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Anuario de investigaciones

versión On-line ISSN 1851-1686

Anu. investig. v.13  Ciudad Autónoma de Buenos Aires ene./dic. 2006

 

PSICOANÁLISIS

La perspectiva freudiana de la eficacia del análisis

The freudian perspective of the efficacy of the analysis

Rubistein, Adriana M.1; Naparstek, Fabián A.2; Bachmann, Ruth M.3

1 Lic. en Sociología y en Psicología. Universidad de Buenos Aires. Profesora Adjunta Regular de Clínica Psicológica y Psicoterapias. Clínica de Adultos. Facultad de Psicología. UBA. Directora del UBACyT P009: "Freud y la eficacia del análisis", 2004/2007.
2 Lic. en Psicología. UBA. Prof. Adjunto Regular de Psicopatología, cátedra I. Facultad de Psicología. UBA. Investigador formado del UBACyT 2004-2007 P009 "Freud y la eficacia del análisis".
3 Alumna regular de la Carrera de Psicología. Facultad de Psicología. UBA. Investigadora estudiante del Proyecto UBACyT 2004-2007 P009: "Freud y la eficacia del análisis".

Resumen
El propósito de este trabajo es ubicar las coordenadas fundamentales que enmarcan la perspectiva freudiana de la eficacia analítica en la investigación todavía en curso sobre "Freud y la eficacia del análisis", dar razones de la importancia de retomar dichas coordenadas en los textos freudianos a la luz de los problemas actuales del psicoanálisis y plantear algunas conclusiones preliminares. El problema de la eficacia es de actualidad en la sociedad contemporánea e interesa directamente al psicoanálisis, que no queda exceptuado de requerimientos de medición y evaluación para dar cuenta de sus resultados. El trabajo ubica los antecedentes del problema y distingue dos posiciones actuales dentro del psicoanálisis para responder a los requerimientos de la ciencia: una posición que busca validar el psicoanálisis con investigaciones empíricas según el modelo de las ciencias positivas, otra posición que rescata la importancia de mantener la especificidad del psicoanálisis. A partir de esto se fundamenta el interés de la revisión de la posición freudiana y se anticipan algunas conclusiones preliminares.

Palabras clave: Eficacia; Terapia psicoanalítica; Investigación

Abstract
The purpose of this work is to locate the fundamental coordinates that frame the Freudian perspective of the analytic efficacy in the investigation, still under way, on"Freud and the efficacy of the analysis", give reasons of the importance of this coordinates in the Freudian texts in light of the present problems of the psychoanalysis, and present some preliminary conclusions. The problem of the efficacy is up-to-date in our society and interests directly al psychoanalysis that does not remain excepted of requests of measurement and evaluation to realize its results. The work locates the antecedents of the problem and distinguishes two present positions inside the psychoanalysis to respond to the requests of the science: a position that seeks to validate the psychoanalysis with empirical investigations according to the model of the positive sciences, another position that rescues the importance to maintain the specificity of the psychoanalysis. From this the interest of the revision of the Freudian position is supported and some preliminary conclusions are anticipated.

Key words: Efficacy; Psychoanalytical therapy; Investigation

Objetivos
El propósito de este trabajo es ubicar las coordenadas fundamentales que enmarcan la perspectiva freudiana de la eficacia analítica en la investigación todavía en curso sobre "Freud y la eficacia del análisis", dar razones de la importancia de retomar dichas coordenadas en los textos freudianos a la luz de los problemas actuales del psicoanálisis y plantear algunas conclusiones preliminares.

