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Comechingonia

On-line version ISSN 1851-0027

Comechingonia vol.21 no.2 Córdoba Dec. 2017

 

DOSSIER 

CARACTERÍSTICAS MORFOLÓGICAS DE VASIJAS PROCEDENTES DEL SITIO LOS BANANOS (CORRIENTES, ARGENTINA).

MORPHOLOGICAL CHARACTERISTICS OF VESSELS FROM THE SITE LOS BANANOS (CORRIENTES PROVINCE, ARGENTINA).

 

Carolina Píccoli1 y Mariela Carvallo2

1 CONICET. Centro de Estudios Interdisciplinarios en Antropología, Facultad de Humanidades y Artes, Universidad Nacional de Rosario. Entre Ríos 758, (2000) Rosario, Argentina, cvpiccoli@yahoo.com.ar;
2 Centro de Estudios Interdisciplinarios en Antropología. Facultad de Humanidades y Artes, Universidad Nacional de Rosario.

Entre Ríos 758, (2000) Rosario, Argentina, marie_dc92@yahoo.com.ar

Presentado: 24/04/2017 - Aceptado: 04/07/2017


Resumen

En este trabajo se presentan las características morfológicas del material cerámico recuperado en el sitio Los Bananos. Este se emplaza en un albardón ubicado en el subtramo norte de la llanura aluvial del Paraná Medio (Goya, Corrientes), y fue ocupado de manera redundante y con permanencias prolongadas durante el Holoceno tardío, por grupos cazadores-recolectores-pescadores con prácticas hortícolas. Mediante la descripción de los perfiles de una muestra conformada por tiestos en los que se distingue el labio, se buscó contribuir a la evaluación de la variabilidad morfológica dentro de la tradición cerámica asociada a la entidad Goya-Malabrigo. Los resultados muestran una mayor representación de formas no restringidas seguidas por formas restringidas simples dependientes, ambas con contorno simple y amplia variabilidad de labios. La evaluación subsecuente permite sostener que, entre todas las elecciones vinculadas con la manufactura de vasijas, una de ellas tenía que ver con la intención de obtener una continuidad entre el labio y el cuerpo del producto final. Lograda la circunferencia deseada en la parte superior del cuerpo se formaba directamente el labio, cuya variabilidad en la forma respondería, en la mayoría de los casos, a la terminación de las piezas a mano. A este repertorio se sumarían vasijas en las que el borde se habría elaborado como una parte distintiva.

Palabras clave: tradición cerámica, cazadores-recolectores-pescadores, llanura aluvial del Paraná, Holoceno tardío

Abstract

This paper presents the morphological characteristics of the pottery assemblage from Los Bananos site. The site lies on an albardón located in the Middle Parana river alluvial plain (Goya, Corrientes), and it was occupied by hunter-gatherer-fishers with horticultural practices during the late Holocene. The aim is to contribute to the understanding of the morphological variability within Goya-Malabrigo ceramic tradition. The results show high percentage of unrestricted and simple dependent restricted vessels, with direct rim and different lip shapes. Therefore, the wall was carried to the lip without break in smoothness or change in thickness of contour, and the edge was finished by hand. In lower percentages, the rim set off as a distinct part. 

Keywords: ceramic tradition, hunter-gatherer-fishers, Paraná River alluvial plain, Late Holocene


 

Introducción

 

La descripción y evaluación de atributos morfológicos cuenta con una larga trayectoria dentro de los estudios sobre cerámica arqueológica, vinculada con diversos objetivos y problemas ligados a los diferentes contextos históricos disciplinares (Orton et al. 1997; Balesta y Williams 2007). Las primeras referencias a la forma general de las vasijas recuperadas en la llanura aluvial asociada al Paraná Medio e Inferior se encuentran en publicaciones de principios del siglo XX (Torres 1907; Aparicio 1923; Iribarne 1937). Los trabajos que brindan una mayor caracterización morfológica abordan piezas enteras o muy completas. En estos las características generales de las formas se describen mayormente mediante el empleo de variables cualitativas, con asociaciones geomítricas (e.g.  globulares, cuerpos esfíricos; Aparicio 1923; Iribarne 1937) , o con connotaciones funcionales (e.g.  plato; Iribarne 1937), junto con descripciones cuya interpretación no es unívoca (e.g. paredes escasamente curvadas; Iribarne 1937). Tambien se presentan rasgos de carácter cuantitativo como, por ejemplo, la altura de las piezas (Iribarne 1937). Sobre estos y el resto de los atributos relevados se realiza una serie de consideraciones tecnológicas y funcionales (Aparicio 1923; Iribarne 1937). A partir del último tercio del siglo pasado, enfocada la disciplina en el establecimiento de áreas culturales y cronologías (Balesta y Williams 2007), la información hasta el momento generada para la llanura aluvial del Paraná será sistematizada en una sucesión de entidades culturales, subdivididas en variantes sincrónicas (Bonomo et al. 2011). Entre las distintas propuestas, en el esquema de Serrano (1972) para el nordeste argentino la forma general de las vasijas constituye uno de los rasgos distintivos que caracteriza la cerámica del área litoral. La homogeneidad de la Cultura Básica Litoral en la tecnología cerámica se observa principalmente a partir de la persistencia de formas globulares y subglobulares, junto a la decoración grabada (Serrano 1966, 1972). Con la aparición de la Cultura Entrerriana surge un utillaje cerámico que, además de replicar los rasgos de la Cultura Básica, presenta, en cuanto a las formas generales, fuentes bajas.  En  la  etapa  sucesiva (i.e. Ribereños Plásticos), así como en sus variantes sincrónicas (e.g. facie Malabrigo), la forma general de las piezas sigue replicando los mismos patrones, por lo que no se la considera un atributo diagnóstico (Serrano 1972). A medida que se analizaron colecciones de museo o nuevas, especialmente las conformadas en los estudios de impacto asociados al proyecto de represas en el Paraná Medio (Ceruti y González 2007), los datos generados se organizaron preferentemente en base a la propuesta de Serrano (1972). Por ejemplo, Schmitz y colaboradores (1972) al analizar parte del material cerámico recuperado en las exploraciones realizadas a fines de la dícada de 1940 por González en las provincias de Corrientes y Santa Fe, lo adscriben a la cerámica propia de los Ribereños Plásticos. Dicho trabajo representa para el subtramo norte de la llanura aluvial, hasta ese momento, el de mayor grado de detalle en la descripción de la forma general de las vasijas a partir de un conjunto fragmentario. En base al análisis de tiestos en los que se distingue el borde (procedentes del sitio Paraná Miní 1), se propone una tipología donde la forma general de los ítems constituye uno más de los rasgos para evaluar la evolución de la tecnología cerámica. A partir del dibujo del perfil, se estima para los tipos Goya simple y Goya inciso fino la presencia de cuatro formas generales hemisfíricas cuyos bordes perfilan ángulos internos con distinto grado (i.e. perfiles que oscilan de muy abiertos a muy cerrados). En los tipos Goya grueso y Goya inciso grueso se verifican las formas más cerradas, junto a formas irregulares. Para todas se registran labios convexos o rectos, y, en mayor proporción, contornos simples (sensu Cremonte y Bugliani 2006-2009). La proporción en la que se registran bordes inflexionados y/o con refuerzo varía dentro de los distintos tipos (Schmitz et al. 1972).

