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Anuario de investigaciones

versión On-line ISSN 1851-1686

Anu. investig. vol.18  Ciudad Autónoma de Buenos Aires dic. 2011

 

PSICOLOGÍA CLÍNICA Y PSICOPATOLOGÍA

 

Los trastornos severos del desarrollo  y el proceso de constitución psíquica

Severe developmental disorders and the process of psychic constitution

 

Calzetta, Juan José1; Cerdá, María Rosa2

1 Licenciado en Psicología. Profesor Regular Titular de Psicología Evolutiva: Niñez (2ª Cátedra), Facultad de Psicología, UBA. Director del Proyecto UBACyT: "Progresos en la comunicación y en la estructura psíquica, a partir de la adquisición de la escritura, en trastornos severos del desarrollo". E-mail: jcalzett@psi.uba.ar

2 Licenciada en Psicología. Docente en Psicología Evolutiva: Niñez (2ª Cátedra), Facultad de Psicología, UBA. Investigadora Formada en Proyecto UBACyT. E-mail: mcerda@hotmail.com

 


Resumen
Este proyecto tiene, como uno de sus objetivos, estudiar las peculiaridades en la estructuración del aparato psíquico a partir del proceso de adquisición de escritura, bajo condiciones particulares, en niños y jóvenes que carecen de lenguaje oral o poseen un lenguaje oral muy limitado, ecolálico o bizarro, inadecuado para la comunicación, y no utilizan señas ni escritura manuscrita espontánea. Se presenta, a modo de ejemplo, una síntesis de los avances en la escritura y modificaciones de las manifestaciones de estructuración psíquica producto de la misma, en un adolescente de 16 años que carecía prácticamente de lenguaje oral al comenzar el tratamiento siete años atrás. Se discute la validez de los modelos teóricos utilizados en relación con los casos abordados así como el aporte que se puede realizar al conocimiento del proceso general de constitución, los principios reguladores y la forma de funcionamiento inicial del aparato psíquico dado que en estos casos las condiciones de producción del mismo divergen considerablemente de las habituales.

Palabras clave:
Autismo; Escritura; Aparato psíquico; Modelos teóricos

Abstract
One of the objectives of this research is to explore the peculiarities in the structuring of the psychic apparatus, by means of the process of writing acquisition under specific conditions, in children and young people lacking or presenting a very limited oral language, echolalic or bizarre, inappropriate for communication, and do not use either signs or spontaneous handwriting. We show as an example, a summary of the progress in writing and its subsequent modification of the manifestations of psychic structuring, in an adolescent of sixteen years old lacking the oral language at the beginning of the treatment seven years ago. We discuss the validity of the theoretical models used as well as the possible contribution to understand the overall process of constitution, the regulatory principles, and the initial functioning of the psychic apparatus.

Key words:
Autism; Writing; Psychic apparatus; Theoretical models


 

Introducción
El proyecto (UBACyT P 059, Programación Científica 2008-2010): "Progresos en la comunicación y en la estructura psíquica, a partir de la adquisición de la escritura, en trastornos severos del desarrollo", al que se refiere el presente trabajo, se propone profundizar la exploración del proceso de adquisición de escritura en niños y jóvenes que se manifiestan, en principio, incapaces para desarrollar comunicación exitosa alguna: carecen de lenguaje oral o poseen un lenguaje oral muy limitado, ecolálico o bizarro y no utilizan señas ni escritura manuscrita espontánea. Se procura, con la utilización de soporte físico y emocional por parte de un facilitador, que el sujeto logre algún nivel de habilitación comunicacional a través del acceso a la escritura mediante una computadora u otro recurso técnico similar. (Para una descripción de la técnica, ver Calzetta et al, 2005, Calzetta y Orlievsky, 2005 y Orlievsky y Calzetta, 2004). La investigación se desarrolla en el marco de un convenio entre la Facultad de Psicología, UBA, y el hospital Dra. C. Tobar García, lugar donde se lleva a cabo la atención de casos. Constituye la continuación de otros proyectos, el primero de las cuales se inició en 2002. Son sus objetivos generales:
1. Investigar el lenguaje en los trastornos del desarrollo y su relación con la comunicación. Estudiar las perturbaciones de las funciones comunicativas y del lenguaje (receptivo y expresivo) para cada sujeto, a in de evaluar las posibles modificaciones de los aspectos disfuncionales, y
2. Formular hipótesis acerca de las peculiaridades en la estructuración del aparato psíquico en los sujetos estudiados a partir de las modificaciones que se verifican en la conducta y los vínculos significativos.
El diseño actual (Calzetta, Orlievsky y Cukier, 2008) contempla, a la vez, el análisis cuantitativo de los cambios y el abordaje cualitativo para aspectos en los que la modalidad cuantitativa resulta insuiciente. Para tal in, se prolonga el estudio longitudinal de los casos en atención y se van incorporando nuevos. El presente trabajo se refiere al enfoque cualitativo.

