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Comechingonia

versión On-line ISSN 1851-0027

Comechingonia vol.27 no.3 Córdoba dic. 2023

 

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ARQUEOLOGÍA DE CAZADORES-RECOLECTORES EN TAPI AIKE (PATAGONIA MERIDIONAL, ARGENTINA): UNA APROXIMACIÓN AL USO DEL ESPACIO DESDE ELREGISTRO LÍTICO DE SUPERFICIE

ARCHAEOLOGY OF HUNTER-GATHERERS IN TAPI AIKE (SOUTHERN PATAGONIA, ARGENTINA): AN APPROACH TO LAND USE PATTERNS FROM SURFACE LITHIC ARTIFACTS

María Cecilia Pallo1 

Natalia Andrea Cirigliano2 

Lisandro Guillermo López3 

Sebastián Matera4 

1 CONICET, Instituto Multidisciplinario de Historia y Ciencias Humanas (IMHICIHU) y Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, Saavedra 15 (C1083ACA), Buenos Aires, Argentina. Email: ceciliapallo@gmail.com

2 CONICET, Instituto Multidisciplinario de Historia y Ciencias Humanas (IMHICIHU) y Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, Saavedra 15 (C1083ACA), Buenos Aires, Argentina. Email: naticirigliano2015@gmai1.com

3 Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, Puan 480 (C1420 CABA), Buenos Aires, Argentina. Email: lisandroglopez@gmail.com

4 Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, Puan 480 (C1420 CABA), Buenos Aires, Argentina. Email: sjmatera@gmail.com

Resumen

En este trabajo, presentamos un análisis distribucional sobre el registro lítico de superficie procedente de un estudio ambiental de base llevado a cabo en la región de Tapi Aike (provincia de Santa Cruz, Argentina). La reconstrucción de unidades espaciales de análisis con propiedades ecológicas diferentes y sobre las que se depositan los artefactos líticos nos permitió realizar una comparación regional en términos de densidad artefactual y distribución de clases de hallazgos y artefactos. Nuestros resultados muestran que la intensidad ocupacional aumenta de oeste a este y que existen importantes variaciones en el empleo de la tecnología entre las geoformas (morenasy geoformas glaciares, planicies estructurales con cubierta de gravas, y planicies aluviales, terrazas y valles fluviales) y ambientes (matorral de mata negra, estepa magallánica húmeda y estepa magallánica seca), lo que sugiere un uso diferente y complementario de los espacios en una escala de tiempo amplio, desde la transición Pleistoceno-Holoceno hasta el Holoceno tardío. La utilización diferencial de los espacios probablemente se vincule con las más importantes variaciones ecológicas del área de estudio, las cuales parecen haber sido un factor principal en la toma de decisiones humanas sobre movilidad y asentamiento en el pasado.

Palabras clave : artefactos líticos; cazadores recolectores uso del espacio; Patagonia meridional ,continental

Abstract

In this paper, we present a distributional study on the surface lithic assemblages from a baseline environmental study carried out in the Tapi Aike region (province of Santa Cruz, Argentina). The reconstruction of spatial units of analysis with different ecological properties and on which lithic artifacts are deposited, allowed us to make a regional comparison in terms of artifact density and distribution of artifacts and finding classes. Our results show that occupational intensity increases from west to east and that there are important variations in the use of technology between geoforms (moraines and glacial landforms, structural plains covered with gravel, and alluvial plains, fluvial and terraces and valleys) and environments (mata negra matorral thicket, dry magellanicgrass steppe and humid magellanic grass steppe), which suggests a different and complementary use of spaces on a broad time scale, from the Pleistocene-Holocene transition to late Holocene. The differential land use patterns is probably linked with the most important ecological variations in the study area, which seem to have been a main factor in human decision-making on mobility and settlement in the past.

Keywords: lithic artifacts; hunter gatherers land use; Southern continental Patagonia

Introducción

El sector denominado Tapi Aike se localiza a los 51° de latitud sur, en el suroeste de la provincia de Santa Cruz, Argentina. Se encuentra limitado por la margen sur del río Coyle (o Coig) hacia el norte y la margen norte del Brazo Sur del Coyle hacia el sur, cubriendo una superficie aproximada de 5.200 km2 que subsume distintas denominaciones como Tapi Aike, Fuentes del Coyle, La Esperanza, Las Vegas y Las Horquetas, entre otras (Cáceres y Caballero 2006). En este sentido, el nombre propuesto para el área de estudio deriva de la estancia homónima y es producto de un recorte de carácter estrictamente metodológico. En el contexto arqueológico del sur de Patagonia meridional, Tapi Aike conforma un extenso espacio aún carente de investigaciones sistemáticas, pero cuya reciente exploración brindó valiosa información para comenzar a caracterizarlo arqueológicamente (Matera et al. 2019).

