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Anuario de investigaciones

versão On-line ISSN 1851-1686

Anu. investig. v.16  Ciudad Autónoma de Buenos Aires jan./dez. 2009

 

PSICOANÁLISIS

La masturbación como adicción primordial: la toxicidad del síntoma

Masturbation as a primary addiction; symptom toxicity

Naparstek, Fabián Abraham1

1 Naparstek, Fabián Abraham: Licenciado en Psicología (UBA). Profesor Adjunto Regular de la Asignatura Psicopatología de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires Director de la investigación: "Importancia de los aportes de la enseñanza de Jacques Lacan en la problemática de las toxicomanías". Proyecto UBACyT, P401. E-mail: fanapa@eol.org.ar

Resumen
El presente trabajo es un avance de investigación donde se propone situar una concepción que encontramos en Freud sobre la adicción en relación con las neurosis. Para ello se sigue un camino que el mismo Freud ha trazado y que va de la masturbación al síntoma. La idea que surge es la posibilidad de ligar la masturbación como adicción primordial con la toxicidad del síntoma.

Palabras Clave: Masturbación; Adicción; Toxicidad del síntoma

Abstract
This present paper is a preview of the research where the purpose is pointing out a conception we found in Freud on the addiction in its relationship to neurosis. Therefore we follow a path that Freud himself has made and that goes from masturbation to symptom. The idea is linking masturbation as a primary addiction with symptom toxicity.s

Key words: Masturbation; Addiction; Symptom toxicity

En este avance de la investigación me propongo situar una concepción que encontramos en Freud sobre la adicción en relación con las neurosis. Para ello voy a seguir un camino que el mismo Freud ha trazado y que va de la masturbación al síntoma.
En dicho camino, hay una versión freudiana de la relación del individuo con la droga. Cuando digo una versión freudiana no es que él haya dedicado un escrito o una conferencia a la toxicomanía especialmente. Lo que existen son referencias y sobre dichas observaciones se puede armar una versión. Yo especialmente, tomo una posición respecto de eso, aunque por supuesto existen otras. En el horizonte se encuentra la posibilidad de poner en relación dos versiones; la de S. Freud y la de J. Lacan. Ambas versiones tienen - a mi gusto - una íntima relación, una íntima conexión entre sí, aunque habrá que cotejar sus puntos de diferencia o de progresos de una sobre la otra. Cuestión, esta última, que trabajaré en un segundo avance, ya que en este comenzaré por la versión freudiana.
Hay muchas referencias en Freud al consumo de narcóticos y la que abre el camino que me interesa subrayar (quizá sea la primera cronológicamente hablando) se encuentra en la "Carta 79", y dice lo siguiente: "Se me ha abierto la intelección de que la masturbación es elúnico gran hábito que cabe designar "adicción primordial", y las otras adicciones sólo cobran vida como sustitutos y relevos de aquélla." (Freud, 1895. p. 314) Finalmente pone entre paréntesis el alcoholismo, el morfinismo, el tabaquismo, etcétera. Es una pequeña cita, pero refleja toda una tesis que se podría escribir de la siguiente manera: (1)

