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Anuario de investigaciones

versión On-line ISSN 1851-1686

Anu. investig. vol.18  Ciudad Autónoma de Buenos Aires dic. 2011

 

PSICOANALISIS

 

Fundamentos y límitesde la primera tópica freudiana

Basics and limits of the first freudian Topic

 

Laznik, David1; Lubián, Elena2; Kligmann, Leopoldo3

1 Profesor Regular Titular de Psicoanálisis: Freud (Cátedra II), Facultad de Psicología (UBA). Profesor Regular Titular a cargo de Clínica Psicoanalítica (Cátedra I), Facultad de Psicología, UBA. Director del Proyecto UBACyT "Conceptualizaciones de los límites del análisis en la teoría freudiana". E-mail: dlaznik@psi.uba.ar

2 Codirectora de Proyecto UBACyT. Profesora Adjunta Regular de la asignatura Psicoanálisis: Freud, Cátedra II, Facultad de Psicología, UBA. Profesora Adjunta Interina de la asignatura Clínica Psicoanalítica, Facultad de Psicología, UBA.

3 Becario de Investigación UBACyT. Integrante de Proyecto UBACyT. Jefe de Trabajos Prácticos de Psicoanálisis: Freud (Cátedra II), Facultad de Psicología, UBA.

 


Resumen
Las sucesivas reformulaciones que experimenta la teoría psicoanalítica guardan una estrecha solidaridad con los fenómenos clínicos, los obstáculos y los límites que Freud encuentra en su práctica. Las aristas que se desprenden de las conceptualizaciones relativas a la angustia y la pulsión, los diques pulsionales, los destinos pulsionales anteriores a la represión, el encuentro con fenómenos clínicos tales como el amor de transferencia y sus versiones erotómanas, las neurosis narcisistas, las neurosis traumáticas, las complicaciones que introduce la reacción terapéutica negativa, dan cuenta de una dimensión de los fenómenos psíquicos que testimonian la presencia de elementos pulsionales que no pueden ser explicados desde la lógica en la que se sostiene la primera tópica. Estos fenómenos, al requerir de nuevos soportes teóricos, inciden en el camino que conduce a la formulación de la segunda tópica.

Palabras clave:
Primera; Tópica; Fenómenos; Límites

Abstract
The successive reformulations of psychoanalytic theory have a close solidarity with the clinical phenomena, obstacles and boundaries that Freud found in his practice. The dimensions emerging from the conceptualizations relating to the anguish and the drive, drive dams, destination drive before repression, meeting with clinical phenomena such as transference love and its versions erotomaniac, narcissistic neurosis, traumatic neurosis, the complications introduced by the negative therapeutic reaction, account for a dimension of psychic phenomena which testify to the presence of drive elements that can not be explained from the logic that holds the first topic. These phenomena, requiring new theoretical bases, influence the way that leads to the formulation of the second topic.

Key words:
First; Topic; Phenomena; Boundaries


 

Introducción
La construcción del corpus teórico psicoanalítico, en tanto teoría de una praxis, experimenta a lo largo de la obra freudiana diversas rectificaciones que inciden en la delimitación de su campo y por ende en las operaciones inherentes al mismo. Las sucesivas reformulaciones teóricas guardan una estrecha solidaridad con los fenómenos clínicos, los obstáculos y los límites que Freud encuentra en su práctica.
A partir de los resultados obtenidos en investigaciones anteriores, nos proponemos investigar las modificaciones que introduce en la clínica la formulación de la segunda tópica. En una primera aproximación nos centraremos en el período de producción teórica situado entre 1893-19191, ya que en dicho período a la vez que Freud consolida la formalización de la primera tópica, describe e interroga fenómenos clínicos que no encuentran inscripción en ella. Estos fenómenos, al requerir de nuevos soportes teóricos, inciden en el camino que conduce a la formulación de la segunda tópica; consideramos que su formulación constituye la respuesta freudiana a una dimensión de la clínica para la cual la primera tópica resulta insuficiente.
Nos interesa resaltar que ambas tópicas constituyen construcciones teóricas dirigidas a dar respuesta a diferentes preguntas. La primera tópica apunta a responder a la pregunta por la formación de los síntomas y su abordaje por el análisis; la formulación de la segunda tópica constituye un nuevo desarrollo metapsicológico que no sustituye a la primera tópica, sino que está destinado a abordar los fenómenos clínicos que no responden a la lógica a partir de la cual se construye la primera. Estos fenómenos, podrán ser resignificados a partir del Más allá, pero adquirirán formalización teórica sólo a partir de los desarrollos de El yo y el ello.

