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Anuario de investigaciones

versión On-line ISSN 1851-1686

Anu. investig. vol.18  Ciudad Autónoma de Buenos Aires dic. 2011

 

PSICOLOGÍA SOCIAL, POLÍTICA Y COMUNITARIA

 

De los imaginarios y prácticas sociales a las lógicas colectivas. 15 años de investigaciones de la Cátedra I de Teoría y Técnica de Grupos, Facultad de Psicología, UBA

From the imaginary and social practices to collective logics. 15 years of research of the Chair I, Group Theory and Technique, School of Psychology, UBA

 

Fernández, Ana María1; López, Mercedes2; Borakievich, Sandra3; Ojám, Enrique4

1 Profesora Titular Plenaria. Cátedra I de Teoría y Técnica de Grupos, Facultad de Psicología, UBA. Directora del Proyecto de Investigación UBACyT "Autogestión, estado y producciones de subjetividad: experiencias de fábricas y empresas recuperadas en Argentina" (2008-2010). E-mail: anafer@psi.uba.ar

2 Profesora Adjunta Regular de Cátedra I de Teoría y Técnica de Grupos, Facultad de Psicología, UBA. Co-Directora del Proyecto de Investigación UBACyT.

3 Profesora Regular Adjunta. Cátedra I de Teoría y Técnica de Grupos, Facultad de Psicología, UBA. Integrante del equipo de investigación, Proyecto de Investigación UBACyT.

4 Docente Regular. Cátedra I de Teoría y Técnica de Grupos, Facultad de Psicología, UBA. Integrante del equipo de investigación, Proyecto de Investigación UBACyT

 


Resumen
Se presentan los principales resultados y los criterios metodológicos de 6 investigaciones realizadas en forma ininterrumpida por la Cátedra Teoría y Técnica de Grupos I de la Facultad de Psicología de la UBA en el marco de los Proyectos de Investigación UBACyT comprendidos entre los años 1995 y 2010. En ellas se indagó imaginarios y prácticas sociales en diferentes ámbitos y poblaciones.

Palabras clave:
Imaginarios sociales; Subjetividad; Colectivos sociales; Problematización recursiva; Lógicas colectivas

Abstract
This paper presents the main results and methodological criteria used in 6 studies conducted on a continuous basis by the Chair Theory and Technique of Groups I, Faculty of Psychology at the University of Buenos Aires as part of the Research UBACyT included between 1995 and 2010. They investigated social imaginary and practicies in different areas and populations.

Key words:
Social imaginary; Subjectivity; Social groups; Recursive problematization; Collective logics


 

I. Introducción1
En el este artículo se presentan los principales resultados y los criterios metodológicos de 6 investigaciones realizadas en forma ininterrumpida por la Cátedra Teoría y Técnica de Grupos I de la Facultad de Psicología de la UBA en el marco de los Proyectos de Investigación UBACyT comprendidos entre los años 1995 y 2010. Los mismos han sido: UBACyT Ps. 029 "Producciones del Imaginario Social en las instituciones. Un estudio en la Facultad de Psicología, UBA " (1995-1997); UBACyT Tp/016 "Imaginarios Estudiantiles. Producciones del Imaginario Social en la Facultad de Psicología, UBA ", (1998-2000); UBACyT - P705: "Microemprendimientos autogestivos de jóvenes. Dispositivos de acción colectiva frente a la vulnerabilización social" (2004-2005); UBACyT P047: "Grupos de vulnerabilidad social: Transformaciones en los imaginarios sociales y en las prácticas comunitarias: un estudio en el barrio de Balvanera" (2001-2004); su continuación P052: "Política y subjetividad: estrategias colectivas frente la vulnerabilización social" (2004-2008); y P019: "Autogestión, Estado y Producción de Subjetividad: experiencias de fábricas y empresas recuperadas en Argentina" (2009-2010).
Todas ellas tuvieron un eje común que fue la indagación de imaginarios y prácticas sociales en diferentes ámbitos y poblaciones, lo que permitió identificar las transformaciones de la subjetividad por más de una década al mismo tiempo que transcurrían. Esta perspectiva ha articulado, entre otras, las nociones de imaginario social (Castoriadis,C., 1983-1988), producción de subjetividad (Guattari, F., 1996), modo histórico de subjetivación (Foucault, M., 1980) y multiplicidad (Deleuze, G., 1988). En estos 15 años de investigación los hallazgos han sido numerosos, como así también los problemas que nos han interpelado, a partir de los cuales hemos podido ir construyendo una "caja de herramientas" (Foucault, M.,1980) específica, que presentamos en este artículo.

II. Una indagación en las producciones de los Imaginarios Sociales (1995-2000)
Aquí se presentan algunas herramientas y criterios metodológicos elaborados a partir de dos primeros proyectos de investigación de la Cátedra I de Teoría y Técnica de Grupos, dirigidos por la Dra. Ana M. Fernández, en los que se indagó la producción de imaginarios sociales en la Facultad de Psicología de la UBA2 . Esos 6 primeros años de indagación de los imaginarios sociales constituyeron el puntapié inicial de un trabajo de construcción de herramientas destinadas a indagar la subjetividad, entendida ésta como una construcción socio-histórica en tensión con la singularidad de cada individuo3 (Fernández, A.M., 1999).
Desde el diseño mismo de los proyectos para estas investigaciones planteamos que las características del campo en el que trabajábamos hacían necesaria una mirada particular y la construcción de nuevas herramientas que permitieran leer las producciones desmarcándolas de las metodologías clásicas de investigación. Entendíamos a las instituciones, los grupos, las subjetividades, las significaciones colectivas, los espacios comunitarios como núcleos problemáticos singulares cuyo despliegue ofrece resistencia a los pensamientos unidisciplinarios. En tal sentido, se hacía necesario problematizar el pensamiento binario en el que se sostienen las metodologías clásicas, por lo tanto no sólo nos estábamos planteando algunas modificaciones en lo metodológico sino un reposicionamiento epistémico y conceptual.
Nuestra intención era comenzar a estudiar los imaginarios sociales que atravesaban nuestra institución. Hasta el momento, "Imaginario Social" era un concepto netamente teórico desarrollado por Castoriadis en el área de la filosofía política (Castoriadis, C., 1983; 1988), quien -sintéticamente- lo concibe como el conjunto de significaciones que mantiene unida a una sociedad y la instituye como tal. Considera que la producción de las mismas es una capacidad de la imaginación colectiva. Señala, asimismo, dos dimensiones del imaginario social: una efectiva, que reproduce las significaciones anudadas al poder y permite reproducir la sociedad tal cual está dada, y otra dimensión radical que refiere a las invenciones históricas de nuevas signiicaciones que posibilita en algunos casos las transformaciones sociales (Fernández, A.M., 1993).
Desde el primer proyecto, cuyo objetivo principal fue identificar la producción de significaciones imaginarias sociales en instituciones específicas, asumimos el desafío de
operacionalizar este concepto teórico para utilizarlo empíricamente y aportar a la indagación del campo de problemas de la subjetividad (Fernández, A.M., 1999).
En ese marco advertimos que el análisis del discurso si bien era de cierta utilidad resultaba insuiciente como método para situar los modos en que los imaginarios sociales operan en los colectivos, por lo cual nos nutrimos de aportes de autores tales como Deleuze, G. y Guattarí, F. (1994), Foucault, M. (2007, 1980, 1990), Castoriadis, C. (1983, 1988, 1993), Derrida, J. (1998), Kesselman, H. y Pavlovsky,E. (2000), Lourau,R. (1975), Lapassade, G. (1977), Bourdieu, P. (1987, 1999), entre otros. Agenciamos los conceptos de manera crítica; para ello tomamos el recaudo de no buscar certezas sino herramientas para pensar la singularidad de los problemas que el campo de indagación iba presentando. Esto nos posibilitó eludir los deslizamientos esencialistas y -como se dijo antes- tomar los aportes de diversos autores como herramientas para pensar antes que como referentes de verdad que obturaran la posibilidad de producir nuevas preguntas.
El principal resultado fue la construcción de una caja de herramientas4 especíica (Foucault, M., 1980; Fernández, A.M., 2007) que nos permitiera relevar, identificar y caracterizar las producciones de los imaginarios sociales en un colectivo en acción.
A partir de los aportes de estos autores fuimos estableciendo posicionamientos epistémicos acordes con nuestro interés investigativo, precisando algunos criterios y reformulando prácticas de trabajo. Así pensamos las cuestiones a indagar como campos de problemas atravesados por múltiples inscripciones: deseantes, históricas, institucionales, políticas, económicas, etc. antes que como objeto de investigación unidisciplinario (Fernández, A.M., 1989, 1999 y 2007).

