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Anuario de investigaciones
versão On-line ISSN 1851-1686
Anu. investig. v.15 Ciudad Autónoma de Buenos Aires jan./dez. 2008
TÉCNICAS Y PROCESOS DE EVALUACIÓN
Diseño de un instrumento psicométrico para evaluar concepciones sobre la sabiduría
Development Of A Psychometric Instrument To Assess Conceptions About Wisdom
Casullo, María Martina1; Fernández Liporace, Mercedes2
1 Dra. en Psicología. Prof. Emérita UBA. Investigadora Superior del CONICET. La Dra. María Martina Casullo falleció posteriormente a la
presentación de este artículo.
2 Dra. en Psicología - Prof. Titular Universidad de Buenos Aires - Investigadora Adjunta del CONICET. E-mail: mliporac@psi.uba.ar
RESUMEN
Este trabajo presenta el diseño de un instrumento autoadministrable destinado a evaluar qué atributos se adjudican más frecuentemente a las personas sabias. El concepto sabiduría forma parte de los constructos investigados por la Psicología Positiva, que estudia los recursos salugénicos y las fortalezas presentes en los individuos. Supone una competencia general caracterizada como una experiencia de vida basada en el conocimiento pragmático que requiere de habilidades meta/ analíticas, reflexivas y evaluativas. Se describe como una forma especial de procesamiento cognitivo que se distingue de la creatividad y de la inteligencia, aunque al analizarla no sólo se toman en cuenta los procesos cognitivos implicados sino también atributos como la empatía, la inteligencia, y la capacidad analítica y reflexiva. Enmarcado en estas consideraciones, el objetivo de este trabajo consistía en diseñar y analizar psicométricamente el instrumento, a partir de las respuestas brindadas por 1100 adultos de 30 a 59 años (edad= 44.89; DT= 7.74; 55% varones, 45% mujeres), residentes en Buenos Aires (Ciudad, Conurbano y Provincia). Se aisló, así, una solución factorial de siete variables latentes, consistentes con los desarrollos teóricos relacionados con el tema.
Palabras clave: Instrumento psicométrico; Sabiduría; Concepciones
ABSTRACT
Within the constructs from Positive Psychology, which analyzes salutogenic resources and strengths in the human being, Wisdom appears as an interesting point. So, the paper presents the process of designing a psychometric instrument to assess which attributes are assigned, most frequently, to wise people. This concept supposes a general competence described as life experience, which is based in pragmatic knowledge. It requires meta/analytic, reflexive and evaluative abilities and it is conceived as a special type of cognitive processing, different from creativity and intelligence. In despite of this, when wisdom is analyzed, not only cognitive processes involved are considered, but also attributes such as empathy, intelligence and analytic and reflexive capacities are taken into account. Framed into these considerations, the main goal consisted in designing an instrument, and developing its psychometric analysis; so, the answers of 1100 adults from 30 to 59 years ( age= 44.89; SD= 7.74; 55% male, 45% female), residents from Buenos Aires (City, Suburbs and State) were collected. A seven-factor solution was isolated, which was consistent with current theories on the subject.
Key words: Psychometric instrument; Wisdom; Conceptions
INTRODUCCIÓN
¿Qué es la sabiduría? En el caso especial de esta investigación,
interesa su estudio como constructo inserto
en el ámbito de la denominada Psicología Positiva, focalizada
en el análisis de las fortalezas yoicas. En un
trabajo de reciente publicación (Casullo & Fernández
Liporace, 2006) se analizaron diferentes concepciones
sobre el tema.
Sabiduría, inteligencia y creatividad suelen emplearse
de manera poco discriminada, suponiendo que signifi-
can casi lo mismo. Pero, tanto en tiempos pasados
cuanto presentes, es posible encontrar que quienes son
consideradas tradicionalmente inteligentes, creativas o
sabias no suelen ser las mismas personas; sólo uno de
esos atributos o conceptos no supone, necesariamente,
la existencia de los otros dos. Como bien lo señala Sternberg
(1996, 1998), la sabiduría surge de la que él denomina
inteligencia práctica; la concepción clásica de la
inteligencia se asimila a la forma de inteligencia analítica,
en tanto que la creatividad se vincula con la inteligencia
creativa. En términos de los denominados por el
autor estilos de pensamiento como formas de autogobierno
(Sternberg, 1999), en el individuo sabio predomina
un razonamiento de tipo jurídico (evaluación y juicio),
mientras que en el tradicionalmente inteligente prevalece
un razonamiento ejecutivo (implementación y realización);
los sujetos creativos se caracterizan por poseer
un estilo legislativo (invención y modificación).
