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Anuario de investigaciones
versión On-line ISSN 1851-1686
Anu. investig. v.16 Ciudad Autónoma de Buenos Aires ene./dic. 2009
PSICOANÁLISIS
La operación analítica: límites y fundamentos
The analytical operation: limits and fundaments
Laznik, David1; Lubián, Elena2; Kligmann, Leopoldo3
1 Laznik, David; Profesor Regular Titular de Psicoanálisis: Freud (cát. II), Facultad de Psicología (UBA). Profesor Regular Titular a cargo
de Clínica Psicoanalítica (cát. I), Facultad de Psicología (UBA). Director del Proyecto UBACYT P044 "Conceptualizaciones de los límites
del análisis en la teoría freudiana", Programación Científica 2008-2010, Universidad de Buenos Aires. E-mail: dlaznik@psi.uba.ar
2 Lubián, Elena; Co-Directora del Proyecto UBACYT P044 "Conceptualizaciones de los límites del análisis en la teoría freudiana", Programación
Científica 2008-2010, Universidad de Buenos Aires. Profesora Adjunta Regular de la asignatura Psicoanálisis: Freud, Cátedra II,
U.B.A. Profesora Adjunta Interina de la asignatura Clínica Psicoanalítica, Cátedra I, U.B.A.
3 Kligmann, Leopoldo: Becario de Investigación UBACyT de la Maestría en Psicoanálisis (UBA). Integrante del Proyecto UBACyT P044 "Conceptualizaciones de los límites del análisis en la teoría freudiana". Programación Científica 2008-2010, Universidad de Buenos Aires.
Docente de Psicoanálisis: Freud (cát. II), Facultad de Psicología (UBA).
Resumen
La construcción del corpus teórico psicoanalítico, en
tanto teoría de una praxis, experimenta a lo largo de la
obra freudiana diversas rectificaciones que inciden en la
delimitación de los conceptos y de las operaciones inherentes
a su campo. Desde esa perspectiva, la pregunta
por el alcance y los límites del método psicoanalítico
subsiste en articulación con las sucesivas reformulaciones.
Luego de establecer la segunda tópica, Freud sistematiza,
en 1926, los diferentes tipos de resistencias.
Posteriormente y en diversos momentos, retoma la problemática
en torno a los obstáculos que complican el
trabajo analítico. Estas consideraciones introducen nuevos
interrogantes y recortan la incidencia de nuevos
factores que, aún sin precipitar en una formalización
acabada, complejizan el estatuto y el alcance de la operación
analítica.
Palabras clave: Praxis; Fundamentos; Límites; Obstáculos
Abstract
The construction of the theoretical psychoanalytic corpus,
as a theory of a praxis, experiences along the Freudian
work diverse rectifications that affect in the delimiting of
the concepts and of the operations inherent to his field.
From this perspective, the question for the range and the
limits of the psychoanalytic method survives in joint with
the successive reformulations. After establishing the second
topic, Freud systematizes, in 1926, the different types
of resistances. Later, and in diverse moments, he recaptures
the problematics around the obstacles that complicate
the analytical work. These considerations introduce
new questions and delimits the incident of new factors
that, still without precipitating in a finished formalization,
complex the statute and the range of the analytical operation.
Key words: Praxis; Fundaments; Limits; Obstacles
El trabajo realizado en una investigación previa, "Configuraciones de la transferencia", UBACyT P098, 2004-2007, centrado en delimitar y fundamentar conceptualmente
diferentes dimensiones de la transferencia nos
condujo a examinar y recortar los diferentes modos en
que Freud, a lo largo de su obra, circunscribe el campo
de aplicabilidad de la práctica analítica. Esta problemática
se entrama, a su vez, con el interrogante acerca de
los límites de la operación analítica.
Los giros que experimenta la teoría psicoanalítica, en
tanto se trata esencialmente de la teoría de una praxis,
inciden en la delimitación de los conceptos y de las operaciones
inherentes a su campo. En ese marco, la pregunta
por el alcance y los límites del método psicoanalítico
subsiste e insiste en articulación con sucesivas
reformulaciones que atañen a los fundamentos, alcances
y finalidades de la cura psicoanalítica.