En un trabajo previo, Matera y coautores (2019) describieron la muestra arqueológica de Tapi Aike de manera general, haciendo énfasis en las características del registro lítico (obsidiana negra, tecnología laminar, tipos de puntas de proyectil) que indican conexiones establecidas entre esta y otras áreas patagónicas, especialmente al sur del río Santa Cruz (Figura 1). También se detallaron los principales sitios del área, que generalmente se encuentran en lagunas permanentes o temporarias asociadas con grandes bajos de deflación y mallines erosionados. Al igual que para otros espacios lindantes a Tapi Aike (Borrazzo et al. 2019; Carballo Marina et al. 2011; Charlin y Pallo 2013; Charlin et al. 2011; Stoessel et al. 2021), esto sugiere un uso intenso y recurrente de localizaciones discretas, en este caso las lagunas, posiblemente dentro de un patrón conductual más amplio. En base a la información disponible, tanto sobre la arqueología como la estructura del paisaje regional, se esperan encontrar variaciones en el uso humano del espacio que reflejen las diferencias en las propiedades geográficas y ecológicas existentes entre sectores. De acuerdo con esto, el objetivo de este trabajo es explorar la presencia de variaciones espaciales del registro lítico de superficie en cuanto a localización, densidad, distribución y riqueza artefactual en diferentes unidades espaciales de análisis, a partir del empleo de métodos estadísticos. Los resultados aquí obtenidos permitirán discutir la intensidad ocupacional y los modos de uso del espacio por parte de los cazadores-recolectores en una escala de tiempo amplio, desde el Pleistoceno-Holoceno hasta el Holoceno tardío.

Dentro del contexto arqueológico macro-regional, Tapi Aike está ubicado en una posición intermedia en relación con otros sectores que cuentan con antecedentes arqueológicos y/o proyectos de investigación en curso (Figura 1). Hacia el este se encuentra la cuenca media e inferior del río Coyle (Belardi et al. 2006a; Carballo Marina et al. 2000-2002, 2011; Espinosa et al. 2000, 2020); hacia el sur, el denominado Sector de los Morros (Alfonso-Durruty et al. 2015; Belardi et al. 2020; Charlin 2012; Charlin et al. 2011; Gómez Otero 1991; L'Heureux y Borrero 2016; Molinari 2000; Ortiz Troncoso 1973; Pallo et al. 2020a; Prieto 1984); hacia el oeste, los espacios cordillerano que componen la franja longitudinal que se extiende desde el sur de Lago Argentino hasta Última Esperanza, en Chile (Balirán 2021; Borrazzo 2006, 2008; Borrero et al. 2006; Borrero y Massone 1994; Carballo Marina et al. 2016; Emperaire 1988; Franco 2002; Hauthal 1899; Legoupil 2009; Martin et al. 2015; Nami 1985-1986; Pallo y Borrero 2015; Prieto 1991; San Román y Morello 1999; Sierpe et al. 2009; entre otros); por último, hacia el sureste se localiza el campo volcánico Pali Aike (CVPA), incluyendo sus conexiones con la costa atlántica y el estrecho de Magallanes (Barberena 2008; Borrazzo et al. 2019; Borrero y Barberena 2006; Borrero y Charlin 2010; Bird 1988; Carballo Marina et al. 2008; Charlin 2009; Massone 1981; Gómez Otero 1989-90; Manzi et al. 2019; Nami 2009; San Román et al. 2000; Sanguinetti de Bórmida 1976; entre otros). Dada la posición intermedia y la escasez de datos arqueológicos que caracterizan a Tapi Aike, la información que aquí se presenta permitirá ampliar nuestra comprensión de la arqueología regional y su utilidad para discutir los sistemas de movilidad y asentamiento de los grupos cazadores-recolectores a nivel macro-regional en tiempos pasados.

Área de Estudio Marco ambiental

El área de estudio comprende relieves mayormente bajos entre los 100 y los 500 m s.n.m. Geomorfológicamente se distinguen tres tipos principales: morenas y geoformas glaciarias asociadas a la Última Glaciación (correspondientes a los estadios Inicioglacial, Daniglacial y Gotiglacial sensu Caldenius 1932) hacia la porción oeste, planicies estructurales con cubierta de gravas hacia el este, así como distintas formas fluviales y glacifluviales que las intersectan, tales como planicies glacifluviales, valles fluviales, planicies aluviales y las terrazas de los ríos Coyle y Brazo Sur del Coyle (Matera et al. 2019). En particular, los ríos Coyle y Brazo Sur del Coyle conforman un complejo sistema de seis niveles de terrazas que se presentan en forma de suaves lomadas de ca. 150 a 300 m s.n.m., sin cuevas ni aleros debido a la escasa litificación del material sedimentario de edad terciaria (Feruglio 1946). Sobre el vértice suroeste se destaca un paisaje labrado en sedimentitas neógenas que conforman la cordillera Chica y ostentan las mayores alturas del área de estudio (ca. 500 a 1.000 m s.n.m.). Estas sierras, aun no exploradas, podrían presentar reparos y afloramientos rocosos susceptibles de ser utilizados por los grupos humanos, tal como ha sido observado en otros sectores altos y relativamente próximos a Tapi Aike, como los morros Chico (Bate 1970; Alfonso-Durruty et al. 2015; Prieto 1984) y Phillipi (Ortiz Troncoso 1973), y el cerro Guido (Morano Büchner et al. 2009).

En su aspecto hidrológico, Tapi Aike configura un extenso territorio disectado por mallines y vegas que dan origen a numerosos y pequeños cursos de regímenes estacionales y semipermanentes (Casalinuovo et al. 2019). También se reconocen lagunas permanentes e intermitentes (Cobos et al. 2016). Los principales cuerpos de agua corresponden a los ríos Coyle, al norte, y Brazo Sur del Coyle, al sur; además de las lagunas Tapi Aike, Travesía y Esperanza sobre la porción oeste y Salada al este. Entre los tributarios más importantes del Brazo Sur del Coyle se encuentran el arroyo Corpen Aike, que discurre por el cañadón homónimo, además de los arroyos Solitario y Los Vascos. Esto da lugar a la formación de hábitats de fauna silvestre, cuya alta disponibilidad de agua y pasturas atrae a comunidades de guanacos (Lama guanicoe) y aves; además de presentar condiciones adecuadas para el aprovisionamiento de rocas volcánicas y sedimentarias en fuentes potenciales secundarias, como márgenes de paleocauces, lagunas y bajos sin salida.

