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Anuario de investigaciones

versão On-line ISSN 1851-1686

Anu. investig. v.16  Ciudad Autónoma de Buenos Aires jan./dez. 2009

 

PSICOLOGÍA SOCIAL, POLÍTICA Y COMUNITARIA

La práctica del voluntariado: experiencias en contextos de precariedad

The practice of volunteering: experiences in precarious contexts

Piccini, Paulina1; Robertazzi, Margarita2

1 Piccini, Paulina; Lic. en Psicologia. Becaria de Maestría en Psicología Social Comunitaria. Docente de Psicología Social II, Facultad de Psicología, UBA. E-mail: paulinapiccini@yahoo.com.ar
2 Robertazzi, Margarita: Doctora en Psicología, UP. Magister en Metodología de la Investigación, UNER. Profesora Adjunta Regular a cargo de Psicología Social II, Facultad de Psicología, UBA. Directora de Proyecto UBACyT P058. E-mail: mroberttazzi@fibertel.com.ar

Resumen
Se presentan lineamientos generales, teóricos y metodológicos, y primeros resultados de una investigación que se ejecuta en un asentamiento situado en la zona sur de la Ciudad de Buenos Aires.
Los protagonistas son un grupo de voluntarios/as, los habitantes del barrio y un grupo de psicólogos/as sociales recientemente incorporados a la relación entre ellos. Los objetivos generales son explorar las prácticas que despliegan los agentes e identificar el tipo de relación ya establecida entre los miembros del voluntariado y la comunidad.
El método y las principales técnicas (entrevistas individuales y grupales y observación participante) son cualitativos.
Esta primera aproximación está centrada en el grupo voluntario en función de la elaboración de algunos resultados y, desde el punto de vista teórico, atendiendo sus distintas dimensiones, contextualizándolo e interrogando su definición.

Palabras clave: Voluntariado; Precariedad; Psicología comunitaria

Abstract
The general outline is presented , with its theoretical and methodological basis, as well as the first results of a Scolarship Plan for Master´s degree , " A pycho-social approach of the relationship among different actors in precarious contexts". The research is carried out in a settlement located in the south area of Buenos Aires City.
The protagonists are a group of volunteers, the neighbourhood inhabitants and a group of social psychologists, recently incorporated .
The general aims are to explore the practices performed by the agents and to identify the type of relation already established between the volunteering members and the community.
The methodology and the main techniques (individual and collective interviews and active observation ) are cualitative.
This first approach focuses on the group of volunteers in order to elaborate some results and, from the theoretical point of view, paying especial attention to its different dimensions, giving it a context and asking about its definition.

Key words: Volunteering; Precarious situation; Communal psychology

Introducción
Este artículo se propone presentar los lineamientos generales, así como los primeros resultados obtenidos en la ejecución del plan de Beca de Maestría titulado "Un abordaje de las relaciones entre distintos actores en contextos de precariedad", ejecutado por la becaria Paulina Piccini y dirigido por Margarita Robertazzi. Este trabajo forma parte de una investigación más amplia correspondiente a la Programación Científica UBACYT 2008-2010 (Código y Nº P058), titulado "Narrativas del desamparo: conformismo, mesianismo, opciones críticas", dirigido por Margarita Robertazzi y co-dirigido por Liliana Ferrari.
Los distintos actores sociales a los que hace referencia el título del plan de beca son: los miembros de una Asociación Civil sin fines de lucro, quienes desarrollan tareas de apoyo escolar y talleres de oficio para niños/as y adolescentes de un asentamiento de la zona sur de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, desde hace casi 8 años; los miembros de la comunidad, receptores de tales servicios; y un grupo de psicólogos/as sociales pertenecientes a la Cátedra Psicología Social II de la Facultad de Psicología de la UBA; que comenzaron a ejecutar allí, en 2008, un plan de extensión universitaria.
Este último grupo llega al lugar a partir de las inquietudes que experimentaban algunos miembros de la Asociación Civil en relación a la tarea que venían realizando y al tipo de situaciones cada vez más críticas que detectaban en ciertos niños/as y/o algunos grupos familiares. Por tal razón, se contactaron con miembros de la cátedra, luego de haber leído algunas de las publicaciones que algunos docentes-investigadores/as habían elaborado durante la ejecución de una investigación sobre empresas recuperadas por sus trabajadores/as. A partir de los primeros encuentros informales durante 2007, y a pesar de la imprecisión del pedido1, finalmente se formalizó un plan de extensión universitaria2 que se está llevando adelante hasta el momento actual.
A la vez, el escenario del asentamiento resultaba especialmente apto para seleccionar posibles casos -grupos familiares en condiciones precarias de trabajo y hábitat- para la investigación más amplia en la cual se insertaba el proyecto de beca, especialmente porque allí se estaban produciendo modificaciones en el espacio, en función de una esperada mudanza hacia un complejo habitacional construido por el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires3.
El plan de de tesis de Maestría tomó como escenario esa geografía, en plena transformación del hábitat, atendiendo a los distintos actores sociales y sus vínculos: voluntarios/as de la Asociación Civil y miembros de la comunidad, a los que se agregaron entonces psicólogos/ as sociales que comenzaban a desarrollar allí las prácticas especificas de su disciplina.
Este artículo presenta una breve descripción del proyecto, que se vincula con los presupuestos de la Psicología Social Comunitaria, por su fuerte imbricación entre teoría y práctica y su acercamiento a la vida cotidiana de las personas (Serrano-García y Rosario-Collazo, 1992), a la vez que reconoce aportes del campo de la Psicología social crítica. Se decide en esta primera publicación hacer foco en los miembros de la Asociación Civil y en la práctica del "voluntariado", tomando el término que el grupo utiliza.

