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Anuario de investigaciones

On-line version ISSN 1851-1686

Anu. investig. vol.16  Ciudad Autónoma de Buenos Aires Jan./Dec. 2009

 

PSICOANÁLISIS

Contraposición del concepto de tipo anaclítico de elección de objeto en Freud y Lacan

Contrast of the anaclitic object-choice concept in Freud and Lacan

Mazzuca, Roberto1; Mazzuca, Santiago2; Surmani, Florencia3

1 Mazzuca, Roberto; Licenciado en psicología. Profesor en filosofía. Profesor consulto, UBA. Director del proyecto UBACyT (2008-2010) "El concepto de identificación: sus transformaciones, variedades y relaciones con la estructura de la histeria en el último período de la obra de J. Lacan (1974-1981)". E-mail: mazzuca@psi.uba.ar
2 Mazzuca, Santiago; Licenciado en Psicología. Psicoanalista. Docente UBA. Participante en los proyectos UBACyT PO34 (2000-03), P091(2004-07) y P036 (2008-10).
3 Surmani, Florencia: Licenciada en Psicología (UBA). ATP de la Cátedra II de Psicoanálisis Escuela Francesa y de la Cátedra II de Psicopatología, Facultad de Psicología, UBA. Participante en el Proyecto UBACyT (2006-09) P805.

Resumen
Este trabajo articula el concepto freudiano de elección de objeto de tipo anaclítico con el concepto lacaniano de relación anaclítica, examinando sus relaciones, semejanzas y diferencias. En primer lugar, se delimita el concepto freudiano, se subraya la complejidad de sus relaciones con otros conceptos de la teoría de Freud, y se destaca las dificultades de comprensión en los desarrollos posfreudianos, derivadas de esa complejidad. En segundo lugar, se delimita el concepto lacaniano, o más bien, los dos conceptos de relación anaclítica que Lacan elabora en momentos distantes de su obra. Uno, en el Seminario 4, donde construye ese concepto sobre el eje del erotismo y la intersubjetividad, excluyendo los componentes de las pulsiones yoicas (núcleo del concepto freudiano). Otro, en el Seminario 16, donde la relación anaclítica queda ubicada como característica esencial de la estructura perversa en oposición a la relación narcisista, propia de la neurosis.

Palabras clave: Elección de objeto de tipo anaclítico; Elección de objeto de tipo narcisista; Relación Anaclítica; Perversión

Abstract
This work articulates the Freudian concept of Anaclitic Object-Choice with the Lacanian concept of Anaclitic Relation by examining their relations, similarities and differences. First, the Freudian concept is delimited and the complexity of its relations to other concepts of the Freudian theory is highlighted, pointing out the difficulties in understanding post-Freudian developments stemming from such complexity. Secondly, the Lacanian concept is delimited, or rather both concepts of anaclitic relation developed by Lacan in different moments of his work are described. The first concept, presented in Seminar 4, Lacan builds a concept over the eroticism and intersubjectivity axis, excluding the id's drives components (the core of the Freudian concept). The other concept is presented within Seminar 16, where the anaclitic relation is considered an essential characteristic of the perverse structure in opposition to the Narcissistic relationship, which is typical of neurosis.

Key words: Anaclitic object-choise; Narcissism object-choise; Anaclitic relation; Perversion

0. Introducción
Siempre resulta una tarea compleja articular los conceptos freudianos y lacanianos ya que, aun dentro del movimiento de retorno a Freud promovido por el psicoanalista francés, éste produce diferencias significativas con los conceptos formulados por el fundador del psicoanálisis. Esto, que es válido para conceptos fundamentales como los de inconsciente (en que el mismo Lacan distingue entre "el inconsciente freudiano y el nuestro"1), transferencia, repetición, yo, superyó, etc., también se verifica en conceptos marginales como la cuestión del anaclitismo que examinaremos en este trabajo. Si bien Lacan toma esta noción de Freud, la formula ya inicialmente con un cierto desfasaje respecto de la noción freudiana. Esta fractura inicial se desarrolla de tal manera que termina por producir consecuencias en algunos aspectos contrapuestas a la teoría freudiana. Esta oposición alcanza su distancia máxima en el transcurso del Seminario 16 "De un Otro al otro" en que Lacan asocia íntimamente las nociones de anaclitismo y perversión al postular que la relación anaclítica constituye la esencia de la estructura perversa. En la teoría de Freud, por el contrario, la perversión se asocia preferentemente con el tipo narcisista de elección de objeto.
Este trabajo2 intentará delimitar con precisión el concepto de relación anaclítica en Freud y Lacan, identificar los rasgos que lo distinguen en uno y otro autor y mostrar su contraposición.

1. La cuestión del anaclitismo en Freud
El término anaclitismo fue introducido en la literatura psicoanalítica a partir de las traducciones inglesas y, en especial, difundido por J. Strachey a partir de la publicación de la Standard Edition (8, nota 9, p.84). Corresponde al término alemán Anlehnung, utilizado por Freud, cuyo significado es apoyo (o apoyo contra, como aclara Lacan en el Seminario 4 (18, p.85); también se traduce por apuntalamiento. Freud lo utiliza para destacar que las pulsiones sexuales inicialmente "se apoyan" en las pulsiones de conservación y sólo ulteriormente se autonomizan y obtienen su satisfacción de manera independiente. De esta manera, por ejemplo, la libido oral se satisface inicialmente en la alimentación y posteriormente encuentra su cauce en el chupeteo como actividad diferenciada de aquélla.
Las dos principales ediciones de la obra de Freud en castellano utilizan preferentemente los términos apoyo y apuntalamiento para traducir Anlehnung. Pero el término anaclítico ha adquirido un uso translingüístico a partir de la difusión e influencia de la Standard Edition. Lacan utiliza siempre este último término.

