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Anuario de investigaciones

versão On-line ISSN 1851-1686

Anu. investig. vol.17  Ciudad Autónoma de Buenos Aires jan./dez. 2010

 

HISTORIA DE LA PSICOLOGÍA

Mauricio Goldenberg, un camino hacia la psiquiatría humanizada. Marcas para la inserción de la psicología universitaria

Mauricio Goldenberg, a path towards humanized psychiatry. Tracks for the insertion of the university psychology

Diamant, Ana1

1Doctora en Ciencias Sociales. Profesora Titular Regular; Didáctica General, Facultad de Psicología, UBA. Directora Proyecto UBACyT PS 028, Programación 2008 - 2010, "La traza didáctica. Recuperación de huellas de maestros en la formación de los primeros psicólogos en la UBA (1957- 1966)". E-mail: adiamant@psi.uba.ar

Resumen
A Mauricio Goldenberg1, a los 80 años, le gustaba presentarse como un psiquiatra veterano que había dedicado su vida al ejercicio profesional y a cambiar la ideología, los modelos y los recursos de atención al sufrimiento psíquico de las personas.
Atravesó, desde 1944, la formación tradicional en el Hospicio de las Mercedes hasta la usina de innovaciones que dirigió en el Hospital Aráoz Alfaro de Lanús, desde 1956, participando desde la creación en el Instituto Nacional de Salud Mental. Continuó en el Hospital Italiano de Buenos Aires, desde 1971 hasta que debió partir al exilio a Venezuela en 1976.
Convocado como docente de la novel Carrera de Psicología de la Universidad de Buenos Aires (UBA) por el Rector Risieri Frondizi, su vínculo fuerte con estudiantes ancló en lo que consideró su experiencia más valiosa, el Servicio de Psicopatología del Hospital de Lanús, uno de los primeros espacios de inserción laboral para los psicólogos.

Palabras clave: Mauricio Goldenberg; Hospital de Lanús; Incorporación de psicólogos; Narrativas testimoniales

Abstract
At the age of 80, Mauricio Goldenberg2 liked to introduce himself as a veteran psychiatrist who had devoted his life to the professional exercise and to change the ideology, the models and assistance sources for people's psychic suffering.
His formal education was at Hospicio de las Mercedes in 1944. He has directed the innovation generator at Hospital Aráoz Alfaro, in Lanús, since 1956. He has also participated in the Instituto Nacional de Salud Mental since it was created. He continued at Hospital Italiano, in Buenos Aires, from 1971 until 1976 when he went into exile in Venezuela.
Principal Risieri Frondizi called him to be a professor at the new Course of Studies of Psychology at the University of Buenos Aires (UBA). His strong relations with the students were his most valuable experience: the Psychopathologist Service at Hospital de Lanús, which was one of the first labor places for psychologists.

Key words: Mauricio Goldenberg; Hospital de Lanús; Inclusion of Psychologists; Testimonial Narratives

Recuperar las marcas. Propuesta metodológica
Acontecimientos, personajes y relatos con valor historiográfico, constituyen -a su manera- un reservorio potente para garantizar procesos de preservación y de transmisión cultural (Arfuch, 2002).
La historia oral es un camino para reconstruir memoria significativa, institucional y social desde voces de protagonistas o testigos que llenan faltantes que la documentación no cubre. Narrando se constituyen matrices que permiten interpretar sentidos, uniendo lo pasado y lo presente en una trama de cierta lógica, conformando una suerte de texto pedagógico prospectivo (Diamant, 2009) que pone al descubierto no sólo afirmaciones, también cuestionamientos a ellas, a responsabilidades sobre determinaciones y a la relación entre historia y memoria.
Así se construyen "figuras" desde versiones de experiencias relatadas y a las que se les asignan nuevos sentidos, que de no haber sido contadas y guardadas se hubieran perdido con el paso del tiempo, anulando la posibilidad de enriquecimiento y contrastación, de revisión de prácticas individuales y sociales que dieron lugar a versiones y tradiciones asociadas a los sujetos participantes. Cada nueva información, que siempre es incluida en una serie cronológica y simbólica, altera a las preexistentes y al contexto.
Un ejemplo es el de Mauricio Goldenberg y de los textos surgidos como resultado de haber sido entrevistado en paralelo con discípulos y colegas, memorias plurales y móviles (Candau; 2001) que aúnan en si mundos y tiempos múltiples y cambiantes (Bourdieu, 1992) y que cristalizan imágenes sobre las que luego se puede operar, con la salvedad que lo que es contado no será lo que se vivió sino lo que sobrevivió a la temporalidad y a las reelaboraciones (Ricoeur, 1999).

Las marcas en Mauricio Goldenberg

"Venía luchando activamente por algo más amplio que mejorar la atención de los pacientes psiquiátricos. Venía luchando por cambiar los modos de aproximación a las problemáticas y buscaba crear condiciones y mentalidades distintas en la organización de servicios. Por eso (...) inventaba nuevos lugares de trabajo, rastreaba posibilidades, integraba psiquiatría clínica, perspectivas sociales y psicoanálisis" 3

