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Comechingonia

versão On-line ISSN 1851-0027

Comechingonia vol.21 no.1 Córdoba jun. 2017

 

DOSSIER

EL CHAÑARCITO: ARQUITECTURA, MATERIALIDAD Y CONSUMO DE UN ESPACIO RESIDENCIAL ALDEANO DE LA SIERRA DE VELASCO, LA RIOJA (CA. 600 AL 800 D.C.).

EL CHAÑARCITO: ARCHITECTURE, MATERIALITY AND CONSUMPTION OF A VILLAGE RESIDENTIAL AREA OF THE VELASCO HILLS, LA RIOJA (C. 600 TO 800 AD).

 

Pablo Cahiza1, Jorge García Llorca2, M. Lourdes Iniesta3 y Enrique Garate4

1INCIHUSA-CONICET, IAyE, FFyL, UNCu. CCT Mendoza. Av. Ruíz Leal s/n, Parque Gral. San Martín, (5500) Mendoza, Argentina, pcahiza@mendoza-conicet.gob.ar;
2 INCIHUSA-CONICET, IAyE, FFyL, UNCu. CCT Mendoza. Av. Ruíz Leal s/n, Parque Gral. San Martín, (5500) Mendoza, Argentina, gllorca@mendoza-conicet.gob.ar;
3 INCIHUSA-CONICET, IAyE, FFyL, UNCu. CCT Mendoza. Av. Ruíz Leal s/n, Parque Gral. San Martín, (5500) Mendoza, Argentina, liniesta@mendoza-conicet-gob.ar;
4IAyE, FFyL, Universidad Nacional de Cuyo. Centro Universitario, (5502) Mendoza, Argentina, enriquegarate890@gmail.com

Presentado: 31/12/2016 - Aceptado: 29/06/2017


Resumen

Analizamos ámbitos públicos y domésticos de interacción social en la comunidad aldeana del Chañarcito (600-800 d.C.), piedemonte oriental de la Sierra de Velasco (Castro Barros, La Rioja). A partir del de la arquitectura del espacio residencial y del estudio de los conjuntos cerámicos y óseos, proponemos la identificación de sectores donde se realizan prácticas sociales de mayor o menor visibilidad. Para ello identificamos distribuciones diferenciadas de consumo de tecnologías cerámicas y faunísticas. Destacamos sectores de abundancia relativa de cerámicas serie fina y tendencias de consumo de Camelidae con diversidad etaria en una estructura definida como plataforma y en un recinto habitacional jerarquizado (SI R9).

Palabras clave: comunidad, interacción social, tecnología cerámica, análisis arqueofaunístico

Abstract

We analyze public and domestic areas of social interaction in Chañarcito village community of (600-800 AD), eastern foothill of the Sierra de Velasco (Castro Barros, La Rioja). The analysis of the architecture of the residential space, ceramic and bone sets, support the identification of the sectors where the social practices of greater or less visibility are realized. For this, we identify differentiated ceramic and faunistic technologies consumption distributions. We highlight areas of relative abundance of fine series ceramics and Camelidae consumption trends with diversity and construction in a structure defined as a platform and in a hierarchical space (SI R9).

Keywords: community, social interaction, ceramic technology, archaeofaunal analysis


 

Introducción

El piedemonte oriental del sector norte de la Sierra de Velasco (Castro Barros, La Rioja) fue el ámbito en el que se desarrollaron sociedades aldeanas entre el 300 y 800 años d.C. En las cuencas de los arroyos de Anjullón, Los Molinos y Anillaco se construyeron espacios residenciales y productivos que reflejarían el surgimiento de mecanismos comunitarios de reproducción e interacción social, representados en la construcción de espacios públicos -plataforma y montículo- y en el consumo diferencial de objetos cerámicos y recursos faunísticos.

El paisaje social estaba integrado por arquitecturas domésticas y comunitarias de diferentes categorías de tamaño y complejidad, campos de aterrazados y artefactos de molienda. Se emplazaban preferentemente entre los 1400 y 1600 msnm y poseían un patrón que intercala espacios productivos y residenciales conformando distribuciones agrupadas. En ese contexto se destaca la construcción y uso de edificaciones de mayor envergadura y complejidad en la escala regional durante un periodo, que hasta el momento, hemos acotado entre el 600 y 800 d.C. Sitios tales como Faldeos de Anillaco I (Callegari 2015; Raviña y Callegari 1992), Instalación 5 (Mercado 1993) y El Chañarcito (Cahiza 2015; Cahiza et al. 2017), que integrados por elementos domésticos y públicos, poseen relevancia arquitectónica entre los conjuntos de cada cuenca.

Hemos propuesto anteriormente (Cahiza 2015; Cahiza et al. 2017) que las cuencas de los ríos del piedemonte de la sierra de Velasco fueron parte de paisajes sociales comunitarios. En ese sentido nos ha parecido pertinente trabajar con la categoría social de comunidad, entendiendo que representa una escala intermedia entre las unidades domésticas y unidades políticas regionales o estatales (Yaeger y Canuto 2000).