Importancia y antecedentes del tema
El interés por ubicar las particularidades y condiciones de la eficacia del análisis adquiere, en nuestra época, un lugar relevante si se quiere mantener el psicoanálisis a la altura de nuestro tiempo.
El problema de la eficacia es de actualidad en la sociedad contemporánea e interesa directamente al psicoanálisis, que no queda exceptuado de requerimientos de medición y evaluación para dar cuenta de sus resultados.
El Diccionario de uso del español define la cualidad de eficaz para "las cosas que producen el efecto o prestan el servicio a que están destinadas". La salud pública, distinguiendo eficacia, eficiencia y efectividad, busca medir la eficacia teniendo en cuenta los resultados alcanzados en función de ciertas metas y realiza su medición a través de diversos indicadores (Moliner, 1994, p. 1056).
En el campo del psicoanálisis, desde Freud en adelante, el problema de la eficacia ha dado lugar a una amplia literatura que incluye, entre otras, las polémicas de Freud con Ferenczi (Ferenczi y Rank, 1924; Ferenczi, 1926; Ferenczi, 1920) respecto del empleo de la técnica activa para mejorar los resultados del análisis, que culminó en 1932 con una ruptura entre ambos. Hay múltiples referencias en Freud que dan cuenta de su preocupación por el problema y será objeto de nuestro trabajo sistematizar sus aportaciones.
En su retorno a Freud, Lacan (1966) insistió en diferenciar psicoanálisis de psicoterapia y acentuó que la cura viene por añadidura, dando lugar a que algunos tomaran como desinterés por la cura estas afirmaciones. Sin embargo, Lacan mismo aclara años después que "hablaba desde un punto de vista metodológico. Es bien cierto que nuestra justificación y nuestro deber son el de mejorar la posición del sujeto. Sin embargo, entiendo que nada es más vacilante, en el campo en que nos hallamos, que el concepto de curación" (Lacan, 1962, clase 5) Hay otras referencias en Lacan que dan cuenta de su interés permanente por los resultados del análisis. Así por ejemplo, en la Apertura de la sección clínica plantea que "El psicoanálisis es una práctica delirante, pero es lo mejor de que se dispone actualmente para hacerle tener paciencia a esa incómoda situación de ser hombre. En todo caso, es lo mejor que encontró Freud." (Lacan, 1977). También en el Seminario 11 justifica la operación analítica diciendo que: "para esta clase de satisfacción, se dan demasiado trabajo. Hasta un cierto punto este demasiado trabajo es la única justificación de nuestra intervención... Si nos mezclamos en ello, es porque pensamos que hay otras vías, más cortas, por ejemplo. En todo caso... al nivel de la pulsión el estado de satisfacción debe ser rectificado" (Lacan, 1974) Para Lacan, si el encuentro con lo real da lugar a diferentes modos sintomáticos de satisfacer la pulsión, la acción analítica requiere incidir en esa economía. Pero su modo de evaluar los resultados va a contrapelo de la medición. Su respuesta fue el dispositivo del pase y el intento de indagar los resultados del análisis a partir del testimonio del propio sujeto.
En su interesante Tratado de la eficacia, Jullien (1999), contrasta las maneras de entender la eficacia que parte de "los ojos fijos en el modelo" propia de occidente, de aquélla apoyada en la propensión de las cosas, propia del pensamiento oriental. Para Jullien la tradición occidental parte de la abstracción de formas ideales, construidas como modelos, que se proyectan en el mundo y a los que la voluntad se dirige como meta. Es la tradición de la relación medios y fines y de la relación teoría práctica. "La idealidad del modelo postulado como fin nos hace extremadamente voluntariosos a la vez que insatisfechos" (Jullien, 1999). Para el pensamiento chino en cambio, el efecto es consecuencia de la propensión de las cosas. No se trata de acción sino de transformación. Oriente enseña a dejar que el efecto se produzca: no apuntar directamente a él, sino implicarlo como consecuencia, no buscarlo sino recogerlo, dejar que se dé como resultado. Es el desplegarse mismo de lo real lo que da la pauta, lo que conduce. El tao carece de itinerario," es del lugar, no de mi, de donde surge el efecto" (Jullien, 1999) A través de pares de oposición Jullien va mostrando modos diferentes de pensar la lógica del efecto. Acción o transformación; modelo o propensión, fin o consecuencia. La importancia dada a la posición y al vacío para producir la eficacia resulta extremadamente interesante, sin duda, para los psicoanalistas. Esta distinción no carece de valor para pensar las dificultades que presenta el problema de la eficacia del análisis, en tanto sus resultados no pueden evaluarse según un ideal de curación previo que haya que alcanzar.
En los últimos años el problema es candente. El psicoanálisis no se exceptúa del pedido de medición que le llega desde algunos sectores del campo de la salud pública, ni de las críticas a su falta de eficacia y a la carencia de investigaciones empíricas que verifiquen sus resultados. Véase por ejemplo la crítica devastadora de Eysenck, Hans - J. (1994) a la ineficacia del psicoanálisis.
¿Cómo responden los psicoanalistas? Hay congresos y jornadas dedicados al tema y las respuestas son variadas, dando cuenta de una diversidad que marca la actualidad del debate y la dificultad de las soluciones. Desde diferentes instituciones analíticas el tema ha vuelto a estar sobre el tapete, ya que se hace necesario responder cuáles son las condiciones de la eficacia propias y específicas del psicoanálisis.