Pues bien, define la masturbación como adicción primordial, y dice que todas las otras adicciones serían adicciones segundas respecto de esta primera, son sustitutas de la masturbación. Es decir que hay una sustitución de la masturbación por esas adicciones (en plural). Esa es, a mi gusto, la tesis más fuerte en Freud sobre este tema.
Para situar dicha tesis de Freud conviene armar un recorrido que permita establecerla.
El primer paso que se puede dar es tratar de ubicar a qué se hace referencia cuando Freud habla de 'masturbación como adicción primordial'. Lo primordial que indica Freud es que esa adicción, o esa masturbación, están en íntima relación con el autoerotismo. Pues, tomaré unos párrafos de "Fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad", que hacen referencia directa a la relación entre la masturbación y el autoerotismo. La primera parte del texto donde figuran estos párrafos que voy a abordar es muy precisa y dice lo siguiente: "El acto masturbador [...] se dividía por entonces en dos partes: la evocación de la fantasía, y, llegada ésta a su punto culminante, los manejos activos conducentes a la satisfacción sexual. Esta composición es más bien, como ya sabemos, una soldadura. En un principio, la acción presentaba un carácter puramente autoerótico [...]. Más tarde, esta acción se fusionó con una representación optativa." (Freud, 1908, p. 1350).
Bien, en este punto se plantea que el acto masturbador se dividía en dos partes. Una cosa es la evocación de la fantasía y otra cosa son los movimientos mecánicos; es decir, los tocamientos concretos para producir la excitación. La idea de Freud es que el acceso al estudio de la masturbación no es sino con ambas partes. El subraya que en algún momento esto se dividía en dos partes -esto último está indicado como algo eventual - en un pasado remoto. Es decir, que Freud supone que estas dos partes que encuentra en cualquier acto masturbador, en su momento, estaban divididas. Estos dos aspectos que él llama una composición o fusión, en un tiempo estaban divididos. Por lo tanto, lo que encontrábamos en algún tiempo eran sólo los movimientos activos mecánicos, a lo cual él llama puro autoerotismo y en un segundo momento se le fusiona o se le agrega la fantasía. Esto es algo de la vida cotidiana, quiero decir que comúnmente no hay masturbación sin fantasía. Pero él distingue en cualquier acto onanista, lo que es de la fantasía de lo que son los movimientos mecánicos. A la sazón, indica que en un momento sólo teníamos esto: el puro autoerotismo. La fantasía aparece en un segundo tiempo. No tenemos manera de corroborar cuándo aparece por primera vez la fantasía, cuándo se produce esa composición o esa fusión. Es un momento - no lo dice Freud - que a mi gusto hay que ubicarlo como mítico; es un momento que podemos llamar 'cero', respecto de un momento 'uno'. Es un momento que se deduce a partir de la fusión y entiendo que se podría escribir de la siguiente manera: (2)

Se entiende que el tiempo uno se produce a partir de la composición o fusión de dos elementos distintos. Uno es del orden de la acción mecánica y el otro del orden psíquico. Lo novedoso del tiempo uno es que se le agrega a lo mecánico el elemento psíquico.
Es muy importante pescar esta diferencia, porque se ve muy claramente en este ejemplo freudiano lo que está destacado en Lacan, cuando este último plantea que 'el significante toca al cuerpo'. Se ve muy bien cómo con sólo pensar es factible que el órgano se excite. En el caso masculino podría lograr una erección sin tocarse, con sólo evocar la fantasía y se ve cómo eso hace mover al cuerpo. Esto último encuentra una referencia muy precisa en el saber popular. Es lo que comúnmente se dice"hacerse el bocho". En este caso entiendo que hacerse el bocho es lograr la excitación por la vía del pensamiento, a través del significante. Por ejemplo, ciertas poluciones nocturnas muy comunes en adolescentes que tienen que ver con el soñar, con el pensamiento, con la fantasía. En efecto, es el significante que excita al cuerpo.
Sin embargo, Freud se ve en la necesidad lógica de ubicar un momento previo a este, como si hubiese un momento previo a que el significante mueva el órgano a través de la fantasía, como si hubiese un momento previo que él llama 'puro autoerotismo'. Este tiempo anterior sería un primer momento de tocamientos sin ninguna connotación significante. En este sentido, uno puede decir que el cuerpo se podría mover por la fantasía y por tocarse, y Freud plantea que en el onanismo están las dos cosas funcionando juntas, están los tocamientos y está la evocación de la fantasía. En efecto, también esto se encuentra en el acto sexual. En el acto sexual tenemos todo lo que tiene que ver con los movimientos mecánicos para llevar adelante el acto mismo, pero a la vez todo lo que tiene que ver con las fantasías. Efectivamente, hay todo un mercado para engrosar la fantasía, para fomentarla. En fin, lo que queda resaltado con este planteo es que, en algún momento, ese onanismo no estaba anudado a una fantasía, y a ese momento lo llama puro autoerotismo.
Composición, fusión, soldadura, son los términos que utiliza Freud para relacionar una cosa y la otra, efectivamente, no vienen juntas. Asimismo, él aclara que era en un principio, aunque no dice ni cómo ni cuándo. Así: "En un principio, la acción presentaba un carácter puramente autoerótico." (Freud, 1908, p. 1350) O sea que, primero es puramente autoerótico, luego se le adosa la representación optativa o la fantasía - que en este punto parecen equivalentes. Ahora bien, si se avanza un poco más en el texto, el planteo de Freud es que para que haya síntoma hacen falta tres condiciones necesarias -, no me voy a detener en esto y simplemente lo voy a ubicar. Primero hay que dejar de masturbarse. Para Freud es una ley: no hay masturbación y síntoma a la vez. Sigue la lógica de la teoría energética; es decir, que si se descarga por la vía de la masturbación, no se descarga por la vía del síntoma. Entonces, primero hay que dejar la masturbación, pero, en segundo lugar hace falta que esa energía no sea derivada de otra manera o sustituida por otra cosa; da a entender allí que habla de la sublimación. En otros términos, que no haya una acción sustitutiva. Finalmente,él dice que hace falta que la fantasía pase a ser inconsciente. Si se dan estas tres condiciones tenemos la posibilidad de que esto se descargue por la vía del síntoma, lo cual ya es toda otra cuestión.
Agregamos al cuadrito el tiempo 2: (3)