Las comunidades poseen un componente espacial desde una doble perspectiva: por un lado en términos de distribución territorial y residencia compartida, y por otro como interacción social, es decir co-residencia y co-presencia (Hegmon 2002: 266). Por las características del registro arqueológico, se ha puesto más atención en los aspectos materiales que reflejan a las comunidades como constructos socio-espaciales (Kolb y Snead 1997) o comportamentales (Drennan y Peterson 2005). Es una elaboración social en el que la interacción entre sus integrantes resulta la variable de mayor importancia. La co-presencia está fuertemente relacionada con la co-residencia, y está constituida a partir de la rutinización y la relación habitual de las prácticas diarias en un contexto de vida en común y de instituciones sociales que favorezcan esa interactuación. La construcción y el uso de arquitectura pública podrían ser interpretados desde el registro arqueológico como representativos de un espacio de actividades grupales y de interacción social en el manejo del mundo simbólico de la comunidad, un fenómeno presente en nuestro caso de estudio.

El Chañarcito (Los Molinos, La Rioja)

En el piedemonte de la Sierra de Velasco a 1420 msnm, sobre el borde Sur del abanico aluvial de la cuenca del río Los Molinos se encuentra emplazado El Chañarcito (S28°45'49.2" W66°57'04.5"). Es un conjunto aldeano que está integrado por un área de edificaciones residenciales y un sector circundante de campos de cultivos aterrazados que constituye parte del espacio productivo (Figura 1).

El conjunto edilicio está compuesto por cuatro sectores residenciales -patios y habitaciones-, representados por construcciones de piedra con plantas rectangulares y trapezoidales (Figura 2). Éstas se articulan entre sí mediante separaciones de entre cinco y veinte metros. También presenta un sector de uso público, representado por una plataforma de planta trapezoidal que posee un lado abierto hacia las edificaciones domésticas. En el ángulo NE del sitio se construyó una rampa/escalinata de tres grandes escalones aprovechando el declive natural del terreno que sirve de acceso desde y hacia el Este. Su prolongación hacia el Oeste configura un espacio de circulación que da una apariencia de organización ortogonal al sitio.

Denominamos Sector I al grupo de edificación principal (530m²), compuesto por nueve recintos de los cuales, en base a su tamaño, forma y los contextos y desechos registrados en las excavaciones, proponemos que seis fueron habitaciones y tres patios. Los sectores III (14 m²) y IV (47m²) también forman parte del conjunto residencial aunque constituyen agrupaciones aisladas de recintos. Continuando hacia el Oeste, pendiente arriba, se localiza el Sector V (298 m²) de edificaciones múltiples similares al Sector I y asociado a dos morteros fijos.

Finalmente, la plataforma -Sector II- es de forma trapezoidal y posee uno de sus lados abiertos, se encuentra sobre elevada en sus lados Norte y Este a una altura de aproximadamente 1,2 metros. Se accede a la plataforma y al sector I desde la zona baja del Este por una rampa de unos cinco metros de longitud.

 

Figura 1. Localización del área de estudios. Los Molinos, Dpto. Castro Barros, La Rioja.

Realizamos excavaciones en el Sector I (R3 (8 m²), R8 (3 m²) y R9 (16 m²), en el Sector II (3 m²) y en el Sector III (2,5 m²), totalizando 32,5 m². Como resultado obtuvimos la identificación en estratigrafía de un componente ocupacional único, ubicado a una profundidad variable de entre 40 y 60 cm sobre el estrato rocoso del piedemonte, debajo de contextos de relleno y derrumbe.

Las paredes de las edificaciones fueron realizadas en hileras dobles de piedra sin argamasa y son de apariencia robusta -entre 60 y 80 cm de ancho-. Pudimos observar en las áreas excavadas que los arranques de los muros fueron iniciados con bloques colocados en forma vertical. El R3 posee grandes dimensiones que sirvieron para categorizarlo como un patio. En el vano de la puerta identificamos una estructura rectangular de piedras que podría haber funcionado como una estructura de combustión, de allí extrajimos una muestra de carbón que fue datada en 1300 ± 60 años AP cal 681 a 857 d.C. (LP- 2952, carbón vegetal). En el mismo sector de la puerta relevamos un artefacto de molienda descartado, incluido como elemento constructivo del muro.

Figura 2. El Chañarcito, planimetría de espacios productivos y residenciales.

 

La excavación del R8 definió un contexto de relleno, derrumbe y piso de ocupación. Por debajo de éste detectamos un entierro humano de un individuo joven, probablemente masculino, en posición decúbito lateral, en un estado avanzado de meteorización y sin ajuar funerario. Datamos el contexto de carbón asociado en 1330 ± 70 años AP cal 659 a 841 d.C. (LP- 2959, carbón vegetal).

Excavamos el R9, contiguo al anterior, en forma completa. Pudimos definir la puerta con escalón de acceso desde R8 (tapada por el derrumbe) y una estructura de combustión rectangular construida con piedras. Reconocimos una depresión circular cerca del centro del recinto que podría ser atribuido a la impronta del área de apuntalamiento de un poste o columna. Durante la excavación detectamos seis concentraciones cerámicas en las que identificamos piezas casi completas, aunque fragmentadas.

Las tres cuadrículas excavadas en el sector central de la plataforma (Sector II) fueron las únicas que no presentaron derrumbe. Esto confirmaría una mayor integridad del estado de conservación de los muros perimetrales y una menor altura -cercana al 0,5 m-teniendo en cuenta la posible ausencia de techumbre y las necesidades de visibilidad.

Finalmente, en el sector III excavamos parte del recinto R1, revalidando la estratigrafía general del sitio y su nivel ocupacional único. Identificamos allí una estructura de piedra con posible funcionalidad de almacenamiento.