Figura 1: Localización de Tapi Aike y de otras importantes áreas arqueológicas mencionadas en el texto.

Las estepas arbustiva (matorral de mata negra), graminosa xérica (estepa magallánica seca) y graminosa húmeda (estepa magallánica húmeda) conforman los tres ecosistemas característicos de Tapi Aike, además de los pequeños relictos de bosque nativo que se presentan sobre el borde oeste del área de estudio (Oliva et al. 2001). Los campos de coirón denso del matorral de mata negra y los mallines bien preservados, que cubren la mayor parte de la planicie aluvial de los ríos Coyle y Brazo Sur del Coyle, tienen una muy baja visibilidad arqueológica, lo que determinó que los materiales se obtuvieran principalmente de suelos denudados, bajos de deflación y márgenes de lagunas (Matera et al. 2019). En estos lugares, el predominio de la erosión genera condiciones de buena visibilidad arqueológica y, en algunos casos, bajas condiciones para el enterramiento de artefactos, lo que posibilita un mayor reconocimiento del registro arqueológico en superficie.

Antecedentes arqueológicos de Tapi Aike

Hasta el momento, la única información arqueológica disponible para Tapi Aike procede de un estudio ambiental de base llevado a cabo en el año 2018 por Sebastián Matera y Lisandro López, mediante una metodología distribucional (ver abajo). El objetivo principal fue reconocer el registro de superficie disponible a nivel regional y establecer el grado de afectación que implicarían las tareas referidas a la actividad hidrocarburífera. Si bien esta información no ha sido obtenida en el marco de un proyecto de investigación, los datos recabados son útiles a los fines de responder preguntas de interés arqueológico.

Las principales características arqueológicas de la región remiten a una densidad artefactual relativamente baja, con énfasis en una alta concentración de hallazgos en bajos de deflación y márgenes de lagunas, el uso predominante de rocas disponibles localmente en fuentes secundarias, principalmente distintas variedad de RGFO (rocas de grano fino oscuras sensu Charlin 2005) sedimentarias y volcánicas, y en menor medida rocas de colores claros, incluyendo volcánicas intermedias o ácidas, silicificadas y calcedonia. Entre las clases de artefactos, predominan ampliamente los desechos de talla, seguidos por núcleos e instrumentos, como raederas y puntas de proyectil (Figura 2). Estas características y la poca presencia de artefactos manufacturados en obsidiana negra, de probable procedencia en el área de Pampa del Asador o fuentes subsidiarias (Belardi et al. 2006b; Espinosa y Goñi 1999; Franco et al. 2017), asimilan a Tapi Aike a otros espacios continentales al sur del río Santa Cruz (Matera et al. 2019).

A pesar de no contar con dataciones radiocarbónicas para el área de estudio, las características del registro lítico sugieren una señal ocupacional más intensa durante el Holoceno tardío (Matera et al. 2019); en especial, a partir del predominio de puntas de proyectil tipo Magallanes o Bird IV y V (Willey 1971; Bird 1988) y la tecnología de láminas, cuya circulación ha sido usual en el sur de Patagonia meridional para estos momentos (Cirigliano 2011; Espinosa et al. 2020; Franco 2002; Franco et al. 2005, 2010; Gómez Otero 1986-1987; Pallo et al. 2020b, 2021; Vetrisano 2018). De modo particular, se destaca el hallazgo de una punta tipo cola de pescado o Fell I hallada en la superficie del sitio Molina y asignada al período I de Bird (López y Matera 2022). Estas puntas aparecen en otros sitios estratificados del extremo sur de Patagonia, como Cueva del Medio en Última Esperanza y Fell y Pali Aike en el CVPA, en depósitos asignados principalmente a la transición Pleistoceno-Holoceno (Bird 1988; Martin y Borrero 2017; Martin et al. 2015; Massone y Prieto 2004; Nami 1987). La variedad de hallazgos mencionada pone de manifiesto los distintos períodos de ocupación humana en la región, desde el inicio del poblamiento del sur de Patagonia.

Materiales y Metodología

La metodología distribucional (Borrero et al. 1992; Dunnell y Dancey 1983; Foley 1981) desorrollada en Tapi Aike implicó la prospección de 108 estaciones de muestreo dirigido mediante transectas y/o pseudo-transectas (sensu Belardi y Borrero 1999). Cada estación de muestreo cubrió entre 6.000 m2 y 14.400 m2, donde se relevaron datos sobre visibilidad arqueológica (estimada sobre el porcentaje de cobertura vegetal), densidad artefactual (estimada como la frecuencia del material lítico de superficie sobre el área muestreada), clases de artefactos (núcleos, desechos de talla, instrumentos y filos naturales con rastros complementarios sensuAschero 1975, 1983) y materias primas líticas explotadas, identificadas macroscópicamente (Matera et al. 2019). A su vez, se establecieron tres categorías de hallazgos de acuerdo con la frecuencia del registro lítico observado en un diámetro de 20 m (Borrero et al. 1992): hallazgo aislado (un sólo artefacto), concentración (dos a 24 artefactos) y sitio (25 artefactos o más). A esta clasificación se añadió la categoría "sitio destacado" para denominar a los conjuntos líticos con características excepcionales en cuanto a su frecuencia artefactual (> 100 artefactos) y localización (e.g. su vinculación a fuente de recursos básicos para la subsistencia humana). Es importante señalar que los materiales no fueron recolectados (a excepción de las puntas de proyectil) y que parte de las porciones centro-sur y suroeste del área no fueron incluidas en los relevamientos, debido a la dificultad de acceso a los espacios (ver área sin relevar en la Figura 5).

