PSICOLOGÍA DEL DESARROLLO

Aproximación al estudio del funcionamiento reflexivo materno

Introduction to the study of maternal refle ctive functioning

Zucchi, Alejandra¹; Huerin, Vanina²; Duhalde, Constanza³; Raznoszczyk de Schejtman, Clara⁴

¹ Licenciada en Psicología, UB. Ayudante de primera interina. Cátedra II: Psicología Evolutiva Niñez. Facultad de Psicología, UBA. Miembro del equipo de Investigación del Proyecto UBACyT (P806) 2006-2009 "Regulación Afectiva Madre-Infante, su Relación con la Autoestima y el Funcionamiento Reflexivo de las Madres Como Moderador del Impacto Emocional de los Sucesos de Vida"dirigido por la Lic. Clara R. de Schejtman. alejandrazucchi@yahoo.com
² Licenciada en Psicología, UBA. Becaria de Doctorado UBACyT 2006. Ayudante de primera ad honorem, Cátedra "Psicoanálisis: Psicología del Yo", Facultad de Psicología, UBA.
³ Licenciada en Psicología UBA. Magister en Psicología Clínica y Psicoanalítica (DEA, Universidad de Paris V). Doctoranda en la Facultad de Psicología, UBA, Tesis en curso: "La transición a la parentalidad: representaciones, inferencias y funcionamiento reflexivo". Miembro del equipo de investigación UBACyT: "El proceso inferencial clínico: Psicólogos y médicos en formación en el área de la salud mental" (P089) dirigido por la Dra. Adela L. de Duarte.
⁴ Master en Psicología, orientación Terapéutica y Educacional, Universidad de Bar Ilan (Ramat Gan, Israel). Licenciada en Psicología, con orientación Clínica, UBA. Profesora Adjunta Regular, Cátedra ll, "Psicología Evolutiva-Niñez"; Facultad de Psicología UBA. Directora Proyecto de Investigación UBACyT (P806) 2006-2009. cshejtman@psi.uba.ar

Resumen

El objetivo general de este trabajo es presentar el concepto de Funcionamiento Reflexivo (FR) y su relación con el Funcionamiento Reflexivo Materno (FRM) a partir de la aplicación de la Entrevista de Desarrollo Parental (PDI-RII, A Slade et. al. 2005) y su evaluación a través de la Escala de Funcionamiento Reflexivo (Fonagy et al. 1998). Dicho instrumento esta siendo aplicado en un estudio de seguimiento que relaciona la regulación afectiva diádica a los 6 meses del bebé (estudiada en el Proyecto UBACyT P803) y el Funcionamiento Reflexivo Materno en la misma muestra a los 36-42 meses de edad del niño (UBACyT P806). El FR puede definirse como la capacidad de percibir y comprenderse a símismo y a los otros en términos de estados mentales. El FRM es la capacidad materna para sostener en la mente la noción de que el propio hijo es un sujeto que posee sus propios sentimientos, deseos e intenciones.

Palabras clave: Funcionamiento reflexivo; Funcionamiento reflexivo materno; Mentalización

Abstract

The aim of this paper is to introduce the concepts of Reflective Functioning (RF) and Maternal Reflective Functioning (MRF) as they are explored by the PDI R-II instrument (Parental Developmental Interview). PDI-R II is being used in a follow up research project with mother- infant dyads whose children are currently 36-42 months old (UBACyT P806). This study relates MRF to Affect Regulation (Studied in a first stage when infants were 6 months years old, UBACyT P803). RF refers to the capacity to reflect on internal experience; to know, imagine, and represent inner life and own mental states and to recognize and represent those same mental states in others. MRF refers to the mother's capacity to hold the child's mental states in her mind.

