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Anuario de investigaciones

versión On-line ISSN 1851-1686

Anu. investig. vol.18  Ciudad Autónoma de Buenos Aires dic. 2011

 

PSICOANALISIS

 

El lugar del fetiche en el discurso de Freud y de Marx a la luz de la época actual: "posmoderna"

Fetish place in the discourse of Freud and Marx in the light of modern times:"postmodern"

 

Mena, María Inés1

1 Lic. en Psicología. Investigadora UBACyT, Proyecto "Relaciones adictivas y economía de goce". Docente Regular "Psicoanálisis Escuela Inglesa" Cátedra I, Fac. Psicología UBA. Docente Interino "Psicoanálisis Escuela Francesa Cátedra II UBA. E-mail: inesmena@psi.uba.ar

*Proyecto de investigación -relaciones adictivas y economía de goce- UBACYT 2010-2012 20020090100037

 


Resumen
A partir de la noción de fetichismo como una de las modalidades de lazo social sostenido en la ilusión y creencia, consideramos de importancia para nuestra investigación* ubicar los cambios que se produjeron en los modos de producción capitalista y su incidencia en la relación social y en la subjetividad. Partimos del uso del término fetiche en los desarrollos teóricos de Marx (El Capital) de Freud y Lacan, a in de esclarecer coincidencias, similitudes y diferencias, con el objetivo de responder y ubicar las causas y formas de malestar que el sujeto sufriente presenta en el síntoma o en la angustia de la época actual denominada "posmoderna".

*Proyecto de investigación -relaciones adictivas y economía de goce- UBACYT 2010-2012 20020090100037

Palabras clave:
Fetichismo; Ilusión; Goce; Psicoanálisis; Capitalismo

Abstract
Since the notion of fetishism as one form of social bond held in the illusion and belief, we consider important to our research * locate the changes that occurred in the modes of capitalist production and its impact on social relationships and subjectivity. We started using the term fetish in the theoretical developments of Marx (Capital) of Freud and Lacan, to investigate coincidences, similarities and differences, in order to respond and locate the causes and forms of discontents that the subject suffering presented in the symptom or the anguish of present time called "post-modern".

* Research proyect: "Addictives relationships and enjoyment economics" UBACYT 2010-2012 20020090100037

Key words:
Fetishism; Illusion; Enjoyment (joussiance); Psychoanalysis; Capitalism


 

El lugar del fetiche en el discurso de Freud y de Marx a la luz de la época actual: "posmoderna"

1
• En el marco de nuestra investigación, consideramos pertinente indagar acerca del uso del término fetichismo en Freud y Marx a partir de las posibles semejanzas y diferencias en las lógicas de construcción teórica de ambos, con el fin de precisar la comprensión del malestar de la época actual en la determinación y modalidad de los síntomas.
A modo de introducción podemos considerar que ambos autores abordan de un modo racional el análisis de la infraestructura que determina los lazos que sostienen a una comunidad, donde lo "sagrado" ocupa un lugar paradigmático, representado por la religión como referente ideal y ordenador del sistema socio-cultural. Es en este contexto donde el fetiche encuentra su fundamento para Freud y Marx, en tanto responde a la particularidad de un determinado lazo social con el otro.
El término fetiche fue creado por los navegantes Lucitanos para designar a los objetos de culto fabricados por los pueblos primitivos, de allí su procedencia del portugués "Feitico" que significa magia o hechizo y su etimología latina es "facticius", del verbo "facere" (hacer), significa artificial o inventado1.
Una sociedad fetichista en el sentido mágico religioso del término, se caracteriza por la devoción de sus integrantes hacia estos objetos a los que se atribuyen creencias y poderes mágicos o sobrenaturales.
Etimológicamente el termino "religión" refiere al conjunto de creencias o dogmas acerca de la divinidad, de sentimientos de veneración hacia ella, de normas morales para la conducta moral y social de prácticas rituales. Tendría dos vertientes etimológicas. Una lo hace derivar del verbo religo (religar, vincular). La otra lo hace provenir de religens (religioso, devoto; escrupuloso en el cumplimiento de los
deberes respecto al culto; lo contrario de negligens = descuidado (Cicerón, De oficiis, II, 3). La primera pone el énfasis en el vínculo del hombre con la divinidad o la unión de varios individuos para el cumplimiento de ritos religiosos; la segunda acentúa el vínculo ético jurídico).2
En los escritos de Freud en varias oportunidades hace referencia a lo sagrado; encontramos una clara definición en una carta (nº 64) dirigida a Flies el 31 de mayo de 1897, dice -
"Sagrado" (heiliz) es lo que estriba en que los seres humanos, en aras de la comunidad más vasta, han sacrificado un fragmento de su libertad sexual y su libertad para incurrir en perversión...". (Freud, 1994, 299).
En 1908 desarrolla la misma idea en "La moral sexual cultural y la nerviosidad moderna". Esta idea se mantiene a lo largo de su obra.