Existen teorías implícitas y explícitas referidas al tema,
y es necesario tomar en cuenta ambos tipos para efectuar
un estudio concienzudo sobre este tópico. En un
sentido general, las teorías implícitas se ocupan de conocer
las concepciones que la población general tiene
acerca de determinados conceptos o constructos, es
decir, investigan las creencias populares. Clayton (1982)
ha sido uno de los pioneros en esta clase de desarrollos,
trabajando con muestras de adultos jóvenes, medios
y mayores; el análisis de datos le permitió encontrar
dos dimensiones consistentes referidas a la
concepción sobre la sabiduría: la afectiva y la reflexiva;
asimismo, pudo verificar que las representaciones mentales
sobre el concepto sabiduría tienden a diferenciarse
según la edad cronológica: son más específicas y
refinadas entre los sujetos de mayor edad. Esto coincide
con los postulados teóricos aportados por Erikson
(1963, 1978, 1985) que sostienen que el logro de la sabiduría
sería la culminación de un ciclo vital sano y verdaderamente
adaptativo. Investigaciones realizadas por
Holliday y Chandler (1986) sobre una muestra de 500
sujetos adultos, mediante el análisis de los componentes
principales, hallaron cinco factores básicos en las
teorías implícitas sobre la sabiduría: una excepcional
capacidad de comprensión, habilidades para juzgar,
competencias generales, habilidades interpersonales y
buen manejo de asuntos o temas sociales.
En términos amplios, quienes se han ocupado del tema,
consideran que el concepto sabiduría alude a tres componentes
centrales: es una forma especial de procesamiento
cognitivo, es una virtud o un valor socialmente
esperable, pero también es una característica deseable
de la personalidad (Casullo & Fernández Liporace,
2006).
La recuperación del estudio de la sabiduría hacia finales
del siglo XX desde una perspectiva psicológica puede
interpretarse como una reacción frente a la hiper-especialización
y tecnologización de las investigaciones sobre
los procesos psíquicos. Resulta, así, importante
asumir una perspectiva multidimensional basada en las
premisas siguientes: a) supone una competencia general;
b) se basa en experiencias que originan un conocimiento
de tipo pragmático; c) requiere habilidades metaanalíticas
de tipo reflexivo y evaluativo. En este sentido,
el sujeto humano es capaz de acceder a tres tipos de
conocimientos: 1) instrumentales, o relacionados con la
acción, 2) prácticos, o vinculados con la comprensión y
el consenso social, y 3) reflexivos/auto-críticos. Una
persona sabia posee habilidades que le permiten exhibir
un buen funcionamiento intelectual, pero también es
capaz de formular juicios pragmáticos y puede reflexionar
acerca de sí misma, así como sobre sus experiencias
pasadas (Habermas, 1972). En este sentido, se
rescatan desarrollos relacionados tales como los de
Rogers (1959) que propone la salud psíquica como la
capacidad para disfrutar de aquello que posee en lugar
de lamentarse por lo que no se tiene, la necesidad humana
de autorrealización descripta por Maslow (1973),
que es la última a la que el ser humano accede luego de
satisfacer todas las anteriores y, en fin, el prototipo descripto
por Nietzsche (1908 post mortem) como el superhombre.
Corresponde señalar la existencia de pocas investigaciones
empíricas sobre el tema. Para Kunzmann y Baltes
(2003) ello obedece a la falta de instrumentos que posibiliten
evaluar la sabiduría en forma válida y confiable.
En sus estudios intentan encontrar evidencia sobre las
relaciones existentes entre los procesos psicológicos en
tres áreas: la afectiva (experiencia subjetiva de los sentimientos),
la motivacional (orientación de los comportamientos
en función de valores), y la psicosocial (estrategias
empleadas para la resolución de conflictos). Los
hallazgos obtenidos sobre una muestra de 318 participantes
- integrada por jóvenes, adultos de mediana
edad y mayores - ponen de manifiesto que los sujetos
categorizados como más sabios reconocen con menor
frecuencia sentimientos negativos y placenteros, aunque
admiten tener compromisos afectivos significativos.