Key words: Reflective functioning; Maternal reflective functioning; Affect regulation; Mentalization

INTRODUCCIÓN

El presente trabajo se realiza en el marco de un programa de investigación que viene realizando nuestro equipo (UBACYT P803 desde el año 2000-P806¹-IPA RAB 2003-2005²). Esta etapa del programa de investigación consiste en el seguimiento -a los 36-42 meses de edad de los niños- de díadas madre-niño cuya regulación afectiva diádica fue estudiada a los 6 meses de edad de los niños, a través de una técnica de microanálisis. El objetivo de esta nueva etapa es analizar el Funcionamiento Reflexivo Materno. Los procedimientos realizados hasta ahora en este programa de investigación, se han descrito en detalle en otras publicaciones. (Schejtman y otros, 2003 a, b).
La capacidad para relacionar la conducta del propio hijo con los estados mentales de éste es lo que le permitirá a la madre desarrollar un modelo mental de la experiencia del niño. Estas mentalizaciones maternas contribuirán a la capacidad de autorregulación del niño. Es decir, la mentalización materna está íntimamente ligada con la regulación afectiva, definida como la capacidad de modular y controlar las respuestas afectivas, dado que la capacidad de mentalizar permitirá a la madre amortiguar el incremento de afectos negativos del niño, cuando por su cantidad estos no pueden ser contrarrestados ni atemperados. Esta capacidad es un logro evolutivo cuyos inicios se basan en el establecimiento de la regulación afectiva diádica madre-bebé.
En trabajos anteriores hemos descripto minuciosamente el pasaje de la regulación diádica a la autorregulación del infante. Si bien habitualmente la díada se va orientando en la misma dirección afectiva, incrementando o disminuyendo su expresividad, en nuestra investigación, a través del microanálisis, pudimos observar que el encuentro madre-bebé en estado de afecto positivo (match) sucede sólo el 16% del tiempo de interacción y que los infantes a los 6 meses activan recursos propios de autorregulación, tales como el afecto neutro, la atención dirigida hacia objetos del ambiente o el auto-apaciguamiento oral (chuparse el dedo o un objeto) (Schejtman y otros, 2004, 2005). En estos trabajos (Schejtman y otros, 2004) se han tomado indicadores observacionales no verbales de las respuestas emocionales maternas en la interacción con su hijo. El fuerte impacto que la posición materna tiene en la regulación afectiva y en la estructuración psíquica del niño nos llevó a interesarnos en el Funcionamiento Reflexivo Materno como un aspecto de las representaciones que posee la madre del vínculo con su hijo.
La mentalización juega un rol fundamental en el descubrimiento del sentido de sí-mismo y su agencia. Desde este punto de vista, la regulación afectiva es el preludio para la mentalización, y una vez que esta ha ocurrido, la naturaleza de la regulación afectiva se transforma. El concepto de "afectividad mentalizada" (mentalized affectivity) marca una capacidad madurativa para la regulación afectiva y demuestra la capacidad para descubrir los significados subjetivos de nuestros propios estados afectivos (Fonagy y Target, 2003). Es necesario distinguir entre la regulación afectiva como un tipo de ajuste de los estados afectivos y una variación más sofisticada, variación donde los afectos son usados para regular al "self".
La capacidad de mentalizar fue operacionalizada por Fonagy (Fonagy, Steele, Moran, Steele y Higgitt, 1993) bajo el término de Funcionamiento Reflexivo para su utilización en el contexto de la investigación. Arietta Slade y sus colaboradores realizaron una adaptación de la Entrevista de Apego para Adultos -Adult Attachment Interview (Main y otros, 1985)- con el fin de evaluar el FR en el ejercicio de la parentalidad. De dicha adaptación resulta la Entrevista de Desarrollo Parental II (PDRI-R II: Parent Development Interview, (Slade y otros, 2005). El objetivo de esta entrevista es estudiar la capacidad reflexiva de los padres al considerar la relación actual con su hijo y sus cambios evolutivos.
Consideramos que la riqueza de este instrumento reside en brindar una articulación entre aspectos cuantitativos y aspectos cualitativos del Funcionamiento Reflexivo Parental, permitiéndonos una aproximación más amplia al estudio de la intersubjetividad diádica en los primeros tiempos de infancia.