 

Hacia finales del siglo pasado este tipo de esquemas son puestos en discusión o bien dejados de lado, surgiendo planteos que, si bien no rompen el legado histórico-cultural de sus predecesores, adoptan nuevos mítodos y preocupaciones (Politis 2003). Como parte de esta renovación, en la propuesta de Ceruti (1986) la cerámica es entendida, junto con el conjunto de rasgos que caracteriza a cada entidad cultural, como un potencial indicador que permite evaluar las estrategias adaptativas humanas en relación a la evolución paleoclimática. Puntualmente para el ambiente de islas y costas bajas se define la entidad cultural Goya-Malabrigo. El componente cerámico de dicha entidad replica, en líneas generales, las características que Serrano (1972) describiera para la Cultura de los Ribereños Plásticos y que González (1977) retomara para la cultura Goya-Malabrigo (Píccoli y Barboza 2013). Además de la presencia de campañas, torteros, pipas, cuentas y otras piezas con una morfología específica, Ceruti (2002) diferencia dos formas generales para las vasijas mediante su asociación a figuras geomítricas y la descripción de los contornos. Por un lado, se encuentran las formas de perfil simple semicirculares y elípticas, ya sean con bordes evertidos o invertidos. Por otro, se identifican piezas esfíricas u ovoides que poseen perfiles inflexionados o compuestos, con cuello. En ambos casos, las bases, en general, son convexas.

A medida que se incrementó la cantidad de investigadores y equipos de trabajo que se abocaron a la arqueología prehispánica vinculada al curso medio e inferior del río Paraná, destaca la generación de información sobre todo a partir de la implementación de enfoques y tícnicas novedosas para el sector (e.g. Cornero y Puche 2000; Buc y Silvestre 2010; Cocco 2010; Bonomo et al. 2011; Sartori y Pírez Jimeno 2012; entre otros). Esto promovió la aparición de nuevas propuestas y el replanteo de otras antiguamente esbozadas. En estas, las recurrencias que se repiten en torno a los distintos tramos del río son entendidas como parte de un mismo modelo o pauta de comportamiento, con implicancias sociales, ecológicas y cognitivas, y una vigencia temporo-espacial definida (Ceruti y González 2007; Acosta et al. 2010; Politis y Bonomo2012). En lo que respecta al abordaje de la tecnología cerámica, se encuentran análisis morfológicos específicos (e.g. Silva 2016), así como trabajos donde se retoman distintos aspectos vinculados a estos análisis para realizar inferencias relativas a los procesos formacionales (e.g. Di Prado y Castro 2014), simbología y cosmovisión (e.g. Ottalagano 2010), modos de subsistencia (e.g. Pírez et al. 2013), fronteras y relaciones interculturales (e.g. Castro y Costa Angrisani 2016), entre otros.

 

Para la margen izquierda del subtramo norte del Paraná Medio, hasta principios de este siglo la forma general de las piezas es referenciada a la variabilidad morfológica regional (Torres 1907; Rodríguez 2008). Nuevos trabajos básicos de descripción en este sector están brindando un corpus de información de referencia específica, a partir de la implementación de instrumentos metodológicos claves para contar, medir y categorizar las observaciones (e.g. Carvallo et al. 2015). Siguiendo esta línea, este artículo busca contribuir a la evaluación de la variabilidad morfológica dentro de la tradición cerámica asociada a la entidad Goya-Malabrigo (cf. Ceruti 2002; Ceruti y González 2007; Politis y Bonomo 2012), a partir de la caracterización de material cerámico procedente del mencionado sector; sector para el que se cuenta con poca información al respecto. Con este propósito, se presenta la descripción de los perfiles de una muestra del material cerámico procedente del sitio Los Bananos, junto con la estimación de la forma y dimensión probable de las vasijas. Asimismo, en base a los patrones resultantes, se presenta una primera estimación de la cantidad de vasijas presentes en la muestra estudiada. El conjunto de la información sistematizada resulta necesario para futuros abordajes sobre problemas cronológicos, espaciales, funcionales y formacionales relativos a la tradición cerámica (Orton y Tyers 1990; Espenshade 2000). En este sentido, se considera que el tratamiento de aspectos morfológicos permite identificar patrones distintivos dentro del repertorio de formas presentes. Son justamente estos patrones la base sobre la que se pueden realizar inferencias sobre una amplia gama de aspectos relativos a las capacidades tecnológicas y cognitivas, simbología y de cosmovisión, modos de subsistencia, relaciones interculturales, entre otros (Shepard 1968; Orton et al. 1997; Gilboa et al. 2004). Esto es así puesto que, la forma que una pieza cerámica adquiere es resultante de  una  de las tantas etapas dentro de la serie de procedimientos ordenados a travís de los que se transforma el material arcilloso, seleccionado junto con otras materias primas, mediante determinados gestos tícnicos y un utillaje específico. La especificidad de estos modos de hacer se halla tanto en las propiedades de las materias primas empleadas como en factores culturales. La índole de estos últimos radica en un proceso de aprendizaje de acciones realizadas en el seno de un grupo social -“sea, por su naturaleza, de gínero, familiar, de clase, linaje, clan, ítnico, etnolinguístico, etc.- en un momento determinado (Roux 2011). En este sentido, el análisis de la tecnología cerámica, en general, y de su morfología, en particular, permite precisar los conocimientos compartidos que definen una tradición tecnológica. Una tradición cerámica connota un conocimiento socialmente adquirido para la realización de actos implícitos en la producción y reproducción de la vida cotidiana en un momento y lugar determinado (Druc 2009). Por lo tanto, las regularidades que podemos observar en el material cerámico refieren a lo particular de cada tradición cerámica, es decir, lo que la define como tal y la diferencia de otra/s. Para una interpretación de los conjuntos cerámicos, es necesario identificar los parámetros de variación/uniformidad intra y/o intermuestral, y elucidar los gestos tícnicos que dan fundamento a dicha regularidad en cada etapa dentro de su manufactura (Gilboa et al. 2004; Roux 2011).