Prima, de esta forma, e l principio de realidad por sobre
el principio de placer. Estas personas se revelan más
interesadas por el bienestar del prójimo, el compromiso
social y la protección del ecosistema. En lo referente al
manejo de situaciones conflictivas se destacan las actitudes
cooperativas así como la existencia de correlaciones negativas con mecanismos de evitación, dominación
o sumisión. Además, la sabiduría parece construirse
con el paso del tiempo, a lo largo del ciclo vital (Labouvie.-
Vief & Medler, 2002).
Los integrantes de la denominada Escuela de Berlín
conceptualizan la sabiduría en términos de UN SISTEMA
DE CONOCIMIENTO EXPERTO SOBRE LAS PRAGMÁTICAS
FUNDAMENTALES DE LA VIDA. (Baltes &
Smith, 1990). Tales pragmáticas incluyen conocimiento
sobre cómo planificar (qué metas deben tenerse en cuenta
en situaciones determinadas), acerca de la gestión de
situaciones (cómo proceder ante problemas sociales
concretos) y sobre el replanteo de las experiencias de
vida (cómo encontrar el mejor sentido posible a la propia
existencia). La sabiduría supone, entonces, poseer conocimientos
generales sobre la naturaleza humana en
un determinado contexto y período histórico así como
conocimientos específicos referidos a las variaciones
en el significado que puede otorgarse a los diversos
sucesos vitales que acontecen a los individuos.
Como bien lo señalan Takahashi y Overton (2002) los
estudios acerca de este concepto pueden ser abordados
desde una perspectiva analítica o sintética. En términos
generales, el enfoque sintético considera que
toda experiencia supone una relación parte-todo y analiza
los comportamientos humanos como expresiones
de cierta organización o sistema psicológico subyacente,
más que en términos de un recurso instrumental
para el logro de determinadas metas o fines. La mirada
analítica, en cambio, entiende las experiencias en términos
de relaciones entre partes o funciones: el valor instrumental
o adaptativo del comportamiento se constituye
en el foco de los estudios (por ejemplo, la resolución
de problemas o la formulación de juicios valorativos).
Esta distinción analítico/sintética, visualizada como un
continuum, sirve de marco de referencia de los estudios
actuales sobre la sabiduría. Ubicados en el extremo que
valoriza la síntesis se ubican la autorrealización personal
y la autotrascendencia. Por otra parte, desde el extremo
opuesto, el analítico, se han producido valiosos
desarrollos empíricos, fundamentalmente en el contexto
de la cultura occidental. Muchos investigadores se posicionan,
actualmente, en un espacio virtual intermedio
entre los mencionados polos y abordan la sabiduría como
un constructo inclusivo; se admite que están presentes
procesos cognitivos de importancia pero se asume que,
además, deben ser tenidos en cuenta otros subsistemas:
los afectos, las intuiciones y la significación cultural. Se
trata de procesos psicológicos interdependientes que
adquieren significado sólo en su co-accionar en un contexto
sociocultural determinado (Vandenberg, 1991).
Teniendo en cuenta los antecedentes hasta aquí detallados,
interesa dirigir esfuerzos concretos a la tarea de
desarrollar y analizar la calidad de instrumentos psicométricos
destinados a la medición de las concepciones que
los seres humanos poseen acerca de este constructo.
OBJETIVO
Diseñar y analizar psicométricamente un instrumento auto-administrable destinado a evaluar, en sujetos adultos, las concepciones acerca de la sabiduría, entendidas como el conjunto de los atributos más frecuentemente asociados a los individuos considerados sabios.
MÉTODO
Participantes: 1100 adultos de 30 a 59 años ( edad=
44.89; DT= 7.74; 55% varones, 45% mujeres), residentes
en la Ciudad de Buenos Aires, Conurbano y Provincia
de Buenos Aires, seleccionados mediante muestreo
intencional simple. 50% tenían entre 30 y 44 años, mientras
que el otro 50% se ubicaba en la franja de edad de
45 a 59.
En cuanto a la escolaridad, se observa que la gran mayoría
(86%, repartidos en partes equitativas) ha accedido
a los niveles medio y terciario/universitario, en tanto
que un porcentaje insignificante no cursó estudios formales
o no concluyó la primaria (Tabla 1).
Tabla 1. Descripción de la muestra: distribución según nivel educativo.
En relación con el estado civil, puede apreciarse que los casados o en convivencia con una pareja representan el porcentaje más elevado (62.5%); (Tabla 2).
Tabla 2. Descripción de la muestra: distribución según nivel educativo.