Objetivos del plan de beca
El plan posee objetivos teóricos y también prácticos, como es frecuente en este tipo de diseños de investigación. Surgió en función de lo que los agentes externos -miembros de la asociación civil- denominaron, en sus términos, "apoyo para apoyo", en relación al espacio de apoyo escolar y la búsqueda de contención para ellos. Los ocho años de experiencia acumulada; el crecimiento en número de voluntarios/as y también en organización; así como la buena recepción por parte de los agentes internos-habitantes de la comunidad- permitían suponer que la Asociación Civil posee un "saber hacer", el que, sin embargo, le resultaba insuficiente. Algunas necesidades transmitidas fueron: poder contar con herramientas que contribuyan a hacer más efectiva su tarea, obtener recursos que desde la psicología sean útiles para la comunidad, especialmente para niños, niñas y adolescentes y, por otro lado, contribuir a la construcción de un modelo de trabajo conjunto con comunidades precarizadas. Los y las agentes externas son jóvenes que, en su mayoría, provienen de la comunidad universitaria, algunos estudiantes de grado y otros graduados en diversas disciplinas, quienes, sin embargo, no contaban con profesionales de la psicología, cuando se inició la relación con los miembros de la cátedra de Psicología Social II.
Inicialmente, se planificaron dos objetivos generales para el plan de beca: el primero fue identificar las prácticas desplegadas y el tipo de relación establecida entre los agentes externos (voluntarios/as) y los agentes internos (habitantes del barrio), atendiendo a sus obstáculos y fortalezas. El segundo se propuso identificar tipos de prácticas que desarrolla el profesional de la psicología social comunitaria, al intentar contribuir al bienestar de ambos actores sociales.
Como objetivos específicos se pueden mencionar los siguientes:
Identificación de necesidades de los dos grupos que ya hace tiempo interactúan en terreno; análisis de las convergencias y divergencias entre necesidades; prácticas, discursos y expectativas de uno y otro grupo; descripción de procesos psicosociales facilitados por la acción social del grupo de voluntarios y voluntarias (agentes externos), los que podrían generar bienestar/malestar en ambos grupos, así como facilitar/dificultar la relación; la conceptualización de los tipos de prácticas realizadas/ requeridas a los y las profesionales de la psicología social en contextos de extrema pobreza (por parte de ambos grupos), considerando aquellas que puedan significar un aporte beneficioso para los grupos implicados y, por qué no, para la disciplina.

Método
Se diseñó un estudio de tipo exploratorio-descriptivo, basado en un caso único, que estudia la relación ya establecida, en un contexto de precariedad, entre la comunidad local -habitantes del Asentamiento Zavaleta y un grupo de voluntarios y voluntarias, donde comienza a intervenir un grupo de psicólogos/as sociales.
La investigación se ejecuta instrumentando el método cualitativo; del mismo modo, las principales técnicas a administrar son cualitativas y participativas (Montero, 2006).
Entre las técnicas que se están aplicando una de las principales es la observación participante (Taylor & Bogdan, 1987), la que se lleva a cabo los días sábados en el comedor comunitario del asentamiento, donde los voluntarios/as realizan su tarea de apoyo escolar, y, en menor medida, en el colegio León XIII, lugar en el que se dictan los talleres de oficio.
Así como se observan las prácticas, discursos e intercambios entre ambos actores sociales, también se hace lo propio con los profesionales de psicología social que despliegan acciones en el mismo territorio, aunque sin contar con un espacio delimitado. La observación participante se ha extendido a algunas de las reuniones que sostienen los y las voluntarias entre sí, y también a otras especialmente planificadas en las que se encuentran y debaten con los miembros del equipo de extensión universitaria, en distintos lugares que se consiguen para tal fin. La observación también se realiza en el propio asentamiento, participando de las recorridas que realizan los integrantes de la Asociación Civil cuando buscan a los niños y niñas para que concurran a las actividades de apoyo escolar, lo que luego posibilitó -junto con el equipo de extensión- el ingreso a las casas de las familias, mayormente las de aquellos que envían a sus hijos/as a apoyo escolar. De todos modos, a lo largo de la investigación, se fueron acercando otros grupos familiares, en función de distintas demandas.
Sólo ha quedado como intención a futuro el poder realizar la observación participante en espacios conjuntos entre los tres grupos involucrados, mediante foros de la comunidad, dado que las iniciativas que, hasta el momento, se tomaron desde el equipo de extensión no obtuvieron receptividad.
La entrevista en profundidad (Taylor & Bogdan, op. cit.) es otra de las técnicas utilizadas, ya sea de manera individual como colectiva, según las posibilidades que fueron presentándose durante la ejecución del plan de investigación.
Aunque el plan original contemplaba la factibilidad de entrevistar al grupo completo del voluntariado, debe consignarse que este procedimiento se obstaculizó por ciertas resistencias, lo que hizo que fuera difícil llevarlo a cabo en los plazos previamente establecidos. Hasta el momento, argumentando distintas razones, sólo han podido concretarse unas pocas entrevistas individuales con los integrantes de la Asociación Civil, aunque menor dificultad se presentó para las entrevistas conjuntas. Por el contrario, sorpresivamente, resultó mucho más sencillo sostener entrevistas con los habitantes del asentamiento, o de los nuevos departamentos, respecto de lo que inicialmente se había supuesto. Normalmente, estas últimas entrevistas se realizaron en las casas de las familias, donde habitualmente se encontraban presentes varios miembros de la misma.
El número de entrevistas a realizar a los agentes internos no está predeterminado, pues el muestreo es teórico y se sigue un criterio de saturación (Glaser, 1999), en el que también, en función de un posicionamiento ético, se atiende la disposición e, inclusive, la demanda de los participantes.
Para la administración de las técnicas, se sigue un criterio participativo, para ello los integrantes de los distintos grupos conocieron desde un primer momento los fines de esta investigación y los tópicos a observar y a conversar. El tipo de estrategia conversacional es dialógica en todos los casos (Montero, 2006). El método contempla el registro de datos, los que son grabados y transcriptos para el posterior análisis de contenido y de discurso (Iñiguez-Rueda, 2003; Krippendorff, 1990). El resultado de las observaciones se ha consignado en un cuaderno de campo, que también incluye la perspectiva y las impresiones de la becaria. Para el análisis se segmenta a la población del asentamiento según su nivel de contacto con los agentes externos (voluntarios y equipo de extensión).
El plan de trabajo considera la devolución sistemática a los distintos grupos involucrados a lo largo de todo el proceso de investigación. Estos procedimientos tienen cierto solapamiento, aunque se presentan uno a continuación del otro, con la finalidad de distinguir de una manera sistemática las etapas del método que se está instrumentando. El plan de investigación, de acuerdo con el paradigma en el que se inscribe, contempla, desde la dimensión ética, la concepción del Otro como sujeto y partícipe activo en la relación con el sujeto cognoscente. Se trata de una concepción de la Otredad acorde con lo que se denominó "episteme de la relación" (Montero, 2004, 2006), lo que implica considerar la construcción del conocimiento a partir de las relaciones sociales en las que éste se inscribe, y que otorga al Otro, ya sea una persona, un grupo o una comunidad, su carácter singular y distintivo; a la vez que estima prioritario ocuparse de las "víctimas" del actual sistema económico (Dussel, 1998).
De modo muy básico, pueden sintetizarse los siguientes procedimientos en el trabajo de campo, presentados como etapas:

Profundización de los procesos de familiarización con los tres tipos de grupos que operan en el territorio: agentes internos (comunidad); agentes externos (Integrantes de la Asociación Civil) y nuevos agentes externos (docentes y alumnos extensionistas de la cátedra Psicología Social II).
1. Relevamiento y jerarquización de las demandas y necesidades de los grupos que se vinculan de manera habitual: Integrantes de la Asociación Civil y comunidad.
2. Puesta en relación de ambas perspectivas y de las prácticas habituales desplegadas en espacios propios y en otros compartidos por ambos grupos.
3. Observación y descripción del tipo de prácticas que realiza el equipo de extensión universitaria.
4. Evaluación conjunta de las prácticas realizada por los profesionales de la psicología social, por ejemplo, mediante foros de la comunidad.
5. Eventuales acciones conjuntas de la investigación en función de los datos elaborados en terreno.

Lineamientos teóricos
La perspectiva teórica desde la que se diseñó el plan de trabajo se enmarca en el paradigma de la construcción y transformación críticas, más puntualmente aún en la Psicología Social Comunitaria (Montero, 2003, 2004, 2006; Robertazzi, 2006). Como todo proyecto de investigación comenzó por profundizar el marco teórico inicialmente propuesto, pero, a los fines de este artículo, y tomando en cuenta el recorrido realizado, se operará un recorte para hacer foco en las prácticas de quienes se dedican al sostenimiento de actividades "voluntarias", tales como las que desempeñan los miembros de la Asociación Civil mencionada. Se trata de interrogar el modo en que se produce actualmente asociatividad y problematizar la concepción de "voluntariado". Su definición, insertada y contextualizada en sus múltiples dimensiones: históricas, culturales, económicas, es abordada desde una perspectiva relacional que conecta estas prácticas con otras posibles. Sin dejar de considerar las palabras, las acciones y los intercambios de los protagonistas, quienes llevan adelante el trabajo "voluntario".
El tema de las prácticas ha sido intensamente estudiado por Bourdieu (1991) y retomado por Chartier (1996, p. 33), quien, en su concepción de una historia cultural, señala que "(...) todo régimen de prácticas está dotado de una regularidad, de una lógica y de una razón propias, irreductibles a los discursos que lo justifican...".
Es importante señalar los clásicos aportes de Bourdieu (1997, p.16) en relación con las prácticas de los agentes sociales y sus diferentes determinaciones: "(...) lo que come el obrero, y sobre todo su forma de comerlo, el deporte que practica y su manera de practicarlo, sus opiniones políticas y su manera de expresarlas difieren sistemáticamente de lo que consume o de las actividades correspondientes del empresario industrial; pero también son esquemas clasificatorios, principios de clasificación, principios de visión y de división, aficiones diferentes".
Para la construcción de un marco teórico adecuado al tema de estudio, la cuestión de las prácticas no resulta un tema menor, dado que en el mismo campo se ponen en juego tres tipos de actores sociales que se proponen trabajar por el desarrollo de mejores condiciones de vida y que tienen que llegar a acuerdos, a pesar de sus diferentes posiciones y habitus, lo que no resulta una tarea simple, ya que, de modo frecuente, las prácticas no pueden ser analizadas u objetivadas por quienes interactúan.
Si se considera, en primer lugar, la práctica del equipo de extensión puede decirse que intenta llevar adelante un servicio para el que fue requerido, por ser calificado como un grupo de profesionales de la psicología "interesados en los social", no obstante, es posible que las expectativas del grupo de agentes externos (Asociación Civil) e internos (Población) -denominación que utiliza Montero (2004) para caracterizar el encuentro entre dos culturas distintas- compartan una representación social de la psicología aún fuertemente anclada en la práctica médica clínica y psicoanalítica (Robertazzi, 2005), lo que podría funcionar como un obstáculo. Este tema no ha podido ser trabajado por el equipo de psicólogos con la Asociación civil, ya que en varias oportunidades los voluntarios han manifestado que "lo primero son los chicos", postergando la conformación de espacios grupales de debate y reflexión para ellos.
Dado que buena parte del trabajo a realizar atiende al estudio de las prácticas que ejecutan en terreno los psicólogos/ as sociales-extensionistas, resulta conveniente incluir el aporte de la psicóloga brasileña Quintal de Freitas, quien, en su descripción de las distintas experiencias de trabajo comunitario, plantea una tipología de cuatro diferentes prácticas psicológicas en relación con comunidades:

1. Psicología en la comunidad: una psicología tradicional en la que sólo cambiaría de ámbito, mudando el consultorio a la comunidad, sin modificar ni el rol, ni la relación, ni la práctica;
2. Psicología de la comunidad: en la cual los psicólogos/ as asumen una posición de activistas, descuidando las herramientas que les otorga su formación profesional, para convertirse en otros agentes más de la comunidad;
3. Psicología para la comunidad: en la que los profesionales de la psicología deciden qué hacer y cómo, prescindiendo de los miembros de la comunidad.
4. Psicología Comunitaria: la que despliega recursos de la formación específica de la psicología, ligados con el compromiso social y la transformación del rol profesional, asumiendo a éste como el de un posible agente de cambio social (Quintal de Freitas, 1994, p. 152).