 

El sitio y su cerámica

 

El sitio Los Bananos se localiza en el subtramo norte de la llanura aluvial del Paraná Medio (figura 1). Se emplaza en un albardón ubicado en el borde frontal de la terraza baja colindante al riacho Paraná Miní (29º31-™43,59" S, 59º26-™25,39" O), en jurisdicción del departamento Goya (Corrientes, Argentina).

 

mapa Caro P
Figura 1. Localización del sitio Los Bananos (carta de IGM 2960-IV, archivo 2960-IV.TIF; modificada por el Lic. J. D. Ávila).

 

El sitio fue identificado a partir de la distribución superficial de una alta densidad de vestigios arqueológicos en el sector más elevado del área que ocupa, aunque por fuera de ísta tambien se registran materiales en menor densidad. Como resultado de las actividades sistemáticas que se iniciaron en el mismo desde el año 2008, se observó que el material cerámico, dada su abundancia relativa, constituye el más representado (Píccoli et al. 2011; Barboza y Píccoli 2013). Se registró una distribución continua de fragmentos de piezas cerámicas y masas de arcilla, desde la superficie del terreno hasta ca. 70 cm. Estos se encuentran asociados a restos faunísticos (especialmente, peces actinopterigios y roedores medianos), junto con carbón y, en baja proporción, material lítico (fundamentalmente, desechos de talla) (Barboza y Píccoli 2013; Píccoli et al. 2014; Píccoli 2016; entre otros). Asimismo, en algunos tiestos se identificó la presencia de microfósiles de origen almidonosos, asociados a maíz (Zea mays) y poroto (Phaselous vulgaris) (Colobig et al. 2016). La evaluación de los resultados hasta ahora obtenidos, permite sostener que en el sitio se habría desarrollado múltiples actividades, principalmente domísticas. El mismo habría sido ocupado de manera redundante y con permanencias prolongadas durante el Holoceno tardío. El análisis de restos óseos faunísticos asociados a la muestra aquí estudiada brindó una antiguedad de 355± 43 años 14C A.P. (AA99790; -12.4) y 488 ± 42 años 14C A.P. (AA97852; -20.4) (Píccoli 2014, 2016).

 

Las características descriptas para el sitio, a partir de varios proxies, han sido vinculadas con la entidad Goya-Malabrigo (cf. Ceruti 2002; Ceruti y González 2007; Politis y Bonomo 2012). Entre estas, y en relación a lo descripto para el sitio Los Bananos, se encuentran: a) asentamientos en geoformas elevadas, sea naturales y/o por la acción antrópica, relacionados a los cursos de agua; b) patrón adaptativo dirigido a la explotación de ambientes fluviales, especialmente la caza de mamíferos autóctonos, como la falsa nutria (Myocastor coypus), y la pesca; c) prácticas de cultivos hortícolas a pequeña escala (Barboza y Píccoli 2013; Colobig et al. 2016; entre otros). A esto se suma, además de la presencia eventual de tecnología ósea y lítica, una tradición cerámica característica. La evaluación de las recurrencias registradas en el material cerámico hasta ahora analizado permite sostener: a) una homogeneidad textural y composicional de las pastas, caracterizada por una abundancia de cavidades que no supera el 20%(sin tendencia en su forma) e inclusiones de cristaloclastos (principalmente mica y cuarzo), nódulos de arcilla y minerales opacos; b) piezas conceptualizadas a partir de la transformación de un cilindro en cuanto a su montaje, a las que, eventualmente, se unían apíndices modelados; c) cocción mediante estructuras en las que se produce el contacto entre la fuente de calor y la pieza; d) predominio del alisado como tratamiento de las superficies, el que eventualmente fue efectuado humedeciendo de forma previa el área trabajada (i.e. falso engobe); e) predominio de la aplicación de algún tipo  de  suspensión  o  solución  (solution y suspension, sensu Shepard 1968) como tícnica de decoración; f) presencia de incisiones positivas (sensu Primera Convención Nacional de Antropología 1966), principalmente de surco rítmico, punto simple y lineal, presentando motivos geomítricos, solos o combinados. Se ha evaluado que la presencia/ausencia de la mencionada aplicación resulta estadísticamente significativa para agrupar los ítems. Este resultado es, en tírminos tecnológicos, apropiado para una clasificación en base al aspecto general de la superficie, tomando en cuenta que, en virtud de los antecedentes para el área (Schmitz et al. 1972; Ceruti 2002; entre otros), la suspensión o solución aplicada podría corresponder a engobe -i.e. a la tícnica de acabado de la superficie más especializada para este tipo de muestras- (Píccoli 2014, 2016; entre otros).