Materiales y métodos

Abordaremos el estudio de los rasgos arquitectónicos y los conjuntos cerámicos y faunísticos del Chañarcito y su distribución intra-sitio con el objetivo de identificar pautas de interacción social y funcionalidades de los recintos.

El material cerámico fue analizado teniendo en cuenta los atributos morfo-decorativos. Realizamos la descripción de variables tecno-estilísticas y la cuantificación y distribución del conjunto alfarero utilizando como unidad al estimado Número Mínimo de Vasijas (NMV) (Cahiza et al. 2017) del registro cerámico (Orton et al. 1997; Rice 1989; Shennan 1992; entre otros).

Distinguimos dos conjuntos que definimos como serie ordinaria y serie fina siguiendo la propuesta de Bugliani (2008). Los criterios para distinguir a cada una de las categorías se relacionan estrechamente con los circuitos de consumo de determinados bienes, lo que a su vez conlleva al reconocimiento de estrategias de interacción, de status social, de normas culturales para la reproducción de poder y la cohesión ideológica/identitaria, entre otros, más que a posibles funcionalidades de las piezas, muchas veces de usos compartidos.

El conjunto ordinario está compuesto por vasijas utilizadas en ámbitos de acceso restringido y de poca visibilidad, ligadas posiblemente a prácticas domésticas y a actividades culinarias o destinadas al almacenamiento de sólidos, que a su vez son indicadores relevantes de aspectos de la producción y de formas de organización socioeconómica. Las piezas se presentan sin decoraciones, con un alisado de aspecto rugoso o tosco y pastas porosas e inclusiones visibles. Por otra parte, la categoría llamada fina agruparía a objetos utilizados en contextos de mayor visibilidad, envueltos en circuitos de movilidad y valoraciones sociales de consumo público, asociadas probablemente a prácticas ritualizadas, simbólicas, de entierros o intercambios. Estas piezas poseen un aspecto cuidado y prolijo, son de pastas más compactas, pulidos, con tratamientos decorativos que suelen ser de pintura o incisión. Asimismo, los recipientes son de tamaño pequeño y paredes delgadas.

Dentro de cada serie, identificamos morfologías, reconociendo vasijas de formas no restringidas o abiertas -piezas de servicio o consumo, como pucos o platos- y vasijas restringidas o cerradas -ollas, cántaros, contenedores y otras- (Shepard 1976).

Para el análisis del conjunto faunístico recurrimos a las herramientas metodológicas habituales en el análisis zooarqueológico, tanto en las categorías taxonómicas utilizadas en la identificación, como en la cuantificación de la abundancia taxonómica, teniendo como principal referencia el NISP (número de especímenes identificados), que refleja mejor los conjuntos dispuestos para ser comparados, dado que ellos tienen grano grueso debido a "la complejidad contextual que los caracteriza" (Mengoni Goñalons 2006-2010: 87). De la misma forma analizamos la alteración térmica y las marcas antrópicas, y la frecuencia expresada como riqueza taxonómica (NTAXA, sensu Grayson 1991), así como la diversidad y equitatividad (para establecer la abundancia relativa) (Lyman 1994, 2008; Mengoni Goñalons 2006-2010; Reitz y Wing 1999). Recurrimos a categorías taxonómicas tales como especie, género, familia u orden. Además de otras categorías con nivel de identificación más inclusivas: Mammalia grande (MG), que se corresponden con el tamaño del Camelidae; Mammalia mediana (MM), que pueden incluir taxones similares al puma (Puma concolor); Mammalia pequeña (MP), semejantes al tamaño de la liebre (Lepus sp.) o menores y Pequeños (P), que hacen alusión a aquellos restos que por su tamaño no pueden identificarse sean mamíferos o aves. NIT hace referencia a los restos óseos no identificados taxonómicamente.

Relevamos observaciones con relación a consecuencias de comportamiento humano y/o procesos tafonómicos. Las modificaciones culturales y no culturales registradas incluyeron: estado de meteorización, termoalteración (parcialmente quemados, quemados, calcinados), huesos trabajados y marcas de corte (Behrensmeyer 1978; Lyman 1994; Reitz y Wing 1999).

Realizamos el análisis intra-sitio en dos escalas de acercamiento, una general y abarcadora de los resultados de nuestras excavaciones en los sectores I, II y III -transversal en el texto del análisis de los conjuntos cerámicos y faunísticos- y otra de resolución más localizada y detallada que integra el registro arqueológico de los recintos 8 y 9 del Sector I.

Utilizamos estadística descriptiva y análisis de interpolación del tipo Kriging. Aplicamos el análisis exclusivamente para R9, a partir de los datos de distribución de la muestra de cerámica y óseo. Como unidad empleamos el fragmento cerámico en un caso y el conjunto arqueofaunístico con certeza de su uso y consumo humano en el otro (filtrando los datos que clasificamos tafonómicamente como de ingreso al registro por motivos naturales). Los datos fueron procesados en el software Golden Surfer 8 con la función grid/kriging.

Resultados

Análisis del conjunto cerámico

El conjunto cerámico está integrado por 5065 fragmentos, distribuidos principalmente sobre la plataforma-Sector II- (n=1687), y Recinto 9 (n=1487), y en menor frecuencia en el Recinto 8 (n= 920), y en el Recinto 3 -Sector I- (n=315) y Recinto 1 -Sector III- (n=656). El cálculo de NMV arrojó una estimación de 222 piezas, la plataforma concentró el mayor número de vasijas (n= 61), el Recinto 3 (n=50) y el Recinto 8 (n=45). La menor representación la constituyen R 9 (n=36) y el SIII R1 (n=30) (Figura 3).