Procedimiento y análisis de datos: el trabajo se desarrolló en nueve etapas, que se describen a continuación.
Etapa 1: Investigación bibliográfica sobre el constructo
Consistió en la revisión de los principales aportes teóricos y resultados empíricos sobre el tema, ya citados en
la introducción teórica.
Etapa 2: Redacción de los ítems según criterios racional
y de clave empírica
A partir del material recabado en la Etapa 1 (criterio racional)
y de la realización de grupos focales con adultos
de población general con características sociodemográficas homogéneas a los que formarían la muestra definitiva
(criterio de clave empírica), se recolectó el material
necesario para la redacción de los reactivos. En base a
ello, se decidieron, además, los criterios formales para
el diseño del instrumento; así, atendiendo a su empleo
en el ámbito de investigación, se contempló la conveniencia
de emplear un formato de inventario auto-administrable,
que proveyera al examinado un listado de
atributos posiblemente asociados con una persona sabia,
con tres opciones de respuesta (Sí - NO - No sé).
La consigna rezaba así: Estamos estudiando qué se
entiende por SABIDURÍA. En razón de ello, le pedimos
que lea la lista de conductas que presentamos a
continuación y nos diga, según su criterio, cuáles de
ellas indican sabiduría, las ponen en práctica personas
que consideramos sabias. Marque su respuesta
con una cruz en la columna correspondiente.
Etapa 3: Juicio experto
De los 40 elementos iniciales se seleccionaron 34 en
base al consenso logrado entre los cinco especialistas
participantes. A la vez, se conservaron sólo aquellos
ítems que, a criterio de los jueces mostraron validez de
contenido en cuanto a representar adecuadamente los
atributos incluidos en las dimensiones destacadas por
la bibliografía científica y por los contenidos surgidos en
los grupos focales.
Etapa 4: Administración piloto a 30 adultos de 30 a
59 años
En virtud de los resultados obtenidos en esta fase, se
realizaron varias modificaciones en los elementos según
sugerencias de los sujetos participantes. Las consignas
y el formato de respuesta se mantuvieron inalterados
ya que no ofrecieron dificultades.
Etapa 5: Administración de la forma definitiva a la
muestra de tipificación (N= 1100; ya caracterizada en
el apartado Descripción de la Muestra)
A partir de estos datos se realizaron los análisis psicométricos
que se informan en el apartado de Resultados,
a la vez que se terminó con la depuración definitiva del
instrumento que se detalla en las etapas siguientes.
Etapa 6: Análisis de discriminación
Se calcularon mediante la correlación corregida entre la
puntuación del ítem y la total, manteniéndose todos los
elementos analizados, en razón de que los coeficientes
obtenidos superaban el valor mínimo establecido de .25.
Etapa 7: Estudio Exploratorio de Validez Factorial
Se calculó un Análisis de Componentes Principales con
rotación Varimax y criterio Kaiser, con extracción según
criterio de autovalores iguales o mayores a 1. A partir de
la estructura aislada, se eliminaron los reactivos con
cargas inferiores a .40 o con doble carga igual o superior
a ese valor (Tabla 3).
Tabla 3. Escala de Sabiduría: ítemes eliminados en base al análisis de componentes principales
Etapa 8: Análisis de consistencia interna de cada
factor aislado.
Se calcularon sendos coeficientes Alpha de Cronbach
para cada factor aislado, que se informan en el apartado
de Resultados.
Etapa 9: Denominación de los factores.
Para ello, se tuvo en cuenta el contenido aludido por los
ítems agrupados en cada variable latente aislada.
RESULTADOS
A partir de los pasos detallados en el apartado anterior, se aisló una estructura de 7 factores que explica el 49% de la varianza total con 25 ítems finales (Tabla 4). Debe recordarse que los elementos 2, 5, 6, 12, 19 y 27 habían sido eliminados en base a criterios pre-establecidos en cuanto a las saturaciones deseables.
Tabla 4. Escala de Sabiduría: estructura factorial, coeficientes Alpha e índices de ajuste
COMENTARIOS Y DISCUSIÓN
Como puede advertirse al examinar la tabla precedente,
si bien los índices de ajuste (KMO y Bartlett) muestran
buenos resultados al respecto, la solución explica sólo la
mitad de la varianza total. De todas maneras, se siguió
adelante con el trabajo de análisis ya que las comunalidades
encontradas se movían alrededor del 50%.