Sus contemporáneos y seguidores coinciden en afirmar que se anticipó a su época tanto en el campo de la psiquiatría como en el de la Salud Mental, tensionando los criterios condicionados por la ideología asistencial hospitalaria y manicomial, promoviendo articulaciones entre escuelas y teorías con una particular amplitud, con el propósito de comprender profundamente al ser humano, de reconocer los trastornos mentales y de asistirlos. Fue un militante contra prácticas alienantes - que en muchos casos consideró carcelarias - y un transmisor en actitud de enseñar.
Su historia personal, un laberinto de gratificaciones y frustraciones, fue seguramente inspiradora de muchas de sus acciones, un desafío a cómo hacer de la adversidad una oportunidad.
Quiso ingresar a la Facultad de Medicina, de la que egresó en 1944, en 1934. No lo logró en esa oportunidad. Elaboró el aplazo con el sabor amargo de la discriminación por su condición de judío4 "Empecé en una muy mala época(...) El examen de ingreso a la Escuela de Medicina era bastante severo. Me aplazaron en ese examen. Había estudiado mucho y el tema que salió era especial para mí. Me lo acordaba muy bien. Estaba seguro que lo sabía.
Pero ¿por qué no estaba en la lista? Miré y miré y con varios compañeros nos dimos cuenta que casi todos los apellidos judíos estaban desaparecidos (...) Esta fue la primera experiencia traumática (...) nunca había tenido ningún problema por razones religiosas o por ser judío ni en la escuela primaria, ni en la escuela secundaria, Todos éramos amigos. fue muy dolorosa
"5
Pensó que no volvería a estudiar y se dedicó a trabajar como obrero en la industria del cuero. Pasado un año volvió a intentarlo y lo logró. Desde entonces se prometió - así lo expresaba - que sería profesor de Psiquiatría en la Universidad y lo fue, no sin dificultades académicas y políticas. "Un buen docente, a mi manera de ver, es aquel que se ocupa, que cree, que siente que es muy valioso lo que está haciendo, que se compromete con lo que tiene que enseñar, con lo que tiene que aprender el otro, los otros ... el que puede tener una buena relación transferencial, una buena comunicación con la gente, con las estructuras. Yo tenía condiciones pedagógicas. A mí siempre me costó mucho escribir, pero no dar clase (...) Tenía actitud pedagógica y eso es genético. Hay que ser claro, hay que tener memoria, hay que discernir lo que es importante y lo que no lo es, hay que reconocer lo que otros hicieron, crearon"6
Sus enseñantes, señalados por él mismo fueron maestros, profesores, pares, libros, experiencias, viajes, ensayos de implementación.
Supo reconocer con gratitud a - entre otros - Enrique Pichon Rivière, joven y brillante, con quien compartió actividades cuando era practicante en el hospital psiquiátrico7, a Eduardo Krapf, erudito, primer Jefe de Salud Mental de la OMS8, a Celes Cárcamo que lo introdujo en
las lecturas de Freud9, a Carlos Pereyra, fenomenólogo, su padrino de tesis sobre alcoholismo y a muchos otros con quienes compartió actividades profesionales y universitarias.
Ingresó al Hospicio de las Mercedes como practicante,"el Dr. Gonzalo Bosch era el director del hospital y el profesor de psiquiatría de la Facultad. Vio que me gustaba, que estudiaba, que me quedaba de noche si un paciente lo requería. Me dejó como médico y me dio la posibilidad de un puesto en la Cátedra de Psiquiatría. En aquella época se usaba el electroshock, coma insulínico, tratamiento con cámara de calor hasta cuarenta grados por muchas horas para tratar algunas enfermedades como la sífilis"10
Participó en 1950 en París del Primer Congreso Mundial de Psiquiatría, a instancias de las gestiones que por él hizo el Dr. Gonzalo Bosch, alojándose en el Pabellón Argentino de la Ciudad Universitaria del que recordaba que "excepto el de los EEUU, era el único en el que había agua caliente tres veces por semana"11 Para solventar su estadía y ser miembro del congreso, él y otros médicos jóvenes realizaban las reseñas de las sesiones en distintos idiomas y mientras tanto, pudieron interactuar con las figuras de la época (Diamant, 2009)
La ocasión le permitió una fotografía que siempre guardó con orgullo, "en el hall de la Sorbonne. Estaban en la primera fila Melanie Klein y la hija de Freud (...) entonces fui pidiendo permiso, como si estuviera bajando la escalinata para irme. Llegué a la segunda fila y allí estaban los importantes, estaba Henry Ey que era el Secretario General (...) y ellas dos y yo, con mi carita jóven"12 Allí también contactó con Julián de Ajuriaguerra, psiquiatra infantil vasco exiliado en Francia por la persecución franquista.
Esa estadía lo llevó a visitar las experiencias terapéuticas aplicadas a los sobrevivientes de la post guerra en Inglaterra, a conocer los resultados de las aplicaciones del electroshock en Italia, a visitar el Centro de la Liga Mundial de Salud Mental en Holanda, a ser recibido por López Ibor en España, "a volver sin un centavo"13 y a empezar a recorrer el camino para dejar "la psiquiatría tradicional, organicista" y desarrollar la combinación "de lo biológico (...) un buen conocimiento del psicoanálisis y un tercer elemento: mi posición desde el punto de vista social"13
En el año 1956 se abrió el concurso para los tres hospitales nuevos que había construido el peronismo en Lanús, Avellaneda y San Martín. Se presentó, ganó e inició lo que siempre recordó como " mi gran trabajo, el que más quise, en el que puse toda mi alma. Desde que empecé, en el 56 hasta el 72 fueron dieciséis años de trabajo muy fuerte pero con una gratificación enorme (...) Tengo la absoluta seguridad de que lo que hice fue, porque lo hicimos todos (...) No queríamos una asistencia psiquiátrica tradicional. ¿Qué quiere decir tradicional? Las instituciones psiquiátricas, en general, eran cerradas. Sus recursos terapéuticos eran fundamentalmente biológicos... electroshock, insulinoterapia... muy pocos ingredientes psicológicos y el psicoanalítico, cero. Entonces se planteó otra manera de ver el trabajo. En primer lugar, respetar las personalidades. En segundo lugar, un servicio totalmente abierto. En el hospital querían que les pusieran los pijamas a los pacientes de psiquiatría. No acepté. Peleé y logré que se vistieran como quisieran (...) Empezamos a trabajar en la comunidad cercana al hospital, en una villa miseria. Era gente obrera que vivía en una serie de edificios que había hecho el peronismo, había un colegio, las calles eran de tierra. La idea fue hacer primero un estudio estadístico, un trabajo epidemiológico para decidir luego qué había que hacer (...) Los adolescentes de la villa tomaban alcohol. Pensamos que si conseguíamos que los muchachos se sintieran deportistas y los deportistas no toman alcohol (...) Tres personas nos ayudaban, un cura católico, un pastor protestante y un líder obrero que era alcohólico y que después dejó de tomar. al cura lo mataron. El pastor tuvo que escaparse. El obrero ... no sabemos, despareció"14
Las circunstancias políticas hicieron que en un corto laso de tiempo (1976) el propio Goldenberg viviera muy de cerca la situación de los desaparecidos en la persona de familiares directos, lo que hizo que se discontinuaran sus tareas, se exiliara en Caracas, Venezuela desde donde regresó luego del retorno a la democracia, en pocas oportunidades.