El núcleo del concepto de anaclitismo en Freud
Tal como lo indica el mismo Strachey, el núcleo de la noción de anaclitismo -o sea, que la satisfacción de las pulsiones sexuales se obtiene inicialmente junto con la de las pulsiones de conservación y depende de ella, y que sólo secundariamente se separan y la primera adquiere autonomía con respecto a la otra- está presente desde la primera edición de los Tres ensayos sobre la teoría sexual en 1905. Por ejemplo, Freud afirma en ese momento en el apartado "Las exteriorizaciones de la sexualidad infantil" del segundo ensayo que "la zona anal, a semejanza de la zonal de los labios, es apta por su posición para proporcionar un apuntalamiento de la sexualidad en otras funciones corporales (p. 168). O también, en el "Resumen" con que concluye ese texto: "ya en el acto de ingerir alimento goza también una satisfacción sexual que después busca crearse, una y otra vez, en la bien conocida actividad del 'chupeteo' (p. 212)".
En ese momento, Freud también formula ya claramente la consecuencia de esta particularidad inicial de la satisfacción sexual respecto de la elección de objeto, es decir, que los objetos originarios de la pulsiones sexuales no pueden ser otros que los mismos con que se satisfacen las pulsiones de conservación. Freud designa a estos objetos sexuales proporcionados por las pulsiones del yo con los términos "elección infantil de objeto" (2,p.182 y 208), o también "elección infantil primaria" u "objetos de la elección infantil primaria" (6, p.174).
Sin embargo, ambos conceptos, tanto el de apoyo pulsional como el de elección de objeto, se consolidan y se delimitan más claramente recién en la tercera edición de los Tres ensayos... de 1915, es decir, después de la publicación de Introducción del narcisismo en 1914. Lacan siempre recuerda que la teoría de la libido y sus distinciones principales (en relación con nuestro tema hay que destacar la distinción entre libido yoica y libido objetal), aunque constituye una parte sustancial de los Tres ensayos..., fue agregada recién en la tercera edición de ese texto, en 1915. Lo mismo ocurre con los párrafos y apartados donde se desarrolla de manera más precisa y detallada los conceptos de anaclitismo pulsional y del tipo anaclítico de elección de objeto. Por ejemplo, "la actividad sexual no se ha separado todavía de la nutrición, [...]. El objeto de una actividad es también el de la otra" (2, p.180). O la muy citada nota 22 del tercer ensayo3 "El psicoanálisis enseña que existen dos caminos para el hallazgo de objeto; en primer lugar, el mencionado en el texto, que se realiza por apuntalamiento en los modelos de la temprana infancia; y en segundo lugar, el narcisista, que busca al yo propio y lo reencuentra en otros (2, p.203)".
El mismo término Anlehnung es usado por primera vez en referencia a la elección de objeto: Anlehnungstypus, en 1914 en la Introducción del narcisismo (8, nota 9, p.84). Esto se entiende claramente ya que el tipo anaclítico de elección de objeto se define por oposición al de elección narcisista donde el objeto es el propio yo o una parte de la propia persona4, como se verifica en la nota agregada a los Tres ensayos... recién mencionada, o como afirma Freud en Introducción del narcisismo: "Junto a este tipo y a esta fuente de la elección de objeto que puede llamarse el tipo del apuntalamiento [tipo anaclítico], la investigación analítica nos ha puesto en conocimiento de un segundo tipo que no estábamos predispuestos a descubrir. [...] el tipo de elección de objeto que ha de llamarse narcisista (p.84-5)5". O un poco más adelante, resumiendo este tema, "todo ser humano tiene abiertos frente a sí ambos caminos para la elección de objeto, pudiendo preferir uno o el otro. Decimos que tiene dos objetos sexuales originarios: él mismo y la mujer que lo crió [...] (p.85)".
Las transformaciones producidas entre la publicación de los Tres ensayos... en 1905, por una parte, y la Introducción del narcisismo de 1914 y la tercera edición de aquel texto en 1915, por la otra, no transcurren sin dejar ciertas marcas o cicatrices de la tensión entre anaclitismo y narcisismo. En efecto, inicialmente en la teoría freudiana el anaclitismo es primario, y por lo tanto, los primeros objetos sexuales son decididamente el pecho y la madre, objetos exteriores que se distinguen de la propia persona que queda en una posición de dependencia respecto de ellos; como vimos, la satisfacción alimentaria es primaria, el chupeteo es secundario:"desasida de la actividad de la alimentación, ha resignado el objeto ajeno a cambio de uno situado en el cuerpo propio (2, p.180). O bien, "cuando la primerísima satisfacción sexual estaba todavía conectada con la nutrición, la pulsión sexual tenía un objeto fuera del cuerpo propio: el pecho materno. Lo perdió solo más tarde [...], p.202)". Por el contrario, una vez introducido el concepto de narcisismo el yo resulta el primer objeto de la libido y su lugar de almacenamiento, la libido yoica antecede a la libido objetal. Esto genera ciertas fracturas; si bien el estadio narcisista es secundario respecto del autoerotismo, el mismo concepto de autoerotismo indica que el objeto es parte del propio cuerpo. El objeto originario de las pulsiones sexuales ya no es un objeto exterior. Sin embargo, Freud nunca resigna la noción de anaclistismo por la cual los primeros objetos libidinales coinciden con los de las pulsiones de conservación. Como se verifica en el párrafo mencionado recientemente, Freud sutura la cuestión afirmando "el ser humano tiene dos objetos sexuales originarios: él mismo y la mujer que lo crió".
Se debe examinar otras cuestiones problemáticas, además de la señalada, que surgen en torno a la noción de ana clitismo al establecer conexiones con otros conceptos de la teoría freudiana. Es lo que haremos a continuación.

Las fuentes de la elección de objeto de tipo anaclítico
Hasta aquí hemos visto que la elección de la madre como primer objeto de las pulsiones sexuales -que Freud considera el comienzo de una serie, conformada por las otras personas que la suceden en el cuidado del niño, en especial la figura del padre protector- proviene de que simultáneamente son los objetos de las pulsiones yoicas o de conservación. Si bien esto constituye el núcleo del concepto de elección de objeto de tipo anaclítico, Freud introduce, ya desde 1905, una segunda fuente o componente de esa relación que, si bien es presentada como un agregado o un refuerzo, resultará fundamental para entender la lectura que Lacan hace de estos conceptos freudianos.
Esta segunda fuente proviene del exterior, de los objetos mismos, tanto de su actividad como de la intencionalidad de su deseo inconsciente. Por una parte, la persona que cuida al niño constituye por lo regular "una fuente continua de excitación y de satisfacciones sexuales a partir de las zonas erógenas" (2, p.203). Pero además "por el hecho de que esa persona -por regla general, la madre- dirige sobre el niño sentimientos que brotan de su vida sexual, lo acaricia, lo besa y lo mece, y claramente lo toma como sustituto de un objeto sexual de pleno derecho" (ibidem, el subrayado me pertenece: "zum Ersatz für ein vollgültiger Sexualobjekt nimmt [1, p.126]").
En un texto intermedio entre los ensayos y la introducción del narcisismo, leemos: "las pulsiones sexuales hallan sus primeros objetos apuntalándose en las estimaciones {Schätzung} de las pulsiones yoicas, del mismo modo como las primeras satisfacciones sexuales se experimentan apuntaladas en las funciones corporales necesarias para la conservación de la vida. La 'ternura' de los padres y personas a cargo de la crianza, que rara vez desmiente su carácter erótico ('el niño es un juguete erótico'), contribuye en mucho a acrecentar los aportes del erotismo a las investiduras de las pulsiones en el niño y a conferirles un grado que no podrá menos que entrar en cuenta en el desarrollo posterior, tanto más si ayudan algunas otras circunstancias" (6, p.174).
Como se ve, se trata aquí, no de la madre como objeto sexual del niño, sino de éste como objeto sexual de aquélla. Este componente no viene sólo a complejizar la composición del concepto de relación anaclítica de objeto sino que lo cambia de registro: ya no se trata del apoyo en las pulsiones sino de una relación intersubjetiva en la medida en que incluye al otro sujeto como fuente de estímulos sexuales y, sobre todo, al otro obteniendo satisfacciones sexuales a expensas del niño. No se trata de los objetos elegidos por el niño, sino de éste como objeto del otro.
Veremos luego que en la noción de anaclitismo que construirá Lacan, esta dimensión intersubjetiva pasará a ser el núcleo fundamental de ese tipo de elección de objeto. El rasgo de apoyo en las pulsiones de conservación, por el contrario, núcleo de la noción freudiana, resultará indiferente en la elaboración lacaniana.
Cabe agregar, sumando complejidad a la teoría, que este componente intersubjetivo se cumple también en el otro tipo de elección de objeto, el narcisista. De esa manera, el narcisismo del niño no consiste solamente en tomarse a sí mismo como objeto sexual, sino en constituirse en representante del narcisismo de los padres; narcisismo, el de los padres, que constituye la fuente principal del narcisismo infantil.

El valor diferencial de los dos tipos de elección de objeto respecto de lo normal y lo patológico
Ambos tipos de elección de objeto, anaclítico y narcisista, constituyen momentos y aspectos del desarrollo normal, presentes en todo individuo. Pareciera, sin embargo, que no tienen el mismo valor en relación con lo patológico. Encontramos, en efecto, algunos desarrollos freudianos que ubican la preponderancia del primero como característico del desarrollo normal, y al segundo, como resultado de una perturbación de ese desarrollo.
En el mismo momento en que Freud introduce la distinción entre el tipo anaclítico y narcisista de elección de objeto, en un párrafo que ya ha sido citado parcialmente, agrega: "Hemos descubierto que ciertas personas, señaladamente aquellas cuyo desarrollo libidinal experimentó una perturbación (como es el caso de los perversos y los homosexuales), no eligen su posterior objeto de amor según el modelo de la madre, sino según el de su persona propia." (8, p.85)
Las referencias podrían multiplicarse. En la nota agregada a los ensayos en 1915, también ya mencionada parcialmente, por ejemplo, puede leerse: "Este último [el tipo narcisista de elección de objeto] tiene particular importancia para los desenlaces patológicos, pero cae fuera del contexto que tratamos aquí." (2, p.203)
Estas consideraciones freudianas sobre el papel patológico de la elección narcisista de objeto se insertan en la teoría que Freud construye acerca de las distintas etapas por las que transcurre la elección objetal desde la niñez hasta la del adulto, teoría que pasaremos a considerar brevemente a continuación, no sin antes subrayar que esta relación con lo patológico, y especialmente con la perversión, constituirá otro de los aspectos contrapuestos de la concepción lacaniana.

