SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.14Aportes del proceso diagnóstico psicoanalítico al tratamiento de las adicciones en ámbitos hospitalariosSuperyó: el malestar en la clínica índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

  • No hay articulos citadosCitado por SciELO

Links relacionados

  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Anuario de investigaciones

versión On-line ISSN 1851-1686

Anu. investig. v.14  Ciudad Autónoma de Buenos Aires ene./dic. 2007

 

PSICOANÁLISIS

Casuística y eficacia: dos pilares básicos en el viraje freudiano hacia la aplicación del método psicoanalítico a las neurosis de la infancia

Casuistry and effectiveness: two basic props in the freudian turn towards the application of the psychoanalytic method to the neuroses of the infancy

Iuale, Luján1

1 Lic. en Psicología y Profesora Universitaria y de Escuela Media en Psicología, UBA. Becaria UBACyT. lujaniuale@yahoo.com.ar

Resumen

El trabajo se propone realizar un recorrido en torno a la casuística de niños, que permita ubicar un viraje en Freud desde las objeciones que el autor encontraba para instalar el dispositivo analítico con niños, a las condiciones de su aplicación. Para ello tomaremos dos referencias básicas que enmarcan esta elaboración: el uso de la casuística y la pregunta por la eficacia. Ambas dan cuenta a nuestro entender, de la posición de Freud como investigador: nunca se sostuvo en meras especulaciones, y siempre recurrió a la constatación clínica de sus supuestos teóricos, y a la evaluación de los resultados. Trabajaremos específicamente dos casos: Hans y Arpad.

Palabras clave: Casuística; Eficacia; Psicoanálisis; Niños

Abstract

This work proposes to realize an exploration around the children's casuistry, which allows to locate a turn in Freud from the objections that the author was finding to install the analytical method with children, to the conditions of application. For it we will take two basic references that frame this production: the use of the casuistry and the question for the effectiveness . Both realize to ours to deal, of Freud's position as researcher: it was never supported in mere speculations, and always he resorted to the clinical verification of his theoretical suppositions, and to the evaluation of the results. We will work specifically two cases: Hans and Arpad.

Key words: Casuistry; Effectiveness; Psychoanalysis; Children

Introducción y planteo del problema
Este trabajo se inscribe en un contexto peculiar, aquel que recorta a Freud como un investigador interesado en hacer ingresar al psicoanálisis al campo de la ciencia, arrancándolo del terreno de la especulación. Podemos reconocer en su labor las marcas propias del científico como aquel que según Peirce1, "esta poseído por una pasión de aprender". Peirce señalará que a esta pasión es necesario agregarle una cualidad: la de la imaginación: "No es exagerar el decir que, inmediatamente detrás de la pasión de aprender, no hay cualidad tan indispensable para el avance exitoso de la ciencia que la imaginación. Encuéntrenme un pueblo cuya primera medicina no está asociada a la magia y los encantamientos, y yo les encontraré un pueblo exento de toda capacidad científica. No hay magia en el Papiro Ebers medicinal. El impasible egipcio no ve en la enfermedad más que el desarreglo del órgano afectado. Nunca hubo una verdadera ciencia egipcia". El interés principal de Freud consistió en delimitar un objeto de estudio: el inconsciente, y en producir una teorización que diera cuenta de cómo se producían tales fenómenos. Parte de la casuística que lo interroga y formula a lo largo de la obra su metapsicología, que al decir de Paul-Laurent Assoun opera como una verdadera epistemología freudiana2, a la que Freud mismo nombra como "la bruja"3, viéndose obligado a recurrir a ella para explicar las leyes que operan en las formaciones del inconsciente.

