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Anuario de investigaciones

versión On-line ISSN 1851-1686

Anu. investig. v.12  Ciudad Autónoma de Buenos Aires ene./dic. 2005

 

PSICOANÁLISIS

La noción kleiniana de Identificación Proyectiva, piedra fundamental de los abordajes de la locura en la Escuela Inglesa de psicoanálisis.

The notion of Projective Identification as basis of the approach to madness in the English School of psychoanalysis

Musumeli, Lucrecia Aurora1; Soubiate, Susana Electra2

1 Lic. en Psicología en la Facultad de Psicología de la UBA. Integrante, desde el año 1987, de la cátedra I de la materia Psicoanálisis: Escuela Inglesa. Actualmente ocupa el cargo de Adj. Int. Inv. Princ. UBACyT desde el año 1994, integrante de los siguientes proyectos: PS009 "Clínica de la Deprivación" Programación Científica UBACyT 1995-1997 (Dir. Beatriz Grego); PT026 "Toxicomanía y Manifestaciones Antisociales" Programación Científica UBACyT (Dir. Beatriz Grego); PS 031 "Clínica de la Deprivación: resistencia y Abstinencia" Programación Científica UBACyT 2001-2003 (Dir. Beatriz Grego). Dirige el Proyecto P032 "La Dimensión Delusional de la Transferencia" Programación Científica UBACyT 2004-2007.
2 Lic. en Psicología en la Facultad de Psicología de la UBA. Integrante, desde el año 1987, de la cátedra I de la materia Psicoanálisis: Escuela Inglesa. Actualmente ocupa el cargo de 1º Investigador Formado UBACyT desde el año 1995. Integrante de los siguientes proyectos: PS009 "Clínica de la Deprivación" Programación Científica UBACyT 1995-1997 (Dir. Beatriz Grego); PT026 "Toxicomanía y Manifestaciones Antisociales" Programación Científica UBACyT (Dir. Beatriz Grego); PS 031 "Clínica de la Deprivación: resistencia y Abstinencia" Programación Científica UBACyT 2001-2003 (Dir. Beatriz Grego). Forma parte del Proyecto P032 "La Dimensión Delusional de la Transferencia" Programación Científica UBACyT 2004-2007.

Resumen
Al interrogar la presentación transferencial de los estados confusionales, la alucinación y el delirio, los analistas de la Escuela Inglesa abrieron vías clínicas de pensamiento y acción que, además de iluminar la dimensión delusional de la transferencia analítica, posibilitaron un riguroso abordaje psicoanalítico de la locura.
Piedra fundamental de ese movimiento, también rico en consecuencias para la clínica de las neurosis, fue la noción de Identificación Proyectiva cuyo rechazo es aun hoy solidario de una clínica de la locura que se debate entre una búsqueda especulativa del fundamento o su contrapartida- la apelación al saber psiquiátrico sobre las psicosis- y un activismo terapéutico que con frecuencia sólo logra reinstalar las coordenadas que fueron resorte de su desencadenamiento (1).
En la metapsicología y en la clínica kleinianas esta reacción defensiva, heredera teórica del splitting ferencziano es, con su correlato fantasmático fragmentador, evacuativo y de intrusión omnipotente tan fructífera como riesgosa, dada su paradojal potencialidad, ya para relanzar, -si encuentra marco- la invariante introyección proyección, ya para jaquear, -toda vez que el marco falta-, la capacidad simbolizante vital para el acceso al uso de los símbolos, ya que vulnera la vía fundante y fundamental de la introyección.
La vigencia de su actividad en la cura, correlativa a la emergencia de manifestaciones delusionales - que van desde la confusión alucinatoria al recuerdo ultra claro - pone a prueba la capacidad analítica para responder, con un manejo interpretativo, a la irrupción de esos ecos irreconocibles de elementos no articulados que insisten compulsivamente hasta que se logra atraer a la trama transferencial una idea no pensada que adviene allí donde la emergencia de una manifestación delusional señalaba el lugar dejado vacío por un rechazo que, a falta de envoltura yoica, se tornó exceso mutilador.

Palabras clave: Manifestación delusional; Transferencia analítica; Angustia de aniquilación; Identificación proyectiva; Manejo e interpretación; Deriva fantasmática; Simbolización y uso de símbolos.