Las marcas de Mauricio Goldenberg

"Como profesional, desde que me recibí de médico, ejercí permanentemente en Psiquiatría, en el amplio espectro de la Psiquiatría, no a la manera de los años anteriores en que la Psiquiatría era una institución en algunos aspectos hasta carcelaria. Creo que fui una de las personas que cambió en nuestro país el modelo, los recursos y sobre todo la ideología de la atención a los pacientes en nuestra especialidad"15

La segunda mitad de los años ´50 encuentran a Goldenberg participando en un conjunto de transformaciones vinculadas a la Salud Mental. Por mencionar algunas, su presencia desde la creación del Instituto Nacional de Salud Mental (INSM), el acceso por concurso al cargo de Director del Servicio de Psicopatología en el Hospital Aráoz Alfaro de Lanús y su actividad como docente en Carrera de Psicología en la UBA.
Aún cuando no se lograran, con todas ellas, en lo inmediato, grandes cambios en las estructuras formales de la atención al sufrimiento mental, se generaron inquietudes y espacios de debate entre jóvenes profesionales y estudiantes interesados en interpelar los criterios psiquiátricos utilizados en instituciones hospitalarias, asilares, manicomiales y colonias (Diamant, 2008), cuestionando el "clasicismo" de las cátedras de Psiquiatría (Galende; 1996) y generando nuevos espacios y condiciones de formación y para las prácticas.
El INSM fue una entidad gubernamental que se proponía centralizar los servicios públicos de psiquiatría y otorgar apoyo técnico y económico para la prevención de desordenes neuropsiquiátricos, la asistencia en sentido amplio a los enfermos mentales y su rehabilitación social, así como la promoción de la investigación y coordinación de las actividades de organizaciones nacionales, provinciales y municipales.
Estaba conformado por dos órganos: el Consejo Nacional de Salud Mental, integrado por cinco miembros, designados por el Poder Ejecutivo, con funciones técnico administrativas y la Comisión Nacional Asesora de Salud Mental, con trece miembros honorarios de la especialidad, profesores de Psiquiatría de todo el país y reconocidos profesionales de distintas disciplinas dentro de la Psiquiatría y de otras ciencias afines. La primera comisión fue integrada, entre otros, por Enrique Pichon Riviere, Telma Reca y Gino Germani. El Consejo, por su parte, tuvo sólo tres integrantes comprometidos con la ideología "reformista": Jorge García Badaracco, Mauricio Goldenberg, Raúl Usandivaras.
Planteaba la necesidad de mejorar la capacitación y la remuneración de los enfermeros y del personal de apoyo, establecer servicios externos de Psicopatología en hospitales generales, el uso de nuevas técnicas terapéuticas, tareas de prevención y divulgación comunitaria y el incremento del presupuesto nacional para los servicios de Salud Mental.
La aspiración del INSM estaba centrada más que en una modernización de la psiquiatría, en la perspectiva de una revisión de los problemas de la salud y la enfermedad mental, de la comprensión amplia del daño psíquico, de las fragilidades subjetivas y de los factores de riesgo, a la luz de la identificación de las condiciones de vida, de una apertura a los aportes de conceptualizaciones sociológicas, antropológicas, políticas16. Desde allí la posibilidad de instrumentar nuevos servicios y prácticas con la incorporación de técnicas psico-sociológicas para intervenir en ámbitos comunitarios y en función preventiva, la abolición de la institucionalización psiquiátrica como hegemónica y de sus establecimientos manicomiales, para ser reemplazados por centros periféricos y equipos comunitarios y multidisciplinarios. En este sentido, se destaca la influencia sobre las prácticas de los profesionales argentinos de la medicina mental, de la psiquiatría americana e inglesa de post guerra - con la que Goldenberg tuvo un primer contacto durante su estadía en París en 1950 - además de los avances con relación al desarrollo y uso de los psicotrópicos y el ingreso del psicoanálisis a espacios hasta entonces casi no desarrollados, abordando los mismos fenómenos desde ángulos diferentes.
Entonces, los manicomios eran el centro de la atención y la formación en Psiquiatría y estaba celosamente controlada desde la Cátedra de Psiquiatría, el curso de Psiquiatría para cursantes de Medicina y el curso de Graduados, con programas y contenidos de una práctica "vieja" y el sistema de clases magistrales (Carpintero & Vainer; 2003).
Para Goldenberg esa psiquiatría ni siquiera podía ser considerada clásica sino residual, su enseñanza era excesivamente teórica, con exclusión de la neurofisiología, del psicoanálisis, de la psiquiatría extra manicomial y la investigación científica (Goldenberg & col; 1958).
Los psiquiatras que se consideraban reformistas - Goldenberg entre ellos - denunciaban esta situación y apoyaron la creación del INSM que, junto a otros puntos de encuentro como jornadas y congresos, se sumó a los espacios para el intercambio de ideas y experiencias.
Tenían la preocupación por identificar problemas y dar respuestas a demandas, evaluar la calidad de lo que se hacía en los servicios, tanto al interior como hacia el exterior con relación a las necesidades comunitarias,"discutir las experiencias, confrontar con los visitantes nacionales y extranjeros, crear y aceptar creaciones de otros para solucionar los problemas típicos de servicios de ese tipo: las esperas en las primeras consultas y su posterior ubicación en algunas de las estructuras terapéuticas, los abandonos de los tratamientos, los tiempos posibles que se podía dedicar a cada persona o conjunto de personas, los desafíos generados por las nuevas experiencias que se producían en el Servicio y su conjunto de profesionales, las relaciones entusiastas y conflictivas entre distintas maneras de abordaje según doctrinas teóricas o empirias de peso, las incipientes cuestiones de la interprofesionalidad y de la interdisciplina" 17