ANTECEDENTES DEL CONCEPTO DE FR. MENTALIZACIÓN
A continuación haremos un recorrido teórico sobre el concepto de Mentalización que Peter Fonagy y Mary Target han desarrollado. Sus teorizaciones se ubican en la tradición psicoanalítica de autores dedicados a la teoría del desarrollo que ubican su mirada en la perspectiva de la experiencia infantil temprana y los modos de funcionamiento mental primitivos para arribar a una comprensión de la psicopatología (Anna Freud, 1965; Melanie Klein, 1935; Margaret Mahler, 1975; Daniel Stern, 1978, Bion, 1966, Winnicott, 1971). Para la comprensión de la mentalización Fonagy y Target toman en cuenta dos niveles de análisis: la relación entre la adquisición de una comprensión de la naturaleza representacional de la mente, por un lado y la regulación afectiva por el otro.
Otras teorizaciones más contemporáneas relacionadas con esta conceptualización y que toman una perspectiva del desarrollo son: la teoría del espejamiento parental (mirroring parental theory) (Gegerly y Watson, 1996), los modos de equivalencia psíquica (psychic equivalence mode) y la modalidad de "hacer de cuenta" (pretend mode) como formas de experimentar la realidad psíquica (Fonagy, 1996), que en conjunto con la Regulación afectiva y la Mentalización sugieren una nueva dirección del psicoanálisis y las psicoterapias.
Consideramos de interés realizar un mapeo del proceso por el cual se comprenden los significados del símismo como un agente mental que surge de la experiencia interpersonal, particularmente de las relaciones objetales tempranas. La Mentalización es un proceso por el cual la mente mediatiza nuestra experiencia del mundo. Esta capacidad está intrínsecamente ligada al desarrollo del sí-mismo, a su organización interna gradualmente elaborada y a su participación en la sociedad (Fonagy, Target, Steele 1998).
La Mentalización permite diferenciar entre los procesos mentales y emocionales intrapersonales y los procesos afectivos interpersonales (Fonagy 2000). De lo dicho se desprende que esta dualidad que caracteriza a la capacidad de mentalización, incluye un componente autoreflexivo, permitiendo llegar a una percepción compleja del mundo interno, y a su vez un componente interpersonal ya que incide y se ve influida de manera permanente por los procesos de intercambio en el vínculo con los otros.
A su vez, la evidencia clínica y empírica en conjunción con la observación del desarrollo permite demostrar que la experiencia que el bebé tiene de "sí-mismo" como un organismo con una mente no está dada desde su nacimiento. Es una estructura que evoluciona desde los primeros tiempos a través de la niñez, y su desarrollo depende radicalmente de la interacción con otras mentes maduras (Fonagy et al, 2002).
La comprensión de la Mentalización no sólo se refiere a un proceso de maduración cognitiva sino que comienza con el descubrimiento de los afectos a través de las relaciones objetales primarias (Clarkin y Lenzeweger, 1996). Un aspecto de la función evolutiva de las relaciones objetales primarias es la de proveer al niño pequeño la comprensión de los estados mentales de los otros y de sí-mismo así como fomentar su desarrollo. Por lo tanto, el "sí-mismo reflexivo" así como la capacidad de reflejarse en otras mentes son capacidades construidas que evolucionan (o no) a partir de las relaciones tempranas. El lenguaje, por supuesto, es el canal más importante para la interacción simbólica. En relación al lenguaje, el mundo subjetivo requiere una organización: los estados internos deben tener un significado en función de ser comunicados para así poder interpretar tanto los estados internos como la conducta propia y de los demás. Tal como se viene describiendo, esta teoría pone énfasis en que las experiencias sociales tempranas como un moderador esencial de las capacidades mentales, cuando estas capacidades son fallidas o se alteran, son centrales para la consideración de los desordenes psicológicos y sus consecuentes tratamientos psicoterapéuticos. La comprensión de los estados mentales puede ser distorsionada, es decir pensamos que sentimos algo, mientras que verdaderamente sentimos otra emoción. Además, es incluso posible que nos privemos a nosotros mismos de experimentar el mundo de las emociones. Por ejemplo, la incapacidad de visualizar la causalidad psicológica y psicosocial puede ser la consecuencia de la inhibición y/o de la malformación del desarrollo del proceso psicológico que soporta estas capacidades.
En esta línea, algunos autores han focalizado el ejercicio de la parentalidad y el entorno social temprano como la clave para la psicopatología del desarrollo (Cichetti y Cohen 1995, A. Freud 1981, Masten y Braswell 1991, Rutter 1993, Sameroff 1995, Sroufe 1996). En estudios observacionales realizados se ha podido notar que las interacciones armonizadas con los padres (Jaffe, Beebe, Feldstein, Crown y Jarnow, 2001; Stern, 1990) frecuentemente involucran el proceso del espejamiento de la afectividad (affect-mirroring). Este proceso se refiere al uso de la expresión facial y vocal de los padres para poder representar al niño los sentimientos que infieren de él y de ese modo reafirmar y calmar más que intensificar sus emociones. Se ha observado (Watson, 1972, 1994) que el espejamiento del afecto paternal (parentalaffect- mirroring) es esencial para fomentar la capacidad de regulación afectiva, a través de la creación de una representación de segundo nivel para los estados emocionales constitucionales. La imagen del cuidador refleja la experiencia interna del infante y organiza la experiencia emocional del niño. Por lo tanto el sí-mismo no está solamente abierto a la influencia ambiental, sino que es en parte constituido a través de las interacciones con el ambiente social.