En esta misma línea podemos ubicar la posición de Freud como investigador cuando dice: "...el camino de la ciencia es lento, tentaleante, laborioso. Es algo que no se puede desconocer ni modificar(...)El progreso en el trabajo científico se consuma exactamente como en un análisis. Uno aporta al trabajo ciertas expectativas, pero se ve precisado a refrenarlas. Por medio de la observación se averigua algo nuevo ora aquí, ora allí; los fragmentos no concuerdan al comienzo. Se lucubran conjeturas, se crean construcciones auxiliares que uno retira cuando no se corroboran, hace falta mucha paciencia, estar presto para todas las posibilidades, renunciar a convencimientos prematuros bajo cuya compulsión acaso se pasarían por alto factores inesperados, y al final todo ese gasto recibe su recompensa: los hallazgos dispersos se compaginan, se consigue inteligir toda una pieza del acontecer anímico, esa tarea queda lista y se está libre para abordar la siguiente. Sólo del auxilio que el experimento significa para la investigación es forzoso privarse en el análisis"4.
Como buen investigador sabía que la delimitación de un campo de trabajo dejaba por fuera otros sesgos, pero sin ese recorte hubiese sido imposible avanzar en sus formulaciones. Freud parte de las neurosis de los adultos y desde allí se dirige al niño, estará interesado por la neurosis infantil, y sólo en un segundo momento le dará a las neurosis de la infancia un lugar privilegiado. En este sentido nos encontramos a un Freud que desde muy temprano en su obra, se topa con fenómenos psíquicos en los niños: tal es el caso de los sueños, del juego y de la relación del niño con lo cómico; pero aún no consideraba que el psicoanálisis pudiera aplicarse a niños pequeños porque la división clara entre preconsciente e inconsciente no estaba totalmente delimitada5. Suponía además que era preciso contar con ciertos recursos intelectuales para acceder a un análisis, recursos de los cuales el niño no disponía aún.
Esta posición freudiana que podemos encontrar al principio de su obra se irá modificando, permitiéndonos leer un viraje que va desde la contraindicación del tratamiento analítico en niños, a la formulación de ciertas condiciones de aplicabilidad, dónde las limitaciones antes esbozadas ya no serán un impedimento para el análisis, no porque hayan desaparecido, sino porque el acento se colocará sobre otros aspectos estructurales.
Debe entenderse que este trabajo no pretende desconocer los importantes desarrollos de Melanie Klein, ni entrar en las disputas que se generaron a partir de la postura propiciada por Anna Freud; sino que lo que nos proponemos es recorrer la obra freudiana a los fines de pesquisar el germen que luego vimos crecer en estas autoras. Ambas impusieron su propia impronta y se despegaron del texto freudiano, pero ninguna dejó de reconocerle a Freud las huellas que él mismo había dejado. De hecho Melanie Klein inicia su texto "El psicoanálisis de niños" diciendo: "Los comienzos del análisis de niños se remontan a más de dos décadas, cuando Freud mismo realizó el análisis de Juanito. Este primer análisis de un niño fue de gran importancia teórica desde dos puntos de vista. El éxito obtenido en el caso de un niño menor de 5 años mostró que el psicoanálisis podía ser aplicado a los niños pequeños, y, lo que es más importante aún, se pudo demostrar ampliamente, por medio del contacto directo con el niño, la existencia de aquellas tendencias instintivas infantiles que Freud había descubierto en el adulto"6
Volviendo a las referencias freudianas antes nombradas tomaremos como ejemplo el sueño en los niños, a partir de los cuales podremos ver dos posiciones en el autor. Freud recopila varios sueños de niños pequeños en el punto III "El sueño es un cumplimiento de deseo" correspondiente al libro La interpretación de los sueños7. En una primera instancia dice: "Los sueños de los niños pequeños son con frecuencia simples cumplimientos de deseos y en ese caso, a diferencia de los sueños de adultos, no son interesantes. No presentan enigma alguno que resolver, pero naturalmente son inapreciables para demostrar que el sueño, por su esencia más íntima, significa {tiene el valor psíquico de} un cumplimiento de deseo. Del material que me proporcionaron mis propios hijos pude recoger algunos ejemplos de tales sueños"8.
Freud ubicaba aquí la ausencia de desfiguración en estos sueños, causada por la conformación del psiquismo del niño, donde la censura no opera aún como en el adulto. Sin embargo modificará su postura en 1916 cuando en la 8° Conferencia: Sueños de niños, señalará que "la desfiguración onírica se instala muy temprano en la infancia, y se han registrado sueños de niños de cinco a ocho años que ya presentaban todos los caracteres posteriores"9. Retoma los mismos sueños que había trabajado en 1900 y ahora indicará que "... estos sueños de niños no carecen de sentido, son actos anímicos de pleno derecho, comprensibles"10; y advierte que "...tras una reflexión más atenta reconoceremos también en estos sueños un poquito de desfiguración onírica, una cierta diferencia entre el contenido manifiesto del sueño y los pensamientos oníricos latentes"11. El sueño se presenta como respuesta a algo no tramitado, que retorna en el dormir. Resto diurno y moción pulsional tendrán que entrecruzarse en el discurso freudiano para conferir al sueño infantil otro valor: el ejemplo del sueño de su hija Anna, ubicada en la serie metonímica de objetos deseados, nos muestra el anudamiento entre la insatisfacción sufrida durante ese día en que le fueron prohibidos esos objetos, y la tramitación de una satisfacción pulsional recortada en torno al objeto oral.
Podemos pensar una analogía entre la primera posición que Freud toma respecto a los sueños de los niños: no considerarlos interesantes y la postura que adopta en 1916 donde les da un lugar de pleno derecho; y su primer enfoque donde no consideraba posible la aplicación del psicoanálisis a los niños, respecto de un segundo momento donde se produjo un viraje significativo al recomendar la importancia de su aplicación.
Cabe preguntarse entonces qué factores entraron a jugar en la escena de la investigación freudiana, para que fuera posible tal modificación; y cual fue el lugar otorgado a la casuística al momento de producir ese viraje. Intentaremos producir en este escrito una primera aproximación al problema planteado, y para ello partiremos de las siguientes hipótesis:

Hipótesis general:
1. El encuentro con el caso Juanito, y la ampliación posterior de la casuística de niños referida a las zoofobias infantiles le permitieron a Freud extender el campo de aplicación del psicoanálisis al reconocer, por un lado que se trataba de neurosis genuinas y por el otro, que el tratamiento analítico era eficaz.
2. La eficacia para Freud no se reduce a la eliminación del síntoma, sino que la aplicación del método mismo es eficaz para la constatación de su teorización sobre la sexualidad infantil, y el caso vale por tanto como método de prueba.
3. Eficacia y casuística resultan dos pilares centrales a tomar en cuenta, al momento de ubicar el viraje freudiano de la contraindicación del tratamiento analítico a las condiciones de aplicabilidad.

Hipótesis específicas:
a. Hay un desplazamiento de las limitaciones intelectuales que Freud ubicaba como obstáculo para extender el método analítico a los niños, hacia la pulsión, como un factor constitutivo de la neurosis.
b. La articulación de la lectura freudiana a la pedagogía como variable interviniente en el análisis de niños, es un resabio de las limitaciones intelectuales de los niños, antes señaladas.
c. El caso Juanito marca un antes y un después, a pesar de los obstáculos técnicos que allí ubica, en la medida en que le permite corroborar la existencia de la sexualidad infantil, el Complejo de Edipo y su articulación con el Complejo de castración, verificando así los elemento fundamentales de la estructura de las neurosis.

Variables
Intentaremos mostrar que la articulación de las siguientes variables fue la condición de posibilidad para producir un viraje que va, desde la contraindicación del tratamiento en el campo de la infancia, al planteo freudiano de las condiciones de su aplicabilidad.
1. La verificación a partir del caso Juanito de la incidencia del factor pulsional, en la constitución de síntomas neuróticos en edades tempranas.
2. La ampliación de la casuística referida a niños, que daba cuenta de la existencia de genuinas neurosis en la infancia.
3. La verificación de la eficacia terapéutica en varios de los casos recogidos (Juanito, Arpad presentado por Ferenczi, un caso de fobia a las abejas presentado por Abraham, entre otros)
4. La verificación a partir de los casos tratados de la inocuidad del psicoanálisis, en términos de no producir efectos nocivos.
5. El reconocimiento de la necesidad de introducir variaciones técnicas que permitieran la aplicabilidad del psicoanálisis a los niños, en tanto el método debe ser acorde a la especificidad de la cura.

