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Anuario de investigaciones

versión On-line ISSN 1851-1686

Anu. investig. vol.18  Ciudad Autónoma de Buenos Aires dic. 2011

 

PSICOLOGÍA SOCIAL, POLÍTICA Y COMUNITARIA

 

Autogestión, políticas públicas y movimientos sociales

Self-management, public policies and social movements

 

Sopransi, María Belén1; Zaldúa, Graciela2; Longo, Roxana3

1 Lic. en Psicología. Becaria CONICET Tipo II en el Proyecto UBACyT "Estudio de las políticas públicas preventivas y promocionales en situaciones de vulnerabilidad, desde un enfoque de Psicología Social Comunitaria" (P020, 2008-2011). Docente Regular de la Materia "Psicología Preventiva" (ATP 1ª, Fac. de Psicología, UBA). E-mail: mbsopransi@yahoo.com.ar

2 Psicóloga. Profesora Consulta Titular de las Materias "Psicología Preventiva" y "Epidemiología", Fac. de Psicología UBA. Directora del Proyecto de Investigación UBACyT. E-mail: gzaldua@psi.uba.ar

3 Lic. en Psicología. Investigadora de Apoyo del Proyecto UBACyT. Docente de la Materia "Epidemiología". E-mail: roxanalongoii@yahoo.com.ar

 


Resumen
La historia de la autogestión constituye un campo de disputas de sentido y de apropiación de las prácticas de autonomía gestadas en distintos espacios y momentos sociohistóricos.
En relación a los movimientos sociales adquiere centralidad y se plasma en procesos colectivos de fábricas recuperadas, movimientos de desocupados, cooperativas de vivienda, asambleas en defensa del medio ambiente y el hábitat, entre otros.
Los objetivos son: 1- revisar críticamente el concepto autogestión y las conceptualizaciones actuales en nuestro país, 2- caracterizar el Plan de Desarrollo Local y Economía Social "Manos a la obra" (PDLyES), 3- estudiar el caso de la Unión de Trabajadores Desocupados (UTD) en el desarrollo de proyectos autogestivos y su vinculación con el mencionado plan social.
Con una metodología cualitativa y con muestreo intencional, consideramos las perspectivas de la UTD y los técnicos del PDLyES. Se utilizaron distintas fuentes e instrumentos: documentos, entrevistas, observación participante y producciones en talleres.

Palabras clave:
Autogestión; Movimientos sociales; Políticas públicas; Trabajo

Abstract
History of self-management constitutes a ield of disputes on sense and appropriation of autonomous practices in different spaces and social-historical moments.
In Argentina, self-management acquires central importance in social movements, especially in collective processes of recovered factories, unemployed workers movements, cooperatives of housing construction, and assemblies of environmental protection, between others. The objectives are: 1- to check critically auto-management concept and current conceptualizations in our country, 2- to characterize Plan of Local Development and Social Economy "Hands to the work" (PLDySE), 3- to study case of Unión de Trabajadores Desocupados (UTD) and its development of collective self-management projects related to social plan.
With a qualitative methodology and an intentional sampling, we consider perspectives of UTD and technical personnel of PLDySE. We used different sources and instruments: documents, interviews, participant observation and productions in workshops.

Key words:
Self-management; Social movements; Public policies; Work


 

Introducción
La historia de la autogestión constituye un campo de disputas de sentido y de apropiación de las prácticas de autonomía gestadas en distintos espacios y momentos sociohistóricos. En relación a los movimientos sociales adquiere centralidad y se plasma en procesos colectivos de fábricas recuperadas, movimientos de desocupados, cooperativas de vivienda, asambleas en defensa del medio ambiente y el hábitat, entre otros. Al proponer constituirse en otra posición social en el proceso productivo y las relaciones de producción se generan contradicciones entre la modalidad hegemónica del sujeto asalariado o desocupado y el capital o el Estado. Estas experiencias autogestionarias alternativas son impensables sin participación en la dirección, administración y toma de decisiones de las prácticas cotidianas, y a su vez, son fuente de tensiones cuando se plantean las delegaciones propiciando coniguraciones identitarias que retoman las jerarquizaciones diferenciales. Procesos complejos y contradictorios en los que se juegan relaciones de poder y dominación, y a la par distintas modalidades de resistencia, cooperación y reflexividad.
Desde la Psicología Social Comunitaria, los propósitos del presente artículo giran en torno a interrogamos acerca de las representaciones que se generan sobre los procesos autogestivos, indagando las producciones simbólicas y prácticas que en los espacios y procesos organizacionales generan coniguraciones subjetivantes, no sin contradicciones y obstáculos. Por otro lado, analizamos el Plan de Desarrollo Local y Economía Social "Manos a la obra", que desde la perspectiva de las políticas públicas del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, hace hincapié en el fortalecimiento de los proyectos productivos autogestionarios.