FUNCIONAMIENTO REFLEXIVO MATERNO
Diferentes estudios relacionan el funcionamiento reflexivo adulto con el ejercicio de la parentalidad, (Slade 2002, 2004; Grienenberger et al 2004, Duhalde et al 2003, Duhalde 2004). Arietta Slade, quien se dedica especialmente al Funcionamiento Reflexivo Materno, explica que la capacidad de una madre para sostener en su mente la noción de que su hijo es un sujeto que tiene sus propios sentimientos, deseos e intenciones, le permite al niño descubrir su propia experiencia interna vía la experiencia que su madre tiene de él. En consecuencia la madre provee una base segura para dicho descubrimiento que permite que el niño desarrolle un sentido de sí-mismo conectado y separado de su madre. Slade (2004) plantea que el funcionamiento reflexivo parental explica las cualidades internas que permiten a un adulto ser suficientemente sensible para comprender y significar acciones, sentimientos, deseos e intenciones propias y de su hijo.
Como dijimos anteriormente, la capacidad reflexiva está relacionada con la Regulación Afectiva. La capacidad de una madre para reconocer la dinámica de su propia experiencia afectiva actuará como reguladora para el niño. Una madre cuyo funcionamiento reflexivo es adecuado puede imaginar cómo se siente ser un niño pequeño y, al mismo tiempo, reconocer que esta inferencia se ve limitada por la disparidad de desarrollo inherente a la situación adulto-niño. Igualmente busca comprender a su hijo activamente y en esa búsqueda ella puede responder en forma sensible y contenedora. Una respuesta sensible y adecuada por parte de la madre depende tanto de la posibilidad de comprender las intenciones y sentimientos de su hijo como de sus capacidades emocionales.
Un rasgo particularmente importante del Funcionamiento Reflexivo Parental es el reconocimiento de aspectos de los estados mentales ligados al desarrollo. La capacidad parental para reconocer que tanto los estados mentales como la capacidad para expresar emociones cambian con el tiempo, es intrínseca al grado de respuesta sensible y a la conciencia reflexiva frente a las emociones y comportamientos del niño.
Las representaciones distorsionadas o poco elaboradas que algunas madres poseen acerca de sus hijos son una manifestación de la falta de habilidad que ellas tienen para poder reflexionar acerca de la experiencia de sus niños. En las psicoterapias madre-niño que se inspiran en esta línea teórica el terapeuta trabaja especialmente acerca de las representaciones que la madre posee sobre el niño. Esto es porque la función reflexiva permite conocer las representaciones de la complejidad de la dinámica emocional interna; es intrínseca en el desarrollo de la coherencia y de los afectos y organiza las representaciones de sí misma y de su bebé.