El eje diacrónico en la elección de objeto
La elección de objeto es uno de los aspectos con que Freud caracteriza la historia del desarrollo de la libido, es decir, esta elección está sujeta a diversas transformaciones en el transcurso del desarrollo, desde el momento inicial -en que las satisfacciones sexuales del niño se confunden con las de la nutrición proporcionada por la madre (elección originaria infantil de objeto)-, pasando por los momentos posteriores de la infancia, la etapa de latencia, hasta la elección de objeto de la pubertad y el pleno amor de objeto del adulto. Este camino raramente se recorre sin obstáculos o perturbaciones. Detengámonos brevemente en esta secuencia establecida en la teoría freudiana.
Ante todo, hay que señalar una ambigüedad semántica, ya que en los Tres ensayos... el término elección de objeto parece a veces tener como referencia el conjunto de esa secuencia, pero otras veces sólo una parte de ella. Por ejemplo, el apartado [5] del tercer ensayo "El hallazgo de objeto" responde a la primera connotación mencionada: inicialmente, en la simultaneidad de la satisfacción sexual y la de nutrición, la pulsión sexual tenía un objeto fuera del cuerpo propio, el pecho materno, destinado a ser abandonado (párrafo ya citado, p.202). Después, continúa afirmando Freud, "la pulsión sexual pasa a ser regularmente autoerótica, y solo superado el período de latencia se restituye la relación originaria" (p.202-3).
En otros lugares de ese texto, en cambio, Freud parece reservar el término elección de objeto para una etapa más tardía que se cumple en dos tiempos, proceso al que postula como típico. Por ejemplo, en el segundo ensayo lo plantea de esta manera: "La elección de objeto se realiza en dos tiempos, en dos oleadas. La primera se inicia entre los dos y los cinco años, y el período de latencia la detiene o la hace retroceder; se caracteriza por la naturaleza infantil de sus metas sexuales. La segunda sobreviene en la pubertad y determina la conformación definitiva de la vida sexual." (p. 181-2) Lo importante a señalar es que esta ambigüedad semántica, que reposa en la extensión o momentos temporales en que se aplica, reposa sobre otra que, usando el término inventado por Lacan, podemos decir que se aplica a la intensión del concepto, el cual parece no abarcar por igual a los dos tipos de elección de objeto, anaclítico y narcisista, sino referirse fundamentalmente al primero de ellos. Como si el término elección de objeto se aplicara sobre todo a la relación con un objeto externo, es decir, anaclítico, y no cuando el objeto recae en la propia persona. Esto se verifica en el párrafo citado en el cual la expresión "Los dos tiempos de la elección de objeto" que constituye el título del apartado, no se aplica al pasaje de un objeto exterior al del cuerpo propio, de la elección anaclítica a la elección narcisista (tal como lo examina en el tercer ensayo), sino solamente al tipo anaclítico de elección de objeto.
Las consecuencias de la elección infantil de objeto se prolongan hasta una época tardía. Durante la latencia, sin embargo, las elecciones de objeto anaclíticas se conservan y continúan, pero solamente en su vertiente tierna (p.182). Cuando en la pubertad resurge la corriente sensual, ésta conduce a "investir con montos libidinales más intensos los objetos de la elección infantil primaria" (6, p.175) y así entra en conflicto con la barrera del incesto erigida durante la latencia. Simultáneamente, surge el afán de pasar "desde esos objetos, inapropiados en la realidad, hacia otros objetos, ajenos, con los que pueda cumplirse una real vida sexual" (ib.). Aún así, "estos últimos se escogen siempre según el arquetipo (la imago) de los infantiles [...] (ib.)".
El desplazamiento libidinal desde los objetos infantiles a la pareja sexual adulta (Freud recuerda el precepto bíblico: dejarás a tu padre y a tu madre) se acompaña de otro proceso decisivo, el desasimiento de la autoridad de los padres. El conjunto de este recorrido está expuesto a perturbaciones, especialmente fijaciones e inhibiciones."Así hay personas que nunca superaron la autoridad de los padres y no les retiraron su ternura o lo hicieron solo de modo muy parcial" (2, p.207) Cuando esto ocurre en el caso de las muchachas, pasan a ser "esposas frías y sexualmente anestésicas" (ib.). Cuanto más nos aproximamos a las perturbaciones más profundas del desarrollo psicosexual, más se hace evidente la importancia de la elección incestuosa de objeto.
Y aun aquellas personas que han superado felizmente las fijaciones incestuosas de la libido, nunca se sustraen enteramente a ellas. Se expresan en la frecuencia con que los adolescentes de ambos sexos tienen como primer gran enamoramiento una mujer madura o un hombre mayor. Y tienen consecuencias de diferente tipo en la vida sexual adulta (p.208). En este punto no encontramos una contraposición de Lacan con Freud. Por el contrario, Lacan se apuntalará en la concepción freudiana para polemizar con las corrientes psicoanalíticas que promueven el ideal de una supuesta relación de objeto genital madura.
Finalmente, cabe señalar otra ambigüedad en cuanto a la continuidad (o renovación) de la elección anaclítica en la pubertad y la adultez. Puede entenderse de dos maneras, la primera de ellas, plena; la segunda, restringida. El primer caso es el de las relaciones incestuosas, ya mencionado, en que la carga de libido de los objetos es activa y actual. En el segundo caso, ya abandonados los objetos infantiles, queda una secuela de la elección primaria de objeto que se reduce al hecho de que los nuevos objetos, es decir, las parejas sexuales, son elegidas con el "modelo" de los objetos infantiles (también Freud utiliza los términos "arquetipo" e "imago"), es decir, con rasgos análogos a los de la figura materna o paterna.
Podemos verificar la distinci&o acute;n entre ambos casos en un párrafo como el siguiente: "en la pubertad se añade la poderosa corriente sensual que [...] nunca deja de transitar por aquellos tempranos caminos y de investir, ahora con montos libidinales más intensos, los objetos de la elección infantil primaria. Pero como tropieza con la barrera del incesto [...] exteriorizará el afán de hallar el paso desde esos objetos [...] hacia otros objetos, ajenos, con los que pueda cumplirse una real vida sexual. Es cierto que estos últimos se escogen siempre según el arquetipo (la imago) de los infantiles [...]." (6, p.175. Esas dos elecciones objetales, tan diferentes, quedan comprendidas dentro de la misma categoría de elección de objeto de tipo anaclítico. Y aún podría distinguirse una tercera acepción, intermedia, cuando ya no se trata de los objetos infantiles, sino de otros, pero con los cuales se reproduce el tipo del vínculo que los caracterizó. Por ejemplo, "lo hace siguiendo en todo el modelo de sus vínculos de lactante con la nodriza y prosiguiéndolos (2, p.203)".

La homosexualidad de Leonardo
Estas referencias freudianas a las perturbaciones derivadas del apego a las elecciones anaclíticas de objeto, nos muestran que la patología no se asocia solamente con las fijaciones de las elecciones narcisistas de objeto, como sostiene Freud. Pero éste no es muy consistente en este punto. Por una parte, afirma de manera general la asociación entre fijaciones narcisistas y patología, especialmente perversión y homosexualidad. Para tomar una referencia de un texto no citado hasta ahora: "Una fuerte fijación libidinal en el tipo narcisista de elección de objeto ha de computarse en la disposición a la homosexualidad manifiesta" (12, p.388). Por otra parte, en el texto dedicado a Leonardo (27) y en la nota que con este tema agrega en 1910 a los Tres Ensayos... explica que la posición homosexual de este gran hombre del Renacimiento se deriva de una intensa fijación incestuosa con la figura materna. En vez de superar esta fijación abandonándola, se toma el camino de identificarse con la madre y desde esa posición busca hombres jóvenes parecidos a su propia persona a quienes ama como la madre lo había amado (2, nota 13, p.132). Vemos entonces que en este caso la elección narcisista de objeto es consecuencia de una fijación incestuosa, es decir, fijación de la elección de objeto anaclítica.
Sin embargo, resulta notable que esta teoría de la homosexualidad (en rigor, de un tipo de homosexualidad, ya que Freud considera que hay otras formas posibles aunque nunca las ha puntualizado formalmente) que articula solidariamente ambos tipos de elección objetal -que no es abandonada por Freud, ya que la retoma en otros trabajos (28)- no es mencionada explícitamente, ni en el momento de introducir el narcisismo en el texto de 1914, ni en los párrafos y notas agregados a la edición de 1915 de los Tres ensayos.... Esta omisión resulta más sorprendente todavía porque esos textos de 1910: el artículo sobre Leonardo y la nota 13 agregada a aquel texto, anticipan nítidamente las dos formas posibles, anaclítica y narcisista, de elección de objeto y su oposición.
En nuestra opinión, esta constelación subjetiva en que Freud articula solidariamente la identificación con la madre y la elección de objeto narcisista, deja una fuerte impronta en la elaboración lacaniana. Hemos formulado en otros lugares la hipótesis de que esa constelación freudiana constituye la matriz del esquema de los dos espejos, propuesto por Lacan en el Seminario 1 y desarrollado hasta un momento muy avanzado de su obra. Esquema en que Lacan pone en relación la identificación simbólica del ideal del yo con la identificación imaginaria que constituye el yo ideal. En todo caso, en lo que atañe al tema de este trabajo, debe tenerse en cuenta esa teoría freudiana para entender y resolver algunas afirmaciones de Lacan que, de otro modo, permanecerían enigmáticas o sin fundamento.

El tipo de elección de objeto en uno y otro sexo
Debemos tener en cuenta otros aspectos y matices de la compleja teoría freudiana para entender el modo en que Lacan retoma la noción de anaclitismo. Entre ellos, su relación con la comparación entre sexos donde se presentan diferencias fundamentales, aunque no regulares, en cuanto al tipo de elección de objeto. Freud postula que "El pleno amor de objeto según el tipo de apuntalamiento es en verdad característico del hombre" (8, p.85).Por el contrario, "Diversa es la forma que presenta el desarrollo en el tipo más frecuente, y con probabilidad más puro y más genuino, de la mujer. Con el desarrollo puberal [...] sobreviene un acrecimiento del narcisismo originario [...] desfavorable a la constitución de un objeto de amor en toda regla, dotado de sobreestimación sexual. [...]. Tales mujeres sólo se aman, en rigor, a sí mismas, con intensidad pareja a la del hombre que las ama" (p.85-6).
Esta distinción entre ambos sexos resulta complementaria porque "se evidencia que el narcisismo de una persona despliega gran atracción sobre aquellas otras que han desistido de la dimensión plena de su narcisismo propio y andan en requerimiento del amor de objeto" (ib.). Pero esta complementariedad no impide al mismo tiempo ser fuente de malestar en las relaciones del hombre con la mujer ya que "buena parte de la insatisfacción del hombre enamorado, la duda sobre el amor de la mujer, el lamentarse por los enigmas de su naturaleza, tienen su raíz en esta incongruencia entre los dos tipos de la elección de objeto" (ib.).
Aun cuando Freud admite que la extensión de esta distinción no es universal: "estoy dispuesto a conceder que un número indeterminado de mujeres ama según el modelo masculino y despliega la correspondiente sobreestimación sexual" (ib.), sin embargo la considera típica.

La sobreestimación sexual y el pleno amor de objeto
Esta teoría que diferencia los sexos según el predominio de uno y otro tipo de elección objetal, incluye como componente, como se ve en los párrafos citados, otro importante concepto freudiano, el de "sobreestimación", en este caso, "sobreestimación sexual". Este concepto, fundamental en la teoría del narcisismo y en la economía de las relaciones entre yo, ideal del yo y objeto, tiene como referencia el trasvasamiento de la libido yoica al objeto y al ideal, o sea, implica una transformación de aquélla en libido objetal. La sobreestimación sexual marca el punto máximo de trasvasamiento, es decir, el yo se empobrece libidinalmente a favor de la exaltación del objeto de amor. Lacan la relaciona con el fenómeno cultural del amor cortés. Más adelante, Freud completará esta noción ya presente en Introducción del narcisismo formulando que el objeto ocupa el lugar del ideal del yo -en virtud de lo cual resulta susceptible, entre otras consecuencias, de levantar represiones-, circunstancia que se cumple en el enamoramiento, la hipnosis y en la relación de la masa con el jefe (28).
En los textos de Freud que estamos examinando para este trabajo, el concepto de sobreestimación sexual aparece conjugado con otro término cuya definición resulta menos precisa, el de pleno amor de objeto. Por una parte, parece coincidir con el de sobreestimación en la elección de objeto anaclítica, ya que el pleno amor de objeto característico del hombre según el tipo de apuntalamiento "exhibe esa llamativa sobreestimación sexual que sin duda proviene del narcisismo originario del niño y, así, corresponde a la transferencia de ese narcisismo sobre el objeto sexual. Tal sobreestimación sexual da lugar a la génesis del enamoramiento, ese peculiar estado que recuerda a la compulsión neurótica y se reconduce a un empobrecimiento libidinal del yo en beneficio del objeto" (8, p.85).
Por otra parte, sin embargo, el pleno amor de objeto es compatible también con el tipo narcisista de elección de objeto, situación que se verifica en la mujer, no en su relación con el hombre, sino como madre: "Aun para las mujeres narcisistas, las que permanecen frías hacia el hombre, hay un camino que lleva al pleno amor de objeto. En el hijo que dan a luz se les enfrenta una parte de su cuerpo propio como un objeto extraño al que ahora pueden brindar, desde el narcisismo, el pleno amor de objeto" (p.86).
Hemos introducido estos conceptos para desplegar brevemente la complejidad de la teoría freudiana en relación con el concepto de elección de objeto de tipo anaclítico y, en especial, destacar las dificultades de comprensión que a veces se producen por el hecho de que la sobreestimación en el pleno amor de objeto según el tipo anaclítico proviene del narcisismo infantil por una parte, y por otra, que ese pleno amor de objeto se puede cumplir también en la elección de tipo narcisista en que el niño es considerado como habiendo formado parte del cuerpo materno según la concepción de Freud. Todas estas distinciones resultan decisivas para esclarecer tanto la lectura que Lacan hace del anaclitismo freudiano como el desarrollo de su propio concepto de relación anaclítica. Y sobre todo las críticas que formula a los posfreudianos que confunden la libido yoica con la elección de objeto de tipo narcisista.

2. La relación anaclítica en la obra de Lacan
En los comienzos de su enseñanza, Lacan se ocupa, no tanto del concepto freudiano de relación anaclítica (éste es el término con que usualmente designa la elección de objeto de tipo anaclítico), sino de los desarrollos de los analistas posfreudianos a partir del mismo, en los cuales se acentúa el rasgo de dependencia que lo caracteriza Lacan se interesa en estos desarrollos sobre todo para criticar la noción de "relación genital" erigida como norma ideal para el adulto y como una de las metas de la cura psicoanalítica. Esta crítica acerba continúa a lo largo de toda su obra. En algunos lugares se refiere a aquella noción como "la pastoral" psicoanalítica (cf. Seminario 7) u otros términos igualmente sarcásticos.
En esta crítica, Lacan se pone del lado de Freud, mostrando que los rasgos definidos por éste para los diferentes tipos de relación de objeto no justifican esos desarrollos posfreudianos. Sin embargo, poco después la crítica se extiende también a Freud, a quien acusa de cometer flagrantes contradicciones en el despliegue de su teoría sobre los dos tipos de relación objetal. Y presenta su propio concepto de relación anaclítica en que la dependencia ocupa un lugar central pero inverso al del concepto freudiano: el dependiente es el objeto, tanto en la relación infantil como en la adulta. Es decir, en el primer caso, la madre depende del niño; en el segundo, la mujer depende del hombre.
Finalmente, el concepto se transforma profundamente quedando ubicado como la esencia de la "perversión": se trata de la estructura perversa, no de la perversión como patología.

Los comienzos
Ya en el Seminario 1 encontramos referencias a la cuestión del anaclitismo en Freud. No se trata de que Lacan haya elegido este tema para desarrollarlo, sino de una presentación a cargo de S. Leclaire del texto freudiano Introducción del narcisismo. Lacan intercala en el transcurso de la exposición de Leclaire algunos comentarios propios que resultan muy indicativos sobre su posición respecto de este tema.
Ante todo, formula una aclaración sobre el rasgo de dependencia acentuado por los posfreudianos: "La noción de Anlehnung no carece de relación con la noción de dependencia desarrollada posteriormente. Pero es una noción más amplia y más rica" (18, p.201). Pero, sobre todo, interviene para descartar que la teoría freudiana pueda usarse como fundamento de la pseudonoción de relación genital promovida por algunas corrientes psicoanalíticas: "Freud hace una lista de los diferentes tipos de fijación amorosa que excluye toda referencia a lo que podría llamarse una relación madura, ese mito del psicoanálisis" (ib.) Esta crítica encuentra su continuación en párrafos posteriores de la misma clase. Promediando ésta, Lacan se pregunta: "¿qué es el fin del tratamiento? ¿Es acaso análogo a la finalización de un proceso natural? ¿El amor genital -ese El Dorado prometido de los analistas, y que con toda imprudencia prometemos a nuestros pacientes- es acaso un proceso natural?" (p.211).
Después, Lacan introduce los componentes elementales de la noción freudiana: "Existe ante todo, en el campo de la fijación amorosa, de la Verliebheit, el tipo narcisístico. [...]. Es el Narzissmustypus. El Anlehnungstypus no es menos imaginario, pues está fundado también en una inversión de identificación. El sujeto se ubica entonces en una situación primitiva. Ama a la mujer que alimenta y al hombre que protege." (p.201). Se ve bien que Lacan presenta en lo esencial los conceptos de Freud, aunque sorprende la mención a "una inversión de identificación". Eso no corresponde a la teoría freudiana, es una pincelada que lleva el sello de la perspectiva de Lacan. No resulta sencillo interpretar esa referencia. Creo que debe recurrirse al texto original de Lacan6, donde se verifica que alude a una reversión. Esto permite conjeturar que se refiere a la transformación de una identificación con el objeto en una relación de objeto. Me he ocupado en otro lugar de la continuidad entre esos dos conceptos en Lacan, en quien la relación de objeto implica siempre una identificación con el mismo (31).
Sobre el final de la clase, Lacan retoma el tema del enamoramiento: "hay que comprender qué es la Verliebheit, el amor. El amor es un fenómeno que ocurre a nivel de lo imaginario, y que provoca una verdadera subducción de lo simbólico, algo así como una anulación, una perturbación del ideal del yo. [...]. Observen que en el momento en que se produce esta confusión, no hay ya ninguna regulación posible del aparato. Dicho de otro modo, cuando se está enamorado, se está loco, como lo expresa el lenguaje popular" (p.215-6). Resulta muy interesante el comentario que sigue, referido al personaje de Goethe, donde se ve que Lacan está familiarizado y hace suyas las íntimas relaciones que Freud establece entre relación anaclítica y narcisismo: "Quisiera ilustrar aquí la psicología del flechazo. Recuerden a Werther cuando ve por primera vez a Lotte cuidando un niño. Es una imagen perfectamente satisfactoria del Anlehnungstypus en el plano anaclítico. [...] habrá que elucidar, la próxima vez, por qué ese apego es fundamentalmente mortal. Esto es el amor. En el amor se ama al propio yo, al propio yo realizado a nivel imaginario." (ib.)

La tríada imaginaria
En el Seminario 4 "Las relaciones de objeto" encontramos el primer desarrollo importante de Lacan mismo sobre el concepto de relación anaclítica. El tema es introducido como una cuestión marginal en relación con la investigación de la tríada imaginaria madre-niño-falo sostenida por el padre como cuarto término simbólico, cuaternario que en el seminario siguiente servirá de base para el desarrollo de los tres tiempos del Edipo.
Para Lacan, la relación del niño con la madre no constituye una pareja sino un triángulo. En efecto, el niño no está solo con la madre, entre ambos está el falo como objeto imaginario del deseo materno. Esta constelación resulta introducida por la madre (siempre que se trate de una madre que se ha ubicado regularmente según el Edipo freudiano, es decir, en posición de espera del falo por parte del padre en la forma del hijo). En esos casos el niño no necesita hacer nada para identificarse de entrada en el lugar del falo, es la madre quien lo ubica en ese lugar. Posteriormente, el niño comienza a advertir un desfasaje entre él y el falo, se percata de que la madre, a través de él apunta a otra cosa, al falo que está más allá de él y, en un Edipo normal, se ve llevado a abandonar esa identificación. Es en este contexto conceptual que surge la referencia de Lacan a la relación anaclítica: "Haré una observación lateral sobre las fórmulas que hallamos en Freud para introducir la distinción entre la relación anaclítica y la relación narcisista. Son muy singulares, incluso paradójicas." (p.85).
Inmediatamente prosigue: "En los tipos de relación libidinal en el adolescente, Freud distingue dos tipos de objeto de amor, el objeto de amor anaclítico, que lleva la marca de una dependencia primitiva respecto de la madre, y el objeto de amor narcisista, modelado en base a la imagen narcisista del sujeto, que aquí hemos tratado de elaborar mostrando su raíz en la relación especular con el otro" (ib.).
Hasta aquí, pura teoría freudiana, aun con el agregado de la organización especular. Sin embargo, abruptamente, surge la crítica: "Si profundizamos más, veremos que hay singulares contradicciones en la formulación contrapuesta hecha por Freud de estos dos modos de relación, anaclítica y narcisista. Se ve llevado curiosamente a hablar, con respecto a la relación anaclítica7, de una necesidad de ser amado, más que de una necesidad de amar. Por el contrario, y de una forma muy paradójica, el narcisista aparece de golpe en una perspectiva que nos sorprende. En efecto, parece haber un elemento de actividad inherente al comportamiento tan especial del narcisista. Se muestra activo en la medida en que, hasta cierto punto, siempre ignora al otro. Pero a la inversa, Freud lo reviste con el deseo de amar y le confiere este atributo, convirtiéndolo así, de algún modo, en el lugar por naturaleza de lo que en otro vocabulario llamaríamos el oblativo, algo que por fuerza ha de resultar desconcertante" (ib.).
¿Cómo entender este desarrollo de Lacan?, ya que es claro que Freud hace equivaler sin ambigüedad la elección de objeto de tipo narcisista con una disminución o anulación de la capacidad de amar y con el afán de ser amado. Lo hemos visto en las menciones a este tipo de elección de objeto en la mujer, menciones que se hubieran podido multiplicar (y mostrar en otros ámbitos) en caso de que la elección de objeto de tipo narcisista no quedara fuera de los límites de este trabajo. No hay contradicción en Freud en este punto; la elección de objeto de tipo anaclítico se ubica en dirección al pleno amor; la elección narcisista, por su parte, implica regularmente la incapacidad de amar y la necesidad de ser amado con las excepciones (cuyas condiciones Freud estipula claramente) en que este tipo de elección objetal puede alcanzar también el pleno amor de objeto.

Los tipos libidinales
No hay otra manera de entender estos comentarios de Lacan que percatarse de que, para configurar las supuestas contradicciones en que Freud habría incurrido, toma en cuenta no sólo los trabajos sobre el anaclitismo, que hemos mencionado en la primera parte de este artículo, sino también un tardío trabajo sobre los tipos libidinales (29) que considera parte de ese conjunto.
Resulta dudoso, sin embargo, que ese breve texto de Freud (no excede las cuatro páginas), pueda ubicarse en el mismo registro de los textos sobre la relación de objeto anaclítica. Los tipos libidinales que Freud distingue en este texto se derivan de "la colocación predominante de la libido en las provincias del aparato psíquico" (29, p.219). El modo de elección objetal no interviene en nada en esa distribución. De esta manera, Freud hace una lista de tres tipos: "me gustaría llamarlos el tipo erótico, el tipo narcisista y el compulsivo (p.220)". En el tipo erótico, la libido ocupa fundamentalmente el ello; en el tipo narcisista, el yo; en el tipo compulsivo, el superyó.
De manera curiosa, Lacan identifica sin más, como si no se requiriera de ninguna justificación, el tipo erótico con la relación de objeto anaclítica y, obviamente, el tipo narcisista con la relación de objeto narcisista. No dice en cuál categoría debería incluirse el tipo compulsivo. "La relación anaclítica, en lo que interesa, es decir, en su persistencia en el adulto, se concibe siempre como una pura y simple supervivencia o prolongación de lo que se llama una posición infantil. Esta posición Freud la llama, en su artículo sobre los tipos libidinales, ni más ni menos, la posición erótica [...]." (18, p.85).
El tipo erótico se caracteriza porque su principal interés se vuelca a la vida amorosa. Pero no tanto en amar como "en particular ser-amados, es lo más importante para ellos (29, p.220)". El sujeto en este tipo libidinal está subordinado a las exigencias elementales del ello. Efectivamente, si se formulara la hipótesis de que este tipo libidinal y la elección de objeto de tipo anaclítico constituyen una única categoría, surgiría una contradicción. Pero no se entiende por qué asimilar ambas categorías cuando, justamente, esa contradicción muestra que no se justificaría tal reunión.
Algo análogo puede decirse del que Freud denominó el tercer tipo, el narcisista, que se caracteriza por el predominio relativo de la carga libidinal en el yo con un correlativo superyó benévolo. "Partiendo de este tipo -afirma Freud- difícilmente se habría llegado a postular un superyó" (ib.). Muestra independencia y una actitud hacia la actividad. "En la vida amorosa prefiere el amar al seramado" (ib.). Los hombres de este tipo se imponen a los otros como "personalidades". Resulta difícil equiparar este tipo con los sujetos en quienes Freud reconoce el predominio de la elección de objeto de tipo narcisista. Obviamente, si procedemos a tal equiparación, hacemos caer a Freud en flagrantes contradicciones.

El concepto lacaniano de relación anaclítica
Más importante que las críticas formuladas por Lacan, es detenerse en el fundamento que les da a las mismas: "Una vez más -dice- estas perspectivas paradójicas se originan y al mismo tiempo se justifican en el desconocimiento de la posición de los elementos intersubjetivos" (18, p.85). He aquí la cuestión principal que interesa a Lacan: el eje de la intersubjetividad. Sería también injusto adjudicar a Freud un desconocimiento de esta dimensión, como lo hace Lacan. Pero es cierto que en la teoría freudiana, por lo menos formalmente, ocupa u lugar secundario como fuente de la relación anaclítica, un refuerzo. Lacan, en cambio, define esta relación íntegramente sobre ese eje, con lo cual construye un concepto de relación anaclítica muy original con respecto al de Freud, aunque fundado en un sector parcial de la teoría freudiana. Corresponde que sea citado minuciosamente.
"Sería desconocer su esencia [de la relación anaclítica] no darse cuenta de lo siguiente -en la medida en que el sujeto masculino es investido con el falo en la relación simbólica como algo que le pertenece y ejercita legítimamente, se convierte en el portador del objeto del deseo para el objeto sucesor del objeto materno, o sea, la mujer, el objeto recobrado y marcado por la relación con la madre primitiva que es en principio su objeto en la posición normal del Edipo, y esto lo expone Freud desde el origen en sus planteamientos. Si esta posición se convierte en anaclítica, es porque la mujer depende de él, del falo cuyo amo será él a partir de ahora" (p.86).
Como se ve, Lacan utiliza como referencia sus propios conceptos de tríada imaginaria y tiempos del Edipo, lo cual no impide que la referencia explícita a los conceptos de Freud sea en lo esencial correcta. Es Freud quien bosqueja la posición de la mujer como espera o anhelo del falo en el final del Edipo femenino normal. Es también Freud quien reiteradamente insiste en la relación de pleno amor de la madre hacia el hijo, especialmente con el varón, al que califica, como lo vimos en la primera parte de este trabajo, de sustituto de un objeto sexual de pleno derecho. Por lo demás, Lacan aplica el concepto de relación anaclítica fundamentalmente a la posición masculina, como también lo hace Freud. Sin embargo, este despliegue del concepto resulta no sólo original sino, en un aspecto, el de la dependencia, invertido con relación al concepto freudiano. No sólo el objeto depende del sujeto, sino que éste sabe de esa dependencia: "La relación de dependencia se establece por cuanto, identificándose con el otro, con el partener objetal, el sujeto sabe que le resulta indispensable, que es él y sólo él quien la satisface, porque en principio es el único depositario de ese objeto que es el objeto del deseo de la madre. [...]. Esto constituye la esencia de la relación anaclítica por oposición a la relación narcisista." (ib.)
Vemos entonces que, entre los tres grados de aplicación del concepto freudiano de elección de objeto de tipo anaclítico en la pubertad y adultez: 1- conservación de la elección infantil incestuosa, 2- reproducción del modelo del vínculo infantil con el objeto, 3- elección de la pareja sexual según el arquetipo o imago de los objetos infantiles, a Lacan le interesa decididamente sólo la segunda. Se trata de la persistencia del tipo de vínculo con el objeto sucesor del objeto materno, de la reproducción de la modalidad de dependencia (invertida, con respecto a la formulada por Freud) de ese vínculo infantil con el objeto normal de la sexualidad adulta.
Finalmente, cabe destacar otra vez, como diferencia fundamental con el concepto freudiano, que la concepción de Lacan se ubica íntegramente sobre el eje de la intersubjetividad al tener en cuenta los componentes subjetivos, no sólo del lado del sujeto sino del lado del objeto. Esto resulta posible porque Lacan se ha desprendido de los otros componentes de la concepción freudiana, los que corresponden a las pulsiones yoicas, y conserva solamente como esencia de la relación anaclítica la vertiente erótica. No se trata ya, como en Freud, del pecho de la madre o de la madre nutricia, sino del falo como objeto del deseo materno. Es decir, no un objeto que la madre tiene y puede dar -o negar-, sino de un objeto que no tiene y le falta, condición del deseo.

El anaclitismo en la perversión fetichista
A continuación, Lacan aborda las posibles perturbaciones de la relación anaclítica, por lo que se pregunta qué ocurre cuando falta en ella la relación simbólica y "la relación imaginaria se convierte en regla y medida de la relación anaclítica (p.86)". Se trata siempre de los componentes de la tríada imaginaria madre-niño-falo, pero sin la adecuada regulación del cuarto término, el padre. Estos desarrollos se ubican en un momento de la enseñanza de Lacan en que éste explora diferentes discordancias simbólicas que se suplen con recursos imaginarios atípicos para restablecer algún modo de coherencia.
En el caso de la relación anaclítica, una de estas soluciones atípicas consiste en la identificación del niño con la madre: "A partir de un desplazamiento imaginario con respecto a su partener materno, el niño hará por ella la elección fálica, realizará en su lugar su longing por el objeto fálico" (18 p.87). Se trata de la "perversión fetichista" para la que Lacan propone un esquema específico. Bosqueja allí una constelación parecida a la que Freud establece para Leonardo: el sujeto sustituye la relación de objeto con la madre por una identificación y desde esa posición elige, no un objeto según su propia imagen como en el esquema freudiano, sino el falo. Es un acceso imaginario a la falta de objeto. Como las relaciones imaginarias tienen una estructura especular, son reversibles. Entonces, "veremos aparecer de vez en cuando en el fetichista la posición, no de identificación con la madre, sino de identificación con el objeto (p.88)".
Planteada de esta manera, la perversión fetichista ¿se ubica dentro una relación anaclítica de objeto o de una relación narcisista? La respuesta no es simple. Por una parte, se trata de una relación anaclítica en la que falta la dimensión simbólica, se presenta subducida a lo imaginario. Pero justamente por esto adquiere características propias del registro especular, es decir, narcisista. Más adelante en su obra, Lacan ubicará la relación anaclítica en el registro de lo simbólico, y la relación narcisista en el registro imaginario. Por otra parte, al igual que en el esquema freudiano de la homosexualidad, se combinan solidariamente los dos tipos, anaclítico y narcisista.