 

Materiales y mítodos

 

El material cerámico procedente del sitio Los Bananos hasta ahora analizado (n= 4830), está conformado por masas de arcilla, cuentas y fragmentos de vasijas. Estos últimos son los más abundantes, y han sido asignados a bordes (n= 533), cuerpos (n= 3980), probables bases (n= 24), elementos para asir (n= 22), elementos para verter (n= 11) y modelados zoomorfos (n= 12). En promedio los tiestos presentan una longitud máxima de 24 mm (s= 14 mm). Con excepción de los tiestos que presentan remoción o deformación superficial (42%, n= 1931) o bien tamaños muy pequeños -“i.e. ≤16 mm-“ (8%, n= 347), en la mayoría de los casos se pudo consignar el aspecto general de las superficies de los tiestos (50%, n= 2278). En mayor proporción las superficies se encuentran alisadas (n= 2216), mientras las restantes fueron consignadas como pulidas (n= 17), corrugadas (n= 2) o bien no presentan un tratamiento específico (n= 43). No obstante, se considera que la presencia de superficies alisadas podría estar sobrerrepresentada, tomando en cuenta la alta frecuencia de superficies abradidas. Por lo que, algunas piezas que presentan sus superficies uniformes y mates podrían haber perdido el brillo característico del pulido debido a la acción de diversos agentes y procesos (Píccoli 2014; Píccoli y Barboza 2016). Por otra parte, respecto de la decoración, en algunos casos presentan incisiones (2%, n= 109) y/o revestimiento (10%, n= 458). Se utiliza la variable revestimiento para identificar vestigios de la aplicación de una solución o suspensión (sensu Shepard 1968), dadas las dificultades para distinguir de forma macroscópica entre la presencia de engobe y pintura (López 2000-2002); ambas, aplicaciones identificadas en el área (e.g. Schmitz et al. 1972; Ceruti 2002; Píccoli 2014).

 

Tomando en cuenta que, en la implementación sistemática de estrategias de remontaje no se logró, en general, la reconstrucción de piezas ni enteras ni con una alta completitud (sensu Schiffer 1983), para la selección de la muestra analizada fueron escogidos aquellos elementos en los que se pudiese distinguir el borde de la vasija (sensu Shepard 1968: 245). Se excluyeron  en esta instancia los ítems en los que se identificó sólo la base (sensu Balfet et al. 1992; 40-42), ya que su clasificación genera recaudos en virtud del tamaño de los tiestos recuperados y el predominio de las formas generales indicadas en los antecedentes del área (Aparicio 1923; Schmitz et al. 1972; Serrano 1972; Ceruti 2002; entre otros). Asimismo, todos los ítems seleccionados poseen una longitud máxima ≥16 mm, criterio establecido como adecuado para el muestreo de los materiales recuperados en este sitio (Píccoli y Barboza 2016).

 

En virtud de las características de la muestra trabajada, para la consecución de los objetivos propuestos se seleccionaron una serie de variables que permiten identificar atributos básicos referentes a la variabilidad morfológica presente. Con este fin, se identificó la forma de labio (modificado de la Primera Convención Nacional de Antropología 1966), si ísta se encontraba bien definida (well-stylized, sensu Shepard 1968: 247), y si presentaba variaciones de manufactura (Shepard 1968: 225-251; Falabella et al. 2015). Asimismo, se consignó la presencia de engrosamiento del borde -“i.e. refuerzo-“ (Shepard 1968: 245-248; Primera Convención Nacional de Antropología 1966), y se discriminaron los puntos característicos observables (Cremonte y Bugliani 2006-2009: 250-251). Cuando la continuación entre el labio, el borde y el cuerpo no presentaba un quiebre en la línea del contorno, se observó si existía cambio suave o abrupto en el espesor de la pared (Shepard 1968).

 

Para la estimación de la forma probable de las piezas se dibujó el perfil de los ítems a partir de los estándares comúnmente utilizados (Orton et al. 1997: 173-206; Bagot 2003; Moreno Martín y Santos 2012-2013), implementando instrumentos de uso frecuente como el gráfico de círculos concíntricos. A partir de íste último tambien se determinó el diámetro probable de la boca de las piezas, así como el porcentaje presente del borde. En relación a esto, se consideraron como poco confiables aquellos ítems que presentaban menos del 5% (Orton et al. 1997). Tomando en cuenta las limitaciones de los perfiles resultantes a la hora de ser considerados como representativos de la totalidad de la vasija (Orton et al. 1997; Gilboa et al. 2004), la estimación de la forma probable de las piezas se realizó en base a los criterios morfológicos planteados por Shepard (1968). En el caso de los perfiles que pudieron ser reconstruidos de forma entera o con una alta completitud (sensu Schiffer 1983), se adscribieron a las categorías morfológicas propuestas por Balfet y colaboradores (1992). Asimismo, en este último caso, se identificó la forma de la base (modificado de la Primera Convención Nacional de Antropología 1966).

 

Finalmente, para una primera valoración de la cantidad de vasijas presentes en la muestra se estimó el evrep y eve del borde (estimación de vasijas representadas y equivalente de vasija estimado a partir del borde, respectivamente, sensu Orton 1989). Para ello se consideró cada elemento analizado como una fracción de una clase de vasija definida en base a ciertos atributos morfológicos (forma del labio; contorno; estructura del borde; entre otros), al espesor de las paredes1, la presencia/ausencia de incisiones2 y a la propuesta de Píccoli (2016). Así agrupados, se sumaron los porcentajes presentes de cada tipo (Orton 1989; Orton y Tyers 1990).

 

Resultados

 

Tomando en cuenta los criterios de inclusión/exclusión propuestos, se analizó un total de 284 ítems compuestos por 268 elementos conformados por un tiesto, 10 elementos constituidos por la unión de 2 tiestos, 2 elementos por la unión de 3 tiestos, 2 elementos por la unión de 4 tiestos y 1 elemento por la unión de 9 tiestos. En la mayoría de los casos los tiestos remontados fueron recuperados en el mismo nivel, con excepción de 2 elementos en los que los fragmentos de la pieza remontados (2, en cada caso) fueron recuperados en distintos niveles. Las dimensiones de los ítems analizados promedian los 32 mm de largo (s= 13 mm) y los 34 mm de ancho (s= 14 mm) (figura 2).

 


Figura 2. Distribución de los valores correspondientes a la dimensión básica de los elementos analizados.