En ese marco, y con el propósito de potenciar atención y formación de profesionales, Mauricio Goldenberg asumió por concurso la dirección del Servicio de Psicopatología del Policlínico de Lanús18 en octubre de 1956,
como resultado de la reestructuración de algunos hospitales de alta complejidad, "con la responsabilidad establecida expresamente en la reglamentación (...) de organizar su estructura y funcionamiento como Servicio de Psiquiatría y Neurología. Contaba al principio con tres psiquiatras, un neurólogo y un electroencefalografista, un consultorio externo y la posibilidad de atender en los consultorios de Medicina Interna, en las mañanas, tres veces por semana (...), 7 camas para hombres y 7 camas para mujeres poco utilizadas en sus comienzos (...) Era necesario diferenciarse también en el nombre, ya que mi propuesta era de un modelo de trabajo institucional totalmente distinto al que predominaba en el país hasta ese momento. Por supuesto que la propuesta se fue perfeccionando y tomando formas distintas a medida que se fue construyendo e inventando"19
Al principio la tarea de mayor preocupación fue la atención en Consultorios Externos y la relación con otros servicios con pacientes internados, "hablar con los médicos y los jefes, hacerles saber para qué éramos útiles; enfrentar los prejuicios contra la psiquiatría habitual y contra los pacientes que atendíamos. Fue permanente nuestra inquietud por lograr una completa integración de la Psiquiatría en el Hospital General, expresando la preocupación por unir aspectos médicos y psicológicos en la comprensión del hombre enfermo como totalidad"20
Tanto la asistencia como la docencia y la investigación, se vieron permeadas por la presencia de "los modernos aportes del Psicoanálisis y de la Psicología Social incluyendo terapias de pareja, familia (...) La modificación de esquemas referenciales tradicionales que esta integración implicó, exigió a todos los integrantes del Servicio, una actitud flexible pero crítica (...) J erarquizamos así lo asistencial, al incorporar una concepción actualizada de la especialidad, lo que estimuló el ingreso de profesionales jóvenes, deseosos de formase en esta orientación (...)en el esfuerzo permanente por comprender y comprometerse con la totalidad de la condición humana"21
En poco tiempo, el servicio empezó a sufrir las transformaciones edilicias y profesionales exigidas por el progresivo incremento de las consultas que demandaba. Aumentó el número de médicos, jóvenes en su mayoría, que desde diferentes adscripciones teóricas -psiquiatras clínicos, psicoanalistas, reflexólogos- se incorporaron al servicio, así como algunos estudiantes y jóvenes psicólogos, sociólogos, antropólogos y asistentes sociales y se fue convirtiendo en uno de los centros psiquiátricos más importantes en asistencia, investigación y docencia del país (Plotkin; 2003).
Los psicólogos y estudiantes de Psicología que se fueron sumando, encontraron allí un lugar tanto de formación como para el desarrollo de sus incipientes prácticas y fue uno de los espacios que colaboró en la construcción de su identidad profesional y como integrantes del campo de la Salud Mental, una experiencia conceptual, intelectual y política que fue más allá de sus protagonistas y que a la luz del tiempo transcurrido merece una mirada que vaya más allá de las emociones, para considerar su potencia creativa (Azubel & Fischman, 1992). Y el servicio, se enriqueció, por la multiprofesionalidad con la posibilidad de contar con jóvenes que trabajaron ad honorem a cambio de formación y de un lugar habitable en el marco de conflictos que jaqueaban social y académicamente un espacio profesional aún no consolidado.
Llegaron allí por el conocimiento que establecían con Goldenberg y su equipo de docentes en el cursado de la materia Fisiopatología aplicada a la Clínica Psicológica, que se dictó por unos pocos cuatrimestres a comienzos de los ´60 y como resultado de su incorporación a un grupo convocado por el entonces rector Risieri Frondizi, que se conformó a partir de un llamado "a la Dra. Telma Reca, a mí y a Butelman (...) No sé si ellos antes habían hablado. lo que sé es que él me pidió y yo fui con mucho gusto y nos dijo (...) Que se reestructuraba la universidad (...) Que tenemos que cambiar, hacer escuelas (...) para que haya psicólogos, y otros que sea sociólogos, y otros que sean ... porque eran como 6 ó 7 proposiciones. Con Telma Reca, que teníamos muy buena relación, con Butelman era muy poca (...) convinimos en que estábamos de acuerdo"22
A pesar del corto tiempo que dedicó a la docencia en la Carrera de Psicología, desde el momento en que se incorpora al plantel docente - que no fue el fundacional, como algunos relatan - su nombre y sus enseñanzas han quedado como una impronta fuerte en el registro en memoria de estudiantes y colegas contemporáneos, quienes en general conservan recuerdos gratos y de reconocimiento. Fueron "dos años. la verdad es que yo trabajé poco, delegué bastante en la gente que me rodeaba. Carly Sluzky fue uno de los primeros en trabajar"23