El 78% de la muestra total de las vasijas estimadas pertenecen a la serie fina, en tanto el 22% restante a la serie ordinaria. Esta relación en la representatividad de las series es observada por igual en todos los recintos excavados, aunque la diferencia más notoria se manifiesta en la plataforma -Sector II- (92% fino y 8% ordinario) y en Recinto 9 (89% y 11%), mientras que la menor diferencia -aunque igualmente relevante- fue en el Recinto 3 (69% y 31%) (Figura 4).

 

Figura 3. Distribución de número mínimo de vasijas (NMV) por recinto excavado.

SR Rl R3

30% I m 31% 1 k

^r ^F ¿l

TOT

22%

'AL

RS R9

^k ^k W

V : V V 891

Serie | fina

ordinaria

Figura 4. Frecuencia relativa de serie fina y ordinaria por recinto y total de El Chañarcito.

 

Las formas más representadas de acuerdo a la serie de vasijas ordinarias son las de tipo cerradas o restringidas. La diferencia entre la presencia de recipientes cerrados y los de tipo abiertos es más notoria en el R3 (n=11 y 4, respectivamente) y en el S3 R1 (n=7 y 2), mientras el R9 contiene únicamente piezas de tipo cerradas (n=4). El recinto 8 es el que exhibe una diferencia menos significativa entre las formas (n=6 y 5). Sin embargo en la plataforma, se observa un mayor número de recipientes de tipo abiertos (n=4) que cerrados (n=1) (Tabla 1).

Tabla 1. Frecuencia absoluta de número mínimo de vasijas (NMV) por formas y serie.

Las morfologías de vasijas correspondientes a la serie fina son en su mayoría abiertas o no restringidas. El mayor número de piezas de estas formas abiertas se encuentra en la plataforma (n=48 abiertas y n=8 cerradas), seguido de R8 (n=23 y 11), S3 R1 (n=14 y 7) y por último el R9 (n=18 y 14). Caso contrario manifiesta el R3, donde hay una leve preponderancia de vasijas cerradas (n=20 vs. n=15).

Estos resultados mostrarían una asociación entre las vasijas consideradas "ordinarias" con las formas cerradas, y de las vasijas "finas", con mayor representación en formas abiertas. En el primer caso, las piezas, entre las que reconocimos ollas y jarras, podrían estar siendo consumidas en contextos de tipo domésticos (usos culinarios, preparación de alimentos y almacenamiento de líquidos y/o sólidos), mientras que en el caso restante, la participación de los objetos estaría dada por cuencos y pucos en contextos de alta visualización, como festividades y otros actos en espacios públicos.

En cuanto a los tratamientos de superficie, se registró un alto porcentaje de acabados en pulido (27%) y alisados (21%), seguidos de los incisos (17%) e incisos/pulidos (15%), y en menor medida de pintados (10%) y pintados/pulidos (10%) (Tabla 2).

Tabla 2. Frecuencia absoluta y relativa de tipos de tratamiento superficial según recinto.

La plataforma es la que contiene la mayor frecuencia de vasijas con pulido, ya sea aplicado solo o combinado con pintura e incisión, y se observan algunos alisados de manera leve. El R3 y el R8 presentan igualmente un número alto de pulidos dentro de sus conjuntos, aunque en el primer caso la frecuencia de alisados es significativo, mientras que en el segundo caso, tantos los alisados como las incisiones representan un número importante. Los tratamientos en pintura en cambio, son mayoría solamente en el contexto de R9, seguido por las incisiones. Por su parte, el S3 R1 es el que presenta la frecuencia menos diferenciada de piezas que poseen los distintos tipos de tratamientos identificados (Tabla 3).

Con respecto a las técnicas utilizadas para las representaciones, la incisión es la modalidad decorativa más recurrente, y su porcentaje es mayoritario en relación con los motivos elaborados en pintura (61% y 39% respectivamente). En ambos casos, hay un predominio de motivos geométricos, aunque en pintura también se manifiesta, en muy baja cantidad, un repertorio de diseños zoomorfos y antropomorfos. Asimismo, aparecen algunos pastillajes y modelados figurativos de cejas, ojos, oreja; y en este último caso también figurinas zoomorfas -pequeño fragmento de camélido-. Estos últimos se localizan exclusivamente en la plataforma y en el Recinto 9.

En el conjunto total de patrones incisos, la mayoría se encuentra en la plataforma (59%), seguido de R8 (19%), S3 R1 (11%) y R9 (11%) y en menor medida en el R3 (9%). Los diseños visualizados y sus variantes, muestran de mayor a menor porcentaje, patrones rectilíneos (16%), reticulados (12%), triángulos solos o combinados (12%), ondas (9%), círculos solos o entre bandas (5%), punteados entre bandas (4%) y líneas entre figuras (3%) (Tabla 3).

Tabla 3. Repertorio de motivos con técnica incisa y en pintura en la serie fina de El Chañarcito.

