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Comechingonia

On-line version ISSN 1851-0027

Comechingonia vol.23 no.2 Córdoba Dec. 2019

 

DOSSIER

POCOS CORTES, ¿BUENOS PROCESADORES? EL CASO DE LOS CONJUNTOS ARQUEOFAUNÍSTICOS DE LOS SITOS DEL LITORAL DEL RÍO DE LA PLATA.

FEW CUTS, GOOD PROCESSORS? THE CASE OF THE ARCHAEOFAUNAL ASSEMBLAGES OF THE SITES OF THE RÍO DE LA PLATA COAST.

 

Fernanda Anabella Day Pilaría

Laboratorio de Análisis Cerámico, Facultad de Ciencias Naturales y Museo,Universidad Nacional de La Plata. Calle 64 Nº 3. CP 1900. La Plata. Buenos Aires.

E-mail: fernandaday@yahoo.com.ar

Presentado: 04/04/2019 - Aceptado: 20/09/2019


Resumen

A partir del análisis de los conjuntos arqueofaunísticos recuperados en el litoral del Río de la Plata (partidos de Magdalena y Punta Indio, provincia de Buenos Aires) realizamos algunas interpretaciones acerca de las actividades de captura, aprovechamiento, procesamiento, cocción, consumo, almacenamiento y descarte de los recursos animales que las sociedades cazadoras, recolectoras, pescadoras y ceramistas llevaron a cabo en distintos momentos del Holoceno tardío. Los registros presentan una baja proporción de marcas de corte, característica que potencialmente puede condicionar la reconstrucción de las secuencias de procesamiento y cocción que se realizaron con los recursos animales. Por tal motivo, el objetivo de este trabajo es reflexionar en torno a las causas que explicarían la escasez de marcas de corte en los conjuntos arqueofaunísticos del litoral del Río de la Plata.Se consideran distintas variables como el instrumental utilizado, las acciones realizadas y las habilidades de los despostadores en las prácticas de procesamiento de las distintas especies animales.

Palabras clave: arqueozoología, marcas de corte, procesamiento y cocción, Holoceno tardío.

Abstrac

From the analysis of the archaeofaunal assemblages recovered in the coast of the Río de la Plata (Magdalena and Punta Indio, province of Buenos Aires) we made some interpretations about the activities of capture, exploitation, processing, cooking, consumption, storage and discarding of the animal resources that hunting, gathering, fishing and pottery societies carried out in different moments of late Holocene. The records show a low proportion of cut marks, characteristic that can potentially condition the reconstruction of the processing and cooking sequences that were carried out with animal resources. For this reason, the aim of this paper is to reflect on the causes that would explain the scarcity of cutting marks in the archaeological-land complexes of the Río de la Plata coast. Different variables were considered, such as the instruments used, the actions performed and the skills of the processors in the processing practices of the different animal species.

Key words: archaeozoology, cut marks, processing and cooking, late Holocene.


 

Introducción

 

Cuando nos disponemos a analizar los materiales recuperados durante las excavaciones, comúnmente los y las arqueólogas buscamos, y esperamos hallar, evidencias del accionar humano, esto es:rastros en los materiales que nos permitan interpretar y reconstruir los modos de vida, las relaciones sociales y la gestión del ambiente que realizaronlas sociedades en el pasado. En este sentido, los estudios arqueozoológicos constituyen una importante vía de análisis para comprender alguno de los aspectos mencionados a través de preguntas del tipo ¿cómo llegó la fauna a los sitios?, ¿cómo fue la interacción sociedad-fauna a lo largo del tiempo y qué factores simbólicos influyeron en ella?, ¿cuáles fueron los roles de los distintos animales en la economía de las sociedades?, ¿qué prácticas de procesamiento, cocción y consumo se implementaron con las distintas especies? Para reconstruir las prácticas de procesamiento y cocción de los recursos animales buscamos marcas en las superficies de los huesos, ya que potencialmente esas actividades pueden dejarlas (Mengoni Goñalons 2006-2010). De este modo, analizar las modificaciones de origen antrópico como las marcas de corte, fracturas intencionales, termoalteraciones, marcas de manufactura de instrumentos óseos, constituye una de las herramientas analíticas más importantes a la hora de interpretar la secuencia de transformación de los animales para convertirse en recursos y bienes sociales. Además de realizar la observación e interpretación de otros agentes y procesos tafonómicos y/o diagenéticos que pudieran haber intervenido en la conformación delos registros arqueofaunísticos (Lyman 1994).

