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Anuario de investigaciones

versión On-line ISSN 1851-1686

Anu. investig. v.13  Ciudad Autónoma de Buenos Aires ene./dic. 2006

 

TÉCNICAS Y PROCESOS DE EVALUACIÓN PSICOLÓGICA

Empatía, razonamiento moral y conducta prosocial en adolescentes

Empathy, moral reasoning and prosocial behaviors in adolescents

Urquiza, Valeria1; Casullo, María Martina2

1 Estudiante de la carrera de Psicología. Becaria Estímulo. Universidad de Buenos Aires.
2 Dra. En Psicología. Profesora titular. Facultad de Psicología. Universidad de Buenos Aires. Investigadora CONICET.

Resumen
Se presenta un estudio descriptivo-exploratorio, cuya unidad de análisis está conformada por estudiantes adolescentes. Se ha trabajado con una muestra: intencional, la participación ha sido anónima y voluntaria, integrada por 398 estudiantes adolescentes (197 varones y 201 mujeres) de 12 a 15 años (Media edad=13.77; d.t.= 1.14) que residen en la ciudad de Buenos Aires (46.5%) y el conurbano bonaerense (53.5%). Los datos se han obtenido administrando tres escalas que evalúan Comportamiento Prosocial, Reacciones Interpersonales, Razonamiento Prosocial y Empatía.
El razonamiento prosocial no garantiza por sí mismo un comportamiento de ese tipo. En general los niveles de empatía y razonamientos prosociales son más elevados entre las mujeres.

Palabras clave: Empatía; Prosocial; Adolescentes

Abstract
Data from on a exploratory/ descriptive study based on a sample of 398 adolescents students aging 12 to 15 years old (M= 13, 7 y.o , sd =1, 14) living in Buenos Aires city (46.5%) and its suburban area (53.5%) are presented. Participation was anonymous and voluntary (intentional sampling) Scales to assess Moral Reasoning, Prosocial Behavior, Interpersonal Reactions and Empathy were administered. We found that moral reasoning is not related to prosocial behaviors; empathy and moral reasoning seem to be higher in female samples.

Key words: Empathy; Prosocial; Adolescents

Introducción
El trabajo que aquí se presenta se enmarca en el proyecto de investigación COMPROMISO ÉTICO, FORTALEZAS HUMANAS Y DESAFÍOS CONTEXTUALES ESPECÍFICOS: DESARROLLO DE TÉCNICAS DE EVALUACIÓN PSICOLÓGICA DE PROPUESTAS DE LA PSICOLOGÍA SALUGÉNICA O POSITIVA, subsidiado por la Universidad de Buenos Aires.

La Psicología Positiva o salugénica (Keyes & Haidt, 2003) propone investigar los comportamientos humanos no en términos de déficits o síntomas sino desde una mirada focalizada en las fortalezas y capacidades intelectuales, psicosociales y emocionales de los sujetos humanos. Considera necesario el estudio de algunos constructos psicológicos con la finalidad de desarrollar instrumentos que posibiliten su evaluación válida y confiable (Casullo, 2001).
En este contexto, adquieren importancia los conceptos de empatía y conducta prosocial, íntimamente relacionados con la madurez moral. Se entiende por empatía a la capacidad para actuar teniendo en cuenta las necesidades de las demás personas, respetando las normas vigentes y la legalidad (Gibbs, Basinger, Grime, 2003). En una revisión sobre estudios acerca del desarrollo moral, Eisenberg (2000) destaca que para estudiar la conducta moral es importante y necesario incluir la empatía y la regulación emocional.
El concepto de empatía es estudiado desde las perspectivas emocional, social y cognitiva para explicar la conducta prosocial (Wispé, 1992). Desde este posicionamiento es analizada actualmente en investigaciones en el campo de la Psicología del Desarrollo y la Psicología Social, tanto a nivel teórico como empírico (Carlo y cols., 1992; Espinosa y Jólluskin, 1999; Davis, 1980; 1983).
Las teorías vigentes distinguen entre empatía disposicional o empatía rasgo, que es definida como una característica de la personalidad que se manifiesta en una tendencia relativamente estable de la persona a percibir y experimentar de forma vicaria los afectos de los demás y la denominada empatía situacional o empatía estado, que alude al grado mayor o menor de experiencia afectiva vicaria que las personas tienen en una situación concreta; es menos estable que la empatía disposicional y depende más estrechamente de variables situacionales externas o subjetivas del sujeto.