El camino freudiano: el valor de la primera tópica
A partir del interrogante por el mecanismo de formación de síntomas, las teorizaciones que conducen a la primera tópica se centran en fundamentar cómo está constituido y cómo funciona un aparato que produce los fenómenos que Freud considera pasibles de ser abordados por el método psicoanalítico.
Discernir y formalizar la lógica que comanda las formaciones del inconciente, es a su vez, condición necesaria para fundamentar la eficacia del dispositivo. La experiencia de satisfacción sostiene un campo que se ordena en relación con la producción del deseo inconciente, solidario de la postulación del principio de placer, principio acorde a la noción de la energía libremente móvil y del desplazamiento de cargas, propios del proceso primario. Las formaciones del inconciente responden al ciframiento de las representaciones inconcientes y al retorno de los signos2.
La experiencia del análisis es solidaria con el mecanismo psíquico propio de las psiconeurosis de defensa en tanto éste se revela como subsidiario del conflicto psíquico y antecesor de la teorización del proceso primario. El dispositivo analítico se fundamenta en la misma lógica que subyace a la producción del síntoma: el desplazamiento de las investiduras en la cadena asociativa.

Al mismo tiempo, las teorizaciones relativas a la vivencia de dolor y a la existencia de una fuente independiente de desprendimiento de displacer indican la existencia de una dimensión de lo psíquico que no se inscribe en la primera tópica, sostenida en la solidaridad entre el principio del placer, el reconocimiento, la escena y el reencuentro de las marcas.

Alcances y límites de la 1º tópica
a) En oposición a las psiconeurosis de defensa Freud recorta las neurosis actuales, estas constituyen la primera entidad excluida del campo de su praxis, ya que el fenómeno de la angustia, manifestación principal de las mismas, no se inscribe en la memoria y adquiere valor de actualidad. Freud la teoriza en términos de una transposición directa de una tensión sexual somática que no admite derivación psíquica. Se trata de un "cuerpo" por fuera de la memoria, por fuera de la historia. Es entonces, en los primeros tiempos, el referente conceptual de lo "no analizable" en tanto el dispositivo de lenguaje no lo alcanza.

Posteriormente, las teorizaciones relativas a la segunda teoría de la angustia permitirán renombrar a las fobias en términos de histeria de angustia e incluir la angustia dentro del campo de la experiencia analítica. La delimitación de esta nueva entidad, solidaria de la segunda teorización sobre la angustia, le permite a Freud articular la angustia al mecanismo de la represión, sin embargo su conexión con la libido no aplicada reconduce una vez más a la falta de representación; el enlace secundario posibilita un modo de anudamiento que sin embargo no clausura la posibilidad de un nuevo encuentro con lo que evoca un agujero en la trama representacional. Es evidente entonces que si bien se incluye al fenómeno de la angustia en el interior de la praxis, la misma no encuentra inscripción en la primera tópica.
b) Posteriormente al estudio y formalización del mecanismo de los sueños Freud dirige su mirada nuevamente a la sexualidad pero ahora con miras a conceptualizar su valor y su lugar en la etiología de las neurosis. Los desarrollos desplegados en Tres ensayos anticipan la posterior y definitiva conceptualización de la pulsión.