Figura 2: Depósitos de superficie y sus contextos de hallazgo en Tapi Aike: a) hallazgo aislado sobre una terraza fluvial del Brazo Sur del Coyle, b) concentración artefactual próxima a un cauce efímero, c) sitio Laguna Travesía, ubicado sobre la margen de la laguna homónima, d) sitio en una gran laguna temporaria, próximo a un extenso mallín, e) sitio ubicado junto a bloques de roca en una planicie de estepa húmeda, f) concentración artefactual próxima al bosque relictual occidental.

En este trabajo, se emplean las categorías definidas en el estudio ambiental de base en cuanto a visibilidad arqueológica, categorías de hallazgos y clases de artefactos, así como la información sobre la localización de las estaciones de muestreo (Matera et al. 2019). A fin de reconocer diferencias en la intensidad de uso del espacio regional, se evaluó la asociación entre la frecuencia artefactual y la superficie muestreada por geoforma (Tabla 1). Para facilitar la realización de los análisis y evitar categorías con valores de frecuencia nulos o muy bajos, las geoformas fueron agrupadas en tres categorías con características ecológicas relativamente uniformes: glaciares (morenas y geoformas asociadas a la Última Glaciación), estructurales (planicies estructurales con cubierta de gravas) y fluviales/aluviales (terrazas fluviales de los ríos Coyle y Brazo Sur del Coyle, valles fluviales y planicies aluviales). De manera complementaria, la distribución de la frecuencia artefactual también se consideró por ambiente (matorral de mata negra, estepa magallánica húmeda y estepa magallánica seca) y contexto de depositación de materiales (bajo de deflación, laguna, mallín, planicie y cauce). Desde una perspectiva del análisis lítico, el uso de las categorías arqueológicas establecidas por el estudio de base (Matera et al. 2019) impone un límite a la interpretación arqueológica aquí desarrollada, dado que los artefactos fueron dejados in situ y otro tipo de variables artefactuales más específicas no fueron medidas (porcentaje de reserva de corteza, tamaño, frecuencia de negativos de lascado, entre otros). Por este motivo, la información resultante es tomada como un punto de partida en la caracterización de la estructura espacial del registro lítico.

Para analizar la relación entre las diferentes categorías arqueológicas y las unidades espaciales de análisis se emplearon SIG (Sistemas de Información Geográfica) a partir del uso del software libre Qgis v. 3.4, y test estadísticos descriptivos y no paramétricos (software Past v. 4.08, Hammer et al. 2001). De manera inicial, se aplicó la estadística descriptiva (Box plot) sobre la densidad de hallazgos por estación de muestreo a fin de comprender el patrón de intensidad de ocupación humana. Luego se utilizó la correlación de Spearman para establecer el grado de asociación entre variables, como frecuencia artefactual y superficie muestreada por unidad espacial de análisis. Inicialmente, las frecuencias artefactuales registradas en las estaciones de muestreo fueron estandarizadas en relación con el área observada (número total de artefactos/superficie total relevada) y luego agrupadas por unidad espacial. De esta manera, la frecuencia relativa de artefactos es ponderada de acuerdo con las diferencias en la cobertura espacial total entre las distintas unidades espaciales de análisis. Posteriormente, y con el fin de cuantificar la diferencia relativa entre las distintas unidades espaciales, las frecuencias de las variables elegidas para el análisis fueron comparadas mediante el test de Chi-cuadrado (x2). Dichas variables son: categorías de hallazgos (hallazgo aislado, concentración, sitios y sitios destacados), clases artefactuales (núcleos, desechos de talla e instrumentos) y principales grupos tipológicos representados (para obtención de alimentos y procesamiento de recursos naturales, v. Crivelli Montero y Fernández 2004). El test de x2 contrasta la hipótesis nula de falta de asociación entre las frecuencias esperadas y las observadas para el registro lítico de las distintas unidades espaciales, empleado un nivel de significación (p) de 0,05. Para estimar la probabilidad en conjuntos con pequeña cantidad de datos o frecuencias menores a cinco, se utilizó la simulación de Montecarlo o la Prueba Exacta de Fisher, según correspondiera la más adecuada en estos casos (Fishman 1995). Además, se estudiaron los residuales ajustados (diferencias entre las frecuencias observadas y las esperadas, que luego son ajustadas a los totales marginales y al tamaño de la muestra, de forma tal que su distribución es aproximadamente normal) de x2, los cuales son útiles para determinar cuáles categorías muestran mayor diferencia y, por ende, tienen más peso en los resultados. Valores superiores a 1,96 e inferiores a -1,96 (95 % de confianza para residuales ajustados) indican que las abundancias de las variables están relacionadas entre sí por fuera de lo esperado por azar (Freedman et al. 1993).