Batson y Coke (1991) diferencian entre:
1) Empatía centrada en el otro (víctima): respuesta afectiva donde el foco de la atención es la otra persona quien provoca que se comparta su mismo estado emocional, ya sea positivo o negativo. Cuando la otra persona sufre se siente tristeza, compasión, deseos de ayudar; cuando es feliz, se comparten la alegría y el bienestar. Está vinculada con el altruismo.
2) Empatía centrada en uno mismo: el foco de la atención se vuelve sobre el propio sujeto quien experimenta inquietud, malestar, ansiedad. Puede originar conductas prosociales no altruistas, su finalidad es lograr alivio subjetivo.
Desde las últimas décadas del siglo XX se ha incrementado el interés por demostrar empíricamente una relación positiva estable entre empatía y conducta prosocial, basándose en algunos estudios que revelan a la empatía como una variable facilitadora de la conducta prosocial.
Se entiende por conducta prosocial al conjunto de comportamientos humanos voluntarios a favor de otros seres humanos, con independencia de que en muchos casos puede revertir en beneficios propios: conductas de donación de algo, consuelo o apoyo emocional, ayuda o colaboración para lograr determinados objetivos, defensa de otras persona. Algunos de estos comportamientos se consideran altruistas cuando se hacen con la intención de ayudar a otro sin esperar ningún tipo de beneficio personal. Toda conducta altruista es prosocial, no así a la inversa (Pérez Delgado, Mestre, 1999). Diferentes modelos teóricos se han ocupado de explicar los comportamientos prosociales. Algunos autores sostienen que los sujetos actúan de forma prosocial porque, aunque no aparezca en lo manifiesto, obtienen algún beneficio personal, es una expresión más de intereses subjetivos. Para el psicoanálisis freudiano original, la conducta del niño en su primera etapa sólo busca la satisfacción personal, está regida por el principio del placer. Puede renunciar a él porque se lo impone el principio de realidad. Aceptado este principio como autoridad externa o interiorizadas las reglas del funcionamiento socio-familiar, se establecen las bases de la moral. El sujeto humano interioriza reglas y prescripciones morales que enriquece mediante las identificaciones con los adultos con los que tiene vinculación afectiva. En términos generales cabe afirmar que para esta perspectiva teórica el altruismo y la prosociabilidad suelen estar basados en la superación de sentimientos de culpa frente a la presión de determinadas normas morales o por la necesidad de reprimir los propios impulsos, sublimándolos en actividades culturalmente aceptadas.
Para los teóricos del aprendizaje, el comportamiento prosocial proviene de las contingencias ambientales. El entorno social mediante recompensas y castigos promueve comportamientos socialmente aceptables. La teoría del aprendizaje social (Bandura, 1982) considera que los comportamientos prosociales son producto de un largo proceso de aprendizaje: el niño aprende, con el tiempo, a controlar y regular sus acciones en base a la anticipación de las consecuencias sociales. El ser humano, como sujeto cognitivo, puede pensar en la relación entre la conducta y sus consecuencias (Johnson y Johnson, 1995).
Desde la perspectiva cognitivo-evolutiva el desarrollo moral es la resultante de la construcción, por parte del individuo, de razonamientos morales cada vez más ricos y elaborados. Esta línea de pensamiento está ligada a los nombres de Kohlberg y sus colaboradores quienes amplían los planteos piagetianos sobre el tema. El desarrollo moral es entendido como un proceso que se articula en tres niveles sucesivos: preconvencional, convencional y posconvencional, sobre la base de ir teniendo en cuenta las expectativas de los otros al realizar juicios morales. En el nivel preconvencional la persona obra prosocialmente porque los adultos lo piden y no quiere contrariarlos. En el convencional el sujeto está persuadido de la bondad de las normas sociales y leyes, obra para ser reconocido y tenido en cuenta. En los estadios finales del posconvencional la persona llega a comprender que la convivencia requiere entendimiento entre distintos sujetos para lo cual es necesaria cierta normativa. Desde esta perspectiva se admite que a mayor razonamiento moral, mejor comportamiento social. Sin embargo, se ha podido verificar que la madurez en el juicio moral no siempre es suficiente para que se actúe de manera socialmente deseable y respetuosa de los otros. Se pueden defender principios éticos que no se tienen en cuenta al momento de realizar acciones concretas. La psicóloga Eisenberg (2000) vincula el desarrollo del juicio moral con la capacidad empática, a la que considera esencial para el logro de conductas sociales maduras y solidarias.
Para la corriente epistemológica relacionada con la etología, el comportamiento altruista es una manifestación de la existencia de estrategias eficaces para la supervivencia de cada especie, del clan o grupo cultural de pertenencia. Los sujetos se comportan de manera prosocial con las personas con las que se vinculan de manera estable y permanente.
Hoffman (1992) define la empatía como "una respuesta afectiva más acorde con la situación del otro que con la de uno mismo" . Por lo tanto, la respuesta empática es una respuesta emocional que se caracteriza por la habilidad para comprender el estado o situación del otro y ponerse en su lugar; desde esta perspectiva, la empatía constituye un factor motivacional importante de la conducta prosocial de las personas (Reppete, 1997).
Dada la relevancia de la empatía -en sus diferentes componentes- en relación con los comportamientos prosociales y debido a que parece actuar como inhibidora de las conductas agresivas y violentas, se considera necesario contar con un instrumento, adaptado a nuestro contexto, que permita evaluar el constructo de manera válida y confiable.