Donde no discontinuó su actividad hasta 1971 fue en el hospital y a poco de haber asumido la conducción del servicio, comenzó un proceso de ampliación de los espacios físicos, ganando lugares reservados a otras tareas y otros construidos con el aporte de la Asociación de Amigos del Servicio de Psicopatología del Policlínico de Lanús -ASPA- en la que participaba la esposa de Goldenberg. Desde allí se reunieron apoyos económicos importantes a partir de relaciones personales y familiares del propio Goldenberg "sumados a trabajar por la Salud Mental (...) por aliviar el sufrimiento humano (...) que nos contagió a todos. Muchos colaboraron con él como colegas24, y otros porque fundamos ASPA y pusimos nuestro granito de arena para ayudarlo a ayudar (...) Ayudar, enseñar, investigar, no discriminar eran sus lemas, sus objetivos
"25
Las necesidades económicas para incrementar la capacidad asistencial y docente eran importantes, más allá de contar con una gran parte del plantel ad honorem. El aporte en horas de dedicación no alcanzaba para cubrir requerimientos. El dinero era necesario, con él "se construía y se construía y se armaba y se agrandaba. Eso era subsidiado [por ASPA] que había sido organizada fundamentalmente por él y por sus amigos, toda gente de mucha plata y muy ligada a Frondizi26. Había un proyecto fuerte. Goldenberg fue muy generoso con los psicoanalistas (...) era un Perón en chiquito: administraba lo que tenía, izquierda, derecha"27
Desde los inicios, el Servicio trabajó destacando la actitud del personal frente a la tarea, que configuró lo que tanto Goldenberg como sus seguidores denominaron, en uno de los pocos escritos en los que él mismo figura como autor, "nuestra ideología"28 y el ámbito en que los estudiantes de Medicina y Psicología, los residentes de Psiquiatría y otros profesionales en formación pudieron hacer experiencia clínica en contacto con una gran variedad de problemas individuales, de parejas y familias. Sostenía que "una ideología se elabora y se concreta en el trabajo. De lo contrario constituye un intelectualismo desarraigado o un activismo vacío. De esta manera el trabajo se hace más rico y apasionante. Intentábamos que cada integrante se sintiera parte de algo que hay que realizar (...) Estar en nuestro Servicio fue un compromiso humano y no sólo profesional. En él se luchó por la asistencia específica del enfermo y por el mejoramiento del hombre sano y su ámbito"29
Goldenberg subrayó estos planteos en un relato que denominó Mi más querida experiencia, en el que planteó que "lo que teníamos que hacer no era solamente atender, recetar píldoras o hacer psicoterapia, sino que teníamos que intentar de alguna manera cambiar a esta comunidad hospitalaria tal cual estaba funcionando y luego acceder al área comunitaria extra hospitalaria, importante por el número de habitantes y el tipo de población desinformada con respecto a los problemas de Salud Mental y sin acceso económico a una atención privada. Así, el paciente psiquiátrico no sería el alienado del hospicio, sino una persona, un vecino de la comunidad con problemas de relación, un niño con dificultades de aprendizaje, y así (...) incluiría desde una persona sana pero preocupada, hasta una crisis psicótica aguda"30
Una de las características por las que se enorgullecía, era "la filosofía, el comportamiento, las actitudes y, sin duda, la participación democrática de sus miembros. Obviamente había distribución de roles y funciones en la organización institucional, pero se distinguía por un modelo y [una] ética democrática en la toma de decisiones y en la elección de los responsables. Este funcionamiento (...), marcó a muchos profesionales, que de ese modo adquirieron no sólo formación teórica o técnica, sino una experiencia humana vivenciada día a día. La democracia era un valor que había que preservar...Y hasta que se pudo, se preservó"31. Desde estos posicionamientos, se convertiría en uno de los líderes del movimiento de la modernización de la psiquiatría (Plotkin; 2003).
Consideraba que todo esto sólo era posible si se tenía puesta la "camiseta de Lanús". Ponerse la camiseta quería decir que había que estudiar, trabajar, tener el mayor respeto por el paciente, "una especie de diez mandamientos que todos cumplíamos"32, una forma de pertenecer y ser reconocido, una metáfora que distinguía. "¿De qué tela está hecha? ¿Qué fibras la constituyen?¿Qué constelación de rasgos identificatorios la conforman? He aquí preguntas que iterativamente nos aparecían. Una complicidad de asociaciones futbolísticas nos llevó desde la camiseta como signo distintivo y de identidad hasta la siguiente expresión: ´Lanús es algo más que un Servicio´33. Para muchos de los que se vincularon con el Servicio (...) quedó instalada la idea de que fue la experiencia pionera y que "Lanús era un símbolo de pertenencia. ´Muchachos - decía mientras se abría el botón de la camisa- los que estamos aquí -señalándose el pecho- tenemos la camiseta del Lanús"34
Es posible que este tipo de actitudes hayan sido convocantes para profesionales y estudiantes altamente motivados, con empuje, deseosos de aprender sobre la marcha, dispuestos a trabajar responsablemente, comprometidos con un proyecto novedoso e innovador, que
consolidó un modelo asistencial que incluía diferentes abordajes terapéuticos, presentes en el trabajo y en la enseñanza. En ese contexto, el servicio se transformó en un marco de referencia y de pertenencia ineludible, "un sello de origen, la marca identificatoria en el orillo"35, que se plasmó en una opción de inserción laboral -asistencial y comunitaria- alternativa al modelo manicomial de reclusión y custodia del enfermo mental a la vez que cedió a la hegemonía médica, incorporando otros profesionales.
Para los primeros psicólogos que ingresaron, el servicio era considerado "un caldero en ebullición, una usina de ideas, de experiencias nuevas, de propuestas para mejorar la calidad de la tarea, que no siempre resultaba fácil ni exitosa, pero que planteaba el desafío de aprender a transformar obstáculos en recursos, a no sucumbir a los niveles de frustración, a bajar los niveles de omnipotencia"36