EVALUACIÓN DEL FUNCIONAMIENTO REFLEXIVO MATERNO
La PDI-R II es una entrevista clínica semi-estructurada, compuesta por 40 preguntas estandarizadas, que se realiza en forma individual y muestra una variedad de aspectos de la visión de los padres, sobre sí-mismos y su hijo. Esta entrevista provee la visión de una relación que se está formando y que aún sigue desarrollándose. Como lo describieron Fonagy et al. (1998), la evaluación del FR surge de una lectura profunda de la trascripción de la entrevista para detectar los indicios de la conciencia o reconocimiento del sujeto acerca de los estados mentales. Se consideran estados mentales a los sentimientos, creencias, pensamientos, deseos, intenciones o experiencias mentales internas ("Yo pienso", "Yo creo", "Yo quiero", "Yo sé", "Yo siento"). La mera descripción de un estado mental no es considerada reflexiva ya que el funcionamiento reflexivo se caracteriza por la posibilidad de comprender la naturaleza del estado mental así como relacionar un estado mental con otro estado mental o relacionar un estado mental con una conducta. En este sentido, también es importante destacar la diferencia entre estados mentales y estados físicos, como por ejemplo "Estoy cansado" o "Tengo hambre".
Para determinar el nivel de funcionamiento reflexivo materno presente en una entrevista, la misma es revisada en su totalidad y las respuestas se evalúan una por una, siguiendo los criterios establecidos en el Addendum del Manual de Funcionamiento Reflexivo para la evaluación de Funcionamiento Reflexivo Parental (Addendum to Reflective Functioning Scoring Manual for use with the PDI-RII, Slade et. al. 2005), basado en el Manual de Codificación establecido por Fonagy y su equipo para evaluar el FR (Fonagy et al. 1998). A partir de esta evaluación se adjudica a la transcripción de la entrevista un puntaje único en función de una escala continua que va desde un nivel de inexistencia o negación del funcionamiento reflexivo materno (-1 o 0) al nivel máximo de FRM (9). El punto medio de la escala (5) describe la capacidad reflexiva común o promedio.
Como dijimos anteriormente, nuestra investigación constituye un estudio de seguimiento. El primer contacto con las díadas se realizó cuando los niños tenían 6 meses de edad. En ese momento, las madres habían sido derivadas por sus pediatras y los criterios de inclusión fueron, poseer al menos estudios secundarios completos, haber realizado al menos 2 visitas médicas de control durante el embarazo y no haber sufrido ni ellas ni sus bebés complicaciones médicas.
En esta ocasión se decidió evaluar a los niños a los 36- 42 meses, ya que a esta edad la modulación afectiva propuesta por los progenitores, logra expandir los procesos de mentalización de los infantes (Fonagy, 2002) y aproximadamente entre los 3 y 4 años se produce la adquisición de una teoría de la mente (Baron Cohen, 1995).

Algunos de los criterios fundamentales a partir de los cuales se observa la presencia de funcionamiento reflexivo en las respuestas brindadas en la entrevista son:
a. la conciencia de la naturaleza d e los estados mentales.
b. el esfuerzo explícito del entrevistado por dilucidar los estados mentales que subyacen a la conducta.
c. el reconocimiento de aspectos de los estados mentales ligados al desarrollo.