Los miembros del equipo de Psicólogos sociales que cumplen funciones en el barrio, a pedido de la Asociación Civil, se proponen desarrollar prácticas propias de la Psicología Comunitaria, lo que no siempre arrojó buenos resultados, tal vez, en función de diferentes expectativas en conflicto, y debido al importante nivel de fragmentación social y desarticulación de redes que existe en el barrio.
Una cuestión pendiente será la reflexión sobre las prácticas culturales propias de esa comunidad académica y su adecuación o no en el terreno en el que es convocado a operar, sumada la búsqueda de nuevas herramientas conceptuales contextualizadas socio-históricamente.
Así como los citados autores se ocupan de las prácticas de los profesionales de la psicología que trabajan en comunidades, también la práctica del trabajo voluntario ha sido problematizada. En distintas oportunidades, se ha planteado -incluso el tema dio lugar a la organización de congresos, a nivel nacional e internacional- la cuestión del voluntariado como objeto de reflexión y estudio, fundamentalmente, a partir de la década del '90, e incluida en lo que algunos denominaron, principalmente en Estados Unidos y Europa, como "Tercer Sector", para delimitar un modo de asociatividad diferenciado del poder del Estado y de las empresas privadas.
Este conjunto, que fue institucionalizándose en los últimos años, conforma un complejo campo, el que puede ser abordado desde distintas perspectivas, aunque todas ellas coinciden en destacar su distanciamiento de las finalidades lucrativas y su acercamiento a las problemáticas "sociales", en sentido amplio.
Es importante señalar que diversos análisis políticos presentan posiciones críticas que discuten la autenticidad del carácter inclusivo que pueden generar ciertas estrategias dentro del vasto campo del voluntariado y las ONGs, señalando la confusión que, en ocasiones, podría acarrear la presencia de las mismas para las personas de los barrios vulnerabilizados. A las críticas podría sumarse la disminución de la expresión de conflictividad social que las mismas producen (Zibechi, 2009) y el relevamiento de funciones antes asumidas desde el Estado desarrollista en América Latina, correspondiente al Estado de bienestar en Europa y Estados Unidos.
Exponentes de otras posturas respecto del voluntariado, incluyen dentro de éste a toda aquella práctica que se realiza "desinteresadamente"4, dedicando tiempo no rentable a actividades de ayuda mutua, muy vinculadas históricamente a las obras de caridad y beneficencia.
Así definido no constituye un fenómeno de aparición reciente, sino que su historia y trayectoria se remontan a principios del siglo XX, según algunos autores (Bettoni & Cruz, 2002), con aquellos que organizaron los primeros sindicatos, construyeron los clubes barriales y sociales, dedicaron su tiempo al cuidado de ancianos y niños. Según otros estudios, los comienzos de esta práctica se ligan a la Colonización española y la incidencia de la Iglesia Católica en cuestiones educativas y de salud dedicadas a los "necesitados" dentro de sus colonias (Thompson, 1995).
Sería el perfil, las motivaciones, el tipo de labor que desarrollan los voluntarios/as, así como su denominación y la percepción de sí y que de ellos tiene el resto de la sociedad, lo que ha sufrido transformaciones en estos años.
"En América del Sur el voluntariado se ha manifestado desde la época colonial, con un mayor apogeo con el surgimiento de las organizaciones de beneficencia de origen y orientación religiosa, hacia finales del siglo XIX y comienzos del XX" (Bettoni & Cruz, 2002, p. 5).
Evidentemente, cabe distinguir en la historia de las asociaciones en América del Sur, la actividad política desarrollada por organizaciones de carácter militante y activista. Esta concepción del trabajo "voluntario", si se puede llamar así al trabajo militante, presenta las características de estar ligada a la búsqueda de procesos de transformación y emancipación social con un fuerte compromiso político, y desligada del asistencialismo. Este tipo de práctica se consolidó en el marco de América Latina, región que padeció las frecuentes rupturas de la continuidad de los gobiernos democráticos, mediante procesos dictatoriales, con dramáticas conse cuencias en el entramado social. La práctica política territorial de estos grupos tampoco tenía como contrapartida la retribución económica, no obstante, esta necesaria discusión excedería con creces los propósitos de este artículo.
En la actualidad, se trataría de la coexistencia de múltiples y disímiles prácticas incluidas dentro de la categoría de voluntariado (asociaciones caritativas, exponentes de minorías sexuales, ecologistas, fundaciones dedicadas a la salud y la educación, entre otros), a los que algunos autores agrupan tomando en cuenta sólo sus semejanzas, o definiéndolas por oposición a otras prácticas sociales.
Tal vez, el interés esté puesto en resaltar el hecho cuantitativo de que un porcentaje importante de la población dona/destina parte de su tiempo y esfuerzo en asociarse con otros/as para un fin de carácter social (o de "bien común") a raíz del deterioro o desmantelamiento de las políticas sociales de carácter estatal. Este fenómeno se evidencia a nivel internacional de modo que las prácticas de voluntariado han adquirido relevancia política debido a su sostenimiento y a los diversos roles que desempeñan, en muchas ocasiones, relevando al Estado de cubrir funciones de promoción y desarrollo social. Es así que, desde hace un tiempo, se ha ido promoviendo un acercamiento, desde los sectores gubernamentales y privados, a estas iniciativas que las ubican como posible vía de solución a los problemas "de la globaliz ación", formulándose incluso legislaciones y resoluciones de apoyo al voluntariado.
Aunque el trabajo voluntario es una actividad de larga data, los intentos de cuantificación o medición de este fenómeno en nuestro país son incipientes.
Se realizaron algunos muestreos a partir del año 1997 en la Argentina. En los informes elaborados por TNS Gallup (Cilley & Hermelo, 2007, p. 3), se define el trabajo voluntario de acuerdo con las siguientes dimensiones:
"a) su carácter voluntario, es decir una actividad realizada por ciudadanos en un contexto de libertad, una tarea no obligatoria; b) una motivación no económica; c) el beneficiario es otro, no los trabajadores. En este sentido, el trabajo voluntario constituye una forma de participación social genuina y positiva, un acto de altruismo". De acuerdo con esta definición, el mismo informe destaca que, durante los años 2001 y 2002, se produjo un fuerte incremento de las actividades voluntarias, alcanzando, en el 2002, al 32% de la población. Este índice fue disminuyendo en los años siguientes, a medida que se producía cierta normalización a nivel económico y social, llegando a un 14% en el año 2007.
Por otra parte, el muestreo destacó que la permanencia en el desarrollo de las actividades voluntarias está ligada a la satisfacción y motivación personal que cada persona encuentra en esa tarea y que, si bien no existe diferencia significativa por géneros en los trabajadores voluntarios, son las mujeres quienes más tiempo le dedican a estas tareas por semana.
Respecto del modo de iniciación en la realización de este tipo de actividades señalan que, en muchas oportunidades, es fundamental el rol de amigos y familiares en la convocatoria para tal participación.
Para Shaw de Critto & Kart (1998), el voluntariado consiste en una forma de hacer y de ser. A pesar de no compartir en su totalidad las expresiones vertidas por estos autores, especialmente cuando analizan el grado de conflictividad que atraviesa Argentina, o cuando valoran el grado de consolidación de las organizaciones sociales, a los fines de este artículo, resulta de utilidad el recorrido y la sistematización que realizan acerca de la práctica del voluntariado. En primer lugar, sostienen que no habría un único modo de ser y hacer el trabajo voluntario, por lo tanto, tampoco una definición única; habría sí diversas situaciones de voluntariado, relacionadas con los contextos en los que se desenvuelve, los propósitos y los modos de enfocar la acción. Esta diversidad no impide, sin embargo, definir ciertas características, que se ven reflejadas en el grupo de voluntarios/ as, protagonistas de esta investigación, por lo menos en su mayoría:
1) es una opción ética, personal y gratuita;
2) es un servicio que se presta.
3) atiende al bien común, o al interés de una comunidad, grupo de personas o sociedad;
4) constituyen un grupo artificial con distintos niveles de permanencia y organización interna, que poseen, además, cierto consenso sobre fines y objetivos;
5) desde el punto de vista legal, no pueden repartir beneficios societarios, aunque sí invertir en fines sociales;
6) generalmente, son independientes y poseen sus propios órganos de gobierno, en algunos casos tienen vínculos con instituciones religiosas, con espacios políticos o empresarios. En el caso que se estudia, corresponde decir que se trata de un grupo independiente; aunque inicialmente muchos de sus miembros hayan comenzado su trayectoria como voluntarios/as en una institución religiosa;
7) su trabajo es intencionado y legítimo, cuenta con un propósito, el de mejorar una situación; posee capacidad de acción y cuenta con el consentimiento del destinatario, dado que responde a una necesidad reconocida por este último;
8) es un trabajo complementario al que realizan otros agentes, como el Estado, las ONGs, las empresas privadas;
9) se dedica al voluntariado parte del tiempo libre disponible;
10) es un trabajo que se desarrolla con cierto grado de cooperación y coordinación para arribar a los objetivos propuestos;
11) requiere de un compromiso, una voluntad de hacer;
12) el trabajo voluntario se desarrolla en distintos ámbitos y abarca los más variados temas. En el caso estudiado se aborda la problemática educativa y de formación de niños/as y adolescentes, habitantes de una zona especialmente marginalizada.
Al mismo tiempo, Shaw de Critto & Karl (1998) conceptualizan seis tipos de modelos -que ellos denominan paradigmas- de voluntariado: paternalista; religioso; humanista; de reinserción; con gestión social y corporativo. Como advierten los propios autores, estos modelos suelen estar superpuestos, lo que, a la vez, puede causar tensiones e inclusive fracturas dentro del grupo.
El modelo que mejor caracteriza al grupo estudiado es el de "reinserción", presentando ciertas semejanzas con el "humanista", y, solapándose con el "paternalista" (Shaw de Critto & Kart, 1998, p. 16-17).
De acuerdo con Farías (2008), tal vez resulte más operativo centrarse en el concepto de altruismo y analizar desde allí al grupo voluntario observado, dado que, en sus prácticas, parecen encontrar, como en las historias de vida que narra el citado autor, un sentido para la propia vida y para su el mundo que los rodea.
En síntesis, retomando la larga historia de las organizaciones de beneficencia y acción cultural filantrópica (Thompson, 1995) en esta diversidad de experiencias se inscribiría la Asociación Civil referida, con sus propias características que se refieren en el siguiente apartado.

Una primera aproximación al grupo de trabajo voluntario
El momento inicial de trabajo de campo consistió en un proceso de familiarización con los agentes externos (integrantes de la Asociación Civil) e internos (vecinos del Núcleo Habitacional Transitorio), con el objeto de conocer las situaciones particulares que allí se presentaban. Un párrafo aparte merecería la relación con el equipo de extensión universitaria, dada la mayor cercanía y afinidad, porque se trata de un grupo de pertenencia para la becaria.
Los primeros acercamientos a la relación entre los distintos agentes mencionados giraban en torno a los obstáculos que encontraban los integrantes de la Asociación Civil, pese a la voluntad y el afecto presentes en la realización de su tarea. Las demandas que dirigían al equipo de psicólogos/as surgían porque se encontraban con situaciones cada vez más críticas que excedían sus recursos: casos de abuso sexual, violencia, drogadicción, pobreza estructural, contaminación. Frente a tales situaciones, experimentaban una interpelación, la necesidad de dar una respuesta.
Esta vivencia de sentirse responsables ante miembros de la comunidad local -lo que, a su vez, interpelaría al equipo de extensión universitaria- podía pensarse como un producto con dos vertientes: la ausencia de políticas públicas y la ausencia de recursos autogestivos de la comunidad para atender sus propias demandas. A la vez, era causa de malestar o sufrimiento en los y las voluntarias, por lo que comenzó a ponerse en marcha un dispositivo que los mismos integrantes de la Asociación Civil denominaron "Apoyo para el apoyo". El objetivo que consensuaron con el equipo de psicólogos fue la conformación de grupos de reflexión en los que se trataran sus prácticas cotidianas y el malestar que podrían generarles las distintas situaciones que atravesaban. Estas experiencias grupales no tuvieron continuidad y generaron cierto nivel de resistencia y conflictividad grupal en el interior de la organización, por lo que fueron paulatinamente dejadas de lado.
Un tema especialmente doloroso y "movilizante" para el grupo del voluntariado fue un caso de abuso sexual sufrido por una de las niñas con las que trabajaban. En muchas ocasiones, y por fuera de todo dispositivo, recurrieron al equipo de extensión para asesorarse sobre el tema, o bien para relatar el modo en que todas las instituciones que debían dar alguna respuesta no lo hacían (escuela, hospital, centro de salud, poder judicial). A raíz de este caso, y otros semejantes, el equipo de extensión organizó un taller sobre violencia intrafamiliar, maltrato y abuso5. Si bien los pocos presentes se interesaron mucho durante el taller, tampoco esa experiencia tuvo continuidad. No obstante quedó pendiente, como diagnóstico de situación la falta de trabajo con las familias de los niños/as y adolescentes que concurrían a recibir apoyo escolar.
Puede considerarse que este conflictivo caso de abuso sexual fue uno de los nexos más sólidos entre equipo de extensionistas y la Asociación Civil, hasta su "resolución" 6.
A pesar de estar presentando una investigación en proceso, es posible delinear los primeros resultados que son producto de entrevistas y observaciones ya realizadas. Si bien se enfoca de modo especial al tipo de práctica que despliega la Asociación Civil, no pueden obviarse las referencias a las de los otros actores sociales con los que interactúa. La elaboración de las siguientes características particulares del grupo de voluntarios/as se centra en los aspectos comunes y deja de lado, por el momento, las voces disidentes:
• Búsqueda de sentido y voluntariado:
En consonancia con los aportes de Farías (2008), puede decirse que el grupo de voluntarios/as encuentra en sus prácticas el sentido para la propia vida y para el mundo que los rodea. De hecho, en su mayoría, quienes se van nunca lo hacen del todo. Dice una entrevistada:
"(...) Cuando salen de ahí pasan a laburar en la casillita del padre Pepe, que está acá atrás, en las tiras, ehmmm.... y siempre fue: 'está bueno, dale, vení, sumate'. Y... yo empecé...nada...murió mi viejo en el 2000 y fue así como que dije: voy a hacer algo que me haga bien a mí, porque eso fue así como...si bien me gustaba, y siempre me gustó, cuando iba al colegio, a lugares católicos, entonces las monjas me mandaban a hacer obras de caridad y esas cosas. Y siempre me gustó, y aparte mis papás me llevaban, yo vivo cerca de la (villa) 31, a dar los juguetes que no se usaban. Y... siempre tuve esa cosa de devolver un poco. Dije: 'chau, lo voy a hacer'...".7
Este fragmento de entrevista muestra el modo en que se enlazan la motivación religiosa, señalada como antecedente histórico del voluntariado, la perspectiva familiar y el recorrido educacional, lo que está presente en la mayoría de los discursos de los voluntarios/as con los que se dialogó hasta el momento. Esta formación previa se complementa con una necesidad de buscar una vía de satisfacción personal, "algo que me haga bien a mí", conjugando el devolver algo al otro, con el propio bienestar.
La mayoría de los integrantes de la Asociación Civil provienen de un colegio religioso, en el cual realizaron sus primeros acercamientos a la práctica del apoyo escolar y la "animación comunitaria", hecho que marcó el posterior agrupamiento de los mismos como ex alumnos y ex alumnas, contribuyendo a la conformación de un grupo independiente del colegio.
Por otra parte, el encuentro de una satisfacción y la búsqueda de un sentido para la propia vida es uno de los factores que podrían explicar la continuidad y permanencia en las actividades voluntarias de este grupo, que si bien comenzó a trabajar en plena crisis, a fines de 2000 y comienzos de 2001, continúa hoy con el proyecto, a diferencia d e muchos emprendimientos que se iniciaron en periodos similares y que han ido cambiando de forma, desgastándose, o desintegrándose definitivamente.
• Las referencias identitarias:
La búsqueda de identidad está fuertemente en juego en este proyecto voluntario. Ya que son los mismos integrantes del grupo quienes eligen un nombre para la agrupación, que resignifica un signo territorial, la pertenencia al barrio, mientras que los propios habitantes del lugar no se identifican con lo mismo, ni los identifican a ellos con ese nombre. Los llaman "profes" o "los de apoyo", mientras que para ellos y ellas resulta muy importante definirse, por lo que realizan impresiones en las remeras, banderas, página web, entre otros recursos identificatorios.
Por otro lado, la misma práctica del voluntariado es definida en los discursos de quienes las desarrollan apelando al ser y no sólo a lo que se hace: "Soy voluntario/a".
En el barrio Zavaleta, existen varias agrupaciones que están trabajando voluntariamente, cada una de ellas tiene un modo de hacerse visible, reconocible para el resto, ya sea por las actividades que realizan, como la murga, o el grupo de fútbol callejero, o por determinadas inscripciones que en ocasiones portan.
• La implicación en la vida personal y la relación con los vecinos de Zavaleta:
El grupo voluntario presenta un modo de involucrarse a nivel personal, llevando a que se entablen relaciones de marcada "familiaridad" y apego con los vecinos del barrio, por ejemplo: el hecho de que los "profes" se conviertan en padrinos o madrinas de bautismo de los chicos/ as con los que trabajan en apoyo escolar. Siendo la institucionalidad religiosa muy importante, tanto para la mayoría de los agentes externos, como para los internos, este hecho facilitó una relación muy cercana entre los "profes" (así es como se los denomina en el barrio), quienes además son padrinos de los niños/as. Con los padrinos y madrinas se establece un diálogo más cercano que con el resto.
• Formación y búsqueda de herramientas
Probablemente, por el tipo de tarea que desarrollan, por las angustias a las que se ven sometidos, por encontrarse relativamente aislados frente a la búsqueda de soluciones, este grupo se interroga siempre e intenta obtener nuevos recursos prácticos y herramientas. Sin embargo, se observa que en general en el barrio no hay experiencias de integración de las distintas organizaciones sociales que allí trabajan, producto quizás de la reproducción de la fragmentación social tan fuertemente arraigada en este contexto.
A su vez, buscan incorporar nuevos voluntarios que colaboren con su tarea como integrantes de la Asociación Civil. Así lo relata una entrevistada:
"Cuando yo estaba sola no aprovechaba tanto el tiempo para estudiar. (...) era mucho...era agotador.
Ahora, aunque son bastantes alumnos, son muchos menos que 15, ¡vos solo!. Y se generan vínculos, ayudan. Y tener a Vivi (Lic. en Psicopedagogía que trabaja con ellos) también ayuda. Y si tenés en quién apoyarte... que no pasaba antes, el tema es que cada uno estaba con su grupo, cuatro o cinco, y si no podías venir andaban dando vueltas por ahí. Eso mejoró y está bueno la experiencia de cómo estamos laburando ahora"
.8
En alguna medida por tratarse de personas con formación universitaria consiguen gestiones y contactos con profesionales de distintos ámbitos a modo de recurso técnico, Por ejemplo: el equipo de profesionales de ARDA (encargados del tratamiento de las adicciones desde la perspectiva de la reducción de daños), o un equipo de odontólogos que realizan tareas solidarias, así como el equipo de psicólogos sociales.
• Institucionalización
Así como relatan la experiencia de haber ido transformando y adecuando el modo de organizar las clases y los espacios de cada grupo, se encuentra un énfasis puesto en las cuestiones organizativas y hasta "burocráticas". A partir de haber adoptado la modalidad de Asociación Civil, no han dejado de producir modificaciones en el organigrama, en los puestos de coordinación, dirección, gestión, generando, en algunas oportunidades, una real dificultad de comunicación. No siempre es fácil transmitir la información.
El ya clásico concepto de institucionalización (Berger & Luckmann 1968) posibilita comprender de qué modo toda una serie de experiencias surgidas en disconformidad con la crisis social y las consecuencias de las políticas neoliberales implementadas en nuestro país, han ido adoptando formas más o menos estables, con distribución de roles, creación de normativas y de estatutos para transmitir a los recién llegados, distribución de lugares de poder, entre otros aspectos.
Las observaciones y los discursos analizados discriminan entre los encargados de coordinar y dirigir las acciones y los "recién llegados", a quienes incluso se les entrega un "Manual de inducción", para que se familiaricen con la tarea.
Esta modalidad organizativa se justifica en que "la horizontalidad no nos resultó"9, dado que las discusiones resultaban muy largas, perdían el tiempo, por lo cual decidieron realizar cambios y adoptar una estructura jerárquica.
• La voluntad del voluntariado
Resulta interesante problematizar la cuestión de la voluntad en el voluntariado. Ya que, muchas veces, en el decir mismo de los integrantes de la Asociación Civil, la voluntad sola no alcanza. Hacen falta herramientas, organización, aprendizaje, dado que las tareas que llevan a cabo se realizan en un contexto de precariedad y vulnerabilización social, lo que los confronta con una compleja trama en la que transcurre la vida de las personas, muchas veces en una situación de desamparo.
Y ante la cual, frecuentemente, no es suficiente con el saber-hacer práctico que han ido generando y construyendo para las clases de apoyo y los talleres de oficio. Tal vez sería necesa rio poder producir una lectura crítica, situacional, deconstructiva de las dimensiones que se encuentran en juego en el hacer comunitario, para promover el armado de redes sociales de apoyo.
Esta necesidad es vivenciada y desarrollada también por el equipo de psicólogos extensionistas, como parte fundamental de sus herramientas, lo que condiciona su despliegue en la relación con los actores comunitarios.
• Diferencias culturales: habitus
Son marcadas las diferencias culturales y de habitus (Bourdieu, 1997) entre los distintos actores sociales, lo que dificulta la comunicación. Por ejemplo: en las reuniones de padres -en su gran mayoría madres- convocadas por los "Integrantes de la Asociación Civil" que han podido observarse. En ese tipo de dispositivo no se encuentra un intercambio, con un ida y vuelta del diálogo, sino una transmisión unidireccional en la que se deja constancia de los objetivos de la tarea voluntaria: el énfasis está puesto en la finalización de los estudios obligatorios por parte de los niños/as y adolescentes, junto con la exigencia de acompañamiento a los familiares para cumplir esa meta.
Resta preguntarse de qué forma recepcionan este pedido los familiares, habida cuenta de que, en múltiples casos, la madre y los abuelos han sido o aún son analfabetos y los únicos que están pudiendo acceder a la escolarización son los jóvenes. En otras familias, en cambio, los adultos han comenzado también su escolarización.
Por muchos motivos, entre ellos la falta de práctica y experiencia para exponer sus situaciones en grupo, las madres permanecen en silencio en las reuniones grupales. La situación cambia cuando tienen que hablar con uno de los/as voluntarios/as-profes en particular, encontrando allí mayor espacio para ser escuchadas y expresar sus situaciones vitales o preocupaciones.

A modo de cierre
En este artículo, luego de presentar los lineamientos generales del plan de beca de Maestría, se profundizó en algunos aspectos teóricos haciendo foco en las prácticas sociales de los agentes externos-voluntarios. A la vez, se ha intentado describir la las particularidades que presenta la práctica específica del grupo entrevistado.
En el desarrollo del plan propuesto han surgido interrogantes que se han podido disipar y abordar, y otros han quedado pendientes.
En este artículo se ha hecho foco principalmente en el campo del voluntariado, a través de los relatos de algunos de sus protagonistas. Desde los aportes teóricos al respecto, se destaca que existen en la actualidad un conjunto de prácticas diversas, que pueden agruparse dentro de esta categoría, dependiendo de la definición que se adopte al respecto. La práctica del voluntariado es comprendida, por una parte, como el resultado de la acción conjunta de quienes se han agrupado fundamentalmente en momentos de marcada crisis social y económica, destinando parte de su tiempo a desarrollar una labor solidaria en beneficio de quienes han sido más perjudicados por esta situación.
Además, a partir de los contactos realizados en Barrio Zavaleta, aparece la práctica voluntaria constituyendo un entramado en el que confluyen diversas dimensiones -culturales, sociales, políticas, familiares- que atraviesan la vida de las personas, y en el que se despliegan distintos grados de conflictividad, muchas veces no problematizada por quienes allí interactúan. Respecto del grupo de integrantes de la Asociación Civil con los que se ha trabajado, podemos mencionar que constituyen un grupo en búsqueda de nuevos recursos y herramientas, que a lo largo de estos 8 años de labor han podido generar saberes prácticos respecto de los talleres que desarrollan con niños, niñas y adolescentes y producir modificaciones en su modalidad organizativa, en tensión entre la burocratización de la organización y el espacio para la innovación y el acercamiento a otros dispositivos.
Por otra parte, la tarea emprendida constituye una actividad ligada a la búsqueda de sentido propia de los actores involucrados en esta práctica, quienes en sus relatos describen la vivencia de realización personal o su búsqueda en el desarrollo de sus tareas, factor clave que incide promoviendo la continuidad de los proyectos desarrollados.
Por otra parte, es de destacar la importancia de lo afectivo puesto en juego en el desarrollo de esta labor por parte de los voluntarios/as, quienes se involucran a nivel personal con los niños y niñas.
En relación al proyecto de maestría presentado, resta dar continuidad a una serie de objetivos propuestos en el plan de beca, como la profundización de la distinción entre las necesidades de los dos grupos que interactúan en Zavaleta, el análisis de convergencias y divergencias entre necesidades; prácticas, discursos y expectativas de uno y otro grupo y la elucidación de los obstáculos aparecidos recientemente en cuanto a la posibilidad de realizar un trabajo de investigación participativa con los integrantes del voluntariado.
Por otro lado, se señala la importancia de la disposición y apertura al debate para integrar nuevos interrogantes acerca de estas prácticas sociales contemporáneas.

Notas

1 De modo sintético, podría describirse como una necesidad de poder contar con herramientas psicológicas que contribuyan a hacer más efectiva su tarea, obtener recursos que resulten útiles para la comunidad, especialmente para niños, niñas y adolescentes y, por otro lado, contribuir a la construcción de un modelo de trabajo conjunto con comunidades precarizadas. Los y las voluntarias tienen una representación social difusa acerca de los miembros de la cátedra y del equipo de extensión, como profesionales que tienen otros intereses, a los que llaman "sociales", y que irían más allá de la clínica privada en el consultorio.

2 Se entiende por Extensión Universitaria el trabajo que se realiza desde las cátedras universitarias con el fin de brindar servicios de distinto tipo al conjunto de la sociedad, atendiendo los principales problemas sociales detectados. Es la actividad de mayor intercambio entre Universidad y sociedad. En particular, en la cátedra Psicología Social II, un grupo de docentes y estudiantes participan del proyecto de Extensión Universitaria que atiende a comunidades desfavorecidas, puntualmente a algún sector de la población del barrio Zavaleta.

3 Se trata de un conjunto de 252 viviendas que no son suficientes para resolver el tema del conjunto de las familias y que se otorgaron recientemente, a discrecionalidad, luego de 40 años de demora. Por lo tanto, mientras algunos grupos tuvieron que permanecer en el asentamiento, otros se mudaron a los nuevos departamentos. Para más información pueden consultarse los detallados y excelentes Informes de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires: http://www.defensoria.org.ar/

4 Si fuera posible suponer que alguna actividad pueda considerarse carente de "intereses". Obviamente, la expresión refiere a la falta de retribución económica, aunque este mismo supuesto no puede hacerse extensivo a todos los casos de voluntariado, ni al conjunto de las personas que forman parte de tales grupos.

5 El taller contó con la coordinación de dos especialistas en el tema, invitadas para tal fin: las psicólogas Isabel Gens y Hebe Bancalari.

6 El análisis de este caso merecería todo un artículo. Las comillas indican que no es posible aún valorar el tipo de respuesta que se encontró a modo de resolución. No obstante, a partir de ello fue diluyéndose como nexo entre uno y otro equipo de agentes externos.

7 Entrevista individual realizada el 22/11/08

8 Entrevista grupal realizada el 01/01/09

9 Entrevista grupal. Subgrupo de "profes" de adolescentes varones, realizada el día 20/11/07

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Fecha de recepción: 25 de marzo de 2009
Fecha de aceptación: 2 de octubre de 2009

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