Cuestiones metodológicas
Desde la metodología cualitativa, descriptiva y analítica nos proponemos indagar en los procesos autogestivos, sus dinámicas, contextos y producciones subjetivantes. Como dice Mason (2006) intentaremos desplegar la habilidad para contestar junto con los actores, en esos dominios ¿cómo y por qué? A través de un proceso interactivo e interpretativo consideramos las valoraciones y las perspectivas de los participantes de la Unión de Trabajadores Desocupados de General Mosconi y los gestores estatales del Plan de Desarrollo Local y Economía Social "Manos a la obra". A partir de un muestreo intencional en función de intereses temáticos y conceptuales seleccionamos a la manera de caso único los procesos de autogestión vinculados a un plan estatal de trabajo en la UTD de Mosconi.
Delimitamos tiempo y espacios, actores, relaciones intersubjetivas e institucionales en escenarios complejos. Sus particularidades se identiican a través de similitudes y diferencias, continuidades, discontinuidades abordadas a través de distintas fuentes e instrumentos: documentos, entrevistas, observación participante, talleres, asambleas. Los supuestos que sostienen nuestro proyecto investigativo se basan en el paradigma crítico interpretativo.
En este sentido el análisis interpretativo es un proceso recursivo dialógico con los actores , autores y la construcción categorial da cuenta de la implicancia en la autogestión, los contextos sociohistóricos, políticos, el papel del estado, los marcos y gestiones institucionales y las tensiones, obstáculos, en las relaciones de autonomía y subjetivación.
Los objetivos del presente artículo son: 1- revisar críticamente el concepto autogestión y las conceptualizaciones actuales en nuestro país, 2- caracterizar el Plan de Desarrollo Local y Economía Social "Manos a la obra", 3- estudiar el caso de la Unión de Trabajadores Desocupados en el desarrollo de proyectos autogestivos y su vinculación con el mencionado plan social.

Historizando sobre la autogestión
Para la Real Academia Española la autogestión es un sistema de organización de una empresa según el cual los trabajadores participan en todas las decisiones1 . Esta definición presenta un claro sesgo economicista que requiere una revisión crítica. ¿Qué es lo que oculta este sesgo?
La historización sobre la autogestión nos remite a un proyecto mucho más amplio que el del terreno de la empresa, y a un cuestionamiento profundo a las formas dominantes de las relaciones sociales. Al intentar identificar la autogestión con el campo empresario-productivo, se invisibiliza todo aquello que desborda el concepto mismo y que fehacientemente centellea en la realidad como prácticas concretas de colectivos muy diversos.
El término autogestión "proviene de la traducción del término servio-croata samoupravlje, que se compone de samo, que equivale al prefijo griego auto (por sí mismo) y upravlje, que se traduce como gestión" (Iturraspe, 1986: 30 citado en Hudson, 2010: 581), luego pasó al francés a fines de los años setenta para designar la experiencia yugoslava. Lebowitz (2004: 3-4) nos remite al origen revolucionario y anti-capitalista del modelo autogestivo yugoslavo, que luego del triunfo de la revolución socialista, y a partir de la multiplicación de los comités de fábricas, se convierte en ley en 1950, "esta ley se refería a la necesidad de la descentralización y la autogestión de los trabajadores, y este movimiento era el comienzo de la extinción del estado", instaurando un modelo alternativo al socialismo soviético.
Como señala Arvon (1980 citado en Hudson, 2010: 582), en inglés el término autogestión tuvo una doble traducción, por un lado como self-government, que reiere a la voluntad ciudadana para participar en el funcionamiento democrático de la sociedad, y por otro, como self-management, que implica la voluntad de transferir el poder decisorio a todos los integrantes de una empresa. En las disputas por el significado del término, sostenemos que la segunda traducción se impuso en detrimento de la primera. Esto se evidencia principalmente en la utilización del concepto de autogestión aplicado a la empresa posfordista. Antunes (1999: 20) sostiene que, en búsqueda de
nuevos patrones de productividad, en la década de los '80 se comienzan a ensayar modalidades de desconcentración industrial, se buscan nuevos parámetros de gestión de la fuerza de trabajo, entre los que se destacan los círculos de control de calidad y la "gestión participativa", promovida especialmente por el modelo toyotista japonés. Hudson (2010) señala que "la empresa posfordista, con el fin de intensificar la explotación, incentiva la autonomía, el trabajo en equipo y la puesta en juego de las capacidades creativas, comunicativas, afectivas de los trabajadores", que se combinan con mecanismos represivos y disciplinarios de nuevas características. Denuncia que es una reapropiación por parte del capital de las reivindicaciones desencadenadas por las luchas sociales desde ines de la década de los '60 y durante los '70.
En el modelo toyotista, se utiliza el término de "autogestión obrera" para definir un proceso de traspaso de responsabilidades y riesgos sobre la producción a los trabajadores, que implica un mayor grado de alienación, pero en el que no se da un traspaso efectivo de los medios y los resultados de la producción al colectivo de trabajo, esto es, se mantienen intactas las relaciones de explotación capitalista. De esta manera el concepto de autogestión es llevado a deinir algo que está en las antípodas de los procesos que dieron origen a este concepto. No es el único caso, los estados y los organismos internacionales incluyen el concepto en sus políticas y planes sociales. Por ejemplo, Kliksberg (1999) en la Revista de la CEPAL, señala la importancia de la inclusión de mecanismos de toma de decisiones basados en la autogestión, la participación activa y la democracia en el diseño de proyectos comunitarios. En nuestro país, el "Programa de Promoción del Microcrédito Padre Cajade" -que forma parte del Plan Nacional de Desarrollo Local y Economía Social "Manos a la Obra"- es creado en el año 2006, con el objetivo de fortalecer los procesos de organización comunitaria basados en la autogestión a través de los microcréditos. En América Latina las nuevas gobernabilidades que surgen en respuesta a las revueltas sociales contra el neoliberalismo, promueven procesos de autoorganización comunitaria con base autogestiva como un modo de asegurar nuevas formas de dominación que capturan la creatividad de los movimientos sociales. Zibechi (2008: 104-105), siguiendo a Foucault, sostiene que las nuevas formas de control, a diferencia de las centradas en la disciplina, buscan apoyarse en los fenómenos existentes, sin impedirlos, sino poniendo en juego otros elementos de lo real, con el objeto de que el fenómeno se anule a sí mismo: centralmente ya no se trata de reprimir abiertamente lo antisistémico, sino de capturar, cooptar, reconducir la dimensión instituyente hacia modos que beneficien a los grupos dominantes y sostener el status quo de las relaciones sociales capitalistas. Si bien constatamos esta tendencia, sostenemos que aparece combinada con distintos episodios de represión abierta y una continuidad de la judicialización de la protesta social.
Hudson (2010: 582) analiza algunas definiciones sobre la autogestión (Iturraspe, Bourdet y Guillerm, Rougemont, Rosanvallon) concluyendo que éstas "coinciden en un mismo punto: la autogestión implica la asunción directa por parte de un conjunto de personas -sin intermediarios ni sectores especializados- de la elaboración y de la toma de decisiones en un territorio -fábrica, comuna, país, etc.- dado. [...] trasciende la mera administración de una empresa por parte de los trabajadores puesto que incluye el objetivo de una gestión integral de la sociedad". Esto lo lleva a situar los procesos autogestionarios en las antípodas de la forma Estado -"como un modo histórico de organización de las relaciones de poder al interior de las instituciones y la sociedad en su conjunto" (ídem: 585)-, siendo ésta su principal amenaza. Y concluye: "Un proyecto autogestionario, por tanto, surge contraponiéndose a la forma Estado, y lucha, en su desarrollo, contra aquellas fuerzas inmanentes (y externas) que intentan romper la igualdad para imponer este tipo de formaciones de poder" (ídem: 586).
La historización del concepto autogestión nos señala queéste tiene un origen anticapitalista y antiestatal.