 

En cuanto al repertorio de motivos con esta técnica, hemos reconocido dos claros patrones respecto a la profundidad y ancho del trazo de la incisión. Por un lado, identificamos algunos motivos como los triángulos, elaborados con una incisión más marcada y profunda sobre pastas grises, semicompactas, sobre cuellos y cuerpos de superficies externas de vasijas cerradas y abiertas y de paredes gruesas. Asimismo, los patrones de círculos, líneas entre figuras y reticulados, se muestran de manera similar sobre vasijas de pastas grises, aunque la profundidad del trazo varía. Por otro lado, los diseños en ondas, y excepcionalmente algunos reticulados, son ejecutados de manera suave y ligera sobre los bordes y cuellos de vasijas cerradas de pequeños y medianos tamaños, de pastas naranjas, de alta compactación y paredes muy delgadas.

Las configuraciones geométricas plasmadas con pintura manifiestan bandas rectas verticales, horizontales y oblicuas, y escalonados, los que representan el 8% del total de los diseños con esta técnica, seguido de triángulos (5%), bandas semicurvas y picos (3%) y por último, los peines. Igualmente, hay una alta frecuencia de motivos no identificados (8%).

Los patrones en pintura se encuentran principalmente en los R9 y R3 (56% y 47%), luego en la plataforma (41%), S3 R1 (31%) y por último en el R8 (10%). Asimismo, el R9 manifiesta motivos de escalonados y picos, y fundamentalmente diseños figurativos. Éstos se hallan en tres piezas cerámicas, de las cuales dos contienen motivos zoomorfos, concretamente imágenes de felinos estilizados en vasijas globulares de gran tamaño sobre pastas naranjas, y la tercera una representación antropomorfa de ojos, cejas y posiblemente lágrimas, en vasijas restringidas de tamaño mediano, sin cuello. En el caso de los motivos felínicos, se observan en una pieza dos "jaguares" de grandes proporciones, cuyo cuerpo contiene círculos concéntricos que posiblemente representen manchas, plasmado en todo el panel de la pieza (desde el borde hasta la base), sin restricción por campo (Tabla 3).

Análisis del conjunto óseo

El total de especímenes analizados es de 1208, de los cuales 809 identificamos en algún nivel taxonómico. Como interesan los taxones relacionados con el consumo, sólo tendremos en cuenta los que asociamos directamente con el consumo como Camelidae, Leporidae, Eudromia elegans y Columbia livia, así como Mammalia grande y mediana, mientras que otros casos, Dasypodidae, Rodentia, Ranidae, Aves, Mamalia pequeña (MP) y Pequeños (P), sólo si presentan alteración térmica o marcas antrópicas1. Los restos óseos no identificados (NIT) fueron excluidos del estudio (Tabla 4).

Tabla 4. Taxones considerados en relación con el consumo en cada recinto excavado.

 

En los análisis estadísticos aplicados se tuvo en cuenta la representatividad de cada unidad intervenida. Mientras el recinto 9, como mencionamos oportunamente, fue excavado en su totalidad, en los restantes se practicaron excavaciones sectorizadas. Esto debe tenerse en cuenta por los problemas de agregación que pudieren darse (Mengoni Goñalons 2006-2010: 87). De allí que consideramos los resultados obtenidos como tendencias en la relación con el consumo.

Los conjuntos óseos revelan una densidad menor con respecto a la cerámica. Una explicación puede atribuirse a factores posdepósito que alteraron, modificaron y destruyeron materiales de manera diferencial. En este sentido el impacto de la sedimentación en los recintos es un factor a tener en cuenta. Observamos un ejemplo de ello en R3 y R8 del Sector I, con diferencias en los perfiles de acumulación de los restos óseos en relación con los niveles de excavación. En esta consideración, incluimos la acción perturbadora de especies fosoriales, las que constatamos en excavación, aunque con un bajo impacto de alteración (huellas) sobre los especímenes óseos.

A pesar de que no cuantificamos la meteorización, en los casos que pudimos determinarlo, en particular en los huesos largos (Camelidae), observamos algunas tendencias en cuanto a su impacto. En SI R9 y SII Plataforma, los valores son bajos, mientras que en SI R3 y SIII R1, ellos son altos, según la escala de Behrensmeyer (1978). En estos dos recintos y a diferencia de los primeros, son indicativos de una mayor exposición de los especímenes antes de su entierro. En SII Plataforma algunos especímenes de Mammalia grande, presentan meteorización alta, sugiriendo pautas de enterramiento diferenciadas en la misma plataforma. No tuvimos en cuenta SI R8, por no hallarse especímenes de huesos largos, factibles de medir (debido, probablemente, a la perturbación por la remoción de sedimentos para la realización del entierro humano). No observamos que la meteorización haya tenido un papel central en la conservación diferencial de los huesos.

Los porcentajes de diversos tipos de marcas antrópicas, en los distintos conjuntos óseos analizados se muestran en la Tabla 5, siendo significativos en Camelidae (media igual a 43%), uno de los taxones con un valor alto del NISP. La media global del conjunto es 31%.También indicamos los porcentajes de la alteración térmica en cada taxón y recinto considerado (Tabla 6). Aquí también destacamos los porcentajes de Camelidae entre otros taxones. La media global para el conjunto es 34%.

En general se observa el impacto de la alteración térmica en especímenes de camélidos y Mammalia grande, así como en otros taxones de menor tamaño. En su mayoría han sido producto del quemado posterior al descarte, tomando diversas coloraciones del gris blanquecino (calcinado) a marrón naranja. Algunos de ellos están completamente quemados, incluyendo fragmentos no identificados. Esto evidencia que las prácticas de consumo y descarte afectan la conservación diferencial de los huesos.

