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Anuario de investigaciones

versión On-line ISSN 1851-1686

Anu. investig. v.13  Ciudad Autónoma de Buenos Aires ene./dic. 2006

 

PSICOLOGÍA SOCIAL, POLÍTICA Y COMUNITARIA

Microemprendimientos de jóvenes en situación de vulnerabilizacion social: El difícil tránsito hacia la autonomía

Microentrepreneurships of young people in social vulnerabilization: The hard transition toward autonomy

Fernández, Ana M.1; López, Mercedes2; Ojám, Enrique3; Imaz, Xabier4

1 Profesora Titular Cátedras «Teoría y Técnica de Grupos" e "Introducción a los Estudios de Género". Facultad de Psicología. Universidad de Buenos Aires. Directora de la Investigación "Política y subjetividad: estrategias colectivas frente a la vulnerabilización social", UBACyT - P052 y de la Investigación de Urgencia Social "Microemprendimientos autogestivos de jóvenes. Dispositivos de acción colectiva frente a la vulnerabilización social" UBACyT P705.
2 Doctora en Psicología (UBA). Master en Ciencias Sociales (FLACSO). Profesora Adjunta Cátedra "Teoría y Técnica de Grupos, I". Co-Directora de la Investigación "Política y subjetividad: estrategias colectivas frente a la vulnerabilización social", UBACyT - P052 y de la Investigación de Urgencia Social "Microemprendimientos autogestivos de jóvenes. Dispositivos de acción colectiva frente a la vulnerabilización social" UBACyT P705.
3 Licenciado en Psicología (UBA). Docente de la Cátedra "Teoría y Técnica de Grupos, I". Investigador del proyecto UBACyT - P052 y de la Investigación de Urgencia Social UBACyT P705.
4 Licenciado en Psicología (UBA). Jefe de Trabajos Prácticos de la Cátedra "Teoría y Técnica de Grupos, I" e "Introducción a los Estudios de Género". Investigador del proyecto UBACyT - P052 y de la Investigación de Urgencia Social UBACyT P705.

Resumen
Se presentan consideraciones del proyecto enmarcado en el área de Urgencia Social de UBACyT: "Microemprendimientos autogestivos de jóvenes. Dispositivos de Acción Colectiva frente a la vulnerabilización social" (UBACyT P705); dirigido por la Dra. Ana María Fernández, codirigido por la Dra. Mercedes López, e integrado por: Lic. Enrique Ojám, Lic. Xabier Imaz y Lic. Valeria Falletti. Es una investigación participativa, con metodología cualitativa y su principal objetivo es conocer y actuar sobre los obstáculos que encuentran los jóvenes de 16 a 25 años que participan del Programa de Emprendimientos Juveniles organizado por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires; para el diseño, implementación, desarrollo y sostenimiento de sus microemprendimientos.
Se presentan aquí características de sus modos de vinculación y los universos de significaciones que sostienen sus proyectos y consideraciones que aporten al diseño de dispositivos de acción que faciliten que sus microemprendimientos sean espacios de potenciación colectiva para jóvenes vulnerabilizados.

Palabras clave: Vulnerabilización; Autogestión; Jóvenes; Clientelismo; Microemprendimientos

Abstract
This paper presents considerations about the project framed in the area of Social Urgency of UBACyT: "Youth autogestive micro-entrepreneurship. Collective action devices facing social vulnerabilization" (UBACyT P705); directed by Dra. Ana María Fernandez, co-directed by the Dra. Mercedes Lopez, and integrated by: Lic. Enrique Ojám, Lic. Xabier Imaz and Mgtr. Valeria Falletti. It is a participative investigation, with qualitative methodology and its main objective it is to know and to act on the obstacles that vulnerabilized young people finds for the design, implementation, development and support of their micro-entrepreneurships. This young entrepreneurs are vulnerabilized people between 16 and 25 years old that participate in the Youthful Program of Entrepreneurships ruled by the Government of the City of Buenos Aires.
The universes of significations that maintain their projects and characteristics of their bonds are presented here as well as considerations about the ways to design action devices to build their micro-entrepreneurships as spaces of empowerment for vulnerabilized young people.

Key words: Vulnerabilization; Autogestive; Youth; Clientelism; Microentrepreneurships