Abstract
Analysts from the English school have opened, taking as point of departure transference situations in which are present hallucinatory or confusional status of mind, ways of thought that both shed light on a fundamental dimension of de analytic transference and allow to tackle madness in a new way.
The cornerstone of this advance was Klein's notion of Projective Identification, whose rejection (denial) is jointly responsible of a practice which oscillates between speculations about the ultimate ratio of madness - whose compensation lies in the psychiatric knowledge about psychosis - and therapeutic activism which, at best, is only able to clinically reinstall the coordinates previously unleashed.
In Klein's mind, the appearance of Projective Identification hinders the anchorage of self's symbolization, promotes an excess of self-mutilating evacuation (similar to Ferenczi's splitting) and weakens symbolization.
Although, in Klein's view, the Projective Identification was conceived as a basic defense, it acquires the paradoxical quality of being as openly risky as potentially fruitful, like any operation that tries to revert the same thing that feeds it.

Its emergence in the cure demands a conduct that combines both, abstinence and accommodation.

Key Words: Projective identification; Maniac defense; Annihilation anguish; Analytic transference; Symbolization; Delusional manifestations.

1. Identificación "proyectiva" y funcionamiento analítico

El esquema más difundido de las posiciones esquizo-paranoide y depresiva, resulta de una lectura que resta alcance a uno de los primeros descubrimientos de Melanie Klein: el valor clínico decisivo que tiene el reconocer la emergencia transferencial de la angustia de aniquilación.
Esa detección permite tornar analíticamente inteligibles, a la luz de la diferencia y el intervalo entre la Identificación proyectiva -defensa que esa modulación de la angustia acciona- y el resto de las operaciones defensivas (sea las que posibilitan la creación del objeto retaliativo/ persecutorio junto a la configuración primitiva del super yo, sea las que responden a la culpabilidad y abren a la ambivalencia ), ciertas situaciones transferenciales que jaquean la continuidad de los análisis y pueden funcionar, según sea el manejo analítico, tanto imponiendo su interrupción como enriqueciendo su fecundidad.
Se trata de situaciones en las que la aparición de la tendencia -reconocible, no siempre reconocida- al activismo terapéutico, dice de la clausura del movimiento introyección/proyección y de la apelación a la desintegración activa como recurso ante la angustiante amenaza que representa el avance en dirección al uso del pensamiento verbal.
Su indagación, útil a la hora de abordar psicoanalíticamente la locura, confirma además que, en cada caso, el quiebre de la continuidad de la cura- allí donde se acierta con un punto fallido de la instalación del objeto indemne, cuya suficiencia habilita al analista en su función - suele ser correlativo a la emergencia de fenómenos delusionales cuya localización e incorporación inventiva en la trama transferencial actual permiten, si se cuenta con la capacidad analítica para dar alojamiento a lo extraño, reconfigurar el tejido de la cura y relanzar el trabajo de deriva fantasmática, de simbolización y uso de la simbolización.
La identificación proyectiva- reacción defensiva radical cuya masividad promueve a su vez defensas ligadas a la emergencia transferencial de la confusión alucinatoria y las manifestaciones delusionales tiene como trasfondo, según Klein, la angustia de aniquilación ó miedo a la muerte.
La especificidad de esta modulación radical de la angustia pasa frecuentemente desapercibida para los lectores de Klein y suele perderse o quedar subsumida en la ansiedad esquizoparanoide, modulación que a diferencia de la anterior, exige ya instalada una organización yoica capaz de posibilitar la localización o personificación en un agente externo persecutorio de la fuente de peligro, que es en rigor fuente pulsional fuertemente intrincada con el yo, por lo cual resulta ilocalizable e irrepresentable, rasgos éstos de los que deriva su potencialidad desintegradora.