En algunos casos identificamos artefactos. En SI R9, una diáfisis, posiblemente tibia de camélido, otra de costilla de Mammalia grande y otros dos huesos sin identificación taxonómica. Uno de estos últimos se corresponde con un extremo aguzado y macizo cuya forma nos induce a pensar en un alfiler o prendedor de alguna vestimenta, manufacturado sobre diáfisis de hueso largo de mamífero. En el resto del conjunto artefactual es difícil precisar la funcionalidad.

Si bien la representación cuantitativa del camélido es baja, esa presencia es robustecida con los taxones con un nivel de identificación más inclusivo, tal el caso de Mammalia grande. Esta aseveración se sostiene ante la ausencia en el registro de otras especies de tamaño similar, como podríamos considerar a la taruca (Hippocamelus antisensis). Si sumamos ambas categorías taxonómicas, los porcentajes respecto al total de cada conjunto expresado en los recintos, nunca es inferior al 70% (la media global es 79%), incluso en SI R8, donde no se identificó Camelidae.

Tabla 5. Taxones considerados en relación con las marcas antrópicas en cada recinto excavado.

En cuanto a la diferenciación intraespecífica de Camelidae, si bien el conjunto analizado no permite especificar si los elementos identificados corresponden a animales domésticos o silvestres, si es interesante destacar la presencia etaria de "juveniles". Algunos se hallan en la plataforma, e incluso un caso determinado como "cría" en SI R3, esto en base a los planteos de Puig y Monge (1983) (ver también Herrera 1988).

En la Tabla 7 representamos los valores obtenidos para los distintos índices. Como se observa la NTAXA es muy similar en cuatro recintos, mientras que desechamos el restante por ser muy bajo y estar influido por el NISP. El NTAXA más alto se da en la plataforma así como el índice de diversidad. A su vez la equitatividad señala que si bien los valores son relativamente semejantes, la tendencia en la plataforma es menor en cuanto a la importancia del camélido con respecto a otros taxones, los que en general no aparecen en los restantes recintos. Esto significa que la plataforma aparece con alguna diferencia en su relación con el consumo señalado tanto por NTAXA y el índice de diversidad, como por el índice de equitatividad (recíproco de Simpson), el que no está influido por el número de taxones.

Tabla 6. Taxones considerados en relación con la alteración térmica en cada recinto excavado.

ALTERACIÓN TÉRMICA

SI-R3

SI-R8

SI-R9

sn-PL

sm-i

Media

Camelidae

35,71

-

43

48,21

20,00

37

Leporidae

-

50,00

50

Eudromta eUgans

-

0

0,00

0

Cclumbta tizna

-

100

0,00

50

Dasypodidae

33,33

0,00

37,50

100,00

43

Rodentia

13,33

11,11

20

16,67

0,00

12

Aves

20,00

0,00

0

25,00

0,00

9

MG

32.81

50,00

46,67

61,45

59,46

50

MM

50,00

75,00

62,50

63

MP

3333

25,00

33,33

36,36

0,00

26

M

14,29

50,00

128,57

4837

50,00

58

P

0,00

25,00

0.00

20,00

0,00

9

NISPconsumo

90

48

114

392

54

698

Tabla7. Índices de frecuencia y abundancia relativa en cada recinto excavado.

5I-R3

SI-RS

5I-R9

SII-PL 5III-R1

XTAXA

4

1

4

6 3

índice de diversidad de Shannon-Weaver (H1) índice de equitatividad (V)

0,76 0,55

0

0,61 0,44

0,62 0,8 035 0,72

índice de equitatividad (recíproco de diversidad de Simpson

1,6

1

1,4

13S 131

Distribución intra-sitio Conjunto R8-R9

El Sector I articula espacios que posiblemente tenían una funcionalidad pública o semipública con otros espacios de acceso más restringido. Un ejemplo de ello es el conjunto arquitectónico de los Recintos 8 y 9, la esquina NE de SI. La unidad del conjunto está dada por el acceso a R9 desde R8, un espacio diferenciado por la presencia de un entierro humano, por el momento el único del sitio.

Excavamos el R9 en forma completa a partir de un planteo de 17 cuadrículas. Identificamos un componente estratigráfico inicial de relleno eólico, seguido inmediatamente por el derrumbe de los muros de la habitación, el piso ocupacional y el estrato natural del piedemonte. La presencia de concentraciones de materiales, especialmente cerámicos, con una alta integridad -cada concentración representa una o dos vasijas cerámicas con porcentajes de reconstrucción por remontaje que van aproximadamente del 30 al 100%- sostiene la posibilidad de un abandono rápido de la habitación (Figura 5).

Figura5. Excavación de Sector I, Recintos 8 y 9. Distribución de rasgos y concentraciones artefactuales.

Con el objeto de representar la distribución intra-sitio de materiales cerámicos y óseos y determinar intensidades diferenciales de depositación, realizamos un análisis de interpolación Kriging utilizando como unidades de análisis a los elementos cerámico (n fragmentos) y a los elementos óseos identificados como parte del consumo humano. En la Figura 6 podemos observar las distribuciones de material cerámico y óseo donde se resalta una notable diferencia en las densidades de los conjuntos, en el que destacamos la cantidad de material cerámico, como mencionamos anteriormente.

 

Figura 6. Interpolación Kriging de distribución de los conjuntos cerámicos y óseos Sector I, Recinto 9.