I. Introducción
Este trabajo presenta consideraciones vinculadas con el proyecto de investigación enmarcado en el área de Urgencia Social de UBACyT: "Microemprendimientos autogestivos de jóvenes. Dispositivos de Acción Colectiva frente a la vulnerabilización social" (UBACyT P705); dirigido por la Lic. Ana María Fernández, codirigido por la Dra. Mercedes López, e integrado por el Lic. Enrique Ojám, el Lic. Xabier Imaz y la Magtr. Valeria Falletti.
Este proyecto, que se inició en enero de 2004 y se encuentra actualmente en sus tramos finales, es continuación de estudios y trabajos previos - tanto de investigaciones UBACyT1 como de asesorías e intervenciones institucionales realizadas por la Cátedra Teoría y Técnica de Grupos "I" (Fernández, A.M. 1999) - que nos han permitido identificar aspectos que vulnerabilizan a los jóvenes tales como la fragilización de las referencias identitarias e institucionales, de los códigos público- laborales, satisfacción en la inmediatez, etc. (Fernández, A.M. & López, M. 1999), e indagar en las estrategias y prácticas que potencian sus proyectos como por ejemplo que establezcan colectivos autogestionados e insertos en redes comunitarias.
En el desarrollo de las distintas actividades realizadas en este proyecto orientadas a conocer y actuar sobre los obstáculos de los jóvenes para el diseño, implementación, desarrollo y sostenimiento de sus microemprendimientos, se indagó el problema de la optimización de los recursos simbólicos, materiales y subjetivos, de un grupo de jóvenes vulnerables, de 16 a 25 años, para la construcción y sostenimiento de proyectos productivos y sociales, con el fin de construir dispositivos de acciones grupal/comunitarios eficaces y sostenibles en el tiempo.
La vulnerabilización de los jóvenes con los que se trabaja es resultado de acciones político-económico-sociales de larga data y las actividades que actualmente se están desarrollando responden a políticas públicas cuya formulación, modalidad de su puesta en marcha y consecuencias es necesario considerar críticamente.
Cabe recordar que las políticas macroeconómicas que se implementaron en Argentina desde hace algo más de una década, cuyo antecedente directo se remonta a la última dictadura militar, implicaron fuertes transformaciones económicas y sociales así como el proceso de privatizaciones y apertura más acelerado que haya habido en Argentina, instalando una extendida flexibilización laboral, severas restricciones a la red de seguridad en el trabajo y un desfondamiento de las instituciones sociales (Fernández, A.M. 1999). El Estado transformó su capacidad de intervención en las formas de regulación sobre el mercado, lo cual produjo la consolidación de modalidades de precariedad laboral con altos índices de desempleo, subocupación y un deterioro de las condiciones laborales en las actividades formales que se tradujo en que la gran cantidad de trabajadores previamente asalariados pasaron a engrosar las filas de los trabajos precarios con lo cual no disponen ni de acceso a la salud, ni a vivienda digna, ni contarán a futuro con jubilación (López, M., Montenegro, R., 2003)
Los niveles de pobreza alcanzaron dimensiones inéditas, la información de INDEC al segundo semestre del 2004 permite afirmar que el porcentaje de población pobre asciende a 44,7%, es decir que en el país existen 17.145.034 personas en esta situación. Por su parte la indigencia afecta a 6.579.358 de argentinos, lo cual representa al 17% de la población total del país. En tales relevamientos se constata que tanto la pobreza como la indigencia evidencian una concentración en la población menor de 22 años, dando cuenta de que se trata de un cuadro de infantilización de la pobreza y la indigencia.
En este escenario, el mercado de trabajo presenta una tasa de desocupación real que continúa siendo estructuralmente alta, en el segundo trimestre del 2004 es el 19,1% de la PEA, mientras la subutilización laboral (desocupados más subocupados) representa el 30% de la fuerza laboral. Estas tendencias dan cuenta de un mercado que reproduce a su fuerza laboral en condiciones de deterioro creciente.
En la actualidad el Estado dice combatir al desempleo: de modo directo con los programas de apoyo social2, y de modo indirecto con planes de inversión pública, aunque la realidad es que la población sin trabajo y empobrecida permanece en proporciones inéditas en Argentina.
En este artículo se presentan algunas de las características específicas de una particular experiencia que articula una institución gubernamental con organizaciones barrial/comunitarias y jóvenes vulnerabilizados que residen en el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires. Para ello se comienza con algunas consideraciones acerca de los procesos de vulnerabilización social, luego se incluye la metodología de la mencionada investigación, una breve descripción del Programa de Emprendimientos Juveniles (PEJ) de la Dirección General de la Juventud (DGJ) del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, la caracterización del grupo de jóvenes vulnerabilizados con el que se trabaja, sus modos de vinculación y los universos de significaciones desde los que sostienen sus emprendimientos y se concluye con algunas consideraciones para reflexionar y aportar a futuras experiencias en este campo de problemas.

II. Sobre el proceso de vulnerabilización social
Retomando lo planteado en presentaciones anteriores (Fernández, A.M., López, M. (2004)), hoy se puede ser pobre de muchas maneras, también se puede ser vulnerable de distintos modos no solo por la pobreza en términos económicos, sino también por la extrema incertidumbre laboral, por el desamparo institucional, por la vulneración de derechos ciudadanos, etc. Frente a la literatura clásica sobre vulnerabilidad social consideramos más adecuado hablar de procesos de vulnerabilización social (Castel, R., 1997): aludiendo a un conjunto de estrategias biopolíticas (Foucault, M., 1978) que incluyen, junto a la precarización económico-laboral y la desafiliación, la producción de complejos procesos subjetivos de culpabilización individual, paralización de la capacidad de iniciativa, empobrecimiento de la imaginación y pérdida del interés por el futuro (Fernández, A.M., López, M., 2005).
En el caso de la vulnerabilización juvenil es necesario poner de relevancia el progresivo establecimiento de ciertos imaginarios juveniles que - frente a la "falta de oportunidades" de inserción en el mercado laboral y distintas formas de expulsión del sistema educativo - han instituido significaciones imaginarias que reemplazan la ética del esfuerzo propia de la sociedad salarial por una imaginaria satisfacción inmediata de necesidades con la consecuentes fragilizaciones de los códigos público-laborales y endebles referencias identitarias. Estos son algunos de los efectos de la imposibilidad de formarse en la cultura del trabajo y el desfondamiento de ideales colectivos.
En nuestras investigaciones precedentes, hemos constatado que el asistencialismo en cualquiera de sus formas no logra revertir esta situación, mientras que muchas de las acciones colectivas de tipo autogestivo desarrolladas a partir de diciembre de 2001 - en muchos casos por fuera de las instituciones formales- junto a la transformación de los lazos sociales en nuevas formas de solidaridad comunitaria y novedosos emprendimientos colectivos, han creado diversas condiciones de potenciamiento tanto de los grupos en cuestión como de sus participantes. Sin embargo sus dispositivos autogestivos han sido pilares de su potenciamiento, al no plasmarse en formas institucionales muchas veces les ha impedido acumular fuerza y/o sostenerse en el tiempo, en estos casos puede crearse así una nueva vuelta de fragilización. Las experiencias que permanecen son aquellas que han articulado sus emprendimientos en redes y a su vez se han conectado con otros actores sociales (por ej. Cooperativas de cartoneros, cooperativas autogestivas fabriles y asambleas barriales actualmente existentes donde sus emprendimientos suelen presentar singulares afianzamientos de los procesos autogestivos que inventan) (Fernández, A.M., y col., 2006). Así, la producción de potencias colectivas es estratégica en la lucha contra la exclusión.
Siguiendo esta línea de pensamiento, a la hora de definir políticas sociales, éstas deberían tener en cuenta la posibilidad de crear condiciones de potenciamiento colectivo de los sectores sociales vulnerabilizados.