Algunas consideraciones acerca del método de indagación
Cuando nos propusimos indagar las producciones del imaginario social, sosteníamos la hipótesis de que la modalidad de trabajo en las Jornadas de Producciones Grupales5 constituía un dispositivo capaz de visibilizar signiicaciones imaginarias sociales. El dispositivo de Multiplicación Dramática con el que trabajamos surge del propuesto por Pavlovsky Kesselman (Pavlovsky, E. & Kesselman, H.,2000), y luego retrabajado para que contemplara los requisitos propios de un dispositivo pedagógico y no clínico-terapéutico (Fernández, A.M., Borakievich, S., Ojam, E. & Imaz, X., 2003). Al apelar a un dispositivo como este que hace posible la producción "espontánea" de una sucesión de escenas y narrativas, se instalan las condiciones de posibilidad para el despliegue de significaciones imaginarias sociales e institucionales y de toda una diversidad de producciones de sentido. Considerábamos que las escenas que los estudiantes producían mediante este dispositivo constituían una modalidad especíica de narrativas donde, por fuera de cualquier trama argumental, diversos elementos (verbales, gestuales y acciones, por nombrar algunos) hacían posible coniguraciones de sentido a lo largo de la producción grupal. Insistían al modo de la latencia (Fernández, A. M., Ojam, E. & Imaz, X., 2001). Con este enfoque trabajamos con las producciones en dichas jornadas realizadas con estudiantes de la Facultad de Psicología de la U.B.A., que estaban cursando la materia Teoría y Técnica de Grupos en la cátedra I entre los años 1987 y 2002.
Desde el inicio, entonces, sostuvimos que las Jornadas de Producciones Grupales operan como un dispositivo enunciador de los imaginarios sociales en las instituciones. Partimos de entender que las signiicaciones imaginarias coniguran diversidad de producciones de sentido. Para el análisis de estas producciones y en coherencia con el enfoque epistémico y de procedimientos que llevábamos a cabo, apelamos a establecer algunos criterios:
• Entender la latencia grupal, no como aquellas circulaciones de sentido escondidas en alguna profundidad a ser develada sino como lo que late allí todo el tiempo, tan a la vista que muchas veces no puede ser visto. De allí surge el recurso metodológico de la permanente interrogación de lo obvio,
• la suspensión de la inmediatez en la atribución de sentidos para explicar lo ocurrido, entendiendo que esto elimina la diversidad de signiicaciones; trabajar con múltiples sentidos posibles a partir de lo que aporta el material y la lectura de diferentes niveles de implicación (situaciones, climas grupales, dinámica grupal, lo institucional, la época, etc.) Es decir, no buscar una interpretación de contenidos, ni explicaciones, ni buscar el origen, sino ubicarse en el "entre" (Deleuze, G., 1970) trazando recorridos posibles a partir de distinguir y puntuar las líneas de significancia puestas de manifiesto,
• distinguir y puntuar (Montenegro, R., 2004): previo a toda descripción se produce la distinción estableciendo una diferencia y con ello un campo de posibles. Quien coordina la experiencia no es un sujeto posicionado en un punto exterior al campo fenoménico, sino que establece algunas distinciones, recorta, selecciona y puntúa desde su propia implicación. Son las mismas operaciones puestas en juego para el trazado de líneas de sentido (entendiendo que ninguna lectura abarcará la totalidad de lo acontecido) que construyen los propios participantes de la experiencia.