Dos perspectivas de respuesta
Podemos ubicar básicamente dos posiciones: por un lado los que responden tratando de adecuar las técnicas de medición del psicoanálisis a las exigencias de la ciencia empírico-experimental, y por otro los que buscan abordar el tema desde los métodos y condiciones propias del psicoanálisis, planteando la especificidad de sus metas y de sus modos de validación, buscando diferenciar lo que es la eficacia del análisis de la concepción de la eficacia que demanda la cultura actual, asociada con la rapidez y el éxito.
En la primera perspectiva ubicamos particularmente la escuela de ULM. Esta vertiente, más importante en el mundo anglosajón, busca dar validación empírica a las proposiciones clínicas del psicoanálisis a partir de cuestionarios tanto a terapeutas como a pacientes. H. Kachele y H. Thoma en Investigación: Métodos y Logros plantean: "nuestra concepción metodológica consiste en un abordaje en cuatro niveles:
Nivel A-Estudio de los casos clínicos;
Nivel B-Descripciones clínicas sistemáticas;
Nivel C-Procedimientos guiados de evaluación clínica;
Nivel D-Análisis de texto asistido por computadoras.
Este abordaje en varios niveles refleja nuestra comprensión de que la tensión entre lo clínicamente significativo y la objetivación, no puede ser resuelta creativamente utilizando un solo abordaje" (Kachele y Thoma, 1997) Para ello parten de formulaciones extensivas de casos clínicos que se trasladan a formulaciones sistemáticas, muestreadas cronológicamente, de fragmentos selectos de los tratamientos "el estudio clínico de los casos, basado en la buena memoria o las fidedignas notas sobre el proceso que hace el analista, cumple una importante función comunicativa dentro de la profesión" (Kachele y Thoma, 1997) Luego, se aplican escalas de clasificación a diversos conceptos clínicos. Finalmente introducen el análisis computarizado de los textos. Para ellos los planteos freudianos resultan insuficientes para dar respuesta al problema de la eficacia. Recientemente en la IPA, a instancias de O. Kernberg se llevó a cabo un trabajo coordinado por Fonagy Una revisión de puertas abiertas de los estudios de resultados en psicoanálisis. Construido como una recolección de resúmenes de investigaciones sobre los resultados del análisis, con el propósito de demostrar el valor del psicoanálisis y aumentar su credibilidad como disciplina, la orientación general del trabajo intenta realizar para el psicoanálisis un viraje "hacia métodos que pudieran proveer una base epistémica más clara" (Fonagy, 1999) Desde allí se cede a intentos de medición y evaluación propios de las ciencias empíricas. Wallerstein por ejemplo propone desarrollar el psicoanálisis como ciencia más allá de Freud "hacia estudios más formales y sistematizados, que puedan someterse a los cánones científicos habituales..." (Fonagy, 1999) y plantean que el método freudiano servía a los fines del contexto de descubrimiento, pero "no cumple con los requisitos científicos del contexto de justificación" (Fonagy, 1999).
En la segunda perspectiva pueden ubicarse una diversidad de artículos provenientes de analistas de diferentes pertenencias institucionales. En el marco de la IPA, un interesante artículo de Daniel Rodríguez (1997) advierte sobre los riesgos de la investigación empírica y expresa su preocupación de que este tipo de estudios, que se apartan del método original freudiano termine por la vía de la desnaturalización de la práctica analítica, generando efectos opuestos a los buscados. También otros autores hacen referencia al tema. Oscar Paulucci (2003), por ejemplo en su trabajo Sostener la Apuesta, considera que la cultura actual le reclama al psicoanálisis la rápida resolución sintomática como modo de curación, comparable con otras terapias o recursos psicofarmacológicos. Así queda planteada una paradoja: "para sostener al psicoanálisis como método terapéutico debemos renunciar en la práctica al deseo de curar. Y nuestra preocupación por los efectos terapéuticos trasladarla a la interrogación sobre la eficacia de la operación analítica" (Paulucci, 2003). En Psicoanálisis y Salud mental: una misma ética (1998) sostiene que la mejoría sintomática aparece como ganancia colateral si se respetan los principios de la práctica analítica, "el psicoanálisis, a riesgo de perder su especificidad -no es subsumible en un campo epistemológico unificado con el conjunto de las teorías y prácticas de la Salud Mental" (Paulucci, 1998).
Rodolfo D'Alvia y Alfredo Maladesky (1995) se preguntan en su trabajo Vigencia y Eficacia del Psicoanálisis en el Malestar en la cultura Actual cuáles son los ejes referenciales para evaluar la eficacia del Psicoanálisis. Piensan que desde los ideales de exigencia de la cultura se podría demandar al psicoanálisis un sujeto "asintomático, exitoso, sobreadaptado y eficaz" (D'Alvia y Maladesky, 1995) y garantizar así una permanente estabilidad. Para cumplir con estos ideales "habría que contar con un modelo terapéutico que suprima si sobra, que agregue si falta, que inhiba o anule lo que perturba" (D'Alvia y Maladesky, 1995). Para estos autores la eficacia dependerá de la teoría de la cura que se maneje, que a su vez tiene íntima relación con la teoría del cambio sustentada.
Alfredo Maladesky (1996) en el trabajo La Eficacia del psicoanálisis, propone pensar en la eficacia de las intervenciones del analista más que hablar de la eficacia de la técnica. Propone cuestionar ante cada caso "la forma o el estilo de intervención adecuada y el tipo de vínculo que imprime el analista" (Maladesky, 1996) Más que hablar de eficacia prefiere el término eficiencia que define como el modo en que el analista desde su formación y convicción practica el método psicoanalítico.
Rodolfo Moguillansky (1996) en Reflexiones acerca de la eficacia del psicoanálisis plantea algunas ideas con respecto a qué se alude cuando se habla de eficacia en el psicoanálisis, quién valora esa eficacia o cómo se plantea. Hay un cruce complejo entre lo que la sociedad espera como eficaz y lo que el psicoanálisis supone como eficaz.
César Merea (1985) en Criterios de curación y objetivos terapéuticos en el psicoanálisis Sigmund Freud piensa acerca de los objetivos del psicoanálisis y los criterios de curación. Los supone como caras de una misma moneda, articulados alrededor de palabras o conceptos claves: El reconocimiento de la variabilidad y el polimorfismo del psiquismo, que implica un borramiento de los límites entre salud y enfermedad; la aceptación de ocupar un lugar en una historia que determinamos y nos determina; el trabajo de la desidentificación; la autonomía y el acceso a la transformación de la realidad.
Mabel Fuentes (1998) en La eficacia clínica en psicoanálisis se interroga acerca de las causas y condiciones de la eficacia del psicoanálisis, dando a la palabra valor de acto, y la eficacia estaría dada justamente porque una palabra puede ser un acto y un acto una palabra que falta.
Desde la orientación lacaniana muchos trabajos coinciden en una doble perspectiva. Recuperar el valor terapéutico del psicoanálisis y el interés por sus resultados, oponiéndose al mismo tiempo a las formas de medición ajenas al psicoanálisis mismo. Son interesantes en esta perspectiva las varias contribuciones de Eric Laurent (1996 y 2000) También G. Lombardi (2003 y 2001) realiza una extensa revisión de la literatura sobre la eficacia del análisis cuestionando las mediciones y rescatando las perspectivas de Freud y Lacan.
En este marco, cuando diversos métodos terapéuticos se ofrecen como alternativas más rápidas, menos costosas y más eficaces que el psicoanálisis, el estudio de la eficacia del análisis se convierte en un desafío para los psicoanalistas. Pensamos que para esto se torna esencial volver a Freud, revisar el modo en que da cuenta de sus resultados y buscar en él los fundamentos que contribuyan a responder a las preguntas de hoy y aportar a una justificación ética y epistemológica de su praxis manteniendo la especificidad de sus principios y de sus métodos.