Objetivos del estudio

1) Analizar si las disposiciones empáticas se correlacionan con el razonamiento prosocial.
2) Analizar si el razonamiento moral se correlacionan con la conducta prosocial.
3) Constatar si las disposiciones empáticas, los razonamientos y conductas prosociales presentan valores diferenciales en función del género.

Método

Tipo de estudio: descriptivo-exploratorio.
Unidad de análisis: estudiantes adolescentes
Muestra: intencional, participación anónima y voluntaria.
Participantes: 398 estudiantes adolescentes (197 varones y 201 mujeres) de 12 a 15 años (Mediaedad =13.77; d.t.= 1.14). Reside en la ciudad de Buenos Aires el 46.5% y el 53.5% en el conurbano bonaerense.

Instrumentos para la obtención de datos:

a) Escala PROM para la medición del Razonamiento Prosocial (adaptación argentina de la versión española realizada en la Universidad de Valencia, Mestre, Samper, 1997).
Es un instrumento que permite evaluar el razonamiento que el sujeto lleva acabo ante un problema o una necesidad de otra persona que implica una respuesta de ayuda. La respuesta que el sujeto da en las siete historias que se le plantean por escrito en un cuadernillo especialmente diagramado, puntúan diferentes estilos de razonamiento: 1) hedonista, 2) orientado por la necesidad, 3) orientado a la aprobación de otros, 4) estereotipado, 5) internalizado. Permite discriminar entre sujetos que justifican la situación en función de sus intereses personales, sujetos que se sienten más presionados por la aprobación externa (el avenimiento a la autoridad) y personas que se guían más por principios personales, por criterios de igualdad, por asumir la responsabilidad y por la anticipación de consecuencias, incluso consecuencias afectivas positivas y/o negativas que se puede derivar de una determinada acción (por ejemplo: "me sentiré mal conmigo mismo si no ayudo en esta situación" , "pienso que todas las personas valen la pena por igual").

b) Escala de reacción interpersonal IRI (adaptación argentina de la versión española realizada en la Universidad de Valencia).
Cuestionario autoadministrable integrado por 28 ítemes con un formato de respuesta tipo likert con cinco opciones de respuesta, puntuables de 0 a 4. Evalúa la disposición empática a través de cuatro factores, dos cognitivos y dos emocionales:
1) Toma de perspectiva (PT). Habilidad para comprender el punto de vista de la otra persona.
2) Fantasía (FS). Tendencia a identificarse con personajes del cine y de la literatura, capacidad imaginativa del sujeto para ponerse en situaciones ficticias.
3) Preocupación empática (EC). Sentimientos de compasión, preocupación y cariño por otros.
4) Malestar personal (PD). Sentimientos de ansiedad y
malestar que el sujeto manifiesta al observar las experiencias
negativas de los demás.
En investigaciones realizadas por Mestre y colaboradores (2001, 2002, 2004) se han estudiado la validez y confiabilidad de las técnicas en contextos de habla hispana.

c) Escala de Comportamiento Prosocial (Prosocial Behavior Scale CP adaptación argentina de la versión española realizada en la Universidad de Valencia).
Es una escala de 15 ítemes que evalúa la conducta de ayuda, de confianza y simpatía a través de tres alternativas de respuesta en función de la frecuencia con que se den cada una de las conductas descriptas.

