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Anuario de investigaciones

versión On-line ISSN 1851-1686

Anu. investig. vol.18  Ciudad Autónoma de Buenos Aires dic. 2011

 

PSICOLOGÍA DE LA SALUD, EPIDEMIOLOGÍA Y PREVENCIÓN.

 

Influencias del apego a la madre en el vínculo con los pares en la adolescencia. Diferencias entre una muestra femenina clínica y no clínica

Influences of mother attachment into peer relationship during adolescence. Difference between a clinical and non-clinical female sample

 

Vega, Verónica C.1; Roitman, Denise2; Barrionuevo, José A.3

1 Doctora UBA, Área Psicología. Directora del Proyecto UBACyT: "Adaptación del inventario de apego a padres y pares (IPPA) en una muestra no clínica de adolescentes argentinos". (Programación Científica 2010-2012). Docente, Cát. I, Psicología Evolutiva Adolescencia, Facultad de Psicología-UBA. E-mail: vvega@psi.uba.ar

2 Lic. en Psicología. Docente, Cát I de Psicología Evolutiva II: Adolescencia, Facultad de Psicología-UBA. Integrante de Proyecto UBACyT. E-mail: denuroit@hotmail.com

3 Lic. en Psicología. Psicoanalista. Especialista en la Problemática del Uso Indebido de Drogas, UBA. Profesor Adjunto Regular a cargo de la Cát. I de la materia Psicología Evolutiva II "Adolescencia" Facultad de Psicología, UBA. E-mail: jbarrion@psi.uba.ar

 


Resumen
Este trabajo se propone indagar tipos de apego a madre y pares en 83 mujeres de 12 a 18 años (Media: 14,63 años, DS 1,20) con Trastornos de la Conducta Alimentaria (n=30) y sin ellos (n=53) y analizar si el tipo de apego a madre se repite en pares. Se utilizó durante la fase clínica de un estudio bietápico (UBACyT 2008-2010), el Inventario de Apego a Padres y Pares (IPPA, Armsden & Greenberg 1987). Resultados: Los grupos clínico y control se diferencian significativamente en el apego a la madre (p < .001) y de manera marginal en pares, al mismo tiempo se hallaron inluencias del apego a madre en pares. Conclusiones: Se conirma la teoría de un vínculo patógeno madre-hija en anorexia y bulimia pero, pese a que la tendencia es a repetir el tipo de apego, los valores no son suficientes para concluir que el apego evitativo hallado en relación con la madre en población clínica se replica en pares. Debería ampliarse el tamaño de la muestra para poder conirmar dicha tendencia.

Palabras clave:
Apego; Madre; Pares; Adolescencia; Trastornos de la Conducta Alimentaria

Abstract
The present study examines attachment types to mother and peer in eighty-three women of 12 -18 years old (Media:14,63 years, SD 1,20) with Eating Disorders (n=30) and without them (n=53). In order to research repeated tendencies in types of attachment to mother and peer, in 2009, the Inventory of Parent and Peer Attachment (IPPA, Armsden & Greenberg 1987) was self-reported during the clinical phase of a two phases study (UBACyT 2008-2010). Results: Clinical and control groups present significantly differences in mother scale (p < .001), but marginal ones in peer scale. At the same time, inluences of mother attachment into peers´ were found. Conclusions: Results conirm the ethio-pathogenic relationship between mother-daughter in eating disorders but even there are tendencies repeated in both attachment mother-daughter, statistical indings are not enough to assure that insecure attachment with mother replicates with peer. Same study in a bigger sample should be done to conirm so.

Key words:
Attachment; Mother; Peer relationship; Adolescence; Eating Disorders


 