El recorrido mencionado, nos permitió recortar, respecto
del interrogante por los límites, tres dimensiones en
juego: lo excluido del campo analítico, los obstáculos en
su interior y lo que funciona como tope.
Podemos ubicar tres niveles en los cuales Freud aborda
esta problemática:
a. los modos del padecimiento que son excluidos del
campo de la experiencia analítica;
b. los obstáculos que se presentan en su interior;
c. el tope estructural de la cura.
Inicialmente, Freud establece la pertinencia de su praxis
apoyándose en oposiciones nosográficas binarias. Con
el primer binomio (neurosis actuales - psiconeurosis de
defensa) delimita el campo del psicoanálisis recortando,
al mismo tiempo, una dimensión de lo excluido: las neurosis
actuales. Su referente conceptual, la angustia, será objeto de constantes y fundamentales teorizaciones.
El referente clínico de la práctica analítica es, en esa época, el síntoma. En tanto producto del mecanismo psíquico
y testimonio del conflicto, es correlativo del concepto
de inconciente y soporte de la interpretación. Operación
que, en este primer momento, particulariza al método
y determina su eficacia.
Posteriormente, una nueva oposición, neurosis de transferencia-neurosis narcisísticas, especifica el campo de
acción del psicoanálisis. Se trata ahora de la transferencia
que, al erigirse en condición de posibilidad de la
práctica del psicoanálisis, determina una nueva dimensión
de lo excluido: las neurosis narcisistas. El narcisismo,
al igual que la angustia, será motivo de múltiples
teorizaciones que darán cuenta del lugar estructural que éste desempeña en la constitución subjetiva.
El referente es, en ese momento, el amor de transferencia.
Se trata de un amor que viene al lugar del síntoma
y lo sustituye. El analista mismo deviene síntoma neoproducido.
El estatuto complejo del amor, al actualizar
en la transferencia no sólo la vertiente tierna sino también
la erótica u hostil, ubica al analista, al horadar la
dimensión del ideal, en posición de objeto degradado.
El amor devela su relación con la pulsión. Una nueva
operación se recorta como fundamental en la dirección
de la cura: el manejo de la transferencia.
El límite cobra la dimensión de un obstáculo que surge
ahora en el interior mismo de la experiencia analítica.
De esta manera, el acento que en un primer tiempo recaía
sobre los modos del padecimiento que son excluidos
del campo de la experiencia analítica, se desplaza a
los obstáculos que se presentan en su interior, sin clausurar,
sin embargo, la categoría de lo excluido encarnada
en la amplia y difusa figura de las neurosis narcisísticas.
A partir de 1920, con la introducción de la pulsión de
muerte y el masoquismo primario, se modifica la espacialidad
del aparato psíquico. Al volverse inconsistente la
oposición interior-exterior, las nosografías dejan de ordenarse
en términos de oposiciones binarias. A su vez la
postulación de un inconciente que no coincide con lo reprimido
exigirá una nueva ordenación metapsicológica.
La formulación de la segunda tópica está destinada a
explicar y abordar una nueva dimensión del obstáculo
que, tal como se desprende de esas teorizaciones, se
revelará estructural. Se trata de obstáculos que evidencian
el accionar de resistencias que no provienen de lo
reprimido y están asociados a una satisfacción pulsional
que excede el marco del principio del placer.
La reacción terapéutica negativa, el trauma (más allá de
los sueños traumáticos), la melancolía (más allá de las
estructuras clínicas), el sentimiento inconciente de culpa,
las "neurosis graves", entre otras son las figuras de
lo inasimilable en el interior mismo del campo del psicoanálisis.
Si bien los obstáculos que surgen en el interior
del campo no son equivalentes a aquellos que impiden
su constitución, guardan entre si solidaridad
conceptual. Cierta dimensión atinente a lo excluido surge
ahora en el interior mismo del dispositivo, en rigor
como resto producido por su instauración.
En 1926, en Inhibición, síntoma y angustia, Freud formula
un ordenamiento de las resistencias solidario con
la conceptualización que sustenta la segunda tópica.