En Tres ensayos, a partir del las conceptualizaciones relativas a la pulsión, los fenómenos del asco, vergüenza, moral, dolor y compasión, podrán ser puestos en serie y adquirir el valor de diques pulsionales; su particular función de barrera frente a la pulsión permite resignificar desarrollos tempranos que abordaban a estos fenómenos en términos de mecanismos de defensa frente a la entonces inespecíica noción de fuente independiente de displacer. Esta modalidad de defensa frente a la pulsión conlleva un intento de tramitación de la pulsión, pero en la medida que remiten al cuerpo pulsional transcurre por un camino diverso al que conduce a las formaciones del inconciente. En Tres ensayos el valor de resistencia frente a la intensidad de las pulsiones se confunde con cualquier otra instancia represora. La represión y pulsiones y destinos de pulsión introducen cierta novedad: delimitan, al menos, dos registros diferenciables en lo que hace a la defensa ante lo pulsional.
En la represión se establece una diferenciación entre el destino del representante psíquico de la pulsión y el del monto de afecto. El "representante" le permite a Freud ubicar el punto de inscripción de la pulsión en un aparato psíquico previamente formalizado. Al mismo tiempo, el destino del monto de afecto da cuenta de una dimensión heterogénea al mecanismo psíquico y al dispositivo analítico. Ubicamos como referentes la compulsión del síntoma y la angustia.
Con Pulsiones y destinos de pulsión esos elementos comienzan a tener un lugar estructural más definido. El desdoblamiento antes referido entre el representante psíquico y el monto de afecto se continúa, de algún modo, en la mudanza en lo contrario y en la vuelta sobre la propia persona. Estos dos destinos "previos" figurados a través de los pares de opuestos "sadismo/masoquismo" y "placer de ver/placer de mostrar" remiten a pulsiones que no se organizan en relación con el apuntalamiento. Estos destinos se configuran, a su vez, como variedades de la defensa contra las pulsiones, previas al destino de la represión.
Los diques pulsionales, el destino del monto de afecto como diverso a la representación y su relación con la angustia, los destinos previos a la represión, evidencian elementos pulsionales que escapan al anudamiento posibilitado por la represión y remiten a una dimensión pulsional que no logra ser cernida por el tejido representacional y por ende no encuentra inscripción en un aparato sostenido en el hambre de signos3, su lógica, en cambio, reconduce a la teorización sobre el monto de afecto como resto de la vivencia de dolor.
c) A partir de la teorización del narcisismo, Freud produce un nuevo reordenamiento del campo de la praxis a través de la oposición neurosis de transferencia - neurosis narcisistas. La capacidad de transferencia se constituye en condición de posibilidad de la práctica analítica. El referente clínico es, en ese momento, el amor de transferencia, éste viene al lugar del síntoma como tal y transforma a la neurosis en neurosis de transferencia. Se trata de un nuevo problema en tanto el retorno de lo reprimido se juega ahora no sólo en las formaciones del inconciente sino también en el escenario privilegiado que ofrece la transferencia.

Las neurosis narcisistas devendrán la nueva figura de lo "no analizable". Éstas sin embargo no coniguran verdaderamente una estructura clínica. Freud nombra con este término a un conjunto de fenómenos clínicos que tienen como común denominador su "incapacidad para la transferencia". Es por eso que aparecen agrupadas entidades clínicas tan disímiles como las psicosis, las melancolías, las "mujeres de pasiones elementales", etc. Se trata, más precisamente, de una incapacidad o extrema dificultad para la constitución de la transferencia operativa, ya que en rigor permiten dar cuenta de configuraciones salvajes de la transferencia que impiden o amenazan la instauración del dispositivo.
En el interior del campo, como resto de su instauración, emergen formas de la transferencia que Freud en relación con el objetivo de la cura, solidario con el modelo de la primera tópica, sólo puede nombrar como resistenciales: la erótica y la hostil. Los desarrollos acerca de la complejidad de la vida amorosa permiten conectar ambas modalidades transferenciales con el registro del objeto parcial de la pulsión. Si bien la participación de este registro es ampliamente teorizada por Freud en relación con la vida amorosa, las consecuencias que se derivan de su participación no son formalizadas en relación con la transferencia y la posición del analista en la cura. Lo erótico y lo hostil se unifican en torno a la noción del objeto degradado e introducen elementos pulsionales que complejizan la transferencia.
d) Un año antes de la introducción del Más allá Freud continúa interrogando nuevos fenómenos que exceden la primera tópica. En 1919 en la Introducción al Simposio sobre las neurosis de guerra se aboca a interrogar las neurosis traumáticas. En el contexto de la posguerra,éstas se presentan como un problema de sumo interés teórico, a la vez que problematizan los términos del conflicto psíquico deinido, en la primera tópica, a partir del yo y la pulsión sexual. Freud mantiene la doctrina de la etiología sexual para las neurosis de transferencia y propone, sin especificar, un mecanismo distintivo, para las neurosis
traumáticas y las neurosis narcisistas. La interiorización del trauma, efecto de la conceptualización de la pulsión en Tres ensayos y su articulación a la fantasía, funciona como un obstáculo. Freud destaca respecto de las neurosis traumáticas la participación determinante que cobra el peligro exterior y las diferencia de las neurosis de transferencia en tanto son relativas a un peligro que es aún teorizado en términos de "interior". Al no disponer de las conceptualizaciones que permiten situar un exterior en el interior del aparato psíquico, Freud no logra cernir sus coordenadas específicas. Es por ello que, a la vez, que intenta incluirlas dentro de las neurosis de transferencia -vía el mecanismo de la represión- las acerca a la melancolía en tanto comparten semejanzas respecto del grado de "padecimiento subjetivo" (1919).
Sin embargo, la melancolía, se ubica por fuera de la experiencia analítica por su incapacidad para la transferencia. e) Simultáneamente, Freud comienza a esbozar otro fenómeno clínico que tampoco se inscribe claramente en la primera tópica y complica especialmente el escenario trasferencial. En nuevos caminos de la terapia psicoanalítica (1919), introduce la reacción terapéutica negativa. La aborda inicialmente planteando la conmoción de la condición de enfermo y su reemplazo de la satisfacción sintomática perdida mediante alguna situación penosa.