Las conceptualizaciones actuales sobre la autogestión en Argentina
En Argentina las modalidades que adoptan los movimientos emergentes a partir de la insurrección popular de diciembre de 2001, son ensayos de nuevas y enriquecedoras experiencias colectivas. En este camino, la autogestión se ha convertido en un concepto nodal dentro de la praxis de estos movimientos. Varios autores recalcan la centralidad de la autogestión en los procesos colectivos de fábricas recuperadas, asambleas barriales, centros culturales, movimientos de desocupados, entre otros. En este sentido, Fernández y Borakievich (2007) señalan que la autogestión no es un modelo, ni un estado que se instala de forma permanente, sino que hay momentos autogestivos en el devenir de un colectivo, tensionados por las tendencias a instalar procesos de delegación y representación.
Para Ferreyra y Jaime Bacile (2010), centralmente "la autogestión es una posición social de los sujetos frente al proceso productivo y los medios de producción, en donde la empresa y la economía están dirigidas directamente por sus trabajadores", destacan la participación de la totalidad de los miembros en la dirección, administración y toma de decisiones, sostienen que "no cambian los objetivos de eiciencia o eicacia, lo que cambia es el régimen por el cual se pretende alcanzarlos". Marcan la relevancia de la autogestión en relación a la coniguración de nuevas identidades individuales y colectivas en el trabajo, la revalorización del saber hacer, así como los procesos de empoderamiento y generación de cambios. Entienden la autogestión como alternativa a la explotación y plantean un cambio subjetivo eminentemente ético en relación a la responsabilidad asumida en el proceso autogestivo.
Molina, Paez y Pleitavino (2010) consideran la autogestión como práctica preigurativa de la sociedad socialista, y a partir del análisis del MOI (Movimiento de Ocupantes e Inquilinos) sostienen que la autogestión se instala como una metodología participativa que ha dado como resultado la concretización de muchas experiencias en gestión del hábitat. Siguiendo a Paul Singer insisten en que la
autogestión exige un aprendizaje proporcionado únicamente por las prácticas, y que de esta forma se posibilita una alternativa al modo capitalista de producción. Enfatizan la tensión entre el mercado y la autogestión como la disputa entre concebir la producción de bienes como valores de uso o valores de cambio. Plantean que el mercado no debería ser la única institución que actúe como principio de integración, sino otros principios como la reciprocidad, la redistribución y el oikos que permitan el re-encastramiento, es decir, una nueva forma de institucionalizar lo económico.
Ciolli (2010) postula que "las experiencias autogestionarias crean, y se interrogan, en torno a mecanismos que permitan aumentar los márgenes de autonomía. Es decir, buscan la posibilidad de decidir sobre una mayor cantidad de aspectos del trabajo cotidiano. De este modo, se construyen otro tipo de relaciones interpersonales, que sin dejar de ser conlictivas, apuntan a contemplar al trabajador en su integralidad humana". Su relación con el resto de la producción global, enfrenta a los productores autogestivos a las relaciones mercantiles fetichizadas, que tienen consecuencias directas en el proceso productivo. En las experiencias autogestionarias, los sujetos sociales se constituyen, a la vez, en la reproducción de y en la resistencia a las condiciones para la explotación. Las problemáticas cotidianas maniiestan de manera concreta, la tensión entre los principios democráticos, cooperativos y equitativos de las experiencias autogestionarias y la lógica de la competencia del mercado. Ello expresa la contradicción fundamental entre procesos productivos organizados en torno a la reflexión y decisión consciente de sus trabajadores, frente a los mecanismos invisibles de regulación del intercambio mercantil.
Salgado y Kasparin (2010) conceptualizan la autogestión como proceso de igualación en el campo del poder, en paralelo a un proceso de igualación en el campo de la retribución material, con dos características salientes: la función de dirección personiicada en el colectivo laboral y el carácter asambleario en la toma de decisiones (formales e informales). Destacan el aporte de Rosanvallon (1979), al pensar la autogestión como práctica viva de una democracia directa.
Al analizar la autogestión en la tensión entre la reproducción de las relaciones sociales capitalistas y la resistencia a éstas, algunos autores apuntan a las diicultades y los riesgos que corren las experiencias autogestivas. En este sentido, Salgado y Kasparin (2010) concluyen: "según nuestras observaciones preliminares, una vez atravesados los primeros momentos de constitución de la nueva empresa, la toma de decisiones parece comenzar a delegarse crecientemente, acentuando su carácter representativo y decreciendo su carácter directo". También remarcan que "se constituyen liderazgos y cuadros dirigenciales, y que la gestión de cuadros puede implicar una limitación a la autogestión, ya que una vez instituidos estos cuadros, de no mediar mecanismos de rotación, pueden adquirir una autonomía relativa y derivar en la construcción de desigualdades respecto del colectivo del cual emergen. Esta dicotomía entre 'cuadros' y 'colectivo' expresa una tensión estructural cuando se corresponde con la existencia de espacios u órganos diferenciados de toma de decisiones". Por otro lado, algunas críticas a las experiencias autogestivas las indican como promotoras del fenómeno de la autoexplotación, Ciolli (2010) problematiza en torno esto y concluye que hay explotación capitalista por la supeditación de la producción global al "despotismo" de la competencia, pero eso no signiica que las unidades productivas se autoexploten.