 

Como se observa en la tabla 1, de los cuatro tipos de contornos generales (Cremonte y Bugliani 2006-2009: 250-252) solo uno no se identificó (i.e. complejo). La variabilidad de contornos observada se encuentra presente en el grupo más numeroso, de forma tal que el conjunto de piezas con revestimiento solo exhiben contornos simples. Este último tipo de contorno es el más abundante en la muestra (93%, n= 264), siendo que el 31% del total de estos últimos (n= 89) corresponde a combinaciones entre contornos simples y labios rectos.

 

Las formas de labios identificadas se distribuyen en proporciones semejantes en toda la muestra. Si bien se registran variaciones en sus frecuencias relativas, predominan los labios rectos seguidos por los biselados. Respecto de estos últimos, en la mayoría de los casos el bisel se encuentra hacia el interior. Solo se registran perfiles oblicuos indistintamente hacia una o ambas caras en el caso de las piezas sin revestimiento con contorno simple. Un único elemento,  con revestimiento y contorno simple, presenta ondas en el labio.  En relación a la forma del labio se podría describir el comportamiento del refuerzo del borde, atributo que, ausente en la mayoría de los casos, cuando está presente involucra en general a piezas con labios rectos o convexos (tabla 1).

 

Tabla 1. Distribución de la frecuencia de atributos referentes a la variabilidad morfológica de la muestra. Referencias: R= revestimiento; P= presente; A= ausente; RdB= refuerzo del borde; Idad= irregularidad; DdP= desplazamiento de pasta.

 

Por otra parte, si bien en la mayoría de los casos el labio se encuentra bien definido (well-stylized, sensu Shepard 1968: 247), el 19% (n= 54) de la muestra no se puedo adscribir a una forma determinada (tabla 1). En la mayoría de estos casos (n= 49), se observan variaciones en la superficie del labio que van de redondeado a plano horizontal, y, en menor frecuencia, de plano horizontal a plano oblicuo. En cinco casos, la alteración de la superficie impidió la observación de este atributo, y solo en un caso la presencia de incisión labial impidió determinar la forma del labio. Tambien se registraron otras variaciones de manufactura que, podría considerarse, no atañen directamente a la morfología de las piezas. Es decir, como resultado de su evaluación fueron interpretadas como gestos tícnicos vinculados con otros aspectos de la manufactura de las piezas, más que con la forma final de la misma (v. Shepard 1968: 247-248). Estas huellas de manufactura corresponderían a obliteraciones por acciones tendientes a emparejar la superficie de las piezas cuando aún se encuentra fresca (Falabella et al. 2015). Si bien de forma escasa, estas huellas se identificaron indistintamente en ítems con diferentes contornos. El 19% (n= 53) presenta desplazamiento de pasta, mientras que el 11% (n= 30) irregularidades y estriaciones sobre el labio. Otras huellas de manufactura observadas fueron ondulaciones horizontales en una o ambas superficies e incisiones verticales (27%, n= 77), y el estrechamiento abrupto del espesor del borde en la pared (11%, n= 32).

 

En lo que respecta a la forma probable de las piezas, casi la mitad de la muestra trabajada (44%, n= 124) resulta poco confiables para realizar esta estimación en tanto que el porcentaje presente es menor al 5% (Orton et al.1997). Por otra parte, el 7% de los ítems presentan o bien huellas de la manufactura (n= 7), como ser la unión con un apíndice, o bien alteraciones en la superficie del labio/borde (n= 12), lo que impidió orientar el borde de la pieza. Entre estos, tambien debe mencionarse que uno de los elementos analizados no pertenece a una pieza circular sino oval (posiblemente una escudilla o cuenco, sensu Balfet et al. 1992).

 

Como se puede observar en las tablas 2a, 2b y 3, entre las reconstrucciones parciales de perfiles que pudieron realizarse predominan las formas no restringidas con contorno simple, seguidas por las formas restringidas simples dependientes con contorno simple.

 

Entre las piezas no restringidas, los diámetros más frecuentes se encuentran, en general, entre los 16 cm y 20 cm (tablas 2a y b), si bien en el caso de las piezas que presentan revestimiento el valor modal corresponde a los 12 cm (figura 3a). Los diámetros relevados para esta clase estructural poseen el mayor rango de dispersión, registrándose un valor mínimo de 4 cm (tabla 2a) y uno máximo de 54 cm (tabla 2b).

 

R

Contorno

FdL

Refuerzo

Incisión

Ø (cm)

evrep

eve

 ïŸ‚e (mm)

ausente

simple

recto

 

 

8

3

0,21

5,80

externo

 

8

2

0,11

4,52

 

 

10

3

0,28

6,29

 

 

12

1

0,05

5,46

 

 

14

3

0,18

5,66

externo

 

16

1

0,05

5,28

 

 

16

2

0,14

6,13

 

 

18

2

0,14

5,56

 

 

18

1

0,06

7,95

externo

 

18

1

0,08

6,77

 

 

20

2

0,10

5,65

 

 

22

1

0,05

7,28

 

externa

24

1

0,06

6,15

 

 

24

1

0,14

7,68

 

 

26

1

0,05

6,64

 

 

26

1

0,05

5,00

 

 

28

1

0,05

6,25

 

 

30

1

0,05

6,21

 

 

32

3

0,29

7,37

convexo

 

 

6

1

0,05

4,50

 

 

8

1

0,13

5,33

 

 

10

2

0,13

8,28

 

 

10

3

0,18

5,32

 

 

12

5

0,39

6,35

 

 

14

5

0,29

6,87

interno

 

18

1

0,05

5,52

externo

 

20

1

0,06

7,25

 

 

20

2

0,14

5,71

 

 

22

3

0,16

8,44

 

 

24

1

0,05

6,64

 

 

26

1

0,05

7,10

 

 

28

1

0,05

8,34

biselado interno

 

labial

6

1

0,06

5,79

 

 

8

1

0,05

2,67

 

 

10

3

0,19

6,71

 

 

10

1

0,08

12,50

 

 

12

5

0,35

6,34

 

 

14

3

0,18

5,15

 

 

16

2

0,13

7,03

 

 

16

1

0,07

4,55

 

 

16

1

0,14

5,56

 

 

18

1

0,08

5,60

 

 

18

1

0,05

7,18

 

 

20

1

0,08

5,35

Características morfológicas de vasijas procedentes del sitio Los Bananos...