Cabe aclarar aquí que las tres condiciones necesarias no suponen de suyo al síntoma. Las entiendo como el campo que se encuentra abonado. Sin embargo también hace falta que llueva. En el caso del síntoma están las condiciones y hace falta que algo suceda para que aparezca el síntoma. Los casos freudianos muestran muy bien como siempre hay un acontecimiento que provoca dicho síntoma.
En todo caso, la tesis de Freud - a la cual hice eferencia en el comienzo- la entiendo como pudiendo ubicar a la adicción en el lugar de sustitución de un puro autoerotismo sin sentido alguno, sin que esté aún articulado a la fantasía o a la palabra. Lo que al comienzo veíamos en términos de masturbación primordial o adicción primordial. Cabe aclarar que el hecho de que ese puro autoerotismo no se articule a la fantasía no implica que esté fuera del lenguaje. Mas bien parece ligarse a lo estrictamente pulsional sin que aún se encuentre enmarcado en la fantasía. Por otro lado, no parece seguir el camino del síntoma - entendido en el sentido freudiano del síntoma que habla o el síntoma como transacción -, ya que he destacado que, para Freud, síntoma y masturbación son respuestas estructuralmente diferentes. Entre ambos media lo que vimos como las condiciones necesarias que implican una operación sobre la masturbación misma. Si en Freud relacionamos la adicción con el síntoma, más bien podríamos enlazarlo al síntoma de la neurosis actual en donde Freud no duda de hablar de la "génesis tóxica" (Freud, 1912, p. 257) que estos tienen. Se entiende que se trata del síntoma que no posee mecanismo psíquico. Freud no deja de pensar al síntoma como un compuesto entre dos elementos. "Los síntomas - plantea Freud - .... son de naturaleza compuesta; en su fundamento último, los elementos de esta composición están constituidos por motivos, mociones pulsionales" (Freud, 1919-18, p. 156). En todo caso, se trata de un compuesto que se forma por la unión de dos elementos heterogéneos entre si. Lo pulsional y los sentidos. Sin embargo en el caso de los síntomas actuales el elemento pulsional no ha sido anudado o enlazado con lo psíquico y en ese caso se ve mas claramente ese aspecto pulsional y tóxico del síntoma
A mi gusto, - se extrae del razonamiento de Freud - el síntoma freudiano que es pasible de interpretación ya implica una tramitación de la toxicidad propia del autoerotismo por la vía del sentido. En cambio, el síntoma actual conserva su relación directa con una satisfacción autoerótica sin tramitación significante. En este sentido la adicción como sustitutivo directo del autoerotismo muestra claramente y sin velos su efecto tóxico. Me estoy refiriendo a ese núcleo del síntoma que Freud nombra con la metáfora del grano de arena y el molusco la perla. No es tanto el síntoma como una transacción, sino su aspecto más central, su aspecto tóxico, sin que medie el mecanismo psíquico. Mauricio Tarrab en un artículo sobre las toxicomanías terminaba planteando que "el goce en el ser humano es tóxico" (Tarrab, 2000, p.88). Entiendo que, de alguna manera, sigue esta propuesta freudiana. Más bien, Freud parece plantear una ecuación directa entre adicción y autoerotismo y en ese camino muestra que en el núcleo del síntoma anida la toxicidad de un aspecto pulsional e irreductible por la vía de la interpretación de sentido. Finalmente, pensar las cosas de esta manera sitúa a las toxicomanías no tanto del lado del problema de las sustancias como del lado del sujeto. Desde tiempos muy remotos existe