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Anuario de investigaciones

versión On-line ISSN 1851-1686

Anu. investig. v.15  Ciudad Autónoma de Buenos Aires ene./dic. 2008

 

TÉCNICAS Y PROCESOS DE EVALUACIÓN

Inicio temprano del consumo de alcohol: ¿cómo medirlo?

Early Onset Of Alcohol Drinking: How Should It Be Meassured?

Pedrón, Valeria T.1

1 Becaria Estímulo UBACyT. Miembro del Proyecto de Investigación CONICET "Factores familiares y de personalidad. Su relación con el abuso de alcohol en adolescentes".

RESUMEN

Se ha identificado una amplia variedad de definiciones conceptuales y operacionales que ponen en evidencia el desafío que implica medir el inicio temprano del consumo de alcohol. Objetivo: revisar las definiciones que se han dado en la literatura específica sobre el inicio del consumo y sus respectivas justificaciones. Organización: se dará cuenta en primer lugar de las definiciones conceptuales para luego continuar con las estrategias utilizadas para operacionalizarlas. Fuentes utilizadas: artículos de portales de acceso a publicaciones científicas (Blackwell, JSTOR, SAGE, Science Direct). Conclusiones: Los especialistas coinciden mayormente en un punto: resulta insuficiente preguntar a qué edad la persona ingirió alcohol por primera vez. Es necesario conocer qué edad la persona tenía cuando consumió más de una cantidad criterio de alcohol. Así, se ve la importancia de considerar no sólo un corte en el tiempo evolutivo (la edad) sino establecer una determinada cantidad de alcohol para decir que la persona se ha iniciado.

Palabras clave: Inicio temprano; Consumo alcohol; Definición conceptual; Definición operacional

ABSTRACT

A extensive variety of conceptual and operational definitions concerning early onset of alcohol drinking shows that choosing a criteria for assessment implies a challenge. Objective: To review the definitions found in the specific literature about alcohol onset and the reasons given to choose them. Organization: First, to account for all the conceptual definitions found, and then to list the operational strategies employed. Sources: articles downloaded from several scientific databases (Blackwell, JSTOR, SAGE, Science Direct). Conclusions: Specialists agree in this point: It's insufficient to ask only how old a person was the first time they used alcohol. It is necessary the know how old the person was when he/ she ingested more than a criteria amount of alcohol. This review reveals the importance of considering not only a cut in the developmental timing (age) but also a specific amount of alcohol to consider that a person has initiated it's alcohol career.

Key words: Early onset alcohol drinking; Conceptual definition; Operational definition

Actualmente el consumo abusivo del alcohol y las patologías asociadas a este son un grave problema para la salud pública en el mundo, y la Argentina no es una excepción. Según datos epidemiológicos del INDEC y La Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (INDECSEDRONAR, 2004), la prevalencia de consumo de alcohol en nuestro país es del 83,5%. Por otro lado, según una consulta realizada sobre emergencias hospitalarias, el 8,4% de las mismas está relacionada con el abuso de sustancias psicoactivas, y en su mayoría involucran bebidas alcohólicas y a la población juvenil (Miguez, 2006).
Otro dato relevante lo aporta una encuesta realizada en centros de atención a adictos, donde la causa de internación de un tercio de los pacientes es la adicción al alcohol (Observatorio Argentino de Drogas, 2005), seguidos por aquellos que presentan adicción a la cocaína. Al indagar sobre la edad de inicio del consumo de sustancias en estos pacientes, se encontró que la mayoría se había iniciado en drogas legales como el tabaco y el alcohol entre los 13 y los 14 años.
En el caso de la población adolescente, una encuesta realizada por el SEDRONAR (2005) a estudiantes secundarios de todo el país reveló que la prevalencia del consumo reciente de alcohol era del 48,1%. Ubicándose muy por encima de la prevalencia de consumo reciente de otras sustancias (tabaco 27,1%; tranquilizantes 3,4%; estimulantes 2,5%; solventes 2,3%; marihuana 5,4%; pasta base 1,4%; cocaína 2,1%; drogas ilícitas, 7,1%). Otro dato interesante es que el 27,3% de los estudiantes encuestados reportaron haberse emborrachado o consumido más de la cuenta en los últimos 30 días. Además, la mitad de estos estudiantes manifiestan haber ingerido una cantidad mayor a cinco tragos en la misma ocasión, medida considerada de abuso.
Muchos autores concuerdan en que el inicio temprano del consumo de alcohol es un excelente predictor del futuro abuso y de los problemas asociados a esta sustancia (Gordon, Kinlock, & Battjes, 2004; Grant & Dawson, 1997; Gruber, Di Clemente, Anderson, & Lodico, 1996; Hawkins, Graham, Maguin et al., 1997). Entre estos últimos se incluye el conducir luego de haber bebido, ausentismo al trabajo o a la escuela y sufrir lesiones. En el corto plazo, un adolescente que consume alcohol aumenta su riesgo de consecuencias adversas como accidentes, homicidios y enfermedades de transmisión sexual que podrían interferir con el desarrollo de sus habilidades sociales, de sus estrategias de afrontamiento y todas aquellas habilidades necesarias para el funcionamiento social efectivo en la adolescencia tardía y en la adultez temprana (Duncan, Duncan, & Strycker, 2006).
A partir de estos datos podemos decir que es de fundamental importancia realizar investigaciones sobre el inicio temprano que permitan desarrollar estrategias de prevención que lleven a reducir el riesgo de problemas asociados al consumo de alcohol. Una primera aproximación a este fenómeno consistirá en definir que se entiende por inicio temprano y cuál sería la mejor estrategia para su operacionalización. A fin de lograr este objetivo se realizará una revisión de las definiciones empleadas en la literatura específica sobre el inicio temprano y las diferentes formas de operacionalización que han elegido distintos autores y las razones de su elección. El objetivo de este artículo es constituirse en una guía útil para aquellos investigadores interesados en evaluar este fenómeno.