2. Objeto indemne, Introyección, Identificación y funcionamiento analítico.

El escenario metapsicológico de la angustia de aniquilación y de la identificación proyectiva, enseña Klein, es también el de la precoz (necesaria) y siempre en riesgo instalación en el yo del objeto indemne de la oralidad de succión, centro pulsante de la actividad simbolizadora y anclaje y soporte último del alcance de la sublimación (2).
Esa instalación, derivada de una operación incorporativa, extraña forma de identificación que elude la destructividad de las primeras introyecciones y da a la noción psicoanalítica de oralidad un matiz de absorción psíquica vital, es un determinante fundamental de la cualidad de las introyecciones e identificaciones por venir.
Esa instalación capacita al yo para encauzar la energía pulsional en las vías de la fantasía cuyo mojón fundamental son las Imagos y cuya deriva hace posible la construcción de la realidad psíquica y sostiene la capacidad para habitar la realidad compartida.
La instalación del objeto indemne "objeto de la oralidad de succión", dirá Klein (3) tal vez en un reconocimiento a las ideas de Abraham, objeto que nace y permanece ajeno a la dialéctica sadismo retaliación, resulta de una operación primaria- es decir necesaria- y habilita al yo para hacer de la angustia de aniquilación, ese eco inmediato de la actividad de tánatos- el motor de las defensas que apuntan a alcanzar un régimen de sustituciones simbólicas, equivalencias, cuyo correlato clínico es la andadura evocadora e inventiva que se despliega en el juego analítico, en la dinámica asociación libre/ atención flotante.
Ahora bien, es precisamente ese punto de identificación primero, anterior a la especularidad y a la dialéctica sadismo/retaliación, culpa/reparación, es precisamente ese punto que rebasa y condiciona todas las iden-tificaciones que vendrán a partir de la introyección sádica, el que se descubre severamente vulnerado por la masividad y rigidez de la identificación proyectiva (4) que en su intento por mantener al yo a salvo de la irrupción pulsional puede dañar, por su carácter extremadamente evacuativo y mutilante, la potencia-lidad dinamizante de ese objeto peculiar que en la construcción kleiniana es centro pulsante del funcionamiento psíquico.
El objeto indemne que Klein propone alojado en el corazón del yo, es tal que siendo condición de la actividad fantasmático- simbolizante que comienza con las imagos y conduce vía simbolización al paulatino acoplamiento entre mundo interno y realidad, tiene - dada su marginalidad respecto a la dialéctica sadismo retaliación- vedado el ingreso a la figuratividad fantasmática y a la personificación.
Su constitución posibilita que los objetos introyectados que serán parte de la realidad psíquica, habitantes aptos para ir y venir en fantasías de complejidad e integración crecientes en las que está en germen la relación con la realidad y el mundo, resulten eficaces afluentes de la estructura operativa del yo, que por ellas se altera y enriquece con cada introyección.
Su vitalidad - que todas las defensas propias de la locura no logran reemplazar- se traduce en términos de capacidad para tolerar la angustia y facilitar el pasaje que va de cada introyección a una identificación. Ese pasaje acompaña cada paso del trabajo de separación, en Klein trabajo de duelo.
Su operatividad atenúa o desgasta la potencialidad fragmentadora de tánatos y asegura, a expensas de ésta, el suelo inconsciente sobre el cual se produce no sólo la mutación que transforma el régimen de las ecuaciones en régimen de equivalencias sino también la regulación que mantiene un desajuste productivo entre ambos regímenes siempre vigentes.
Su estabilidad sostiene el movimiento pendular de las posiciones, alienta la inclinación de éste hacia la elaboración del duelo y la vertiente creadora que nace con la reparación y dinamiza, por último, la invariante funcional introyección proyección.
La defensa maníaca patológica da el modelo acabado del funcionamiento masivamente evacuativo de la Identificación proyectiva: precarizado el yo tras haber arrancado de sí y evacuado a la manera de elementos orbitales inasimilables, aquellas funciones, órganos y disposiciones vitales que fueran mensajeros del impacto fragmentador de la pulsión, el psiquismo se ve privado de los medios y la disponibilidad que le permitirían tener noticia y hacer lugar a lo otro, a lo que viniendo del afuera es portador potencial de lo que evacuado allí podría retornar. Esto limita el alcance de la tarea analítica fundamental y obliga a pensar el manejo como aspecto central de la interpretación.
Los fenómenos y manifestaciones que intentamos circunscribir son correlatos transferenciales de un funcionamiento forzado, tenaz y doloroso que intenta construir el mundo sin poder apelar a la capacidad simbolizante del yo, herida ésta en su fundamento. Todas las defensas que intervienen en la emergencia de la alucinación y la actividad delirante intentan hacer soportable una situación en que la diferencia entre yo y objeto no está sostenida por el polo que asegura el libre juego introyección/proyección (5).
La negación maníaca muestra que la Identificación proyectiva, operación nacida para proteger la integridad psíquica, ha resultado, por demasiado eficiente, una amenaza para la supervivencia del suelo que soporta la continuidad de la deriva fantasmática y la formación y el uso de los símbolos. Su eficacia absoluta ha clausurado demasiado pronto la vía del mecanismo fóbico cuyo despliegue es necesario para instalar el régimen de las ecuaciones en la posición esquizoparanoide y facilitar sobre éste el montaje de una economía de equivalencias simbólicas que, sobre la construcción de la realidad, ya en la posición depresiva, hará posible avanzar hacia la discriminación entre realidad exterior, y mundo interno hacia la pérdida de un objeto ilusoriamente total- construído, es cierto, a la sombra de la desgarradora separación de los objetos parciales en la posición esquizoparanoide- que comienza con la preocupación por el objeto dañado que en la posición depresiva abre camino a las tendencias reparatorias.
Es la defensa ante ese carácter extremo del funcionamiento de la IP, lo que analistas como Bion y Rosenfeld descubren en la base de la emergencia transferencial del negativismo y en el suelo clínico de la confusión (6).
La interpretación está al servicio de acotar esa masividad evacuativa, mutilante , negadora, que en la construcción metapsicológica kleiniana impide que la escena analítica persecutoria- instantánea clínica de la posición esquizoparanoide- logre la fuerza como para plasmarse de modo tal que tenga comienzo con ella el trabajo de desgaste del sadismo en fantasías, trabajo que conduce al montaje nunca ajustado sobre el régimen primario de las ecuaciones, del funcionamiento regulado y regulador de las sustituciones que dice de la continuidad del trabajo del duelo y la tolerancia de la ambivalencia. Incluso si se ha logrado el advenimiento de la ansiedad persecutoria con su potencialidad de deriva ecuacionante y se ha llegado al punto en que la culpabilidad podría abrir la llave de la reparación. El alcance patógeno de la masividad y la rigidez de la Identificación proyectiva puede trabar el proceso del duelo, ese alcance puede afectar a cada punto del camino hacia la elaboración de la pérdida y la aceptación de la división y la ambivalencia. Y esto es privilegiadamente visible cuando se actualizan transferencialmente los momentos de pasaje de una a otra posición (vaivén, según Klein, ininterrumpido en la cura). Allí cada falla en la articulación simbólica de la fantasía, deja abiertas grietas por las que amaga resurgir la instalación de una modalidad de funcionamiento cebado que traba la introyección y torna necesaria cada vez una in(ter)vención, que facilite la introyección llave por venir y, con ella, la reinstalación de la invariante introyección/ proyección.