Tanto el conjunto cerámico como el óseo presentan una concentración de materiales en el ángulo Noroeste de la habitación y al mismo tiempo un área de escasa y nula presencia de registro en todo el sector contiguo a la pared Este. Distinguimos, por otra parte, una segunda concentración ósea sobre el muro Sur y dos concentraciones cerámicas en el centro y en el ángulo Suroeste del recinto, ambas están cercanas al vano de la puerta y estructura de piedras (de combustión?) en la zona de intercomunicación de los recintos R8 y R9 y podría representar un área de actividades domésticas relacionadas con la preparación de alimentos y con el reservorio de piezas cerámicas de alta calidad tecnológica con preponderancia de serie fina (ver resultados análisis cerámico). En tanto el sector del muro Este la ausencia de materiales podría significar actividades de limpieza del sector, quizás correspondientes al área de pernocte de la habitación.

 

Discusión

El Chañarcito representa el conjunto edilicio de mayor envergadura y complejidad relativa de la cuenca de Los Molinos. Su escala podría significar el establecimiento de relaciones comunitarias más intensas a nivel multifamiliar y/o aldeano. La temporalidad del conjunto -600 al 800 d.C.- presenta fuertes asociaciones con fenómenos concomitantes en otras cuencas del área como Anjullón y Anillaco (Cahiza 2015; Cahiza et al. 2017; Callegari et al. 2015; Mercado 1993; Raviña y Callegari 1992).

Sostenemos que las poblaciones mantienen un mayor grado de interacción social a medida que las distancias entre sus elementos residenciales disminuyen (entre otros Chapman 2003; Peterson y Drennan 2011). Sin embargo, si bien esta noción nos parece de gran relevancia, las relaciones de pertenencia comunitaria no pueden limitarse exclusivamente a la cercanía, a la posibilidad de contacto diario y de co-residencia. Consideramos que en eventos familiares, festividades rituales, actividades del calendario agrícola, y otras situaciones supra-domésticas menos continuas y separadas de las relaciones de cotidianidad, están poniéndose en juego prácticas que sustentan pertenencias comunitarias, acentuando identidades grupales y la reproducción social que incluyan circuitos espacialmente más amplios.

El ingreso a El Chañarcito no es restringido y sus posibilidades de acceso son múltiples. Sin embargo, la pendiente suavizada, flanqueda por los muros del sector I y II - plataforma- presentan a este corredor jerarquizado en el espacio arquitectónico y fija una circulación principal con orientación Este-Oeste (Figura 7).

El sentido del flujo de tránsito del SI es interno, separando en distintos grados de visibilidad a las actividades de sus habitantes del mundo externo a la edificación.

El acceso al conjunto sólo puede ser realizado por el vano presente en el R1, el espacio de mayores dimensiones y que podría ser considerado como semipúblico. La altura aparente de sus muros (estimación cercana al metro) le otorga algún grado de visibilidad externa. Esta característica se mantiene en el R3 en el que además se podrían haber realizado algunas actividades relacionadas con la preparación de alimentos. Desde allí o desde el R7 (aún no hemos identificado el vano de la puerta bajo el derrumbe de los muros) se ingresa al R8 y de este al R9, en donde pudimos identificar el vano de la puerta en las cuadrículas B4/C4, que además contaba con un escalón de piedra previo a una estructura rectangular de piedras que probablemente funcionaba como fogón. Los recintos 8 y 9 se presentan como unidad dentro del conjunto habitacional del Sector I. Los muros Norte y Este -de altura estimada cercana a los dos metros- lo aíslan del espacio externo del SI, las actividades realizadas en esos recintos carecen de visibilidad configurando un espacio privado.

Figura 7. Reconstrucción 3d de El Chañarcito con los posibles flujos de circulación interna.

Detalle de excavación en SI R3(a). Plataforma (b y c). Rampa (d). Entierro humano en R8 (e).

Excavación SI R9: detalle de muros, vano, escalón e impronta de poste (e).

Por su parte la plataforma o sector II es de acceso libre, con alta visibilidad desde todos lados, especialmente desde el Norte y el Este, donde la depresión del terreno configura un pequeño anfiteatro natural. Sugerimos que esto podría definirla como un área donde la posibilidad de interacción social es más abierta y fluida que en los espacios domésticos o semi-públicos, especialmente de los sectores I y V (Figura 7).

Allí abundan, en términos relativos, cerámicas de servicio de serie fina (para la distribución y consumo directo de alimentos) y restos de camélidos con gran proporción de termoalteración. Su emplazamiento junto al edificio principal de El Chañarcito probablemente represente el control por parte de los habitantes de ese sector sobre las prácticas comunitarias.

El repertorio de configuraciones de diseño y los tratamientos superficiales de los conjuntos cerámicos indicarían una intencionalidad específica en inversión de trabajo en los acabados pensados para la manipulación de piezas en determinados ámbitos sociales. Estas alfarerías se distribuyen en circuitos de interacción y contextos de alta visibilidad dentro de la comunidad. El espacio arquitectónico de mayor relevancia estaría constituido por la plataforma, en donde existe un alto número de piezas de formas abiertas o no restringidas, como cuencos, platos y escudillas, que sobresalen por sus decoraciones geométricas incisas de mayor o menor profundidad en su trazado. El recinto 9 exhibe un conjunto fino representado mayormente con motivos en pintura geométrica y figuras de rostros humanos y animales. La presencia de estos objetos en ambos sectores, y su comparación con SI R3 y S3 R1, que si bien contienen un número importante de piezas finas poseen el porcentaje más elevado de vasijas ordinarias de formas restringidas como pueden ser ollas y jarras, podría sostener la premisa de un consumo diferencial de vasijas para determinadas prácticas sociales, vinculadas a festividades, celebraciones o reuniones públicas, ofrendas, rituales o de servicio de comidas. Esto difiere de los objetos destinados a actividades de tipo domésticas y de carácter privado que prevalecerían en otros espacios.

El análisis faunístico corrobora la importancia de Camelidae para el consumo en relación con el consumo antrópico, que caracteriza a los sitios arqueológicos del NOA, en particular para este periodo (entre otros, Ahumada y Moreno 2016; Calomino y Eguía 2013; Dantas 2012, 2014; De Nigris y Mengoni Goñalons 2006-2010; Miyano et al. 2015; Sabatini y Garate 2016). Si bien no se puede profundizar si los elementos identificados se corresponden con animales domésticos o son producto de la caza, la presencia de elementos asignables a animales juveniles, no dejan de ser interesantes, dado que se propone que "el sacrificio de jóvenes sugeriría una economía productora de carne" (Cartajena 1994: 28). Además puede relacionarse con las actividades y funcionalidad de los diferentes recintos estudiados y las relaciones antrópicas con los animales, en contextos que podríamos definir como públicos, los que deberán ser mejor contrastadas con futuras excavaciones. En particular la plataforma, refiere a un conjunto óseo con diferencias aunque no muy marcadas, con el resto de los recintos. A la tendencia a una mayor diversidad de especies reconocidas (ver NTAXA en Tabla7), se suma un probable espécimen de Canidae2, que no es un taxón muy representado en los conjuntos óseos del NOA3 y que implicaría un grado de domesticación, aunque discutido, dada "las dificultades para diferenciar a los perros de formas silvestres de cánidos" (Prates et al. 2010: 215).

También observamos algunas diferencias en la conformación de los conjuntos óseos, siendo el más distintivo el SI R8, relacionado con el entierro humano, en donde no identificamos Camelidae, aunque si MG. Ese conjunto óseo integra el relleno posterior al entierro, en donde no apreciamos una estratificación clara y si una acumulación de sedimentos de manera desordenada.

En el Recinto 3 (Sector I) y el Recinto 1 (Sector III) se recuperaron una escasa cantidad de elementos óseos. En ambos casos los asociamos a probables descartes producto de actividades de limpieza de las áreas domésticas.

Conclusiones

En El Chañarcito definimos circuitos de tránsito que articulan espacios de acceso restringido o público a partir de la asociación de conjuntos residenciales, plataforma y rampa. Los conjuntos cerámicos muestran el consumo diferencial de objetos de acuerdo a las actividades y circuitos de interacción social en las que fueron partícipes. Así pudimos reconocer a la plataforma como un sector en el que se utilizaron casi exclusivamente recursos jerarquizados (serie fina), pensados para ser utilizados en prácticas de alta visibilidad, probablemente vinculadas a celebraciones y eventos públicos. En tanto el SI R8 y R9 también con recursos de alta calidad presentan un ámbito privado de vasijas restringidas, con presencia de un entierro humano. El consumo de fauna en el sitio resalta el predominio de Camelidae, aunque nuevamente la plataforma muestra alguna tendencia diferencial con individuos juveniles de Lama sp. y un elemento de cánido probablemente incluidos en prácticas con un componente simbólico. También la plataforma se destaca por la mayor densidad del registro y la presencia mayoritaria de termoalteraciones.

Durante el desarrollo del trabajo hemos planteado el análisis de la arquitectura, materialidad y consumo como un abordaje orientado a la identificación de espacios de interacción social comunitario. Los resultados sostienen que en El Chañarcito durante el 600 al 800 d.C. se consumían bienes cerámicos pensados para contextos de alta visibilidad y conjuntos de camélidos en un ámbito público creado para la reafirmación de relaciones e identidades comunitarias.

Agradecimientos: a Gabriela Sabatini, Juan Pablo Aguilar, Silvina Rodríguez, Agustina Acevedo, Lourdes Murri, Marina Cataldo, Franco García y Andrés Rocha que colaboraron en los trabajos de campo y laboratorio. Nuestras investigaciones han sido desarrolladas gracias al apoyo de CONICET, del Instituto de Ciencias Humanas, Sociales y Ambientales (INCIHUSA-Mendoza), del Centro Regional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de La Rioja (CRILAR), de la Facultad de Filosofía y Letras (Universidad Nacional de Cuyo), de la Secretaría de Cultura y la Dirección provincial de Patrimonio Cultural de la provincia de La Rioja, la Dirección de Cultura de la Municipalidad de Castro Barros, y especialmente el cariño y hospitalidad de Juan Narbona, Agustín Romero, Gerardo Vega y toda la comunidad de Los Molinos.

Notas

1-  No se tuvo en cuenta en el análisis tres especímenes de Lycalopex griseus; Ranidae, que solo presentó especímenes sin alteración térmica y sí consideramos un espécimen atribuido a Canidae, sin alteración térmica, por su posible relación con la especie doméstica.

2- La identificación fue confirmada por Francisco Prevosti (CRILAR-CONICET).

3-Entre los datos arqueológicos hallados en el NOA, destacamos por su cercanía los de Hualfín (Catamarca) y Amaicha (Tucumán), se atribuye, aunque con contextos poco claros, a períodos tardíos. También se discute si son parte del consumo alimenticio o relacionadas a la esfera religiosa (Prates et al. 2010).

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