III. Breve caracterización del programa de emprendimientos de jóvenes en curso
Alineada con las políticas públicas que en un primer momento se orientaron a proporcionar contención a la población vulnerabilizada, y que actualmente dicen proponerse una redirección hacia una modalidad que procura alentar la autonomía y el protagonismo de los jóvenes vulnerabilizados en sus propios proyectos, la DGJ (GCBA) lanzó el Programa de Emprendimientos de Jóvenes. En la descripción del mismo expresa el propósito de promover la "inclusión social" de la población joven a partir del apoyo a emprendimientos que incorporen conceptos de "autogestión", "solidaridad", "economía social" y "desarrollo local". El área de Emprendimientos Juveniles de la DGJ es la encargada de llevar adelante esta propuesta que tiene una duración anual y se desarrolla entre los meses de marzo y diciembre. La misma está dirigida a jóvenes entre 16 y 25 años, para que conformen un grupo y que, con el patrocinio de una ONG, presenten un proyecto comunitario productivo3.
Los jóvenes que participan de estos emprendimientos no son un conjunto homogéneo (edad, sexo, educación, nivel socioeconómico de origen, etc.). También es heterogéneo el conjunto de las ONGs capacitadoras (diferentes historias, trayectorias, ideologías, pertenencias partidarias, etc.). Todo lo cual generó muy diversas experiencias en la conformación y consolidación de los grupos.
En lo que hace a las características de los proyectos que resultaron más "exitosos" correspondieron a actividades tales como: panadería, estampado de remeras, elaboración de velas, artesanías, etc. de lo cual puede inferirse que no van a posibilitar una salida de la precariedad. Por ello, puede suponerse que apuntan a que los jóvenes puedan construir posicionamientos activos frente a la precariedad más que a una real salida de la misma.

IV. Metodología
El proyecto que enmarca las consideraciones que se presentan en este trabajo es una investigación participativa (Heredia, E. 1993; Sirvent, T. 1988) en la que se utiliza metodología cualitativa para la recolección y para el análisis de la información (Glaser, B.G. & Strauss, A., 1967). Se trabaja incluyendo a los responsables de la DGJ y los jóvenes vulnerabilizados participantes del programa de microemprendimientos, en el diagnóstico de la situación, el diseño de los dispositivos de acción participativo/ comunitaria y las diversas etapas de evaluación.
Para relevar la información se apeló a recursos cualitativos: observación participante, entrevistas y dispositivos grupales.
La observación participante se realizó a partir de la elaboración de guías de observación específicas, se implementaron en las Jornadas de Apertura, encuentros de Articulación Grupal mensuales, reuniones de información/ capacitación y ferias de fin de año.
Las entrevistas se realizaron a partir de un cuestionario semiestructurado dirigido tanto a los jóvenes, como a los representantes de la OG y de las ONGs, durante el transcurso de toda la experiencia.
Los dispositivos grupales incluyen distintos modos de diseños participativos para cubrir los contrastes de los diversos grupos -microemprendimientos que estén en curso y que aún no se hayan puesto en marcha- involucrados, contemplando las exigencias metodológicas adecuadas para indagar la diversidad que caracteriza los procesos en estudio. Dichos dispositivos se diseñaron específicamente para alcanzar dos propósitos:
a) recoger información sobre las modalidades de acción, toma de decisiones, establecimiento de alianzas, formas de encarar obstáculos y oportunidades, lazos sociales y
b) operar como espacios tácticos de producción de subjetividad (Fernández, AM 1988), es decir, que ofrezcan espacios de elaboración colectiva de distintas situaciones que tengan que enfrentar, decidir y/o resolver.
Se trabaja sobre dos tipos de microemprendimientos:

1. Grupos que se encuentran en la ejecución de su microemprendimiento, en el cual se selecciona una muestra que respete el criterio de a) que su microemprendimiento se esté desarrollando y sosteniendo en el tiempo, cumpliendo con los objetivos pre-establecidos; y b) aquellos en los que el grupo de microemprendedores este en proceso de disolución y no logran alcanzar los objetivos propuestos.
2. Grupos cuyo proyecto de microemprendimiento fuera aprobado por la DGJ, donde se selecciona una muestra que respete el criterio de: a) que el proyecto este evaluado muy satisfactoriamente a partir de las posibilidades de sustentabilidad del mismo y que sus integrantes no hayan constituido el grupo solo a los fines de llevar a cabo el proyecto; y b) aquellos proyectos en el que sus integrantes hayan constituido el grupo solo a los fines de llevar a cabo el microemprendimiento.

Por tratarse de una investigación participativa, es empírica e implica el involucramiento activo de la población con la que se trabaja. (Forni, F., Gallart, M.A., & Vasilachis de Gialdino, I, (1993); Fassio, A., Pascual, L., & Suárez, F., (2002)). Presenta un diseño longitudinal en tanto recoge la información a lo largo de un período establecido de tiempo e incluye registros de los acontecimientos en el mismo momento que se producen. Se utiliza muestreo intencional (Muestreos No Probabilísticos) es decir los casos se seleccionaron según los criterios ya mencionados. Dado el alto nivel de involucramiento de los investigadores en el trabajo de campo y como recaudo metodológico se apela al análisis de la implicación (Lourau, R., (1975)) y como instrumento tanto de exploración como de validación se utiliza la triangulación (Denzin, N.K. & Lincoln, Y.S., (1994)) de fuentes, de datos y de participantes, vale decir la contrastación de las redes rizomáticas que se entretejen en las diversidades y las asimetrías del espacio social en que se desarrolla este trabajo (Villasante (1995); Deleuze & Guattari (1976)).