DEFINICIONES DEL INICIO TEMPRANO DEL CONSUMO DE ALCOHOL

Al definir el inicio temprano del consumo de alcohol se suele establecer un corte en el tiempo correspondiente con una edad específica, que divide a los consumidores en un grupo de iniciadores tempranos y otro grupo de iniciadores tardíos en función de que hayan comenzado la ingesta de alcohol antes o después de esa edad. Un inconveniente que se encuentra en la literatura es el uso de diversas edades para establecer este corte, producto de las diferentes definiciones conceptuales que se tiene sobre "inicio temprano". En el siguiente apartado se detallarán las definiciones conceptuales utilizadas por los autores revisados junto con las razones que ofrecen para elegir este criterio.
Algunos autores definen el inicio temprano como el inicio antes de los 12-13 años. En el caso de Gruber et al. (1996) definen el inicio en esta edad en función de que encuentran que el inicio hacia los 12 años estaría asociado con el posterior abuso de alcohol y problemas conductuales, y concluyen que la preadolescencia, entre los 10 y los 12 años, sería un periodo particularmente vulnerable para el desarrollo de dependencia y abuso tempranos al alcohol. Pedersen y Skrondal (1998) eligen definir el inicio temprano en función del inicio antes de los 13 ya que encuentran que estos jóvenes consumen más alcohol que aquellos que se inician posteriormente. De esta manera podemos decir que la elección del inicio temprano antes de los 12 o 13 años es en función de los datos empíricos que obtienen los investigadores. Otros ejemplos de investigaciones que utilizan este criterio de corte lo aportan los trabajos de Hawkins et al. (1997); Parker, Levin y Harford (1996); Oxford, Karachi, Catalano y Abbott (2000); Kosterman, Hawkins, Guo, Catalano y Abbott (2000).
El inicio antes de los 14 - 15 años es el criterio que se utiliza con mayor frecuencia, y una de las razones de esta elección suele ser una cuestión empírica. Dawson, Grant y Li (2007) utilizan los 14 años como corte debido a que encuentran que aquellos individuos que inician su consumo antes de esa edad ingieren mayores cantidades de alcohol frente a situaciones de estrés comparados con los individuos que se inician luego de los 14 años. Mientras que Donovan (2004) justifica el uso del inicio antes de los 14 años ya que es menor a la media nacional de inicio. Otros autores (McGue, Iacono, Legrand, & Elkins, 2001a, 2001b) toman los 14 en función del estudio de Grant y Dawson (1997) que concluye que aquellos sujetos que se inician antes de esa edad tienen un 40% de probabilidad de desarrollar dependencia. Prescott y Kendler (1999) toman el inicio como temprano cuando se da antes de los 15 años basándose en un estudio realizado por Chou y Pickerin (1992; citado en Prescott & Kendler, 1999) quienes afirman que aquellos individuos que reportaron haber consumido alcohol por primera vez antes de esa edad, era dos veces más probable que desarrollen dos o más problemas asociados con el consumo de alcohol comparados con los que se iniciaron posteriormente. Por último, Dishion, Capaldi y Yoerger (1999) también utilizan el inicio antes de los 15 años debido a que aumenta el riesgo de conductas antisociales, el abuso de sustancias, entre otras consecuencias negativas. Otros autores que utilizan este criterio son Ehlers, Slutske, Gilder, Lau y Wilhelmsen (2006). Finalmente pocos autores definen como inicio temprano el inicio antes de los 18-21 años. Dougherty, Mathias, Tester y Marsh (2004) eligen esta forma de clasificar los grupos basándose en la edad legal de consumo en Estados Unidos, que va de los 18 a los 21 años1. Eligen este criterio debido a la suposición de que aquellos adolescentes que se inician temprano no tendrían aprobación social y estarían violando las leyes sobre el consumo. Con el objetivo de explorar la relación entre la impulsividad medida en el laboratorio con la edad de inicio, utilizan este criterio debido que este tipo de comportamiento se esperaría en personas más impulsivas. Jordan y Lewis (2005) en su estudio sobre la influencia de la calidad de la relación paternal con el consumo de alcohol en adolescentes, también consideran el inicio temprano antes de la edad legal del consumo de alcohol debido a que estaría asociada a otras conductas delictivas, esta sería una razón suficiente para justificar el valor del estudio (ver tabla 1 para un resumen de las definiciones conceptuales).