1. Introducción:
Durante la niñez las figuras parentales son la principal fuente de sostén psicológico y seguridad emocional. El adolescente es un sujeto en transformación, compelido a desidentificarse de sus padres para poder encontrar nuevos espejos en los que mirarse. Con la necesidad de un pasaje de la endogamia a la exogamia, en la pubertad comienza un lento proceso de desinvestidura parental en el cual los vínculos con los amigos van siendo cada vez más significativos. En este proceso se van adquiriendo algunas identificaciones transitorias (Aberastury y Knobel, 1970). Algunas investigaciones en nuestro país (Richaud de Minzi, 2004) demostraron que el punto de vista del adolescente sobre su relación con la madre y con el padre influencia en la forma en que percibe el vínculo con sus amigos; sea éste confiado, evitativo, hostil o de excesivo control.
Si bien la adolescencia es un período de extrema vulnerabilidad, uno de los factores más importantes que permite distinguir psicopatología de salud mental es el hecho de tener amigos y la calidad de las relaciones que se establece con ellos.
Por otra parte, los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) constituyen un problema de salud con un alto impacto en la población adolescente femenina actual (Iglesias, 2003; Vega et.al. 2003, Vega, 2004). Existen numerosas teorías e investigaciones que indican que la relación con la madre constituye uno de los factores etiopatogénicos más importantes en los TCA (Elgin, & Pritchard, 2006; Eggert, Levendosky, Klump, 2007; Ringer y Crittenden, 2007). Desde el punto de vista de las relaciones sociales se han descripto a las jóvenes con anorexia como chicas introvertidas, reticentes y evitativas de vínculos sociales (Rastam 1992; Srinivasagam, Kaye Plotnicov, Greeno, Weltzin, Rao 1995; Pryor & Wiederman, 1998). En cambio, las bulímicas varían mucho entre sí y probablemente, es un grupo más heterogéneo que las anoréxicas. No obstante, uno de los tipos de personalidad más común entre ellas es el trastorno fronterizo de la personalidad (Kernberg, 1975), por lo cual son consideradas lábiles e inestables en sus vínculos amistosos y de pareja.
En cuanto a las investigaciones empíricas sobre apego a la madre y a los pares en adolescentes, se han hallado asociaciones entre el vínculo con los padres y los pares. Ya en 1979, Easterbrook & Lamb encontraron en niños y púberes que los patrones de apego niño-madre eran predictivos del nivel de competencia social del niño con los pares. Varios años más tarde, Freeman & Brown (2001) solicitaron a una muestra adolescente que indicaran sus figuras de referencia. Aquellos adolescentes que tenían apego inseguro a la madre elegían a los amigos, mientras que quienes tenían un apego seguro a la madre, continuaban eligiéndola con prioridad a sus amigos.
Por su parte, Furman, Simon, Schaffer & Bouchey (2003) indagaron si existía un vínculo entre las relaciones de los adolescentes con sus padres, sus amigos y sus parejas en una muestra de 68 adolescentes tardíos. Hallaron que los sujetos con apego evitativo a los padres, arrojaban un apego seguro a los pares y concluyeron que ello se debía a que la muestra eran los adolescentes tardíos, quienes no sienten ya que sus padres deban responderles a sus necesidades, y en cambio buscan satisfacerlas y sentirse ayudados por sus amigos.
Sillars, Koerner & Fitzpatrick (2005) en cambio, concluyeron que la lexibilidad y la comprensión que los adolescentes sienten por parte de los padres, se asociaba a las relaciones amistosas satisfactorias que podían mantener en la adolescencia.
De las investigaciones reseñadas, se podría inferir que un apego seguro, basado en la confianza y la comunicación con los padres, permitiría en la adolescencia mantener relaciones seguras y positivas con los pares. Dichos hallazgos concuerdan no solo con la teoría clásica de apego de Bowlby (1969) sino también con la de Freud (1931) en tanto el vínculo primario sirve de matriz sobre la cual se imprimen posteriores vínculos con los amigos y parejas (Hazan & Shaver, 1987).
De acuerdo a la teoría del Apego de Bowlby (1969), la existencia de un vínculo patógeno en los TCA con la madre y a la asociación entre apego a padres-pares ya expuesta; conjeturamos que las adolescentes con TCA replicarán las dificultades del vínculo materno en los vínculos con sus pares, diferenciándose de las adolescentes sin TCA también en cuanto al tipo de apego de cada grupo. Por ello nos proponemos indagar el tipo de apego a madre y a pares en adolescentes con y sin TCA, comparándolos y observando si existen asociaciones y/o diferencias significativas entre ambas poblaciones.