V. Breve caracterización del grupo de jóvenes vulnerabilizados:
Los jóvenes en situación de vulnerabilización social y económica - y por ende subjetivos - con los que trabaja esta investigación, son un conjunto heterogéneo: se diferencian por sexo, por edad, por situación familiar4, algunos tienen algún tipo de vivienda que los cobija y otros son "jóvenes en situación de calle" o habitan viviendas precarias. Algunos pertenecen a una clase media devenida en "nuevos pobres", que ha perdido el capital material y simbólico a raíz de la crisis producto del neoliberalismo instalado desde hace más de una década.
En su gran mayoría no tiene inserción en el mercado laboral formal, y casi nula posibilidad de lograrla, muchos de ellos se encuentran fuera del circuito educativo y sin pertenencias institucionales sólidas y/o sostenidas establemente en el tiempo. Junto a estas precariedades presentan diversas vulnerabilidades: problemas de adicciones, posibilidades de contagio de enfermedades de transmisión sexual, desvinculación familiar, conflictos de índole legal, etc.
Se trata de jóvenes que en muchos casos son segunda o tercera generación de desocupados por lo cual no han armado una "cultura del trabajo", su exclusión social pone en riesgo el recambio generacional imprescindible para la recuperación productiva del país.

VI. Algunas consideraciones sobre las modalidades de vinculación entre los diversos actores sociales involucrados
En el relevamiento realizado5 se advierte la coexistencia de diversas tensiones (Fernández, A.M., Borakievich, S., Rivera, L. (2003)) en los modos de relación que se producen - y entraman - entre los distintos actores involucrados. Se partió de entender que el espacio promovido por este Programa se constituye tanto en un espacio material como en un espacio simbólico en el cual se despliegan los valores, los intereses y las prácticas institucionales, singulares y colectivas.
Sin pretender plantear perfiles nítidos se pueden identificar algunas características de los vínculos que los jóvenes establecen con otros jóvenes, con el Programa y los Proyectos, con la OG y con las ONG., a partir de tendencias en actitudes y/o posicionamientos que insisten en estos grupos.
a) Los modos de vinculación de los jóvenes con otros / otras jóvenes.
Respecto a los modos de relacionarse los y las jóvenes con sus pares, se pueden señalar tensiones entre un primer posicionamiento referido a una modalidad solidaria y otra individualista; un segundo posicionamiento entre reconocimiento y otro de descalificación; un tercer posicionamiento entre desconfianza y confianza; y finalmente un cuarto modo entre simetría y asimetría respecto al ejercicio del poder. Quiénes daban cuenta de reconocer e interesarse por un 'trabajo entre varios' con resultados gratificantes tanto para ellos como para quien podía observar sus productos y manera de desenvolverse en el trabajo, generalmente coincidían en tener vínculos previos a esta convocatoria (se conocían de antes, habían empezado con el proyecto y la capacitación de la ONG's en un periodo anterior, conocían a sus capacitadores).
Para llevar adelante el proyecto, algunos jóvenes mencionaban que para organizarse los ayudaba resolver los problemas solidarizándose entre ellos, reemplazándose, considerando los sentimientos del otro, conociéndose, aprendiendo a decir las cosas, uniéndose, "remando para un mismo lado", comprometiéndose, superando las dificultades entre todos. Y simultáneamente se advierten expresiones de descalificación y/o desprecio que los propios jóvenes expresan hacia otros jóvenes, como cuando alguno dice que los jóvenes de su barrio "son todos vagos a los que no les gustaba trabajar", o cuando alguno menciona que "hay uno o dos que no se drogan, el resto están hechos mierda, y si querés ayudarlos encima te tratan de boludo". E incluso expresiones de violencia explícita como cuando un entrevistado expresa "a veces creo que hay que matarlos a todos esos pibes que desde chicos están arruinados por la droga...porque ya es irreversible".
Otras modalidades de vinculación con otros jóvenes se asientan en una manifiesta desconfianza lo cual se expresa en frases como: "no podés confiar en nadie" o también "yo no le doy la dirección de mi casa a nadie". Lo cual se suele justificar con argumentos que extienden el problema a la comunidad toda, por ejemplo un joven expresaba: ..."sí, ya sé el problema son los políticos, viene del gobierno, pero no de éste solamente...de años...el menemismo lo pudrió todo, ahora no podés confiar ni en el que tenés al lado."
b) Los modos de implicarse de los jóvenes con el Programa y los Proyectos
Respecto al Programa se verifica una similitud con lo que sucede con el grado de involucramiento con los Proyectos. Una modalidad es implicarse con el Programa y/o Proyecto como oportunidad para incorporar el aprendizaje de algún oficio o de establecer las bases para una actividad productiva con posibilidades de desarrollo a futuro, y otra modalidad es enfocar al Programa y/o Proyecto como medio como una simple excusa para obtener la beca.
Estas modalidades dan cuenta de diversos modos de implicarse/significar los distintos espacios, y de la heterogeneidad de este colectivo. No son caracterizaciones de diferentes momentos sino tendencias de diversos grupos de jóvenes en sus modos de implicarse con estos espacios. Tampoco remiten a una identidad grupal, pues los distintos grupos pueden sostener una combinatoria de tales posicionamientos en distintos momentos.
c) Los modos de vinculación de los jóvenes con la OG
En algunos/as jóvenes se advierten actitudes dóciles que se expresan en comportamientos sumisos, silenciosos o con gestos con los que procuraban captar la simpatía de los demás y de ese modo eludir alguna posible sanción, acceder sin obstáculos al cobro del dinero. Por ejemplo, explicitar cuestiones de su vida privada relatando experiencias complicadas y/o dolorosas, mostrarse con actitudes de "dar pena", o apelar a gestos de picardía para promover la simpatía de sus interlocutores. Mientras simultáneamente, otros jóvenes expresaban su descontento o cuestionamientos ante determinadas consignas o normativas, desplegando incluso conductas prepotentes y de confrontación. Una característica distintiva entre los jóvenes que apelaban a una u otra modalidad era la de pertenecer - o no - a alguna organización partidaria que operaba como una suerte de "respaldo" -imaginario o no- que parecía habilitarlos a desmarcarse de la sumisión con la que los demás se desenvolvían.
d) Los modos de vinculación de los jóvenes con las ONGs
La vinculación de los jóvenes con la ONG patrocinadora, en muchos casos se remontaba a bastante tiempo previo a esta convocatoria. En estos casos, los jóvenes concurrían de forma regular a la misma, eran conocidos y a su vez conocían a las personas de la organización, participaban activamente de las actividades de la misma e incluso en algunos casos estaban ya realizando la capacitación específica en el oficio sobre el cual diseñaron su proyecto. Aquí, la ONG era una presencia sólida, que los respaldaba y operaba como un punto de referencia con el cual se sentían involucrados.
En otros casos, las ONGs convocaban a los jóvenes a partir de la propuesta del PEJ, por ser del vecindario donde desarrolla sus actividades, o por ser conocidos de otros jóvenes que participan en la organización. En estos casos el encuentro era fortuito, coyuntural, acotado a esta posibilidad. También hay ONGs que no brindaban respaldo desentiendiendose de estas responsabilidades.
Finalmente, y respecto a los modos de vinculación entre OG y ONG cabe señalar que en esta experiencia se verifican los dos modos que habíamos identificado en trabajos anteriores (López, M & Falleti, V. (2004))6. Si bien hay heterogeneidad en las ONG que no hace posible establecer una única forma, se advierte que entre la OG y algunas ONG se establece una suerte de "alianza silenciosa" a través de la cual ambas instituciones se beneficiarían al apoyarse mutuamente. En tal modalidad la OG podría "sumar fuerzas" para concretar sus objetivos, mientras que la ONG se aseguraría la provisión de recursos para sostener su funcionamiento, aunque esto signifique por un lado resignar su desarrollo y accionar independientes, y por otro lado la constante adaptación a los perfiles institucional/políticos que vaya adoptando la instancia estatal bajo las distintas gestiones que la rijan. Vale tener presente que es la organización estatal quien concreta la convocatoria y quien la sostiene. De tal modo, el punto de referencia es la instancia estatal, que con este proyecto cumple uno de los objetivos de las acciones de políticas públicas para la población vulnerabilizada.