Los planes sociales para "fortalecer experiencias autogestionarias"
En Octubre de 2003, es puesto en marcha el Plan Nacional de Desarrollo Local y Economía Social "Manos a la Obra" (PDLyES), quedando oicialmente creado a través de la Resolución del Ministerio de Desarrollo Social (MDS) Nº 1.375/04 del 13 de abril de 2004. Según el MDS, el PDLyES "fue pensado con el objetivo lograr un desarrollo social económicamente sustentable que permita generar empleo, mejorar la calidad de vida de las familias [mejorar el ingreso de la población vulnerable -personas, familias y grupos en situación de pobreza, desocupación y/o vulnerabilidad social-]. Lo que se busca es promover la inclusión social a través de la generación de empleo y de la participación en espacios comunitarios" (MDS, 2007a). Entre sus objetivos propone impulsar espacios asociativos y redes para mejorar los procesos de desarrollo local, y a través del trabajo ciudadano -entendido como derecho universal- y la Economía Social -siguiendo los lineamientos de la OIT- se intenta establecer relaciones entre identidades, historias colectivas, diversas competencias y ámbitos que enlazan las actividades productivas con la reproducción social.
Como instrumentos para facilitar la inclusión de las cooperativas de trabajo en la economía formal, se suman en el año 2004 el Registro Nacional de Efectores de Desarrollo Local y Economía Social y el Monotributo Social -Ley 25.865-. En el año 2006, la ley Nacional de Microcrédito -ley 26.117- crea el "Programa de Promoción del Microcrédito Padre Cajade" destinada al acceso a créditos para pequeños productores sin avales patrimoniales. En 2008, se sancionó la ley 26.355 de "Marca Colectiva", que haciendo eje en la promoción de la comercialización, creó un signo distintivo para agregar valor a todos los productos y servicios provenientes de la Economía Social.
Por otro lado, el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES), adecúa su normativa a las cooperativas de trabajo creadas por el PDLyES. La Resolución 2038/03 establece el acta constitutiva tipo de cooperativas de trabajo para la industria de la construcción o de viviendas vinculadas con las planiicaciones que en materia de obras públicas lleve a cabo el Poder Ejecutivo Nacional. En 2006 es reemplazada por la Resolución 3026/06 para la constitución de cooperativas de trabajo resultantes de la aplicación de los distintos planes y programas nacionales, ampliando los rubros, facilitando los trámites requeridos y eliminando los aranceles (INAES, 2010).
En el año 2009, el presupuesto destinado para el Plan Nacional de Desarrollo Local y Economía Social "Manos a
la Obra" fue de 245,7 millones de pesos, que representó el 2,37% del presupuesto total del MDS (estimado en 10.300 millones para ese año2). El INAES, ente descentralizado pero dependiente del MDS con presupuesto propio, recibió 79,3 millones de pesos. Desde el inicio del plan hasta mayo de 2009 se conformaron 4.582 cooperativas de trabajo a través de estos subsidios, que integraron a desocupados o titulares de planes de ingreso nacionales (Planes Jefes y Jefas de Hogar o equivalentes provinciales), representando la creación de 50 mil puestos de trabajo. Por otro lado, se otorgaron 87.836 microcréditos para la producción (MDS, 2009b, 30). Estos planes sociales han incidido sobre la tasa de indigencia, pero se estima que la mayoría de los beneficiarios no acceden a un ingreso equivalente o mayor al salario mínimo vital y móvil 3.
Con respecto a la intervención de organismos internacionales en relación al PDLyES, un técnico del plan nos comenta:
"No hubo intervención en la constitución del programa, pero sí en el asesoramiento y en algunos técnicos a través de Naciones Unidas, UNESCO, PNUD. Hay técnicos que aún se pagan vía gerenciamiento externo, son los compromisos contraídos por gobierno de la Alianza, de Duhalde y hay continuidad con Néstor Kirchner, y aún hasta hoy, hay compromisos con fondos recibidos a través del BID, que hay que ejecutar, por ejemplo: 'deuda por educación'" (Entrevista realizada el 24/07/2010).
Según el MDS (2009b), el PDLyES "toma en cuenta los principios de la Economía social, que promueve la vinculación entre producción y reproducción, la valoración del trabajo humano, el rescate de los lazos de solidaridad y cooperación, como también las concepciones de trabajo asociativo y autogestionario". Dentro de los documentos analizados del PDLyES (MDS, 2009ª, 2009b, 2007, entre otros) se realizan varias menciones a "experiencias autogestionarias" así como a "emprendimientos sociales" -por ejemplo veáse MDS, 2009b: 187, 190 y 230-. Asimismo el técnico entrevistado señala: "se sigue hablando de emprendimientos en vez de unidades productivas". Ciolli (2010) critica estas versiones emprendedoristas sobre la autogestión:
"El cuestionamiento a este enfoque radica en que la categoría emprendedor desconoce la ubicación del sujeto en la estructura social, destacando las capacidades y virtudes que cada persona puede tener o no, para superar de manera exitosa las problemáticas socioeconómicas, adaptándose al medio. Para esta concepción político-ideológica, las relaciones sociales de producción (y explotación) aparecen como un dato fragmentado, deshistorizado y, por lo tanto, irreversible". Ciolli rechaza la apelación a que los sujetos asuman la responsabilidad de salir de la situación de vulnerabilidad, sin cuestionar el orden socioeconómico, sus relaciones de poder, dominación y explotación.
En relación a la sustentabilidad de los proyectos generados a partir del PDLyES, el técnico entrevistado señala: "En cuanto a proyectos que se han sustentado en el tiempo, se puede hablar de un 70% de proyectos sustentables, y de los rentables que le han podido cambiar realmente la vida a las personas ahí tenés que hablar de un 30%. No en los ámbitos urbanos es donde se da el porcentaje más alto, no lo vas a ver relejado en la estadística oficial, porque en la estadística oicial se miden los objetivos que el Estado se pone, en términos de a cuántos beneficiarios se ha llegado, no miden rentabilidad porque no les conviene, no son rentables, si lo fueran no estarían en el MDS, estarían en una secretaría de empleo o de economía popular".
Y agrega una reflexión crítica sobre el PDLyES:
"Sólo va a haber integración social cuando se cambie la matriz productiva de este país y falta, no hay economía social si no está integrada al resto de la economía, en el mejor de los casos vamos a ser un Caritas piola4".