3. Identificación proyectiva no es proyección. Consecuencias clínicas de esa diferencia.

Nos interesa señalar que, así como se suele subsumir la angustia de aniquilación en la angustia propia de la posición esquizo-paranoide, es también frecuente la lectura que asimila identificación proyectiva y proyección. Identificación proyectiva y proyección suelen confundirse por la misma razón que hace necesaria su distinción.
En este sentido, tanto la precipitación y la certeza que acompañan la realización alucinatoria como la apelación de urgencia a lo ya sabido a la hora de enfrentar lo desconocido, indican la vigencia a pleno de ese funcionamiento que traba la introyección y determina la avalancha evacuativa con el consecuente enquistamiento de lo rechazado en un afuera radical que dificulta toda articulación.
Debe quedar claro que la IP es una identificación que se produce al evacuar, hacia un afuera que no se opone aún a interior alguno, aspectos y funciones vitales del aparato mismo condenándolos a un destino del que sólo queda la cifra en una fantasía enigmática y aterradora que comanda la emergencia compulsiva del delirio o la alucinación, según la cual, en una zona abisal del objeto o del mundo, esperan la ocasión para irrumpir intrusivamente en el yo, elementos, desechos, que de ningún modo se desea volver a incorporar..
La proyección, en cambio, recurso vital que provee el polo de uso al funcionamiento simbolizante, tiene a su cargo facilitar el reencuentro en el afuera con lo más propio y posibilitar la aceptación por el yo de lo que, aunque desconocido o temible podrá tornarse apropiable. La proyección exige por definición la introyección, supone un aparato que, dado el anclaje radical del objeto indemne en el yo, se encuentra en condiciones de volcarse afuera sin poner en riesgo con ello su integridad, sin activar fantasías de vaciamiento y confusión.