El trabajo cotidiano, con los médicos como centro, no esquivó conflictos y dificultades entre los que se fue forjando la identidad grupal, el "made in Lanús" que marcó a integrantes de varias generaciones de psiquiatras, psicólogos, trabajadores sociales, que se formaron no sólo como clínicos sino como agentes de salud, adscribiendo a "una ideología de respeto a la Salud Mental, un compromiso social y una ética"37.
En no pocos relatos se hace referencia a la condición de interdisciplnario del Servicio del hospital, de la propuesta de trabajo o del enfoque teórico, pero vale aclarar que, en realidad no fue estrictamente un planteo interdisciplinario sino una forma de agrupamiento de profesionales de procedencia disciplinaria diversa, de concurrencia de corrientes teóricas, de conjunción de fundamentos o prácticas psiquiátricas con otras de enfoque diferente o complementario, ubicando "a la psiquiatría en un ámbito distinto del que ocupaba. Por de pronto la sacó del hospicio, del hospital psiquiátrico y la implantó en el hospital general. Eso fue un cambio notable. Luego, gracias a su enorme conocimiento y a sus lecturas interminables, pudo unir los factores, los conocimientos de la psicología, de las psicodrogas, del psicoanálisis. Yo creo que él encarnó ese espíritu renovador de la psiquiatría, como nadie"38
Con el paso del tiempo, la demanda al servicio se fue haciendo más amplia y heterogénea, proveniente tanto de derivaciones internas del hospital, como de la zona geográfica y comunitaria de influencia y en la medida en que el prestigio se iba extendiendo, de más lejos también. Junto a la preocupación por dar respuesta a requerimientos, se presentaba otra, la de no caer en "los peligros de dos extremos: por un lado en el enclaustramiento ortodoxo o dogmático en una teoría o una técnica, pretendiendo que es la mejor para todas las situaciones o, peor aún, que es la única, y por otro lado, en el peligro de un eclecticismo asistemático que conduce a actitudes caóticas e inefectivas, tanto a nivel clínico como docente. Por eso la perspectiva fue siempre la de articular la pasión doctrinaria con la eficacia clínica, el rigor conceptual con la elasticidad imprescindible para lograr contactos humanos adecuados a las particularidades de las personas y las situaciones en ese ámbito institucional en el cual (...) el entrecruzamiento de la Psiquiatría Clínica, la Psiquiatría Social y el Psicoanálisis no resultaron conflictivos, sino complementarios"39
De allí surge la idea de la multiplicidad de marcos teóricos estimulados por Goldenberg, así como la ambigüedad atribuida a su figura, en algunos casos destacada como provechosa y en otros como confusa, es coherente con la ideología pluralista del Lanús, diferenciando el contexto histórico en el que se desarrollaron los hechos y las elaboraciones posteriores que sobre ellos se hicieron (Visacovsky; 2002).
Goldenberg siempre se asumió como psiquiatra, podría definirse como un psiquiatra ecléctico (Carpintero & Vainer; 2003), nutrido con perspectivas diversas, desde su formación inicial, pasando por los aprendizajes realizados en su primera estadía en Europa y otras posteriores así como las propias del tiempo y el contexto en el que trabajó.
Entonces no puede dejar de considerarse el ámbito psiquiátrico porteño, que desde muy temprano en el siglo XX, hizo diversas aproximaciones e interpretaciones del psicoanálisis desde perspectivas no sólo académicas, también políticas y culturales variadas que cubrieron un abacanico que recorrió, desde la izquierda a socialistas y comunistas, entre ellos Jorge Thenon, Gregorio Bermann y Emilio Pizarro Crespo hasta el poder médico instituido con figuras como Juan Beltrán, Nerio Rojas, Gonzalo Bosch (Visacovsky; 2002). Con todos ellos Goldenberg mantuvo algún tipo de aproximación.
Por otra parte, las referencias a las relaciones de Goldenberg con el psicoanálisis son reiteradas, tanto desde quienes lo asimilan a esa corriente teórica, como desde los que señalan su formación asistemática, los vínculos informales con el psicoanálisis, su no acreditado entrenamiento psicoanalítico, y la necesidad de ocultarlos para no perder la posibilidad de avanzar en la carrera docente universitaria. Son reiteradas las menciones que en diversos relatos hace Goldenberg respecto del rechazo al psicoanálisis por parte de los profesores de la Facultad de Medicina de la UBA y a la necesidad de esconder sus relaciones con la teoría y con los psicoanalistas porque una y otros podrían ser un escollo para llegar a ser profesor titular de Psiquiatría, "porque si no, sería caput en la cátedra" 40
Estas circunstancias son las que lo ubicaron por fuera del
floreciente circuito psicoanalítico porteño "acreditado" aunque muy cerca de los Amigos de APA41 (Moreau; 2005) tal como él mismo lo manifiesta, cuando afirma "yo fui amigo de la gente de la APA, pero yo era psiquiatra, no analista"42, manteniendo así esa relación ambigua, sobre todo en el círculo de profesores de la Facultad de Medicina y que podría explicar por qué no asumió más formalmente sus vínculos con la APA. Empero se verifica un acercamiento a la obra de Freud y de otros autores en la misma línea, desde una perspectiva instrumental y práctica, con el objetivo de mejorar el sistema asistencial para las enfermedades mentales y de acortar la distancia entre el paciente y su medio (Visacovsky; 2002).
Goldenberg confirma en sus testimonios que se veía atraído hacia todo lo nuevo en el campo de la Salud Mental, que sumaba avances en función de una eficacia clínica, sin pretensiones de una integración conceptual (Carpintero & Vainer; 2003).