2. Marco teórico conceptual:
2.a. Sobre la adolescencia y el desasimiento.
El lugar de los pares.
Si a lo largo de todo el ciclo vital las relaciones con los amigos juegan un papel fundamental en el desarrollo y bienestar psicológico de los seres humanos, durante la adolescencia esta importancia se profundiza y las relaciones con los amigos van cobrando mayor terreno e intensidad, de forma tal que en la adolescencia el grupo de pares pasa a ser el espacio de socialización preferente y una importante fuente de apoyo para la separación del joven de sus padres.
Con el advenimiento de la pubertad uno de los trabajos psíquicos que se pone en marcha es el desasimiento de la autoridad parental. Este retiro de las investiduras libidinales de los primeros objetos de amor se escolta del fortalecimiento del vínculo del adolescente con sus pares, vínculo que brinda al adolescente de un soporte psíquico y emocional. Comienza así un lento proceso de pasaje de la endogamia a la exogamia.
La adolescencia supone una contundente conmoción estructural, un fundamental y trabajoso replanteo del sentimiento de sí, de la identidad del sujeto. Al referirnos a la adolescencia aludimos a los procesos identificatorios y de abandono de viejas identificaciones en el trabajo de reposicionamiento subjetivo. Freud (1908) lo describe con claridad cuando afirma que: "en el individuo que crece, su desasimiento de la autoridad parental es una de las operaciones más necesarias, pero también más dolorosas del desarrollo. Es absolutamente necesario que se cumpla, y
es lícito suponer que todo hombre devenido normal lo ha llevado a cabo en cierta medida. Más todavía: el progreso de la sociedad descansa, todo él, en esa oposición entre ambas generaciones." (1908, p.217). Todo esto no tiene lugar sin confrontación generacional, sin cuestionamiento de lo establecido, de las pautas y escala de valores internalizadas a través del ideal del yo, atreviéndose el adolescente a disolver la dependencia y arrojarse a la aventura de crear y subjetivarse. Entonces, la confrontación generacional está íntimamente ligada a la libertad, para lo cual se tornan imprescindibles los procesos de elaboración psíquica inconsciente y la inserción en grupos de pares que le aportan al adolescente soporte y sostén psíquico mientras se realiza el proceso de desinvestidura de la autoridad parental.
Freud (1916) explica la noción de complejo fraterno denominando al conjunto de afectos tiernos y hostiles dirigidos hacia hermanos y luego pares, ubicados ambos en el lugar de otro significativo. Los resultados identificatorios ligados al complejo fraterno tienen injerencia en las relaciones amistosas y la inserción en unidades sociales y laborales. Podríamos pensar que a tales unidades sociales pertenecen los grupos de pares que le permiten al adolescente la separación progresiva de sus padres. El adolescente requiere de la creación de un espacio transicional y un tiempo transicional para ir reconociendo "lo que sale de sí" para constituirse en sujeto.
Al respecto, Kancyper (1992) hace referencia a la necesidad que se apodera del adolescente respecto a dejar de ser "a través de" los padres para llegar a ser él mismo. Esto requiere del abandono de la imagen parental tan idealizada para entonces encontrar ideales en otras figuras. Kancyper (1992) atribuye 4 funciones al complejo fraterno: Función sustitutiva, Función defensiva, Función elaborativa y Función estructurante. De esta última menciona que inluye sobre la génesis y el mantenimiento de los procesos identificatorios en el yo y en los grupos, en la constitución del superyó e ideal del yo, y en la elección del objeto de amor. Al sostener entonces que en la adolescencia es fundamental el trabajo psíquico de consolidarse en una nueva posición fuera del ámbito de lo endogámico, esta última función, resulta indispensable.
La caída de la omnipotencia parental, hace surgir en esta etapa sentimientos de desamparo y soledad. Tanto para el adolescente, como para su familia, es el momento de mayores cambios. En este camino, los grupos de pares constituyen el sostén y el refugio del joven, permitiéndole realizar el lento proceso del duelo. En este contexto de desamparo y soledad, el adolescente atraviesa varias muertes simbólicas. Tomando los duelos desarrollados por Aberastury y Knobel (1970) diríamos que se trata de la muerte del cuerpo infantil, la muerte de los padres omnipotentes y la muerte de la bisexualidad.
En relación a los duelos y la depresión en adolescentes mujeres, Zusman (1999) enfatiza que, llegada la pubertad, en las niñas se movilizan aspectos psicológicos muy primarios que las confrontan con estados de ánimo difíciles de comprender para ellas y su entorno. Inevitablemente el proceso de duelo es riesgoso para quienes cuentan con un yo frágil, que se ve amenazado en su integridad narcisista. La importancia que estas nuevas relaciones tienen para el desarrollo adolescente queda relejada en los numerosos estudios que encuentran una fuerte asociación entre el hecho de tener unas buenas relaciones amistosas durante la adolescencia y una alta autoestima o una mayor satisfacción vital (Robinson, 1995; Chou, 2000), un menor riesgo a tener problemas emocionales o de conducta (Berndt y Savin-Williams, 1993; Cauce, Mason, Gonzales, Hiraga y Liu, 1994; Garneski y Diekstra, 1996; Coie y Dodge, 1997, Chou, 2000), o un mejor ajuste escolar (Berndt y Hawkins, 1987; Miller y Berndt, 1987).