El caso de la Unión de Trabajadores Desocupados de Gral. Mosconi - Salta (UTD)
El desarrollo que se presenta a continuación corresponde al análisis preliminar de los resultados surgidos de la realización de talleres intensivos5 durante el 2010 en el Norte de Argentina con diferentes movimientos sociales, entre ellos integrantes de la Unión de Trabajadores Desocupados de General Mosconi - Salta (UTD). Los objetivos de los talleres estaban centrados en explorar las dinámicas de organización de los movimientos sociales de la región que se presentan en el contexto actual y analizar los desafíos presentes para los movimientos sociales. Entrecruzaremos las producciones discursivas de los integrantes de la UTD con las del técnico del PDLyES entrevistado.
Durante la década de los '90, la UTD fue una de las agrupaciones territoriales caracterizada como "pionera" del movimiento de trabajadores desocupados. Desde sus inicios denunciaron la grave situación de desocupación y desamparo social que se presentaba en la región reclamando respuestas al Estado. Su carácter novedoso no sólo se debió a la radicalización de sus reclamos, sino también a la modalidad comunitaria que fueron adquiriendo sus formas de luchas y proyectos sociales. A lo largo de los años encabezaron puebladas masivas, desplegaron formas organizativas basadas en la democracia directa y diversos proyectos comunitarios en los que privilegiaron la construcción de ciudadanías activas frente a la escasa presencia del Estado para dar respuesta a las necesidades sociales territoriales de una comunidad castigada por los altos índices de pobreza, indigencia y desempleo, la privatización de las empresas públicas, y la expoliación de los recursos naturales, problemas con los que aún hoy conviven. La UTD ha hecho frente a intensas represiones de sus protestas, así como a los procesos judiciales en contra de varios de sus integrantes.
La generación de distintos proyectos basados en la autogestión han sido iniciativas innovadoras que la UTD desarrolló durante los últimos diez años para hacer frente a la situación de expulsión social en Mosconi. Estos han intentado responder a las necesidades reales de la comunidad: "En el 2001, cuando el país estaba en crisis y los países más desarrollados avanzaban con todo, hemos pensado en la seguridad de los chicos que eran las escuelas. Hemos hecho laboratorios en las escuelas, hemos construido aulas. Hemos tratado la salud haciendo salas de primeros auxilios en lugares estratégicos de nuestra localidad. No hemos pedido permiso al intendente sobre lo que íbamos a hacer, sino que dijimos que había necesidad de hacer una sala de primeros auxilios y la hicimos. No le pedimos permiso a nadie. Y lo hicimos con recursos propios" (Integrante de la UTD, 2010).
Este abordaje comunitario reairma la impronta de creación de nuevas relaciones sociales en las que prima una reconstrucción del sentimiento de comunidad, la valoración de los vínculos solidarios y las redes sociales. Los efectos de la fragmentación social hacen que esta tarea se convierta en un desafío que transitan diariamente las prácticas territoriales de la UTD proyectando este horizonte de reconstrucción de los lazos. Hemos profundizado en estos aspectos en el artículo "Vulnerabilidad, género y prácticas de autonomía en dos organizaciones de trabajadores desocupados en Gral. Mosconi y conurbano bonaerense" (Zaldúa, Sopransi, Longo y Veloso, 2007).
La UTD actualmente cuenta con varios proyectos autogestivos, entre ellos se destacan: carpintería comunitaria, fábrica de ropa, reciclado de botellas plásticas, reciclado de chatarra, seleccionadora de porotos, acopio de áridos, acopio de plásticos, vivero en el que se rescatan árboles autóctonos de la región y cooperativa de vivienda. Uno de los referentes de la UTD señala: "Nosotros recuperamos ese ser humano con el trabajo social comunitario que nos ha llevado a hacer diversas obras solidariamente. A partir de diversas estrategias de trabajo con las que hemos ido avanzando, que nos han permitido tener más de 240 personas en distintos proyectos productivos por solidaridad, por un sistema comunitario".
Algunos de los proyectos de la UTD han sido subsidiados por el PDLyES, con respecto a esto, un participante de la UTD comenta:
"Creo que la parte política oicial no funciona de esa manera, sino con el parche parcial y nada más. Nosotros tratamos de funcionar con algo para adelante y dejarles un futuro a nuestros hijos. A lo mejor no lleguemos a eso, pero les vamos marcando el camino que tiene que ser".
Otro integrante de la UTD agrega:
"Desde siempre tenemos problemas con los subsidios del Estado para las cooperativas. Este año tuvimos dos meses de gestión, nos hacían ir y venir. No se firmaba la cuarta etapa para la construcción de viviendas. Estuvimos dos meses esperando. Mientras tanto nuestros hijos tenían que comer, ir a la escuela, no teníamos respuestas, tuvimos que cortar la ruta. Lo único que tenemos es la cooperativa [de vivienda], son más de mil personas que dependemos de eso".
Desde el MDS, uno de los técnicos del PDLyES sostiene en relación a las agrupaciones de desocupados:
"Formalmente la implementación del plan, en primera instancia, es un acuerdo entre el gobierno nacional y determinada provincia y de ahí a los municipios, por lo cual en una política correcta de tinte federal, hay una mesa de evaluación entre Nación y Provincia sobre qué proyecto o qué sector de población se desea priorizar sobre otro, si vos tenés recursos limitados tenés que priorizar uno sobre otro [...] El problema del Estado ante eso es que los movimientos sociales no dan cuenta, y por algo no dan cuenta, de la representación política distrital, porque son organizaciones que se fueron dando en momentos contestatarios con ese poder local [...] Y es verdad que de acuerdo al tinte político de la organización también hay un trato diferencial, a veces no pasa por el tema de si es afín al kirchnerismo o no, una de la organizaciones más inanciadas es la de Pepino Fernández, la UTD, lejos está de ser kirchnerista, lo mismo con varios sectores de la CTA, algunos son kirchneristas, otros anti-kirchneristas, como el MST, y hay un montón de sectores kirchneristas que no son financiados. Lo que tienen en común todos es que de acuerdo a su magnitud tienen diálogo directo con el gobierno nacional, y pasan por encima, por el costado, tienen un trato diferencial que cualquier ciudadano común. Tienen capacidad de presión, de negociación".
Los emprendimientos de la UTD fueron construidos y sostenidos por la organización con mucha dedicación, sin desconocer las tensiones que se presentan en la relación con el Estado. Uno de los integrantes de la UTD destaca: "Siempre lo que conseguimos es a través de la lucha y de la organización con la comunidad. Nunca ningún gobierno nos regalo nada. No es fácil hacer trabajos autogestivos, hay muchas trabas. Cada dos semanas tenemos auditorías, y nos quieren sacar la plata. Nosotros no tenemos la lógica capitalista".
En el entrecruzamiento de los discursos del técnico del plan estatal y de los participantes de la UTD, podemos advertir la importancia central de la capacidad de presión de los movimientos hacia el Estado, especialmente cuando se trata de movimientos no oicialistas, así como las trabas en el acceso. Por otro lado, se evidencia una continuidad de la lógica de exigencia de derechos por parte de los sectores marginados, ya que los recursos que la UTD ha conseguido son pensados como derechos que se hacen efectivos6, rechazando las implicancias de una lógica basada en lo clientelar-asistencial, donde los sujetos aparecen como beneiciarios que realizan "contraprestaciones informales", aunque se reconoce que hay una coexistencia de ambas lógicas. Este hecho es percibido por uno de los técnicos del PDLyES, quien señala las contradicciones que se imponen en la relación del plan y los beneiciarios, y las diferencias con otras lógicas:
"La lógica del 'Manos a la Obra' es la transferencia de recursos a sectores populares y tiene una contradicción, el intento de lograr formas de organización popular de base, pero sin prescindir de las formas de contención social, no podés llevar adelante políticas asistenciales y de contención si al mismo tiempo tratás de empoderar a los sectores sociales en la toma de decisión, porque posiblemente no estén de acuerdo con el plan que vos estás llevando adelante como Estado y te cuestionen".
Y más adelante agrega:
"Hay una larga cadena de intermediación dada por las gobernaciones, los municipios, acceder en forma directa a los recursos del Estado por parte de la población, que tiene que ver con cuestiones políticas, y de control del territorio, como las manzaneras de Chiche Duhalde, es el puntero, la puntera del barrio, quien decide en última instancia en conjunto con el poder local, en qué se aplican los recursos, si se aplican los recursos, qué porcentaje real se va a aplicar, con quién, con quién no, con quién nunca. Es un filtro real y cierto, podrán negarlo, pero existe".
Podemos señalar que es especialmente en el acceso a los planes sociales donde las redes clientelares locales son obstaculizadoras o facilitadoras de la obtención de los subsidios de acuerdo al tinte político de las organizaciones solicitantes. Las trabas en la adjudicación de subsidios han sido largamente señaladas por las agrupaciones no oficialistas, por ejemplo, a principios de 2010 el ingreso a programas asociados al PDLyES, en este caso el Programa "Argentina Trabaja", ha generado grandes controversias por su distribución clientelar a través de los municipios. Algunos movimientos no oicialistas han realizado movilizaciones denunciando la situación -Movimiento Sin Trabajo Teresa Vive, Corriente Clasista y Combativa, Barrios de Pie y Polo Obrero-. Otros movimientos han presentado denuncias en el INADI por discriminación política en las otorgaciones -Frente Popular Darío Santillán, CTD Aníbal Verón, MTL Rebelde, y FOL-. Parte de esta denuncia señalaba:
"Las organizaciones sociales que representamos, con amplia trayectoria en trabajo cooperativo y en tareas de contención y desarrollo social en los barrios humildes de todo el país, hemos cumplido los trámites pertinentes para conformar las cooperativas según lo establecido en la reglamentación. [...] Aún así, en forma ilegal y discriminatoria, se nos negó la posibilidad de participar del Programa de Empleo en condiciones de igualdad respecto a las cooperativas que sí ingresaron al programa, todas ellas conformadas exclusivamente por personas seleccionadas por el Ministerio y las Intendencias según criterios de pertenencia política al Partido Justicialista, el Frente Para la Victoria o el Movimiento Evita, vetando expresamente a ciudadanos propuestos para conformar nuevas cooperativas, por el sólo hecho de ser integrantes de organizaciones sociales independientes del Estado y del Partido de gobierno y sus grupos afines"7.
Volviendo a la característica autogestiva de los proyectos de la UTD, retomamos el señalamiento al desarrollo de un sistema solidario y comunitario en detrimento de la lógica capitalista como sustento de las unidades productivas de la UTD y su relación con la comunidad.
La vinculación de movimientos con el PDLyES ha oscilado entre la confrontación, la negociación y la dependencia en relación al Estado. A pesar de esto, el acceso a planes y subsidios, permitió fortalecer el trabajo barrial y los proyectos productivos, así como disminuir los índices de indigencia. Los planes sociales provocaron discusiones internas en torno a la necesidad de redefinición de lo que se entendía por trabajo.
"En este camino los movimientos abren líneas de problematización: tratar de responder qué es el trabajo genuino -el que en muchos casos se asimila al ideal del trabajo en el modelo fordista, es decir, el asalariado en blanco que obtiene además de un salario 'digno', una serie de beneficios sociales a partir de su trabajo-, mientras que para otros la discusión remite al no trabajo, es decir, un hacer colectivo, creativo, no explotado, y autodeinido por fuera del trabajo abstracto, asalariado" (Ferreira, Sopransi y Contartese, 2010: 141).
Aunque no existe un consenso en el uso de la noción de "trabajo digno", se puede sostener que centralmente el trabajo digno es la lucha en-contra-y-más- allá de "lo que es indigno [que] es la explotación" (Colectivo Situaciones, 2002: 69). Se lo denomina también "trabajo auténtico","trabajo autónomo", "trabajo autogestionado", o "trabajo genuino" (Flores, 2005). Su carácter colectivo es parte de la lucha contra el individualismo posesivo del capitalismo, y allí es central la autogestión (Ghiotto y Pascual, 2010: 119). Algunas de las características de estos proyectos de autogestión han sido: "las formas de estructurar cierto tipo de relaciones sociales (al interior de cada grupo pero también con los consumidores); cómo distribuir el trabajo y la ganancia de forma equitativa; cómo gestionar de manera transparente, participativa, libre y compartida los asuntos comunes" (Pacheco, 2010: 348).
Trabajo autogestivo, trabajo autónomo, trabajo digno, trabajo genuino desbordan en un primer momento la categoría tradicional de trabajo asalariado. Estos debates tienen expresiones heterogéneas dentro de los movimientos sociales, algunas de los cuales son reconducidas a la lógica del sistema (el trabajo digno deinido en relación a un ingreso acorde a la canasta familiar, el trabajo autónomo o autogestivo restringido a la lógica formal de las cooperativas, el trabajo genuino en oposición al trabajo en negro), pero también subsisten aquellos que, como la UTD, continúan experimentando formas de trabajo no explotado basado en la autogestión, es decir, otra forma social del hacer.
La resistencia a la dominación tiene en la cultura de los oprimidos un requisito indispensable y es la construcción de espacios fuera del control de los opresores, siendo esta la condición para que la resistencia larvada se haga realidad :"Si queremos entender el proceso de desarrollo y codificación de la resistencia resulta indispensable analizar la creación de espacios sociales marginales. Sólo especificando como se elaboran y se defienden esos espacios será posible pasar del sujeto rebelde individual -una construcción abstracta- a la socialización de prácticas y discursos de la resistencia" (Scott, 2000: 147).
La construcción de un espacio organizacional desde una perspectiva autogestionaria abre la posibilidad de desestructurar las relaciones en el trabajo -jerarquizadas en extremo- de obediencia y sumisión. La relevancia de este proceso reside en que si son los propios trabajadores quienes organizan su trabajo, quienes lo evalúan colectivamente y distribuyen el excedente con criterios autodefinidos, la enajenación del hacer comienza a desmoronarse, abriendo la posibilidad para estos colectivos de ensayar otras formas de relacionarse socialmente. Es en este sentido, que podemos sostener que los movimientos como la UTD desbordan los intentos de captura, cooptación y dependencia de los planes sociales estatales a través de un proyecto autogestivo que trasciendo lo productivo para pensar una sociedad con una lógica alternativa a la organización capitalista en la que el individualismo ceda su lugar a la solidaridad colectiva, y el consumismo a lo socialmente necesario.