2
• Comencemos por Marx, para continuar luego con Freud.
Marx plantea que la alienación que padece el hombre tiene lugar en el trabajo siendo la forma fundamental de enajenamiento que opera de modo tal que las relaciones sociales se deforman o pervierten y en lugar de ser relaciones entre personas, se convierten en relaciones entre cosas.

El trabajo como actividad específicamente humana, en lugar de consistir en un fin (característica de las sociedades pre capitalistas) pasó a ser un medio para producir mercancías. El hombre mismo se convierte en mercancía -"cosificación del sujeto"- y se ofrece como tal -"fuerza de trabajo". Es en este contexto que Marx propone el término "fetichismo de las mercancías", para definir las relaciones entre los hombres que sólo se entienden en función del intercambio de estas, "valor de uso/valor de cambio". De esta manera los hombres se consideran los unos a otros, solo en función de las mercancías que producen, compran o venden -humanización de los objetos-, la mercancía deviene un valor fetiche; dice Marx: "..., si queremos encontrar una analogía a este fenómeno, tenemos que remontarnos a las regiones nebulosas del mundo de la religión, donde los productos de la mente humana semejan seres dotados de vida propia, de existencia independiente, y relacionados entre sí y con los hombres" (Marx, 1867, 38).
El fetichismo de la mercancía proviene de dos espacios que Marx denomina "esferas" y son: - las relaciones de intercambio R.I y - las relaciones de producción R.P.
En R.P es dónde se genera la plusvalía, que luego se realizará en R.I, como ganancia del propietario de los medios de producción bajo la forma de dinero; dinero que borra o anula toda diferencia cualitativa entre los objetos-mercancía, incluyendo la fuerza de trabajo.

En la cuarta parte del capítulo primero del Capital, "El carácter de fetiche de la mercancía y su secreto" (Marx, 1867, 36), Marx explica la transformación de los productos del trabajo humano en "apariencias de cosas". Este "carácter místico" que adquiere el producto del trabajo, implica un desdoblamiento esencial en la relación con el objeto, por lo cual no representa sólo un valor de uso (posibilidad para satisfacer la necesidad humana) sino, además un valor de cambio. En cuanto se presenta bajo esta doble forma "la mercancía es un bien esencialmente inmaterial y abstracto, cuyo goce es imposible salvo a través de la acumulación y el intercambio".

El Filósofo italiano Agamben en su libro Estancias, (1977,79), plantea que el carácter fetiche radica en este desdoblamiento y el poseedor de la mercancía no podrá nunca disfrutar al mismo tiempo de esta, en cuanto objeto de uso y en cuanto valor de cambio.
El plus de valor -producción del excedente- es tan inma- terial e intangible, como la "porción de tiempo no remunerado" en Marx. No tiene inscripción visible en la realidad, parafraseando a Lacan decimos que es "inarticulable", pero está articulado como síntoma (la estructura como síntoma, que produce su propio sujeto), hace nudo con lo imaginario y lo simbólico constituyendo la causa y el soporte del mercado, -"La plusvalía es la causa del deseo de la cual una economía hace su principio" -dice Lacan en Radiofonía y Televisión. (Lacan ,1970,58).
-La lógica central del capital se sostiene en la producción de una trans-subjetividad social, que coloca al individuo (abstracto) en una escena fetichizada, en la cual la "mercancía" en su valor de semblante, es el enlace lógico de las relaciones sociales.
-La mercancía se ofrece y de manera tentadora, cada una con su "brillo", promete una satisfacción ilusoria, que sabemos no logra cumplir; por un lado este es el mecanismo propio del marketing y de la publicidad, asegurando el funcionamiento del mercado en el continuo intercambio (que el consumidor siga comprando o bien consumiendo); pero además para quién "consume" se repite la ilusión cada vez que adquiere la mercancía, cumpliéndose por un instante la "magia del hechizo".