la discusión en torno a si el problema de las toxicomanías es debido a la toxicidad de las sustancias o al sujeto que las consume. He podido indicar en su momento, como en determinados casos cualquier sustancia puede transformarse en tóxica a partir de la insistencia pulsional. Me refiero al caso clínico presentado oportunamente por un colega en el cual el sujeto se drogaba con agua. Se trata de un sujeto de unos cuarenta años y que ocho años antes de ir a ver al analista había recibido un riñón transplantado por una nefropatía diabética. Cuando llega al analista se pregunta si no se estará destruyendo y comienza hablando de su "toxicomanía oral" (Abello, 2002, p. 20). El sujeto dice abusar del agua. Describe con cierto detalle un ritual nocturno realizado de manera sistemática diariamente. Cuando todos duermen y se encuentra solo en la cocina no para de tomar agua. Dice no poder controlar ese consumo que realiza a escondidas. Médicamente dicha conducta había sida clasificada dentro de las polidipsias, pero que desbordaba claramente lo que un paciente hemodializado puede ingerir de agua y líquidos. Mario - el paciente en cuestión - sabía perfectamente que, sin riñones, el agua a partir de cierto límite se transformaba en tóxica. Terminaba diciendo que quería que "en cada diálisis me saquen la mayor cantidad de líquido posible; cuanto mas me sacan, mas agua puedo tomar después" (Abello, 2002, p. 20).Este caso es paradigmático porque este sujeto ha elegido una sustancia que habitualmente es presentada como lo contrario a cualquier sustancia adictiva. Quiero decir que el agua que tomamos hoy en día aparece en las publicidades como aquello que brota del centro de la tierra como lo más puro y natural, como aquello que no tiene contaminación alguna por la ciencia. Es el producto natural por excelencia. Siguiendo el hilo del planteo freudiano (su tesis sobre las adicciones) uno podría sostener que es la toxicidad propia del síntoma la que lleva a un sujeto a transformar una sustancia en aquella que lo envenena Esto no implica desconocer el impacto químico que tiene una sustancia en el cuerpo de cada persona. Si alguien consume alucinógenos seguramente tendrá alucinaciones, pero aún no decimos nada de la relación subjetiva con dicha sustancia. En cambio, el planteo freudiano pone el acento en se núcleo pulsional del síntoma que al no ser tramitado por la vía del mecanismo psíquico muestra su cara de pulsión de muerte a cielo abierto en una toxicidad que daña al sujeto.

Referencias

1- Abello, E. (2002). El agua tóxica de Mario, en, Sexuación y semblantes, ¿mujeres anoréxicas, hombres toxicómanos?, Ed. TyA- Plural, La Paz, Bolivia.         [ Links ]

2- Freud, S. (1895). Carta 79, en Obras Completas, Vol. 1, Amorrortu, Buenos Aires.         [ Links ]

3- Freud, S. (1908). Fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad, en Obras Completas, Tomo II, Nueva Biblioteca, Madrid.         [ Links ]

4- Freud, S. (1912). Contribuciones para un debate sobre el onanismo, en: Obras Completas. Amorrortu Editores, Buenos Aires.         [ Links ]

5- Freud, S. (1919-18) Nuevos caminos de la terapia psicoanalítica, en: Obras Completas. Amorrortu Editores, Buenos Aires.         [ Links ]

6- Tarrab, M. (2000). La sustancia, el cuerpo y el goce toxicomaníaco, en Más allá de las drogas, Plural Editores, La Paz.         [ Links ]

Fecha de recepción: 25 de marzo de 2009
Fecha de aceptación: 8 de septiembre de 2009

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