VII. Algunos imaginarios sociales de los jóvenes vulnerabilizados
Esquemáticamente dicho se identificaron dos grupos de significaciones diferenciadas: a) aquellos que visualizan el programa como una oportunidad para salir de su condición de vulnerabilidad; y b) aquellos que ven al mismo como un espacio de asistencialismo estatal y se posicionan desde una imaginería clientelar.
Respecto a las prácticas, se localizaron por un lado grupos que asistieron a las capacitaciones y que lograron trabajar en equipo e investir su proyecto. Entre ellos circulan significaciones como: "queriendo se puede", "hay que saber aprovechar lo poco que nos dan", "esta bueno porque conoces gente nueva", "nuestro proyecto sí funcionó". Este grupo de significaciones estaría dando cuenta que frente a la situación de vulnerabilidad social y de desamparo, estos grupos de jóvenes pueden apropiarse de los recursos simbólicos y materiales que les están brindando la ONG y la OG, y con ello diseñar y/o desarrollar su proyecto.
Por otro lado, se encontró en las prácticas de otros grupos una tendencia a eludir las obligaciones, falta de compromiso con la organización gubernamental, la organización no gubernamental y el propio grupo de pares. Prácticas que aparecen ligadas a discursos donde insisten significaciones como: "nos usan", "nos hacen venir para la foto", "nos están faltando el respeto", "estamos desilusionados porque todavía no nos pagaron nada de los viáticos". Al mismo tiempo que circulaban estas significaciones era muy frecuente que se ausentaran de las reuniones organizadas por la Dirección de la Juventud, o llegaran tarde y se fueran más temprano con alguna excusa, o que los integrantes de un grupo no se reunieran, o que no se ocuparan de conseguir la persona que los debía capacitar en el aspecto técnico del emprendimiento, etc.
Cabe señalar que aquellos grupos que lograron investir el proyecto, no siempre pudieron concluirlo con todos los integrantes iniciales, algunos por ejemplo empezaron siendo 10 y terminaron 6 de ellos. En general estos grupos presentan la característica de conocerse previamente, haber logrado establecer lazos sólidos con sus pares, de haberse acercado voluntariamente a la ONG que posteriormente los patrocinaría, de contar con un proyecto previo al llamado a concurso y de ser autogestivos. En cambio aquellos grupos que no han logrado investir el proyecto, se caracterizan porque el grupo se desmembra con facilidad, no se conocen previamente y/o no logran constituirse como grupo, su interés está puesto en cobrar el subsidio posicionándose subjetivamente de modo clientelar, al clásico modo de la política. Asimismo, cuando las ONGs patrocinadoras respondían a partidos políticos, inscribían a sus militantes jóvenes sin que estos tuvieran un particular interés en realizar un proyecto autogestivo. En la gran mayoría de estos casos los proyectos fueron diseñados por los referentes de la ONGs sin el debate conjunto y compromiso en el armado por parte de los jóvenes que lo integrarían, y frente a la deserción de algún compañero inscribían a otro joven para que ocupara su lugar más atentos a cubrir los requisitos formales que a la conformación consistente del equipo.
Se ha observado también que las situaciones de vulnerabilización social por las que atraviesan los jóvenes no son determinantes absolutos frente a la posibilidad de que el proyecto funcione, las situaciones de extrema pobreza o las diversas fragilizaciones que padecen, si bien eran barreras que debían sortear, no fueron impedimentos en varios grupos para asumir el compromiso con el proyecto emprendido. Muchas de estas dificultades parecían fortalecer a algunos grupos, quienes los enfrentaban con mucha solidaridad, afianzándose aún más sus lazos.
A modo de ejemplo, vale señalar la presencia de madres con sus bebés, que era una constante en casi todos los grupos; mientras que en algunos el maternaje se consideraba como un obstáculo a comprometerse con la tarea, en otros grupos el bebé de una compañera era cuidado por todos los integrantes del grupo sin obstaculizar las actividades. En otros casos se cubrían en los horarios y realizaban una división racional del trabajo con el fin de que pudieran cumplir con tareas por fuera del proyecto, como responder a las responsabilidades asignadas en el seno de la familia.
Se advierte que aquellas estrategias y prácticas que potencian sus proyectos se vinculan con aquellos grupos que toman sus decisiones de manera colectiva y autogestiva, funcionando insertos en redes comunitarias. Así, se pueden establecer relaciones entre el éxito de los microemprendimientos y los vínculos que los jóvenes logran establecer con la ONG que los presente y con el Programa de Emprendimientos Juveniles.