3
• Continuemos con Freud
En 1927 Freud escribe El porvenir de una ilusión (prosiguiendo este desarrollo fundamentalmente en El malestar en la cultura dos años más tarde) y El fetichismo. En estos escritos trabaja detenidamente acerca de la insistencia de lo pulsional (compulsión) en búsqueda de satisfacción, resaltando la importancia y necesidad de la existencia de la cultura que mantenga a raya el desenfreno pulsional, a través de la influencia y determinación de los ideales, los emblemas paternos como sostén de las religiones y la necesidad de la ilusión. Ubica en el segundo trabajo, la conflictiva edípica y el complejo de castración en el centro
de la teoría psicoanalítica como ordenador de una pérdida de objeto o falta por estructura -diríamos con Lacan-, adjudicándole un valor al fetiche en función de la presencia de objeto; presencia paradojal que evita el surgimiento de la angustia.
El fetiche, para Freud es al mismo tiempo la presencia de aquella nada que es el pene materno y el signo de su ausencia. El proceso defensivo ante la conlictiva edípica deriva en una desmentida - "Verleunung", al precio de una verdadera fractura del Yo "Ichspaltung", que "...nunca se reparará. Las dos reacciones contrapuestas frente al conflicto subsistirán como núcleo de una escisión del yo", -La escisión del yo en el proceso defensivo (Freud,1938, 276.). El fetiche es soporte de la división psíquica, en el escrito -Esquema de psicoanálisis , asevera "...sería desacertado llamar 'escisión del yo' a lo que sobreviene a raíz de la formación fetiche que,.....por un lado desmienten... por el otro reconocen. Las dos actitudes subsisten una junto a la otra durante toda la vida sin influirse recíprocamente" (Freud, 1940,204) y agrega que esto no sólo esta presente en el sujeto fetichista y psicótico sino que lo extiende como "un rasgo universal de las neurosis", ya que en el proceso defensivo, sea para desmentir una parte de la realidad externa o rechazar una exigencia pulsional, el resultado siempre deja un resto. Es de importancia aclarar que Freud habla del efecto sobre el yo y no del yo como agente activo del proceso defensivo.

Con Lacan y la imbricación de los tres registros: imaginario, simbólico y real, el estatuto del fetiche se eleva a la categoría significante. El falo es articulado a un efecto simbólico propio del ser hablante y el fetichismo -como ejemplo paradigmático pone en juego un objeto que evoca un más allá, denunciando una falta.
El fetiche se inscribe en la problemática fálica, no repre- senta el pene real sino en tanto puede ser atribuido a la madre. Es el falo ausente, al servicio de ocultar la castración real del Otro primordial (encarnado en el otro materno como objeto de amor en el marco del complejo de Edipo), que al ser descubierta queda como resto congelado en el tiempo (desprendido de su contexto original), encarnando el objeto simbólico de la privación.

Es en el contrapunto entre el objeto perdido del deseo y el deseo del Otro donde se ubica el fetiche, ofreciendo una respuesta ante el posible surgimiento de angustia,"... el fetichismo exalta un objeto degradado a un valor eminente" (Freud, 1927, 149). De ahí el valor de uso - pero no intercambiable por otros objetos, ya que se encuentra sustraído de la ley. La presencia del fetiche es necesaria en tanto lo vuelve accesible y al alcance de la mano, pero preservado en la intimidad del sujeto y por lo tanto no reconocible en su significación por los demás.