Resultados

La muestra analizada está integrada por 2.338 artefactos líticos1 distribuidos entre 108 estaciones de muestreo que cubren una superficie total de 736.525 m2 relevados y una densidad de 0,0032 artefactos/m2, cuyos valores aumentan en sentido oeste (0,0028 artefactos/m2) a este (0,0035 artefactos/m2). De las 108 estaciones, 57 no registraron hallazgos, mientas que las 51 con hallazgos mostraron una densidad media (x) de 0,0025 artefactos/m2 (Figura 3).

Figura 3: Densidad artefactual por unidad de muestreo en Tapi Aike.

Entre las geoformas, las mayores densidades de hallazgos se presentan en las planicies estructurales con cubierta de gravas (0,0055 artefactos/m2), mientras que entre los ambientes considerados se dan en la estepa húmeda (0,0047 artefactos/m2) y, entre los contextos de depositación, en los sectores deflacionados, especialmente bordes de lagunas (0,0144 artefactos/m2) que facilitan la visibilidad (Tabla 1). Las lagunas están ubicadas principalmente en el sector noreste y en menor medida en el suroeste de Tapi Aike. Las del primer sector suelen ser temporarias, asociadas a bajos de deflación y al ambiente de estepa húmeda, y las del segundo son lagunas permanentes, también vinculadas al ambiente de estepa húmeda. En el contexto regional, se destacan tres estaciones de muestreo con densidad artefactual relativamente muy alta (entre 0,022 a 0,040 artefactos/m2), ubicadas en la porción norte de Tapi Aike, donde domina el matorral de mata negra (puntos grises en laFigura 4).

No obstante las observaciones previas, los resultados del análisis de correlación para el caso de las geoformas (Spearman'D rs= 6; p= 0,4795), los ambientes (Spearman'D rs= 2; p= 0,4795) y los contextos de depositación de materiales (Spearman'D rs = 18; p= 0,84148), no arrojaron diferencias estadísticamente significativas en la frecuencia artefactual por unidad espacial (Tabla 1). Tampoco lo fue la asociación entre la frecuencia artefactual y el grado de visibilidad arqueológica (Spearman'D rs= 12; p= 0,14172), aunque es posible advertir una mayoría de artefactos en sectores con visibilidad alta-media (0,0142). Al respecto, cabe la posibilidad que estos resultados estén influenciados, al menos en parte, por el hecho que la frecuencia artefactual para los contextos arqueológicos más importantes (sitios y sitios destacados) corresponde a un valor artefactual mínimo y, para los contextos más pequeños (concentraciones y hallazgos aislados), son valores menores pero exactos. Esto provoca naturalmente una disminución de las diferencias de densidad artefactual observables entre los distintos contextos arqueológicos.

Tabla 1: Frecuencia de artefactos líticos y superficie muestreada por unidad espacial de análisis y visibilidad arqueológica.

De manera alternativa, se comparó la frecuencia de las cuatro categorías de hallazgos (aislados, concentraciones, sitios y sitios destacados) consideradas, según geoformas, ambientes y contextos de depositación de los materiales (Tabla 2). De acuerdo con el test de x2, se observaron diferencias significativas para las geoformas y los contextos de depositación, y no así para los ambientes (x2=11,659; Monte Carlo (perm 9999) p= 0,0656).

Entre las geoformas (x2= 13,59; Monte Carlo (perm 9999) p= 0,032), las diferencias están dadas principalmente por las concentraciones (Figura 5). Los residuales ajustados señalan que las concentraciones son mayores a lo esperado por azar en morenas y geoformas glaciares (2,5444) y menos frecuentes de lo esperado en las planicies estructurales con cubierta de gravas (-2,8168). Estas últimas también registran más hallazgos aislados (1,9707) de lo esperado por azar (Figura 6). Entre los contextos de depositación de materiales (x2= 24,458; Monte Carlo (perm 9999) p= 0,0176), las diferencias están dadas por los hallazgos aislados y los sitios destacados. De acuerdo con los residuos ajustados, hallazgos aislados (3,0799) y sitios

Tabla 2: Frecuencia de categorías de hallazgos por destacados (2,2369) cuentan con frecuencias geoforma, ambiente y contexto de depositación de mayores a las esperadas por azar en planicies materiales.

Figura 4: Densidad artefactual en estaciones de muestreo distribuidas por ambiente.

La distribución de las distintas clases artefactuales se caracteriza por una alta representación de desechos de talla (n= 2.187), seguida por núcleos (n= 56) e instrumentos (n= 69), y en menor medida por filos naturales con rastros complementarios (n= 24) y

artefactos indeterminados (n= 2)2. Al estudiar las diferencias espaciales en la frecuencia de núcleos, desechos de talla e instrumentos3 (Tabla 3), los resultados del test de x2 advierten variaciones estadísticamente significativas entre sí, en el caso de las geoformas y los ambientes, y no así en el caso de los contextos de depositación de materiales (x2= 9,7408; Monte Carlo (perm 9999) p= 0,2815). Entre las geoformas (x2= 19,305; p= 0,0006), mientras que las planicies estructurales con cubierta de gravas poseen los mayores residuales ajustados, con más desechos de talla (3,7279) y menos instrumentos (-3,8731) de lo esperado por azar, se registran más instrumentos (2,6076) en geoformas fluviales y aluviales, y menos desechos de talla (-2,4443) de lo esperado en las morenas glaciares (Figura 6). En el caso de los ambientes (x2= 10,754; p= 0,029473), la estepa húmeda muestra los mayores residuales ajustados, con más instrumentos (2,7121) y menos desechos de talla (-2,232) de lo esperado por azar, y la estepa seca registra menos instrumentos (-2,0912) de lo esperado (Figura 6). Estos resultados sugieren diferencias en la modalidad de uso de las distintas geoformas entre sí, al igual que ocurre entre los ambientes.