Aunque los Alphas obtenidos indican consistencias moderadas
a bajas en los factores (.77, .64, .54, .47, .37,
.35 y .32), debe recordarse que este índice es afectado
por la cantidad de ítems, que es pequeña en todos los
casos (sendos grupos de 6 para los Factores 1 y 2, 4
para el Factor 3, 3 para el Factor 4 y sendos grupos de
2 elementos para los dos últimos factores).
Teniendo conciencia de la necesidad de ampliar y profundizar
estos estudios, tanto replicándolos en muestras
más específicas, así como efectuando estudios de análisis
factorial confirmatorio con miras a la generalización
de la estructura hallada, segmentando la muestra según
variables sociodemográficas, se ha ensayado una denominación
provisoria de los factores obtenidos, según los
contenidos aludidos por los reactivos que los forman.
Factor 1. Honestidad y sensibilidad social (12.17%
de varianza explicada)
Factor 2. Vínculos con objetos externos e internos
(8.59%)
Factor 3. Comprensión de la ambigüedad y del significado
de los hechos, reconocimiento de obstáculos
(7.26%)
Factor 4. Habilidad para razonar (6.10%)
Factor 5. Prudencia, posibilidad de evaluar antes de
actuar (5.25%)
Factor 6. Sagacidad y juicio moral (5.22%)
Factor 7. Perspicacia e intuición (4.84%)
En virtud del ordenamiento de las dimensiones, a partir
de los porcentuales de varianza explicada por cada uno, parecería que los atributos de sensibilidad social y honestidad
son aquellos a los que los sujetos otorgan mayor
relevancia en la definición de una persona sabia; es
decir, que la primera variable latente contemplada combinaría
tanto características valorativas cuanto empáticas.
El segundo Factor, en cambio, se relaciona con las relaciones
objetales, con objetos externos e internos. Supone
tanto vínculos sociales manifiestos como la posibilidad
de conectarse con los recuerdos, los ideales, las
fantasías.
Tercera en importancia explicativa, aparece una dimensión
que implica la comprensión de la ambigüedad, del
significado de los hechos y el reconocimiento de obstáculos
que, aparentemente, guardaría correspondencia
con el conocimiento práctico que se aplica en la cotidianeidad
y que Baltes y Smith (1990) identifican como las
pragmáticas fundamentales de la vida.
El cuarto factor alude a la habilidad para razonar, mientras
que el séptimo se refiere a la perspicacia y la intuición;
ambas variables latentes tienen en común el hecho
de contener ítems relacionados con capacidades
cognitivas, aunque de distinta índole.
El Factor 6, sagacidad y juicio moral, si bien se halla
emparentado de alguna manera con los dos antes nombrados,
posee una nota diferencial, que también implica
una dimensión valorativa.
El Factor 5 pone el acento en la prudencia. La prudencia
implica orientación cognitiva hacia el futuro personal,
formas de razonamientos prácticos y autogestivos que
ayudan al logro de metas en el mediano y largo plazo.
Requiere un alto grado de conciencia de responsabilidad
sobre las consecuencias de las propias acciones.
Está vinculada con la denominada inteligencia social y
se caracteriza por la capacidad para controlar los impulsos
y la estructuración de un superyo fuerte que facilite
poder tener presente que existen normas y principios
que regulan los comportamientos de los seres humanos,
en su condición de actores sociales.
Los factores encontrados dan cuenta, en gran medida,
de lo expuesto en la introducción teórica sobre el tema.
La sabiduría incorpora procesos cognitivos analíticos y
sintéticos, variables afectivas, vinculaciones con valores
del contexto, la intuición, el aprendizaje que se adquiere
viviendo (Erikson, 1963, 1978, 1985). Debe ser entendida
como resultado de un proceso evolutivo y dialéctico.
Supone cogniciones, regulaciones emocionales, expectativas
sociales. Es la resultante de una forma de animarse
a vivir que ha sido descripta de diversas maneras: el
superhombre de Nietzsche (1908 post mortem), la persona
auto-actualizada de Maslow (1973), el sujeto de Rogers
(1959) que llega a sentirse pleno si vive en función
de lo que tiene - su capital psíquico- y no en términos de
lo que le demandan o imponen.
Se ha comenzado a dar los primeros pasos. Mucho queda aún por investigar, reflexionar y profundizar.
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Fecha de recepción: 29 de noviembre de 2007
Fecha de aceptación: 15 de agosto de 2008