Por lo tanto, los beneficios derivados del establecimiento de relaciones con los iguales son evidentes, y parece claro que aquellos adolescentes que muestran una mayor competencia para establecer relaciones con los compañeros presentan un mejor ajuste emocional y conductual. También existe un cierto consenso entre investigadores respecto a los antecedentes o factores que parecen influir en el desarrollo de la competencia social, ya que la calidad de las relaciones establecidas con los padres suele ser destacada como el factor más inluyente (Berlin y Cassidy, 1999; Musitu, Buelga, Lila y Cava, 2001).

2b. La familia y el vínculo madre-hija en los TCA
Sperling (1978) airmó que la predisposición para la anorexia se establece en la primera infancia por una perturbación en la simbiosis madre-hijo. Esto podría relacionarse con el hecho de que la anorexia aparece frecuentemente en la adolescencia, momento en que comienza a producirse la separación e individuación respecto de la familia.
El énfasis en la madre oralmente frustrante y en un superyó estricto de la madre, fueron aspectos descriptos desde hace más de 60 años (Lorand, 1943; Leonard, 1944). Blitzer, Rollins y Blackwell (1961) notaron que ¨las fantasías ansiógenas sobre la comida y el comer, la preocupación sobre los alimentos, el temor a la sexualidad adulta, y la renuencia al estatus de dependencia infantil que evidencian nuestros pequeños pacientes, frecuentemente se observan también de manera paralela en sus padres¨ (p. 382). Los padres de estas pacientes revelaron ser exhibicionistas en sus conlictos orales y con sus propias peculiaridades sobre la comida, al mismo tiempo que se mostraban sobre-estimuladores y seductores, rechazaban la femineidad de sus hijas (Blitzer et.al., 1961; Sours, 1980; Sperling, 1983). Las madres de las anoréxicas suelen ser descriptas como ansiosas, sobre-protectoras y resistentes a aceptar la maduración e independencia de sus hijas (Sours, 1980).
Según Armstrong & Roth (1989), Bowlby (1969) afirma que los individuos con TCA tienen un apego de tipo inseguro y ansioso con la figura significativa. En esta circunstancia, la necesidad de desasirse y separarse de los padres propia de la adolescencia se vuelve difícil dado que la separación exitosa es un logro del apego seguro y la joven con TCA se siente descalificada por el mundo externo, poco atractiva para el otro sexo, ineficaz en el ma
nejos de sus impulsos y con baja autoestima como para enfrentar al mundo extra familiar.
Es sabido que en el proceso de desasimiento propio de la adolescencia, la familia puede facilitar o no la discriminación de sus miembros, apoyando o entorpeciendo el crecimiento y salida de los hijos al mundo exogámico. Johnson & Flach (1985) encontraron una relación directa entre la gravedad de la sintomatología de la paciente y la gravedad de la desorganización familiar.
Minuchin et.al. (1978) interpretan el síntoma anoréxico como el resultado de una familia disfuncional y con alteraciones en la comunicación entre sus miembros. Definen a estas familias como psicosomáticas y describen algunos patrones de interacción especíicos: a) intromisión: basada en una profunda conexión emocional con límites interindividuales poco definidos; b) sobreprotección: interacción basada en el exceso de cuidados, control conductual, escasa autonomía y excesiva intolerancia ante la más mínima desviación de alguno de sus miembros, c) rigidez: excesiva lealtad al grupo primario con gran intolerancia ante cualquier corrimiento respecto de los fines familiares inapropiados. d) poca capacidad de resolución de conflictos: familias que evitan y se sorprenden de las diferencias importantes de alguno de sus miembros sin afrontarlas, dando lugar a un nivel de tensión crónica resultante de desacuerdos. Todo lo cual, perturba la posibilidad de discriminación y desasimiento familiar.

2.c. Teoría del Apego:
Diversos teóricos e investigadores provenientes de la pediatría, la psicología y el psicoanálisis coinciden en afirmar que los vínculos con las iguras de "apego" son indispensables para un desarrollo sano de la mente (Spitz, 1965; Rutter, 1980, Rutter, 1993; Fonagy, 1999; Kerns, Tomich, Aspelmeier & Contreras 2000; Erel, Oberman & Yirmiya, 2000; Yela, 2000).
Basándose en estudios etológicos y en la selección natural darwiniana, Bowlby (1969) plantea que el ser humano tiene una necesidad de vinculación primaria que, -a diferencia de Freud (1926) que la vincula a la necesidad de alimentarse en la fase oral-, no deriva de ninguna otra (Yarrow, 1972: citado por Aizpuru, 1994).
La disposición filogenética a los vínculos afectivos tendría una doble función: la de protección: brindar seguridad frente al peligro y la de socialización. Sin embargo, aunque Bowlby (1969) la considera una disposición filogenética, otorga a los comportamientos del adulto un rol fundamental en el desarrollo emocional del infante. Es decir, que en la teoría de Bowlby (1969) el medio en el cual el niño se desarrolla y la respuesta de los padres, son precursores en la ulterior capacidad para establecer vínculos afectivos.
En este sentido se define Apego como la disposición a mantener proximidad y lazo afectivo con una figura que se encuentra disponible y es sensible otorgando al niño protección. Las conductas de apego dependen de la evaluación por parte del infante de un conjunto de señales del entorno que dan como resultado la experiencia subjetiva de seguridad / inseguridad.

Tipos de apego:
1. Apego seguro: Los niños con apego seguro exploran libremente en presencia de la madre, protestan ante su partida y la buscan en forma activa. Tienen madres sensibles, en quienes confían como disponibles y que responderán y les ayudarán en la adversidad. El vínculo de apego seguro en el niño, podría ser pensado como el complemento en el niño de la madre suficientemente buena, Winnicott (1971). Representa entre el 55-65% de la población normativa. (Ainsworth, 1978).
2. Apego inseguro - evitativo: Conductas asociadas a fallas en el establecimiento del vínculo materno-infantil. Fue asociado al hospitalismo y marasmo (Leventhal, Meyer, & Nerenz, 1988). La igura materna de estos niños suele tener características sobre-estimulantes e intrusivas (Aizpuru, 1994). Son niños con poca angustia cuando la madre no está, ni buscan el contacto. Se muestran desapegados y evitan el contacto visual. Sus madres tienden a rechazar el contacto con ellos (Gayó, 1999). Representan aproximadamente un 20% de la población normativa (Ainsworth, 1978).
3. Apego inseguro ambivalente o resistente: Son niños que buscan proximidad con la madre y al mismo tiempo se resisten a ser tranquilizados por ella. Protestan y lloran mucho ante la separación materna, mostrando agresión y ambivalencia hacia la misma. Se frustran fácilmente y no se dejan tranquilizar. Las madres de estos niños responden de manera inconsistente y oscilan entre la distancia y la intromisión. Representan entre un 10-15% de la población normativa (Ainsworth, 1978).
Tanto Bowlby (1979) como Ainsworth (1989) apuntaron la importancia que tienen los vínculos de apego establecidos con los padres durante la infancia para el establecimiento de posteriores relaciones afectivas, de forma que aquellos niños y niñas que establecieron relaciones de apego seguro con unos padres que se mostraron cariñosos y sensibles a sus peticiones, serán más capaces de establecer relaciones con los iguales caracterizadas por la intimidad y el afecto. Bowlby (1979, 1980) hizo referencia a los mecanismos que subyacen a esta asociación causal entre el tipo de apego infantil y las posteriores vinculaciones emocionales: los modelos representacionales.
Se trata de representaciones mentales, generadas en la primera infancia a partir de la interacción con los padres o cuidadores principales. Con este modelo representacional como base, niños y niñas y posteriormente adolescentes, se enfrentan al resto de relaciones interpersonales que establecen, de manera que la forma de vínculo establecido con las iguras de apego inluirá en otras relaciones, entre ellas las que se establecen con los iguales. Así, los sujetos que establecieron un vínculo y un modelo representacional seguro con unos padres o cuidadores que se mostraron sensibles y responsivos desarrollarán una actitud básica de confianza en las personas con las que se relacionen. Por el contrario, las experiencias negativas de rechazo, inconsistencia o falta de atención llevarán a otros sujetos a tener unas expectativas igualmente negativas en sus relaciones sociales posteriores (Hazan y Shaver, 1987; Mayseless, Sharabany y Sagi, 1997).