La perversión más allá del otro
Sin embargo, Lacan no clasifica nunca el fetichismo como una forma de narcisismo. Tampoco a otras formas de perversión. Por el contrario, ya en este momento temprano de su obra se esboza un rasgo de la perversión que algunos años más adelante asumirá nítidamente un lugar prevalerte en su concepción de la estructura perversa: el sujeto perverso se dirige en su acto, más allá del otro (el semejante, el otro especular) al Otro con mayúscula.
"En efecto, una propiedad de la perversión es que realiza una forma de acceso a este más allá de la imagen del otro característico de la dimensión humana. Pero sólo lo realiza en los momentos como los que siempre producen los paroxismos de la perversión, momentos sincopados dentro de la historia del sujeto. [...]. En el curso de este paso al acto, algo se realiza, algo que es fusión y acceso a ese más allá." (p.87)
Y de inmediato, al mismo tiempo que ubica la perversión de manera explícita en el registro del anaclitismo, llamativamente adjudica a Freud esta concepción: "La teoría anaclítica freudiana formula propiamente esta dimensión transindividual, llamando Eros a la unión de dos individuos en la que cada uno se ve desposeído de sí mismo y, durante un instante más o menos frágil, más o menos transitorio, virtual incluso, se convierte en parte constituyente de dicha unidad." (ib.) En síntesis, el perverso alcanza, más allá del narcisismo, el campo del Otro.

Un largo intervalo
Transcurrirá más de una década hasta que Lacan vuelva a ocuparse de la relación anaclítica y la perversión. Durante este lapso encontramos intervenciones incidentales, siempre en su seminario (20, 22, 23, 24), en que reflexiona, acerca del concepto freudiano, sobre la proximidad entre la posición anaclítica del niño dependiente de la madre, el autoerotismo y el narcisismo primario. Rechaza la noción de que en el anaclitismo infantil se trate de la dependencia vital, de las necesidades biológicas y, mucho menos, de la fusión en la que el niño constituiría una unidad con la madre. Si hay dependencia, es porque el niño debe ubicarse en el registro de la demanda, que lo hace depender de los significantes de la omnipotencia del Otro (23, clase del 17-03).
Reproduciremos solamente la intervención a nuestro entender más significativa en que, en ese contexto, el de la demanda al Otro materno, Lacan distingue anaclitismo y narcisismo por la presencia en el primero de ellos de la estructura significante: "si se sigue con todo rigor la enseñanza de Freud, aunque el campo del investimiento narcisista sea central y esencial, aunque a su alrededor se juegue todo el destino del deseo humano, no sólo está ese campo. La prueba de ello es que Freud, en el mismo momento en que introduce este campo en la Einführung, distingue otro, el de la relación con el objeto arcaico, el campo nutricio del objeto materno. Este otro campo, que adquiere su valor en la dialéctica freudiana por el hecho de distinguirse como perteneciente a otro orden, [...] para nosotros -y esto es lo nuevo que yo introduzco- está estructurado de forma originaria, radical, por la presencia del significante en cuanto tal" (20, p.417).
Lacan agrega: "Si lo introduzco, no es tan sólo por el placer de aportar una articulación nueva de lo que sin duda es siempre el mismo campo, sino porque la función del significante es aquí decisiva. Gracias a ella, lo que proviene de este campo le abre al sujeto la posibilidad de salir de la pura y simple captura en el campo narcisista." (ib.) De este modo, Lacan agrega un rasgo esencial a su concepción de la relación anaclítica que conservará en su ulterior elaboración.

La posición anaclítica y la esencia de la estructura perversa
Llegamos, en la última etapa de nuestro recorrido, a los desarrollos de Lacan en el Seminario 16, "De un Otro al otro", en que, lejos ya de su concepción de la tríada imaginaria en que el anaclitismo gira alrededor del objeto fálico, elaborará ahora un segundo concepto de anaclitismo en términos de la estructura que el objeto (a) impone al Otro. Aquí no se trata de intervenciones incidentales; por el contrario, los temas de la relación anaclítica y la perversión son examinados en su raíz y en su conjunto. Tampoco se trata de su introducción como tema lateral, ya que se articulan con el núcleo de lo desarrollado en este seminario, en el cual Lacan propone una topología estratificada en el campo del Otro, sustentada por un vacío éxtimo, vaciado de goce, el lugar del objeto (a) que agujerea al Otro y, de esa manera, constituye el en-forma que le da su estructura al Otro.
La perversión -en su concepción estructural, no como patología- constituye la traducción o manifestación clínica de esa estructura, al mismo tiempo que provee una cierta verificación empírica en su oposición con la estructura de la neurosis, ya que Lacan concibe al sujeto perverso como aquél que registra ese vacío de goce en el Otro y se dedica a revertirlo, es decir, se pone al servicio de ese goce en los intentos de devolver al Otro el objeto (a). Así, en el exhibicionismo "lo esencial es, propiamente hablando y ante todo, hacer aparecer en campo del Otro la mirada (26, p.231)". A su vez, "el eje de gravedad del masoquista se juega en el nivel del Otro y de la remisión a él de la voz como suplemento [...] (p.235)" En síntesis: "Devolver a a ese del que proviene, el Otro, es la esencia de la perversión. (p.275)".
Lacan examina la estructura perversa en los campos del objeto mirada y el objeto voz, que constituyen losámbitos de esas perversiones que según Freud se presentan como pares de opuestos: exhicionismo-voyeurismo en relación con el objeto mirada, masoquismo-sadismo, con el objeto voz. Concluye que sólo en los primeros términos de esos pares se cumple la meta perversa. En los otros términos, en cambio, el perverso falla, no alcanza a devolver el objeto y, por lo tanto, tampoco alcanza al Otro.
En este contexto, Lacan vuelve a ocuparse de la distinción freudiana entre relación anaclítica y relación narcisista. Critica, una vez más, la noción de amor genital, ese "mito del pretendido estadio oblativo (p.276)". Y termina por distinguir y caracterizar la relación anaclítica en su oposición con la relación narcisista a partir de la estructura de la perversión: "Me parece a mí que el anaclitismo adquiere su estatuto, su verdadera relación, cuando se define propiamente lo que sitúo a nivel de la estructura fundamental de la perversión" (ib.). En la posición anaclítica el Otro se presenta enmascarado, colmado, por el juego perverso donde el objeto (a) cumple el papel de máscara de la estructura agujereada del Otro. "Esta fórmula es la única que permite entender lo que se puede llamar el efecto de enmascaramiento o ceguera en el que se satisface toda relación anaclítica" (ib.).
Esta oposición entre anaclitismo y narcisismo, elevada ahora a un nivel estructural, es ilustrada por Lacan en este seminario con el examen del caso de fobia a las gallinas de H. Deutsch. El surgimiento de la fobia se ubica exactamente en el pasaje entre una y otra estructura y, de esa forma, constituye la placa giratoria que conduce al sujeto desde una posición perversa a la neurosis. Se trata de un niño que acompañaba a su madre en las tareas de cuidado y recolección de huevos en un gallinero. En estos menesteres ella practicaba una maniobra, la de palpar la zona externa de la cloaca para determinar si el huevo estaba listo para ser puesto. El niño se identificaba en el lugar de la gallina, objeto de los cuidados maternos, pretendiendo en el momento del baño que la madre ejerciera con él aquellas manobrias. El juego perverso se termina abruptamente un día en que su hermano mayor, mucho más fuerte que él, lo toma con sus brazos desde atrás, inmovilizándolo, mientras le dice: yo soy el gallo, vos sos la gallina. Nuestro pequeño perverso rechaza contundentemente la propuesta fraterna y declara: no quiero ser la gallina. Es decir, lo contrario del momento anterior caracterizado justamente por el deseo de estar en el lugar de la gallina.
En este rechazo Lacan reconoce la estructura especular del narcisismo: el juego del poder y de la rivalidad que lo caracterizan: "todas las funciones que se inscriben en la rúbrica del orden, la jerarquía, también del reparto, y, por esto, todo lo que es del orden del intercambio, el transitivismo y la identificación misma, todo esto participa de la relación especular, que es muy distinta de la anterior (p.278)".
Por el contrario, en los momentos previos al desencadenamiento de la fobia, el niño se mueve en el juego perverso, ubicándose en el lugar del objeto que, fantasmáticamente, colma el deseo y el goce maternos, esto es, la relación anaclítica.
No podemos aquí desarrollar en detalle todas las consecuencias clínicas en la perversión y la neurosis que Lacan obtiene en este seminario de la oposición entre relación anaclítica y relación narcisista. De una manera general se puede señalar que, así como el pasaje entre una y otra constituye en la fobia el viraje desde la estructura perversa a la neurosis, anaclitismo y narcisismo constituyen el núcleo que distingue esas dos estructuras.
La relación anaclítica se ubica en el registro de la relación del sujeto y el objeto (a) con el Otro. Lacan la ilustra también con los escritos de Angelus Silesius, "imposibles de captar salvo en términos de la relación de Dios con el objeto (a)". La relación narcisista, por el contrario, se ubica en la relación del sujeto y el objeto (a) con el otro especular. Una y otra, respectivamente, distinguen las estructuras de la perversión y la neurosis. La perversión, devolviendo el objeto (a) y el goce al Otro. La neurosis, con "la imposibilidad de hacer encajar el objeto (a) en el plano imaginario, en conjunción con la imagen narcisista (p.237)".