VIII. Un particular juego de la lógica clientelar: Las ficciones
En lo dicho hasta aquí se advierte la coexistencia de diversas modalidades de relación que se producen entre los distintos actores involucrados. Sin pretender plantear una clasificación se pueden distinguir dos tendencias entre los y las jóvenes: a) aquellos que logran apropiarse de una amplia gama de los recursos simbólicos y materiales que esta experiencia les provee (López, M., Ojam, E. & Imaz, X. (2005)); b) aquellos que la transitan registrando un grado mucho menor de apropiación de estos recursos. En este apartado, se señalarán algunos de los aspectos advertidos en el segundo grupo.
Este segundo grupo de jóvenes cumple de manera meramente formal con los requerimientos del Programa, de modo de asegurarse la provisión de las ayudas económicas y casi no desarrollan prácticas concretas dirigidas al desarrollo del proyecto "autogestivo". Asisten a las actividades previstas, ponen el cuerpo, realizan las acciones que les permiten sostener el espacio, pero no se involucran subjetivamente con el Programa, no invisten el proyecto. Aparece una lógica utilitaria y que de alguna manera estaría emparentada con las prácticas clientelares frecuentes en su ámbito familiar. A modo de ejemplo, cuando han tenido que completar alguna información la consulta era "qué debo poner aquí" o "Ya completé el formulario ¿me puedo ir que juega Argentina?", o cuando asistían a alguna actividad se limitaban a "estar" pero sin participar ni mostrar interés alguno, donde lo que parecía importante era "dar el presente". Así, este comportamiento responde a la idea de tener que hacer lo que alguien les indique como una suerte de contraprestación a cambio de la cual se recibirá el dinero de la beca. Esta modalidad es asimilable con algunas actividades clientelares que constituyen parte de las estrategias de supervivencia de muchas familias empobrecidas, como por ejemplo vender la presencia en actos políticos, o votos, a cambio de bienes o dinero.
De este modo establecen un como sí, en donde parecen estar interesados en la oportunidad de desarrollar un emprendimiento, pero no se apropian de todos los recursos que se les brindan, limitándose a la percepción de la beca como si se trata de un Plan Trabajar para jóvenes, con lo cual continúan en un circuito asistencial- clientelar cancelando la oportunidad de apostar al propio potenciamiento.
Algo similar sucede en sus interacciones con la ONG que los patrocina, asisten a las reuniones de capacitación en oficios que se les ofrecen -cuando esto ocurre - y se muestran dóciles e incluso apáticos ante las sugerencias que las personas de la ONG les hacen aceptándolas sin interrogaciones o contrapropuestas. El interés está puesto solamente en permanecer en el circuito que les permite acceder a las becas. (Fernández, A.M. & López, M., 2004)
Denominamos "ficción" a esta particular modalidad por la cual una persona que es parte de un entramado de interacciones en las que se juegan relaciones de poder - las cuales involucran algún tipo de beneficio (material, emocional, simbólico) - se desenvuelve de acuerdo al rol esperable para que tales interacciones sean posibles, al igual que la percepción del beneficio, sin asumir realmente dicho rol. Para poder desplegar la "ficción" la persona involucrada tiene que conocer las lógicas y los códigos que allí operan.
Estas actitudes de fingir se advierten también en las modalidades dóciles y silenciosas o los gestos en procura de generar simpatía señaladas previamente; ya en un trabajo anterior (Fernández, A.M., López, M., Farruggio, L. & Gobet, L., 2005) considerábamos a esta docilidad una modalidad resultante de las estrategias biopolíticas que producen ese particular posicionamiento subjetivo, y también parte de una estrategia que se implementa para obtener lo que se desea y que se vincula con cierta"comprensión" de la organización de las relaciones sociales en las cuales se ubican "por debajo" de sus interlocutores. De tal modo se despliega una suerte de"táctica del débil" por la cual en una interacción alguien sin poder material ni simbólico, procura ejercer algún tipo de control sobre quien lo tiene procurando conseguir que éste interlocutor le dé aquello que quiere conseguir (bienes, oportunidades, eludir reprimendas, etc.).
Del mismo modo, los comentarios de escepticismo respecto a "lo que se puede esperar del Estado", respecto a que "prometen y luego no cumplen" y que "siempre es lo mismo, te usan y nada termina funcionando según lo prometido", da cuenta de un imaginario en el cual el Estado no es confiable, promete y frustra y las acciones que despliega están sobre un trasfondo de intereses partidarios y/o electoralistas. Este modo de vincularse con el Estado es, en última instancia, una estrategia de supervivencia que consiste en una adaptación formal a los requerimientos de un Estado imaginarizado como proveedor y simultáneamente frustrador, que dice que hace algo que en verdad no hace, y con la cual a su vez dicen que hacen algo que en verdad no hacen como modo de obtener lo que quieren o lo que puedan. El objetivo final parece ser conseguir lo más posible de un Estado que promete oportunidades que luego escatima y ellos parecen no poder ni imaginar que es posible alcanzarlas por otros medios; quizás por eso extreman las conductas de adaptación formal silenciando reclamos o denuncias, aunque implique continuar en el circuito de hierro del clientelismo con otros ropajes.
El posicionamiento subjetivo que sostiene estas modalidades de acción está construido sobre cierto registro de haber sido privados de beneficios a los que tendrían derecho a acceder (trabajo, vida digna, un futuro mejor, seguridad social, vivienda, salud, educación, etc.) y eso mismo es lo que les legitima los "trucos" a los que acuden para conseguir aunque sólo sea algo de todo aquello que se les adeuda. Pero al mismo tiempo los mantiene capturados en una misma lógica clientelar a la que parecen aferrarse y que les impide imaginar otras modalidades que los desmarque de una subjetividad de "ser asistidos" a otra de "autogestionar".
Esta particular modalidad ficcional es advertible también en algunas relaciones que la OG y ONGs establecen entre sí (Fernández, A.M. & López, M., 2005). Así, tal como se mencionó previamente, hay ONGs que establecen alianzas - tácitas o explícitas - con el Gobierno de la Ciudad, gracias a cuyo apoyo pueden seguir adelante con sus actividades. Para ello despliegan una actitud de pasividad a efectos de contar con el apoyo estatal. En definitiva, puede pensarse que esta modalidad organizacional lo que hace es "saber desenvolverse" frente a las sucesivas coyunturas políticas, a efectos de recibir los insumos que hacen posible su permanencia.

IX. Algunas consideraciones para reflexionar
Los procesos de vulnerabilización social ocurridos en Argentina remiten a situaciones de pobreza material, simbólica y subjetiva, y están conformados por un conjunto de estrategias biopolíticas que incluyen precariedades institucionales, el debilitamiento e incluso la ruptura de lazos sociales y vinculares entre personas, grupos e instituciones que socavan la potencia individual y colectiva. Del mismo modo, como ya se ha planteado, cuando logran resistir con estrategias autogestivas colectivas pueden instalar diversos modos de potenciamiento tanto individual como colectivo (Fernández, A. M., Borakievich, S. & Rivera L. (2002); y (2003); López, M. Imaz, X. Ojam, E. & Calloway, C. (2002); y (2003); Fernández, A.M. & López, M. (2003); de la Sovera, S.& Puccetti, C. (2003); (2004).
Los distintos aspectos de la experiencia de trabajo en el PEJ presentados aquí, se despliegan en el espacio simbólico y material constituido por el entramado de las vinculaciones que se establecen entre los distintos actores sociales involucrados. Se advierten allí las consecuencias y el reciclamiento de la vulnerabilización conviviendo con algunas experiencias exitosas de desarrollo de microemprendimientos, y también los puntos de conflicto entre una propuesta de acciones grupales y los obstáculos individuales e institucionales que deben enfrentar.
Asimismo, la vulnerabilización de los/las jóvenes a quienes se dirige la propuesta se registra en las propias ONGs (López, M. & Falleti, V. (2004)), particularmente en sus modos de desenvolverse en sus prácticas cotidianas. Así, muchas de estas ONGs se han conformado y/o están sobreviviendo muy dificultosamente, para lo cual muchas veces algunas de ellas apelan a estrategias que no son siempre legítimas.
Los/las jóvenes que no logran apropiarse de los recursos que se les brindan y que no logran investir sus proyectos despliegan comportamientos vinculados con escenarios sostenidos por prácticas, discursos y lógicas que naturalizan determinadas modalidades vinculares de lazos clientelares las cuales implican un posicionamiento subjetivo de "asistidos" en los y las jóvenes involucrados en ellas.
Para desmontarlas y favorecer un tránsito hacia un posicionamiento más autogestivo, será necesario trabajar sobre las lógicas naturalizadas que las sostienen y sobre el sistema de creencias, valores y sentidos que las legitima. Genealogizar las prácticas y los discursos, abordándolos con un pensamiento crítico que permita desmontar las certezas que los sostienen y perpetúan involucra, a su vez, otra posibilidad de potenciamiento, pues tomar contacto con otras experiencias previas y con la posibilidad de ilusionar otros modos posibles de vivir dignamente implica inscribirse en una historia - singular y colectiva - que potencialmente ofrece la ocasión de desmarcarse de la fragilización en la que los colocan los valores de inmediatez, individualismo y pragmatismo que impregnan muchos de los escenarios sociales y políticos de los últimos años.
Las marcas subjetivas de la vulnerabilización no desaparecen simplemente por incorporarse estos jóvenes a un Programa. Junto a la capacitación en oficios y en gestión de microemprendimientos se hace necesario crear condiciones de posibilidad para el tránsito a otros posicionamientos subjetivos que les haga posible el mayor aprovechamiento de los recursos que el Programa les brinda. Para ello es necesario que los y las jóvenes puedan instituir sus propios anhelos de autonomía, realización personal, eficiencia, solidaridad de grupo, es decir que produzcan valores y prácticas a contramano de la expulsión, que desarrollen pensamiento estratégico y puedan tomar en sus propias manos lo que hay que hacer. En suma, que puedan pensar que una vida más digna es posible para ellos; lograr ésto es una tarea laboriosa que requiere de condiciones institucionales de posibilidad que exceden muchas veces los imaginarios político-comunitarios de las y los funcionarios gubernamentales responsables de llevarlas adelante. En tal sentido, sería imprescindible que estos jóvenes precarizados realicen experiencias colectivas que promuevan un tránsito desde un posicionamiento subjetivo de mera "recepción de asistencia" a otro de "gestionar por sí mismos y con otros" que permitiera quebrar la apatía, el individualismo y la dependencia. (Fernández, A.M., López, M., Farruggio, L. & Gobet, L., (2005)).
Los proyectos autogestivos tienen históricamente una genealogía política de linaje libertario, en situaciones instituyentes, posibles en condiciones de democracia directa, horizontalidad y producción de autonomía política y subjetiva, generalmente producida en acciones de resistencia y/o en políticas de desobediencia civil de diverso tipo. En ellos la posibilidad misma de lo autogestivo se produce en el empoderamiento colectivo que sus acciones políticas producen (Fernández, A.M., Imaz, X., Ojam, E. & Calloway, C., 2005).
Por tanto es necesario plantear un interrogante ¿es posible crear condiciones de autogestión desde el Estado?. Si la cuestión queda planteada en estos términos, la respuesta sería negativa, sin embargo, es importante no invisibilizar dicha interrogación. Si se deja abierta la pregunta ésta puede operar no como descalificación sino como tensión (Fernández, A.M., Borakievich, S. & Rivera, L., 2003) que atraviese este tipo de proyectos y puede operar productivamente; de este modo hace posible por un lado, tener presentes las dificultades y limitaciones sobre las que es necesario operar, y por otro lado permite ponderar -en el marco de lo que estos proyectos gubernamentales pueden ofrecer- las experiencias que estos jóvenes realizan de investimiento libidinal de sus proyectos con otros que quiebra - en situación y momentáneamente - las estrategias biopolíticas de las lógicas capitalistas de producción de soledades.
El cotidiano del Estado presenta obstáculos permanentes; es en el día a día donde se evidencia la persistente presencia de la burocracia que cuando no opera produciendo grandes obstáculos compactos, se pone en juego en los pequeños obstáculos, las agobiantes reiteraciones de irremontables ineficiencias, constituidas en una máquina de impedir que termina por instalarse como parte "naturalizada" del funcionamiento y por eso mismo muchas veces invisibilizada y otras veces aceptada con la resignación de lo inevitable7.
De tal modo, la propuesta "autogestiva" que este Programa procura promover entra en colisión con por lo menos cuatro aspectos involucrados en la experiencia:
• la vulnerabilización de los jóvenes que genera y recicla modos clientelares que muchos jóvenes despliegan y mantienen en su tránsito por el mismo,
• el paradigma paternalista o clientelar con el que muchas de las ONGs desarrollan sus actividades,
• la lógica burocrático-estatal que siempre tiene en funcionamiento sus máquinas de impedir,
• las lógicas partidarias que operan desde el Estado y muchas ONGs.
Por ello, trabajar con jóvenes vulnerabilizados requiere modos de intervención comunitaria que tengan en cuenta tanto las particularidades del grupo etario como las estrategias biopolíticas de vulnerabilización. La eficacia de tales intervenciones deberían orientarse a producir condiciones de posibilidad de diversas modalidades de potencia colectiva y brindarles herramientas eficaces para salir del circuito material de la mera supervivencia. Esto requeriría repensar e innovar las modalidades estatales e integrar el protagonismo de los/as jóvenes en todas las etapas -desde el inicio- de la elaboración de propuestas, gestión, implementación y evaluación de sus emprendimientos.

