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Anuario de investigaciones

versión On-line ISSN 1851-1686

Anu. investig. vol.18  Ciudad Autónoma de Buenos Aires dic. 2011

 

PSICOANALISIS

 

Falta, pérdida y causa: un caso de apropiación

Lack of, loss and reason: a case of appropriation

 

Domínguez; María Elena1

1 Lic. en Psicología. Jefe de Trabajos Prácticos Regular en la Cátedra 1 de Psicología, Ética y Derechos Humanos, UBA. Becaria UBACyT, Maestría (2008-2010) en el Proyecto de Investigación UBACyT 20020090200148. Programación 2010-2012 Cuestiones éticas de la psicología en el ámbito jurídico y otros contextos institucionales. Director. Gabriela Z. Salomone. E-mail: mariaelenadominguez@psi.uba.ar

 


RESUMEN
En lo que sigue trabajaremos el modo en que Lacan presenta a la alienación y la separación, operaciones de causación del sujeto en los Seminarios 11 Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis (1964) y 14 La lógica del fantasma (1966-67) con el in de articular esos desarrollos con un caso clínico de una niña apropiada en 1978, durante el terrorismo de estado en la Argentina, a los 23 meses de edad. Es decir, con las icciones, efectos de verdad, producidas por la sujeto durante su análisis.

Palabras clave:
Alienación; Pérdida; Causa; Apropiación

Abstract
In this paper we present the way in which Lacan presents Alienation and Separation, birth of subject´s operations in Seminars 11 Four fundamental concepts of the psychoanalysis (1964) and 14 Phantome´s logic (1966-67), in order to articulate those developments with a clinical case of a girl appropriated in 1978, during the state terrorism in Argentina, when she was 23 months of age. That is to say, with the ictions, true´s effects, produced by the subject during her analysis.

Key words:
Alienation ; Loss ; Cause; Appropriation


 

"..., el padre no es causa sui, sino sujeto que ha ido lo suficientemente lejos en la realización de su deseo como para reintegrarlo a su causa, cualquiera que ésta sea, a lo que hay de irreductible en la función del objeto a. Esto es lo que nos permite articular, en el principio de nuestra investigación, sin eludirlo en forma alguna, que no hay ningún sujeto humano que no deba situarse como un objeto, un objeto inito, del que penden deseos initos, los cuales solo adquieren el aspecto de infinitizarse en la medida en que, al evadirse los unos de los otros cada vez más lejos de su centro, alejan al sujeto cada vez más de cualquier realización auténtica"
Jacques Lacan. Seminario X. Clase del 3/07/63

"El cógito de Descartes tiene un sentido, sustituye pura y simplemente esa relación del pensamiento con el ser, por la instauración del ser del yo".
Jacques Lacan. Seminario XIV. Clase del 11/01/67.

1. Introducción
La división subjetiva es esencial en la enseñanza de Jacques Lacan. Pensar la operatoria de dicha división es un modo de salida de la idea de la predicación, de la creencia en un ser con atributos, de un sujeto unificado de la ciencia. Para Lacan el sujeto es dividido y dicha condición es formulada por él a partir de dos operaciones: la alienación y la separación. Operaciones que dan cuenta de la división subjetiva por la vía del significante y por la vía del objeto, objeto a.
La investigación que vengo realizando sobre "El padre en la apropiación. Un estudio sobre la función del padre en la filiación en los casos de apropiación de niños en la Argentina entre 1976 -1983", que constituye mi tema de tesis de Maestría en Psicoanálisis1 , aborda la función paterna -especialmente el distingo y anudamiento entre el padre imaginario, simbólico y real- con el objetivo de plantear soluciones a algunos problemas que presenta la apropiación de niños referidos especíicamente a la pregunta: ¿qué es un padre?, ¿quién es el padre? Aquí se aborda un apartado especial en torno al fantasma como uno de los nombres del sujeto, una nominación... ¿imaginaria?: inhibición, pero también simbólica y real.
Nos interesa en lo que sigue hacer un recorte del modo en que Lacan presenta estas operaciones de causación del sujeto en los Seminarios 11 Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis (1964) y 14 La lógica del fantasma (1966-67) con el in de leer esos desarrollos en un caso clínico de una niña apropiada en 1978, durante el terrorismo de estado en la Argentina, a los 23 meses de edad. Es decir, con las ficciones, efectos de verdad contingentes, significaciones de verdad, producidas por el sujeto durante su análisis y que constituyen aquello que la sujeto vive como su identidad y que, al fin de cuentas, la deinen como sujeto. Es que en estos casos uno estaría tentado sostener la idea, impensable desde el psicoanálisis, de que se podría volver a un sujeto pleno, retroactivamente, si se "rescata" al niño apropiado de la alienación al discurso del apropiador. Por el contrario, el acento estará puesto en la separación como pérdida, es decir en cómo la inscripción subjetiva se produce a partir de una pérdida, aún en análisis. Una pérdida que implica la producción de un sujeto barrado, más allá de las pérdidas realmente acontecidas en la vida del sujeto producto de un trauma histórico como la apropiación.