Las marcas en la relación con los profesionales de la psicología, más allá de la carrera

"Los psicólogos que tuvimos el privilegio de pasar esos años por 'el Lanús' tuvimos allí un lugar muy especial para el aprendizaje y la construcción de nuestro rol profesional (...) Lanús, que nos recibió generosamente y ayudó a formarnos, permitió también llevar adelante esa construcción y consolidación activa de nuestra identidad profesional" 43

La llegada a Lanús de estudiantes y de graduados de la Carrera de Psicología se producía tanto a partir de cursar una materia in situ o en la sede de la Facultad con docentes del hospital, como por relaciones o por los propios requerimientos del servicio en expansión.
Fue un espacio prestigioso y apetecido, en tiempos en que la oferta de lugares de trabajo o de aprendizaje en servicio eran escasas. La lejanía geográfica -muchas veces destacada en testimonios y en documentos - no pareció ser una traba para incorporarse y permanecer, tampoco lo fue la condición de no rentados ya que "si recorrer en tren y con tres colectivos la distancia entre Florida, suburbio al norte de la Capital, hasta Lanús, suburbio al sur, sirviera como indicador de motivación (...) de lunes a sábado yo estaba desde bien temprano y hasta bien tarde al mediodía en el hospital, al igual que todos los otros integrantes del Servicio, profesionales la mayoría, los que de paso no recibían retribución salarial" 44
La experiencia de Lanús, como institución pública con un programa de atención integral de la Salud Mental, fue paralela y contemporánea a la renovación de la universidad pública, en especial de la Universidad de Buenos Aires (UBA), que se abría al compromiso social desde los programas de Extensión Universitaria, que se proponía la excelencia académica como una de sus metas, y se ocupaba de la apertura de carreras nuevas, como Sociología y Psicología. Mientras la Universidad las ponía en marcha, este servicio en el hospital daba cabida a sus estudiantes primero y graduados después.
Así, en un sistema de trasvasamiento recíproco, el "Lanús" - como se lo nombraba y se nombra - se nutrió de jóvenes graduados y estudiantes y proporcionó a su vez a la Universidad, cuadros docentes, generando experiencias fundantes para lo que sería luego el despliegue profesional, ya que estos antecedentes desarrollados "en un ámbito público fue algo que los que participábamos teníamos bien presente, había claridad sobre la función social del hospital público asentada en el derecho de la población a recibir la mejor asistencia posible y eso procurábamos (...) .Se pusieron a funcionar todos los recursos terapéuticos posibles para cubrir la demanda de la población a lo largo de todo el ciclo vital, a lo largo de las ocho edades del hombre, como diría Erik Erikson (...) aprendimos a trabajar en equipo en el contexto de un Servicio de Psicopatología abierto, inserto en un hospital general donde se modificaron los límites entre la salud y enfermedad mental, donde se despenalizó y se desestigmatizó la enfermedad mental, donde el diagnóstico psiquiátrico dejó de ser un rótulo condenatorio, una especie de epitafio, para pasar a ser el punto de partida para elaborar estrategias de abordaje asistencial para los intrincados recorridos del padecimiento humano" 45
Si bien para muchos de los que a él ingresaron, el Servicio fue vivido como un lugar permisivo, para otros, no resultó tan así. "Con Goldenberg tenía conversaciones sobre el tema. Él me decía que los psicólogos no podían hacer psicoterapia46, pero que yo sí. A mí me dejaba porque tenía formación, pero en secreto47.Tiempo después, cuando nos reunimos las psicólogas de Lanús (...) descubrimos que a todas nos había dicho lo mismo" 48
Los vínculos entre la Carrera y el Servicio del Lanús, mediados por su presencia o la de sus colaboradores, parecieron muy fluidos, aunque registraron también algunas dificultades "durante la Carrera, si se necesitaban ayudantes, ¿de dónde los iban a sacar? Lo mismo que si Goldenberg necesitaba gente, psicólogos de niños,¿de dónde los iba a sacar? Él trajo gente de medicina, me acuerdo que trajo a Aurora Pérez, que estaba terminando la carrera, no la había terminado todavía y después vinimos nosotros [los psicólogos]. Por supuesto que cuando había que elegir el coordinador de todo era un coordinador médico. Se respetaba la legalidad. Pero si había que tratar a alguien, ahí por abajo, nos mandaban a nosotros. No es que se respetara totalmente. Se sabía que tarde o temprano el tema de la posibilidad de hacer Psicoterapia salía. Salía de hecho porque la estábamos haciendo en hospitales" 49
El encuentro entre enseñanza y servicios, hicieron que muy tempranamente, y siguiendo los criterios en boga en la universidad pública de ese tiempo, se planteara la necesidad de llegar a la comunidad extra muros del hospital, de penetrar sus problemas y ofrecer alternativas de mejora y todo eso "tenía mucho que ver con la Extensión Universitaria (...) y en la idea del Servicio de Lanús estaba implícita la Extensión, doblemente: en cuanto a llegar al pueblo, porque tuvo incidencia en el pueblo y también lo que la Reforma Universitaria llamaba Extensión Universitaria: poner al servicio del pueblo los conocimientos de la Universidad"50 por lo menos por dos caminos, "desde la prevención a través del trabajo comunitario y desde la asistencia a través del trabajo hospitalario. No había uno de nosotros que no estuviese en el Lanús, o en un centro de salud o en el Servicio de Telma Reca o en el Borda. (...) o en Isla Maciel. No se entendía otra posibilidad de trabajar" 51
Mirar hacia fuera de las instituciones, intercambiar con actores no convencionales, abordar desde la universidad los problemas de las personas y de las instituciones, fue un mandato de época, por lo tanto, se vivía a la vez como innovador y como necesario "trabajar en la comunidad y la primera experiencia fue hecha en una villa miseria próxima al hospital (...) y a una serie de edificios que había hecho el peronismo, donde vivía gente obrera (...). La idea fue primero un estudio estadístico, un trabajo epidemiológico para decidir qué había que hacer. Se limpiaron las calles, se hicieron pozos para inodoros. Trabajamos mucho con la escuela, con las maestras (...) que se ocuparan de los chicos que tenían dificultades (...) con las mujeres a las que se les dio una especie de nombramiento para que se jerarquizara su actividad (...)¿Y esto es Salud Mental? Sí. es Salud Mental. Porque para tener Salud Mental, hay que tener en primer lugar salud" 52
Y los psicólogos aspiraban claramente a tener un lugar legítimo y legitimado en el campo de la salud mental. Seguramente el servicio de Lanús fue una de las puertas que les habilitó su ingreso. Y de ello dan cuenta estos testimonios que recuperan marcas tempranas en la conformación de su espacio profesional.

Notas

11916 - 2006

21916 - 2006

3Barenblit, V. & Galli, V.; Prólogo; en Mauricio Goldenberg. Maestro, médico, psiquiatra, humanista; Edición Secretaría de Cultura y Bienestar Universitario; Facultad de Psicología; UBA; Buenos Aires; 1996

4Diamant, A.; 1996; Mauricio Goldenberg; Testimonios para la experiencia de enseñar; Vol VI; Secretaría de Cultura y Bienestar Universitario; Facultad de Psicología; UBA; Buenos Aires; pag 43

5Goldenberg, M.; testimonio oral; noviembre 1995; Buenos Aires

6Goldenberg, M.; testimonio oral; noviembre 1995; Buenos Aires

7Goldenberg, M.; testimonio oral; noviembre 1995; Buenos Aires

8Goldenberg, M.; testimonio oral; noviembre 1995; Buenos Aires

9Goldenberg, M.; testimonio oral; noviembre 1995; Buenos Aires

10Goldenberg, M.; testimonio oral; noviembre 1995; Buenos Aires

11Goldenberg, M.; testimonio oral; noviembre 1995; Buenos Aires

12Goldenberg, M.; testimonio oral; noviembre 1995; Buenos Aires

13Goldenberg, M.; testimonio oral; noviembre 1995; Buenos Aires

14Goldenberg, M.; testimonio oral; noviembre 1995; Buenos Aires

15Goldenberg, M.; testimonio oral; noviembre 1995; Buenos Aires

16Según una encuesta realizada por Floreal Ferrara y Milcíades Peña en 1959, 90 de cada 100 personas no nombraron a la locura entre las enfermedades más temibles de las no mortales. Tres de cada cuatro nombraron como su origen, causas físicas como lesiones cerebrales o alcoholismo. A 62 de cada 100 personas les desagradaría tener como vecino a un ex enfermo mental. La población en su mayoría desconocía a los psiquiatras. Una de cada dos personas no había tenido ocasión de conocer a alguien tratado por un psiquiatra.
En cuanto a los tratamientos conocidos, 45 de cada 100 desconocían los tratamientos psiquiátricos. Y entre los que sí conocían, 32 de cada 100 mencionaban el electroshock, 12 de cada 100 el shock insulínico. La psicoterapia y el Psicoanálisis fueron citadas por 8 de cada 100.

17Goldenberg, M; testimonio oral; noviembre 1995; Buenos Aires

18El policlínico de Lanús se inauguró en 1952. Fue uno de los últimos construidos durante la gestión de Ramón Carrillo.