La cuestión epistemológica
Un problema a cuya elucidación procura aportar esta investigación es el del proceso de constitución, los principios reguladores y la forma de funcionamiento inicial del aparato psíquico. Se parte de la idea de que el estudio del funcionamiento del psiquismo, en casos en que las condiciones de producción del mismo divergen considerablemente de las habituales, aportará información a la teoría de la constitución subjetiva en general. Tal como se explica más abajo, en los casos abordados por esta investigación se supone un déicit severo en el sistema de representaciones psíquicas determinado por factores predominantemente constitucionales. Es necesario comenzar por discernir, entonces, si, para dar cuenta de lo encontrado es apto el modelo teórico que se utiliza para conceptualizar el proceso de constitución psíquica. Cabe aclarar que el mismo está basado en los conceptos freudianos, más el aporte de psicoanalistas posteriores que, como André Green (1996), Piera Aulagnier (1975) y Cornelius Castoriadis (1993), entre otros, prolongan y profundizan el desarrollo de la perspectiva metapsicológica (Freud, 1915, 1920).
Desde el comienzo de la historia del Psicoanálisis se han sucedido modelos cuya finalidad es dar cuenta de ese proceso. Entre tales creaciones tienden a establecerse relaciones diversas, que no siempre responden a motivos racionales. Pueden, por ejemplo, coexistir, sin que se verifique una real interacción entre ellas -lo que llevaría al descarte de unas y a la modificación de otras- y se mantienen presentes a la vez, en forma explícita o implícita, en diferentes teorizaciones. O bien aparecen como mutuamente excluyentes sin razones convincentes de la exclusión.
Es obviamente necesario un trabajo permanente de crítica sobre esos constructos: ¿Cuánto de ese andamiaje conceptual es necesario para dar forma a los conocimientos actuales acerca de los orígenes del sujeto, del vínculo temprano, de las vías del desarrollo psíquico inicial? ¿Cuántas de las nociones que se utilizan habitualmente resisten la crítica y la confrontación con los resultados experimentales? En este último sentido, es claro que investigaciones empíricas, originadas en territorios teóricos alejados del Psicoanálisis, realizaron aportes aprovechados luego por las indagaciones sobre el aparato psíquico. La perspectiva del procesamiento de información, por ejemplo, llevo a modelos como el de la "teoría de la mente", que significó un avance en la comprensión de la forma en que el sujeto llega a concebir los actos, propios y de los otros, como productos de estados mentales. Este aporte, que fue útil para describir el funcionamiento mental en el autismo (Frith, 1991), fue luego incorporado a ciertas investigaciones psicoanalíticas que incluyeron el tema de la "mentalización" en una perspectiva del desarrollo (como, por ejemplo, Fonagy, 2004). Los avances de investigación en neurociencias significaron también un estímulo para el trabajo en áreas de frontera, como lo muestra el interesante libro de Ansermet y Magistretti (2007) sobre plasticidad neuronal y psicoanálisis. También es cierto que no ha surgido la posibilidad de aprehender la cuestión de la constitución subjetiva por otros caminos que los del psicoanálisis.
La crítica metodológica a las hipótesis psicoanalíticas sobre el desarrollo, en particular si se sostiene y se procesa dentro del mismo campo del psicoanálisis, llega a generar efectos benéicos, puesto que sirve para que los analistas revisen esas formulaciones y descubran en ellas inconsistencias y posturas ingenuas. Diversos movimientos se iniciaron con ese sentido autocrítico, algunos de los cuales se manifestaron apenas como corrientes más o menos imprecisas de opinión, mientras que otros dieron lugar a relexiones más profundas e interesantes. Podrían resumirse esas críticas en las siguientes posturas:

1. Para algunos la conocida cuestión de la distancia entre el niño reconstruido del psicoanálisis y el niño observado por la psicología se resuelve, de manera drástica, por una disyunción absoluta entre el psicoanálisis y los aportes de a psicología del desarrollo, que quedan de esa manera incluidos en el así llamado "discurso científico" y, por tanto, ajenos a la dimensión del sujeto. Esto se apoya en una concepción de fronteras rígidas entre áreas del conocimiento (y de un psicoanálisis encapsulado y autosuficiente), lo que acaba oponiéndose a la posibilidad de indagaciones serias en el terreno del desarrollo temprano desde una perspectiva psicoanalítica. Es, paradójicamente, una mutilación de la potencia del psicoanálisis para inmiscuirse en el tema de la producción de subjetividad.

2. Otros iniciaron una revisión exhaustiva de los supuestos epistemológicos que sostienen el edificio conceptual psicoanalítico. En esa línea puede ubicarse Laplanche, quien desde mediados de la década del '60 focalizó la atención en diversos cabos sueltos de la teoría, en particular relacionados con el así llamado "biologismo" freudiano y las hipótesis ilogenéticas. Laplanche (1989) le reprocha a Freud ser el iniciador de un "panpsicoanalitismo", que termina recubriendo todos los procesos del desarrollo, cuando lo propio de la investigación psicoanalítica se refiere al inconsciente y a la sexualidad. Es cierto -señala- que en el curso de la historia del sujeto "el movimiento del ser humano mismo consiste en reinvestir la vida psíquica en su conjunto con motivaciones sexuales en gran parte inconscientes" (op. cit., pág. 67). La sexualidad vendría a vicariar una autoconservación parcialmente faltante por la prematuración propia de nuestra especie. Pero el no reconocer adecuadamente el status diferente de esos procesos iniciales lleva -asegura- a extravíos como los mencionados. El punto de vista económico queda así deinido como la expresión del exceso biologista; y el narcisismo primario tal como fue concebido por Freud a partir del giro de 1920 como una mónada constituida por un sujeto totalmente cerrado sobre sí mismo, de lo que se saldría "no se sabe cómo". El inicio de la sexualidad, separada de sus fuentes orgánicas, queda adjudicado a la "seducción originaria" que el infans padece a partir de los significantes enigmáticos en el discurso parental.

3. A estos reparos se agregaron luego los de quienes ven en la posición freudiana una sujeción irremediable a modelos deterministas estrechos, lo que la haría inservible desde una perspectiva probabilística, y por lo tanto incompatible con el modelo de la complejidad. En cuanto a esta última crítica, si bien es indudable que el determinismo era el núcleo de la atmósfera intelectual en la que se formó Freud, resulta claro que, guiado por su tradición intelectual, por el "Principio de Parsimonia", por la aspiración a la simplicidad, al abrir el creador del psicoanálisis un territorio nuevo se metió de lleno en la dimensión de la complejidad y, sin poseer aún los instrumentos conceptuales para manejarse en esa realidad, la expresó la mayor parte de las veces con notables perspicacia y agudeza.
Puede sostenerse que, en general, el modelo imaginado por Freud permite ahora, a la luz de nuevos paradigmas, concebir el aparato psíquico como un sistema abierto, y, por tanto, "auto-eco-organizador" (Morin, 2003), pues tiene su individualidad misma ligada a relaciones muy ricas, aunque dependientes, con el ambiente. No puede ser reducido a los elementos que lo componen, produce nuevas propiedades emergentes, requiere un constante aporte de energía (e información) del ambiente porque está siempre fuera de un punto de equilibrio estático, pero mantiene dinámicamente su adaptación. Este sistema es apto para ser puesto en relación con otros sistemas limítrofes como por ejemplo el que queda delimitado por las investigaciones empíricas sobre vincularidad o los conocimientos aportados desde las neurociencias; todo lo cual lo deine, a partir de los aportes de Morin, como "sistema complejo". Esta complejidad puede ser concebida como efecto de la intersección de líneas causales relativamente independientes entre sí (en tanto, como señala el autor citado, la complejidad está íntimamente ligada con el azar); concepción que facilita la adopción una visión interdisciplinaria.
En este sentido, el presente trabajo sostiene que resulta posible preservar muchos de los modelos conceptuales del análisis freudiano, puesto que son capaces de soportar la resignificación sin perder su esencia. En otras palabras, tienen la propiedad de aceptar modificaciones provenientes de nuevos aportes. Un ejemplo es el concepto freudiano de Narcisismo Primario que se establece después del cambio teórico de 1920. Para Laplanche, como se señaló más arriba, esa idea del sujeto cerrado de manera absoluta sobre sí mismo constituye una icción insostenible y de ninguna utilidad. Los desarrollos recientes sobre el vínculo primario muestran que, en verdad, el niño es apto, poco después del nacimiento, para iniciar una serie de interacciones con su mundo circundante y para buscar activamente a su objeto de satisfacción; lo cual implica, naturalmente, un creciente nivel de discriminación entre el sujeto y su entorno desde el comienzo de la vida, como lo señaló Stern (1991). Pero, además, esas investigaciones sólo profundizan lo que provee la mera observación: quien haya visto un bebé de pocos meses sabe perfectamente cuán activo puede ser en cuanto a la búsqueda de interacciones, y es también evidente para quien quiera observarlo que tal bebé está lejos de preferir siempre el estado de "no excitación", lo que parece ir en contra de la idea freudiana de un aparato psíquico destinado a buscar en todos los casos la disminución posible de la cantidad de excitación, que resultaría coherente con la idea de la fusión completa con un objeto ideal. ¿Deberían conducir estas comprobaciones a abandonar el concepto de Narcisismo Primario? Sin embargo, según no pocas opiniones (como por ejemplo Green, 1990), la crítica enunciada por Laplanche llega demasiado lejos pues resultan desestimados algunos aspectos de la teoría que encuentran su corroboración en la clínica psicoanalítica. Por ejemplo, el punto de vista económico y el modelo del narcisismo primario absoluto resultan necesarios para comprender muchos de los aspectos más importantes de la clínica psicoanalítica actual, que se extiende más allá de los límites de las neurosis (llamadas por Freud "de transferencia"). También, puede agregarse, para intervenciones en ámbitos diferentes a la clínica psicoanalítica, ya que dan sustento teórico a algunas modalidades de investigación como la que se presenta en este trabajo.
Es cierto que el desarrollo de la teorización freudiana, a lo largo de las cuatro décadas que le insumió la labor, abundó en marchas y contramarchas, en vueltas repetidas sobre el mismo punto, en reelaboraciones y descartes. Pero sería una mala idea tomar partido, en todos los casos, por un Freud contra otro: los aspectos aparentemente contradictorios en el transcurso de la elaboración teórica suelen señalar nudos complejos de la realidad, puntos de resignificación en los que es necesario preservar tal complejidad. La concepción del narcisismo primario, por ejemplo, debe entenderse en relación con la hipótesis freudiana (formulada por primera vez varios años antes) sobre la dupla constituida por el Yo-realidad inicial y el Yo Placer. El Yo-realidad inicial se refiere a la capacidad temprana para distinguir aspectos de la realidad -como la interioridad o la exterioridad de un estímulo- a partir de marcas objetivas. Este acceso a la realidad es de evidente raíz biológica, es el Yo del aprendizaje por experiencia biológica al que Freud se refiere desde el "Proyecto de psicología" (Freud, 1950 (1895)), es el de la adaptación primera a la realidad, es lo que tiene más en común el hombre con los otros animales del planeta. Forma parte de un conjunto de hipótesis expuestas en "Pulsiones y destinos de pulsión" (Freud, 1915) y, más tarde, con leves variantes, en "La negación" (1925) y en "El malestar en la cultura" (1930). Dentro de la teorización freudiana sobre el origen del psiquismo, esta forma primigenia -el Yo-realidad inicial- describe una posibilidad realista básica, presente desde el nacimiento, representada primero por la adaptación releja, que va incluyendo nuevas adquisiciones a medida que el organismo progresa en su maduración. Sin duda alguna poco desarrollado en nuestra especie, a causa de lo que fue llamado prematuración o neotenia, característica de esta peculiaridad evolutiva que es el hombre; este Yo Real Primitivo es limitado, si, pero no tanto como sugería Freud, quien sólo le atribuyó explícitamente la capacidad de diferenciar entre estímulos externos e internos al organismo a partir de indicadores como la persistencia o no del estímulo en relación con los movimientos realizados. A este nivel organizativo se pueden adscribir las conductas adaptativas investigadas en las últimas décadas, que reconocen en el bebé pequeño la capacidad de iniciar, por ejemplo, secuencias interactivas con su auxiliar o de encontrar caminos para su autorregulación afectiva. Única modalidad presente en un comienzo, sobre él se impone rápidamente el Yo-placer, que tiende a la recuperación de la satisfacción vivenciada, sin miramientos por la realidad. El funcionamiento de este último es imaginario, en el sentido de Castoriadis (1993), quien ve en las primeras formas de representación, correspondientes a ese nivel, un rendimiento específicamente humano de la sexualidad, orientada al placer de la representación. Lo que se pone en juego allí es el tema de la imaginación, esa facultad específicamente humana capaz de crear "ex nihilo" una realidad nueva. Porque lo representado no se trata de mera repetición, copia fotográica de lo vivenciado inicialmente, sino de una combinatoria original, es decir, impredecible, de los elementos disponibles. Tal Yo-placer, que puede ser, entonces, ubicado como punto de partida de la imaginación y la creatividad, experimenta un extraordinario desarrollo como característica peculiar de la especie humana, dada la escasa adaptación espontánea del hombre a los diversos ambientes en que habita y al prolongado período de dependencia infantil. La aparición del Yo-placer no implica la desaparición del Yo Real; no debe entenderse la relación que los liga como de mero relevo ni aún como de resignificación. Ambos remiten a una unidad de contrarios en conlicto permanente en el proceso de desarrollo, que encuentra síntesis sucesivas a lo largo del tiempo. Al Yo-realidad inicial se le adscriben, como se señaló, las capacidades innatas halladas por las investigaciones recientes, con lo cual se amplía su contenido, pero no cambia su función. Y está claro que el Narcisismo Primario sólo remite al Yo-placer, que no puede, aunque lo intente, representar para el sujeto a toda la realidad. En ese sentido, el Narcisismo Primario, "absoluto" en términos de Green, no sería sino una "intención" del Yo Placer, amenazado por todo aquello que psique no domina, como diría Piera Aulagnier (op. cit.).
Este conjunto de hipótesis remite a un momento originario en la construcción de la subjetividad, en el que el límite entre Yo, pulsión y objeto es borroso o directamente inexistente.
El problema planteado consiste, entonces, en determinar si estos modelos son efectivamente herramientas conceptuales útiles para dar cuenta de la realidad que se enfrenta. En un terreno de investigación difícil y polémico para el psicoanálisis, como es el de los más severos trastornos del desarrollo, muchas de las manifestaciones observables se hacen comprensibles desde el modelo de la metapsicología; en particular en referencia al punto de vista económico, en tanto está implicado el problema de la tramitación de las cantidades de excitación (Calzetta; 2007). Un aspecto relevante en la presente investigación es que se propone el abordaje de la problemática de la subjetividad en los mencionados trastornos -el más conocido de los cuales es el autismo, aunque esa popularidad no resuelva para nada el problema de la imprecisión de los límites de la clase- sin presuponer un exclusivo origen vincular pretérito para las manifestaciones sintomáticas. Por el contrario, a partir de las posibilidades que brinda un modelo etiológico tan fértil como el de las series complementarias (Freud, 1917), conjetura para cada caso una combinación diferente de series causales relativamente independientes entre sí.

Análisis de un caso
A lo largo de los años de trabajo se han ido corroborando hipótesis coherentes con los modelos teóricos utilizados, tal como fue comunicado en anteriores oportunidades. A partir de esa experiencia reiterada en numerosos casos, puede sostenerse la pertinencia del modelo teórico utilizado, tanto para dar cuenta de las peculiaridades en el proceso de constitución subjetiva en los casos estudiados como, de manera más general, para describir el fondo de desarrollo esperable contra el cual contrastar esas formaciones particulares.
A modo de ejemplo se desarrolla a continuación una síntesis de los avances en la escritura y modificaciones de las manifestaciones de estructuración psíquica producto de la misma, en un adolescente de 16 años que carecía prácticamente de lenguaje oral al comenzar el tratamiento en el hospital Tobar García, siete años atrás1 . En el momento de iniciar el trabajo pronunciaba sílabas aisladas en las que, en ocasiones, podía distinguirse el comienzo o el final de alguna palabra. No desarrollaba conductas simbólicas y debía ser contenido en los momentos de mayor desorganización, en los que intentaba huir o procuraba agredir con violencia a los miembros del equipo que trabajaban con él. Mostraba conductas marcadamente autistas y su nivel cognitivo fue diagnosticado como "retardo mental severo".
Según consta en el informe neuropsicológico, padeció escarlatina alrededor de los 2 años de edad y a partir de ese momento fue perdiendo paulatinamente el habla, el control de esfínteres y toda posibilidad de conducta autónoma. Paulatinamente su actitud lúdica también varió, mostrando desinterés frente a los juguetes y optando por pasar varias horas quieto frente al televisor. Según el relato materno, "únicamente lo organizaba la TV y la comida". Nació de parto normal y a término. La lactancia materna se prolongó hasta los 13 meses. Como suele observarse en casos semejantes, el desarrollo durante sus dos primeros años de vida no presentó anomalías significativas para la familia: la madre informó que "respondía a órdenes simples, reconocía sus ropas y ayudaba cuando lo vestían, jugaba a la pelota y pronunciaba un razonable número de palabras como: "mamá", "papá", "gol", el nombre de sus hermanos mayores como así también el de sus abuelos y animales domésticos". Mientras duró su enfermedad no aprendió nuevas palabras. Luego, progresivamente fue perdiendo el habla: "lo último que perdió fue el "no", que conservó hasta los dos años y nueve meses".
Al comienzo de la labor con el equipo de rehabilitación comunicacional mostraba, como se señaló, marcado negativismo y tendencia a mantenerse en movimiento. No dejaba de agredir con violencia a los integrantes del equipo o de agredirse a sí mismo. A los pocos meses de trabajo, sin embargo, comenzó a mostrar cierto interés por reconocer números, no así iguras o dibujos. Al cabo de un año se manifestó un creciente interés por la computadora y por la posibilidad de escritura de palabras. El trabajo específico en relación con la escritura comenzó con la propuesta de copiar palabras referidas a un reducido conjunto de intereses del niño: personajes de dibujos animados o comidas. Fue asistido durante varios meses con soporte físico; a lo largo de ese período debía interrumpirse la tarea luego de cada palabra escrita debido a la marcada resistencia a continuar. Generalmente utilizaba el cuerpo del otro como la extensión del propio. A pesar de esas dificultades, en forma paulatina fue adquiriendo la capacidad de reconocer las imágenes que se le mostraban, de modo que llegó a señalarlas y a escribir la palabra correspondiente. En la actualidad escribe sin soporte físico -es decir, sin ser sostenido del brazo-, si bien el sostén emocional de los miembros del equipo que trabajan con él sigue siendo fundamental.
Es necesario destacar el cambio sustancial producido en el sujeto, tanto frente a la tarea como a los investigadores que lo asisten, ya que en la actualidad demuestra un gran entusiasmo por escribir. Además, ha comenzado a nombrar objetos y a expresar deseos verbalmente. Esta adquisición tardía del lenguaje verbal ha sido comprobada también en otros casos en tratamiento, que, sorprendentemente, han adquirido esa forma de comunicación con posterioridad al logro de la escritura. De acuerdo con el relato familiar, cuando actualmente A. no es comprendido logra, a menudo, recurrir a la escritura manuscrita, dibujando letras sobre cualquier supericie apta para ello. Asimismo se ha modificado sensiblemente su capacidad de tramitación de impulsos: posee mayor autocontrol y una notable aptitud para demostrar afectos adecuados a las circunstancias. También aumentó considerablemente la posibilidad de comunicarse con los miembros de su familia.
Como ocurre en la mayoría de los casos pudo comprobar- se que a medida que lograba cierto nivel de escritura iban desapareciendo algunos de los rasgos autistas, aquellos que, según hemos comunicado en otras oportunidades, forman parte de un esfuerzo defensivo primitivo común en estos sujetos (Calzetta, op. cit.). Comenzó además a aceptar trabajar sentado en la escuela a la que concurre, con menor nivel de agresión y negativismo.
El proceso por el cual se fue apropiando de la escritura resulta por demás interesante. Al comienzo, las primeras palabras le habían sido presentadas, durante meses, letra por letra y el niño así las iba copiando. Al mostrarle una palabra completa no se lograban resultados satisfactorios, lo que sugiere que su capacidad de atención se encontraba severamente limitada. Con posterioridad fue escribiendo las palabras sílaba a sílaba y por ultimo logró copiar palabras completas.
Paralelamente a la creciente autonomía en la elección de palabras se fue haciendo notable que su escritura adquiría la forma de series o listados de términos referidos a diferentes temas. Tal conducta puede ser interpretada como un primer esfuerzo en la construcción de un registro de elementos de su entorno, probablemente con la ffinalidad de apropiarse de su realidad; un incipiente rendimiento de la pulsión de dominio en el nivel simbólico. Por ejemplo, cuando en la escuela se comenzó a trabajar el tema "Buenos Aires colonial", se mostró entusiasmado con la propuesta, así como también con su carpeta pedagógica, la que llevaba a todos lados y utilizaba para copiar y mostrar. Aparecieron entonces, en los registros de escritura, listas de palabras relativas a este tema: "ABANICO - PEINETON - VELAS - GALERAS - CABEZA - CABALLEROS"
Ese período se caracteriza por un cambio cualitativo en su producción, que comenzó a referirse a objetos no pre
sentes, a la vez que lograba interesarse en algo más que en las imágenes estereotipadas de los personajes de dibujos animados. A medida que la escritura se hacía más fluida el soporte físico fue cada vez menos relevante hasta que logró escribir en forma totalmente independiente. A la vez, el esfuerzo por leer en voz alta sus producciones escritas -una conducta de aparición espontánea, que también pudo observarse en otros niños participantes en el programa- le permitió desarrollar su lenguaje oral, haciéndose cada vez mas clara su pronunciación. Pasó de solicitar algo con el primitivo recurso de la palabra-frase, a la construcción de estructuras gramaticales más complejas. Por ejemplo, de reclamar tan sólo, y con dicción confusa, "helado" pasó a verbalizar "a comer helado".
El último período de tratamiento se caracterizó por un cambio favorable en cuanto a la posibilidad de diálogo, lo que resulta particularmente significativo en relación con la dificultad que en tal sentido presentan los niños y jóvenes que participan en el programa. Se continuó con la escritura de preguntas en la computadora, no sin provocarle, al comienzo, un gran fastidio y deseos de agredir, como era habitual ante cualquier propuesta nueva. Actualmente se tornó habitual el intercambio verbal y, aunque en ocasiones es necesario insistir, resulta llamativa la gradual desaparición de la negativa a contestar. También resulta signcativo que el tiempo de reacción de A. ante cada pregunta va siendo considerablemente menor, lo que permite suponer una comprensión mucho más rápida de lo que le es solicitado y, a la vez, un período más breve para la elaboración de la respuesta Simultáneamente ha logrado introyectar de modo significativo las restricciones que se le formulan. Ante una acción que le ha sido anteriormente prohibida dice: "no lo hagas" o "no lo toques", lo cual muestra, por un lado, un desarrollo importante de la instancia yoica, y, por otro, la persistencia de la inversión pronominal característica de estos casos, según fue registrado ya en los primeros estudios dedicados al tema (p. ej. Kanner, 1943).
Además de su creciente capacidad para utilizar el lenguaje verbal -un recurso prácticamente inexistente al inicio del tratamiento-, resulta signcativa su incipiente posibilidad de escritura manuscrita. Para ello utiliza letra de imprenta, lo cual asemeja la forma habitual en que los niños pequeños suelen comenzar con la escritura. También ha comenzado a dibujar, en particular la igura humana, lo que implica la puesta en funcionamiento de otra conducta simbólica que le permite apoderarse del espacio en blanco. Logra combinar ambas modalidades expresivas: palabras y dibujos, lo que le permite plasmar las primeras nociones de forma integradas con la expresión verbal.
Actualmente puede dibujar rudimentos de escenas (ver figuras 1 y 2) y la producción va dando muestras de mayor integración. Como puede observarse, los dibujos presentan una modalidad esquemática (Osterrieth, 1977), correspondiente a un niño mucho menor. La importancia de la aparición de esa conducta radica fundamentalmente en la habilitación de nuevas modalidades comunicativas y de elaboración psíquica a partir del procesamiento de las cantidades de excitación.

Conclusiones y Problemas
Un problema central es, como se señaló más arriba, el de la forma que toma la constitución del psiquismo cuando las condiciones de producción del mismo divergen en forma notable de lo esperado. En ese sentido, adquiere importancia la comprobación de la homogeneidad de los procesos, si bien con consecuencias diferentes, tanto en unos como en otros casos. Se observa que invariablemente ocurre en estos sujetos lo que en cualquier otro caso: el estado traumático condena a la psique a la repetición y le impide la acción creativa, que consiste en la recombinación original de los elementos de la experiencia. La peculiaridad en estos casos es que el hecho traumático es la vida misma, el conjunto de los acontecimientos de la vida cotidiana que estos niños y jóvenes no logran elaborar en tanto fracasan o, por lo menos, se ven notablemente dcultadas las posibilidades de ligar la excitación suscitada en esas circunstancias a sistemas representacionales relativamente coherentes y estables. Con esta característica se relaciona un hecho conocido desde los primeros estudios sobre autismo: la necesidad que estos sujetos muestran de que su ambiente permanezca lo menos perturbado que sea posible; ante cada cambio reaccionan con angustia o manifestación equivalente, lo cual se conirma en los sujetos de la presente investigación. La enorme dcultad para tolerar los cambios se vincula con la falta de procesamiento psíquico como consecuencia de la insuiciencia de sus sistemas representacionales, lo que ocasiona, como se señaló más arriba, frecuentes estados angustiosos de origen traumático. Queda así de manesto el papel que el sistema de representaciones, con sus múltiples niveles, juega en el proceso general de constitución subjetiva. A su vez, se comprueba en todos los casos estudiados que las representaciones adquiridas a partir del acceso a la escritura habilitan, en mayor o menor medida, nuevos procesos psíquicos, ya que permiten ligaduras signcativas de la cantidad de excitación. El ejercicio de la escritura -y, con- secuentemente, el nivel simbólico que ésta inaugura- ejerce una función efectivamente antitraumática, en tanto incrementa en el Yo la capacidad de dominio de las cantidades en juego.
En cuanto a la cuestión del Narcisismo Primario, es decir, a la escasa diferenciación inicial entre Yo, pulsión y objeto, puede retomarse ahora la pregunta formulada más arriba acerca de la medida en que esta enunciación especulativa sobre la forma primitiva de funcionamiento psíquico aporta efectivamente a la comprensión de la subjetividad en los casos estudiados. La experiencia reiterada sugiere una relación que merece ser profundizada. En efecto: la dcultad que experimentan estos sujetos para comprender y predecir la conducta del otro (así como la propia) en términos de estados mentales puede ser relacionada con la imposibilidad de separar claramente el yo del objeto. Es evidente que a un déicit en la consideración de la alteridad del objeto le correspondería una dcultad correlativa para percibir en el otro procesos psíquicos autónomos; pero, además, la posibilidad de reconocer la "mente" propia implica necesariamente el reconocimiento de las otras, con las cuales contrastaría y se diferenciaría como una entre varias.
Desde la perspectiva cognitiva, las dcultades de "mentalización" se atribuyen a un déicit del "impulso de coherencia central" (Frith, op, cit., pág. 228). El problema estribaría en la imposibilidad del niño de relacionar la experiencia proveniente de los vínculos cotidianos con su conocimiento previo de la realidad, es decir, de integrar "una inmensa cantidad de información sobre sucesos, objetos, personas y conductas" (ibid., pág. 229). Evidentemente, ambas posiciones no son contradictorias: no podría concebirse el proceso de diferenciación entre sujeto y objeto sin ese "impulso de coherencia central", esa capacidad del Yo apuntalada en la maduración del sistema nervioso. Pero la perspectiva psicoanalítica facilita una aproximación a la subjetividad de los niños y jóvenes a los que se refiere la presente investigación.
Cabe señalar que la autora antes mencionada incluye en su estudio a autistas de alto rendimiento, es decir, capaces de utilizar lenguaje verbal adecuado para la comunicación. En tal nivel encuentra la manifestación de las peculiares características de la forma autística de funcionamiento; mientras que el presente trabajo se refiere, en cambio, a los de menor rendimiento y de peor pronóstico, incapaces de lograr en forma autónoma alguna comunicación que vaya algo más allá de pedidos simples y estados afectivos elementales y poco discriminados, por lo general de modo no verbal. Para estos sujetos, acceder a una posibilidad de comunicación a través de la escritura no resuelve el autismo, naturalmente, pero signca un importante incremento en su capacidad de comunicación y, correlativamente, de procesamiento psíquico, lo que podría considerarse equivalente a un verdadero cambio de nivel.
Otras conductas típicas en estos niños, como el utilizar el cuerpo del otro como prolongación del propio y la imposibilidad de aceptar los límites corporales de los demás, forman parte del mismo conjunto ligado a la indiscriminación inicial supuesta en el narcisismo primario. También el movimiento recursivo que constituye el intento de defensa contra los efectos de la frustración: los autistas muestran una aparente indiferencia con respecto al objeto que, cuando son pequeños, es siempre motivo de sufrimiento para su familia, dado que se sienten "no queridos" por este niño extraño y a menudo incomprensible. Para éste, el otro no parece adquirir existencia por sí mismo, no muestra reconocer su presencia más que como circunstancia material del ambiente y no se observa que repare claramente en la diferencia entre las acciones propias y las del otro. Las personas parecen ser para él intercambiables, en tanto a menudo sólo valen como instrumentos. Pero la indiferencia afectiva en que este proceso se desarrolla es engañosa: estos niños enfrentan, en realidad (como lo testimonia en ocasiones su propia producción escrita) el dolor atroz de depender por completo de un objeto que no alcanzan a comprender, cuyas conductas se le hacen imprevisibles e incontrolables. A la vez, soportan en numerosas ocasiones la imposibilidad de organizar una respuesta motriz y comunicativa adecuada a la circunstancia. La angustia de pérdida de objeto -que para cualquier niño impone la necesidad de la separación y la autonomía creciente- se transforma en estos casos en una prueba imposible de superar. La dificultad mayor parece estar también en la fragilidad y la inconsistencia de su sistema representacional, lo que, como se señaló más arriba, obedece en principio a causas constitucionales y le impide culminar la diferenciación con respecto al objeto para construir así un camino hacia la autonomía. La dependencia se hace inextinguible, y el abismo que resulta de ello es enfrentado con el recurso fallido del intento de desmentida de la existencia misma del objeto. El sujeto sólo puede procurar, sin éxito, vivir en un mundo donde los otros no signifiquen nada para él. Por el contario, como se observa en la evolución de los casos en atención, en la medida que se incrementa la capacidad comunicacional y el sujeto entra en vínculos predecibles con los otros significativos, surgen formas de convivencia más satisfactorias para todos los participantes en el vínculo.
Finalmente, como queda de manifiesto en función de los datos aportados por esta investigación, en lo referente a los condiciones iniciales de producción del aparato psíquico y a las vías de su desarrollo, algunas de las categorías conceptuales del andamiaje freudiano constituyen aún hoy instrumentos conceptuales válidos para la investigación, puesto que admiten la resignificación: es posible modcarlas en función de nuevos conocimientos y no pierden su función en el conjunto.

Figuras

1 Una breve referencia a este caso fue publicada a pocos años de iniciado el tratamiento (Calzetta y Orlievsky, 2005).

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Fecha de recepción: 31 de marzo de 2011
Fecha de aceptación: 11 de julio de 2011

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