3. La investigación empírica
Metodología y Procedimiento:
Este estudio es descriptivo y correlacional. Para indagar Tipos de Apego en adolescentes con y sin TCA, en el año 2008 la Cátedra I de Adolescencia comenzó un estudio bietápico. Primera Etapa: Prevención de TCA en colegios públicos bonaerenses (n=700 alumnas de 12 a 21 años) y actualización de datos epidemiológicos (EAT-26, (Eating Attitude Test, Garner, Olmsted, Bohr & Garinkel, 1982) mismo instrumento que el equipo utilizó en otras investigaciones (Vega, et al., 2001, 2003, Vega, 2004). De las participantes de la primera etapa se contactaron a aquellas que tenían valores altos en el screening (EAT-26 ≥ 20) y otras que no, con el objeto de conformar los grupos clínico y control de la Segunda Etapa: La clínica. Aquí se realizó un psico-diagnóstico a cada candidata, quienes completaban una batería diseñada para TCA, incluyéndose en ella el cuestionario Beck Depression Inventory-BDI (Beck, 1972) y un inventario que indaga tipos de apego (ver Instrumento).
Sujetos:
Una vez completados todos los psicodiagnósticos se depuraron aquellos que no pudieron ser clasificados en el IPPA. Así se conformó una muestra de 83 adolescentes de sexo femenino surgidas del screening escolar (n=700) de la primera etapa que pasaron a una segunda etapa y comprendidas en el rango de edad: 12-18 años. La media de edad de la muestra de esta etapa es de 14,63 años con un desvío típico de 1,20 años. De los 83 sujetos: n=53 grupo sin TCA y n=30 grupo TCA.
Instrumento:
Si bien, las adolescentes de la muestra han completado varios instrumentos, solo se expone aquí el instrumento pertinente a esta presentación. Se trata del Inventory of Parent and Peer Attachment, IPPA (Armsden & Greenberg, 1987), un cuestionario autoadministrable con una escala Likert de 5 puntos (1=nunca y 5=siempre). El IPPA está diseñado para evaluar las percepciones positivas y negativas que son parámetro de los vínculos como fuente de seguridad/inseguridad, a través de 3 dimensiones: Calidad en la Comunicación, Enojo-Alienación y Confianza mutua para cada escala: madre, padre, pares; cada una de 25ítems, obteniendo así un tipo de apego (seguro, evitativo o ambivalente) en cada escala de manera independiente para cada sujeto. El IPPA se califica invirtiendo el puntaje marcado en aquellas afirmaciones formuladas de manera negativa y sumando los valores en cada escala.
Se administraron las 3 escalas de la versión revisada del IPPA (Inventory of Parent and Peer Attachment, de Armsden & Greenberg, 1987) adaptada al castellano en Colombia por Pardo, Pineda, Carillo & Castro (2006). En esta ocasión solo se tomarán la escala materna y la de pares en los grupos TCA y sin TCA, excluyendo del análisis la escala de apego al padre.
Objetivos:
Este estudio se encuentra enmarcado en un proyecto de investigación más amplio1 . Objetivos Generales: Indagar los tipos de apego en las escalas madre y pares en adolescentes argentinas con y sin TCA, y observar si es posible identificar un peril de apego especíico en cada grupo para cada escala. Objetivos Específicos: 1) indagar tipos de apego a la madre en adolescentes con y sin Trastornos de la Conducta Alimentaria, 2) indagar tipos de apego a pares en adolescentes con y sin Trastornos de la Conducta Alimentaria y 3) analizar si existe una tendencia en repetir el tipo de apego a la madre en pares.
Hipótesis: 1) Las adolescentes con TCA presentan un apego a la madre de tipo inseguro (evitativo o ambivalente); 2) Las adolescentes sin TCA presentan un apego a la madre de tipo seguro y 3) Ambos grupos replican en sus pares el tipo de apego a la madre.

4. Resultados:
Para estimar la magnitud del efecto se utilizó Phi. En aquellos casos en que se obtuvo un resultado significativo se hicieron análisis utilizando la Prueba de chi-cuadrado formando tablas de 2 x 2 para ver entre que categorías se daban las diferencias. En el caso de las tablas de 2 x 2, cuando alguna frecuencia esperada fue menor que 10 y mayor que 5, se utilizó la corrección por continuidad de Yates y se obtuvieron los siguientes resultados:
Escala de Apego a la Madre en los grupos TCA y Control:
En la tabla 1 se observa que en el Grupo Control, el 47,2% tiene apego seguro, seguido por un 28,3% de tipo inseguro ambivalente y inalmente un 24,5% de apego inseguro evitativo.
En el grupo TCA la tendencia hallada es la inversa, resultando un 66,7% con un apego inseguro evitativo, seguido por un 20% de tipo inseguro ambivalente y finalmente solo un 13,3% de apego seguro.
Así, en la escala de apego a la madre se halló una relación significativa entre el tipo de apego y el grupo de pertenencia del sujeto: TCA o Control. El apego evitativo correlacionó con el grupo TCA y el apego seguro con el grupo control (p < .001 y Phi = .430). La distribución de los tipos de apego en ambos grupos para la escala madre son visibles en el gráfico 1

Tabla 1. Distribución de los grupos (TCa y Control) en la escala de apego a la madre

 

Gráfico 1. Distribución de la población en la escala de apego a la madre

Escala de Apego a Pares en los grupos TCA y Control:
En la tabla 2 se observa que en el grupo Control, el 41,5% tiene un apego de tipo seguro a los pares, seguido por un 30,2% de tipo ambivalente y finalmente un 28,3% de apego inseguro evitativo.
En el grupo TCA, la mayor proporción se ubica en el apego inseguro evitativo a pares con un 53,3% seguido por un 30% de tipo seguro y finalmente un 16,7% de apego inseguro ambivalente.
También en la escala de apego a pares se halló una diferencia pero marginal entre el tipo de apego y el grupo de pertenencia del sujeto: TCA o Control. Aunque en menor medida que en la escala madre, el apego evitativo también correlacionó con el grupo TCA y el apego seguro con el grupo Control (p < .071 y Phi =.252 ). Las diferencias ente ambos grupos para la escala madre son visibles en el gráfico 2.

Tabla 2. Distribución de los grupos (TCa y Control) en la escala de apego a pares

 

 

Gráfico 2. Distribución de la población en la escala de apego a pares

Tendencia a repetir el Tipo de apego a la madre en pares.
De lo expuesto, se puede observar que en la escala de apego a la madre, el grupo control releja un marcado apego seguro, lo que se repetirá en el apego a pares.
Por otra parte, en el grupo de adolescentes con TCA, el apego predominante es de tipo inseguro evitativo a la madre repitiéndose con la escala de apego a pares.
Sin embargo, al ser el efecto de magnitud muy pequeño en la escala de apego a pares, la diferencia marginal encontrada debería corroborarse o descartarse en futuros estudios, aumentando el tamaño de la muestra y permitiendo saber entonces si la tendencia hallada (apego seguro en grupo Control y evitativo en grupo TCA para madres que se replica en pares) continúa de manera significativa o no.

5. Discusión y conclusiones:
Sobre la madre:
Se conirmó la hipótesis que las adolescentes sin TCA presentan un apego seguro a la madre. La secuencia en la distribución de los tipos de apego del grupo control fue exactamente inversa a la del grupo TCA, de lo cual se concluye que los dos grupos se diferencian claramente en cuanto al tipo de apego a la madre. Las adolescentes sin TCA tienen con sus madres relaciones de apego más seguras y por ende, confían más y tienen mayor comunicación con sus madres que las adolescentes con TCA.
La correlación del apego evitativo con el grupo TCA y del apego seguro con el grupo control, concuerda con las teorías e investigaciones que indican que en los TCA, la relación con la madre constituye un factor etiopatogénico (Elgin, & Pritchard, 2006; Eggert, Levendosky, Klump, 2007; Ringer y Crittenden, 2007). Se confirman asimismo lo indicado por Armstrong & Roth (1989), quienes afirmaron que los individuos con TCA tienen un apego de tipo inseguro y ansioso con la figura significativa.
En publicaciones anteriores (Vega, Piccini et.al., 2009) sobre este mismo proyecto de investigación se ha reportado que existía una fuerte asociación directamente proporcional entre el valor obtenido para TCA en el EAT-26 (Eating Attitude Test Garner, Olmsted, Bohr & Garinkel, 1982) y el valor obtenido para depresión en el Beck Depression Inventory -BDI (Beck, 1972) (p=.000). En esta oportunidad, el grupo control mostró que casi la mitad de los sujetos tenían apego seguro, mientras que ello solo sucedía en el 13% de la población con TCA. Los resultados hallados en ambos estudios concuerdan con el marco teórico de referencia utilizado y con otros estudios empíricos (González Bravo & Méndez Tapia, 2006) ya que la depresión adolescente ha sido relacionada con la inseguridad en el apego con la madre (Hoffman 1997 en: Allen & Land, 1999). En este sentido, si solo tomamos la distribución de los 3 tipos de apego estudiados dentro del grupo TCA, se ve relejado la existencia de un vínculo patógeno con la madre dado que más de la mitad de la población relejó un apego inseguro evitativo (66,7%) y que si éste se sumaba al otro tipo de apego inseguro (el ambivalente) se alcanzaba una enorme proporción de la población con TCA: 86,7%.
Por todo esto en la variable apego a la madre 1) se confirmó la hipótesis enunciada que las adolescentes con TCA presentan un apego a la madre de tipo inseguro. 2) los grupos TCA y control se diferencian claramente en cuanto al tipo de apego con la madre; 3) las adolescentes sin TCA tienen mejor comunicación y más confianza en sus madres que sus pares con TCA, 4) se confirman las teorías del vínculo patógeno con la madre en los TCA.
Sobre los pares:
Aunque con una diferencia marginal desde el punto de vista estadístico, el apego evitativo también correlacionó con el grupo TCA y el apego seguro con el grupo control. No se halló una secuencia inversa en la distribución de los tipos de apego entre ambos grupos y al mismo tiempo los tipos de apego predominantes para cada grupo marcaron una diferencia marginal; por lo cual se infiere que las adolescentes con y sin TCA se diferencian más en el vínculo con la madre que con sus pares.
Las adolescentes sin TCA tienen con sus pares relaciones de apego más seguras y por ende, confían un poco más y se comunican un poco mejor con sus amigos que las adolescentes con TCA.
Si solo tomamos la distribución de los tipos de apego explicados, dentro del grupo TCA se observa que más de la mitad tiene un apego evitativo (53,3%) con sus pares y que si éste se suma el otro tipo de apego inseguro (ambivalente) se alcanza una gran proporción de la población con TCA: 70%.
Por todo esto en la variable apego a pares: 1) los grupos TCA y control se diferencian en cuanto al tipo de apego predominante; 2) las adolescentes con TCA se diferencian más de sus pares en cuanto al vínculo con la madre que en cuanto al vínculo con sus amigos, 3) las adolescentes sin TCA tienen mejor comunicación y más confianza en sus amigos que sus pares con TCA, 3) se confirman las teorías que indican que las jóvenes con TCA tienen más dificultades que sus pares en los vínculos sociales (Rastam 1992; Srinivasagam Kaye Plotnicov, Greeno, Weltzin, Rao 1995; Pryor & Wiederman, 1998).
Tendencia a repetir el Tipo de apego a la madre en pares.
Desde el punto de vista cualitativo, se conirmó la hipótesis que ambos grupos replican en sus pares el tipo de apego a la madre.
Ambos grupos repitieron el tipo de apego predominante a la madre en pares. El grupo control arrojó en ambas escalas (madre y pares) un apego seguro, mientras que el grupo TCA también arrojó en ambas escalas (madre y pares) el mismo tipo de apego, el inseguro evitativo.
Los resultados conirman las investigaciones mencionadas donde se indica que un apego seguro, basado en la confianza y la comunicación con los padres, permite en la adolescencia tener vínculos seguros y positivos con los pares.
Los hallazgos de este trabajo nos abren un interrogante para futuros estudios en los cuales nos ocuparemos de avanzar en el campo del conocimiento científico sobre variables tan complejas como son: el apego, la depresión, la adolescencia y los trastornos de la conducta alimentaria.

1 Idem I

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Fecha de recepción: 29 de marzo de 2011
Fecha de aceptación: 20 de julio de 2011

 

 

 

 

 

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