4. Identificación proyectiva y negación maníaca

La pregunta por la melancolía, la indagación de aquellas situaciones en que el sufrimiento funciona como único sostén del ser (7) llevó a Klein a rastrear los destinos que sufre la instalación del objeto indemne que funciona como núcleo vital del yo, y a interrogar específicamente ese modo peculiar de negación que se despliega en la defensa maníaca, esa defensa que suele saltar al ruedo cuando se produce el pasaje de una a otra posición.
Es el interés por localizar aquello que comanda la detención y el deterioro del funcionamiento simbolizador que lleva de la angustia de aniquilación a la notificación y aceptación de la ambivalencia, funcionamiento que soporta el juego analítico y que torna usable la interpretación- lo que lleva a Klein a focalizar la defensa maníaca y a formular la hipótesis final del ataque envidioso con su efecto de mancha indeleble sobre el objeto indemne que capacita al yo para invertir la angustia en simbolización, en camino hacia el duelo y la separación.
Heredero de la noción abrahamiana de preambivalencia, pero, para Klein, objeto atemporal, pura potencia actual de deriva fantasmático- simbolizante, este objeto que instalado en el centro del yo no entra en figuración, sostiene ya desde el tiempo en que se produce el pasaje del autoerotismo a la unificación siempre precaria del cuerpo, la vía que lleva a la diferenciación y la relación entre yo y no yo.
El ataque envidioso, hipótesis que da estatuto de premisa a la identificación proyectiva, socava, según la construcción kleiniana, la potencialidad yoica que pone a andar la introyección, daña a futuro o compromete en el mejor de los casos, el funcionamiento de la invariante introyección/proyección- condición funcional de toda sustitución- y afecta la posibilidad de aceptar y elaborar, cuando se lo conciba amable, la pérdida del objeto amado.
Así, cuando llega la exigencia narcisista de unificación de los inicios de la posición depresiva, encuentra un sustrato yoico sin capacidad funcional para sostener la existencia del objeto total que, aunque armado con los fragmentos dispersos que dejó el sadismo temprano, debería resultar suficientemente uno como para funcionar de soporte a esa identificación que dará forma unificada al cuerpo, al yo.
Reflejo de la virulencia de la identificación proyectiva, la negación maníaca, de la que el cuento freudiano del caldero brinda un fresco (8) pone a jugar en este punto negaciones superpuestas y recíprocas cuya vigencia simultánea y contradictoria aniquila la posibilidad fecundamente simbólica de la negación y fuerza el retorno de la escena persecutoria. Es todavía posible, si acaso la masividad de la primera operación lo exigiera, que el movimiento arriesgue ir más allá y dañe incluso la figurabiliad que aportaba ese pilar de las ecuaciones que es, una vez instituído el objeto persecutorio, anclaje representacional de la amenaza pulsional que juega a la vez desde el interior y el exterior del aparato psíquico como punto de amarre del proceso fóbico que con su correlato de deriva fantasmática comienza el trabajo de simbolización a falta del cual surgen el caos y la automutilación correlativos a la ansiedad de aniquilación.(9)
Se ve entonces que el encuentro con el duelo por venir en la posición depresiva encontrará según haya sido la cualidad de la IP tres destinos posibles:
1. La activación de un mecanismo fóbico que genera por desplazamiento y sustituciones un mundo producto de la simbolización en correspondencia con los objetos internos, que desgasta la virulencia destructiva de lo pulsional y que abre un universo de fantasías cuya deriva, variable dependiente del juego introyección/proyección, alimenta la formación de símbolos y pone la angustia en dirección a la reparación y al yo en las vías que lo conducen a cierta notificación de su ser dividido.
2. La reinstalación de la escena esquizoparanoide -según se lo lea, paso hacia atrás o nueva puesta en el telar de una escena que debiera haberse ya sujetado a otra economía - permite una nueva entrada al circuito de las posiciones con la cual tiene nueva chance la posibilidad de aceptación de la falta que afecta al ser, secundariamente al objeto y por último y de rebote, al yo.
3. La negación del sadismo temprano y de las fantasías que notifican de sus efectos sobre el estado del objeto, que se quiere íntegro a la hora de la identificación. Esta negación termina por dañar la vida misma del registro de la fantasía porque al afectar su deriva y su transformación, quita chances a la elaboración del duelo.
También aquí el recurso toma la forma de la huída, pero en este caso, la huída mutila al mismo yo, separa de sí a sus mensajeros o funciones básicas y a todo aquello que traiga noticia del estado dañado o muerto del objeto. Es así como la negación maníaca muestra el punto de incidencia de la masividad con que la identificación proyectiva ha dañado de raíz la instalación del objeto indemne, matriz del objeto en el funcionamiento del yo. Así explica Klein la inhibición brutal del yo para la simbolización, inhibición que promueve la reinstalación de la angustia más radical, reactiva el aluvión evacuativo y coarta la introyección de modo tal que no se logra montar la escena persecutoria ni dar a la angustia tonalidad paranoide ni poner en marcha las defensas esquizoides y la fobia.
Y aunque ese montaje se alcanzara, si se ceba el circuito cerrado a nivel de las fantasías persecutorias más primarias y falta la interpretación que pone en juego la fantasía que cierra el paso, el logro del trabajo realizado para abrir las vías del símbolo se detiene o deteriora y gana espacio creciente la alternancia manía depresión que permite el avance al primer plano del trasfondo de desintegración y el desmoronamiento que muestra el estado confusional, el acoso de la alucinación y la puesta en marcha de la construcción delirante.
Se ve la incidencia sobre toda introyección y toda identificación, de la operatividad en exceso de la identificación proyectiva, la actividad defensiva más extrema o virulenta que circula en la metapsicología kleiniana, heredera teórica de la primitiva hipótesis de expulsión, que crea por evacuación núcleos ina-propiables, elementos inasimilables portadores de lo más genuinamente yoico y sin embargo a rechazar como lo más ajeno en una orbitalidad que es anterior al establecimiento del borde corporal. Se ve su compromiso con la existencia de elementos inarticulados cuya insistencia amenazante exige al yo cada vez la compleja la tarea - en la que la vida de la fantasía es factor decisivo- de concebir lo exterior como algo separado para luego, aceptarlo.