El tratamiento de las neurosis de la infancia.

1. Juanito: el uso del caso.
Freud inicia el historial de Juanito realizando una advertencia. Escribirá: "En rigor, no proviene de mi observación el historial clínico y terapéutico que en las páginas siguientes se expone, de un paciente en extremo joven. Es cierto que he orientado el plan de tratamiento en su conjunto, y hasta intervine personalmente una vez en una plática con el niño; pero el tratamiento mismo fue llevado a cabo por el padre del pequeño, a quien debo agradecer formalmente por haberme confiado sus notas a los fines de la publicación. Pero el mérito del padre no termina ahí. Creo que ninguna otra persona habría conseguido del niño tales confesiones; imposible de sustituir el conocimiento de causa en virtud del cual el padre supo interpretar las exteriorizaciones de su hijo de 5 años. De otro modo habrían sido insuperables las dificultades técnicas de un psicoanálisis a tan temprana edad. Sólo la reunión en una sola persona de la autoridad paterna con la médica, la conjunción del interés tierno con el científico, posibilitaron en este único caso obtener del método una aplicación para la cual de ordinario habría sido inapropiado"12. Consideramos de interés partir de esta afirmación dado que Freud ubica obstáculos de la técnica para la aplicación del método, y si bien pareciera presentar su intervención en el tratamiento cómo un hecho menor, veremos precisamente que su posición determina la resolución de la fobia, en la medida en que es él quien dirige la cura (el padre aparece cómo aquel que va siguiendo sus indicaciones) y es la intervención de Freud, quien al ubicar las mociones inconscientes que generaban el conflicto con el padre (deseos incestuosos hacia la madre, y temor a la castración) le devela a Juanito aquello que operaba como sustrato de la fobia: la sustitución del padre por el caballo. "A partir de ese momento quedó atrás lo peor de su estado, el material fluyó con abundancia, el pequeño paciente mostró coraje para comunicar los detalles de su fobia y pronto pasó a intervenir de manera autónoma en el decurso del análisis"13. En el Historial del Hombre de los Lobos Freud señalará que "para el médico es harto dificultoso lograr una empatía de la vida anímica infantil"14; indicando así un obstáculo técnico que queda por cierto del lado del analista y que justificaría aquí la inclusión del padre en la cura15.
Retomando el uso del caso, Freud afirmará que examinará este material en tres direcciones: "primero, para saber si refrenda la tesis que he formulado en Tres ensayos de teoría sexual (1905d); segundo, por su eventual contribución al entendimiento de esta forma tan frecuente de enfermedad, y tercero, por ver si de ella se puede extraer algo para el esclarecimiento de la vida anímica infantil y para la crítica de nuestros propósitos educativos"16. Respecto al primer punto había manifestado un señalamiento en "Sobre las teorías sexuales infantiles"17 texto de 1908, donde se valía del caso Juanito para constatar que el embarazo y las condiciones del nacimiento de un niño, no pasaban inadvertidas a la curiosidad infantil. En el historial hará referencia al uso que hace Juanito de las teorías sexuales infantiles, comunes a todos los niños y ajenas a los adultos, y afirmará que: "En sus lazos con su padre y su madre, Hans confirma de la manera más flagrante y palpable todo cuanto yo he afirmado, en La interpretación de los sueños y en Tres ensayos de teoría sexual, sobre los vínculos sexuales de los hijos con sus progenitores (...).La angustia ante el padre, surgida de ese deseo de muerte contra él -una angustia, entonces, de motivación normal-, constituyó el máximo obstáculo del análisis hasta que fue eliminada en la declaración en mi consultorio" 18.
En torno al segundo punto de vista, el caso Juanito se constituye para Freud en un caso típico. Freud describe con una lógica minuciosa la conformación del síntoma que recorre el pasaje desde una angustia indeterminada, a la formación de los parapetos fóbicos. El síntoma opera como bisagra entre estas dos formas de respuesta. Entre angustia e inhibición se instala el síntoma fóbico como un intento de defenderse de un peligro. Freud afirmará además que "las histerias de angustia son las mas frecuentes entre las psiconeurosis, pero sobre todo son las que aparecen más temprano en la vida: son directamente, las neurosis de la vida infantil".19
El tercer punto de vista, la crítica a los propósitos educativos lo veremos desplegarse en torno a las apreciaciones sobre la sugestión.
Volviendo al historial de Juanito podemos ubicar una serie de referencias en torno a la aplicación del psicoanálisis a los niños, al tiempo que va introduciendo las objeciones que podrían hacérsele:
El primer señalamiento que realiza es en torno a la sugestión y al valor probatorio del caso20: sitúa que podrían objetarle que el padre estaría influenciado por las opiniones de Freud; y como consecuencia de esto el niño mismo en sus producciones, no mostraría más que la sugestionabilidad que el amor al padre introduciría. En segundo lugar plantea que se suele descartar a los enunciados de los niños, por considerarlos "arbitrarios e inciertos"21. Pero señala que: "Arbitrariedad no la hay, absolutamente, en lo psíquico; y en cuanto a la incerteza en los enunciados infantiles, se debe al hiperpoder de su fantasía, lo mismo que la incerteza en los enunciados de los adultos deriva del hiperpoder de sus prejuicios. En lo demás, el niño no miente sin razón, y en general se inclina más que los grandes por el amor a la verdad. Se haría grave injusticia a nuestro pequeño Hans si se desestimaran en bloque sus indicaciones; antes bien, es posible distinguir con toda nitidez dónde falsea o se reserva cosas bajo la compulsión de una resistencia, dónde, indeciso él mismo, adhiere al parecer de su padre -y entonces no se lo debe considerar probatorio-, y dónde, liberado de la presión, comunica a borbotones lo que es su verdad interior y lo que hasta entonces sólo él ha sabido. Tampoco las indicaciones de los adultos ofrecen seguridades más grandes. Es lamentable que ninguna exposición de un psicoanálisis pueda reflejar las impresiones que uno recibe durante su ejecución, que el convencimiento definitivo nunca pueda agenciarse por la lectura, sino sólo por el vivenciar. Pero esta deficiencia aqueja en igual medida a los análisis de adultos"22.
Vemos con precisión el uso que hace Freud del caso, a los fines de otorgarle valor probatorio a pesar de las modificaciones que fue preciso introducir para llevar adelante la cura. Nuevamente aquí nos topamos con la desfiguración que ahora se presenta a través de las múltiples fantasías que pueblan la escena infantil. Tal desfiguración nos indica que no es sin una operatoria inconsciente que la fobia se produce como tal, y ubica que la represión ha operado, retornando bajo la forma de un síntoma: el temor a que el caballo lo muerda. Por otro lado el síntoma enlazará Edipo y pulsión, en la medida en que a los deseos incestuosos dirigidos hacia la madre se le agregará la emergencia en el propio cuerpo, de la excitación sexual recortada en torno al pene. Es esta oleada pulsional contextuada en torno al Complejo de Edipo, la que dará las coordenadas para ubicar todos los elementos propios de la neurosis, y será la producción del síntoma como defensa la marca genuina del retorno de lo reprimido.
La tercera objeción que formula es en torno a las limitaciones intelectuales del niño, donde se haría necesario "decirle muchas cosas que él mismo no sabe decir; hay que instilarle pensamientos de los que nada se ha mostrado en él todavía, y es inevitable que su atención se acomode a las direcciones desde las cuales el padre espera lo que viene"23. Nuevamente aquí quedaría debilitada la fuerza probatoria, sin embargo Freud dirá que ésta no es una diferencia entre el análisis aplicado a un niño y el análisis de un adulto; ya que la neurosis para resolverse "necesita del otro"24. De hecho dirá que es porque la neurosis cuenta con ese recurso, a diferencia de la demencia precoz donde el sujeto se extraña del otro, que puede solucionarse mediante el tratamiento analítico. Y agregará: "...se concederá que el niño, a causa del escaso desarrollo de sus sistemas intelectuales, requiere una asistencia de particular intensidad. Sin embargo, lo que el médico comunica al paciente proviene a su vez de experiencias analíticas, y en realidad basta, desde el punto de vista probatorio, que por medio del gasto de esta intromisión médica se alcancen el nexo y la solución del material patógeno".25
Freud considera a este caso exitoso, en la medida en que se resolvió el conflicto que propiciaba la formación de síntoma. Y hará hincapié en señalar que Juanito no ha sufrido ningún perjuicio por haber sido sometido al tratamiento. El levantamiento de la represión no conlleva a un desenfreno de lo pulsional sino que por el contrario, le permite al niño un acotamiento del sufrimiento y la eliminación de la restricción que la fobia le imponía.