A modo de secuenciar el proceso de construcción de herramientas para la lectura del material a lo largo de los primeros 5 años de indagación de imaginarios sociales es posible situar tres modos claramente distintos de leer las producciones grupales. En el primero, buscábamos insistencias temáticas. En el segundo el rastreo de insistencias dejó de ser temático/argumental para distinguir y puntuar el material a partir de la insistencia de distintos elementos y/o formas que se reiteraban en la sucesión de escenas. En otras palabras: ya no se imponía una unidad argumental. Comenzamos a realizar así conexiones entre elementos de una escena y elementos de otra, conigurando la mayor diversidad de líneas de sentido posibles. En el tercer momento, con dicha modalidad minimal ya adquirida comenzamos a distinguir y puntuar deslizamientos de sentidos y redundancias e intensidades de los cuerpos en colectivos en acción (Fernández, A.M., 2007). Esto significó un salto cualitativo en nuestro pensamiento, ya no indagábamos solamente universos de sentido sino que estos se volvían inseparables de cuerpos y prácticas de un grupo en acción. Inscripciones socio-históricas, situaciones institucionales, acontecimientos resonantes se hacían presentes más allá de lo explícito en latencias de muy diverso orden.
Ya hemos señalado que leer el material más allá de lo manifiesto-argumental, no implica buscar un sentido oculto a ser develado por una coordinación ubicada en el lugar del saber-poder. Esta tarea implicó no dejarse asaltar por el primer sentido que abrochara en nuestro universo de significaciones. Es decir, implicaba incluir diferentes dimensiones en la lectura: leer lo dicho, lo no dicho, cómo fue dicho, cómo fue silenciada una temática que insistía, pero también las conexiones e insistencias de diversos elementos dentro de una escena, tales como personajes, gestos, sonidos, acciones, climas, etc. La lectura de lo que late allí todo-el-tiempo habilita así la coniguración de diversos universos de significaciones. Múltiples sentidos allí presentes, latiendo, en una diversidad inagotable de combinaciones.
Este incluye indefectiblemente el rastreo de las intensidades, los climas grupales y los grados de afectación, tanto grupal como personal. La intensidad irrumpe y puede producir tanto nuevos sentidos como afectaciones en medio de la producción de un colectivo, produciendo subjetividad más allá del lenguaje y las representaciones. (Fernández, A.M., 2007)
Este criterio de lectura permitió poner en visibilidad insistencias y rarezas que se sucedían en las diversas escenas de los talleres a lo largo de los años. Elementos aparentemente desconectados entre sí iban conigurando universos de significaciones y daban cuenta de los atravesamientos socio-históricos en que los alumnos de psicología transitaban sus prácticas (el momento socio-histórico, la institución universitaria, las teorías hegemónicas, el mundo psi, la cultura del rock, los desparecidos, los hábitos de los alumnos de la facultad, etc.) desfilaban muchas veces desde el recurso del humor y la ironía poniendo de manifiesto lucideces insospechadas para nosotros respecto del mundo en que vivían.
En las sucesivas Jornadas de Producciones Grupales fuimos advirtiendo que en sí mismas constituían un analizador institucional pues presentaba frecuentes referencias a:
• alusiones institucionales referidas al contexto inmediato de la experiencia (facultad, carrera, institución educativa, aspiraciones con respecto al futuro profesional, emblemáticas profesionales)
• instituciones que atraviesan la vida cotidiana (justicia, gobierno, religión, salud, familia, pareja, etc.)
• acontecimientos históricos, políticos y sociales actuales y pasados. (Fernández, A.M., Borakievich, S., Ojam, E. & Imaz, X., 2003)

Siempre tuvimos el recaudo metodológico de suspender toda premura de atribución de sentido, a fin de dejar que el colectivo configure múltiples sentidos posibles. Procediendo de este modo, fuimos haciendo de estos criterios herramienta de lectura; de esta manera pudimos darle visibilidad a diversas significaciones sociales, algunas significaciones del imaginario institucional de la propia Facultad, e incluso algunas significaciones instituyentes, que daban cuenta de ciertos procesos de transformación en las subjetividades colectivas en aquel momento.

Algunas transformaciones sociales y producción de subjetividad en la Argentina de los ´90

Muchas transformaciones sociales estaban ocurriendo durante la década del 90 en la Argentina; estas investigaciones nos permitieron distinguirlas mientras estaban aconteciendo. El paso de las sociedades disciplinarias a las sociedades de control (Deleuze,G., 1995) pasaban en nuestro país por los procesos de subjetivación que el modelo neoliberal triunfante propiciaba.
Los universos de significaciones imaginarias de los estudiantes de Psicología, daban cuenta para nuestra sorpresa de una mutación en curso de las signiicaciones centrales de los imaginarios de la Modernidad (Lipovetsky, G., 1986). Esta transformación incluía tanto significaciones como acciones, valores, sensibilidades, prioridades de la vida, etc. No se trataba de un mero cambio de las costumbres, sino de la producción de nuevos modos de subjetivación y nuevas modalidades de los lazos sociales. En las transformaciones de los lazos sociales se observó una reformulación de los valores de lo público y lo privado, como así también la caída de las normas y los valores disciplinarios; cualquier situación que exigiera atenerse a un reglamento era vivida por los estudiantes como autoritaria. Parecían haber entrado en mutación los universos de significación que sostenían el acatamiento o la rebeldía a las normativas del espacio público para dar lugar a otra idea de autonomía personal, otra idea de libertad individual, más "psicológica", que se alejaba bastante de la idea de libertad y derechos personales propios del ciudadano de la polis o del integrante de una "comunidad" que había caracterizado a las subjetividades modernas6 (Fernández, A. M., López, M., 1999).

Al mismo tiempo, estos desfondamientos de sentido de las normas, el deber, la obligación, las rebeldías al acompañarse del desinvestimento de inscripciones institucionales y lazos comunitarios, se encontraban en estrecha relación con fuertes sentimientos de desamparo, inermidad, soledad, impunidad, etc. (Fernández, A. M. y cols., 1999)
También, se identificaron transformaciones en curso de las expectativas profesionales de los futuros egresados, su relación con el mercado laboral de aquel momento y la formación curricular que recibían en la Facultad. Una de las preocupaciones que los estudiantes expresaban era su impotencia por considerar que el teoricismo imperante en la currícula no les brindaba adecuadas herramientas para hacer frente al ejercicio profesional en ninguna de las áreas de competencia. Los resultados obtenidos en los análisis cuantitativo y cualitativo, mostraron que, a medida que avanzaban los años, en el material de las jornadas, las escenas referidas al rol profesional progresivamente iban disminuyendo en cantidad, hasta quedar prácticamente ausentes (Fernández, A. M., López, M., Bozzolo, R., Ojám, E. & Imaz, X., 2002)
Esta impotencia frente a la crisis laboral que anunciaba, ya en aquel momento, que muchos jóvenes universitarios tal vez jamás ingresarían al circuito productivo trabajando en las profesiones para las cuales se habían formado, parecía estar produciendo un particular mecanismo: se dejaba de ilusionar, imaginar y de investir narcisísticamente un futuro profesional. Ante una realidad insoportable, no se llega a construir creencia que la desmienta, ni se emprenden acciones que permitan su transformación, sino que se opta por desalojar la producción de ilusión sobre el futuro y esto, a su vez, produce una fuerte inhibición de la potencia imaginante, dejando de motorizar acciones concretas productoras de nuevas realidades y de futuros posibles.
Tal parecía ser el difícil circuito de las significaciones sociales instituyentes que se instalaba en la Argentina de los '90, produciendo aislamientos, soledades y fragmentaciones diversas, que las indagaríamos en otras investigaciones en años subsiguientes.

Estos proyectos nos permitieron aportar una serie de conocimientos que contribuyen a pensar las cuestiones de la subjetividad como un campo de problemas (Fernández, A. M. y cols., 1999), lo cual implica pensarla en términos de procesos colectivos y sus múltiples atravesamientos políticos, deseantes, económicos, socio-históricos, etc. Asimismo comprobábamos una vez más la eicacia de los dispositivos grupales como potentes visibilizadores de significaciones imaginarias sociales. La diversidad estuvo siempre presente, pero debíamos desarrollar las herramientas adecuadas para ponerla de manifiesto.
Algo que fue quedando en claro a lo largo de esos 7 años de investigación, es que ya no podíamos hablar en términos de "El Imaginario Social", sino que lo adecuado era siempre hablar en plural de "los imaginarios sociales" ya que en terreno siempre nos encontramos con múltiples imaginarios colectivos actuando simultáneamente. A partir de la instrumentación de una metodología que se fue configurando al andar pudimos airmar que no se podía reducir la indagación de las signiicaciones imaginarias sociales al análisis del discurso. Las dimensiones de significación de los imaginarios sociales entraman configuraciones colectivas donde lo "extra-discursivo" opera permanentemente. Es decir empezamos a pensar en producciones de subjetividad más allá de las producciones de sentido (Fernández, A. M. 2007).
En síntesis estas investigaciones, nos permitieron optimizar dispositivos de intervención, reformular conceptos teóricos y mostraron su eicacia en poder distinguir y puntuar las transformaciones de las subjetividades colectivas al mismo tiempo que acontecían.

III. Microemprendimientos autogestivos de jóvenes frente a la vulnerabilización social: La urgencia social. 2004-2005
En este apartado abordaremos cuestiones metodológicas y algunos hallazgos referentes al proyecto "Microemprendimientos autogestivos de jóvenes. Dispositivos de acción colectiva frente a la vulnerabilización social" (UBACyT - P705), que se enmarcó en una convocatoria de Universidad de Buenos Aires denominada "Urgencia Social". Su característica era proponer trabajos directamente vinculados con el abordaje de problemáticas sociales críticas que incluyeran la participación de los actores sociales implicados. Este proyecto se desarrolló entre 2004 y 2005 conjuntamente con la Dirección General de la Juventud (DGJ) del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires7.
Esta investigación trabajó con jóvenes en situación de extrema vulnerabilidad que participaban en los emprendimientos comunitarios organizados por la DGJ del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires para la construcción y sostenimiento de proyectos productivos y sociales, con el fin de construir dispositivos de acción grupal/comunitarios. Estos jóvenes no tenían inserción en el mercado laboral y casi nula posibilidad de lograr dicha inclusión. Junto a estas precariedades la DGJ señalaba que además presentaban diversas vulnerabilidades: problemas de adicciones, desvinculación familiar, conflictos de índole legal, indocumentación, etc. Para el año 2004 contaba con 290 jóvenes agrupados en 67 proyectos de microemprendimientos.
Este proyecto nos presentaba el desafío de corroborar si los dispositivos y los criterios de lectura con que habíamos trabajado hasta ese momento eran válidos para indagar en una población con características tan diferentes a aquella con la que habíamos trabajado en los proyectos anteriores. Es decir que, desde el punto de vista metodológico, nos interrogábamos si nuestras herramientas, pensadas situacionalmente para la indagación entre estudiantes universitarios, resultarían indicadas para trabajar con una población de jóvenes en situación de vulnerabilización social.
El estudio se focalizó en las características que tomaban
los microemprendimientos juveniles tanto en lo referente a las prácticas como en los universos de significaciones desde donde las sostenían. A lo largo del proyecto pudimos veriicar que nuestros dispositivos de trabajo, diseñados desde criterios que habilitan a indagar la diversidad y a la vez visibilizar significaciones imaginarias y prácticas sociales (Castoriadis, C., 1983; 1988) resulto eficaz.
Importa señalar tres particularidades de este proyecto:
1. Se proponía indagar y al mismo tiempo accionar sobre las dificultades y limitaciones que presentaban los jóvenes para diseñar, implementar, sostener y multiplicar sus emprendimientos.
2. Los dispositivos de trabajo utilizados y la experiencia realizada nos permitieron precisar material de transferencia tecnológica dirigida a esta población y a eventuales políticas públicas.
3. Como el foco estuvo puesto en los microemprendimientos, indagamos: a) las circunstancias y modos en los que las acciones colectivas que desarrollaban posibilitaban la puesta en marcha de prácticas productivas y generaban condiciones subjetivas de empoderamiento. b) en qué circunstancias y de qué modo las acciones que desarrollaban no lograban instalar tales alternativas frente a su situación de vulnerabilización.
La base a partir de la que se diseñaron los dispositivos fue aquella que nos había permitido identificar aspectos que vulnerabilizaban y aspectos que potenciaban tanto los grupos como a sus participantes. Algunos aspectos identificados que vulnerabilizaban a los jóvenes eran cuestiones ya detectadas en los jóvenes universitarios durante los anteriores proyectos (Ps. 029 y Tp 016). En la nueva población que indagamos pudimos distinguir como fuertes elementos de vulnerabilización: el asistencialismo en cualquiera de sus formas, la fragilización de las referencias identitarias e institucionales y de los códigos público-laborales, el desfondamiento de ideales colectivos y la búsqueda de satisfacción en la inmediatez.
Por su parte, aquellas estrategias y prácticas que potenciaban sus proyectos (y a ellos mismos) se producían con mayor claridad cuando en vez de emprendimientos individuales podían armar proyectos colectivos; cuando podían configurar algún grado de autogestión y cuando lograban insertarlos en redes comunitarias. Estas tres cuestiones habilitaban a la transformación de sus lazos sociales en nuevas formas de solidaridad comunitaria. (Fernández, A. M., 2003)

Punteo de las estrategias de abordaje, dificultades y modalidades de las vinculaciones establecidas con los actores sociales involucrados
El diseño del proyecto se hizo a partir de un abordaje transdisciplinario (Fernández, A. M., 2009-a), el cual responde a una característica de la modalidad de trabajo de este equipo de investigación. Al indagar y al mismo tiempo accionar sobre las dificultades que presentaban estos jóvenes para diseñar, implementar, sostener y multiplicar sus emprendimientos, no aplicamos un plan prediseñado sino que implementamos y evaluamos sobre la marcha los dispositivos de trabajo con los jóvenes y la DGJ. Esta modalidad responde no sólo a la caja de herramientas desde donde se pensó y desarrolló el proyecto sino con los objetivos vinculados con el involucramiento de los actores sociales, la promoción de actitudes orientadas a la autonomía en los jóvenes, favorecer el apropiamiento de los diversos espacios y rescatar y valorar los diversos saberes puestos en juego.
En el trabajo de campo relevamos las experiencias que efectivamente ocurrían, y al igual que en los proyectos anteriores, en función de poder incluir la diversidad de miradas y evitar sesgos (de clase, edad, género, etc.) en la atribución de sentidos a las prácticas de estos jóvenes, se habilitó un espacio colectivo para que el equipo de investigación trabajara en el análisis de la implicación (Lourau, R., 1975) (Fernández, A. M. y cols., 1999).
Esta "inmersión" en la experiencia nos permitió ampliar el conocimiento y comprensión de los escenarios institucionales y barrial/comunitarios de las experiencias de emprendimientos y de los/las jóvenes que participaban de ellas, así como las percepciones y signiicaciones atribuidas a las relaciones, intercambios y rol de espacios estatales en relación con los problemas que los jóvenes tenían que enfrentar.
Nos encontramos con un costado específico del Estado que desplegaba permanentemente dispositivos que denominamos "máquina de impedir" y "máquina de dejar caer". Advertimos como en lo cotidiano el Estado evidenciaba la presencia de un tipo de burocracia que operaba poniendo en juego obstáculos e ineiciencias que terminaban por constituirse en una máquina de impedir que se instalaba como parte "naturalizada" del funcionamiento, muchas veces invisibilizada y otras veces aceptada con resignación, mostrando la doble cara del Estado: convocar al mismo tiempo que impedir.
A su vez, los intercambios permitieron conocer y comprender los imaginarios sociales que sostienen sus prácticas, así como identificar los periles de la vulnerabilización de los jóvenes. Identificamos una coexistencia de diversas tensiones en los modos de relación. Observamos dos tendencias entre los jóvenes que fueron: a) aquellos que lograban apropiarse de una amplia gama de los recursos simbólicos y materiales que esta experiencia les proveía; y b) aquellos que la transitaban con un exclusivo criterio pragmático de cobrar la beca de $ 500 que el programa ofrecía.
Este segundo grupo de jóvenes cumplía de manera meramente formal con los requerimientos del Programa, de modo de asegurarse la provisión de las ayudas económicas y casi no desarrollaban prácticas concretas dirigidas al desarrollo del proyecto supuestamente "autogestivo". Asistían a las actividades previstas pero no se involucraban subjetivamente con el Programa, no investían el proyecto. Aparece una lógica utilitaria, emparentada con las prácticas clientelares frecuentes en su ámbito familiar. Cuando asistían a alguna actividad se limitaban a "estar" pero sin participar ni mostrar interés alguno, donde lo que parecía importante era "dar el presente". De este modo establecían un como sí, en donde parecían estar interesados en la oportunidad de desarrollar un emprendimiento, pero no se apropiaban de los recursos que se les
prometían, limitándose a la percepción de la beca como si se tratara de un Plan Trabajar para jóvenes.
Algo similar sucedía en sus interacciones con las ONGs que los patrocinaban, asistían a las reuniones de capacitación y se mostraban dóciles pero incluso apáticos ante las sugerencias que las personas de la ONG les hacían, aceptándolas sin interrogaciones o contrapropuestas. El interés estaba puesto solamente en permanecer en el circuito que les permitía acceder a las becas (Fernández, A. M., López, M., 2004). Denominamos "ficción" a esta modalidad por la cual quien es parte de un entramado de interacciones de relaciones de poder situado en el polo subalterno de las mismas, y particularmente cuando estas involucran algún tipo de beneficio, se desenvuelve de acuerdo al rol esperable para que tales interacciones sean posibles sin asumir realmente dicho rol. Para eso adquieren sutiles conocimientos de las lógicas y los códigos que allí operan. Solo así está asegurado el beneficio. Aquí estaban, a la vista, las conductas que la DGJ señalaba como "apáticas y desinteresadas" cuando en verdad se correspondían con un complejo dispositivo de poder que estos jóvenes parecían conocer muy bien (Fernández, A.M., López, M., Ojam, E. & Imaz, X., 2005).
En realidad, eran dos icciones operando en espejo. Un Estado imaginarizado como proveedor y frustrador ya que convoca a algo que en verdad no hará al que los jóvenes responden simulando que hacen aquello para lo que el Estado icciona que convoca, como modo de obtener algún beneicio inmediato por más mínimo que sea.
Pero, como hemos señalado en otras oportunidades, nada de lo social es homogéneo (Fernández, A. M., 2007 y Fernández, A. M., y López, M., 2004). Si bien la situación de ficción constituía un posicionamiento habitual en estos jóvenes, algunos pequeños grupos, particularmente las adolescentes embarazadas, producían pequeños distanciamientos de esta actitud tomando con mayor responsabilidad y algo de iniciativa la propuesta que, con todos sus déficits, el programa de la DGJ les ofrecía.
Resumiendo, identificamos y leímos los imaginarios y prácticas sociales en las propias experiencias mientras estas acontecían. Corroboramos hallazgos conceptuales de las investigaciones anteriores: a contra mano de cientos consensos del mundo intelectual comprobábamos una vez más que no pueden indagarse imaginarios sociales sólo restringidos al orden del lenguaje, sino que operan accionando no sólo en coniguraciones de sentido sino que instituyen modalidades especíicas en las prácticas, en los cuerpos y las afectaciones tanto de funcionarios y empleados del estado como de los jóvenes usuarios..
Esta investigación nos situó en la necesidad de tomar distancia de la noción de vulnerabilidad social que propone Castel (Castel, R., 1997) para instalar nuestra idea de dispositivos biopolíticos de vulnerabilización social. Esta es una noción que articula a todos estos actores sociales. Hablamos de procesos de vulnerabilización y no de vulnerabilidad; ya que los mismos son el resultado de políticas de vaciamiento de pertenencias comunitario-subjetivas funcionales al vaciamiento económico y político del Estado y sus instituciones y al quiebre de la sociedad salarial. Los procesos de vulnerabilización forman parte de estrategias biopolíticas, configuran un conjunto de elementos materiales y simbólicos que operan como poder sobre la vida de las personas, sus cuerpos, emociones, voluntades, anhelos y proyectos de vida (Fernández, A. M., López, M., 2005).
En este proyecto identificamos cómo operan estas formas de dominio sobre la población joven -de ese modo vulnerabilizada- produciendo no solamente desigualdad de oportunidades, riesgos en salud, desempleo, etc, sino también procesos subjetivos de apatía, culpa, paralización de la capacidad de iniciativa y el empobrecimiento de la imaginación en la población afectada. De ahí la importancia de la instalación de espacios colectivos en los que, junto a otras/os se generen condiciones para resistir estos procesos con otros procedimientos. Trabajar promoviendo y/o respetando las acciones colectivas, los proyectos autogestionados e insertos en redes y favorecer la instalación de formas de solidaridad comunitaria contribuiría en ese sentido.

IV. Política y subjetividad: experiencias de asambleas, fábricas y empresas recuperadas
La indagación de las experiencias de asambleas y fábricas recuperadas se realizó en varios proyectos de investigación UBACyT8 que se desarrollan desde el año 2000 y continúan actualmente. Surge de una primera indagación de los procesos de vulnerabilización social en diversas instituciones del barrio de Balvanera9 . A partir de aquí los proyectos consistieron fundamentalmente en un estudio exploratorio de las experiencias autogestivas que surgieron frente a la crisis del 2001 en Argentina. Se desplegaron en las Asambleas Barriales y las Fábricas Recuperadas, y por último estas mismas fábricas en su etapa de consolidación.
El devenir de este recorrido no es ajeno a las trasformaciones socio-históricas que marcaron aquellos años de profundas crisis, caracterizadas por la caída de la legitimidad de muchas instituciones, por la pérdida de referencias y el desfondamiento de muchos sentidos, pero también habitadas por una gran diversidad de experiencias instituyentes e imaginación colectiva frente a estas crisis. En medio de este mar de transformaciones se desarrollaron estas investigaciones. Los campos de investigación que pensamos como campos de problemas, se transformaban antes que llegáramos a comenzar a abordarlos, los diseños de abordaje de campo desarrollados con los métodos habituales se mostraban cada vez menos adecuados. Nuestra posición epistémica - y política - ante la velocidad de los cambios imponía pensar en modos de abordaje que contemplaran esta misma velocidad, que fueran sensibles a los cambios mientras se producían. Estos métodos que fueron siendo construidos en respuesta a las situaciones que iban ocurriendo ("al calor de los hechos"), también fueron repensados una y otra vez, puestos a prueba y remodelados en un trabajo que nunca deja de problematizarse a sí mismo.

La Metodología de Problematización recursiva y los desafíos de investigar al calor de los hechos.
A poco tiempo de iniciado el Proyecto de investigación "Grupos de vulnerabilidad social: Transformaciones en los imaginarios sociales y en las prácticas comunitarias: un estudio en el Barrio de Balvanera" (2001-2004), que indagaba las estrategias colectivas que se estaban produciendo en la población en condiciones de vulnerabilización social en el barrio de Balvanera, se empiezan a desarrollar los acontecimientos que desembocaron en los hechos del 19 y 20 de diciembre de 2001. Mientras se comenzaba a trabajar en el barrio con las micro experiencias del tercer sector, toman protagonismo dos grandes focos de invención colectiva: las Asambleas Barriales y las Fábricas Recuperadas.
El desafío, entonces, era intentar dar lugar a las lecturas de los sentidos posibles que se producían en estas experiencias colectivas, lograr la apertura necesaria para "alojar lo inesperado" y "privilegiar las preguntas" por sobre lo ya conocido. Alojar lo inesperado era rehusar del modo más radical posible el hábito de atribuir rápidamente sentido cuando "leíamos" una producción colectiva. Se trataba de no obturar, de abandonar la búsqueda que intenta dar cuenta del acontecimiento mediante las teorías conocidas, y abrir un espacio para poder captar lo novedoso que se estaba produciendo, dejar que estos sentidos nuevos que se estaban gestando pudiesen ser registrados en su propio código de significación.
En otras palabras, estábamos procediendo ante nuevos acontecimientos, en otros espacios colectivos, con los criterios de lectura característicos de nuestra "caja de herramientas" metodológica y conceptual, iniciada en la indagación de los imaginarios estudiantiles, sin que ello significara aplicar idéntico modo de lectura en espacios diferentes. Contábamos con un saber acumulado: en las producciones colectivas hay mucho más que aquello que se nos torna visible. Por lo que se proponen como operatorias de lectura, distinguir y puntuar aquello que insiste tanto en las prácticas como en los discursos de estas experiencias singulares.
La inmersión en la experiencia, el indagar en situación, involucra un trabajo sobre la implicación de las/os investigadoras/es del equipo. Se trata de un pensar que se constituye en la experimentación de la situación, que implica un abandono en acto de cualquier pretensión de objetividad o de distancia y al mismo tiempo exige un trabajo permanente de elucidación de los propios imaginarios y las propias categorías de pensamiento. El análisis de la implicación se torna de esta manera un recurso tecnológico y un recaudo metodológico en tanto habilita la posibilidad de pensar en dimensiones que, de otro modo, quedarían impensadas o invisibilizadas. Entendiendo a la implicación como un "nudo de relaciones" de poder (Fernández, A. M., López, M., Borakievich, S., Rivera, L. & Bokser, J., 2008) su análisis en esta cartografía permite realizar lecturas de la dimensión política de la subjetividad, que es, justamente, un área de interés en nuestras indagaciones. De tal modo, al mismo tiempo que la experiencia se va produciendo se va escribiendo y en este recorrido se van generando nuevas preguntas que van configurando -en situación- el programa de indagación conceptual y los criterios metodológicos10.
Una especiicidad de las experiencias de estos proyectos en los que se indagaban las respuestas frente a la vulnerabilización social es que interpelaban no solamente desde una perspectiva académica sino también política, económica y existencial a cada integrante del equipo pues a todos/as atravesaban de diferentes modos tanto las diversas estrategias biopolíticas de fragilización implementadas por el Estado como las apuestas colectivas "al borde del abismo" (Fernández, A. M. y cols., 2006) que asambleístas y operarios/as de las recuperadas ponían en acción. Incluso varios de los colegas de los equipos eran a su vez asambleístas. Todo esto hacía que el análisis de la implicación -ya habitual en nuestro modo de trabajo- fuera una herramienta imprescindible.