187

 

Tabla 2a (continuación)

 

R

Contorno

FdL

Refuerzo

Incisión

Ø (cm)

evrep

eve

 ïŸ‚e (mm)

ausente

simple

biselado interno

 

 

20

1

0,05

3,60

 

 

24

1

0,05

6,31

 

 

28

1

0,05

5,93

 

 

32

1

0,05

7,57

 

 

32

1

0,05

9,38

 

 

34

1

0,05

8,19

doble biselado

 

 

16

1

0,05

5,51

 

 

20

1

0,05

6,74

 

 

18

1

0,38

8,99

Indeterminado

 

 

4

1

0,05

6,16

 

 

10

1

0,09

10,03

 

externa

12

1

0,05

7,08

 

labial

12

1

0,09

7,78

 

 

12

1

0,06

10,63

 

labial

14

1

0,06

5,62

 

borde

16

1

0,06

8,21

 

 

16

1

0,10

11,78

 

labial

28

1

0,05

5,10

 

Tabla 2a. Vasijas no restringidas. Reconstrucción probable de piezas sin revestimiento y contorno simple. Referencias: R= revestimiento; FdL= forma del labio; e.= valor promedio del espesor.

 

 

En el caso de las formas restringidas los diámetros más frecuentes se encuentran entre los 10 cm y 14 cm (tabla 3), y su rango de dispersión es más acotado que en el caso anterior cm“ (figura 3b). Por otra parte, si bien se registran puntos angulares o de inflexión (tabla 3), la longitud de los ítems correspondientes (figura 2) no permite discriminar la presencia de cuellos y golletes (sensu Balfet et al. 1992).

 

Asimismo, la longitud de las piezas (figura 2) impide vincular a casi la totalidad de los casos con las formas propuestas por Balfet y colaboradores (1992). La única excepción la constituye una pieza no restringida con paredes muy divergentes, que poseyendo una boca con un diámetro de 18 cm y siendo su altura ca. 3,5 cm corresponde a una escudilla (sensu Balfet et al. 1992: 23). El labio presenta variación en su forma, y la base es planocóncava (= 12 cm; figura 4).

 

 

R

Contorno

FdL

Refuerzo

Incisión

Ø (cm)

evrep

eve

 ïŸ‚e (mm)

ausente

inflexionado

recto

 

 

16

1

0,11

3,94

 

 

20

1

0,05

6,75

 

 

26

1

0,05

4,80

convexo

externo

 

8

1

0,09

13,28

 

 

14

1

0,05

6,53

 

 

20

1

0,05

6,45

biselado interno

 

 

16

1

0,08

5,31

 

 

30

1

0,06

9,20

doble biselado

externo

 

16

1

0,05

7,83

presente

simple

recto

 

 

12

1

0,05

6,12

externo

 

12

1

0,05

6,15

 

 

18

1

0,05

6,10

 

 

20

1

0,06

7,50

convexo

 

 

14

1

0,06

5,40

 

 

18

1

0,05

7,17

 

 

32

1

0,05

8,12

interno

 

54

1

0,05

6,14

biselado interno

 

 

12

1

0,05

6,22

 

 

14

1

0,05

4,14

 

 

20

1

0,05

5,19

 

 

22

1

0,07

5,19

indeterminado

 

 

26

1

0,06

8,01

 

Tabla 2b. Vasijas no restringidas. Reconstrucción probable de piezas sin revestimiento y contorno inflexionado, y con revestimiento. Referencias: R= revestimiento; FdL= forma del labio; e = valor promedio del espesor.

 

Para la estimación de vasijas representadas (sensu Orton 1989), los labios indeterminados fueron agrupados, de ser posible, de acuerdo a la forma que, dentro de la variabilidad, primaba. A partir de los bordes asignados a piezas no restringidas se estima que se encuentran representadas 119 vasijas -“evrep, Orton 1989-“ (tablas 2a y 2b). La mayor frecuencia corresponde a piezas que no poseen revestimiento con contorno simple y labio recto (26%, n= 31), seguidas por las que poseen labios convexos y biselados internos en iguales proporciones (23%, n= 27). En el caso de los bordes asignados a piezas restringidas se estima que se encuentran representadas 27 vasijas (evrep, Orton 1989), observándose similar tendencia en relación a la proporción de contornos/labios (tabla 3). No obstante, siendo que el evrep arroja un valor máximo seguramente afectado por el resultado de las tareas de remontaje, se estimó el eve ya que no se ve igualmente afectado por la fragmentación (Orton 1989; Orton et al. 1997). Lo que se puede observar a partir de este índice es que de los 107 grupos resultantes de acuerdo a los criterios establecidos3, en el 42% la circunferencia de borde conservada equivale al 0,05. En ningún caso se llega al 50% de la circunferencia, siendo el mayor eve el correspondiente a una forma no restringida con contorno simple, labio convexo y sin revestimiento, cuyo diámetro de la boca fue estimado en 12 cm (CI= 39%, completeness index sensu Schiffer 1988, figura 4).

 

Tabla 3. Vasijas restringidas simples dependientes.

Referencias: R= revestimiento= valor promedio del espesor

 

Discusión

 

Si bien los elementos clasificados como cuerpos constituyen los más abundantes dentro del conjunto cerámico recuperado en el sitio Los Bananos, dada su longitud, escasamente pueden informar respecto de las particularidades morfológicas del conjunto -más allá de la presencia de curvatura y su eventual variación (Shepard 1968: 245)-. En este sentido, se consideró como un buen punto de partida para identificar la variación/uniformidad morfológica el análisis de elementos que presentan al menos una fracción de la parte superior de la pieza en la que se observa el labio (sensu Balfet et al. 1992: 34).

 

  mari
Figura 3. Representación del perfil del borde de vasijas.