Tabla 1: Definiciones conceptuales

Dada esta diversidad de definiciones de inicio temprano también se encuentran diferentes preguntas que indican distintas formas de considerar cuando un adolescente se ha iniciado.
La forma m ás sencilla que suelen utilizar los autores es preguntar al sujeto a qué edad se ha iniciado en el con- sumo de alcohol sin realizar mayores especificaciones. En el caso del estudio de Hampson, Andrews, Barckley y Sevenson (2006) se les pregunta simplemente a chicos de entre 6 y 11 años si alguna vez han probado alguna bebida alcohólica. Obot, Wagner y Anthony (2001) también preguntan a los encuestados que edad tenían la primera vez que probaron alcohol, entre otras drogas. Los que se observa en los trabajos en los que se pregunta de esta manera es que su objetivo principal no es explorar sobre el inicio temprano específicamente, como en el caso del trabajo de Hampson et al. (2006) a quienes les interesan las intenciones de los estudiantes primarios de consumir alcohol. Mientras que en el caso del trabajo de Obot et al. (2001) el interés está enfocado en el inicio del consumo de drogas en general y no el alcohol en particular, al igual que un estudio de Crockett, Rafaelli y Shen (2006) donde el foco principal es la influencia del inicio temprano de sustancias en general sobre la conducta sexual riesgosa. Por último Jordan y Lewis (2005) también preguntan a los sujetos si alguna vez han tomado alcohol, pero consideran que la persona es bebedora si ha consumido alcohol por lo menos una vez a lo largo de su vida. La justificación que utilizan para la elección de esta medida es la imposibilidad de detectar mayores patrones de consumo en muestras de la población de adolescentes afro-americanos que, según los autores, suelen tener una menor prevalencia de consumo de alcohol comparados con la población blanca. Otros estudios que usan esta medida son los de Agrawal, Grant, Waldron et al. (2006); Wagner, Velasco- Mondragón, Herrera-Vázquez, Borges y Lazcano-Ponce (2005); Trudeau, Lillehoj, Spoth y Redmond (2003); Blackson y Tarter (1994); Chen, Unger, Palmer et al. (2002) y Gruber et al. (1996). En el artículo de Chen et al. (2002) también se agrega la pregunta de si alguna vez se emborrachó, quizá porque el interés del artículo es también establecer una relación entre el inicio temprano y el patrón actual de consumo de alcohol.
Otros autores (McGue et al., 2001a, 2001b ; Oxford et al., 2000; Sargent, Wills, Stoolmiller, Gibson, & Gibbons, 2006; Crum, Storr, Ialongo, & Anthony, 2008) preguntan por la primera vez que se consumió alcohol sin el permiso de los padres. De todos los artículos revisados sólo uno de publicación reciente (Crum et al., 2008) da una justificación al uso de esta criterio. Para estos autores el consumo que no es supervisado por los padres es probable que de cuenta de una desviación temprana. Según un trabajo citado por ellos, el consumo de alcohol sin el permiso paternal sería una consecuencia importante del consumo de alcohol en general (Bush & Iannotti, 1992; citado en Crum et al., 2008).
Con poca frecuencia se encuentra la pregunta acerca de la edad de la primer intoxicaci ón, o en su variante, que edad tenía la primera vez que consumió tanto como para intoxicarse (Chen et al., 2002; Wong, Brower, Fitzgerald, & Zucker, 2004;Gordon et al., 2004). Wong et al. (2004) justifican la elección de este criterio utilizando los trabajos de Grant y Dawson (1997) y de Gruber et al. (1996) quienes demostraron que es un predictor robusto de los problemas asociados al consumo del alcohol. Por otro lado, Gordon et al. (2004) están interesados en la relación entre el inicio del consumo en los adolescentes y el comportamiento criminal. Este objetivo les lleva a elegir la edad de la primera borrachera como criterio dado que aquellos criminales adictos que se inician de manera temprana tienden a cometer una mayor cantidad de crímenes de diversa naturaleza, incluyendo crímenes violentos, más allá del estado de su adicción, es decir, más allá de que se encuentren en un periodo de sobriedad o no.
Otro criterio tambi én escasamente utilizado es el inicio de un patrón regular de consumo (Dishion et al., 1999; Grant, Stinson, & Harford, 2001; Donovan, 2004; Hill, Shen, Lowers, & Locke, 2000; York, 1999). Dishion et al. (1999) consideran que un adolescente se ha iniciado en el consumo de alcohol cuando consume con una frecuencia de por lo menos una vez cada dos o tres meses una cantidad como mínimo de dos o más tragos. El interés de estos autores reside en poder evaluar el consumo que potencialmente lleva a una intoxicación. Grant et al. (2001) preguntan a que edad se empezó a consumir dos o más tragos por semana, debido a que no les interesan aquellos sujetos considerados como abstinentes o bebedores infrecuentes, es decir aquellos que consumen menos de dos tragos por semana. Otro criterio utilizado es el de York (1999), quien pregunta a que edad empezó a consumir por lo menos una vez por mes, pero en este caso el interés está en conocer la historia del consumo de los adolescentes.