2. La causación del sujeto: alienación y separación
La alienación y la separación son las dos operaciones fundamentales a partir de las cuales Lacan señala que es conveniente formular la causación de sujeto (Lacan, 1964a: 818). En efecto, el sujeto lacaniano es causado, es efecto de, efecto del significante (Lacan, 1964b: 215). De allí el interés de Lacan por designar al efecto del lenguaje como causa material significante, así lo indica en Posición del Inconciente (1960) "el efecto del lenguaje es la causa introducida en el sujeto. Gracias a ese efecto no es causa de sí mismo, lleva en sí el gusano de la causa que lo hiende" (Lacan, 1964a: 814), una causa sin significado, sin sentido que causa sujeto.
En el Seminario 11 (1964) señala que "al sujeto pues no se le habla, "Ello" habla de él y es ahí donde se aprehende" (Lacan, 1964a: 814), se capta, se captura. Primer momento, primer sello, marca del S1. Petrificación del sujeto, por ese S1 que designa a su ser, más no le brinda sentido alguno. El sujeto no habla porque para ello se requieren, por lo menos, dos significantes articulados S1 y S2. Así, se habla del sujeto y no al sujeto, porque él todavía no lo es, es una nada que tiene que advenir como tal (Lacan, 1964b: 206). En este sentido, el sujeto primero es ausencia y advendrá como tal -como sujeto dividido por la operatoria de la alienación-separación.
Pero Lacan señala algo más en esa cita y es que "ese nada se sostiene gracias a su advenimiento, ahora producido por el llamado hecho en el Otro al segundo significante" (Lacan, 1964a: 814). Se refiere a un significante segundo en el Otro, que haciendo cadena con el primero, da a luz, por efecto del lenguaje, a esa escisión original que es el sujeto, un significante representa a un sujeto para otro significante (Lacan, 1964a: 819). Entonces, produciéndose en el lugar del Otro, el significante hace surgir al sujeto del ser que no tiene, pero al precio de fijarlo. El sujeto se produce ahí por su captura en la estructura del significante, por efecto del lenguaje que produce, a su vez, su división. Así, "por nacer del significante, el sujeto nace dividido" (Lacan, 1964b: 207).
Entonces ese S1 designa al sujeto, a su ser, sin brindarle sentido. Es a partir del significante segundo S2 que le brinda sentido, que se borra el ser y se produce el fading. Sincronía significante que entraña una oscilación entre petrificación y fading del sujeto que, no obstante, posibilita por la articulación significante -S1 y S2 - la producción de sujeto, sujeto barrado, que es ese llamado hecho al Otro, al segundo significante.
Es importante remarcar que la división subjetiva, condición esencial del sujeto, es irreductible para Lacan y que
no hallaremos en su enseñanza moción alguna que bogue por una posible unificación del sujeto. A su vez, no podemos dejar de señalar que lo que sí postula es su destitución (Lacan, 1967: 16).
De este modo, la primera operación, la alienación señala la prioridad original del significante sobre el sujeto, tal como lo expresa Lacan "la alienación es cosa del sujeto" (Lacan, 1964a: 799). No hay alienación más que al significante. La operación de alienación en el significante, esa captura por el par significante, establece para el sujeto una escisión entre ser y sentido. Sin identidad plena, el sujeto por la operación de alienación si se ubica en el ser (S1), pierde el sentido y si se ubica en el sentido (S2 ), pierde el ser.
En suma, no hay forma de unificar al sujeto, no hay sujeto que pueda unificarse. Es más, el inconciente, aquello que podría ser considerado como de su propiedad, es considerado por Lacan como el lugar del sin sentido (materialidad significante), y se corresponde con el punto de intersección entre el Sujeto y el campo del Otro.
Hallamos así que esta primera forma del vel alienante es entre ser y sentido, entre el S1 y el S2 . Siendo entonces que si el sujeto elige el ser pierde el sentido y si elige el sentido, se produce su afánisis y pierde el ser. Se trata de una elección forzada, en tanto "el vel de la alienación condena al sujeto a sólo aparecer en esa división" (Lacan, 1964b: 218). Ahora bien, dicha oscilación que entraña una elección entre alguno de los polos entraña también una pérdida, que clásicamente es ejemplificada a partir de la elección de ¡La bolsa o la vida! o de "¡La libertad o la vida! Una elección de la cual el sujeto no es agente. Se trata de un hecho de estructura2. En ambos casos, ya sea que elija la bolsa o la libertad, pierde la vida y si se queda con la vida sin la bolsa o la libertad se obtiene, a fin de cuentas una vida cercenada, amputada (Lacan, 1964b: 220). Referencia legítima de Lacan a la "Fenomenología del espíritu" de Hegel para introducir el factor letal del vel alienante. Es decir, que el efecto de la pérdida - la pérdida del ser- es constitutivo.
La idea que Lacan intenta transmitirnos con eso es que: uno, la alienación es estructural, es un hecho de estructura, es la inscripción del sujeto en el lugar, en el campo del Otro (A), y dos, que no hay salida de la alienación que no implique una pérdida. Justamente porque no hay restitución a ningún sujeto supuesto. El sujeto es siempre dividido, es producto de esa división por el efecto del significante. De modo tal que, no es formulable desde el psicoanálisis la idea de un sujeto pleno al que se pueda volver retroactivamente si se lo "rescata" de la alienación. No obstante, señala Lacan, que si de algo debe liberarse el sujeto es del efecto afanisíaco del significante binario (S2 ). Esta idea la llevará aún más lejos al señalar la solidaridad existente entre el sin sentido y la libertad, pues de lo que se trata es de liberarse del sentido. Como correlato, hallamos que a esta altura de su enseñanza, para Lacan, el fin de análisis es solidario del sin sentido, puesto que al caer el significante afanisíaco -correlativo de la producción de sentido-, caen la significación y el sentido, esos S1 que marcaron de manera contingente al sujeto.
En el Seminario 11, a partir del esquema de un rombo (Lacan, 1964b: 217) sitúa los vectores del vel alienante propios de la operatoria de alienación-separación.
Así, la v de la mitad inferior del rombo (un vector con dirección de izquierda a derecha) corresponde al vel alienante de la primera operación: la alienación. Operación esencial que funda al sujeto (Lacan, 1964b: 218). Mientras que el superior (vector con dirección opuesta al anterior, es decir, de derecha a izquierda, señala el regreso) se corresponde con la separación y es que "el sujeto encuentra su camino de regreso del vel de la alienación en la operatoria de la separación" (Lacan, 1964b: 226).
Ese esquema le permite señalar esa circularidad propia de la relación del sujeto con el Otro, marcando, en el retorno, esa segunda operación a la que esa relación dialéctica conduce al sujeto. Redoblamiento de la falta por la pérdida. Operación de salida que detiene el fading, al devenir esa pérdida en causa: objeto a, e introducir el deseo en ese intervalo que la división subjetiva ha producido.
Esta segunda operación, que cierra la causación del sujeto, es la separación. Operación que cierra la circularidad de la relación del sujeto con el Otro, por la vía de la introducción del deseo como deseo del Otro.
Esta idea es definida en Posición del Inconciente en los siguientes términos: "Este segundo soborno no cierra solamente el efecto del primero proyectando la topología del sujeto en el instante del fantasma, lo sella, rehusando al sujeto del deseo que sepa del efecto de palabra, o sea, lo que es por no ser otra cosa que el deseo del Otro" (Lacan, 1964a: 815).
Lacan condensa en esta cita varias cuestiones. Por un lado, que la operación de separación permite al sujeto salir de la vacilación significante que lo condena al fading -lo cual implica un alivio para el sujeto ya que deja de desvanecerse- por la vía del fantasma, instante del fantasma. Operación de cierre que articula sujeto barrado y objeto a, fijando ese instante. En este sentido, el fantasma tiene efecto de coagulación para el sujeto, de solidificación del deseo al dejarlo enganchado a ese objeto. El a allí es objeto "del" deseo que rescata al sujeto del fading inducido por la articulación significante. Por el fantasma el deseo del Otro se desconoce como efecto de palabra. Así el fantasma libera al sujeto de saberse efecto de palabra.
Continuando con nuestra cita, Lacan allí señala, por el otro, que dicha topología del sujeto, -que se pone en juego en el instante del fantasma- lo conduce a desconocerse como sujeto de deseo, sujeto efecto de los significantes que lo han marcado, en el campo del Otro, desconociendo finalmente la operación de su causación. En suma, desconociendo que el sujeto es también efecto de palabra, y no sólo efecto del lenguaje, puesto que la palabra proviene del Otro. Pero a la vez que se oculta el deseo del Otro, se desconoce el lugar de objeto -objeto a, causa- que el sujeto ocupó en ese deseo. Allí se le rehúsa al sujeto el saber acerca de su determinación por el deseo del Otro.
Entonces, al crearse esa articulación significante S1 - S2 por el efecto de palabra, se crea el intervalo en el cual se va a alojar el deseo. Así dicha operatoria produce sujeto barrado pero también deseo. Y es que se trata ya del efecto de palabra (articulación significante que crea el intervalo), y no sólo del efecto del lenguaje (gusano de la causa). En este sentido, la referencia para el sujeto no es el discurso del Otro sino su deseo.
La separación, entonces, no apunta a los significantes del Otro aquellos que marcaron al sujeto fijándolo, sino al intervalo que se produce entre ellos lo que conduce - más allá del discurso efectivamente emitido por el Otro- a que el sujeto se pregunte por qué desea el Otro.
Es importante retomar esta cuestión de la topología del sujeto en el instante del fantasma, porque Lacan acude aquí a la topología del cross-cap3 figura topológica que articula al sujeto barrado y al objeto a, produciendo un cierre. Esta figura construida en el Seminario 9 (1961- 1962) le sirve a Lacan para señalar que la aparición del sujeto no es sin una pérdida.
He allí la torsión esencial que lleva a término esa circularidad. La falta se presenta así como una pregunta ante la que el sujeto responde con su propia falta, propia del tiempo anterior, su desaparición significante, aquella que lo constituye como sujeto del inconciente. El sujeto se engendra como a para no sucumbir ante la afánisis que produce el S2 . El a aparece, entonces, como la solución al significante afanisíaco. Lacan sostiene que "para guarecerse del significante bajo el cual sucumbe, el sujeto ataca la cadena" (Lacan, 194a: 822). El sujeto ataca ese intervalo entre S1 y S 2, ese vacío, donde se sitúa el objeto a.
La cita continúa, señalando que "el sujeto experimenta en ese intervalo Otra cosa para motivarlo que los efectos de sentido con que lo solicita un discurso (...)" (Lacan, 1964a: 825). Entonces, esa otra cosa que puede motivarlo más allá de los sentidos significantes es un deseo Otro. La operación de separación implica justamente esto ¿puedo faltarle al Otro?, ¿qué soy para el Otro? y el niño da cuenta de ello poniendo en juego su propia falta, su propia desaparición colocando allí en el intervalo su propia falta, falta de sujeto propia de la operación anterior (alienación). Aquí puede ubicarse esa torsión, señalada anteriormente, dado que, como señala Lacan, "lo que va a colocar allí es su propia carencia bajo la forma de la carencia que produciría en el Otro por su propia desaparición. desaparición (...) de la parte de sí mismo que le regresa de su alienación primera" (Lacan, 1964a: 825). La separación representa, realiza el retorno de la alienación, a la falta que introduce ella, llevando al sujeto al punto de partida. Se trata de un operar con su propia pérdida. El sujeto se hace pérdida para el Otro, y como efecto deviene causa, causación del Deseo del Otro.
En este sentido, la separación en juego es la del objeto respecto de la cadena significante y ello "entraña una ganancia a nivel del ser, positivizando su falta en tanto $ se sitúa como lo que le falta al Otro, es decir, como causa de su deseo" (Rabinovich, 1991: 76), como objeto a. De este modo, la pérdida del ser producto del significante afanisíaco (S2 ) se recupera bajo la forma de un objeto -el objeto a- que colma la falta en el Otro. Así, la falta primera, producida por la pérdida del ser, en la alienación le brinda al sujeto la posibilidad de jugar con su ausencia, como objeto causa del deseo del Otro. La separación, finalmente, permite el pasaje de la alienación entre ser y sentido, a la estructura del deseo como deseo del Otro.
En suma, la operatoria de la alienación y la separación, son los dos modos de causación del sujeto, dos dimensiones posibles del sujeto que permite una salida a la idea de la predicación y del ser de atributos al introducir la división subjetiva por la vía del significante y por la vía del objeto (objeto a). Una equivalencia lógica entre sujeto y objeto entre dos posiciones subjetivas del ser.

3. De la falta a la pérdida y la causa
En el Seminario 14 (1966-67) Lacan introduce una modificación respecto de la alienación, esta ya no será entre el ser y el sentido sino entre "o yo no pienso o yo no soy". Otra modalidad de la elección forzada que produce la división subjetiva.
Aquí la negación será clave para resolver los impasses producidos en la primera presentación (Seminario 11 (1964)) referidos a la operación de separación como la idea de la separación, efectivamente acontecida, de algo o de alguien, y a la de la existencia del ser del yo. Se produce así un pasaje del vel alienante entre ser y sentido, a partir de un no excluyente, producto de la aplicación de la negación de la ley de dualidad de De Morgan al cógito cartesiano (cógito ergo sum), a: o "yo no pienso" o "yo no soy". Una nueva fórmula que remarca la disyunción, la exclusión y la elección forzada. Es decir, hallamos nuevamente que si elijo uno, pierdo el otro, puesto que no se trata de una doble negación, lo que daría por resultado una afirmación; sino de una doble fórmula negada que, por la operación de la lógica, transforma una reunión en una disyunción, cuestión en la que pone el acento Lacan4 . Y es que no se pueden tener ser y pensar al mismo tiempo
como sostiene el cógito. El pensar y el ser son mutuamente excluyentes. Así si tengo el pensar no tengo el ser y si tengo el ser no tengo el pensar.
Ahora bien, con esta operatoria -la de la aplicación de esta particular forma de negación- otra modificación acontece: la supresión del yo. Si el cógito instaura el reino del yo "yo pienso, luego yo soy", en la nueva fórmula "o yo no pienso o yo no soy", al agregarle una negación, a la reunión o suma de conjuntos, la intersección de los dos conjuntos da como resultado un "no yo". Es decir, hallamos allí un conjunto vacío que es igualado por Lacan al sujeto como je. El no recae así sobre un pensar sin yo y un ser sin yo. Como consecuencia tenemos un sujeto efecto del "ser sin yo", del "pensar sin yo", pero al fin de cuentas no un ser de atributos.
En suma, Lacan critica allí, nuevamente, al cógito cartesiano cogito ergo sum (pienso luego existo) porque constituye un todo, un universo de discurso y la definición lacaniana de sujeto cuestiona la idea del todo como posibilidad para la subjetividad, pero también señala claramente una lucha contra el yo, contra el ser del yo -tal como reza en nuestro epígrafe- al determinar la inexistencia del sujeto del inconciente, la ausencia en el inconciente de un yo (je) que afirma (Rabinovich, 1999: 71). El sujeto acéfalo de la pulsión se transforma así en un "ser sin yo" y un "pensar sin yo".
En esta nueva presentación la operación de separación es sustituida por la operación de una pérdida. Justamente porque a Lacan lo que le interesa es cómo opera una perdida y formalizar esa pérdida. De allí su recurso a la lógica. En este sentido, señalemos que la pérdida es una operación estructurante en la enseñanza de Lacan. La falta forma parte de la estructura, la falta inscribe un sujeto, estructura un sujeto barrado. Ese lugar de la falta en la estructura inscribe un sujeto. Así la inscripción siempre implica una pérdida, la inscripción subjetiva siempre es bajo la forma de una pérdida. De otra manera, si no hay operación de la pérdida no hay constitución del inconciente. Siguiendo a Lacan, nos interesa este punto: cómo la falta se hace pérdida porque ahí se constituye el inconciente.
Así, ante la falta de naturalidad que la pulsión introduce en el ser parlante, ante el traumatismo del encuentro del viviente con lalengua, se recorta una falta, falta en ser. Y es que esa falta primera es ausencia de sujeto, porque aún no lo hay, no lo es. Esa falta luego exige al sujeto que se haga pérdida, para que se establezca, de ese modo, la causación del sujeto. De modo tal que, la inscripción del sujeto en el campo del Otro produce una pérdida que deja un resto, el objeto a, que cae como resto. Primer lugar para el sujeto caída del lugar de objeto del deseo del Otro. Es preciso señalar que, la falta deviene tal, cuando el sujeto se hace pérdida y lo que se pierde es el sujeto mismo. Como sostiene Diana Rabinovich "es su pseudoser de a el que se pierde para devenir causa" (Rabinovich, 1999: 91). En suma, la falta de sujeto provoca una pérdida
que retorna como causa de deseo, en esa torsión denominada por Lacan en el Seminario 11 separación.
La ley de dualidad de De Morgan le permite a Lacan formalizar una pérdida, que es inevitable, con el auxilio ahora de la lógica. No obstante, anteriores a ella hallamos diferentes formulaciones.
En el Seminario 10 (1962-1963) a partir de las operaciones de la división subjetiva que escriben la relación entre el sujeto y el Otro como una operatoria que produce un resto: el objeto a. Allí el sujeto experimenta una pérdida primero en la falta de sujeto, cuando se inscribe en el campo del Otro, aparece como sujeto barrado, así dicha aparición no es sin una pérdida.
En el Seminario 11 (1964) cuando plantea la cuestión de la torsión, la vuelta de la separación a la alienación, la falta se hace pérdida. Una pérdida que no es pensada de manera lógica sino topológica, allí incluye la figura del cross-cap propia del Seminario 9 (1961-1962) en la que puede verse, a partir del corte como operador de la pérdida, de la separación, la heterogeneidad existente entre $ y a que el fantasma vela haciendo ver allí una unidad que no hay.
En el Seminario 11 también la sitúa en el puedes perderme propio de la operación de separación, recortada en esa pregunta dirigida al Otro. Ahí el sujeto juega con su pérdida para situar su lugar de causa, causa del deseo del Otro. Lugar de advenimiento del sujeto (separación como cierre de la operación de alienación) y garantía de no quedar reducido a una marca petrificante S1 , o a ser un objeto de goce del Otro.
De allí la importancia de la pérdida, como separación, sobre todo en un análisis. Puesto que no se trata de la separación de algo o de alguien, como un hecho fenomenológico, sino de un hecho de estructura: consentir perder algo para no perder todo. En este sentido, podemos decir que con las nuevas modificaciones, se trata del sujeto como efecto ahora, de una pérdida.
Ahora bien, lo que le interesa a Lacan en el Seminario 14 (1966-1967) es cómo acontece dicha operación en transferencia, es decir, en el seno mismo de la experiencia analítica. Así los avances en un análisis, lejos de procurar cualquier unidad yoica, totalidad feliz o superación hegeliana, suponen más bien revoluciones, giros, vueltas dichas (Lacan, 1972), que sin cerrarse -más aún, a partir de ese justo punto de no cierre- hacen lugar a esa novedad que es, cada vez, el efecto sujeto. Entonces, si en un análisis se trata de remontarse a la causa a partir de los efectos, ello implicará pasar por la falta y la pérdida, por la alienación y la separación, en un movimiento que no es único sino que se repite varias veces. Es importante señalar también que, para Lacan, a esta altura de su enseñanza, el in de análisis es pensado a partir de una última pérdida.
La cuestión central, inalmente, es cómo se organiza la estructura del deseo, dado que ya no se trata del objeto del deseo del Otro, de precisar dicho objeto, ni inclusive de tratar de serlo, sino cómo un objeto en el deseo ordena la escena ($◊a) en la cual se plantean los conflictos del sujeto pero, también, el estatuto de su subjetividad. De este modo, al psicoanálisis le interesa cómo está localizado el sujeto en el deseo, desde dónde desea, desde qué lugar desea. Y es que ese objeto en-el-deseo no es un objeto empírico, ni ajeno al sujeto, es el sujeto mismo.

Una vuelta más, Lacan rescata del deseo freudiano su estructural ficcional. A nosotros nos interesa justamente esa ficción porque es la que el sujeto organiza -ciertamente no como agente- como respuesta, como fixión (ficción y fijación), ante la falta del Otro, ante el desamparo Hilflosigkeit producto del encuentro con el deseo del Otro. Ficción que sostiene al sujeto en determinada realidad y que constituye una matriz para la producción de efectos de verdad contingentes que podrán ser desplegadas y puestas en cuestión en el transcurso de un análisis.
En suma, en esta nueva presentación Lacan amplia el concepto de alienación para dar cuenta de cómo el objeto producto de la alienación -caída y resto de dicha operación en la estructura pulsional- deviene causa. Con el auxilio del cuadrángulo e introduciendo la negación para operar/ formalizar una pérdida, da cuenta del pasaje de la alienación, primera opción alienante ("yo no pienso") al inconciente ("yo no soy"). Una nueva fórmula de presentar la transformación del cógito cartesiano a partir de una lectura del imperativo freudiano allí dónde ello estaba... yo debo advenir
.

Así, la primera subjetivación, antes de que el sujeto se constituya como tal, es a partir de la dirección obligada al ello freudiano, del lado de la pulsión. Subjetivación sin yo que se constituye por no pensar, por ausencia de pregunta. Primera forma del objeto a. ¡Toda una novedad! dado que, ahora, la posición subjetiva queda articulada a la pulsión, a la satisfacción pulsional. Hallamos así un sujeto mudo, acéfalo de la pulsión, una demanda muda. Sujeto como falta, una falta introducida por el significante.
El pasaje a la segunda forma del "ahí dónde eso estaba", por la intermediación de la operación de verdad, la verdad del sujeto como objeto causa del deseo del Otro, da cuenta de la torsión señalada en el Seminario 11 como separación y expresada en el Seminario 14 como el pasaje de la falta a la pérdida. Segunda subjetivación obligada de la alienación que define al sujeto como efecto de una pérdida. Entonces, ese pasaje del ello al inconciente, del yo no pienso al yo no soy, del a como pseudo ser al a como causa del deseo es el camino propio de un análisis en el que se recortaran las elecciones forzadas -determinadas no por un hecho de la experiencia sino por la estructura- que producen sujeto: a y $. Así como también las significaciones de verdad producidas por el sujeto como modo de defensa ante el deseo del Otro. Modo singular en que el sujeto responde a esa falta del Otro.
Para terminar, lo que intenta transmitirnos Lacan respecto de la alienación es que ella presenta una estructura lógica que nos sirve para organizar una experiencia. La estructura da cuenta de la experiencia, funda la experiencia. De modo tal que, si el sujeto realiza elecciones forzadas, ellas dependerán de la determinación de la estructura y no de un hecho de la experiencia. Incluso en aquellos casos en que la experiencia lo confronta con un discurso que lo confina a ser objeto de un plan sistemático o ya sea que se trate de un deseo encarnado en un Otro apropiador.

4.Un caso de apropiación: P.
P. fue secuestrada en mayo de 1978 a los 23 meses de edad junto a sus padres en un país vecino. Los apropiadores la vuelven a inscribir en el Registro Civil argentino con datos falsos, como hija propia y como recién nacida -modalidad habitual de los integrantes de las fuerzas para borrar los datos del origen y las huellas de lo vivido con sus padres-. A P. se la obligó a vivir de acuerdo a la edad impuesta por su apropiador lo que le implicó, entre otras cosas, un retraso de dos años en su ingreso al sistema escolar.
A pesar de ello la pequeña mantiene su nombre propio, ya que era el único al que respondía: P. siendo el que figura en su "nuevo" documento falso. Llamativamente en P. se produce un detenimiento en su crecimiento óseo en dos años -la edad que tenía al momento de la apropiación-. Cuestión detectada con los exámenes médicos forenses periciales durante el proceso legal de su restitución.
Después de la restitución P. inicia un tratamiento con uno de los integrantes del equipo de Abuelas de ese momento, en donde el acento estaba puesto en la situación traumática vivida al que luego de unas entrevistas se niega a concurrir. El discurso común de la época promovía la necesidad de auxilio a las víctimas por lo traumático vivido y las pérdidas acontecidas.
En las entrevistas familiares, después de un tiempo de iniciado el tratamiento y ante la duda del Equipo con respecto a su continuación, propuso votar por la continuidad o no del mismo y aclaró que iba a traer a sus muñecas para que ganara el "no". Se decidió, entonces, finalizar los encuentros.
Al año siguiente de su restitución, en 1985, P. pidió comenzar un tratamiento psicoanalítico con una analista, que no integraba el primer equipo de psicólogos de Abuelas y quien con posterioridad queda a cargo del mismo, a partir de un dicho que le llega a través de un familiar, su tía materna, que conoce a esta analista en un ámbito académico y la consulta por su preocupación por su sobrina. Ese dicho, escuchado por la pequeña en una charla entre la abuela y la tía en la cocina familiar, planteaba que había que darle tiempo para que ella lo solicitara. Una transferencia previa a un dicho que ofrece tiempo que será necesario poner a trabajar.
Tomaremos unos tramos de ese análisis para dar cuenta
de lo trabajado en los apartados anteriores. Detallaremos aquellos momentos en que, a partir de sus dichos y producciones, va mostrando su posición subjetiva5.
Primer tramo: "De la demanda a la donación de tiempo y espacio"
Una tía materna preocupada por ella hace el pedido. La analista de entrada traumatiza el discurso común, el que bogaría por el auxilio a la víctima, diciendo que era necesario darle tiempo para que ella misma lo solicitara. Así ofertado el espacio la demanda no tardó en aparecer: "Decime: ¿tu profesora no querrá ser mi psicóloga?" P. de 9 años y medio acepta ese lugar que, despojado de sentido, le permitirá crear el propio.
La analista no le pregunta a P. por lo vivido, por su historia, sino que proporciona diferentes materiales. En su primera producción cubrió con plastilina una hoja hasta la mitad dejando el resto en blanco. La analista le pregunta -una vez finalizado el trabajo- si quiere escribir su nombre en su carpeta de dibujos a lo que responde que no. Aún P. se resiste a entregar esa letra a su analista.
Segundo tramo: "De lo roto al olvido"
"Las Barbies". Durante varias sesiones P. traía al consultorio una valijita con sus barbies y la ropita de ellas. Luego de un tiempo se pregunta el porqué de dicho traslado y aparece la necesidad de "dejarlas ahí". Un día, en relación a una barbie que se le había roto comentó: "nunca se va a poder arreglar... se perdió". La analista le pregunta ¿se perdió? La niña entonces toma unos títeres de dedos y arma una familia de pollitos: mamá, papá y unos hermanos y realiza un relato.
"La ficción de las pollitas". Historia que cuenta como una pollita salió a pasear con sus hermanos y su mamá y se olvida de volver. La mamá, el papá y los hermanos pollito salen a buscarla pero no la encuentran. Luego de mucho tiempo cuando la pollita se da cuenta que se había quedado en una casa que no era la suya decide volver, pero ya no encuentra el camino. Finalmente logra hallar su casa, pero tenía miedo de que el papá gallo estuviera enojado. Él, primero la reta, pero luego la perdona y la deja ir a jugar con sus hermanos a los que ella les cuenta todo lo sucedido durante su pérdida.
"El juego de las papas". Es a partir de un equívoco de la analista entre "papa" y "papá" durante el juego de las"papas" que puede verse como se ordenan las generaciones en P. y como pueden ser leídas por ella las marcas de la filiación falsificada, en esas tachaduras y reescrituras que hace de su nombre y apellido. Pasaje de lo roto a lo que se perdió. De la pérdida de la barbie a su propia pérdida. Un cuerpo roto, perdido, olvidado entra en escena. Habla de dos embarazos y se mezcla la secuencia temporal: sefuelaprimaverallegóelinviernoypsaronnuevemesesyllegóelinviernopasaronnuevemesesyllegóelverano6.. P. habla por primera vez de la doble inscripción del nacimiento. Operación que finalmente la conduce a un doble movimiento: el reclamo de DNI y decidir escribir su nombre y apellido completos en su carpeta de dibujos. Luego de la obtención del documento P. decide concluir ese tramo su análisis.
Tercer tramo: "Juguemos a los nudos porque tengo que armarlos de otra manera".
P. pide jugar a un juego que jugaba con la terapeuta anterior a la restitución: los nudos. Se trata del "juego del garabato" (squiggle) de Winnicott. Para este autor, el juego es heredero del objeto transicional y del espacio transicional y su desarrollo se da topológicamente en un área que no pertenece ni al mundo interno de la persona, ni al externo. Una zona tercera, que le posibilita crear(se) en ese encuentro entre terapeuta y paciente.
Este juego tiene algo para decir. Como el síntoma, porta un mensaje a ser descifrado o cifrado, propiciando que se comunique la falla del nudo, re-anudando. Mientras dure, en el momento de máxima confianza, el sujeto será encontrado si juega en presencia de un verdadero Self.
Piedra libre para P. ¡te encontré! Un encuentro en los nudos para la que se perdió y olvidó como regresar. Y es que cuando P. jugaba a ese juego con una psiquiatra antes de la restitución ella le decía que una señora que estaba loca se hacía pasar por su abuela y la quería robar. Ahora en este nuevo juego con esta analista P. puede re-anudar el nudo, así hace una cara y dice: "es una nena", la analista hace una más grande, la niña agrega un pañuelo y dice: "mi abuela sí que es importante, es más famosa que yo, ella me buscó y me encontró". Agreguemos nosotros no se olvidó de ella. Redoblamiento del olvido introducido en la ficción de las pollitas, en el segundo tramo, que lo sinthomatiza.
Cuarto tramo: "Le saqué la lengua".
Un llamado telefónico a la analista durante un impasse del tratamiento para relatarle un suceso: el apropiador la había esperado en la puerta de su casa y la llama por su nombre. P. sale corriendo, pero se da vuelta y le saca la lengua. Ella comenta: "le saque la lengua, era lo único que se me ocurrió". Leemos allí un acto, una decisión, un no ha lugar a ese goce del Otro. Acontecimiento que da cuenta de aquello que carecía al momento de ser secuestrada, un "saber-hacer-ahí-con {savoir y faire avec}" (Lacan, 1976-77: 15-2-77) el desamparo y el síntoma: el olvido. En otra ocasión dirá: "en esa época era medio tonta no preguntaba".