Algunas insistencias en Asambleas Barriales y Fábricas Recuperadas.
Comenzamos a indagar primero en los cacerolazos y luego en asambleas de distintos barrios de la ciudad de Buenos Aires. Cuando en el año 2002 se realizó un cacerolazo frente a la Corte Suprema de Justicia nos preguntábamos cómo los propios participantes significaban estas experiencias11. En aquella manifestación colectiva de protesta, algo
de lo que se estaba configurando parecía relacionarse con el estar-ahí-con-entre-muchos. Estas experiencias tenían además como característica la heterogeneidad social de sus participantes y la multiplicidad de afectaciones, procedencias, inscripciones de clase, géneros, etc. así como la insistencia de la apuesta a la horizontalidad en la toma de decisiones cotidianas, cuestiones todas ellas que nos importaba indagar en su especificidad.
Los colectivos asamblearios habían tomado las cosas del barrio en sus propias manos, sin representantes, inventando lo antes inimaginable: desde la huerta hasta el centro cultural para el barrio, desde cómo pensar los problemas de seguridad hasta como evitar hacer asistencialismo con las/os vecinas/os más necesitados, en una diversidad de propuestas y acciones, en la que cuestiones muy distintas tenían su lugar y constituían otro espacio-tiempo. En las discusiones que se establecían entre estos vecinas/os, se advertían momentos de invenciones para establecer sus estrategias y los modos en los cuales llevarlas adelante. Este hacer con/entre-muchos, instalar situación y habitar esa situación novedosa con otros producía subjetividad en acto. Fueron espacios colectivos autogestivos y horizontales que se constituyeron en verdaderos experienciarios (Fernández, A. M. y Cols., 2006). Otra de las características importantes del funcionamiento de las asambleas barriales era la coexistencia de posiciones políticas muy diferentes al interior de las mismas, en muchos casos opuestas, que sin embargo parecían funcionar como el motor de estos espacios colectivos. Aquí importa señalar que esta modalidad de operar en el entre-de-sus-tensiones ha sido una de las características tanto de las asambleas barriales como de las fábricas sin patrón. También en ambas encontramos una fuerte apuesta a la autonomía y al dispositivo asambleario horizontal. (Fernández, A. M. y Cols., 2006).
En nuestra lectura entendemos que algo "insiste para existir" (Fernández, A. M., 1989; Fernández, A. M., Ojám, E. & Imaz, X., 2001). En estas experiencias ¿qué insiste para existir? un modo de organización diferente a los entonces conocidos, en los que habitualmente hay líderes, delegados, representantes y patrones estableciendo relaciones con distintos grados de jerarquías con los integrantes de ese colectivo. En estos procedimientos insisten las lógicas colectivas de la multiplicidad antes que las de delegación. Uno de nosotros denominó lógicas colectivas de multiplicidad (Fernández, A. M., 2007) a las que habilitan a la modalidad autogestiva, con grados satisfactorios de autonomía y resultados materiales; generalmente operan con delegación mínima y horizontalidad máxima en los que se instalan formas de relaciones de poder que no reproducen viejos modos de la política. En ellos se advierte una permanente defensa de la autonomía conseguida a través de superar fuertes tensiones entre prácticas instituidas e instituyentes, y también una actitud negociadora que adopta el criterio de sostener alianzas múltiples y flexibles con las cuales pueden aumentar sus recursos y posibilidades, y que en su complejidad de alguna manera les permite mantener su autonomía configurando nuevas prácticas y subjetivaciones en quienes participan de estas experiencias. Se denominó lógicas de delegación, de representación, a las que están vinculadas con las formas de organización jerárquicas y las prácticas de delegación en unos pocos, favoreciendo disyuntivas de tipo bipolar que promueven elecciones dicotómicas y alianzas y adhesiones de un compromiso incondicional. Dado que las nuevas modalidades no se instalan en un colectivo de una vez y para siempre, sino que conviven en permanente tensión con las formas de organización jerárquicas y las prácticas de delegación en unos pocos, se constata la coexistencia -en permanente tensión- de las lógicas de la multiplicidad con las lógicas de la representación (Fernández, A. M., 2007).
En cuanto a las Fábricas Recuperadas desde aquel primer momento en que las/los trabajadoras/es dejaron de esperar al patrón y tomaron la fábrica y la pusieron a funcionar, lo que hicieron fue mucho más que sostener la producción: habían inventado otra fábrica. Sus prácticas cotidianas evidenciaban que ya no eran los mismos. Ya no había un patrón que los disciplinara y dijera qué hacer. Ellos mismos en asamblea comenzaban a tomar las decisiones y la palabra de cada uno importaba. La asamblea horizontal y autogestiva no era sinónimo de una suerte de "armonía sin conlictos", sino de una apuesta política que día a día construía lo común (Negri, A, 2008) alojando la diversidad. Se podía así debatir apasionadamente con las/os compañeros el mejor destino de las ganancias, o qué hacer con los problemas de ausentismo, cómo relacionarse con el Estado, si formar o no una cooperativa, etc. sin que las posiciones diferentes, en muchos casos opuestas, significaran una ruptura, era toda una invención política colectiva, y la producción de nuevas subjetividades, nuevas fábricas y nuevas modalidades y políticas.
Las fábricas y empresas recuperadas a través de los años han corrido los límites de lo imaginable, el horizonte de lo posible. A partir de sus prácticas puede inferirse que para sostener una experiencia de forma horizontal y autogestiva son necesarios tres vectores (Fernández, A.M. & Calloway, C., 2009) (Fernández, A. M., 2009-b): el primero es la independencia con respecto a movimientos de fábricas y empresas recuperadas, partidos y organizaciones políticas estableciendo con ellos alianzas flexibles y puntuales; estas relaciones han sido en general difíciles y han drenado de algún modo la potencia colectiva. El segundo vector es el "arraigo social". Desde los inicios las/os vecinas/os del barrio y la comunidad han constituido un fuerte apoyo frente a los desalojos y las/os trabajadoras/es han construido fábricas abiertas al barrio, muchas de ellas tienen centros culturales y en algunas de la ciudad de Buenos Aires funcionan Bachilleratos para Jóvenes y Adultos. El tercer vector ha sido la persistencia del dispositivo asambleario autogestivo, que ha funcionado como garante del no retorno a las prácticas de delegación y el motor de una producción imaginante colectiva permanente.
Por todo esto decimos que con todas las dificultades y limitaciones imaginables, han inventado otra fábrica, otros obreros. (Fernández, A. M, Imaz, X., Calloway, C. y Bokser, J., 2011.

V. A modo de cierre
Hemos considerado de importancia realizar un alto en este momento de la producción del equipo para mostrar una cartografía posible del recorrido realizado, que:
- parte de la detección de signiicaciones imaginarias y prácticas sociales en distintos tipos de espacios colectivos.
- Abre una interrogación inicial acerca de la posibilidad de investigar la subjetividad (Fernández, A. M., Imaz, X. & Ojám, E., 2001) desdisciplinando las territorializaciones disciplinarias.
- Operacionaliza conceptos agenciándolos situacionalmente (Fernández, A. M., 2007) de acuerdo a los problemas que va planteando.
- Produce nuevas preguntas que, a su vez, modifican los planteos y los modos posibles de indagar los problemas.
- Permanece abierto a las interpelaciones que la situación en la que trabaja promueve.
- Modifica en la problematización misma su "caja de herramientas" (Fernández, A.M., 2007).
El camino recorrido ha contribuido a conceptualizar, establecer y desarrollar un modo de indagar las producciones de subjetividad, dando relevancia a su dimensión política y en concordancia con una concepción epistémica. El conjunto de estos procedimientos, ha sido conceptualizado por Ana M. Fernández como "Metodología de problematización recursiva" (Fernández, A. M., 2007).
Sin duda ha sido una modalidad de nuestro trabajo el esfuerzo permanente por interrogar las dimensiones epistémicas, éticas y políticas de las prácticas de investigación y producción de conocimientos así como interrogar críticamente los modos de trabajo consolidados desde saberes unidisciplinarios.
A lo largo de estos 15 años, hemos indagado en diversos espacios colectivos los procedimientos de producción de subjetividades, realizando aportes que han enriquecido nuestra "caja de herramientas" conceptual y metodológica. La lectura de la secuencia de las investigaciones realizadas esperamos aporte a trazar un panorama de algunas transformaciones en las subjetividades en la Argentina de ines del siglo XX y primera década del XXI.

1 Una primera versión de este trabajo, inédita, escritas por la Dra. Mercedes López, la Lic. Sandra Borakievich y el Lic. Enrique Ojám, fue presentada en la Actividad Especial coordinada por la Dra. Ana María Fernández: "Se puede investigar la subjetividad? 14 años de investigación en la Cátedra I de Teoría y Técnica de Grupos", I Congreso Internacional de Investigación y Práctica Profesional en Psicología - XVI Jornadas de Investigación, Quinto Encuentro de Investigadores en Psicología del MERCOSUR, "Psicología y Sociedad Contemporánea: Cambios Culturales", Facultad de Psicología, U.B.A., Agosto de 2009. En diciembre del mismo año, se realizó una presentación en el IV Congreso Marplatense de Psicología, de alcance nacional e internacional "Ideales sociales, Psicología y Comunidad" Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Mar del Plata, en la que se presentaron ponencias trabajadas por el conjunto del Equipo. El título de esa Mesa de Trabajos fue "¿Cómo investigar las subjetividades? Propuesta metodológica de la Cátedra I de Teoría y Técnica de Grupos, Facultad de Psicología, U.B.A.".

2 Estos proyectos fueron: "Producciones del Imaginario Social en las instituciones. Un estudio en la Facultad de Psicología, UBA " (UBACyT Ps. 029. 1995-1997) y su continuación, "Imaginarios Estudiantiles. Producciones del Imaginario Social en la Facultad de Psicología, UBA ", (UBACyT TP/016; 1998-2000). Integraron el equipo de investigación M. López, A. Loya, R. Montenegro, M. Percia, E. Ojám y V. Echeverry, en el primer proyecto, y en el segundo, M. López, R. Montenegro, E. Ojám, R. Bozzolo, X. Imaz y L. Rivera.

3 Esta noción de subjetividad se desmarca de la idea de interioridad psíquica para articular aspectos sociales y psíquicos. Las mutaciones en el ámbito sociohistórico incluyen transformaciones en el modo de percibir y significar el mundo y en las formas de sensibilidad así como en las prácticas sociales, tanto públicas como privadas, produciendo cambios en las prioridades desde las cuales las personas ordenan sus vidas, instalando nuevas producciones de sentido y modificando posicionamientos psíquicos. Estos fenómenos se producen más allá de la conciencia de los actores sociales, enlazando de manera profunda los procesos sociales con las percepciones, los sentimientos, las imágenes y prácticas de sí, constituyéndose en condición de posibilidad para que puedan ser sostenidas tanto las prácticas de la vida cotidiana como las de la vida social.

4 La caja de herramientas permite evitar la cristalización de teorías, abrir visibilidad permitiendo nuevas teorizaciones, pensar problemas y no sistemas, relativizar los aportes unidisciplinarios sin anularlos, diseñar dispositivos de intervención grupales, institucionales, comunitarios para la indagación de situaciones específicas.

5 Las Jornadas de Producciones Grupales son una experiencia pedagógica que se realiza sistemáticamente, con un diseño pautado, desde 1987 en la Cátedra Teoría y Técnica de Grupos I, de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires. Consiste en un trabajo grupal de ocho horas de duración cuyo eje de trabajo es la Multiplicación Dramática, y del que participan la totalidad de los alumnos inscriptos en la materia y todos los docentes de la cátedra. Estas Jornadas fueron diseñadas como una experiencia pedagógica y aunque a través de los diversos años ha sufrido algunas modificaciones, en general se mantiene un conjunto de procedimientos sistematizados que apuntan tanto al objetivo de la investigación como al del aprendizaje. Para un detalle del dispositivo de trabajo en estas Jornadas, véase Fernández, A.M., 2007.

6 Nos llamaba poderosamente la atención que en vez de enfrentar una norma/reglamento con que no se acordaba, de hecho se lo dejaba caer.

7 El trabajo de campo se inscribió en el Programa de Micro-emprendimientos Juveniles de dicha dirección. El equipo de investigación de cátedra estaba dirigido por la Dra. Ana M. Fernández, Co-dirigido por la Dra. Mercedes López, e integrado por el Lic. Enrique Ojám, el Lic. Xabier Imaz, y la Mgtr. Valeria Falleti.

8 Los proyectos UBA Ciencia y Tecnología a que se hace referencia son: "Grupos de vulnerabilidad social: Transformaciones en los imaginarios sociales y en las prácticas comunitarias: Un estudio en el Barrio de Balvanera" (2001-2003) el equipo estaba Dirigido por la Dra. Ana M. Fernández e integrado por: Dra. Mercedes López, Lic. Sandra Borakievich, Lic. Enrique Ojam, Lic. Xabier Imaz, Mgt. Valeria Falleti, Lic. Laura Rivera, Lic. Susana De La Sovera Magiolo, Lic. Raquel Bozzolo, Lic. Cristina Puccetti; su continuación P052: "Política y subjetividad: estrategias colectivas frente la vulnerabilización social" (2004-2007) el equipo estaba dirigido por Dra. Ana M. Fernández, Co dirigido por Dra. Mercedes López e integrado por: Lic. Sandra Borakievich, Lic. Enrique Ojam, Lic. Xabier Imaz, Lic. Laura Rivera, Lic. Cecilia Calloway, Lic. Candela Cabrera, Lic. Susana De La Sovera Magiolo, Lic. Cristina Puccetti, Lic. Julián Bokser, Lic. Liliana Farruggio, Lic. Laura Gobet y actualmente P019: "Autogestión, Estado y Producción de Subjetividad: experiencias de fábricas y empresas recuperadas en Argentina" (2008-2010) el equipo está dirigido por Dra. Ana M. Fernández, Codirigido por Dra. Mercedes López e integrado por: Lic. Sandra Borakievich, Lic. Enrique Ojam, Lic. Xabier Imaz, Lic. Cecilia Calloway, Lic. Candela Cabrera, Lic. Julián Bokser.

9 En el trabajo de campo se realizaron relevamientos en varios espacios colectivos con características diferenciales entre sí y al mismo tiempo poseían como elemento en común una diversidad que se resiste a la homogeneización. Los mismos han sido: un taller parroquial de barrio, una Red Interinstitucional, la relación OG-ONG, cacerolazos y asambleas barriales y una fábrica recuperada (Brukman). Se indagó sobre el empobrecimiento de la capacidad de producción de iniciativas y el aislamiento comunitario, y sobre la capacidad de lucha contra la adversidad. Este estudio no se focalizó en las personas individuales sino en los universos de significaciones especíicos de algunos grupos vulnerabilizados y las características que toman las prácticas social comunitarias en el barrio de Balvanera.

10 Para un desarrollo más exhaustivo de las cuestiones metodológicas puede verse Fernández, A.M. (2007). Las lógicas colectivas. Imaginarios, cuerpos y multiplicidades. Buenos Aires: Biblos. Paginas 27, 159, 283.

11 Para esa ocasión diseñamos el primer dispositivo de indagación en manifestaciones multitudinarias.

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Fecha de recepción: 4 de abril de 2011
Fecha de aceptación: 1 de agosto de 2011

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