Objetivos de la investigación
Nuestra investigación se propone, como objetivo general, ordenar y sistematizar la especificidad de la perspectiva freudiana sobre la eficacia del análisis en diferentes momentos de su obra, realizando para ello: a) una sistematización de las argumentaciones freudianas relativas a su interés por la eficacia del análisis y de la cura psicoanalítica; b) una precisión de las variables más relevantes que intervienen en los textos freudianos para dar cuenta de la eficacia del análisis en la cura y c) ubicando las constantes y variantes a lo largo de la obra en su perspectiva sobre la eficacia del análisis. El trabajo se realiza teniendo en cuenta algunas preguntas que delimitan objetivos específicos: 1) ¿qué busca? 2) ¿cómo lo hace? 3) ¿cuánto consigue? y 4) ¿cómo lo prueba?
Nuestras hipótesis generales son las siguientes: 1) El interés y la responsabilidad por la eficacia del análisis acompaña los distintos momentos de la elaboración freudiana; 2) Hay una permanente articulación y tensión entre su interés por la eficacia del análisis y su investigación y elaboración conceptual; 3) Freud nunca redujo el psicoanálisis al logro de la eficacia terapéutica aún cuando nunca se desinteresó de ella; 4) En la perspectiva freudiana de la eficacia hay un singular entramado entre la concepción de la cura, los medios de que se vale, la formación del analista y, las particularidades del paciente; y 5) Hay variaciones y constantes en distintos momentos de su obra respecto de la eficacia del análisis. Como hipótesis específicas partimos de las siguientes orientaciones: 1) En tanto la cura psicoanalítica no es idéntica a la curación médica, sino que busca una "transformación interna", la eficacia del análisis sólo puede considerarse a la luz de esta especificidad de sus fines; 2) La eficacia de la cura en Freud no se ajusta a metas ideales; 3) Freud tuvo que inventar un método acorde a la especificidad de la cura; 4) La formación del analista adquiere importancia relevante para la eficacia de la cura; 5) Los diversos obstáculos en la eficacia de la cura dieron lugar a reelaboraciones de la teoría y de la técnica; 6) Freud busca poner al psicoanálisis a la altura de la ciencia, pero no concede en sus métodos de validación a las exigencias de la ciencia positiva; y 7) Freud busca la validación de la eficacia del análisis en la casuística y a partir del método psicoanalítico.
Con el fin de ordenar la lectura, hemos realizado un recorte de la obra de Freud en diferentes períodos, teniendo en cuenta momentos de viraje en sus conceptualizaciones, a saber: 1) Período de descubrimiento y método catártico (1886- 1900); 2) El arte de la interpretación (1900-1910); 3) La transferencia y el análisis de las resistencias (1911-1920); y 4) Más allá del principio del placer y nuevas formas de la resistencia (1920-1938).