Notas y referencias bibliográficas

(1) El activismo terapéutico puede ser un indicador neto del funcionamiento masivo de la IP. Los analistas de la escuela inglesa se caracterizan por guardar en ese punto de emergencia una actitud de cuidado peculiar de la abstinencia entendida a la manera más tradicional o sea como manejo interpretativo.

(2) Nos interesa hacer una breve aclaración respecto al valor de la metapsicología en la obra de Klein. Leyendo cualquier texto kleiniano puede verse cómo esa construcción metapsicológica que Freud llamara aparato psíquico y que Klein complejizó apelando incluso a un realismo psicológico extremo, es una ficción concebida a imagen y semejanza de las instantáneas del proceso puesto a andar cada vez por la enunciación de la regla fundamental.
La construcción de esa ficción creada a expensas de la experiencia clínica, ha ido ganando en precisión y ajuste no desdeñables en cada encuentro con los obstáculos de la cura, en particular con los más difíciles de remontar.

(3) Klein, M. (1955) Sobre la identificación (Obras Completas. Tomo 3 ) Buenos Aires, Paidós 1990
Klein,         [ Links ] M. (1957) Envidia y Gratitud. (Obras Completas Tomo 3) Paidós, Buenos Aires 1990.         [ Links ]

(4) Klein, M. (1946) Notas sobre algunos mecanismos esquizoides (Obras Completas, Tomo 1). Paidós, Buenos Aires 1990
Klein,         [ Links ] M. (1955) Envidia y Gratitud (Obras Completas Tomo 3) Paidós, Buenos Aires, 1990.         [ Links ]

(5) Rosenfeld muestra cómo interviene el negativismo que muestra muy bien la gran actividad que el retraimiento oculta. El negativismo intenta acotar esa confusión y paradojalmente la acrecienta porque está teñido por la tendencia a rechazar activamente lo que viene del exterior. El autor cita el texto de Anna Freud "Negativismo y sometimiento emocional" y muestra cómo aquellas interpretaciones que apuntan a esclarecer en el vínculo transferencial el juego entre las identificaciones y las disociaciones, logran que la confusión alucinatoria- sostenida por un negativismo que intenta poner coto a la identificación proyectiva y asegurar la distancia mínima yo/ no yo- ceda.
El autor confirma que por más autoerótico que parezca el estado transferencial de retraimiento, aloja en sí una intensa actividad que forma la base de una transferencia negativa e idealizante "analizable".
Véase: Rosenfeld, Herbert A. (1952) "Fenómenos transferenciales y análisis de la transferencia en un caso de esquizofrenia catatónica aguda " (Estados Psicóticos, pág. 123 a 137) Buenos Aires,-México: Editorial Lumen, Hormé         [ Links ].