1 Este proyecto continúa las investigaciones anteriores sobre Imaginarios Sociales, Producción de Subjetividad y Prácticas Institucionales Ps 029 (1995-1997)), TP016 (1998-2000), y Grupos de Vulnerabilidad Social P047(2001-2003), las cuales desde un marco descriptivo exploratorio nos han brindado conocimientos previos tanto sobre las particularidades del proceso de vulnerabilización como de los universos de significaciones imaginarias en el cual los jóvenes inscriben sus prácticas.

2 A modo de ilustración valga mencionar: el Plan Jefes y Jefas de Hogar Desocupados, que reconoce el derecho familiar de inclusión social, a través de una ayuda económica de $150.- mensuales. A fines de 2003 los beneficiarios de este Plan eran dos millones de personas y los costos alrededor de los $3.400.000.000.- anuales, cerca de 800.000 personas hacían una contraprestación. Mientras que el Ministerio de Educación ejecuta un plan de becas para estudiantes entre 13 y 19 años en riesgo de abandonar sus estudios por pertenecer a familias pobres o indigentes, y en 2003 tuvo 327.000 becados, cifra que luego se incrementó.

3 Cada organización puede patrocinar hasta dos proyectos, conteniendo cada uno un mínimo de cinco y un máximo de diez beneficiarios. Los beneficiarios del Programa que hayan cumplido con un mínimo del 75% de asistencia a actividades de capacitación en temáticas vinculadas c on trabajo, emprendimientos; y también capacitaciones específicas referidas al área de trabajo del Proyecto, reciben una beca individual -con evaluación grupal- para cada uno de los integrantes. Se informa que la beca se asigna mensualmente durante los cuatro meses que dura la capacitación y $200- al finalizar el programa.

4 Hay madres adolescentes solas y otras con alguna contención familiar; jóvenes con grupo familiar que contiene y/u opera como punto de referencia y otros que no cuentan con esto; jóvenes que comparten la responsabilidad del sostén familiar; otros que son los únicos a cargo.

5 En el trabajo de campo han colaborado la Lic. Liliana Farruggio y la Lic. Laura Gobet.

6 Entre varios aspectos que se presentan en este trabajo se presentan dos tipologías de ONGs Tipo 1: independiente de coyunturas políticas; Tipo 2: dependiente del apoyo gubernamental.

7 Por dar sólo un ejemplo, en el año 2004 por demoras burocráticas las becas que se había anunciado que serían cobradas mensualmente, no se han pagado de ese modo sino que el pago se efectuó en la segunda quincena de diciembre hacia el cierre de la experiencia. En el año 2003 había ocurrido algo similar, a raíz de demoras administrativas las becas no se pagaron mensualmente sino hacia el fin de la experiencia.

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Fecha de recepción: 21 de diciembre de 2005
Fecha de aceptación: 20 de junio de 2006

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