5. Algunas conclusiones
Alienación, verdad y transferencia podemos leerlas en la modalidad singular en que aparece el puedes perderme en el análisis de P. Interrogación decisiva para la producción de sujeto, para el advenimiento del sujeto que anuda falta, pérdida y causa. Pregunta por qué desea el Otro, a la que el sujeto responde con su propia falta y que se actualiza en la experiencia analítica.
Así Perdete que te encuentro, juego en transferencia, permite a P., con esa analista y en la escena del consultorio, producirse un nuevo nombre, frente al desamparo del encuentro con el deseo del Otro, diferente que el recurso a lo imaginario que la condujo a una inhibición, que da cuenta precisamente de la localización en el deseo. Tal inhibición constituyó, sin embargo, una respuesta subjetiva que escribe la modalidad defensiva del sujeto frente al "sin recursos": una nominación imaginaria (inhibición) (Lacan, 1974-1975: 15-4-75), marca de la apropiación que anuda un cuerpo, inhibiéndolo (inhibición del crecimientoóseo). Marca de la sumisión al goce del Otro, respuesta muda, (pulsional) a la falta del Otro, verdad contingente. Marca de la alienación primera "yo no pienso"...olvido.
Por otra parte encontramos en P. la identificación del nombre propio que resiste a dejarse caer: P. Nombre dado por sus verdaderos padres. Nominación simbólica, letra del síntoma que resiste. Resistencia del inconciente real a la apropiación por el discurso del apropiador y que ahora puede ser leída, durante su restitución judicial, ante el recuerdo del modo en que nombraba al padre de pequeña. Ahora, leída en transferencia, esa sumisión al goce del Otro, ya no se hace preferir al Nombre del Padre. Como correlato se desanuda la inhibición, primera respuesta, y ese decir paterno prevalece, a través del reto por el olvido. Pasaje al "yo no soy"... un cuerpo inhibido.
Para concluir, introducimos la cuestión de la nominación, o del padre como nombrante presentada por Lacan en el Seminario 22 (Lacan, 1974-1975: 15-4-75) porque nos permite ubicar una función del padre que no queda subsumida al significante del Nombre del Padre, ni al registro simbólico en tanto tal, y ello nos posibilitará otro abordaje sobre el tema del padre en los casos de apropiación, nuestro tema de tesis. Y es que podemos articular la novedad que Lacan introduce en este seminario respecto de esa versión del padre -pére-versión- que anuda a los hijos y a las generaciones posibilitando nominaciones imaginarias, simbólicas o reales, posibilitando el lazo social, con el fantasma como matríz de significaciones, como uno de los nombres del sujeto, es decir, como una nominación père-versamente orientada.
Finalmente señalemos que esa matríz (axioma fantasmático) a partir de la cuál el sujeto desplegará escenas diversas esta destinada a caer en el transcurso de un análisis y que ello no implica restitución alguna a un sujeto previo al que se pueda volver retroactivamente si se lo "rescata" de la alienación... ni siquiera si ella proviene de un plan sistemático de apropiación.