2. La ampliación de la casuística
La ampliación de la casuística podrá corroborarse a partir del texto "Tótem y Tabú"26. Freud señalará que los analistas se encuentran con un fenómeno que los interroga: el de las zoofobias infantiles, el cual resulta ser tan frecuente como los miedos nocturnos. A partir de la articulación del mito del asesinato del padre como soporte del sistema totémico, hará referencia a una casuística específica de niños que: "ha demostrado ser accesible al análisis y de ese modo revelaron su secreto al indagador"; y agregará que si bien hay pocas publicaciones de casos similares "no se debe inferir que apoyamos nuestra aseveración en meras observaciones aisladas"27. Vemos el pasaje del caso único a una serie de casos que le permitirán a Freud dedicar un apartado a la relación entre totemismo y fobia. Citará un trabajo de Abraham publicado en 191428, un caso de fobia a los perros del Dr. Wulff, el caso Arpad presentado por Ferenczi (aunque el tratamiento fue llevado a cabo por una ex paciente) y el caso Juanito. Lo interesante es que Freud postulará como generalización aquella corroboración que el caso Juanito le había aportado en la resolución de la fobia: el objeto fóbico no es más que un sustituto de la figura del padre. El tótem señala la alianza que prohíbe el acceso a cualquier mujer de la familia, e impide asesinar al Tótem mismo. Articulará así las coordenadas del Complejo de Edipo y su vínculo con la castración. Dirá que se constituye un tótem con sello negativo, en el sentido en que algo queda prohibido.
Introduce como método explicativo una analogía entre el funcionamiento de los hombres primitivos: identificación al tótem y ambivalencia hacia el mismo; y lo que acontece en el niño bajo las premisas del Complejo de Edipo. Freud construye una regla y pone en esa serie tres de los casos antes nombrados, pero no subsume totalmente el caso a la regla, en tanto cada uno conserva un sentido que le es propio, una articulación peculiar con el vivenciar del niño. Al mismo tiempo el caso Arpad se le presentará como una excepción. Lo singular del caso amerita una distinción: en Arpad el Tótem constituye un sello positivo.
Advierte que tanto en Juanito como en Arpad, puede verificarse la irrupción de lo pulsional como un más en el cuerpo, aparece la masturbación y su enlace al complejo de Castración cuyo agente sería precisamente el padre. La sustitución del padre por el caballo que en Juanito aparece reprimida, velada; en el niño gallo se presenta en el texto mismo: "Mi padre es el gallo". De hecho en "Inhibición, Síntoma y Angustia"29, Freud afirmará que sólo podemos hablar de síntoma porque se ha producido una sustitución: la representación ligada al temor a que el padre lo castre, como respuesta a sus deseos incestuosos, cae bajo el dominio de lo reprimido y es sustituida por el temor a que el caballo lo muerda.
Si bien es cierto que ambos niños pasan por momentos de identificación con el animal totémico, en Juanito vemos proliferar una serie de fantasías que exceden la figura del objeto fóbico y permite ciertos desplazamientos. Mientras que en Arpad todo su universo queda subsumido o referido al objeto. Arpad deja de hablar y reproduce sonidos propios del animal totémico, y luego sólo habla de temas referidos a estas aves de corral. Sus dibujos y sus intereses se limitan a ese asunto.
Por otro lado Juanito teme al caballo, y evita salir al encuentro del objeto. Arpad en cambio, se ve compelido hacia el objeto, transgrediendo precisamente la prohibición de dañarlo, de allí la satisfacción que se juega para el niño en el campo escópico con la matanza de las aves.
La casuística aquí le permite a Freud por un lado corroborar la hipótesis como generalización: en las fobias infantiles es posible pesquisar una sustitución que desplaza la ambivalencia y el temor al padre hacia un objeto, poniendo al tótem como un sello negativo. Pero Freud no pierde eso que Carlo Ginzburg, haciendo referencia a una característica propia de las ciencias conjeturales, llama "rigor elástico"30, el cual permite reconocer el valor de lo singular.
Por eso desprende una diferenciación a partir del estudio de estos dos casos, habla de zoofobia para Juanito y de "perversión del gallinero"31 para Arpad.
A partir de este texto ya es posible vislumbrar que en la comunidad analítica se están llevando a cabo tratamientos analíticos con niños, y que éstos resultan eficaces en la resolución de las fobias infantiles.

