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Comechingonia

On-line version ISSN 1851-0027

Comechingonia vol.26 no.2 Córdoba Aug. 2022

 

Artículos

ARQUEOLOGÍA REGIONAL EN LA PROVINCIA DE SAN LUIS: EL CASO DE LA TRAVESÍA

REGIONAL ARCHEOLOGY IN THE PROVINCE OF SAN LUIS: THE CASE OF LA TRAVESÍA

Guillermo Heider1 

1CONICET, Universidad Nacional de San Luis, San Luis, Argentina. Email: guillermoheider@gmail.com

Resumen

En este trabajo se presentan los primeros resultados de las investigaciones de campo y laboratorio realizados en el oeste de San Luis, en la región conocida como La Travesía. Biogeográficamente presenta condiciones propias de ambientes semiárido a árido, carente de agua en superficie apta para los requerimientos fisiológicos de los grupos humanos. Arqueológicamente no se verifican trabajos recientes por fuera de nuestro proyecto, con lo cual, en primera instancia se presenta una revisión de la bibliografía arqueológica del siglo pasado. En un segundomomentose detallan los trabajos desarrollados, incluyendo una caracterización inicial de los sitios reconocidosa partir de su ubicación en las unidades geomorfológicas locales y las materias primas identificadas. A partir de la síntesis de investigaciones pretéritas y de la nueva información generada se discute una primera tendenciaespacial, y en menor medida cronológica, de las ocupaciones indígenas. Los elementos del paisaje capaces de contener agua y los afloramientos de rocas aptas para la talla son, hasta el momento, los puntos del espacio que concentran las evidencias de ocupación humana. Esto es coherente con lo esperado para espacios con déficit hídrico notorio, donde el agua y las rocas fueron recursos críticos para tomar decisiones.

Palabras Clave: arqueología de zonas áridas y semiáridas prospecciones intensivas; recursos críticos uso del paisaje; Holocenomedio y final

Abstract

This paper presents the first results of field and laboratory research carried out in western San Luis, in the region known as La Travesía. This region presents biogeographic conditions typical of semi-arid to arid environments, and lacks surface water suitable for the physiological requirements of human groups. With respect to archaeological studies, there are no recent works in the area outside of this project. For this reason, in this paper, in the first instance, a review of the archaeological bibliography of the last century is presented. Secondly, the research carried out is detailed, including an initial characterization of the recognized sites based on their location in the local geomorphological units and the raw materials identified. From the synthesis of previous research and the new information generated, spatial and, to a lesser extent, chronological trends of the indigenous occupations are discussed. The results indicate that landscape features capable of containing water and rock outcrops suitable for knapping are, so far, the points in space that concentrate the evidence of human occupation. This is consistent with what is expected for spaces with a notorious water deficit, where water and rocks were critical resources for decision making.

Keywords: Arid and semi arid archaeology intensive surveys critical resources landscape use middle and late; Holocene

Introducción

Las investigaciones arqueológicas en San Luis cuentan con un extenso desarrollo temporal que se remonta al siglo XIX. Sin embargo, podemos afirmar que su característica distintiva es la discontinuidad, con lustros sin publicaciones o momentos de desarrollo continuo. En el presente se verifica un periodo de avance, que incluye proyectos de investigación en diferentes sectores de la provincia de los cuales se desprenden tanto publicaciones en revistas científicas como en tesis de grado y postgrado (véase Heider y Curtoni 2016). Con algunas excepciones puntuales (véase más adelante), la porción más extensa de la región de interés para este trabajo no fue aún estudiada.

El proyecto arqueológico en desarrollo en La Travesía forma parte de uno mayor que incluye, siempre dentro de sectores semiáridos a áridos, el sur de Córdoba y San Luis (Heider 2015). Los nuevos trabajos de campo, realizados entre los años 2016 y 2019 como parte de una beca posdoctoral de CONICET, abarcaron una región comprendida entre las coordenadas 32°00’ y 34°05’ S y 66°15’ y 67°10’ O (Figura 1). Durante el período mencionado se priorizó el trabajo de campo como consecuencia de las condiciones que la Travesía impone en cuanto a dificultades de acceso por la ausencia de caminos, demora en la obtención de permisos en los establecimientos rurales, falta de información previa y la de generación de acuerdos con las comunidades locales respetando los plazos de diálogo solicitados. En ese marco, el objetivo principal de esta publicación es exponer una parte sustanciosa de los primeros resultados de las investigaciones desarrolladas. Para ello, se sintetiza la información obtenida en prospecciones ajustadas a partir información y acompañamiento de los pobladores locales y la utilización de sensores remotos.Se presentan los sitios identificados, las características geomorfológicas del emplazamiento y, en menor medida, los tipos de materias primas líticas identificados.Las discusiones se orientan a proponer algunas expectativas arqueológicas evaluando la distribución espacial de los sitios en relación a los elementos del paisaje y el uso del espacio.

Figura 1: Región de estudio y sectores identificados con sitios arqueológicos.Las siglas corresponden a lo expresado en resultados:(1) El Chimborazo, La Botija; (2) Balde de Azcurra; (3) Represa de López, El Chimborazo; (4) Lomas negras, Bajos de la Cañada; (5) El Monigote, Los Petisos, Cantera de Pita, Represa del Carmen; (6) El Ramblon; (7) Caribe Oeste, Represa de Cantisani, La Arisca; 8) El Mataco, Bella Flor, Puesto Jofre, Jarilla; (9) Alto de El Lechuzo, Médano de Bebedero; (10) Arroyo Bebedero, Laguna de Bebedero Sur.

Características biogeográficas y paleoambientalesde La Travesía

La región de interés de este trabajo es la menos densamente poblada de San Luis en particular y del centro de Argentina en general. El último Censo Nacional (2010) muestra un bajo índice de población (0,4 hab./km2). Los pobladores se concentran en pequeños caseríosque rara vez superan los 100 habitantes, parajes con 3 a 5 viviendas ubicados en relativa cercanía o puestos dispersos. Climáticamente constituye la transición entre la zona semiárida occidental de la llanura Pampeana y el ambiente árido pedemontano distal de cordillera, coincidente con el borde oriental de la Diagonal Árida Sudamericana (Córdoba et al. 2014). El clima es continental semiárido a árido. Los registros pluviométricos de los últimos 50 años muestran una precipitación media anual de 450 mm en el este y 210 mm en el oeste. Las precipitaciones son marcadamente estivales, con más del 65% de lluvias concentradas entre noviembre y enero con recurrentes eventos torrenciales (Hijmanset al. 2005). Las temperaturas oscilan entre 18°C y 31°C en el verano, con máximas de 47°C. En invierno las medias fluctúan entre 4°C y 17°C, con mínimas de recientes de -10°C. Como consecuencia del régimen de lluvias y temperatura, Peña Zubiate y d'Hiriart (2009) concluyeron que la evapotranspiración y el balance hídrico es negativo durante todo el año.

Los suelosestán en los órdenes Aridisoles y Entisoles(Peña Zubiate y d'Hiriart 2009). Tienen texturas predominantemente franco arenoso a franco limoso con bajo contenido de materia orgánica (cerca del 1%). Estas características, sumadas a la intensa erosión laminar, impide el desarrollo de vegetación protectora. Desde el punto de vista fitogeográfico es un ecotono entre las provincias de Chaco, Monte y Espinal (Cabrera, 1976). Peña Zubiate y d’Hiriart (2009) informaron que la vegetación típica está representada por una estepa arbustiva dominada por especies de los géneros Larrea y Mimozyganthus, así como especies de los géneros Gahamia y Atriplex. La diversidad faunística es alta, aunque muchos de sus componentes han sufrido una fuerte reducción en sus poblaciones provocada por la intervención antrópica. Entre los mamíferos representativos hay dos especies de pecaríes, el labiado (Tayassupecari) y el de collar (T. tajacu). El guanaco (Lama guanicoe) actualmente sólo cuenta con relictos poblacionales en Sierra de las Quijadas. Otro mamífero en retracción es la corzuela (Mazamagouazoubira), aunque su presencia es más abundante que el caso del guanaco. El ñandú (Rhea americana) es el ave de mayor tamaño, aunque su presencia se verifica mayormente en las extensas pampas de la cuenca del Río Desaguadero/Salado (Karlinet al.2013).

El paisaje típico es el de llanura levemente ondulada, interrumpida por positivos morfológicos aislados (Serranías Occidentales, Irigoyen 1981). Desde el punto de vista geomorfológico involucra dos cuencas separadas por un relieve estructural con fuertes evidencias de actividad neotectónica (Costa et al. 1999). Estas cuencas, y las serranías que las separan, forman parte de la subdivisión de unidades morfoestructurales de San Luis, identificadas y descriptas por González Díaz (1981). Este autor denomino, en el oeste y el noroeste, a la cuenca del río Desaguadero-Salado como “Depresión Occidental”. Los positivos morfológicos de Guayaguas, Cantantal, Quijadas, El Gigante, Cerrillada de las Cabras y Cerro Varela, Charlone y Sierra del Tala fueron identificados como “Sierras Occidentales”. Finalmente, la depresión tectónica existente entre las Sierras de San Luis y las Sierras Occidentales fue nomenclada como “Depresión Longitudinal Central”. La planicie que rodea a los cerros está compuesta por los depósitos eólicos del Mar de Arena Pampeano en el sector sur (Iriondo 1999) y por interestratificados aluviales-eólicos con horizontes fluviales y paleosuelos en el centro y norte (Irigoyen 1981). El río Desaguadero/Salado, es la única cuenca hídrica destacada, aunque con alta concentración salina y de curso efímero. La Depresión Longitudinal Central se encuentra entre el piedemonte oriental de las Sierras Occidentales y el frente ascendente de la Sierra de San Luis (Costa et al. 1999). En su interior, al noroeste de Nogolí, existe un alto topográfico identificado como el Dorso de San Pedro, que separa la depresión en dos principales cuencas hidrográficas. El drenaje es recolectado en la porción norte por el sistema fluvial Cañada de Vilance y desviado al bolsón de Pampa de las Salinas, mientras que en el sur el drenaje es captado por el sistema fluvial Balde-San Gerónimo y escurrido en el bolsón de Salina del Bebedero. En el interior de la depresión CandiaHalupczok (2015) y Ojeda y colaboradores (2021) realizaron descripciones de la geomorfología y las secuencias estratigráficas de arroyos secos identificados como cauces efímeros discontinuos (sensu Bull 1997).

Los aspectos geológicos más relevantes para las investigaciones arqueológicas se concentran en los positivos morfológicos de las Serranías Occidentales (González Díaz 1981). Esta unidad morfológica se caracteriza por elevaciones bajas constituidas mayoritariamente por sedimentos mesozoicos y cenozoicos (Flores 1969). En la parte sur de la Sierra de Varela se reconocen rocas volcaniclásticas triásicas pertenecientes al grupo Choiyoi(Tobarezet al. 2015). En el centro y norte de dicha sierra, así como en Charlone, Las Barrancas y al norte del Gigante y Guayaguas se reconocen núcleos de basamento ígneo metamórfico, de edad precámbrica a paleozoica, correspondientes a las sierras Pampeanas. Flores (1969) denominó a las unidades cretácicas como formaciones Los Riscos El Jume, La Cantera, El Toscal y La Cruz, está última con intercalaciones basálticas, las que fueron posteriormente agrupadas como Grupo el Gigante (Flores y Criado 1972), y asignadas al Cretácico temprano, y cubiertas en discordancia por la Formación Lagarcito, asignada al Cretácico tardío (Yrigoyen 1975). Mediando otra discordancia se inicia la sedimentación de la Formación San Roque (Flores 1969), escasamente estudiada en el área y para la que se propuso una edad Oligoceno?-Mioceno sobre la base de correlación estratigráfica y escasos fósiles de otras áreas de la cuenca (Rusconi, 1936; Pascual, 1954). Suprayace en contacto neto la Formación Las Mulitas (Flores 1969) asignada al Plioceno, en la que se destaca en la base un característico estrato de yeso. Varias de las litologías mencionadas constituyen afloramientos potenciales de materiales para herramientas líticas, entre ellas se reconocen los niveles cuarcíticos de la Formación San Roque, las rocas volcaniclásticas de composición riolítica del Cerro Varela y los niveles de calcedonia presentes en los sedimentos neógenos que se encuentran en las planicies aledañas a las áreas serranas.

Las condiciones paleoclimáticas no fueron estudiadas en profundidad, lo cual genera dificultades para elaborar esquemas cronológicos regionales y macrorregionales precisos. Los estudios existentes fueron desarrollados por Rojo y colaboradores (2012) en Salina de Bebedero. En este cuerpo lacustre, sobre la base de proxies sedimentológicos y polínicos, se obtuvo información paleoclimática de los últimos ca. 12600 años AP, identificándose un nivel lacustre máximo en ese momento y un descenso progresivo hasta los niveles actuales hace ca. 3600 años AP. Las condiciones microregionales de ese lagofueron más húmedas que la de los sectores cercanos en la actual provincia de Mendoza, fundamentalmente para el Holoceno medio, derivadas de una mayor influencia del anticiclón del Atlántico Sur (Chiesa et al. 2016). Los cambios climáticos del Holoceno temprano-medio implicaron, además, la presencia de agua en cauces ahora secos (Jarilla, El Mataco, Balde-San Jerónimo). Por fuera de Salinas de Bebedero, en el sector de piedemonte y planicie, se identificó el desarrollo de un importante proceso paleoedáfico con su mayor expresión en la cuenca del arroyo Chosme. El mismo tiene relación directa con las condiciones climáticas subhúmedas y buen drenaje vinculadas, en esta región, a una profusa red de escorrentía superficial y como respuesta al Óptimo Cálido o Hypsithermal del Holoceno medio. Las características estratigráficas de las secuencias del Holoceno tardío, correspondientesa las formaciones El Chimborazo y Algarrobito, permiten reconocer un proceso paleoedáfico, que identifica una estabilidad de relieve (Ojeda et al. 2021).Esta situación estaría asociada, en un marco de condiciones climáticas similares a las actuales, aperíodos climáticos conocidos como la Anomalía Climática Medieval (MCA) y al deteriorode las condiciones climáticas vinculado en cambio a la Pequeña Edad de Hielo.

Breve síntesis del conocimiento arqueológico generado previamente

La intermitencia en el desarrollo de proyectos de investigación en la arqueología de San Luis atravesó todo el siglo XX. Esta característica trajo, entre otras consecuencias, la existencia de áreas con escasa o nula información (véase Heider y Curtoni 2016). El estado del arte para La Travesía está fuertemente concentrado en la primera mitad del siglo XX, con dos excepciones breves para la segunda mitad de ese siglo. Más aún, las primeras menciones corresponden a personas no directamente relacionadas con la práctica arqueológica. El abogado Juan Llerena (1881), realiza una breve mención sobre “yacimientos” con “tinajas” en la ladera oriental de Alto Pencoso. Por su parte, el historiador Juan Gez (1916) describe sitios con tinajas en ubicaciones no precisadasde los parajes Balde, Varela y El Gigante. Finalmente, se recopiló una conferencia realizada por el Dr. Agustín Larrauri (1934) en un acto de la Sociedad Científica Argentina donde relata diferentes hallazgos efectuados (i.e. entierros humanos, fogones y restos líticos “rudimentarios”).

El primer estudio arqueológico publicado corresponde a Outes (1926), quien describe hallazgos realizados por un baqueano en el entorno de Pampa de las Salinas (Figura 1). Desde Balde de Azcurra le fueron remitidos restos de un enterratorio humano, tiestos cerámicos, hornillos y artefactos líticos, entre los que se destacan hachas de piedra, una bola de boleadora y puntas de proyectil. En Las Salinas mencionó escasos fragmentos cerámicos, artefactos líticos definidos como raederas, cuchillos y un colgante. Desde La Botijale informan sobre la presencia de hornillos y le envían material descripto como morteros y puntas de proyectil triangulares con pedúnculo. Finalmente, en Las Chimbasdescribe un conjunto arqueológico similar al del sitio antes descripto, destacándose un biface de calcedonia y ocho hornillos.

Greslebin realizó trabajos en distintos puntos de San Luis, incluyendo algunos de interés para este trabajo. El autor realizó una exhaustiva descripción sobre la presencia de hornillos, mencionados como tinajas o botijas (Greslebin 1928). En primera instancia observa este rasgo al norte de la estación Balde del Ferrocarril San Martín. Con posterioridad registra otros en la estancia La Aurora, unos 15 km al sur de la ciudad de San Luis. En ninguno de los dos casosdescribió otros materiales arqueológicos. Adicionalmente se realizaron análisis de laboratorio a los materiales retirados de los hornillos (cenizas del interior, tierra cocida, tierra del entorno cercano y carbones del fondo). Entre las conclusiones principales se destaca que la tierra cocida no presenta diferencias con el entorno del suelo, una ausencia de hueso en la composición de las cenizas y la presencia de carbón vegetal (Greslebin 1928).

Vignati fue el investigador que máspublicaciones realizó sobre La Travesía. En una primera instancia se interesó en los hornillos para lo cual realizó una revisión bibliográfica de los trabajos sobre el tema de Outes y Greslebin, además de presentar diversos casos etnográficos de cocinas en pozo en el occidente de Argentina (Vignati 1928). Un segundo trabajo presenta sitios arqueológicos y observaciones en todo el territorio provincial recopilado luego de 5 viajes de exploración iniciados en 1925 (Viganti 1936). Entre sus observaciones destaca como las piezas más “raras” son dos “tabletas para moler excitantes” y un artefacto de piedra pulido de forma semicircular, propuesto como útil agrícola, recuperados en Represa del Carmen. Del mismo lugar proviene una pipa de piedra a la cual Vignati relaciona con otras similares procedentes de La Rioja. Esta relación con los grupos originarios de riojanos es reforzada por el autor al describir hachas de piedra, adornos fálicos y puntas de proyectil. En el Cerro El Tala, al sur de la ciudad de San Luis, identifica un conjunto de 20 morteros de gran tamaño a los cuales atribuye la función de colectar agua. Una opinión similar expresa sobre dos conjuntos de morteros que observa en la Sierra de Gigante, en las Quebrada de las Chilcas por el oriente y el Estiladero en el Occidente. Finalmente, observa y estudia “tinajas” en El Monigote, El Gigante, Pozo del Molle, Las Quijadas y La Aurora.

El último trabajo de la primera mitad del siglo XX corresponde a Guiñazú (1936), quien realiza un estudio que actualmente podríamos considerar “geoarqueológico”. El autor revisita los sitios identificados por Greslebin y Vignati, realizando estudios sedimentológicos y estratigráficos en los sitios. Sus resultados le permiten posicionar a los hornillos como elementos propios de un momento cronológico “post-toldense” (Guiñazu 1936).

Con posterioridad al trabajo de Guiñazúno se realizaron investigaciones en La Travesía hasta la década del ´80. En el marco de un conjunto de estudios geológicos y paleoambientales en Salina del Bebedero se identificó un sitio arqueológico denominado Laguna del Bebedero (González y Maidana 1998). Los estudios de campo permitieron identificar un conjunto somero de piezasde calcedonia estudiado por el Prof. Orquera y publicado en Balbuena y colaboradores (1982) como un campamento a cielo abierto de ocupación estacional. Un aspecto destacado del trabajo es la obtención de un fechado, realizado sobre cascara de huevo, que dio una cronología de 8270 +/- 160 AP. La última mención del siglo XX es un estudio realizado en Hualtarán, dentro del Parque Nacional Quijadas, el cual no se encuentra publicado (Administración de Parques nacional [APN], 2006). Los estudios formaron parte de un relevamiento de bienes culturales del parque y proporcionó un doble fechado a un hornillo (capas 3 y 5): las edades radiocarbónicas obtenidas fueron de 1080 +/- 70 AP y 940+/- 60 años AP (Administración de Parques nacional [APN], 2006).Los trabajos más recientes corresponden al proyecto de investigación en curso y se concentraron en el análisis de dos sectores de aprovisionamiento de materias primas (Ávila Navas 2020; Martínez et al. 2014; Heideret al. 2017), los proxiespaleoambientales (Gogorzaet al. 2021; Ojeda et al. 2021) y estudios iniciales sobre hornillos como elemento destacado del registro arqueológico (Heider 2020).

Metodología

El proyecto de investigación, de escala regional, se encuentra en etapas iniciales en la porción que llamamos Travesía del Oeste de San Luis. Para la región en general se diseñaron excursiones dirigidas y extensivas tipo oportunistas (Aldenderfer 1998) a puntos específicos del paisaje teniendo en cuenta: el conocimiento arqueológico pretérito;la necesidad de cubrir la mayor variabilidad posible de los elementos del paisaje identificados en el terreno y en imágenes satelitales; las características biogeográficas locales; la información brindada por representantes de las comunidades locales; las posibilidades técnico-logísticas disponibles y los permisos de los propietarios paraingresar. Adicionalmente, se realizaron relevamientos en sectores considerados no prioritarios, cercanos a los sitios que se identificaban en cada campaña, donde se incluyeron parches de monte, sectores de barrancas, proyectos económicos con movimientos de suelos (canteras de yeso y áridos) y obras civiles (reparación de represas, construcción de habitaciones o corrales). Los trabajos de campo fueron realizados por un mínimo de dos personas y un máximo de seis, entre los que se encontraban integrantes de comunidades originarias, empleados o propietarios de los establecimientos rurales, referentes locales y miembros del proyecto de investigación. La combinación de estrategias tuvo como finalidad optimizar las probabilidades de detección de la mayor cantidad y diversidad de sitios arqueológicos. Finalmente, se realizaron descripciones exhaustivas de los elementos del paisaje donde estaban ubicados los sitios (características geológicas-geomorfológicas y posibles evidencias de agua en superficie o el subálveo). En este punto es pertinente mencionar que se recorrieron lugares cuyos nombres actuales se corresponden con los presentados por las investigaciones pioneras. Sin embargo, no podemos afirmar con exactitud que los sitios hayan sido relocalizados, aun cuando suponemos que fue así en más de un caso.

Una segunda instancia de prospección, con muestreos intensivos a partir unidades de recolección comparables (i.e. transectas, sondeos de 1x1 m), fueron iniciadas en 2019. Sin embargo, la pandemia COVID 19 impidió concluir las tareas en el cronograma planteado. Esto, sumado al objetivo de presentación inicial de La Travesía a la comunidad arqueológica, nos inclinó a presentar un panorama inicial amplia de los resultados en esta publicación. Una excepción a esta decisión es la mención en el texto de artefactos que consideramos diagnósticos por su temporalidad (puntas de proyectil) u otros que pueden aportar una idea sobre la funcionalidad del sitio (i.e. hornillos, artefactos de molienda).En definitiva, el total de materiales presentados en esta oportunidad no representa el total de lo observado en el terreno o los recolectados y analizados en el laboratorio, razón por la cual consideramos a todos los lugares mencionados como sitios. Los hallazgos aislados no son incluidos en esta publicación. Finalmente, no se incorporan las coordenadas específicas de los sitios por expresa solicitud de las comunidades locales. Los mismos están disponibles en la Dirección de Patrimonio Provincial a través de los informes de investigación respectivos.

Resultados

Los trabajos de campo permitieron identificar 63sitios arqueológicos en La Travesía.La presentación de datos sobre los mismos contempla dos momentos. El primero de reunión de sitios en seis sectores para presentar su ubicación relativa a escala regional y local, el tamaño registrado en m2, el tipo de materiales identificados y la presencia de artefactos que consideramos valiosos para las discusiones.En este sentido, el objetivo generalpermite una primera aproximación de grano grueso concentrada en aspectos de uso del espacio que releguan cuestiones de gestión tecnológica a etapas posteriores. Concluida la descripción inicial, se generan y presentan datos sobre las unidades geomorfológicas donde fueron identificados y los datos sobre materia primas recuperadas (manteniendo la agrupación en sectores). Esta decisión fue posible gracias a que en el desagregado por sitio no se observan diferencias significativas que hagan necesario generar tablas extendidas. Más aún, los estudios tecno-tipológicos fueron realizados en solo el 55% de los sitios, con lo cual, no es posible aún la comparación adecuada en términos de gestión tecnológica en la escala regional. En este punto es pertinente mencionar que el número de elementos recuperado y presentados no se corresponde con el total observado en el terreno. En este sentido, las prospecciones incluyeron, además de las unidades de recolección, una mensura del área total que abarca el sitio, la cual es expresado en cada caso.

En el sector uno se identificaron seis sitios en los espacios que circundan al bolsón de Pampa de las Salinas (Figura 1). El paraje Las Chimas es un conjunto disperso de puestos perteneciente a familias extendidas que realizan ganadería de subsistencia. Se ubica a pocos kilómetros del límite con La Rioja, al este de un lago seco. Las Chimbas 1 y 2(CHIM) están en el interior de un mismo Cauce Efímero Discontinuo (en adelante CED), distantes 1500m entre ellos. En CHIM1 se observa abundante material lítico distribuido en 9.000m2, afectado por un proceso erosivo de cárcavas retrocedentes que permiten visualizar 8 hornillos en diferentes estadios de conservación (Heider 2020). CHIM2 presenta características similares, se registraron 4 hornillos y material lítico disperso en 6000 m2. CHIM3 está a 1000 m al sur de CHIM1, en los patios y represas compartidos por dos puestos, donde canaliza un CED de pequeñas dimensiones. El material lítico fue recuperado en un área pequeña, de aproximadamente 500 m2, en las cercanías de la boca de una represa. La confirmación de este sitio depende de nuevos trabajos y un análisis de detalle de las piezas recolectadas, las cuales pueden ser producto de la actividad antrópica actual, incluso producto de la reclamación de los habitantes locales ya que es común observar en los puestos conanas, cumpliendo la función de bebedero para aves de corral. La Botija 1 y 2 (BOTI) se encuentran en las cercanías del paraje homónimo, en las márgenes de un arroyo seco. Dispuestos en las márgenes opuestas del cauce, son visibles a partir de la presencia de una picada que cruza el arroyo, como material disperso en superficies cercanas a los 350 m2. En ambos casos solo fue posible recolectar escasos restos líticos. Balde de Azcurra 1 (BDAZ) está en avanzado estado de deterioro, surcados por profundas cárcavas en el extremo proximal de un CED. Los materiales arqueológicos están distribuidos en un área mayor a las dos hectáreas, donde se identificaron cuatro hornillos y abundante material lítico afectado por el transporte hídrico.

El sector dos (Figura 1) es la cuenca del Arroyo Los Hornos. Se ubica entre el piedemonte de Sierra de las Quijadas y la Cañada de Vilance. Su llanura aluvial corre por unos 15 km en dirección SW-NE, culminando en un lóbulo de derrame terminal (Ojeda et al. 2021). En su interior se observa el ensamblaje típico propuesto por Bull (1997) para los CED. Esta geoforma fue recorrida en su porción centro-este identificándose siete sitios. En posición occidental se encuentra Represa de López (RELO), el sitio fue impactado por la construcción de una represa, razón por lo cual no es posible identificar el tamaño, ya que los materiales arqueológicos están en el talud frontal y lateral de la misma. En espacios laterales, no perturbados, se recuperaron escasos elementos líticos. Cuenca se localizan El Chimborazo 1 y 2 (ECHI). ECHI1 es, por el momento, un sitio excepcional en la región debido a la cantidad de trabajo científico que se realizó en el mismo. Actualmente se encuentra en desarrollo una tesis de licenciatura que hace foco en el estudio de la tecnología lítica, el cual cuenta ya con resultados parciales(Ávila Navas 2020). Interesa destacar para este trabajo la presencia de 16 hornillos y una punta de proyectil triangular larga de base escotada confeccionada en cuarzo. Estudios paleomagnéticos, geomorfológicos y arqueológicos muestran la existencia de, al menos, dos períodos de ocupación ubicados aproximadamente entre los 2500 y 500 AP (Gogorzaet al. 2021; Ojeda et al. 2021). ECHI2 fue identificado 600m al sur, en una cárcava lateral al cauce central. El material se encuentra disperso en una planicie de inundación, recuperándose elementos líticos y 4 hornillos, apenas visibles. El sitio Lomas Negras (LONE) está 1500 m al este de los anteriormente mencionados, con escaso material disperso en una superficie extensa de 18.000 m2entre represas y puestos abandonados. El paraje presenta características similares a lo mencionado anteriormente para Las Chimbas, donde la actividad antrópica generó un palimpsesto de material lítico, identificable como parte la gestión tecnológica de los grupos bajo estudio, con artefactos propios de la ocupación sub-actual. En la porción distal del CED están los sitios Bajos de La Cañada (BJCA). Los tres sitios presentan características similares en cuanto a dispersión de material lítico en espacios relativamente extenso de aproximadamente 7500 m2, sin presencia de cerámica o restos óseos. Sólo en BJCA2 se registraron hornillos (n=4) en un estadio muy avanzado de deterioro debido a la erosión hídrica que remueve materiales en todo el sector.

En la porción meridional de El Gigante se extiende el sector tres (Figura 1). Allí se realizó un extenso trabajo de campo que abarcó diferentes puntos del piedemonte, llegando incluso a la cuenca del río Desaguadero.Un primer punto de acceso fue el paraje El Monigote (EMON), donde Vignati (1936) identifica hornillos. Durante los nuevos trabajos de campo se identificaron dos sitios. En la cabecera de un CED está EMON1,donde solo se identificaron 39 hornillos en avanzado estado de deterioro (Heider 2020). EMON2 se ubica a 2,5 km al suroeste, en la costa de un extenso arroyo seco que si inicia en el oriente de ElGigante y derrama superando las ultimas estribaciones de la sierra en el oeste. Los materiales líticos se recuperaron dispersos en 6000 m2, afectados por el pisoteo de animales que buscan agua en pozos que conectan con en el subálveo.Aguas arriba, por el mismo cauce seco, se identificaron los sitios Los Petisos (LSPE) yCantera de Pita (CAPI). LSPE se ubica en un CED perpendicular al arroyo, tiene 15 hornillos afectados por erosión hídrica (Heider 2020). CAPI está en el lóbulo distal de un CED que corre paralelo al arroyo. Los materiales líticos se encuentran dispersos en un espacio de 1500 m2.Represada del Carmen 1(RECA) fue identificado en el paraje homónimo y presenta una dispersión de materiales lítico en un área de 4850 m2. Se encuentra en la entrada de una represa que recolecta agua de un CED de más de 5km de extensión, con lo cual se ve afectado por la erosión hídrica y el pisoteo.Como sucede en otros sitios anteriormente mencionados, no podemos confirmar que el sitio se corresponda con el presentado por Vignati (1936). Los últimos tres sitios identificados en este sector se encuentran en inmediaciones del paraje ElRamblon (ERAM), sobre el río Desaguadero. En ese lugar se pueden observar numerosos brazos secos del río, así como extensas planicies de inundación. Los tres sitios tienen características similares, con materiales dispersos en superficies cercanas a los 4500 m2, afectados principalmente por erosión hídrica que dispersa materiales. En menor medida, se observó la presencia de erosión eólica que entierra materiales por remoción de suelo de la misma costa. ERAM1 fue localizado en la intersección del camino de sirga y una planicie de inundación desprovista de árboles.ERAM2 está en la costa del Desaguadero, a 1000 m al oeste de la posta sanitaria de El Ramblon. Finalmente, ERAM3 fue ubicado en las barrancas de un paleocauce ubicado 5 km al norte del paraje.

En un punto medio entre el paraje Represa del Carmen y la localidad de Jarilla, por la ruta provincial 26, se encuentra el sector cuatro, denominado Laguna Seca (Figura 1). El mismo fue seleccionado a partir de información brindada por el Sr. Cantisani, en cuyo establecimiento-Caribe Oeste (CAOS)- rural se encontró un hornillo aislado en una antigua terraza de inundación de un arroyo temporario (Heider 2020). En las inmediaciones de la Laguna Seca estáRepresa de Cantisani (RECAN), donde se recuperaron artefactos líticos dispersos en una superficie de 7000 m2 en torno al talud del lado este. La mayor parte de los materiales son artefactos líticos, aunque se destaca en este caso la presencia de cuatro tiestos pequeños de cerámica Agrelo (SebastianCarosiocom. pers.). La localidad arqueológica La Arisca (LARI) se ubica al suroeste de Laguna Seca. El potencial arqueológico es alto, registrándose hasta el presente cuatro sitios (Figura 2). LARI1 es un alero bajo labrado en una pared de roca sedimentaria de edad Cretácica en el que se identificaron grabados con arte rupestre (Figura 2) (Greco et al.2016). En LARI2 se registraron 21 hornillos en las cárcavas retrocedentes que avanzan sobre un CED de orientación suroeste-noroeste. El material lítico es abundante y se encuentra disperso en una superficie extensa, de más de 6000 m2. Se destacan en este registro la presencia de dos rodados muy grandes de cuarcita sin rastros de talla. LARI3 está ubicado entre las inmediaciones del puesto y represa de Doña Tita Bustos. Allí, en la porción distal de un CED se registraron 25hornillos, obteniéndose adicionalmente un fechado con una antigüedad de330 +/- 30 AP (Heider 2020). Por su ubicación,en el cuadro alambrado de la casa,el sitio arqueológico se encuentra alterado por los animales de corral, sin embargo, se recuperó material lítico en una superficie cercana a los 12.000 m2. Finalmente, LARI4 estáubicado en ambas márgenes de un pequeño arroyo seco con material disperso en una superficie muy amplia de 5.600 m2. Es pertinente mencionar aquí la presencia de tres agrupamientos de roca sedimentaria local cuyo origen antrópico es evidente, aunque las mismas aún no fueron estudiadas.

Figura 2: Puntas de Proyectil de Puesto Jofre 2 (arriba); Arte rupestre en La Arisca (abajo)

El sector cincoes la cuenca del río Jarilla, la cual transporta agua en superficie solo durante los episodios de lluvia torrencial. En ambas cuencas se realizaron prospecciones en las planicies de inundación, adicionalmente se realizaron recorridos por el interior de los cauces para observar las profundas barrancas existentes en muchos puntos de la cuenca. En la cabecera de cuenca del Rio Jarilla se encuentra el sitio El Mataco (ELMA), ubicado en la calle de ingreso al paraje homónimo (Figura 1). Allí solo se identificaron seis hornillos muy deteriorados (Heider 2020). En la cuenca alta se encuentra el establecimiento Bella Flor (BEFO), donde se identificó un sitio muy deteriorado. En BEFO1 se obtuvo un fechado de 1320 +/- 30 AP sobre material carbonoso extraído de uno de los 12 hornillos registrados (Heider 2020). En el conjunto lítico recuperado se destaca una punta de proyectil mediana, pedunculada, con limbo acerrado confeccionada sobre basalto negro. Al sur de BEFO1 identificamos la localidad arqueológica Puesto Jofre (PUJO). La misma está compuesta por cinco sitios con estados de deterioro variables. PUJO1 se encuentra en torno al puesto principal del establecimiento rural. El material lítico recuperado está disperso en 15.000 m2, mezclado recurrentemente con latas, vidrios y loza depositada por el manejo actual del lugar. Se destaca entre lo recuperadouna punta fracturada de proyectil confeccionada sobre basalto, triangular larga con pedúnculo, asimilable a los tipos “La Fortuna” presentados por Gambier (1974). En la parte superior de la barranca que delimita el sitio se observan restos de carbón de un hornillo erosionado transversalmente. PUJO2 está al este, en el camino de ingreso al establecimiento, antes de llegar en la barranca que es necesario cruzar para llegar al puesto principal. Es el sitio más extendido, con 19.000 m2, donde se observan numerosos espacios con concentración de materiales. Destaca en el abundante material recuperado un conjunto de 6 artefactos de molienda enteros (cuatro pasivos y dos activos). En este último sitio se realizaron estudios distribucionales y sondeos que muestran el alto potencial del sitio, los materiales aún no fueron trabajados en gabinete. Sin embargo, consideramos pertinente mencionar la presencia de cuatro puntas de proyectil lanceoladas en diferentes estadios entre reactivadas y preformas elaboradas en calcedonia, así como una bifaz (Figura 2). En términos generales su tipología puede ser asimilada a los tipos lanceolados ayampitín o La Fortuna del Holoceno medio en Centro-oeste y Sierras Centrales. Finalmente, debemos mencionar la presencia de tres hornillos en diferentes estadios de descomposición (Heider 2020). PUJO3 está al norte, sobre la misma costa, disperso en una superficie de 17.500 m2, con diferentes niveles erosionados en torno a un puesto abandonado. El material lítico es abundante, con espacios de mayor concentración en los sectores cercanos a la represa. PUJO4 está 600 m al norte del puesto principal. El material se encuentra concentrado en los bordes de profundas cárcavas. Se destacan tres puntas de proyectil medianas pequeñas, triangulares, con base escotada, confeccionadas en calcedonia. Cuenca abajo en el río Jarilla se encuentra la localidad homónima, a 800 metros al suroeste del caserío se identificó el sitio Jarilla 1 (JARI), compuesto únicamente por 4 hornillos que se encuentran sobre un CED de gran extensión.

El sur de La Travesía fue denominado, para este trabajo, como sector seis (Figura1). En torno al bolsón de Salina de Bebedero el número de sitios identificados es altoen relación al terreno relevado. Por el oeste se encuentra el positivo morfológico denominado Alto de El Lechuzo (AELO). Los trabajos allí alcanzan actualmente una superficie cercana al 30% del total y permitieron identificar un área de canteras de calcedonia que incluye, hasta el momento,nueve canteras taller de diferentes proporciones que van desde los 5.700 m2 a los 11.000 m2. Esta fuente secundaria está relacionada con procesos de precipitación de sílices propios del neógeno (Heideret al. 2017). Al sur de la laguna se identifica un conjunto de dunas activas dentro de las cuales se identificaron nueve sitios arqueológicos. Los mismos fueron denominados Médanos de Bebedero (MEBE) y numerados según el orden de aparición. En todos los casos las concentraciones tienen menos de 1.500 m2y se encuentran en el fondo de las hoyadas de deflación de las dunas. Los procesos eólicos generan procesos de formación de sitio que reúnen materiales líticos afectando también la preservación del material óseo que se observa como astillas meteorizadas. Destaca en estos conjuntos la presencia de tres puntas, dos lanceoladas medianas de calcedonia y una triangular pequeña de riolita. En el Arroyo Bebedero(ARBE) se prospectó la cuenca baja, próxima a la desembocadura en la salina homónima. Se identificaron cuatro sitios. ARBE1 está al sur de la ruta nacional 146 en un pequeño cauce tributario al arroyo.Laconstrucción del dique y la ruta modificaron profundamente el paisaje local y las condiciones de conservación del sitio, cuyos restos líticos están dispersos en 14.000 m2. En el lado norte de la ruta se extiende ARBE2 con dimensiones y emplazamiento similar al mencionado anteriormente. Aun cuando deben extenderse los trabajos es probable que, previo a la construcción de la ruta y la represa, todo el conjunto fuese parte de una misma localidad arqueológica ubicada en las márgenes del cauce. ARBE3 es en realidad una localidad arqueológica con seis sitios, de ca. 11.500 m2 distribuidos entre la casa de Don Cabral, el camino que conduce hasta el pueblo de Salina de Bebedero y la costa del arroyo. En todos los casos el material lítico es abundante, en algunos casos afectados por el tránsito de vehículos. En este punto del paisaje fue realizado el estudio previamente mencionado de Balbuena y colaboradores (1982). Como sucede en casos puntualizados porVignati, no podemos validar aún que alguno de los sitios identificadosse corresponda con los de estudiados en los 80’, aun cuando los sondeos realizados hasta el momento arrojaron resultados expectantes. ARBE4 es un conjunto disperso de materiales en la costa norte del arroyo en espacios circundantes al campo de tiro del Ejército Argentino, donde los materiales líticos están mezclados con proyectiles balísticos y desechos que evidencian las actividades desarrolladas en el lugar. Finalmente, se registraron dos sitios en la costa alta de la laguna, denominados Laguna del Bebedero Sur (LBES). En LBES1 todo el material lítico está disperso en una pequeña superficie de 8.500 m2, asociado a cárcavas de erosión hídrica que desembocan en el arroyo. LBES2 es un conjunto de dos hornillos en avanzado estado de deterioro sin asociación con materiales arqueológicos (Heider 2020).

Como se mencionó, los materiales recuperados se encuentran en etapas dispares de análisis entre la identificación de materias primas y el análisis tecno-tipológico. En este momento se alcanzó el objetivo de analizar a ojo desnudo todo el material recuperado, con lo cual ese conjunto de datos es el que utilizamos para presentar La Travesía. Adicionalmente, se realizaron cortes delgados para confirmar la caracterización de distintas materias primas de interés (Heideret al. 2017). En la tabla 1 se presentan los totales y porcentajes de las rocas identificadas. La cuarcita es la roca con mayor presencia en el registro, seguida de la calcedonia y el cuarzo y, finalmente, un conjunto identificado como “otras”. En este último subgrupo se incluyeron fundamentalmente rocas ígneas y metamórficas con las cuales se confeccionaron artefactos de molienda (pasivos y activos) así como las rocas no identificadas. Es pertinente destacar que también se incluyó allí a la riolita, la cual se utilizó para hacer artefactos tallados. Esta roca solo se encontró en el sector seis, ubicado en torno a la Salina de Bebedero. Todos los sitios del sector 6 tienen esa materia prima, cuya fuente se encuentra a ca. 35 km al sur en Cerro Varela, donde los trabajos de campo y laboratorio permitieron ubicar y caracterizar fuentes potenciales primarias y secundarias (Martínez et al. 2014). Un análisis de mayor detalle sobre las rocas mayoritarias muestra un valor relativamente constante del cuarzo en el norte de La Travesía (sectores 1 al 3) y un descenso constante en el resto de los sectores. La calcedonia tiene valores cercanos al 10% en los sectores 2, 3 y 4 y un notorio aumento en los sectores 1 y 5 que se encuentran cercanos a los afloramientos de Pampa de las Salinas (Dr. Jorge Chiesa com. pers.) y Alto de El Lechuzo. La identificación de las canteras-taller en el último elemento del paisaje mencionado eleva los porcentajes de calcedonia a niveles superiores al 80%, cuestión que se repite parcialmente en los sitios ubicados en elbolsón de Bebedero y el arroyo homónimo. Finalmente, la cuarcita es la roca con mayor presencia en el registro, con valores porcentuales mayores al 30 % en todos los sectores, excepto en el seis y el uno, donde la calcedonia dominó el registro (Tabla 1).

La ubicación de los sitios en el paisaje es un dato fundamental para discutir el patrón de ocupación humana deLa Travesía (Figura 3). La distribución espacial y su relación con las unidades geomorfológicas fue analizada conjuntamente con el Dr. Ojeda, quien se desempeña como geólogo en la Universidad Nacional de San Luis y en el proyecto de investigación. La totalidad de los sitios se encuentra en la provincia de Sierras Pampeanas, dentro de las regiones Depresión Longitudinal Central, Serranías Occidentales y, en menor medida, la Depresión Occidental. El análisis de mayor detalle estuvo orientado a la identificación de las unidades geomorfológicas a partir de lo cual se verificó una fuerte recurrencia de sitios en puntos bajos del paisaje. El 72 % (n=45) están asociados a niveles de terraza o áreas de desborde asociados de arroyos pedemontanos o CED. Otro 14 % (n=9) fue identificado en el fondo de cubetas de deflación de dunas activas. Finalmente, es una excepción notoria al patrón descripto el conjunto de canteras-taller identificados en la elevación estructural Alto de El Lechuzo que representa tambiénun 14 % (n=9) del total.

Una discusión inicial sobre las señales arqueológicas en La Travesía

La información presentada en este trabajo muestra un potencial arqueológico alto en La Travesía.Más aún si se tiene en cuenta que este trabajo es el resultado de una primera etapa de campo y, en menor medida, gabinete. En esta publicación se entiende que el registro recuperado es una muestra de la diversidad arqueológica que, aun cuando se cree representativa, debe ser cotejada a partir de la continuidad de las investigaciones que confirmen o modifiquen los patrones espaciales y temporales. En ese marco, se prefirió generaruna presentación que se concentre en resultados de grano grueso más que en discusiones sobre modelos del uso del espacio. Esto es así, en tanto y en cuanto, el objetivo inicial es la presentación de la región en el contexto de la disciplina arqueológica a escala macrorregional y nacional más que la generación de modelos de uso del espacio concretos.

Cronología y señal arqueológica

El registro de La Travesía tiene una resolución cronológica débil. Los tres fechados generados por el proyecto en curso, así como el sitio multicomponente El Chimborazo 1, permiten afirmar que la señal arqueológica se concentra fuertemente en el Holoceno Final. Específicamente en el Período Prehispánico Tardío e incluso en momentos posteriores al contacto hispano-indígena, como sucede en el caso de La Arisca 2 con ca.300 AP (Heider 2020). Sin embargo, los datos actualmente disponibles muestran la presencia de ocupaciones más tempranas. En primer lugar, el fechado de ca. 8200 AP presentado por Balbuena y colaboradores (1982) y asociado a un conjunto pequeño de piezas arqueológicas de calcedonia, sin elementos tecnológicos de valor diagnóstico. El tipo de material utilizado para la datación (cascaras de huevo de ñandú) hacen que sea tomado con precaución al momento de su utilización, aun cuando la cronología presentada tiene coherencia con los sitios tempranos registrados en la provincia (Heidery Curtoni 2016). Un segundo conjunto de evidencias consideradas son las puntas de proyectil, entendidas como artefactos temporalmente sensitivos y con significación histórica en áreas geográficas particulares (Martínez 2003). En este sentido, las piezas recuperadas en Bella Flor 1 y Puesto Jofre 2 tienen tipologías Ayampín y La Fortuna que presentan, en regiones vecinas, fechados propios del Holoceno temprano y medio (Gambier 1974; Heider y Rivero 2018; entre otros). Un aspecto adicional que apoya la presencia de grupos humanos en los momentos tempranos es el tipo de materas primas con las cuales se confeccionaron las puntas, así como los artefactos recuperados en la costa del arroyo Bebedero. Todas las piezas son de rocas locales (calcedonia y basaltos), lo cual sugiere que los grupos cazadores-recolectores tenían el conocimiento ambiental necesario para identificar rocas de buena calidad para la talla en el paisaje de La Travesía. En este sentido, es dable pensar que el mismo no se adquirió en una etapa exploratoria del paisaje sino en momento que podrían ser propios, al menos, de una etapa de colonización en términos biogeográficos (Borrero 1994-1995).

El uso del espacio en Las Travesías

El trabajo de campo evidencia que el agua actúa como el principal agente de modificación del paisaje, alterando las geoformas en donde se identificaron la mayor parte de los sitios a partir de cárcavas, remoción laminar y acumulación en sectores bajos del paisaje. El viento, por su parte, actúa en una menor cantidad de sitios, aunque de modo apreciable en El Ramblon (costa del Río Desaguadero) y los Médanos de Bebedero. Finalmente, la presencia de sitios en torno a represas o puestos, así como el tránsito de ganado vacuno y caprino, son factores que se evidenciaron como procesos postdepositacionalesaún poco relevantes en la región.

El análisis de los materiales muestra que las rocas representan casi la totalidad de materiales recuperados. Su distribución en los diferentes sectores es coherente con la cercanía de los sitios a las fuentes potenciales y probadas. En el norte y sur de La Travesía (sectores 1 y 6) la calcedonia tiene valores altos, relacionados con su disponibilidad local tanto en Pampa de las Salinas (Dr. Jorge Chiesa com. pers.) como en Alto de El Lechuzo (Heideret al. 2017). La cuarcita, mayoritaria en el conjunto general, predomina en los sectores centrales (2 al 5), cercanos a los conglomerados de la formación San Roque (observación personal del autor).Rocas minoritarias como el cuarzo, e incluso aquellas acotadas a un sector como la riolita, responden a la una lógica similar, con rangos menores a 40 km desde el sitio a las fuentes. En este sentido, es posible afirmar, con las evidencias disponibles, que todos los recursos líticos son obtenidos en una escala local (Bayón y Flegenheimer 2004).En estudios previos, al sur de esta región, se planteó que las rocas eran un recurso crítico en la toma de decisiones debido a la distancia a las fuentes y a la gestión tecnológica identificada (Heider 2015). Mantener esa afirmación para La Travesía requiere la culminación de los tecno-tipológicos en desarrollo. El único sitio con estudios detallados muestra una combinación de estrategias expeditivas y conservadas, con prevalencia de estas últimas para maximizar el uso de las rocas de buena calidad (Ávila Navas 2020). Por otra parte, los hornillos y la cerámica son los otros dos elementos identificados en el registro arqueológico. En el primer caso ya se obtuvieron resultados y se continúacon estudios multidisciplinarios y experimentales (Heider 2020; Heideret al. 2020). Por el contrario, la cerámica no fue aún abordada sistemáticamente como consecuencia de la baja presencia en el registro arqueológico.

La información paleoambiental indica que las condiciones climáticas fueron, en general, de déficit hídrico, aún en los momentos de mayor humedad de finales del Holoceno tardío (Fm. El Chimborazo) o durante las ocupaciones iniciales del Holoceno medio. Dicho registro hace presumible que el agua fue un recurso crítico en la toma de decisiones de los grupos locales. Su distribución, acotada a puntos específicos del paisaje y mayormente a momentos estivales,tiene correlato con la distribución de los sitios. El análisis geomorfológico genera datos en ese sentido, el uso del espacio está estructurado a las geoformas modeladas y erosionadas por el agua. La única excepción a esta afirmación son las canteras taller de Alto de El Lechuzo. El patrón observado genera una notoria fragmentación del registro que concentra evidencias enalgunos puntos específicos (i.e. Cauces Efímeros Discontinuos, el río Jarilla, el arroyo Bebedero y las costas de Salina de Bebedero),en contraposición con extensos territorios sin registros.En ese marco, la hidroecología es clave para entender la disponibilidad de agua fisiológicamente apta para el consumo humano. Posibles respuestas en este sentido fueron planteadas para diferentes puntos del oeste y sur de San Luis, incluso en la región que se presenta aquí (Heider 2020;Heideret al. 2019).

La noción que los primeros europeos y criollos le impusieron a la región, nombrándola como Travesía, no se corresponde con el uso en el pasado prehispánico, e incluso en momentos de contacto hispano-indígena. No solo se identificaron ocupaciones propias de momentos tempranos, sino que se verificó también un uso recurrente en sitios ocupados por milenios, aun cuando los episodios de uso pudieron ser acotados temporalmente. En este sentido, la agenda presente y futura se plantea a partir de la vinculación de aspectos biogeográficos y de gestión tecnológica con la arqueología de espacios internodales (Nielsen 2017). En este sentido, se cree que la continuidad de los trabajos permitirá validar dos presupuestos básicos aquí presentados: los factores erosivos identificadosgeneran alto impacto en los sitios que muestran un registro con procesos de alteración profundo que influyen en las estrategias de campo utilizadas y a utilizar. En este sentido, la identificación de estructuras de combustión en cárcavas genera expectativas para suponer la preservación de un registro arqueológico sub-superficial valioso. Finalmente, se reforzó la presunción de que las limitaciones para obtener agua tienen correlato directo en la dinámica de ocupación de los

Agradecimientos:Quiero agradecer a los pobladores de La Travesía que me permitieron acceder a sus campos y experiencias. A los integrantes de los pueblos originarios por su ayuda y constante interés en mi trabajo. Al Gobierno de la Provincia de San Luis por permitirme relevar la región. A mis compañeros

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de la Universidad Nacional de San Luis y el INCUAPA por el apoyo. A Marcelo Cantisani por mostrarme el oeste. Deseo realizar una especial alusión a mi familia, María Clara y mis amigos, así como al personal de la salud, que me ayudan a transitar el camino, momento en el cual redacté este trabajo. [ Links ]

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