1 Beca UBACyT Cohorte 2008-2010, Director: Prof. Juan Jorge Michel Fariña.

2 No se trata de una operación en la que alguien decide, por el contrario el sujeto padece su constitución. Esta operatoria, hecho de estructura, implica como tal una salida a la idea de la predicación y al sujeto de atributos.

3 Lacan va a equiparar ese cross-cap al fantasma. El cross-cap se le aparece al Sujeto como una visión, como una unidad que es el fantasma. Esa sutura que tiene lugar entre el Sujeto y el objeto a, y es el corte del Sujeto el que posibilita la caída del objeto a. El Sujeto es la banda de Moebius y el disco es equiparado al objeto a. La topología le posibilita a Lacan dar cuenta de la impureza del perceptum escópico en la medida que lo percibido se presenta como una unidad (en la medida que la unidad de perceptum se desliza rápidamente hacia la unidad del percipiens). Así, dicha impureza da cuenta del sujeto como falta. El cross-cap da cuenta, entonces, de esa impureza del perceptum escópico. Se presenta como una unidad pero es marca de su impureza. En el cross-cap se puede apreciar la heterogeneidad constitutiva de la subjetividad, a la vez Sujeto y objeto, y sólo en el instante del corte puede develarse como la heterogeneidad que estructuralmente es, produciéndose una nueva separación.

4 En la clase del 11/01/1967 del Seminario 14 Lacan señala que: "el enunciado de Morgan se expresa así: que en el conjunto formado por esos dos campos cubiertos por las dos proposiciones en causa, la negación de la intersección es igual a la unión de la negación de A y de B". Así, en cualquier conjunto la operación de reunión o suma puede expresarse en términos de intersección y negación o a la inversa la intersección puede expresarse como una reunión más una negación.

5 El caso clínico fue extraído de Lo Giúdice, A.: (1999). Ese psicoanálisis duró tres años. la metodología en el abordaje del caso priorizó las producciones del analizante, del decir del sujeto que se construye en la experiencia analítica. Realizamos una lectura clínica del caso por caso que, siguiendo a Georgio Agamben, "implica un movimiento que va de la singularidad a la singularidad y que sin salir de esta, transforma cada caso singular en ejemplar de una regla general que nunca puede formularse a priori" (Agamben: 2008, 30).

6 Tal el modo en que es escrito por la niña en la hoja encadenado sin escansión.

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3- Domínguez, M.E. (2010) "La resistencia del inconciente real: un obstáculo a la apropiación". En Memorias 2° Congreso Internacional de Investigación y Práctica Profesional en Psicología. XVII Jornadas de Investigación. Sexto Encuentro de Investigadores de Psicología del MERCOSUR. 157-159. ISSN 1667-6750.         [ Links ]

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Fecha de recepción: 31 de marzo de 2011
Fecha de aceptación: 29 de agosto de 2011

 

 

 

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