A continuación ejemplificaremos algunos de estos índices de evaluación de la PDI-RII con fragmentos de las entrevistas de las madres entrevistadas hasta el momento.
La "opacidad" es decir, la imposibilidad de saber con certeza lo que otra persona está pensando o sintiendo con sólo observar su expresión facial o su conducta, es una de las características de la naturaleza de los estados mentales. Una madre no puede estar segura de cuál es el estado mental que guía la conducta de su hijo, por lo que deberá especular sobre lo que el niño está pensando. Este aspecto del FRM se registra en la respuesta de una madre a la pregunta acerca de si cree que alguna vez su hija se sintió rechazada: "... yo ahí propuse otro juego con una pelota y ahí más o menos se solucionó. Pero ahí se sintió como afuera, no sé si rechazada, pero es como que no le gustó, pero se la bancó bien...".
Cuando una madre posee un nivel de funcionamiento reflexivo alto, se involucrará en el intento de identificar los posibles estados mentales que pueden explicar la conducta de su hijo y lo hace de una manera que lleva a conclusiones exactas o verosímiles en cuanto a la relación entre los estados mentales y las conductas de símismo y de los otros (Criterio b). Este criterio se ejemplifica en la siguiente respuesta, cuando una de las madres entrevistadas refiere: "Usualmente cuando estoy mal es porque tuve alguna pelea con mi marido, no me pasa estar triste por otra cosa, quizás siempre pongo en él el estar angustiada, o una pelea con él me permite estar angustiada cuando estoy angustiada por otra cosa". Esta reflexión ejemplifica cómo la madre reconoce explícitamente que su propio afecto no está relacionado con una situación observable y habla acerca del esfuerzo explícito que ella realiza por dilucidar los estados mentales que subyacen a la conducta. Otro ejemplo que da cuenta de un FR elaborado es el que se da cuando los padres reconocen que su interpretación de un acontecimiento podría verse distorsionada por sus propios pensamientos y sentimientos. Por ejemplo, otra madre dice: "si [mis hijos] están en la habitación, paso y veo qué están haciendo. No porque estén haciendo alguna travesura, sino porque necesito ver que están bien. Por ahí es una fantasía de que les pase algo o de que no puedan solucionar algo y que se yo. Trato siempre de estar pendiente de ellos. Hay gente que cree que soy una exagerada pero peor sería que me meta y haga las cosas por ellos, que es lo que no hago. No me puedo relajar... es algo que no puedo manejar".

Algunas respuestas no llegan a cumplir con los criterios mínimos para ser consideradas reflexivas y en ellas se encuentran referencias vagas y poco explícitas acerca de los estados mentales, así como también respuestas consideradas anti-reflexivas (bizarras, hostiles, evasivas, desorganizadas). Por ejemplo, cuando se le pregunta a una madre si alguna vez se ha sentido culpable como mamá, ésta refiere: "Más que culpa me da arrepentimiento. Pero bueno, después cuando me enojo que por ahí le doy un chirlo. Hubo una noche que cada 40 minutos estaba: upa, upa y yo ya estaba cansada y mi marido también y la discusión con mi marido que "la mamá sos vos" y sí, bueno, ¿pero vos quién sos?, ¿el barrendero?...y bueno un día me lo llevé al comedor y casi más lo tiro contra el colchón, y mi marido me dijo: "no te la agarres con el nene lo estás maltratando". Pero bueno, si ves que estoy re-loca con el nene, ayudá un poquito vos, porque después termino llorando yo porque por ahí digo algo que no quiero decir en esos momentos de cansancio y locura y nada, me arrepiento. Es muy demandante. Hasta él hubiese tenido 10 hijos, después de él ninguno. Es como demasiado". En esta respuesta podemos observar que la mamá no logra mediatizar sus sentimientos de enojo en términos de estados mentales, ni relacionar la conducta del niño con los estados mentales de éste, transformándose en una situación conflictiva e indescifrable tanto para ella como para el niño.