Sistematiza cinco clases de resistencias: tres resistencias
yoicas -resistencia de represión, resistencia de
transferencia y ganancia de la enfermedad-, la resistencia
del ello y la resistencia del superyó. Este ordenamiento
apunta a cernir esa serie de obstáculos -"las resistencias
mayores"- que ofrecen un núcleo duro, en
ocasiones irreductibles, frente a las diferentes intervenciones
que el dispositivo analítico posibilita.
Estos desarrollos establecen una formulación canónica
de los obstáculos inherentes a la práctica analítica, anticipada
en Recordar, repetir y reelaborar (1914), y formalizada,
a partir de El yo y el ello (1923) e Inhibición,
síntoma y angustia (1926).
Posteriormente a 1926, en diversos textos, Freud postula
e interroga nuevos factores que complejizan, enriquecen y exceden la sistematización previamente establecida en
torno a las resistencias: el factor constitucional de las
pulsiones, la alteración del yo, otros desarrollos de las
resistencias del ello y del superyó, y la rigidez psíquica.
Factores que devienen motivo de su reflexión en tanto
participan e inciden en el desenlace de la cura.
• El factor constitucional de las pulsiones (renombrado
intensidad pulsional) conduce, una vez más, a la
pregunta por la etiología de las neurosis y abre nuevos
desarrollos enlazados posteriormente a la noción de
herencia arcaica.
• Las consideraciones sobre el alcance de la alteración
del yo retoman su relación con el accionar de los mecanismos
de defensa pero acentúan, ahora, las consecuencias
de su accionar en el dispositivo analítico. Éstos,
destinados a apartar peligros, se fijan en el interior
del yo y devienen unos modos regulares de reacción del
carácter. De esta manera, se desplaza el interés desde
el papel patógeno de los mecanismos de defensa hacia
la influencia que la alteración del yo tiene en el empeño
terapéutico: la cura misma es tratada como un nuevo
peligro.
• La resistencia del ello es reinterrogada a partir de dos
grupos de casos. Aquellos que remiten a una particular
viscosidad de la libido y otros en los que se sitúa un agotamiento
de la plasticidad, propio de la inercia psíquica.
Viscosidad e inercia psíquica, hasta aquí utilizados como
términos equivalentes, serán indagados de forma independiente.
• En cuanto a la resistencia del superyó, surgen, además
de la reacción terapéutica negativa, otros referentes
asociados a una particular incidencia del surperyo:
las neurosis graves, la autodestrucción, el suicidio.
• El quinto factor, la rigidez psíquica, planteado en la
Conferencia 34 (1936), acentúa el valor de la plasticidad
de la vida anímica y la fuerza pulsional. La importancia
de este elemento, apenas esbozado por Freud, reside
en que sin subsumirse a ninguna de las categorías anteriores,
interroga la incapacidad de abandonar antiguos
caminos.
Finalmente, en 1937, Freud introduce una dimensión
del límite atinente al problema del fin del análisis, hasta
entonces no explorada: el tope estructural de todo tratamiento.
Hacia el final de Análisis terminable e interminable (1937),
luego de trabajar "tres factores decisivos" en el desenlace
de una cura -influjo de traumas, intensidad de las
pulsiones, alteración del yo-, incluye una nueva cuestión
que no estaba dentro de su plan de trabajo: la desautorización
de la feminidad. Esta deviene, en ambos
sexos, un elemento determinante respecto del fin del
análisis. El penisneid y complejo de masculinidad serán
los nombres de lo que constituye en cada caso la roca
viva de la castración. El impasse freudiano en el final del
análisis.
Entonces, nuevos recorridos en torno de las resistencias
del ello y del superyó. Pero también, el planteo de
nuevos factores que inciden en el desenlace de una
cura, y la formalización de un tope estructural a la curación
que excede la sistematización establecida en 1926
respecto de las resistencias.
Estos recorridos darán cuenta de nuevas vías de interrogación
que permanecerán abiertas en el marco de
las teorizaciones freudianas. A la vez, permitirán retomar
desde otras perspectivas la interrogación por los
límites de la práctica analítica en su triple dimensión: lo
excluido, los obstáculos y su tope. Esta delimitación se
articula ineludiblemente con el modo en que Freud teoriza
la posición del analista, sus intervenciones y los alcances
del análisis.
Referencias bibliográficas
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Fecha de recepción: 15 de marzo de 2009
Fecha de aceptación: 4 de junio de 2009