(6) Los relatos clínicos y los trabajos teóricos de W. R. Bion (léase, como ejemplo el capítulo V de "Volviendo a pensar", 1957, Ediciones Hormé, Ed. Paidós Buenos Aires, 1990),         [ Links ] o los relatos clínicos de Rosenfeld (léanse como ejemplo los capítulos I y VI de " Estados psicóticos", 1947/ 54, Ed. Lumen Hormé, Buenos Aires, 2000) entre otros, proponen, a partir del reconocimiento de la modalidad transferencial y la angustia correlativa, un funcionamiento analítico a pura interpretación- interpretación pensada a la manera de Klein, es decir en tanto construcción de la fantasía inconsciente que se supone operando en acto, formulada al amparo absoluto y exclusivo del dispositivo analítico mismo, construcción de la "situación analítica" precisaría tal vez Melanie Klein.
En otra línea, que guarda sin embargo gran afinidad en este punto con la de los autores citados, es posible encontrar en trabajos de Donald Winnicott tales como "Alucinación y desalucinación" (1957), "La psicología de la locura: una contribución psicoanalítica"(1965) - ambos en "Exploraciones Psicoanalíticas I" Paidós, Buenos Aires 1991 -, indicaciones que muestran el manejo, rigurosamente interpretativo, de situaciones como las que tratamos de circunscribir.

(7) Klein, M. (1931). Una contribución a la psicogénesis de los estados maníaco-depresivos (obras completas, Tomo 1). Buenos Aires: Paidós.         [ Links ]
Klein, M. (1988). El duelo y su relación con los estados maníaco depresivos (obras completas, Tomo 1) Buenos Aires: Paidós.         [ Links ]

(8) El recurso a la reparación está ligado a una mayor capacidad del yo para conectarse con la realidad psíquica, para dejar surgir la preocupación por el objeto que dañado es sin embargo objeto amado, la reparación indica que hay reconocimiento del valor de ese objeto, y que el yo sufre por su destino que también podría arrastrarlo. Allí son posibles el penar, la tristeza, esbozos de la responsabilidad. Pero, Klein es terminante, la reparación puede tomar tonalidad maníaca y negada la ansiedad depresiva, descalificado y despreciado el objeto, la omnipotencia provoca una distorsión que hace virar el intento de reparación hacia la negación omnipotente. En la manía, el yo se comporta ante la vida de fantasía descubierta en este tiempo, como el personaje" B" del cuento del caldero que Freud describe en su libro sobre el chiste:
"B. ha prestado a A. un caldero de cobre. Al serle devuelto advierte que presenta un gran agujero en el fondo y reclama una indemnización. A. se defiende diciendo:
"Primeramente B. No me ha prestado ningún caldero, en segundo lugar, el caldero estaba ya agujereado, y por último, yo he devuelto a B. El caldero completamente intacto"
Esta vigencia de la manía en el movimiento depresivo hacia la reparación traba un proceso delicado que debiera conducir a esa tarea ineludible que hace de la realidad construída a expensas del sadismo algo distinto de la fantasía, algo, por derecho propio, con relativa estabilidad y vigencia para el yo y en el yo de modo que éste pueda habitar el mundo real con cierta soltura respecto de la angustia en la medida en que es capaz de conectarse con el mundo de objetos introyectados que lo habitan y movilizan.

(9) Puede leerse en Melanie Klein que las ansiedades y defensas tempranas, son básicas, esto es: lo psíquico no es pensable sin ellas. Y nos son las defensas mismas las que dan razón a la patología, sino su propensión - y ésta afecta de modo peculiar a la IP- a la rigidez y a la exclusividad que cierran camino y restan eficacia a otras defensas por venir.
Vale lo mismo para la regresión: Klein se ocupa muy bien de aclarar que ni el autismo ni la esquizofrenia paranoide tienen su razón en la regresión, que no falta, sino con la inhibición del desarrollo que impide la introyección y con ella la necesaria inversión del caudal del sadismo máximo como soporte energético de la deriva que hará posible la arborización de la fantasía y, por esa vía, las sustituciones simbólicas.
No es hallable en Klein la idea de un estado autista o psicótico constitutivo o inicial, tampoco la idea de una psicosis generalizada o estructural, mucho menos la de "regresión a la estructura".

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