A modo de conclusión
A partir de la presente revisión, postulamos la organización basada en la autogestión como ensayos de prácticas de mediación no alienada de las relaciones entre sujetos, una mediación que responde a necesidades que no se encuentran autonomizadas de los sujetos que mediatiza -como sí lo está el capital, mediación que responde al propio in de su reproducción y acumulación, indiferente a las necesidades de los sujetos que participan en la producción social-. La organización asamblearia y relexiva que acompaña los procesos autogestivos radicaliza las capacidades de auto-interrogación y auto-alteración del orden social, asumiéndose transformable por sus propios medios. Permite alojar la conlictividad de la convivencia humana, aceptando lo diverso en su seno y orientándose hacia la gratiicación de las necesidades de los sujetos, hacedores de valores de uso sociales. Estos ensayos se despliegan en-contra-y-más-allá del trabajo abstracto que produce valores de cambio8 , es decir, de la síntesis social
capitalista. Éste es su mayor desafío y su fuente de permanente tensiones.
Las experiencias autogestivas de los movimientos sociales han sido ensayos de alto valor social. En sí mismas han tenido implicancias relacionadas con la reconstrucción del tejido social, quizás éste ha sido su mayor fruto. Aquello que es esbozado por las organizaciones de desocupados, es incluido como "proyecto" en las políticas sociales que comienzan a preigurarse desde el MDS con la asunción de Néstor Kirchner. Siete años después creemos que es pertinente plantear ciertos interrogantes sobre este proceso: ¿qué viabilidad tiene la Economía Social para integrar social y económicamente a quienes participan en estos circuitos? ¿Qué posibilidades reales hay de que estos proyectos puedan competir en el mercado? ¿Existe voluntad estatal para generar un mercado alternativo, paralelo y estable basado en la Economía Social? ¿Es una política de transición o continúa la línea de las políticas de contención y asistencialismo? El Estado transiere recursos a través de sus planes sociales, pero ¿qué responsabilidades y qué riesgos transiere a los sectores populares beneficiarios? ¿La Economía Social es una política aplicada para pobres que van a continuar siendo pobres? Si es una política que comprende la generación de empleo ¿por qué es implementada desde el Ministerio de Desarrollo Social y no desde el Ministerio de Trabajo? ¿La Economía Social responde a una planiicación estratégica del Estado o es una táctica política frente a la conflictividad social?
Es la propia realidad social de carácter antagónico, la que nos obliga a pensar desde la dialéctica negativa9 en busca de aquello que existe en contradicción excediendo la síntesis social capitalista. Nuestro interés ha estado centrado en lo que desborda esta síntesis, eso que a pesar de ser socialmente reprimido y negado no pierde su fuerza: la insubordinación a la organización del mundo basado en la explotación que se evidencia como destellos desde los proyectos autogestivos de los movimientos sociales. La insumisión de la vida humana, siempre presente, se expresa"obstruyendo la intensiicación de la explotación necesaria para la reproducción del capital" (Holloway, 2009: 13), continuamente las grietas que la albergan estallan, continuamente contratendencias normalizadoras suturan crisis tras crisis. Es en esta lucha insumisa contra la reducción de"nuestra ininita creatividad al monótono proceso de producir ganancia" (ibíd.), permanente y cotidiana, en la que se nos juegan las posibilidades de hacer otro mundo.