Otras referencias en torno a eficacia y casuística en la aplicación del psicoanálisis a los niños
Hemos podido ubicar la importancia que tuvo para Freud el encuentro con Juanito, y la consecuente ampliación de la casuística. Dedicaremos ahora parte del trabajo a rastrear aquella referencias que nos permitan constatar la posición freudiana respecto a la aplicación del psicoanálisis a los niños, tomando en consideración los dos pilares antes nombrados: casuística y eficacia. En el Historial del Hombre de los Lobos Freud planteará todavía algunos reparos respecto al tratamiento de niños. Dice: "El análisis consumado en el propio niño neurótico parecerá de antemano más digno de confianza, pero su contenido no puede ser muy rico; será preciso prestar al niño demasiadas palabras y pensamientos (ver nota), y aun así los estratos más profundos pueden resultar impenetrables para la conciencia".32 Pero agregará que "...los análisis de neurosis de la infancia pueden ofrecer un interés teórico particularmente grande.(...) Demuestra en cuán sorprendente medida las fuerzas pulsionales libidinosas, que tan de buena gana se desmienten, participan en la conformación de la neurosis, y permite discernir la ausencia de unas aspiraciones a remotas metas culturales de las que el niño por cierto nada sabe, y que por tanto no pueden significar nada para él"33. En esta cita podemos apreciar con claridad el juego de tensiones que se arma para Freud entre desarrollo intelectual y fuerza pulsional, así como también la distinción precisa entre la neurosis infantil reconstruida en el tratamiento del adulto, y las neurosis de la infancia que bajo la forma de la fobia se le presentan como paradigmáticas.
Apreciaciones similares se encuentran en el "Prólogo a August Aichhorn, Verwahrloste Jugend" de 1925. Allí Freud traza por un lado un corrimiento del psicoanálisis desde el neurótico como objeto de estudio, hacia el niño. Reconoce su escasa participación en este campo pero no deja de resaltar la importancia que tiene para el psicoanálisis que otros se ocupen de ese tema34. Nuevamente retoma las limitaciones técnicas para decir que: "La posibilidad del influjo analítico descansa en premisas muy determinadas, que pueden resumirse como «situación analítica»; exige el desarrollo de ciertas estructuras psíquicas y una actitud particular frente al analista. Donde ellas faltan, como en el niño, en el joven desamparado y, por regla general, también en el delincuente impulsivo, es preciso hacer otra cosa que un análisis, si bien coincidiendo con este en un mismo propósito". Sin embargo no se queda allí, sino que esboza la posibilidad de una lectura analítica aún cuando no pueda aplicarse el dispositivo puro. Freud le reconoce a Aichhorn la virtud de orientar al lector sobre la resolución de tales problemas en su libro, y es interesante recortar un elemento que para él había sido un obstáculo: el de lograr una empatía con el psiquismo infantil. Freud dice que Aichhorn en su labor con niños desamparados ha logrado una "compenetración empática, intuitiva, con sus necesidades anímicas que lo guiaba por el camino correcto"35. Así una limitación del análisis para el abordaje del niño, terminará siendo en verdad, un obstáculo de Freud analista.
Más interesante aún es como termina Freud el texto antes citado, porque plantea que "Cuando éste (refiriéndose al pedagogo) ha aprendido el análisis por experiencia en su propia persona, habilitándose para aplicarlo en apoyo de su trabajo en casos fronterizos o mixtos, es preciso, evidentemente, concederle el derecho de practicar el análisis, y no es lícito estorbárselo por estrechez de miras"36. Nuevamente aquí verificamos el espíritu que guía a Freud en el campo de la investigación, donde su postura nunca fue desestimar el obstáculo, sino trabajar con el mismo, aún cuando eso implique modificar la técnica.
Pero será en "¿Pueden los legos ejercer el análisis? Diálogos con un juez imparcial", donde verificaremos con total precisión la modificación de Freud respeto al análisis de niños.
Es en torno a ese dialogo imaginario que Freud formula la pregunta cómo proveniente de un otro que lo interroga: «¿Cómo? ¿Ha analizado usted niños pequeños, de menos de seis años? ¿Acaso da resultado y no es peligroso para ellos?»37.
Y no duda en responder:
"Da muy buen resultado. Es apenas creíble cuán avanzado está ya un niño de cuatro a cinco años. A esa edad, los niños son intelectualmente muy inquietos, la época sexual temprana es para ellos también un período de florecimiento intelectual. Tengo la impresión de que el ingreso en el período de latencia los inhibe asimismo en lo mental, los vuelve más tontos. Además, a partir de ese momento muchos niños pierden su encanto físico. Y por lo que se refiere a los daños del análisis temprano, puedo informarle que el primer niño en quien, hace casi ya veinte años, aventuré ese experimento se ha convertido luego en un joven sano y productivo, que, a pesar de haber sufrido graves traumas psíquicos, ha pasado indemne la pubertad"38.
¿Qué ha ocurrido? Precisamente Freud liga el florecimiento intelectual, la curiosidad del niño pequeño a los embates de lo pulsional. Ya no tiene el mismo valor de limitación el desarrollo intelectual, éste aparece como consecuencia de la entrada en la latencia y de los efectos de la represión.
Podemos extraer además de esta cita, el valor que Freud le da a la eficacia del análisis, en la medida en que señala que da buenos resultados y se encarga de aclarar también, que en contra de los temores de la época, el tratamiento es inocuo para el niño.
De nuevo recurrirá a la casuística para decir que ha podido observar que "un número muy grande de nuestros niños pasa en su desarrollo por una nítida fase neurótica despierta un interés práctico. Ahora que hemos empezado a ver más claro, estamos tentados de decir que la neurosis infantil no es la excepción, sino la regla, como si no se la pudiera evitar en el camino que va desde la disposición infantil hasta la cultura social. En la mayoría de los casos, ese acceso neurótico de la infancia se supera de manera espontánea; empero, ¿no dejará regularmente sus huellas aun en la persona sana en líneas generales? En cambio, en ninguno de los que luego se vuelven neuróticos echamos de menos el anudamiento a la enfermedad infantil, que no necesita haber sido demasiado llamativa en su época."39
Es entonces el pasaje necesario por los embates de lo pulsional y el intento de domeñamiento40, el que da origen al conflicto que oficia de terreno propicio, para la constitución de una neurosis en edades tempranas: "Cuando un niño empieza a exteriorizar los signos de un desarrollo indeseado, se pone deprimido, testarudo y desatento, ni el pediatra ni aun el médico escolar pueden hacer nada por él, ni siquiera cuando el niño produce fenómenos claramente neuróticos como estados de angustia, displacer por la comida, vómitos, insomnio"41. Freud señala que es preciso otro tipo de tratamiento para poder resolver "los síntomas neuróticos y volver atrás la incipiente alteración del carácter"42, y es a partir de allí que justifica la aplicación del psicoanálisis a los niños: "Nuestra intelección sobre el valor de las neurosis infantiles -a menudo inadvertidas- como predisposición a contraer más tarde graves enfermedades nos recomienda esos análisis de niños como un importante medio de profilaxis"43.
Para finalizar tomaremos en consideración a la "34° Conferencia. Esclarecimientos, aplicaciones, orientaciones"44 donde Freud en un extenso párrafo, hace referencia a la importancia que tiene la extensión del psicoanálisis para el tratamiento de niños pequeños, y reafirmará lo expuesto en 1926 en el texto antes citado45.
En esta Conferencia Freud no dudará en afirmar: "No hemos tenido empacho alguno en aplicar la terapia analítica a estos niños que mostraban inequívocos síntomas neuróticos o bien estaban en camino de un desfavorable desarrollo del carácter. El temor de que pudiera causarse daño al niño mediante el análisis, expresado por los opositores de este último, resultó infundado. Nuestra ganancia en tales empresas fue la de poder comprobar en el objeto viviente lo que en el adulto habíamos dilucidado, por así decir, partiendo de documentos históricos. Pero también para los niños fue muy rica la ganancia. Se demostró que el niño es un objeto muy favorable para la terapia analítica; los éxitos son radicales y duraderos"46.
Freud no desconoce los obstáculos que tal aplicación conlleva, de hecho retoma la necesidad de modificar la técnica porque "...psicológicamente, el niño es un objeto diverso del adulto"47. Aquí y a la luz de la segunda tópica, plantea que todavía no se ha consolidado la formación del superyo como instancia que refiere a la ley y a la prohibición. ¿Podemos suponer que este punto se presenta como nodal para Freud a la hora de ligar psicoanálisis y pedagogía? Podríamos estar en la pista dado que uno de los temores que circulaban en aquella época, era que mediante el análisis el niño perdería todo límite moral. Freud se ocupa de probar lo infundado de tales afirmaciones, recurriendo a los casos clínicos y a los efectos que en ellos se verificaron.
Por otro lado ubicará un segundo obstáculo: el niño "no tolera mucho los métodos de la asociación libre"48 y por último introduce un tercer escollo en torno a la trasferencia, porque "los progenitores reales siguen presentes"49. Es interesante la vuelta que Freud introduce al señalar que es necesario incluir al los padres en el análisis, porque pueden hacer peligrar el tratamiento al convertirse en "portadores de la resistencia"50. Por otra parte dirá que es preciso que el analista se adapte a su objeto, hay una versatilidad necesaria que no puede quedar opacada por la rigidez de la técnica. Rigurosidad en los conceptos y versatilidad en la técnica son dos elementos fundamentales para Freud, a la hora de abordar la clínica.