Conclusiones preliminares
a- Eficacia e investigación
Hemos podido confirmar en diferentes textos, que el interés por la eficacia del análisis acompaña los distintos momentos de la elaboración freudiana, pero manteniendo su originalidad, especialmente por la articulación permanente que mantiene entre el interés por la eficacia del análisis, la investigación y elaboración conceptual. La cura y la investigación se presentan en permanente lazo. En su labor de investigador, Freud, toma los resultados de la praxis como impulsos para confirmar su teoría, redefinirla y realiza una lectura de los logros terapéuticos, que le permite avanzar en la elaboración conceptual. Es posible afirmar que investigación y cura encuentran en el concepto de eficacia una bisagra que las conecta. Un resultado eficaz siempre reclama la elaboración teórica que lo explique; o mejor, el levantamiento del síntoma se incluye dentro del campo de la eficacia sólo si su desaparición es correlativa al esclarecimiento de la verdad en juego. Pero entonces, esto nos conduce a postular que es el concepto mismo de eficacia lo que Freud reformula, dándole un alcance que excede el resultado terapéutico e incluyéndolo en un campo de intersección entre la cura y la investigación.
Sin duda la preocupación por la eficacia del análisis acompañó a Freud en los distintos momentos de su elaboración conceptual, en permanente articulación con su interés por la investigación. Así lo plantea en ¿Pueden los legos ejercer el psicoanálisis?: "En el psicoanálisis existió desde el comienzo mismo una unión entre curar e investigar; el conocimiento aportaba el éxito, y no era posible tratar sin enterarse de algo nuevo, ni se ganaba un esclarecimiento sin vivenciar su benéfico efecto. Nuestro procedimiento analítico es el único en que se conserva esta preciosa conjunción" (Freud, 1926, p. 240).
Pero también se encuentra cierta tensión entre investigación y análisis en distintos momentos de su obra. No sólo marca sus diferencias, como en Consejos al médico sobre el tratamiento psicoanalítico, cuando plantea que "la técnica que sirve al... [análisis] se contrapone hasta cierto punto a la de la... [investigación]" (Freud, 1912, p. 114), sino que también se pregunta si cabe aceptar sacrificar la ganancia científica "a unas consideraciones prácticas" (Freud, 1926, p. 240).

b- La eficacia del análisis ¿fin o consecuencia?
Pudo confirmarse en los diferentes períodos el singular entramado que Freud establece entre la concepción de la cura, los medios de que se vale, la formación del analista y, las particularidades del paciente.
Puede decirse que hay a lo largo de los textos freudianos un intento de articulación permanente entre fines, medios, resultados, condiciones y obstáculos, términos que parecen propios del pensamiento occidental. Pero pueden leerse en Freud esbozos de otra lógica, desarrollados luego por Lacan, en donde el analista se parece más al sabio oriental que al voluntarista occidental (Jullien, 1999) Freud se deja sorprender.
En primer lugar es claro que para Freud los resultados del análisis son consecuencias de un trabajo y no metas anticipadas a cumplir. En eso se funda la regla fundamental tal como la plantea ya en la Interpretación de los Sueños: "Tenemos la firme esperanza de que al final, sin proponérnoslo, daremos con los pensamientos oníricos de los cuales nació el sueño. Lo único asombroso es que con este discurrir de los pensamientos al acaso y sin meta alguna haya de darse justamente con los pensamientos oníricos" (Freud, 1900) Confianza y asombro de que, sin proponérselo directamente, algo se produzca.
Los resultados del análisis son así consecuencia de un trabajo a partir del cual se espera una "transformación interna" que no depende de la sugestión ni del saber del médico que en cambio, acompaña al sujeto en su trabajo de análisis. Freud no antepone fines, espera lo que adviene, confía en lo que se producirá. Como el sabio oriental (Jullien, 1999) no se guía por ideales, sigue el recorrido que marca el mismo paciente.
Desde el comienzo también la tarea terapéutica consiste en crear las condiciones para que el efecto se produzca. Una vez solucionada la tarea terapéutica que consiste en mover al paciente a reproducir las impresiones patológicas bajo una exteriorización de afecto, "no le resta al médico nada más para corregir ni cancelar" (Freud, 1893-95).
En un clásico párrafo de Consejos al Médico Freud plantea que el éxito del tratamiento "se asegura mejor cuando uno procede como al azar, se deja sorprender por sus virajes, abordándolos cada vez con ingenuidad y sin premisas" (Freud, 1912) La sorpresa, la contingencia, forma parte de los avatares de la cura y en ultima instancia será el sujeto el que decide, en las nuevas condiciones producidas por el trabajo analítico, dar o no cabida a lo reprimido (Freud, 1925 [1924]) Si tal como lo plantea en Análisis Terminable e Interminable, el yo del neurótico queda "paralizado por sus limitaciones o enceguecido por sus errores", como "un peregrino que no conociera la comarca por la que anda y no tuviera vigor para la marcha" (Freud, 1937); la posibilidad de saber sobre la pulsión crea las condiciones para otro destino posible. También renuncia Freud a empujar al paciente a la sublimación, ya que ésta "suele consumarse por si sola" (Freud, 1912) en quien es apto para ella, "tan pronto como sus inhibiciones son superadas por el análisis. Opino, pues, que empeñar regularmente el tratamiento analítico en la sublimación de las pulsiones es algo muy loable, pero en modo alguno se lo puede recomendar para todos los casos" (Freud, 1912).
Los fines de la cura psicoanalítica dependen siempre del modo de concebir la enfermedad y el síntoma, no se reducen a su eliminación ni a resultados terapéuticos directamente objetivables y no pueden asimilarse a la cura médica ni reducirse a la sugestión, ni igualarse a otras formas de terapia. Los fines son concebidos como consecuencia de un trabajo y no como metas preestablecidas en nombre de una normalidad a lograr.
Freud indica claramente qué entiende por cura ya que plantea que "para el profano son los síntomas los que constituyen la esencia de la enfermedad y por tanto la considerará curada en el momento en que los mismos desaparecen. En cambio, el médico establece una precisa distinción entre ambos conceptos y pretende que la desaparición de los síntomas no significa la curación de la enfermedad; más como lo que de esta queda después de dicha desaparición está tan solo la facultad de formar nuevos síntomas" (Freud, 1916-7a, p. 2353) Se puede traducir esto indicando que es preciso tocar las condiciones necesarias del síntoma - que tienen la capacidad de formar nuevos síntomas ante una nueva situación- para arribar a la cura. Se aclara así que para Freud una vez que se cuenta con el síntoma artificial - neurosis de transferencia - con el que se trabaja en un análisis, hay que atacar lo que tiene en su capacidad de repetirse. Se sigue de este planteo que la eficacia del análisis se puede medir en tanto y en cuanto se toca la facultad de formar nuevos síntomas y no con la desaparición temporaria de una de sus formas de presentarse. Esta cuestión fue crucial en la historia del psicoanálisis ya que, desde el comienzo, Freud planteaba una cura que tenía una corta duración y a partir de un momento se encuentra con que los síntomas retornaban de la misma manera o con otras vestiduras. Los primeros abordajes freudianos, donde primaba la sugestión en sus diferentes formas hipnóticas, lo hicieron virar en un dispositivo que apostase no tanto a la sugestión sino a ese núcleo del síntoma como forma pulsional.