En cuanto a los instrumentos, incluyendo bifaciales y unifaciales, se registran principalmente raederas (n= 43) y puntas de proyectil (n= 14), seguidas de raspadores (n= 6), lascas con retoque sumario (n= 3) y una preforma de proyectil. A fin de añadir mayores observaciones a las que provee la distribución espacial de las categorías artefactuales acerca del uso humano del espacio, se consideró la variación de grupos tipológicos más abundantes (Tabla 4); en particular, instrumentos de obtención de alimentos (puntas de proyectil) y procesamiento de recursos naturales (raspadores, raederas y lascas con retoques sumarios) por geoforma, ambiente y contexto de depositación de materiales. En este caso, los resultados del test de x2 muestran variaciones significativas en la abundancia de grupos tipológicos entre las geoformas (x2= 24,571; Monte Carlo (perm 9999) p= 0,0001), y no así entre los ambientes (x2= 5,0339; Monte Carlo (perm 9999) p= 0,0884) ni entre los contextos de depositación de materiales (x2= 3,078; Monte Carlo (perm 9999) p= 0,3952)4. De acuerdo con los residuos ajustados del x2 (Figura 6), las geoformas aluviales y fluviales poseen menos instrumentos de obtención (-2,0502) y más instrumentos de procesamiento de recursos naturales (2,0502) de lo esperado por azar, mientras que las planicies estructurales muestran una tendencia inversa entre los instrumentos de obtención (4,9368) y procesamiento (-4,9368).

Tabla 4: Frecuencia de instrumentos de obtención de alimentos y procesamiento de recursos naturales por geoforma, ambiente y contexto de depositación de materiales.

Discusión

Tabla 3: Frecuencia de clases de artefactos por geoforma, ambiente y contexto de depositación de materiales.

Figura 6: Distribución de los residuales ajustados del test x2 de las variables analizadas para geoformas, contextos de depositación y ambientes que arrojaron resultados estadísticamente significativos (p< 0,05). Los cuadrados grises indican los residuales (círculos) con valores por fuera de los esperado por azar (superiores a dos sigmas 1,96/-1,96) para cada test de x2.

que el registro lítico aumenta de oeste a este, mostrando una tendencia semejante a la de muchos contextos patagónicos meridionales en la que el uso humano del espacio tiende a la marginalidad a medida que disminuye la distancia a la Cordillera (Borrero 2004). La densidad artefactual se acentúa aún más en el sector noreste, donde el material lítico se concentra en bajos de deflación y en una laguna no permanente, en cuya margen suroeste, el sitio Molina presentó -entre otros artefactos-la única punta cola de pescado recuperada en la región (López y Matera 2022; Matera et al. 2019). Al integrar la información de Tapi Aike en el contexto macro-regional, se refuerza que la mayor intensidad ocupacional al sur del río Santa Cruz corresponde al campo volcánico Pali Aike, particularmente vinculada a los reparos y cuevas al sur del río Chico (Borrazzo et al. 2019; Charlin 2009). Hacia la vertiente occidental de la Cordillera, la información sobre contextos líticos en superficie de Última Esperanza es comparativamente escasa (Emperaire 1988; Ortiz Troncoso 1972). Por su parte, los casos de la cuenca media e inferior del río Coyle (Belardi et al. 2006a; Carballo Marina et al. 2000-2002, 2011; Espinosa et al. 2000; Stoessel et al. 2021) y el Sector de los Morros (Belardi et al. 2020; Charlin 2012; Charlin et al. 2011; Pallo et al. 2020a), sostienen un uso humano comparativamente menos intenso que Tapi Aike, concentrando evidencia en puntos específicos del paisaje, ya sea bajo circunstancias ocasionales de circulación o como parte de una estrategia planificada y de uso logístico del espacio.

La distribución de las categorías de hallazgos agrega información en términos de los patrones de intensidad ocupacional humana en el espacio regional. Al respecto, los residuales ajustados del análisis de x2 arrojaron valores significativamente altos para los hallazgos aislados (1,9707) y notablemente bajos para las concentraciones (-2,8168) en las planicies estructurales con cubierta de gravas, a lo que se añade la presencia de más hallazgos aislados (3,0799) de lo esperado por azar en los contextos de depositación identificados como planicies (Figura 6). En conjunto, estos datos caracterizan a la porción sudeste de Tapi Aike y destacan el carácter particularmente efímero de las ocupaciones (0,0011 artefactos/ m2) dentro del área de influencia del cañadón Corpen Aiken y el Brazo Sur del Coyle (Figura 5). Al ampliar la escala espacial, se observa una continuidad con la baja densidad artefactual registrada inmediatamente al sudeste de Tapi Aike. En particular, en las terrazas fluviales del paraje Las Horquetas (0,008 artefactos/ m2), en donde el uso del espacio pudo tener un componente oportunístico, vinculado a eventos de talla sobre materias primas locales, como basalto, dacita y andesita (Beladi et al. 2006). La facilidad de acceso y gran disponibilidad de rocas de buena calidad para la talla en la cuenca media del río Coyle, principalmente en terrazas y cauces fluviales (Espinosa et al. 2000), elevarían las posibilidades de registrar este tipo de contextos en sectores lindantes, pertenecientes a nuestra área de estudio. No obstante esto, otro tipo de contextos próximos al paraje Las Horquetas, como el sito Laguna Las Vegas, también sugieren el uso intenso y recurrente de localizaciones discretas en el marco de un uso logístico y breve del espacio (Stoessel et al. 2021). Las evidencias de procesamiento, consumo y ulterior transporte esqueletal de restos faunísticos presentes en el sitio mencionado, refuerzan la idea del carácter destacado de las lagunas dentro de los sistemas de movilidad de los cazadores-recolectores en la cuenca media del Coyle (Belardi et al. 2006a).