Como dijimos anteriormente, uno de los criterios que indica la presencia de FR surge cuando los padres reconocen aspectos de los estados mentales de su hijo ligados al desarrollo (Criterio c). Este es un aspecto particularmente importante del funcionamiento reflexivo parental. La capacidad de un padre para reconocer que tanto los estados mentales de su hijo, como su capacidad para expresar emociones cambian con el tiempo, afectan al grado de respuesta sensible y a la conciencia reflexiva. Fonagy (1998) hace referencia al hecho de que los aspectos ligados al desarrollo de los estados mentales presentan diversas facetas, particularmente el pensar "intergeneracionalmente" y el referirse a la dinámica familiar.
Muchas preguntas de la PDI-RII solicitan a los sujetos que reflexionen sobre la capacidad de sus hijos para regular, contener y expresar las emociones. Esto es particularmente importante con los bebés y los niños pequeños, cuyos sentimientos a menudo son difíciles de interpretar y cuya capacidad para la regulación y para expresarse claramente son muy limitadas. Ejemplos de este tipo de funcionamiento serian la posibilidad de los padres de poder tomar una perspectiva intergeneracional en sus respuestas, poder crear lazos entre generaciones. Este criterio se refiere a la conciencia parental del intercambio intergeneracional de ideas, sentimientos y conductas, es decir que los padres reconocen que sus propios pensamientos y sentimientos influyen sobre sus conductas como padres y de este modo influyen sobre la experiencia de sí y de de su hijo. Para ser considerada reflexiva, esta comprensión debe ser explícita y específica y no meramente implícita y general. Por ejemplo, una mamá al hablar de sus recuerdos acerca de sus padres refiere "... por ahí yo soy tan cargosa con los hijos.... a mí mamá no la veo tan cargosa y mí papá muy así...no sé si éramos muchos o era otra relación era como otra época, viste. Por ahí porque mí mamá y mi papa son hijos de japoneses y como que tenían mucha más distancia con mis abuelos y ellos con nosotros menos y yo con mis hijos menos todavía, siento eso".
Otro de los criterios del grupo C, es la posibilidad de los padres de poder asumir una perspectiva que tiene en cuenta el desarrollo y se refiere a la conciencia de un padre acerca de los cambios evolutivos que se dan en ciertos estados mentales. Esta es una forma de funcionamiento reflexivo que en un padre es especialmente importante porque refleja la capacidad para reconocer en el niño cambios de perspectiva y de capacidad expresiva ligados a su nivel de desarrollo. Por ejemplo, como respuesta a una pregunta acerca de sus sentimientos de pérdida una madre respondió: "Y ... no sé si perdiendo, pero estos pasitos que da sola, cosas que hace sola, es como que crece y yo siento como que se está haciendo mucho más independiente. Por un lado me alegra porque la veo más grande y, por ahí, yo voy teniendo otros tiempos"

CONCLUSIONES
El Funcionamiento Reflexivo Materno se encuentra íntimamente relacionado con las representaciones que la madre posee tanto de su hijo como de la relación entre ambos. Las representaciones maternas comienzan durante el embarazo y evolucionan junto con el desarrollo del infante e incluyen aspectos concientes, preconcientes e inconcientes. Se ha destacado su rol en la estructuración psíquica del infante.
Estudios recientes (Zeanah, 1995; Solomon & George, 1996; Slade, 1997) sugieren que el comportamiento de la madre hacia su hijo se encuentra determinado por el modo en que ella piensa la relación con el niño. Estos modos de comportamiento influyen en el sentimiento de seguridad del infante con respecto a sus vínculos afectivos y a la representación de sí.
Para cada madre, tanto las representaciones de la relación actual con su hijo, como sus propias representaciones parentales infantiles, constituyen un aspecto crítico del ejercicio de la parentalidad y pueden funcionar como mediadoras en las respuestas hacia el niño (Lieberman, 1997; Slade, 1996; Solomon & George, 1996).
El acceso a las representaciones maternas a través de la Entrevista de Desarrollo Parental (PDIR-II) nos permite tener un amplio panorama de la visión que la madre posee acerca de la relación que mantiene con su hijo.
Por lo tanto, pensamos que la realización de un estudio de estas características aportará conocimientos para la construcción de herramientas en intervención temprana y el diseño de estrategias de acción preventivas que promocionen un desarrollo psíquico saludable durante los primeros años de vida de los niños.

NOTAS:

1 Proyecto de Investigación 2006-2009 P (806). "Regulación Afectiva Madre-Infante, su relación con la Autoestima y el Funcionamiento Reflexivo de las Madres como Moderador del Impacto Emocional de los Sucesos de la vida". Directora: Raznoszczyk de Schejtman.

2 Proyecto de Investigación 2003-2005 "Dyadic Affective Regulation, and its relation to Maternal Self Esteem and Reflective Function". Acreditado y subsidiado por la Asociación Psicoanalítica Internacional. Directora: Raznoszczyk de Schejtman.

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Fecha de recepción: 19 de febrero de 2007
Fecha de aceptación: 27 de agosto de 2007