c- La preocupación por la eficacia del análisis no es "furor curandis"
Situemos ahora la peculiaridad de los fines que la terapia psicoanalítica se propone y el modo en que la misma opera.
En 1922, reflexionando acerca del psicoanálisis como método terapéutico, Freud nos dice: "Si el médico no es absorbido enteramente por la práctica terapéutica el psicoanálisis recompensa con creces sus empeños mediante insospechadas intelecciones... Y allí donde hoy no puede remediar, sino sólo procurar una comprensión teórica, acaso allana el camino para una posterior influencia más directa sobre las perturbaciones neuróticas" (Freud, 1923 [1922]).
En 1933, en las Nuevas Lecciones de Introducción al Psicoanálisis, Freud retoma el problema del valor terapéutico del psicoanálisis, ya a la luz de los límites que se imponían a su esfuerzo en esa dirección. Sostiene allí "no haber sido nunca un entusiasta de la terapia" (Freud, 1933 [1932]), pero no le resta valor. Sabe sus triunfos y sus derrotas, sus dificultades, limitaciones, indicaciones y cuestiona allí la ambición terapéutica de muchos de sus seguidores, que intentaron curar todas las perturbaciones neuróticas. "Tales empeños son sin duda loables - dice -, pero yo creo que son vanos. Además conllevan el peligro de que uno se vea empujado fuera del análisis y caiga en una experimentación desenfrenada" (Freud, 1933 [1932]) Las palabras de Freud son elocuentes, no puede desconocer la competencia terrenal que lo obliga a situar su método entre otras ofertas terapéuticas, pero afirma su diferencia: el contenido de verdad que brinda sobre el propio ser del hombre. "El psicoanálisis no es una terapéutica como las demás" (Lacan, 1966, 312), dirá Lacan La expectativa freudiana es producir una transformación interna duradera que cree las condiciones para una nueva decisión del sujeto diferente que la que lo ha llevado a la neurosis.

d- Los medios de la cura
El método analítico es correlativo del supuesto del inconciente y de la economía libidinal en juego.
Es un hecho que la especificidad de la cura, en tanto debe dar lugar a la emergencia del inconsciente, le impone a Freud la necesidad de un método y de condiciones que lo hagan posible. Surgen así la regla fundamental, contrapartida esencial del supuesto del inconsciente, y su correlato necesario en el analista: la atención flotante a partir de la cual es posible articular la interpretación sin operar desde el yo del analista.
Freud va precisando los medios del análisis a medida que avanza en la práctica y se encuentra con obstáculos. Ellos le marcan los límites y le señalan nuevos caminos. La interpretación no alcanza para lograr la eficacia buscada. Surge la transferencia y la necesidad de que el analista pueda manejarla de modo tal que no se convierta en medio de la sugestión y al mismo tiempo poder transformarla en motor del análisis y no solo en un obstáculo. Por otra parte, tiene que distinguir la posición del analista de la posición del amigo, diferenciarla de una conversación convencional. Tiene que evitar que el analista intervenga con sus prejuicios y con sus juicios de valor, que sus intervenciones ofrezcan satisfacciones sustitutivas y detengan la cura. Múltiples obstáculos se le presentan en el camino de la eficacia del análisis, tanto del lado del analista como provenientes de la posición del paciente. Freud, investigador, responde con teoría y modificaciones en la técnica.
Pero no se trata de reglas técnicas. Freud constata la importancia de la formación del analista en el punto en que su persona le hace obstáculo. El autoanálisis primero, el análisis didáctico después, son soluciones que encuentra en el camino por vencer los obstáculos a la eficacia. Freud acentúa en distintos momentos la importancia de la formación del analista como condición para el acceso al inconciente.