Conclusiones
Después de delimitar los rasgos que definen la elección de objeto de tipo anaclítico en Freud y Lacan, podemos concluir que Lacan reelabora el concepto freudiano construyendo un concepto de relación anaclítica, propio de su enseñanza, en dos oportunidades. Primero, en el Seminario 4 formula un concepto que se contrapone con el de Freud porque deja de lado los componentes de las pulsiones yoicas, que predominan en la teoría freudiana, y se ubican plenamente en la dimensión subjetiva y erótica. Por otra parte, invierte el sentimiento de la dependencia al adjudicarla al objeto, no al sujeto. Además, ubica la perversión más allá del narcisismo. Más tarde, en el Seminario 16, construye una nueva oposición entre las relaciones anaclítica y narcisista, que no se reduce a una variedad de tipos, sino que se despliega en una oposición estructural en que, la primera, se ubica en el registro de la relación del sujeto con el Otro, y la segunda, en el registro imaginario de la relación con el otro especular; una se asocia con la estructura de la perversión, la otra con la estructura neurótica.

Notas

1 Se trata del título de la clase nº 2 del Seminario 11 (30, p.25)

2 Forma parte del trabajo realizado en el Proyecto UBACyT (2008-2010) "El concepto de identificación: sus transformaciones, variedades y relaciones con la estructura de la histeria en el último período de la obra de J. Lacan (1974-1981)".

3 El nº de la nota corresponde a la edición de Amorrortu, utilizada para las citas en este trabajo. En la edición alemana las notas no están numeradas secuencialmente: "[Zusatz 1915] Die Psychoanalyse lehrt, dass es zwei Wege der Objektfindung gibt, erstens die im Text besprochene, die in Anlehnung an die frühinfantilen Vorbilder vor sich geht, und zweitens die narzisstische, die das eigene Ich sucht und im anderen wiederfinder." (xx, p.126)

4 En Introducción del narcisismo Freud diversifica las alternativas: "Se ama lo que uno mismo es (a sí mismo), lo que uno mismo fue, lo que uno querría ser y la persona que fue una parte del sí mismo propio." (Introducción del narcisismo, p.67). Sin embargo, en este trabajo no me ocuparé de los diferentes desarrollos del concepto de tipo narcisista de elección de objeto por no constituir el tema del que se ocupa. Este concepto será tenido en cuenta solamente en aquello que resulte pertinente para el esclarecimiento del tipo anaclítico de elección de objeto.

5 "Neben diesem Typus und dieser Quelle del Objektwahl, den man den AnlehnungsTypus heissen kann, hat uns aber die analytische Forschung einen zweiten kennen gelehrt, den zu finden wir nicht vorbereitet waren. [...] den narzisstisch zu nennenden Typus der Objektwahl." (7, p.54).

6 "L'Anlehnungstypus n'est pas moins imaginaire, car il est fondé aussi sur un renversement d'identification." (15, p.152)

7 Me he visto obligado a corregir aquí el texto de la edición en castellano que dice "relación narcisista" donde la edición francesa dice claramente "relación anaclítica": "Il est très curieusement amenéà parler à propos de la relation anaclitique d'un besoin d'être aimé beaucoup plus que d'un besoin d'aimer" (17, p.83). La contradicción a que alude Lacan es tan grande que al parecer el traductor, o tal vez el editor, se sintió obligado a corregirla eliminándola.

Bibliografía

Textos sobre anaclitismo de Freud y Lacan

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19. Lacan, J. (1960-61) Le Séminaire Livre VIII: "Le transfert", Éditions du Seuil, Paris, 1991.         [ Links ]

20. Lacan, J . (1960-61) El seminario, libro 8: La transferencia, Paidós, Buenos Aires, 2003.         [ Links ]

21. Lacan, J. (1962-63) Le Séminaire Livre X: "L'angoisse", Éditions du Seuil, Paris, 2004.         [ Links ]

22. Lacan, J. (1962-63) El seminario, libro 10: La angustia, Paidós, 2006.         [ Links ]

23. Lacan, J. (1964-65) El seminario, libro 12: Problemas cruciales del psicoanálisis. Inédito.         [ Links ]

24. Lacan, J. (1966-67) El seminario, libro 13: El objeto del psicoanálisis. Inédito.         [ Links ]

25. Lacan, J. (1968-69) Le Séminaire Livre XVI: "D'un Autre a l'autre", Éditions du Seuil, Paris, 2006.         [ Links ]

26. Lacan, J. (1968-69) El seminario, libro 16: De un Otro al otro. Paidós, 2008.         [ Links ]

Otros textos

27. Freud, S. (1910) "Un recuerdo infantil de Leonardo da Vinci'' . En Obras Completas, Amorrortu, 1988, vol. XI.         [ Links ]

28. Freud, S. (1921) "Psicología de las masas y análisis del yo". En Obras Completas, Amorrortu, 1984, vol. XVIII.         [ Links ]

29. Freud, S. (1931) "Tipos libidinales". En Obras Completas, Amorrortu, 1988, vol. XXI, p.215-22.         [ Links ]

30. Lacan, J. (1964) El seminario, libro 11: Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Paidós, Buenos Aires, 1987.         [ Links ]

31. Mazzuca, R. y cols. "La identificación en el momento inicial del estructuralismo de Lacan". En Memorias de las XIII Jornadas de Investigación Segundo Encuentro de Investigadores en Psicología del Mercosur "Paradigmas, métodos y técnicas", Facultad de Psicología, UBA, Buenos Aires, 2006, Tomo II, págs. 416 a 419.         [ Links ]

Fecha de recepción: 25 de marzo de 2009
Fecha de aceptación: 12 de octubre de 2009

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