Conclusión
A partir del recorrido realizado podemos afirmar que:
1. Freud utiliza la casuística cómo método de prueba en dos sentidos: por un lado para verificar la eficacia del psicoanálisis como método terapéutico; y por el otro para corroborar sus postulados teóricos al contrastar sus formulaciones con la clínica misma.
2. La aplicación del análisis a los niños se pudo convalidar a partir de privilegiar a la pulsión por encima de toda idea de desarrollo intelectual. Las zoofobias se constituyen como la forma privilegiada de las neurosis de la infancia, conteniendo en su estructuración todos los elementos propios de una neurosis genuina.
3. La ineficacia del médico y del maestro para resolver tales manifestaciones sintomáticas, y el reconocimiento de Freud del síntoma en el niño como síntoma analítico (posee un sentido, implica una satisfacción pulsional, es producto del conflicto entre instancias, se vale de la sustitución de una representación por otra, y constituye un retorno de lo reprimido) permite alojar a las neurosis de la infancia como un padecimiento pasible de ser abordado psicoanalíticamente.
4. Es preciso modificar la técnica sin por ello perder rigurosidad. Esta posición es solidaria a la que el autor ya había tomado en "Nuevos caminos de la terapia analítica" cuando expresó lo que ocurriría al extenderse el psicoanálisis a las masas. Allí también habría que adaptar la técnica a las nuevas condiciones. De hecho Freud que "no importa qué elementos la constituyan finalmente, no cabe ninguna duda de que sus ingredientes más eficaces e importantes seguirán siendo los que ella tome del psicoanálisis riguroso, ajeno a todo partidismo"51