19Goldenberg, M.; testimonio oral; noviembre 1995; Buenos Aires

20Goldenberg, M.; testimonio oral; noviembre 1995; Buenos Aires

21Goldenberg, M.; testimonio oral; noviembre 1995; Buenos Aires

22Goldenberg, M.; testimonio oral; noviembre 1995; Buenos Aires

23Goldenberg, M.; testimonio oral; noviembre 1995; Buenos Aires

24El texto completo refiere siempre a médicos. No hay mención a otros profesionales.

25Carballo de Fuchs, V.; testimonio oral; Integrante de ASPA, hija de una de sus presidentas; en el festejo del cumpleaños 80 de Mauricio Goldenberg; Hotel Claridge; Buenos Aires; agosto 1996.

26Volnovich, J. C.; testimonio oral; en Carpintero, E. y Vainer, A.; (2004). Tanto Mauricio Goldenberg como su esposa, Isabel, que pertenecía a una familia "acomodada", y mantenían relaciones con sectores de cierto poder económico. Entre ellos, -por citar algún ejemplo- la familia Grañido, dueños de Chrysler y vinculados políticamente al desarrollismo.

27Volnovich, J. C.; testimonio oral; en Carpintero, E. y Vainer, A.; (2004)

28A partir de la publicación de La Psiquiatría en el Hospital General - Historia y estado actual del Servicio de Psiquiatría y Neurología del Policlínico Dr. Gregorio Aráoz Alfaro; en la Semana Médica; enero; 1966; en coautoría, Mauricio Goldenberg, Jefe del Servicio; Valentín Barenblit, Interconsulta; Octavio Fernández Moujan, Adolescentes; Vicente Galli, Consultorio Externo de Adultos; Hernán Kesselman, Docencia; Anatolio Muller, Neurología; Aurora Pérez, Niños; Lía Gladys Ricón, Internación; Carlos Sluzki, Investigación; y Gerardo Stein, Grupos. Con la colaboración para la redacción del trabajo, de Irene Cairo, Héctor Fiorini y Samuel Zysman.

29Goldenberg, M.; testimonio oral; noviembre 1995; Buenos Aires

30Goldenberg, M.; testimonio oral; noviembre 1995; Buenos Aires

31Goldenberg, M.; testimonio oral; noviembre 1995; Buenos Aires

32Goldenberg, M.; testimonio oral; noviembre 1995; Buenos Aires

33Barenblit, V. y Korman, V.; testimonio escrito; 1992; en Primeras Jornadas Encuentro del Servicio de Psicopatología del Policlínico de Lanús; Buenos Aires

34Moguillansky,R.; testimonio escrito; 1992; en Primeras Jornadas Encuentro del Servicio de Psicopatología del Policlínico de Lanús; Buenos Aires

35Leibovich de Duarte, A.; testimonio oral; noviembre de 1995.

36Leibovich de Duarte, A.; testimonio oral; noviembre de 1995.

37Leibovich de Duarte, A.; testimonio oral; noviembre 1995

38Etchegoyen, H; testimonio oral; julio 1996.

39Barenblit, V. y Galli, V; testimonio escrito; octubre 1996

40Testimonio oral; noviembre 1995; Buenos Aires

41Son reconocidos como "Amigos de APA" personas interesadas en conocer y contribuir a la difusión del Psicoanálisis. Este grupo con funcionamiento orgánico "cerca" de la APA está reconocido desde los estatutos constitutivos de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) en 1942 y funcionó como tal ininterrumpidamente hasta 1967, retomando su actividad en 1979 hasta la actualidad.
Se trató de personas que atraídas por el Psicoanálisis realizaron actividades tanto académicas como de contribución económica a su sostenimiento. Debían ser elegidos en asamblea ordinaria, pudiendo asistir solamente a las sesiones científicas que determinara la Comisión Directiva, sin posibilidad ni de voto ni de intervención en los debates. Desde el comienzo de su existencia se trató de un conjunto de familiares y amigos de los primeros psicoanalistas que fueron convocando nuevas y relevantes adhesiones. Con sus aportes se editaron publicaciones periódicas, se consolidó la Biblioteca de Psicoanálisis, se adquirió el inmueble donde aún funciona. Otorgaban "préstamos de honor" para financiar la formación de médicos argentinos y extranjeros. Entre las actividades que organizaban, se destacan las conferencias en el Aula Magna de la Facultad de Medicina a las que asistían en gran número estudiantes de Psicología desde 1958. "Amigos de APA" se fue consolidando como espacio de intercambio entre el Psicoanálisis y el ambiente intelectual y cultural sensible al tema, con presencia en grupos de estudio y de investigación. Estas actividades fueron señaladas como formas de apertura de los psicoanalistas hacia los no psicoanalistas o no admisibles por falta de condiciones fundamentalmente en su formación académica previa, como una actividad en los bordes de la institución y que no suspendió sus actividades durante la vigencia de la Ley Carrillo.

42Testimonio oral; noviembre 1995; Buenos Aires

43Leibovich de Duarte, A,; testimonio oral; noviembre 1995

44Leibovich de Duarte, A.; testimonio oral; noviembre 1995

45Lebovich de Duarte, A. ; testimonio oral; nov

46Que los psicólogos hicieran psicoterapia fue una reivindicación desde la carrera primero y desde la Asociación de Psicólogos -creada en 1962- luego. En 1966 se realiza en Mar del Plata la X Conferencia Argentina de Salud Mental en la que Rosalía Schneider presenta un trabajo titulado "El psicólogo y la Psicoterapia" donde deja sentada esta posición.

47Son reiterados los relatos de Goldenberg respecto de ocultamientos y secretos. Frente a los profesores de Psiquiatría no dar a conocer su vínculo con el Psicoanálisis, con Pichon Riviere caminar escondido entre los árboles de los jardines del hospicio, por señalar algunos.

48Schneider, R.; testimonio escrito; en Primeras Jornadas Encuentro del Servicio de Psicopatología del Policlínico de Lanús; Buenos Aires

49Kaplan, A.; testimonio oral; junio 1999.

50Etchegoyen, H.; testimonio oral; julio 1996.

51Calvo, M. T.; testimonio oral; Archivo de Historia Oral de la UBA; octubre; 1987. Transcripción poco legible.

52Goldenberg, M.; testimonio oral; noviembre 1995; Buenos Aires

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Fecha de recepción: 15 de febrero de 2010
Fecha de aceptación: 27 de agosto de 2010

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