1 Real Academia Española (2001) Diccionario de la Lengua Española, Vigésima segunda edición, Madrid, Espasa.

2 En 2009 alrededor de un 80,6% del presupuesto anual fue destinado al Plan Nacional Familias -en el que se incluyen las PNC (pensiones no contributivas: a la ancianidad, a familias con más de 7 hijos, a la discapacidad) que representan un 63,1% del total presupuestario-, la erogación para el Plan Nacional de Seguridad Alimentaria y Educación Nutricional fue de un 9% y para el Plan Nacional de Deporte un 0,4%. El resto del presupuesto corresponde a gastos de personal, bienes de consumo y de uso (7,63%). Un 4% del presupuesto del presupuesto ejecutado al 30 de Septiembre MDS fue proveniente de crédito externo. Datos calculados a partir del Informe de Ejecución Presupuestaria del año 2009, disponible en http://www.desarrollosocial.gov.ar/informes/.

3 Según los Resultados de la evaluación de medio término del Plan Nacional Manos a la Obra, en 2007 el promedio de ingresos de los integrantes de emprendimientos productivos asociativos comerciales creados por el plan era de $403.- (MDS, 2007b: 91), mientras que el salario mínimo vital y móvil ascendía a $980.- La estimación que realiza el técnico de PDLyES entrevistado en julio de 2010 es de $1000.-, para ese momento el salario mínimo, vital y móvil era de $1500.-, lo cual permite suponer que se ha mantenido la tendencia.

4 Caritas es una organización oicial de la Iglesia que se dedica a organizar la atención para la gente más pobre. El término "piola" es un argentinismo, que comprende dos líneas de significado: "astuto, perspicaz" y "agradable, simpático".

5 Estos talleres-seminario forman parte del Proyecto "Resistencia populares a la Recolonización del Continente" desarrollado por el Centro de Investigación y Formación de Movimientos Sociales Latinoamericanos, en el que participamos en la co-coordinación de los talleres desde el proyecto UBACyT en el que nos referenciamos durante 2010.

6 Este hecho es considerado como efecto del PDLyES por parte del técnico entrevistado: "En cuanto a generar derechos el plan es exitoso el 100%, ha logrado transformar los pedidos de la gente a la propositiva 'esto me corresponde' en vez de 'por favor, dame'".

7 La denuncia completa está disponible en la página web: http://www.anred.org/IMG/doc/denuncia_en_el_inadi.doc. Consultada el 15 de Febrero de 2011.

8 Veáse Holloway, J. (2011) "Tesis 24". En Agrietar el capitalismo. El hacer contra el trabajo. Ediciones Herramienta, Buenos Aires, págs. 189-194.

9 "...la dialéctica, simplemente, hace referencia al proceso de binarización antagónica que tiene lugar realmente en el mundo. El nombre que se le da a ese proceso de binarización antagónica es el capital. [...] El nombre de la camisa de fuerza que obliga a nuestras múltiples diferencias a entrar en el antagonismo binario del trabajo explotado no es la dialéctica, sino el capital. [...] La dialéctica constituye, entonces, el plan de escape, el pensar-en-contra-de-la-prisión, el pensar-en-contra-del-mundo-equivocado, un pensar que ya no tendría sentido si estuviéramos fuera de la prisión del mundo equivocado, pero no lo estamos" (Holloway, Matamoros y Tischler, 2007: 4).

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Fecha de recepción: 5 de abril de 2011
Fecha de aceptación: 28 de agosto de 2011

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