En el sector noroeste de Tapi Aike, la densidad artefactual (0,0018 artefactos/m2) también avala un uso humano poco intenso del espacio, lo cual acompaña el panorama arqueológico observado inmediatamente hacia el oeste. Al respecto, tanto la cuenca del río Guillermo (Ea. Cancha Carrera) como el arroyo Los Loros reflejan un uso humano esporádico u ocasional, posiblemente vinculado a la facilidad de acceso y comunicación con espacios transmontanos (Carballo Marina et al. 2016; Pallo y Borrero 2015; Pallo y Cirigliano 2018). Sobre las cabeceras del río Coyle, la señal arqueológica es relativamente baja en la localidad La Verdadera Argentina (LVA), viéndose reflejada en la ausencia de uso humano en espacios que ofrecen condiciones adecuadas para su habitabilidad, como la cueva LVA (Borrazzo 2008). Aun así, la información cronológica en la localidad LVA sugiere una señal ocupacional temprana y en distintos momentos del Holoceno (entre 8.856 ± 84 y 907 ± 45 años 14C AP, Balirán 2014, 2021; Borrazzo 2008; Borrero y Borrazzo 2011; Borrero et al. 2006). Esto demuestra la existencia de patrones ocupacionales con características comunes entre Tapi Aike y los contextos patagónicos suroccidentales.

De acuerdo con los residuales ajustados del análisis de X2, la representación de concentraciones significativamente alta (2,5444) en las geoformas glaciarias de Tapi Aike (Figura 6), destaca su papel como espacios en los que se desarrollaron ocupaciones de intensidad media. Esto refiere de manera particular al sector sudoeste, cuya densidad artefactual media (0,0046 artefactos/m2) dentro del contexto regional deriva principalmente de contextos ocupacionales en márgenes de lagunas permanentes, como Travesía y La Esperanza, donde prima el ambiente de estepa húmeda. Finalmente, la proporción de sitios destacados en mallines (2,2369) respecto de lo esperado por azar (Figura 6), los señala como puntos de alta intensidad y/o recurrencia ocupacional, junto con bordes de lagunas y bajos de deflación, tal como fue sugerido previamente por Matera y colaboradores (2019).

La distribución espacial de las distintas clases de artefactos, y en particular de los instrumentos (con distinción entre grupos tipológicos relacionados con las funciones de obtención versus de procesamiento, v. Crivelli Montero y Fernández 2004), agrega información sobre el uso humano de Tapi Aike. De acuerdo con los resultados arrojados por el test de x2 para geoformas, ambientes y contextos de depositación por separado, las primeras son las que muestran mayores diferencias estadísticamente significativas en términos del uso de la tecnología lítica. Se advierte que esta escala de análisis es la que mejor refleja el uso diferencial del espacio regional, probablemente vinculado con importantes variaciones ecológicas en términos de la disponibilidad de recursos principales para la subsistencia humana (agua, leña, recursos faunísticos, rocas aptas para la talla). En consecuencia, una segunda observación destaca que las geoformas poseen características ambientales y estructuras artefactuales propias que permiten diferenciarlas entre sí, lo que sugiere un uso particular y complementario de las mismas.