Conclusiones
Las aristas que se desprenden de las conceptualizaciones relativas a la angustia y la pulsión, los diques pulsionales, los destinos pulsionales previos a la represión, el encuentro con fenómenos clínicos tales como el amor de transferencia y sus formas extremas, las neurosis traumáticas, las complicaciones que introduce la reacción terapéutica negativa dan cuenta de una dimensión de los fenómenos psíquicos que no se inscriben en términos de deseo, y testimonian la presencia de elementos pulsionales que no pueden ser explicados desde la lógica en la que se sostiene la primera tópica.
A su vez la delimitación de las formas "resistenciales" de la transferencia en el interior del dispositivo y las neurosis traumáticas complican la demarcación del campo de la experiencia analítica sostenida a partir de oposiciones binarias correlativas a las primeras entidades nosográficas. La interpretación deja de ser la operación privilegiada y el dispositivo requiere de maniobras que intenten cernir aquello que sube a escena deteniendo e indicando el fracaso del desplazamiento de investiduras en la cadena asociativa. Más allá de su valor de obstáculo los fenómenos mencionados designan el núcleo sobre el que se asentará la experiencia analítica4
.
A partir del recorrido realizado, resaltamos que la primera y la segunda tópica responden a diferentes problemas. Mientras que la primera tópica apunta a responder a la pregunta por la formación de los síntomas y su abordaje por el análisis, la segunda tópica permitirá retomar aquellos fenómenos que exceden la primera tópica. La formulación del Más allá5, permitirá resituar estos elementos pulsionales al recortar una satisfacción pulsional más allá del principio del placer; articulada con la noción de lo no ligado posibilitará poner en serie estos fenómenos caracterizados por el fracaso de la ligadura al campo de las representaciones. Sin embargo consideramos que es la formulación de la segunda tópica la que permitirá particularizar, respecto de ese campo, diferentes aristas. A partir de la relación con las nuevas instancias delimitadas, Freud podrá recortar, en ocasiones renombrar, nuevos fenómenos y en consecuencia producir un nuevo reordenamiento del campo clínico.

1 Otra línea de trabajo pondrá el acento entre 1920-1939, en tanto Más Allá constituye un punto de inflexión en la teoría que resulta decisivo para la formulación de la segunda tópica y los desarrollos que se desprenden de la misma.

2 Lacan, J. (1988) El Seminario. Libro 7. La ética del psicoanálisis. 1959-1960. Buenos Aires: Paidós. Capítulo 3.

3 Lacan, J. (1988) El Seminario. Libro 7. La ética del psicoanálisis. 1959-1960. Buenos Aires: Paidós. Capítulos 4 y 5.

4 Freud, S. (1915): Puntualizaciones sobre el amor de transferencia. En Obras completas, Buenos Aires, Amorrortu editores, 1976, XII, Pág. 163.

5 Acentuaremos el valor de Más allá como punto de inlexión en la teoría freudiana en 1920.

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Fecha de recepción: 31 de marzo de 2011
Fecha de aceptación: 12 de octubre de 2011

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