EL CRITERIO MÁS UTILIZADO

Los autores revisados utilizan con mayor frecuencia el criterio de explorar la edad del primer consumo de alcohol superior a una cantidad criterio. Entre estas cantidades de referencia, encontramos el consumo de más de un sorbo (Dawson et al., 2007; Donovan, 2004; Grant & Dawson, 1997; Hawkins et al., 1997; McGue et al., 2001a, 2001b; Warren, Kann, Small, Santelli, Collins, & Kolbe, 1997; Wong et al., 2004; York, Welte, Hirsch, Hoffman, & Barnes, 2004) o el consumo de más de un trago completo de alcohol (Clark, Cornelius, Kirisci, & Tarter, 2005; Pedersen & Skrondal, 1995; Prescott & Kendler, 1999; Sartor, Lynskey, Heath, Jacob, & True, 2006). Wong et al. (2004) utilizan en su trabajo el Drinking and Other Drug Use History Questionnaire-Youth Version (DDHQ-Y; Zucker & Fitzgerald, 2002; citado en Wong et al., 2004) que evalúa no sólo el inicio del consumo de más de unos sorbos de alcohol sino también, la edad de la primer borrachera. Que según Wong et al. (2004), ambas medidas han demostrado ser predictores robustos de futuros problemas de alcohol en los trabajos de Grant y Dawson (1997) y en el trabajo de Gruber et al. (1996).
En cuanto al criterio de consumo de más de un trago completo se suele especificar qué se entiende como trago completo. Pedersen y Skrondal (1998) preguntan por el consumo de una cantidad como mínimo de media botella de cerveza, un decilitro de vino o un cuarto de decilitro de licor. Ellos consideran estas medidas como una unidad estándar de alcohol y una cantidad considerable para un sujeto que esta comenzando la adolescencia. Clark et al. (2005) indagan sobre el consumo de varias sustancias específicas preguntando si alguna vez las han utilizado en cualquier forma, salvo en el caso del alcohol donde preguntan por el consumo de un mínimo de una bebida estándar por episodio de consumo debido a que la "experimentación con cantidades menores no ha demostrado ser un indicador consistente de riesgo o de una consecuencia de significación clínica" (Clark et al., 2005, pp. 15). Sartor et al. (2006) definen el inicio como la edad en que se consume la primera bebida alcohólica completa, y por esto entienden una lata o una botella estándar de cerveza, un vaso de vino o una medida de licor. Kuperman, Chan, Kramer et al. (2005) eligen preguntar por el primer consumo de un trago completo debido a que indica la ingesta de una cantidad sustancial de alcohol; mayor a la consumida en ceremonias religiosas y mayor a un sorbo que los padres suelen ofrecer ocasionalmente a sus hijos en eventos familiares (ver tabla 2 para un resumen de las estrategias operacionales).