Notas

1 Peirce, Charles: "Lecciones de la historia de la ciencia", C.S. Peirce (c.1896). Traducción castellana y notas de Fernando C. Vevia. En: Charles S. Peirce. Escritos filosóficos, F. Vevia (tr., intr. y notas), El Colegio de Michoacán, México 1997, pp. 47-76. "Lessons from the History of Science" corresponde a CP 1. 43-125.

2 Assoun, Paul-Laurent: Introducción a la epistemología freudiana. Siglo XXI Editores. México 2001. Pág.90

3 Freud: Sigmund: "Análisis terminable e interminable". Apartado III. En OC. Tomo XXIII. AE. Bs. As. 1990 Pág. 228.

4 Freud, Sigmund: "35 Conferencia. En torno de una cosmovisión" En O.C. Tomo XXII. A E. Bs. As. 1990. Pág. 160-161 El subrayado es nuestro.

5 Freud, Sigmund: "Presentación autobiográfica". En O.C. Tomo XX. A E. Bs. As. 1991. Pág. 43. Esta postura se mantiene en Freud, y está ya esbozada en la interpretación de los sueños, al hablar de ausencia de desfiguración.

6 Klein Melanie: El psicoanálisis de niños [1932] . En Obras Completas. Tomo 2. Paidós. 1990. Bs. As. 1990. Pág. 19

7 Freud, Sigmund: "La interpretación de los sueños". Punto III. En OC. Tomo IV. A. E. Bs. As. 1990.

8 Freud, Sigmund: "La interpretación de los sueños". Punto III. Op. Cit. Pág. 146-147

9 Freud, Sigmund: "8 Conferencia. Sueños de niños". En OC. Tomo XV. A. E. Bs. As. 1991 Pág. 115

10 Op. Cit. 116 La bastardilla es original del texto.

11 Op. Cit: 117

12 Freud, Sigmund: "Análisis de la fobia de un niño de cinco años". En OC. Tomo X. A. E. Bs. As. 1991 Pág. 7

13 Op. Cit. Pág. 100

14 Freud, S: "De la historia de una neurosis infantil" En OC. Tomo XVll . A.E. Bs. As. 1990. Pág. 11.

15 Veremos que este obstáculo no permaneció como tal en la historia del psicoanálisis

16 Freud, Sigmund: "Análisis de la fobia de un niño de cinco años". Pág. 84

17 Freud, Sigmund: "Sobre las teorías sexuales infantiles". En OC. Tomo IX. A.E. Bs. As. 1990. Pág. 191

18 Freud, Sigmund: "Análisis de la fobia de un niño de cinco años". Pág. 91-92

19 Freud, Sigmund: Op. Cit. Pág. 95

20 Freud, Sigmund Op. Cit. Pág. 84

21 Freud, Sigmund Op. Cit Pág. 85

22 Freud, Sigmund Op. Cit Pág. 85

23 Freud, Sigmund: Op. Cit. Pág. 86

24 Freud, Sigmund. Op. Cit. Pág 86

25 Freud, Sigmund. Op. Cit. Pág 86

26 Freud, Sigmund: "Tótem y Tabú. Algunas concordancias en la vida anímica de los salvajes y de los neuróticos". Punto IV En. O.C. Tomo XIII. A.E. Bs. As. 1990 Pág. 129-134

27 Freud, Sigmund: Op. Cit. Pág 130-131.

28 Abraham, K: "Restricciones y transformaciones de la escoptofilia en psiconeuróticos". En Psicoanálisis clínico. Buenos Aires. Hormé. La referencia fue extraída de las citas que realiza Etcheverry al final del Tomo XIII.

29 Freud, Sigmund: "Inhibición, Síntoma y Angustia" Capitulo IV.En Tomo XX. AE. Bs. As. 1991 Pág. 99

30 Extraído de una cita de Pulice,G; Manson, F; Zelis, O: Investigación y Psicoanalisis. De Sherlock Holmes, Peirce y Dupin a la experiencia freudiana. Letra Viva. Bs. As. 2000

31 Freud, Sigmund: "Tótem y Tabú" Op. Cit. Pág. 134

32 Freud, Sigmund: "De la historia de una neurosis infantil". Op. Cit. Pág. 10

33 Freud, Sigmund: "De la historia de una neurosis infantil" Pág. 11

34 En una nota agrega en 1935, en la "Presentación autobiográfica", reconocerá los aportes de Melanie Klein y Anna Freud en este campo, dos líneas dentro del psicoanálisis que marcarán los desarrollos posteriores de la clínica con niños.