Derivados de los análisis de x2, los residuales ajustados remiten a ciertos patrones de uso diferencial de los distintos espacios en Tapi Aike. Por un lado, la sobrerrepresentación de los desechos de talla (3,7279) y la escasez de instrumentos (-3,8731) de acuerdo con lo esperado por azar en las planicies estructurales con cubierta de gravas (Figura 6), llevan a pensar que serían zonas vinculadas estrechamente con el proceso de manufactura lítica. De manera complementaria, los instrumentos de obtención (4,9368) y procesamiento (-4,9368) también poseen frecuencias por fuera de lo esperado, lo que sostiene que las planicies estructurales estarían vinculadas, aunque en una medida más acotada, con el descarte de instrumentos destinados a la obtención de recursos faunísticos, como las puntas de proyectil. Igualmente, estos resultados deben ser tomados con precaución dado el posible sesgo en la distribución de las puntas de proyectil, ya que suelen ser muy sensibles a la recolección por parte de particulares. Además, la presencia de proyectiles no siempre es indicativa de actividades de caza (Amick 1996; Palacios 2008; entre otros). En el caso de las morenas y geoformas glaciares, los residuales ajustados mostraron una subrepresentación de los desechos de talla (-2,4443). Esto, junto con la sobrerrepresentación de concentraciones ya mencionada, podría estar asociado con una estrategia expeditiva (sensu Nelson 1991) de aprovechamiento de los recursos líticos en estos espacios, lo que deberá ser contrastado con futuras investigaciones que involucren el estudio de los artefactos y las materias primas locales. Por su parte, las planicies aluviales, valles y terrazas fluviales arrojaron una frecuencia de instrumentos mayor a aquella esperada por azar (2,6076), especialmente raederas, si consideramos los valores residuales arrojados por el test de x2 para los instrumentos de obtención (-2,0502) y de procesamiento (2,0502). Esto último sugiere una vinculación de estos espacios con actividades de procesamiento de recursos naturales, a la vez que expresa una tendencia inversa en la representación de los instrumentos de obtención versus procesamiento con respecto a lo que ocurre en las planicies estructurales con cubierta de gravas. Es decir, mientras que en las geoformas aluviales/ fluviales predominan actividades vinculadas al uso de instrumentos, particularmente para el procesamiento de recursos, las planicies estructurales se relacionan mayormente con instrumentos de obtención mediante el uso de puntas de proyectil, además de con el proceso de manufactura lítica arriba mencionado, dada la sobrerrepresentación de desechos de talla. Esto probablemente señale diferentes actividades y un uso complementario de tales espacios.

El análisis de x2 para la distribución de núcleos, desechos e instrumentos por ambiente señala que, mientras la estepa húmeda cuenta con valores residuales que expresan una sobrerrepresentación de instrumentos (2,7121) y una escasez de desechos de talla (-2,232), la estepa seca registra menos instrumentos (-2,0912) de lo esperado por azar. Estos datos refuerzan la idea del uso diferente y complementario entre espacios, en particular entre los sectores occidentales y orientales de Tapi Aike, lo cual se deriva de los resultados obtenidos para las geoformas. En los sectores occidentales, la estepa húmeda estaría especialmente vinculada con el procesamiento de recursos naturales, mientras que en los sectores orientales, las geoformas estructurales y el ambiente de estepa seca muestran una mayor relación con la manufactura de artefactos, y en menor medida, con la obtención de recursos faunísticos, representados por el descarte de puntas de proyectil. Respecto del conjunto instrumental, la mayor frecuencia relativa de raederas por sobre los raspadores en Tapi Aike es concordante con lo señalado para los espacios al sur del río Santa Cruz (Orquera 1987) y, en particular, la cuenca media e inferior del río Coyle, donde la alta disponibilidad de rocas de granos medios y gruesos habría permitido manufacturar instrumentos de filo largo con un diseño flexible, capaz de cumplir funciones similares a la de los raspadores (Belardi et al. 2006a).

Conclusiones

La información actualmente disponible para Tapi Aike aporta una visión de la intensidad ocupacional y las formas de uso del espacio en distintos niveles del paisaje regional. La distribución del registro lítico sugiere un uso diferente y complementario de los distintos espacios, principalmente captado a nivel de las geoformas, probablemente por su vinculación con las más importantes variaciones ecológicas del área de estudio, las cuales parecen haber sido un factor principal en la toma de decisiones humanas sobre movilidad y asentamiento en tiempos pasados. Las observaciones que hemos realizado aquí son de baja resolución y se expresan en una escala arqueológica de tiempo amplio, que promedia principalmente el Holoceno e indica tendencias generales que deberán ser profundizadas en el marco de un proyecto regional de investigación sistemática. Las tareas pendientes incluyen la recuperación de información cronológica y estratigráfica, la realización de muestreos de rocas para conocer la base regional de recursos líticos y estudios detallados sobre los artefactos que permitan evaluar las estrategias tecnológicas implementadas por los grupos humanos, junto con la tafonomía regional para contrastar las tendencias aquí señaladas (Borrero 2001). A su vez, la integración futura del registro lítico de superficie con otras líneas de evidencia

Agradecimientos: A quienes colaboraron en la revisión de una versión previa del manuscrito y a los proyectos CONICET: PICT 2019-01356 Explotación y uso de materias primas líticas en el sector centro-oeste del campo volcánico Pali Aike (provincia de Santa Cruz, Argentina); permitirá afinar los patrones ocupacionales aquí observados.

PICT-2021-00508 Tapi Aike y su rol en la dinámica poblacional del sur de Patagonia meridional: primera etapa de las investigaciones arqueológicas (Santa Cruz, Argentina). También agradecemos la corrección atenta de los evaluadores y editores de este trabajo.

Notas

1 Dadas las restricciones de tiempo impuestas para la realización del estudio ambiental, la frecuencia total de artefactos relevados en Tapi Aike podría ser aún mayor, pues la abundancia de artefactos líticos en sitios y sitios destacados corresponde a un valor mínimo, basado en el conteo realizado in situ.

2 Los artefactos indeterminados fueron clasificado de esta forma dado que se detectó su origen antrópico pero no pudieron ser asignados a una clase artefactual en particular.

3 Los filos naturales con rastros complementarios no fueron incorporados a los test estadísticos dada la falta de estudios que informen acerca de la naturaleza (natural o cultural) de los daños en cada caso.

4 En el caso de los contextos de depositación, los cauces no fueron incorporados al análisis debido a la ausencia de instrumentos.

Presentado 04/11/2022

Recibido con correcciones 20/05/2023

Aceptado: 29/06/2023

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