 

escudilla 4
Figura 4. Escudilla (sensu Balfet et al. 1992) Foto, A. Celoria; edición, F. Bergallo y M. B. Carvallo.

 

Se asume que la información resultante no es representativa de la totalidad de la variabilidad morfológica de las piezas, limitación que se aprecia si se toma en cuenta la relación entre el eve y evrep de los bordes analizados (v. tablas 2a, 2b y 3). Esta proporción denota con claridad que la muestra trabajada se encuentra extremadamente fragmentada, de forma tal que en la mayoría de los casos el índice de completitud (sensu Schiffer 1988) no supera el 10%. Más allá de que este índice tiene más que ver con el íxito en la reconstrucción de piezas mediante el remontaje de fragmentos (Schiffer 1988) -“por lo que lo convierte en un útil indicador sobre los procesos de formación de sitio (Orton et al.1997: 203)-“, permite entender que un solo caso se haya clasificado en relación a las formas propuestas por Balfet y colaboradores (1992). No obstante, a partir de una porción de los productos manufacturados se lograron identificar particularidades que permiten dar cuenta de las elecciones de manufactura vinculadas con la morfología. La dirección del contorno y variación en el espesor de la pared, las dos variables básicas para estudiar las características morfológicas a partir del perfil de bordes (Shepard 1968: 246), describen, en la mayoría de los casos, la ausencia de quiebre o engrosamiento abrupto de la línea de contorno. La recurrencia de bordes directos (sensu Shepard 1968: 245) y contornos simples (sensu Cremonte y Bugliani 2006-2009) ha sido observada para la cerámica asociada a contextos arqueológicos del Paraná Medio, no solo a partir de ítems donde se encuentra presente el borde (Schmitz et al. 1972; Píccoli 2014; entre otros) sino tambien a partir de piezas enteras (Serrano 1972: 20; Ottalagano 2011: 128). Esto permite sostener para esta muestra que, la mayor frecuencia de contornos simples estaría dando cuenta de la puesta en marcha de una conducta de manufactura cuya intención era la obtención de continuidad entre el labio y el cuerpo del producto final. Es decir, lograda la circunferencia mínima deseada en la parte superior del cuerpo se formaba directamente el labio (Krause 2016: 26-48). En este tipo de vasijas el único rasgo morfológico distintivo es el labio, siendo su forma claro indicio de la tícnica e instrumentos utilizados para terminar la pieza (Shepard 1968: 245-248). Entre los atributos relevados, son varios los que dan indicios respecto de estos dos últimos aspectos. Si bien en mayor proporción los ítems poseen formas de labios definidas (distribuyíndose las categorías presentes en proporciones semejantes), se registran labios con variaciones de forma. Entre estos últimos priman las secciones redondeadas siempre combinadas con sectores planos y/u oblicuos, lo que resulta interesante si se toma en cuenta que las categorías recto y biselado son las más frecuentes entre las formas bien definidas seguidas por las convexas. Pero no solo se registran labios sin formas definidas, sino que, tambien en torno a este sector se observó la presencia de desplazamiento de pasta. Esto puede ser entendido como indicio del movimiento de los dedos del alfarero hacia el interior o exterior del labio para terminar la parte superior de la pieza (Falabella et al. 2015). Además de estas huellas de manufactura se observó tambien la presencia de ondulaciones horizontales e incisiones verticales  en la pared,  así como el estrechamiento abrupto del espesor del borde en la pared. Ambas características pueden estar relacionadas con la redistribución de exceso de pasta cuando el borde está conformado mediante la unión de rollos de pasta (Shepard 1968: 54-61, 183-186; Wynveldt 2008). La evaluación del conjunto de estos datos permite sostener que la variabilidad observada en los labios inspeccionados respondería, en la mayoría de los casos, a la terminación de las piezas a mano. En esta, la posición del pulgar, en particular, y de los dedos, en general, determina la forma que prima (Shepard 1968: 245-248). Algunos pocos casos de labios con formas bien definidas (n= 11) presentan estriaciones sobre el labio que podrían ser indicios del uso, eventual, de algún instrumento (Falabella et al. 2015). Tomando en cuenta esto junto con los valores esperados para la completitud de cada clase (i.e. completeness index sensu Schiffer 1988), podría sostenerse que, siendo el resto de los atributos iguales, elementos con distintas forma de labio corresponderían a la misma clase de vasija. A la luz de esto, se entiende que en el análisis de Schmitz y colaboradores (1972) la variabilidad de la forma de los labios no presente un claro comportamiento a nivel intra e intergrupal (i.e. para los tipos definidos). En las muestras tan fragmentadas de los conjuntos cerámicos procedentes del Paraná Medio, este atributo más que una forma final deseada estaría dando cuenta del modo en que fueron terminadas las piezas. Por otra parte, a partir de lo dicho se puede asimismo sostener que el borde no habría sido conceptualizado como un segmento separado de la pieza, siendo los rollos de pasta la unidad básica a partir de la que se habrían concebido piezas sin una mayor sectorización (i.e. donde solo se aprecian puntos terminales).

 

Ahora bien, reconocida esta tendencia en la muestra, otros atributos dan cuenta de la presencia, en menor frecuencia, de bordes como una parte distintiva de las piezas. Este es el caso de los refuerzos, por ejemplo, que al acentuar la terminación de la parte superior de la pieza brindan estructura al borde (Shepard 1968: 225-248, Krause 2016: 26-48). Lo mismo podría sostenerse respecto de la presencia de contornos que poseen un punto que marca un ángulo o secciones cóncavas-convexas. En relación a estos últimos, la identificación de formas restringidas con contorno compuesto permite especular en un repertorio de vasijas con cuello cilíndrico y cuerpo esfírico (v. Serrano 1972: 20; Ottalagano 2011: 128). Sumado a la diversidad morfológica que señalan estas últimas, a partir de los contornos simples tambien se genera como expectativa una variedad de formas en virtud de sus dimensiones (i.e. relación entre el diámetro de la boca y la altura, Balfet et al. 1992: 18-44). Los diámetros registrados junto con la proyección de la curvatura de los perfiles reconstruidos, permiten especular, especialmente, en la presencia de variantes de cuencos, escudillas y ollas (sensu Balfet et al.1992: 22-25, 29).