 

Pero, ¿qué ocurre cuando las evidencias de acción humana están presentes en baja proporción en los conjuntos arqueofaunísticos que analizamos? Particularmente, ¿cómo podemos interpretar las modalidades de procesamiento de los animales cuando las marcas de corte se encuentran representadas en muy baja frecuencia? ¿Qué aspectos debemos considerar para explicar su ausencia o escases, tal vez el peso de las presas, el instrumental utilizado, las habilidades y los modos de procesar de los "despostadores del pasado", las prácticas culinarias? Estos interrogantes son algunos de los que planteamos en nuestros estudios arqueofaunísticos, ya que los conjuntos que analizamos registran escasas huellas de corte. No obstante, las pocas marcas identificadas, junto con otras modificaciones antrópicas relevadas, posibilitaron que se interpreten algunas actividades de procesamiento y cocción de recursos animales que desarrollaron las sociedades cazadoras, recolectoras, pescadoras y ceramistas del litoral del Río de la Plata durante el Holoceno tardío (Day Pilaría 2018).

 

El objetivo de este trabajo es reflexionar en torno a las causas que explicarían la escasa presencia de marcas de corte en los conjuntos arqueofaunísticos del litoral del Río de la Plata. Como así también, ponderar los fructíferos resultados que proporcionan las articulaciones con otras vías analíticas en la interpretación de las prácticas socioeconómicas que realizaron las sociedades en el pasado.

 

La información arqueológica del litoral fluvial del Río de la Plata.

 

Las investigaciones arqueológicas realizadas en el litoral del Río de la Plata permitieron caracterizar a las sociedades que ocuparon el área durante el Holoceno tardío como cazadoras, recolectoras, pescadoras y ceramistas. Los sitios arqueológicos prehispánicos identificados son: Las Marías (LM), con fechados de1590 ± 40 AP sobre hueso de Lama guanicoe (NSRL-12552 CURL-6072) y 1820 ± 50 años AP sobre resto de Pogonias cromis (NSRL-12553 CURL-6073) en el partido de Magdalena, San Clemente I que no cuenta con fechados radimétricos, San Clemente II(SC II) con cronologías de220 ± 60 AP sobre carbón vegetal (LP 258) y 817 ± 48 años AP  sobre L. guanicoe (AA13822), San Clemente III(SC III) con una datación de 1550 ± 90 años AP sobre restos óseos humanos (LP 353), San Clemente IV(SC IV) fechado en340 ± 45 AP sobre Bos taurus (LP 752) y San Clementes VI(SC VI) con una cronología de935 ± 55 años AP sobre restos de L. guanicoe (AA 28412)de la localidad arqueológica Barrio San Clemente en el partido de Punta Indio (Figura 1).

 

Comentaremos algunos aspectos generales y comunes a los sitios estudiados, aunque cabe mencionar que hay particularidades en cada uno de los registros recuperados. Los sitios arqueológicos se encuentran emplazados en la llanura costera sobre cordones conchiles (Cavallotto 1995) que distan 1-1,5 km aproximadamente de la costa del Río de la Plata. Sobre estos cordones se formó un suelo permeable donde se desarrolló el bosque xerófilo de tala compuesto por especies como tala, coronillo, sombra de toro y molle, en forma predominante. Las especies arbóreas del bosque de tala poseen frutos carnosos con una disponibilidad continua a lo largo del año y brindan además maderas combustibles (Balesta et al. 1997). A partir de distintos estudios realizados por el equipo de trabajo, como los micrográficos en materiales de molienda y fragmentos cerámicos (Pérez Meroni et al. 2010), los análisis polínicos (Paez et al. 1999), de absorción de residuos en cerámica (Paleo y Pérez Meroni 2007;Paleo et al. 2017; Pérez Meroni et al. 2010) y las experimentaciones de cocción con frutos y semillas nativas (Pérez Meroni et al. 2010), se postuló el uso potencial de los recursos vegetales provenientes del bosque de tala durante el Holoceno tardío (Paleo et al. 2002).

 

Los materiales cerámicos son los más abundantes en los conjuntos arqueológicos recuperados. A partir de numerosos estudios se identificaron distintos tipos de contenedores de procesamiento, almacenaje y transferencia (las denominadas alfarerías tubulares). Los contenedores de procesamiento y servicio poseen bocas con aberturas amplias que facilitan el acceso al contenido, marcas de uso y en muchos de ellos, adherencias en su cara interna, mientras que la pasta posee atributos propicios para su exposición al calor (Pérez Meroni et al. 2013). Estas características permitieron interpretar el uso doméstico de las vasijas para la cocción de alimentos exponiendo la cerámica directamente al fuego o al rescoldo, y además se propuso su manufactura local (Ghiani Echenique y León 2014; Ghiani Echenique et al. 2013, 2017; Paleo y Pérez Meroni 2005-2006, 2007, 2008;entre otros).

 

Respecto a los materiales líticos recuperados en los sitios, son considerablemente escasos en relación a otros conjuntos arqueológicos, ya que no alcanzan el 1%. Se identificaron piezas líticas confeccionadas por tallado y por abrasión, picado y pulido, mientras que a partir de los estudios tecnomorfológicos, se registraron desechos (incluyendo lascas), raspadores, raederas y cuchillos, sobadores, bolas de boleadora y manos de molinos. Los tamaños de los instrumentos no superan los 4 cm, y las materias primas más utilizadas son cuarcita y calcedonia, de procedencia alóctona (Balesta et al. 1997; García et al. 2011;Paleo y Pérez Meroni2007).

 

El registro arqueofaunístico

 

El conjunto zooarqueológico se compone de numerosos restos, 13000 especímenes óseos aproximadamente, a partir de los cuales registramos una importante variedad de grupos taxonómicos y especies como Pogonias cromis, Micropogonias furnieri, Pterodoras granulosus, Tupinambis sp., anuros y ofidios, aves, particularmente Rhea americana. También se identificarondistintas especies de mamíferos como Arctocephalusaustralis, Otaria flavescens, Lama guanicoe, Blastocerusdichotomus,Ozotocerosbezoarticus, Puma concolor, Lycalopex gymnocercus, Canis familiaris, Chaetophractus villosus, Dasypus hybridus, Didelphis albiventris, Cavia aperea, Ctenomys talarum, Myocastor coypus y otros introducidos como Bos taurus, Equus caballus y Ovis aries (Day Pilaría 2018) (Tabla 1).

Sitio

LM

SC II

SC III

SC IV

SC VI

Categoría  taxonómica

% especímenes

Moluscos

2,37

-

-

-

-

Peces

27,06

18,22

38

-

18,22

Anfibios

0,09

-

-

0,66

0,03

Reptiles

3,26

0,51

-

-

5,57

Aves

1,23

1,36

-

8,6

0,09

Mamíferos

28,55

68,85

60

31,75

36,84

NISP% Total

  62,56

88,94

98

41,01

60,75

Indeterminados

37,44

11,06

2

58,99

39,25

NSP Total

8595

583

50

151

3065

 

Tabla 1. NSP Total, % de especímenes y NISP% Total de las categorías taxonómicas presentes en los distintos sitios arqueológicos. LM (Sitio Las Marías), SC (sitios San Clemente).

 

Tal como lo presentamos previamente (Day Pilaría 2018), las muestras tienen un buen estado de preservación, con baja incidencia de la meteorización en las superficies óseas de los especímenes óseos (sensuBehrensmeyer 1978). Los índices de fragmentación NISP/MNE arrojan valores bajos (entre 1 y 3), mientras que valores más altos fueron identificados en las categorías Mammalia de distintos rangos de tamaño y en los elementos craneales de la categoría peces (Day Pilaría 2018).Estos últimos, por su naturaleza delgada y plana, son más susceptibles de fragmentarse debido a la acción de agentes naturales (Zangrando 2003). Los especímenes enteros que registramos en los conjuntos son pterigióforos anales de Pogonias cromis y vértebras de distintos peces, que por estructura y morfología ósea poseen altas posibilidades de supervivencia. Además recuperamoselementos enteros del autopodio (carpales, tarsales, falanges) de distintas especies de mamíferos medianos (Day Pilaría 2018). Estos elementostienen altas probabilidades de preservación por ser huesos cortos, relativamente pequeños y de escaso valor alimenticio (Elkin 1995;Lyman 1994).

 

Respecto a las modificaciones de origen natural, relevamos marcas de raíces, roedores, precipitación de manganeso, fracturas secas y marcas de carnívoros (Tabla 2). Cabe mencionar que sobre un fragmento de calcáneo asignado a Lama guanicoe del sitio San Clemente VI observamos corrosión sedimentaria y precipitación de carbonato de calcio (Day Pilaría 2018).

 

Sitio/

Modificaciones naturales

LM

SC II

SC III

SC IV

SC VI

Marcas de raíces

10,04%

19,34%

18%

41,05%

9,81%

Marcas de roedores

2,09%

3,79%

10%

9,27%

2,03%

Marcas de carnívoros

0,04%

-

-

-

0,25%

Precipitación de manganeso

16,98%

1,71%

1%

4,63%

11,94%

Fracturas secas

0,53%

28,57%

2%

2,64%

1,16%

NSP Total

8595

583

50

151

3065

 

Tabla 2. Tipos y porcentajes de modificaciones naturales consignadas en los conjuntos arqueofaunísticos de los sitios del litoral del Río de la Plata. Se indica el número total de especímenes de cada sitio.

 

Las marcas de raíces sobre las superficies óseas son muy comunes en los conjuntos arqueofaunísticos que analizamos, ya que sobre los sitios arqueológicos se desarrolló un bosque de tala con suelos sueltos y permeables que permiten un importante crecimiento del sistema radicular facilitando la instalación de las plántulas y el desarrollo del bosque (Parodi 1940; Vervoorst 1967). Es importante destacar que tuvimos en cuenta que la acción de las raíces puede además enmascarar marcas precedentes (e. g. de procesamiento humano) y producir la fractura de los huesos (Gutiérrez 2004) aunque por el momento no consignamos ningún caso al respecto.

 

En relación con las modificaciones de origen antrópico, analizamos termoalteraciones a partir de la coloración de los especímenes, fracturas intencionales consignando el tipo, la forma y la longitud de las mismas, marcas de percusión y de corte (Mengoni Goñalons 1999, 2006-2010; Miotti 1990-1992). Presentamos en detalle los datos concernientes a las modificaciones antrópicas en el apartado Resultados.

 

Aspectos teóricos y metodológicos

 

Para realizar el procesamiento de un animal se pone en marcha una serie secuencial de actividades (Mengoni Goñalons 2006-2010) como la evisceración, la obtención de los órganos internos y de la sangre, el cuereo, la reducción de la carcasa en unidades menores, el descarne de los huesos y la separación de la grasa muscular, la obtención de medula ósea, la producción de grasa ósea y la selección de soportes para la confección de instrumentos (Lyman 1994). Estas actividades de procesamiento potencialmente dejan marcas sobre las superficies de los huesos (Mengoni Goñalons 2006-2010). En consecuencia, analizar las modificaciones de origen antrópico (marcas de corte, raspado, percusión, fracturas intencionales y termoalteraciones [Mengoni Goñalons 1999, 2006-2010; Miotti 1990-1992]), son una vía importante para interpretar las actividades de procesamiento, las prácticas culinarias y los patrones de consumo que realizaron los hombres y mujeres en el pasado con los recursos animales, en tanto bienes sociales.

Asimismo, para analizar las actividades de procesamiento deben considerarse las prácticas culinarias que se implementan, ya que constituyen un elemento influyente a la hora de decidir cómo se gestiona el animal (Montón Subías 2005). Las acciones que se realizan en el momento del despiece dependen, en gran parte, de lo que se pretenda obtener, por ejemplo, trozos para asar al fuego, estofar, porciones fileteadas para secar o piezas manejables para congelar o conservar (Gifford-González 1993). Además, las innovaciones tecnológicas para la extracción de nutrientes también pueden influir en las decisiones sobre las estrategias de transporte y procesamiento de las carcasas animales (Oliver 1993).

A continuación, comentamos los criterios seguidos para analizar las marcas de corte, las fracturas intencionales y las termoalteraciones registradas en los conjuntos arqueofaunísticos del área de estudio:

 

Las marcas de corteson definidas como un epifenómeno (Gifford-González 1989; Lyman 2005;MengoniGoñalons2006-2010), es decir como el efecto secundario que acompaña a la acción de cortar, trozar, descarnar y/o cuerear. Por lo tanto, se debe tener en cuenta que su presencia en los restos que analizamos responde a la combinación de varios factores como: el potencial diferente de cada hueso para recibir daños en sus superficies, la acción que el procesador quiso realizar, su experticia y la intensidad en el procesamiento para extraer distintos productos del recurso animal. Cabe mencionar que el número de gestos que el procesador puede realizar en la acción de corte, no es proporcional al número de marcas que quedan efectivamente en los huesos (Mengoni Goñalons 2006-2010). Analizamos las marcas de corte a partir de su ubicación y orientación respecto del eje del hueso, la presencia de microestriaciones internas y surcos, la longitud y profundidad, la cantidadde incisiones (Binford 1981;MengoniGoñalons 1999, 2006-2010).

 

Lasfracturas intencionales se analizaron en base a los tipos, formas y longitud de las mismas en los huesos largos de las muestras arqueofaunísticas. Para clasificarlas, observamos distintos atributos: forma y textura de los bordes, ángulo y dirección, terminación y color de lasuperficie, presencia de negativos de lascado, presencia y ubicación de marcas de impacto, sean estas muescas o escotaduras y/o marcas de percusión en forma de hoyos o estrías y el tamaño de las astillas   diafisiarias.

 

Registramos distintos tipos de fractura: longitudinal, helicoidal (espiral) y una combinación de estos tipos denominada intermedia (MengoniGoñalons2006-2010,Miotti 1990-1992).

 

Las termoalteraciones en los especímenes óseos se evaluaron a partir del criterio de coloración para inferir si fueron sometidos directa o indirectamente al fuego en el proceso de cocción, descartados posteriormente en los fogones o empleados como material de combustión (MengoniGoñalons 1999, 2006-2010). Utilizamos la siguiente clasificación según la coloración que presentan los especímenes termoalterados: marrón para huesos quemados, negra para carbonizados y blancuzca-azulada-grisácea para huesos calcinados. Consignamos además el sector del hueso o la porción del especímen que se encuentra termoalterada. Además, tuvimos en cuenta que las termoalteraciones producen fisuras (fracturas), grietas, cuarteaduras y exfoliación, y cambios en la estructura mineral del hueso (MengoniGoñalons 2006-2010).

De acuerdo al objetivo planteado, realizamos la integración y articulación de la información proveniente de otros registros materiales de los sitios estudiados como el conjunto lítico (Balesta et al. 1997;García et al. 2011; Paleo y Pérez Meroni 2007) y cerámico (Ghiani Echenique y León 2014; Ghiani Echenique et al. 2013, 2017;Paleo y Pérez Meroni 2005-2006, 2007, 2008;entre otros),como así también de los datos que brindan las experimentaciones de procesamiento y cocción de distintas especiesanimales (De Nigris 2004; Frontini y Vecchi 2014; Medinaet al. 2012;Musali 2005, 2010, entre muchos otros)y de diversas observaciones etnoarqueológicas (Binford 1978, 1981;Escosteguy 2011, 2014;Lupo y O´Connell 2002). Consideramos que este enfoque es enriquecedor para abordar las particularidades que presentan los conjuntos arqueofaunísticos, ya que permite poner en diálogo distintas líneas de evidencia parainterpretar las prácticas socioeconómicas que las sociedades del litoral del Río de la Plata implementaron durante el Holoceno tardío.