35 Freud, Sigmund: "Prólogo a August Aichhorn, Verwahrloste Jugend". En O.C. Tomo XIX . AE. Bs. As. 1991 Pág. 296

36 Freud, Sigmund: "Prólogo..." Op. Cit. 296

37 Freud, Sigmund: "¿Pueden los legos ejercer el análisis? Diálogos con un juez imparcial" En O.C. Tomo XX AE. Bs. As. 1991 Pág. 201

38 Freud, Sigmund: "¿Pueden los legos..."Op. Cit. 201

39 Freud, Sigmund: "¿Pueden los legos..."Op. Cit. 202 El subrayado es nuestro.

40 En la "34° Conferencia. Esclarecimientos, aplicaciones, orientaciones" Freud dirá: "El niño debe aprender el gobierno sobre lo pulsional". En OC. Tomo XXII AE. Bs. As. 1991 Pág. 138

41 Freud, Sigmund: "¿Pueden los legos..."Op. Cit. 233

42 Freud, Sigmund: "¿Pueden los legos..."Op. Cit. 233

43 Freud, Sigmund: "¿Pueden los legos..."Op. Cit. 233

44 Freud: "34° Conferencia..." Op. Cit.

45 Freud: "¿Pueden los legos...? Op. Cit.

46 Freud; Sigmund: "34° Conferencia..." Op. Cit. Pág. 137. El subrayado es nuestro.

47 Freud; Sigmund: "34° Conferencia..." Op. Cit. 137

48 Freud; Sigmund: "34° Conferencia..." Op. Cit. 137

49 Freud; Sigmund: "34° Conferencia..." Op. Cit. 137

50 Freud; Sigmund: "34° Conferencia..." Op. Cit. 137

51 Freud, Sigmund: "Nuevos caminos de la terapia analítica". En OC. Tomo XVII AE. Bs. As. 1991. Pág. 163

Bibliografía

1. Assoun, Paul-Laurent: Introducción a la epistemología freudiana. Siglo XXI Editores. México 2001. ISBN 968-23-1146-2        [ Links ]

2. Freud, Sigmund: "Análisis terminable e interminable"(1937). En OC. Tomo XXIII. AE. Bs. As. 1990. ISBN 950-518-599-5        [ Links ]

3.Freud, Sigmund: "35° Conferencia. En torno de una cosmovisión" (1933[1932] ) En O.C. Tomo XXII. A E. Bs. As. 1990. ISBN 950-518-598-7        [ Links ]

4.Freud, Sigmund: "Presentación autobiográfica" (1925[1924] ) En OC. Tomo XX. A E. Bs. As. 1991. ISBN 950-518-596-0        [ Links ]

5. Freud, Sigmund:"La interpretación de los sueños" (1900[1899] ). En OC. Tomo IV. A. E. Bs. As. 1990 ISBN 950-518-580-4        [ Links ]

6.Freud, Sigmund: "8° Conferencia. Sueños de niños" (1917[1916- 17] ) En OC. Tomo XV. A.E. Bs. As. 1991 ISBN 950-518-592-8        [ Links ]

7.Freud, Sigmund: "Análisis de la fobia de un niño de cinco años". En OC. Tomo X. A. E. Bs. As. 1991 ISBN 950-518-586-3        [ Links ]

8. Freud, Sigmund:"De la historia de una neurosis infantil" (1918 [1914] ) En OC. Tomo XVII . A.E. Bs. As. 1990. ISBN 950-518- 593-6.         [ Links ]

9 Freud, Sigmund:"Sobre las teorías sexuales infantiles". En OC. Tomo IX. A.E. Bs. As. 1990. ISBN 950-518-585-5        [ Links ]

10. Freud, Sigmund:-: "Tótem y Tabú. Algunas concordancias en la vida anímica de los salvajes y de los neuróticos". Punto IV En. O.C. Tomo XIII. A.E. Bs. As. 1990 ISBN950-518-589-8        [ Links ]

11. Freud, Sigmund:"Inhibición, Síntoma y Angustia" Capitulo IV. En OC Tomo XX. AE. Bs. As. 1991 ISBN950-518-596-0        [ Links ]

12.Freud, Sigmund: "Prólogo a August Aichhorn, Verwahrloste Jugend". En O.C. Tomo XIX. AE. Bs. As. 1991 ISBN950-518- 595-2        [ Links ]

13. Freud, Sigmund:"¿Pueden los legos ejercer el análisis? Diálogos con un juez imparcial" En O.C. Tomo XX AE. Bs. As. 1991 ISBN950-518-596-0        [ Links ]

14.Freud, Sigmund:- "34° Conferencia. Esclarecimientos, aplicaciones, orientaciones" En OC. Tomo XXII AE. Bs. As. 1991. ISBN950- 518-598-7        [ Links ]

15. Freud, Sigmund:"Nuevos caminos de la terapia analítica". En OC. Tomo XVII AE. Bs. As. 1991. ISBN950-518-593-6        [ Links ]

16. Klein Melanie: El psicoanálisis de niños [1932] . En Obras Completas. Tomo 2. Paidós. 1990. Bs. As. 1990. ISBN 950-12-4902-6        [ Links ]

17. Peirce, Charles: "Lecciones de la historia de la ciencia", C.S. Peirce (c.1896). Traducción castellana y notas de Fernando C. Vevia. En: Charles S. Peirce. Escritos filosóficos, F. Vevia (tr., intr. y notas), El Colegio de Michoacán, México 1997, pp. 47-76. "Lessons from the History of Science" corresponde a CP 1. 43- 125.         [ Links ]

18. Pulice, G.; Manson, F.; Zelis, O.: Investigación y Psicoanalisis. De Sherlock Holmes, Peirce y Dupin a la experiencia freudiana. Letra Viva. Bs. As. 2000. ISBN 950-649-032-5         [ Links ]

Fecha de recepción: 18 de diciembre de 2006
Fecha de aceptación: 12 de julio de 2007

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons