones mantenidas, que sin dudas han enriquecido este trabajo. Los contenidos expresados son de exclusiva responsabilidad de los autores.

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