e- La pregunta por los resultados
Surge en este marco la pregunta por los resultados, ¿cuánto se consigue con el análisis? ¿Cuál es su eficacia?: "Hace tiempo hemos elucidado los medios con que el psicoanálisis cura a los enfermos, cuándo los cura, y los caminos por los cuales lo hace; hoy nos preguntaremos cuánto consigue" (Freud, 1933 [1932] , p. 140). El último Freud se interroga por los límites del análisis y rechaza el activismo propuesto por Ferenczi (Freud, 1937a).
Freud responde con teoría y modificaciones en la técnica a los obstáculos que se presentan en el camino de la eficacia del análisis. En el paso de un período a otro hemos ubicado algunos obstáculos a la eficacia que llevan a la producción de virajes. Así, por ejemplo, el paso del método catártico y la hipnosis al método del apremio y luego al método psicoanalítico, parten del tope que Freud encuentra en la aplicación de la hipnosis así como de la poca durabilidad de los efectos logrados, tal como queda planteado en La Psicoterapia de la histeria. El comienzo del método psicoanalítico y lo que Freud dio en llamar el arte de la interpretación (2º período), encuentra su límite en el obstáculo que la transferencia introduce en la cura cuando se presenta como resistencia y detiene las asociaciones, empujando a Freud a dar importancia al manejo de la misma y al análisis de las resistencias en la consecución del trabajo analítico. Este tercer período encuentra su principal formalización en los Escritos Técnicos y en las Conferencias de introducción al psicoanálisis. El paso al cuarto período, marcado por la introducción del Más allá del principio de placer, es fruto de la elaboración freudiana sobre el obstáculo que encuentra en la compulsión a la repetición como repetición del fracaso y las formas en que se presenta la reacción terapéutica negativa. Puede considerarse que el último período, es una reflexión permanente sobre los límites a la cura y las condiciones que favorecen o perturban la eficacia del análisis. Un texto paradigmático de ese período es Análisis terminable e interminable.

f- La medición de la eficacia del análisis en la perspectiva freudiana
Indefectiblemente se impone la cuestión acerca de cómo evaluar los resultados y cómo dar cuenta de ellos. Freud está en constante interlocución con la ciencia de su época e intenta legitimar sus descubrimientos. Tiene que validar sus argumentos, hacerlos transmisibles y demostrables, y responder permanentemente a las objeciones de los críticos que intentaban cuestionar sus resultados en nombre de la ciencia positiva. Tiene que convencer de que sus resultados no son "el fruto de una cómoda especulación" (Freud, 1896), sino producto de "una laboriosa investigación" (Freud, 1896). Pero los modos propios del psicoanálisis para dar cuenta de sus resultados no son los mismos de la ciencia empírico-experimental. Aporta, entonces, su casuística y ofrece pruebas clínicas basadas en la investigación realizada con el método analítico. La referencia al método no es una cuestión coyuntural, es condición necesaria para validar sus resultados. El método le impone los resultados y le permite ir más allá de lo observable. Se apoya en el lenguaje como medio de prueba: tiene en cuenta las lagunas, las aparentes incoherencias, los detalles nimios, los giros lingüísticos, los equívocos y, tal como plantea en Construcciones en el análisis (Freud, 1937b), son las formaciones del inconsciente y no la respuesta de la conciencia las que verifican el valor de una construcción o una interpretación. Puede encontrarse a lo largo de sus textos un permanente dialogo con la ciencia a cuyas objeciones tiene que responder y en todos los casos apela a la casuística sostenida con la investigación psicoanalítica.
Desde el comienzo puede observarse en Freud su esfuerzo por poner a prueba sus resultados a la luz del estudio de casos realizado con el método psicoanalítico.
Ya en La Etiología de la Histeria (1896), sostenía la importancia del método para poner a prueba los resultados: "Comoquiera que tomen ustedes mis resultados, estoy autorizado a pedirles que no los consideren el fruto de una especulación fútil. Descansan en una laboriosa investigación de detalle en los enfermos, que en el caso más favorable me ha demandado cien y más horas de trabajo. Más aún que la apreciación que hagan ustedes de los resultados, me importa la atención que presten al procedimiento de que me he valido, procedimiento novedoso, de difícil manejo y, no obstante, indispensable para fines científicos y terapéuticos" (Freud, 1896) Para Freud, "no será lícito contradecir los resultados que arroja este método,... si, pasándolo por alto, se recurre a los métodos habituales para el examen clínico. Sería como si se pretendiera refutar los hallazgos de la técnica histológica invocando la indagación macroscópica" (Freud, 1896) Sus afirmaciones sobre la importancia de la sexualidad en la etiología de la histeria "se basan en la comprobación de tal hecho en dieciocho casos de histeria y con respecto a cada uno de los síntomas, comprobación robustecida, allí donde las circunstancias lo han permitido, por el éxito terapéutico alcanzado" (Freud, 1896) No retrocede ante la posibilidad de que sea poco el número de casos, y considera su hipótesis como indispensable.
Se ve entonces que para Freud la verificación de los resultados no es independiente del empleo del método y de la formación de quien realiza tal investigación.
En las Cinco Conferencias reconoce la dificultad de la técnica pero opina que "es por entero apropiada para el asunto que está destinada a dominar" (Freud, 1910 [1909]), y debe ser aprendida como la histológica o quirúrgica. Por lo tanto no acepta las objeciones a los resultados del psicoanálisis por parte de aquéllos que desconocen sus técnicas ya que ellos "no desestimarían un resultado de la indagación microscópica por el hecho de que no se lo pueda corroborar a simple vista en el preparado anatómico, ni antes de formarse sobre el asunto un juicio propio con la ayuda del microscopio" (Freud, 1910 [1909]) Lo vemos argumentando para poner el psicoanálisis a la altura de la ciencia, pero con su especificidad.
En su Lección sobre Psicoanálisis y Psiquiatría, es taxativo: "Sólo el que, como yo, ha dedicado años enteros de paciente labor a una determinada materia y ha obtenido en su investigación, repetidamente, los mismos nuevos y sorprendentes resultados, tendrá el derecho de poseer una convicción sobre el objeto de su estudio" (Freud, 1916-7b).