 

Resultados

 

Registramos especímenes con fracturas intencionales y termoalteraciones en todos los conjuntos arqueofaunísticos analizados, mientras que las marcas de corte y los negativos de lascado se computaron en algunas de las muestras (Tabla 3).

 

Sitio/

Modificaciones antrópicas

LM

SC II

SC III

SC IV

SC VI

Marcas de corte

4

2

-

-

-

0,03%

0,34%

-

-

-

Fracturas intencionales

252

50

5

9

118

2,93%

8,57%

6%

5,96%

3,84%

Negativos de lascados

52

-

-

2

6

0,60%

-

-

1,32%

0,19%

Termoalteraciones

800

165

12

3

173

9,30%

28,30%

24%

1,98%

5,64%

NSP Total

8595

583

50

151

3065

 

Tabla 3. Tipos, cantidad (NISP) y porcentajes de modificaciones de origen antrópico consignadas en los conjuntos arqueofaunísticos de los sitios del litoral del Río de la Plata. Se indica además el número total de especímenes para cada sitio.

 

Las marcas de corte que identificamosse encuentran en restos óseos queprovienen de los sitios Las Marías y San Clemente II. En el primer conjunto registramos cuatro especímenes con marcas de corte (Figura 2). Sobre un pterigióforo dorsal de Pogonias cromis observamos incisiones agrupadas en dos paquetes sobre la zona proximal del elemento, son aproximadamente cinco cortes con profundidades importantes, morfología en V, estrías paralelas en su interior y con una orientación oblicua o transversal al eje del hueso. La localización de las marcas podría señalar la actividad de fileteado por la zona dorsal (Figura 2A).Respecto a las marcas en Puma concolor, registramos siete incisiones cortas sobre un calcáneo, de profundidades variables, que se localizan sobre la tuberosidad del elemento (Figura 2B). Su ubicación podría señalar la actividad de desmembramiento (sensu Binford 1981) o de cuereo (Miotti 1990-1992). Otra de las marcas analizadas se encuentra en una falange proximal de Blastocerus dichotomus. Se trata de dos incisiones cortas localizadas en la zona superior del elemento y transversales al eje del hueso (Figura 2C). Podrían estar vinculadas a la actividad de cuereo (Miotti 1990-1992).Por último, identificamos un fragmento de hueso largo decorado asignado a mamífero mediano que posee una figura romboidal incisa y una serie de marcas de corte perpendiculares y oblicuas al eje del hueso (Figura 2D).


Figura 2. Marcas de corte registradas en el conjunto arqueofaunístico del sitio Las Marías: A: Pterigióforo anal de Pogonias cromis(imagen del MEB), B: Calcáneo de Puma concolor, C: Falange proximal de Blastocerus dichotomus y D: Fragmento asignado a mamífero mediano. Escalas de B, C y D 1 cm.

En el conjunto arqueofaunístico del sitio San Clemente II registramos solo dos especímenes óseos que poseen marcas de corte (Figura 3). El primero es un fragmento de asta de 4,1 cm de tamaño asignado a Cervidae, donde se observan cuatro incisiones cortas (la más larga de ellas es de 4 mm, que se destaca en la fotografía), con profundidades superficiales, que se ubican cerca de un extremo del fragmento y poseen una orientación transversal-oblicua al eje. Consideramos que la marca de corte podría estar en relación con el proceso de manufactura de algún instrumento (Figura 3A). El otro especímen que posee marca de corte es unadiáfisis distal de húmero izquierdo, específicamente su cara medial, asignado a la especie Ozotoceros bezoarticus. Posee aproximadamente doce incisiones, de corta longitud, aunque identificamos algunas más largas que otras, que se entrecortan en alguna porción, poco profundas y oblicuas al eje del hueso. La localización de las marcas de corte indica la actividad de desmembramiento asociada a los puntos de articulación con el radio-cúbito (sensu Binford 1981, Miotti 1990-1992) (Figura 3B).


Figura 3. Marcas de corte registradas en el conjunto arqueofaunístico del sitio San Clemente II: A: Fragmento de asta de Cervidae (detalle de una de las marcas de corte en el círculo); B: Fragmento de húmero de Ozotoceros bezoarticus (derecha detalle). Escalas 1 cm.

Las fracturas intencionales de tipo helicoidal y longitudinal fueron registradas en todos los conjuntos, en categorías inclusivas como Mammalia mediano y grande y en especies como Ozotoceros bezoarticus, Puma concolor, Blastocerus dichotomus, Rhea americana y Myocastor coypus, a partir de las cuales interpretamos el posible consumo de médula y/o la posibilidad de confeccionar instrumentos óseos (Day Pilaría 2018). Mientras que los negativos de lascados identificados se asocian a fracturas frescas registradas en diáfisis de huesos largos de especies como Rhea americana, Ozotoceros bezoarticus, Hydrochoerus hydrochaerus, y de otros especímenes asignados a las categorías Mammalia mediano y grande,tendrían un objetivo similar, es decir la intención de acceder a la médula ósea y/o manufacturar instrumentos.

 

Cabe mencionar que en el conjunto de Las Marías se identificaron una serie de instrumentos óseos como leznas, punzones, una punta de arpón y alisadores en huesos de peces, puntas sobre metapodios de Ozotoceros bezoarticus y un tembetá sobre un especímen indeterminado tanto taxonómica como anatómicamente. Mientras que en el registro arqueofaunístico de San Clemente VI se registró un punzón sobre un canino de Arctocephalus australis (Day Pilaría 2018; Day Pilaría et al. 2015).

 

A partir de la observación de numerosos especímenes termoalterados postulamos la posible exposición a fuego directo y cocción por asado de distintas especies de peces, y al rescoldo en otras especiescomo Dasypus hybridus, Cavia apereay Myocastor coypus. Para los mamíferos de tamaño mediano y grande interpretamos la posible cocción por asado a partir del análisis de termoalteraciones en elementos axiales como mandíbulas y vértebras, y apendiculares como fragmentos distales de huesos largos, falanges, elementos carpales y tarsales (Day Pilaría 2018).

Discusión

 

Ensayaremos,en este apartado, algunas ideas para comprender y explicar por qué los conjuntos arqueofaunísticos del Holoceno tardío provenientes del litoral del Río de la Plata presentan escasas marcas de corte.

 

Uno de los primeros aspectos que tuvimos en cuenta es la pericia del observador-analista de las muestras arqueofaunísticas. Esto es, si no estábamos identificando marcas, por no poseer un ojo experto. Por el contrario, al comienzo creímos registrar varias marcas, que luego de observarlasen la lupa binocular y en el microscopio de barrido electrónico, y de ser analizadas por otros colegas, fueron descartadas como tales. La literatura al respecto (Blumenschine et al. 1996) señala que, en el análisis macroscópico, ciertas marcas de corte producidas con filos líticos pueden confundirse con las huellas producidas por los dientes de carnívoros, con marcas de pisoteo y otros agentes naturales. No obstante, a partir de la experimentación indican que "observadores entrenados" y "principiantes" lograron identificar marcas con un grado importante de precisión. Al mismo tiempo, señalan que la experiencia es un aspecto relevante a la hora de determinar el agente efector de las mismas.

Distintos estudios etnográficos y etnoarqueológicos señalan la relevancia que adquiere la experticia del operador al momento de procesar la carcasa de un animal, la relación que existe entre la cantidad de marcas que deja, en cualesy cuantos elementos, además de la cantidad de gestos y acciones que realiza en el acto (Barba y Domínguez-Rodrigo 2008; Escosteguy 2011). También debemos considerar la intensidad en el procesamiento, en relación a que producto se desea obtener. Además de la pericia del procesador debemos tener en cuenta queno todos los cortes realizados durante el procesamiento de una carcasa traspasan el tejido blando llegando hasta el hueso, ya que el periostio puede impedir en ocasiones la formación de marcas (Gifford-González 1989; Shipman y Rose 1983).

Una cuestión importante que debemos conocer es cuáles son los instrumentos que potencialmente se habrían utilizado en el procesamiento de las carcasas animales,sus materias primas, tamaños yfilos. En este sentido, los materiales líticos del área de estudio son escasos en relación con otros registros materiales. Los instrumentos confeccionados mediante talla son unifaciales, de tamaños pequeños, con filos poco estandarizados y retoque,hay también evidencias de enmangue. Algunos artefactos poseen un alto grado de desgaste, que evidencia su uso intensivo. Además se registraron pequeños núcleos agotados, por lo cual se postula que la causa de descarte de los artefactos formatizados podría ser el embotamiento de los filos, aprovechando así intensivamente las materias primas queson casi exclusivamente de procedencia alóctona: Sierras Septentrionales (Tandilia), Sierras Australes y río Uruguay (García et al. 2011; Paleo y Pérez Meroni 2007). Pese a las características mencionadas, estos instrumentos líticos podrían dejar marcas al ser empleados en el procesamiento de los animales. Otro material que podría utilizarse para procesar carcasas son las valvas de moluscos, presentes en abundancia en el área de trabajo y en los contextos arqueológicos. Al respecto, una experimentación interesante se realizó para evaluar la capacidad de fileteado de una valva de Diplodon sp. en un ejemplar de corvina rubia (Musali 2010).Debemos profundizar nuestros conocimientos acerca de los tipos y formas de marcas que dejan los filos líticos y los moluscos para poder discernir qué tipo de material produjo las marcas de corte ya identificadas (Mengoni Goñalons 2006-2010).

 

Otro aspecto que consideramos es el lugar donde se podrían haber procesado los animales, por ejemplo en el área de captura de los mismos, realizando allí el trozamiento primario. De este modo, la posibilidad de hallar marcas de corte en los sitios estudiados caracterizados como campamentos residenciales, bajaría notablemente. Contemplamos al respecto el tamaño de las distintas presas, la representación de partes esqueletarias e información etnográfica y etnoarqueológica en relación conlas modalidades de transporte, procesamiento y cocción. En el caso de las distintas especies de peces, propusimos que ingresaron completas a los sitios ya que se encuentran presentescon altos porcentajes de elementos craneales, axiales y apendiculares (Day Pilaría 2018).Los cérvidos, B. dichotomusy O. bezoarticus, como así también los ejemplares de P. concoloridentificados en el sitio Las Marías, también habrían ingresado de manera completa a los sitios. En cuanto a los especímenes de Rhea americana recuperados en los sitios Las Marías, San Clemente IV y VI registramos solo miembros traseros, incluidas las falanges, por lo cual se trataría en estos casos de un transporte diferencial de partes esqueletarias (Day Pilaría 2018).

Asimismo, debemos evaluar la posibilidad de que otras especies de tamaño mediano y pequeño, como roedores, dasipódidos, anuros y reptiles identificados en los conjuntos del área, no requieran un trozamiento previo a la cocción (en  sus distintas modalidades), por lo cual la posibilidad de registrar marcas de corte se reduciría considerablemente. No obstante, cabe mencionar que en sitios de las sierras de Tandilia oriental (cueva Tixi y cueva El Abra), Quintana y colaboradores (2002 y 2004) señalaron el aprovechamiento de Tupinambiscfmerianae mediante la identificación y estudio de numerosas marcas de corte en mandíbulas, vértebras y huesos largos, que indicarían las actividades de desarticulación y desollamiento. Mientras que Arenas (2003) sostiene que los Tobas y Wichis del Gran Chaco, antiguamente lo preparaban junto con la piel sobre las brasas, también en hornos subterráneos, y que actualmente pueden cocinarse ensartados en asadores.En el caso del aprovechamiento de los roedores, Medina y colaboradores (2012) identificaron huellas de corte en mandíbulas y en elementos del esqueleto apendicular de cuises y tuco-tucos en conjuntos procedentes de Pampa de Achala (Córdoba), Santiago (2004) registra marcas de corte en restos de Cavia aperea, Hydrochoerus hydrochaerus y en Myocastor coypus provenientes de la muestra zooarqueológica del sitio Cerro Aguará en la provincia de Santa Fe. Otro ejemplo de aprovechamiento de roedores de porte menor (-1 kg de peso), lo constituye el de las sierras centrales de Tandilia (Quintana 2005), donde hay evidencia de las actividades de cuereo y descarne en numerosos restos de C. aperea y Galea tixiensis. Mientras que en sitios de la Depresión del Salado y del noreste de Buenos Aires, se identificaron huellas de corte en Lagostomus maximus y Myocastor coypus(Escosteguy et al. 2012, 2015; Salemme et al. 2012).

 

En relación a los peces, diferentes autores (Musali 2005, 2010; Zangrando 2003) señalan que no necesitarían ser trozados para la cocción por asado, a fuego directo o en sopas y guisados, lo cual explicaría la baja frecuencia de marcas de corte en los conjuntos ictioarqueológicos. Estas modalidades de procesamiento y cocción también son mencionadas por Arenas (2003) para los Tobas y Wichis del Gran Chaco.

 

Por otra parte, se conoce que las prácticas culinarias influyen en las decisiones que se toman respecto al procesamiento de los animales (Montón Subías 2005). En tal sentido, la tecnología cerámica adquiere un rol importante a la hora de considerar las modalidades de cocción por hervido, guisado, estofado y la preparación de caldos. Los análisis realizados en el registro cerámico a partir de la reconstrucción de contenedores de procesamiento con formas abiertas globulares y subglobulares, de diámetros considerables y bocas amplias (Paleo y Pérez Meroni 2005-2006, 2007, 2008), como así también el análisis de residuos orgánicos realizados en estas piezas (Paleo et al. 2017) sustentan las mencionadas posibilidades de cocción. En cuanto a las especies que posiblemente se cocinaron en las vasijas cerámicas, los análisis de residuos orgánicos señalan una asociación típica de peces o de maíz dulce, descartando la posibilidad que dichos recursos fueran hervidos en forma conjunta con otras plantas (Paleo y Pérez Meroni 2007; Pérez Meroni et al. 2010). Asimismo, en un trabajo previo (Day Pilaría et al. 2014) evaluamos la longitud de los fragmentos de diáfisis atribuidos a las categorías mamífero mediano y grande, que se corresponderían potencialmente con las especies de cérvidos presentes en los sitios. La mayoría de los fragmentos asignados a mamífero mediano (posibles restos de Ozotoceros bezoarticus) poseen longitudes menores o iguales a 5 cm, mientras que aquellos asignados a la categoría mamífero grande (posibles restos de Blastocerus dichotomus) rondan los 10 cm. Esto podría estar relacionado con el tamaño de las presas, ya que el venado de las pampas pesa entre 25 y 40 kg (Merino 2003), mientras que el ciervo de los pantanos, el mayor ciervo sudamericano, tiene un peso que oscila entre los 80 y 125 kg (Pinder y Grosse 1991). El análisis de los índices de fragmentación de ambas categorías,indicó además un importante grado de intensidad a la hora de aprovechar estos recursos. Esto permitiría proponer la cocción por hervido para obtener grasa ósea y otros nutrientes (Church y Lyman 2003).

Por último, es necesario considerar los agentes formadores de los conjuntos óseos, ya que existe la posibilidad de que otras modificaciones antrópicas o naturales enmascaren las huellas de corte (y otras marcas), por ejemplo, en las muestras registramos escasas evidencias del accionar de carnívoros. Algunos elementos se encuentran mineralizados, producto de la incorporación de minerales del agua del río, mientras que otros especímenes poseen pérdida de la capa ósea cortical ocasionada por rodamiento, por una intensa acción fluvial o por agentes humanos en el proceso de manufactura de algún instrumento (Tonni, com. pers.). Debemos analizar en profundidad estos hallazgos por sus particularidades y por la posibilidad de que oculten y/o enmascaren marcas preexistentes, aunque hasta el momento no observamos modificaciones de origen natural que hayan producido tal efecto.

Consideraciones finales

 

A partir de los análisis de los distintos conjuntos arqueofaunísticos observamos la baja proporción de marcas de corte presentes en los mismos. En este trabajo planteamos una serie de interrogantes que nos permiten comprender la complejidad del problema. Como así también comenzamos a esbozar algunas respuestas teniendo en cuenta diversos aspectos en relación con los materiales utilizados, las acciones realizadas y las habilidades de los despostadores en las prácticas de procesamiento de las distintas especies animales.

 

A partir de la invitación que hace el título, y en base a la literatura analizada particularmente la etnoarqueológica y experimental, la pericia de los procesadores debe ser un elemento fundamental a tener en cuenta. En nuestro caso de estudio, ¿la experticia de los procesadores se mantuvo a lo largo de toda la secuencia de ocupación del área de estudio?Es decir, desde las ocupaciones más tempranas entre los 1800 y 1500 años AP (sitios Las Marías y San Clemente III), donde predominaron las actividades de pesca, la caza de cérvidos, particularmente de venado de las pampas y de distintas especies de roedores. Luego durante las ocupaciones cercanas a los 1000 años AP (sitios San Clemente II y VI) donde la caza de cérvidos y la captura de roedores caviomorfos prevalecieron y en menor medida desarrollaron actividades de pesca. Hasta finalmente llegar a la ocupación postcontacto del sitio San Clemente IV, alrededor de los 300 años AP, donde la pesca no se registra como una práctica socioeconómica implementada para este momento, y predominó la caza de Rhea americana y de venado de las pampas, con la adición de la captura de ganado vacuno cimarrón presente en la zona aproximadamente desde 1580, cuando fue introducido por Juan de Garay. Sin embargo, a pesar de estas diferencias, las estrategias de gestión fueron similares en cuanto al procesamiento de las carcasas animales, ya que registramos actividades de cuereo, desmembramiento, consumo de médula ósea y manufactura de instrumentos óseos (Day Pilaría 2018). Mientras que en relación con las prácticas culinarias, postulamos la cocción por asado, al rescoldo o a fuego directo en distintas especies de peces, mamíferos medianos, grandes y roedoresen los distintos conjuntos arqueofaunísticos analizados (Day Pilaría 2018). La modalidad de cocción por hervido se infiere a partir de las marcas de uso (hollín y adherencias) y de los estudios de residuos orgánicos realizados en los contenedores cerámicos, que posiblemente fueron utilizados para hervir, guisar o preparar caldos para el consumo de carne, obtención de grasa ósea y otros nutrientes (Day Pilaría et al. 2014; Paleo et al. 2017).

Actualmente se están realizando una serie de estudios experimentales que buscan indagar cuáles fueron las modalidades de procesamiento y cocción de distintas especies animales identificadas en el registro arqueozoológico del litoral del Río de la Plata durante el Holoceno tardío. Consideramos que la experimentación constituye unavía analítica interesante que proporcione alguna respuesta respecto a la baja proporción de marcas de corte en los conjuntos estudiados.

 

Agradecimientos:A los organizadores del IV Taller Aportes y Discusiones en Zooarqueología celebrado en el Museo de La Plata, especialmente a Laura Marchionni. A María Clara Paleo y Luis del Papa por sus revisiones y comentarios. A Melisa Auge por la ayuda en la edición de las fotografías. A las evaluadoras del manuscrito por sus interesantes aportes.

 

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