Tabla 2: Criterios operacionales

DISCUSIÓN

Como se ha podido apreciar a lo largo de esta revisión, las formas de definir y de preguntar acerca del inicio temprano del consumo de alcohol son muy diversas. Cada uno de los autores revisados utiliza un criterio en función de los objetivos de su investigación.
La edad de corte utilizada con mayor frecuencia es de 14-15 años, y la razón para su elección está respaldada por la evidencia empírica de que aquellos adolescentes que se inician antes de esta edad tienen un 40% más de probabilidad de desarrollar dependencia (Grant y Dawson, 1997) o, como sugiere un estudio de Chou y Pickerin (1992; citado en Prescott y Kendler), los adolescentes que se inician antes de esta edad tienen el doble de probabilidad de desarrollar uno a más problemas asociados al consumo del alcohol. El inicio antes de los 12-13 años debería ser tomado como definición por aquellos investigadores cuyo interés resida en evaluar un grupo de mayor vulnerabilidad hacia el desarrollo temprano de dependencia y abuso de la sustancia (Gruber et al. 1996). Finalmente, el utilizar como edad de corte los 18-21 años podría apuntar a evaluar conductas delictivas e impulsividad, pero se estaría desestimando la información que aportan los grupos que se inician antes.
Estos datos permiten pensar la posibilidad de la existencia de 3 grupos distintos de iniciadores temprano, aquellos que se inician antes de los 13, los que se inician después de los 13 y antes de los 15 y un grupo formado por aquellos que se inician después de los 15 hasta los 21 (si no es que existe otra distinción dentro de este último). Cabe pensar que cada uno de estos grupos se diferencia entre sí no sólo en el riesgo de desarrollar patologías asociadas al consumo de alcohol, sino también en ciertas características como los factores protectores y de riesgo del consumo.
La forma más frecuente de operacionalizar el consumo es aquella que pregunta a qué edad el adolescente se inició en el consumo de por lo menos una cantidad criterio. Esta forma de preguntar se considera adecuada en tanto establece un mínimo en el consumo que asegura que el sujeto haya consumido una cantidad de alcohol potencialmente nociva, como no lo sería el consumo de algunos sorbos de alcohol. Y lo más importante, es que le da al sujeto un parámetro para contestar sobre el consumo, permitiendo de esta manera que todos los encuestados tengan una cantidad de referencia a la hora de responder, evitando sesgos generados por la interpretación de la pregunta. Este es el problema que se presenta en las investigaciones donde se pregunta sencillamente a los sujetos si se han iniciado en el consumo sin hacer mayores especificaciones. El inconveniente de preguntar de esta forma es que cada adolescente puede tener un criterio distinto de lo que considera consumo (Donovan, 2004), por lo tanto, es muy probable que cada uno responda sobre un inicio distinto. Algunos pueden considerar cualquier ocasión en la que ha bebido como, por ejemplo, el consumo en ceremonias religiosas, y otros, las veces que se han emborrachado. Por lo tanto, esta forma de preguntar no sería suficiente y tendría como sesgo las diversas formas que los adolescentes tengan de interpretarla. El establecer un criterio específico tiene la ventaja de asegurar que haya una interpretación homogénea de la respuesta y que sepamos qué estamos evaluando.
Por último, cuando el interés está centrado en indagar un indicador de desviación, las preguntas que hacen referencia al primer consumo sin el permiso de los padres serían de gran utilidad. Si se elige preguntar por la edad de la primer borrachera, el interés estaría en evaluar el inicio de un consumo más problemático, mientras que si se elige indagar sobre el inicio de un hábito de consumo el interés estaría en ver la regularidad del consumo y en tratar de establecer un patrón que podría estar indicando la incorporación de la ingesta del alcohol como un hábito a la vida del sujeto.
En conclusión, a la hora de elegir cómo queremos evaluar el inicio se deben tener en cuenta cuáles son las variables de interés y los objetivos evaluativos, sin olvidar que la sola pregunta por la edad de inicio es insuficiente para explorar un fenómeno tan complejo como es el inicio temprano. El disponer de esta información y los criterios necesarios a la hora de elegir las formas de preguntar sobre este constructo, deberían facilitar el trabajo de selección de las preguntas y la construcción de instrumentos para la evaluación del inicio.

Notas

1 En Estados Unidos sólo 18 estados permiten que los jóvenes compren bebidas alcohólicas a partir de los 18 años, mientras que el resto puede hacerlo a partir de los 21. Algunos estados utilizan diferentes mínimos de edad para vinos y cerveza a diferencia que para los licores. En Oklahoma, por ejemplo, los hombres deben tener 21 años para comprar cerveza que tenga una graduación alcohólica de 3,2%, mientras que las mujeres pueden comprarla a partir de los 18 (Rice, 1981).

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Fecha de recepción: 25 de marzo de 2008
Fecha de aceptación: 18 de abril de 2008

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