g- Constantes y variantes en distintos períodos
Si bien, a los fines de la investigación, hemos delimitado períodos, se desprende de la lectura de los textos que el trabajo freudiano implica una elaboración permanente sobre los alcances y límites de la eficacia del análisis, de los que trata de dar cuenta modificando sus conceptos y su técnica. No se trata de una progresión lineal, sino de la reubicación y reformulación de conceptos a la luz de la experiencia y sus dificultades. De este modo, los cortes no son discontinuidades absolutas, sino una elaboración dialéctica del problema. En dicha elaboración parecen esbozarse cambios en la concepción freudiana de la eficacia que van desde un temprano optimismo surgido de los efectos que las interpretaciones producían en los síntomas, hasta una mayor prudencia y una preocupación creciente tanto por los obstáculos que se encuentran en la eficacia del análisis como respecto de las indicaciones y los tipos de casos a los que puede aplicarse y a la importancia de la formación del analista para llevar adelante una cura.

Reflexiones finales
Por una parte, es posible afirmar que investigación y cura encuentran en el concepto de eficacia una bisagra que las conecta. Un resultado eficaz reclama siempre la elaboración teórica que lo explique; o mejor, el levantamiento del síntoma se incluye dentro del campo de la eficacia sólo si su desaparición es correlativa al esclarecimiento de la verdad en juego. Pero entonces, esto nos conduce a postular que es el concepto mismo de eficacia lo que Freud reformula, dándole un alcance que excede el resultado terapéutico e incluyéndolo en un campo de intersección entre la cura y la investigación.
A su vez, no se puede desconocer que los fines de la cura psicoanalítica dependen siempre del modo de concebir la enfermedad y el síntoma, y no pueden asimilarse a la cura médica ni convertirse en un "furor curandis". Los fines son concebidos como consecuencia de un trabajo y no como metas preestablecidas en nombre de una normalidad a lograr.
Desde Freud en adelante puede encontrarse un permanente diálogo de los psicoanalistas con la ciencia de su época que intenta responder a las objeciones que esta última realiza al psicoanálisis. Hemos podido ubicar diversas respuestas al problema de cómo probar la eficacia de la terapia psicoanalítica, pero queremos destacar que para semejante empresa no puede perderse de vista la especificidad del método psicoanalítico y la importancia que otorga el mismo a la casuística como modo de verificación, ya que sólo a la luz de los conceptos elaborados por Freud se hallará el sustento lógico y conceptual que dicho estudio requiere.
En esta línea, proponemos que si la cura psicoanalítica es efecto de un trabajo, consecuencia de un recorrido y se produce por añadidura, si el punto al que llega cada
análisis no es anticipable ni estandarizable así como no lo es la singularidad de la decisión subjetiva que puede tomar cada sujeto a partir de ese recorrido, si la puesta a prueba de sus resultados requiere de un trabajo que se sostenga en la lógica de las coordenadas propias de cada caso en su detalle; puede afirmarse que la eficacia del análisis no es medible con la lógica propia del pensamiento positivista ni se presta a las exigencias cada vez más burocráticas de una evaluación normativizada.

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Fecha de recepción: 19 de diciembre de 2005
Fecha de aceptación: 4 de abril de 2006

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