 

Consideraciones finales

 

A partir del estudio de una muestra conformada por elementos en los que se pude distinguir el borde de las vasijas se infirieron tendencias generales en la manufactura de la cerámica procedente del sitio Los Bananos, en lo relativo a su morfología. Al trabajar con piezas cerámicas altamente fragmentadas, para el abordaje de la forma final de las piezas se optó por la elección de una metodología basada en la utilización de variables que posibilitaron generar la mayor cantidad de datos vinculables a aspectos morfológicos. Para ello se tomó en cuenta no solo bibliografía específica respecto al análisis cerámico (Shepard 1968; Balfet et al. 1992; Orton 1989; Orton et al. 1997; Cremonte y Bugliani 2006-2009; entre otros), sino tambien antecedentes específicos (Schmitz et al. 1972; Serrano 1972; Ottalagano 2011; Píccoli 2014; Carvallo et al. 2015; entre otros). A lo anterior se sumó una serie de índices que permitieron avanzar en el tratamiento de la información generada, tanto en este trabajo (e.g. evrep; eve) como en instancias previas (e.g. espesor, Píccoli 2014), en el sentido deseado. A partir de esto se generó una clasificación en la que tambien se incorporaron otros atributos adicionales vinculados a la decoración, tomando en cuenta la evaluación de los resultados obtenidos en instancias previas (Píccoli 2014; 2016; entre otros). Así, el tratamiento integral del conjunto de información manejado permitió dar cuenta de la variabilidad/uniformidad morfológica presente, y correlacionarla con gestos tícnicos que dan cuenta de modos específicos de hacer la forma final de la pieza. En este sentido, los resultados muestran una mayor representación de formas no restringidas seguidas por formas restringidas simples dependientes, ambas con contorno simple y amplia variabilidad de labios. La evaluación de estos resultados permite sostener que la mayoría de las piezas fueron terminadas a mano lográndose la continuidad entre el labio y el cuerpo del producto final. A este repertorio se sumarían vasijas en las que el borde se habría elaborado como una parte distintiva. En este sentido, la elección de la unidad analítica conceptual trabajada (i.e. borde) y el subsecuente análisis a la que fue sometida, resultaron pragmáticos y adecuados para el abordaje de la variación/uniformidad morfológica a nivel intramuestral. No obstante, se asume que los perfiles resultantes no son representativos de la totalidad de la vasija; no se puede obviar que, por ejemplo, los apíndices que forman parte del material recuperado en el sitio eran parte seguramente de alguno de los elementos trabajados. Así pues, se reconoce las limitaciones que implica el uso exclusivo de ítems que contengan al menos parte del borde, pero se considera que el riesgo y la pírdida de información que se produce en esta instancia no es alta (Orton et al. 1997; Gilboa et al. 2004).

 

Finalmente, siendo que las características que presenta el sitio Los Bananos permiten vincularlo con la entidad Goya-Malabrigo (cf. Ceruti 2002; Ceruti y González 2007; Politis y Bonomo 2012), la metodología implementada y los resultados obtenidos tambien posibilitan ulteriores  análisis comparativos con  conjuntos  correspondientes  a  la  tradición cerámica asociada a dicha entidad. En relación a ísta se ha propuesto la recurrencia de ciertos atributos como indicadores de un estilo emblemático (Ottalagano 2010), lo que resulta en un patrón distintivo de visibilidad arqueológica (Wiessner 1985). No obstante, se considera que la totalidad de los atributos observados en la tecnología cerámica -“entendidos como parte de una tradición cerámica (sensu Druc 2009)-“, permiten abordar la identidad de un grupo (en el sentido que Ottalagano 2013 propone). Así pues, el tratamiento de aspectos morfológicos realizados en este trabajo, al avanzar en la identificación de patrones distintivos dentro del repertorio de formas asociados a la tradición cerámica Goya-Malabrigo, tambien colabora en dicho aspecto.

 

Agradecimientos: este trabajo fue realizado en el marco de proyectos CONICET (PIP 1122010010013901; Beca tipo I y II y Posdoctoral de una de las autoras) y CyT UNR. Una versión previa del mismo fue presentada en el marco del VI EDAN. Se agradece a quienes colaboraron en trabajos de campo y laboratorio, especialmente al Lic. J. D. Ávila, a la Lic. C. Gabrielloni y a la Sra. M. Turón; a la Prof. Barboza de Andino; a la Secretaría de Producción, Empleo y Desarrollo Sustentable, Dirección de Deportes y Viceintendencia de la Municipalidad de Goya; al personal de la Escuela Nº 276 y a la comunidad del paraje Stella Maris. Asimismo, se agradece a las Dras. Ma. C. Barboza y Ma. I. González. La versión inicial de este trabajo fue mejorada gracias a los comentarios de los revisores, a quienes agradecemos sus aportes. Los posibles errores u omisiones son responsabilidad de las autoras.

Notas

1 Se estudió la variabilidad de los espesores a partir de la estimación de la desviación estándar de este valor entre los tiestos remontados (de piezas conformadas por la unión de tres o más fragmentos). Se obtuvo, en general, desviaciones en torno a 1 mm, o, en su defecto, inferiores.

2 La decoración, en general, y la realizada mediante incisión, en particular, han sido observadas de forma recurrente en asociación a la parte superior de las vasijas, describiendo un patrón en torno a la circunferencia (Serrano 1966; Píccoli 2014).

3 Para la cuantificación del material se agrupó cada elemento analizado, entendiendo que este corresponde a una fracción de una vasija, en virtud de atributos morfológicos, espesor de las paredes y decoración (v. Materiales y Mítodos). Así en las tablas 2a, 2b y 3 las seis primeras columnas y la síptima presentan los criterios de exclusión/inclusión, poseyendo cada fila sucesiva los atributos que definen un tipo de vasija en particular (n= 107). Es claro que este agrupamiento o tipología (sensu Orton y Tyers 1990) solo es útil a los fines de este trabajo.

 

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