d) Cuestionario de empatía para niños y adolescentes (IECA) de Bryant (adaptación argentina de la versión española realizada en la Universidad de Valencia).
Tiene como objetivo medir el nivel de empatía que los sujetos manifiestan ante diferentes situaciones con connotación emocional. Es una medida objetiva del componente emocional de la empatía. Consta de 22ítemes, formulados tanto en un sentido positivo como negativo, con un formato de respuesta dicotómica (sí/ no). El rango de puntuación es de 0 a 22

Presentación y análisis de los datos

En la Tabla 1 se consignan los valores promedios y de dispersión según géneros correspondientes a las dimensiones o factores evaluados por las técnicas administradas. Se ha calculado la prueba t de Student para determinar la diferencia estadísticamente significativa entre valores promedios, según géneros.

Tabla 1.
Valores promedios y de dispersión según géneros.

Las mujeres adolescentes revelan razonamientos de tipo hedonista con puntuaciones más altas que los varones de su misma edad, mientras que entre los sujetos masculinos es más elevado el razonamiento basado en la necesidad.
Los valores correspondientes a los diferentes tipos de disposición empática siempre son más altos en la población femenina.
De acuerdo con los resultados obtenidos se observa una mayor disposición a realizar conductas prosociales en las mujeres que en los varones de su misma edad.
En la Tabla 2 se indican los coeficientes de correlación de Pearson entre cada uno de las categorías de razonamiento prosocial (hedonista, orientado a la necesidad, aprobación, estereotipado e internalizado) que evalúa la Escala PROM, conducta prosocial (CP) y las escalas de empatía (IRI e IECA).

Tabla 2.
Coeficientes de correlación entre Categorías de Razonamiento Prosocial y las restantes variables analizadas.

Se verifica correlación negativa baja pero significativa entre el razonamiento por necesidad y la conducta prosocial ( -0.19).
Se ha podido constatar correlación negativa, con significación estadística, entre la presencia de sentimientos de compasión y preocupación empática y la tendencia a razonar de manera prosocial esperando la aprobación de otros. (-0.17) así como entre este razonamiento que espera la aprobación y el comportamiento prosocial (- 0.36). Se ha verificado correlación significativa positiva baja entre los Razonamientos Morales Estereotipado e Internalizado y la disposición a la Toma de Perspectiva (0.13 y 0.15); pareciera que reflejan una relación directa entre la predisposición empática y el razonamiento moral prosocial más maduro. El razonamiento moral internalizado caracterizado por la presencia de principios personales orientados al bien común, que incluye criterios de igualdad y la anticipación de consecuencias, correlaciona con las escalas toma de perspectiva y preocupación empática que forman parte de una disposición más madura. Estos resultados son coherentes con los obtenidos por Mestre, Samper y Frías, (2004).
Se encontraron correlaciones negativas bajas estadísticamente significativas entre las escalas de razonamiento moral y la conducta prosocial, dato que es coherente con los argumentos teóricos expuestos sobre el tema.

Comentarios y conclusiones

Los datos presentados y analizados en este primer informe sobre Razonamiento y Comportamiento Prosociales, Reacciones Interpersonales y Empatía, en el que se emplean instrumentos utilizados en investigaciones españolas similares, concretadas y en curso sobre el tema, permiten plantear conclusiones parciales de interés:

1) La población femenina revela mayor presencia de sentimientos de preocupación y malestar por lo que les pasa a los demás así como más comportamientos de ayuda que la masculina. Hay mayores componentes emocionales en la empatía de las mujeres.

2) El poder razonar de manera prosocial no asegura o implica siempre que el sujeto se comporte de forma coherente con esa manera de pensar.

3) La adquisición del Razonamiento Internalizado permite comprender mejor lo que le está pasando al otro así como sentir compasión y comprensión, pero no garantiza por sí misma conductas prosociales.

En este trabajo se han presentado resultados preliminares sobre un proyecto de investigación en curso, por lo cual es de esperar que el análisis de datos sobre sujetos de edades mayores y residentes en contextos no urbanos, así como sobre agresividad y malestar personales permitan, en informes futuros, analizar con más profundidad y precisión un problema de relevancia social: la promoción de comportamientos solidarios que tengan en cuenta necesidades sociales y comunitarias.

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Fecha de recepción: 19 de diciembre de 2005
Fecha de aceptación: 2 de junio de 2006

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