En la clínica psicoanalítica el fetiche indica una elección de objeto del fantasma-deseo o de la pulsión- regida por un objeto material, que a grandes rasgos se caracteriza por ser estable en el tiempo, no causar vacilaciones respecto a su interpretación y operar como condición o garantía para la satisfacción sexual. Este nivel descriptivo parece particularmente representativo del registro perverso, pero es la dimensión de condición absoluta lo que lo caracteriza.
Es compleja la relación entre el fetichismo y el campo de las perversiones, "un cierto grado de fetichismo se encuentra en la vida sexual normal" -plantea Freud en Tres ensayos de teoría sexual (Freud, 1905, 146)
La elección particular del objeto-fetiche no se reduce a la fijeza de un objeto sino que pertenece a una categoría, por lo tanto, siempre equivalente a desplazarse hacia otro. Equivalente pero diferente, el fetichismo incluye esa parte de insatisfacción constitutiva de todo deseo.
En cuanto presencia, es algo concreto y hasta tangible, pero en cuanto presencia de una ausencia, es al mismo tiempo inmaterial e intangible. Agamben reconoce esta metonimia al plantear la "paradoja del objeto-fetiche", señalando la tendencia infalible del fetichista a coleccionar y multiplicar sus fetiches, "...el fetichista multiplica las pruebas de su presencia y acumula un harem de objetos, el fetiche se le escapa fatalmente de entre sus manos y, en cada una de sus apariciones, celebra siempre y sólo la propia mística fantasmagoría" (Agamben, 1977,72).

Siendo la función de la metonimia equivalente al desplazamiento freudiano, la articulación del fetiche adquiere todo su rigor justamente en la hiancia misma entre los significantes; "virement" - dice Lacan, para indicar la operación propia de la metonimia como transferencia de valor o desvío (Lacan, 1969, 279.
El objeto fetiche entonces -no es único, siempre se podrá formar una clase (ej. la clase de los zapatos) a causa de la determinación significante, pero es condición absoluta del deseo posibilitando así el encuentro con el partenaire y desplegando ante la realidad un velo que la disimula. Es este velo el que sobrestima el sujeto -ilusión que sin lugar a dudas se encuentra en todo deseo. Lo paradójico radica en su insatisfacción, cuando todo se presenta como siendo el objeto propio del deseo.

El falo como significante indica esa nada -lugar de la ausencia. De ahí el carácter metonímico en la cadena significante, su relación con la causa y la compulsión a la repetición.

4
• Modos de aproximación al malestar de la época actual Podemos considerar entonces que el fundamento teórico del fetiche sostiene - al mismo tiempo que denuncia- la falla de la Ley (por estructura). A la vez que funciona como un "regulador", en el sentido que evita la angustia y el sujeto puede -a su manera- hacer algo con la falta; un hacer que lo enlaza a un goce fálico que articula el deseo posibilitando el encuentro con el partenaire. No acarrea sufrimiento y por lo mismo, no es motivo de consulta.

La época de los mercados comunes (con Marx), devino en la actual "globalización" que caracteriza los modos de producción de nuestra época (más allá de Marx); "la producción del excedente" es la resultante de la plusvalía capitalista en su máxima expresión.

No es función de los psicoanalistas responder al debate sobre los síntomas sociales, pero estamos comprometidos con las formas de malestar que el sujeto sufriente presenta en el síntoma o en la angustia.
En el malestar en la cultura de 1930, Freud ya planteaba, que la manera en que la vida se impone (los efectos del mercado capitalista), nos resulta demasiado exigente, deparando excesivos sufrimientos y decepciones y que para soportarla requerimos de, -distracciones poderosas que relativizan nuestras miserias;-satisfacciones sustitutivas o bien,- narcóticos que nos tornan insensibles. Plantea que la religión se encarga de otorgar un sentido a la vida, pero la conducta manifiesta del hombre aspira a la felicidad (principio de placer). Freud concluye que el designio de ser felices es irrealizable, siendo el último refugio la neurosis (síntoma).3
Eric Laurent en el articulo La sociedad del síntoma, dice, -"El paganismo contemporáneo busca la prueba de la existencia de Dios en la sobredosis. El éxtasis del goce siempre fue para la civilización la oportunidad de verificar la presencia de un Dios-todo, de la cosa Otra" (Laurent,2003,108); con "sobredosis" hace referencia al modo de consumo, no sólo de drogas "duras" que lo llevan a la muerte, alude además al sujeto que trabaja casi sin parar y de una manera mecánica; como así también las prácticas de deportes peligrosos; son distintas manifestaciones de la búsqueda de una presencia del Otro".

Cuando Freud, en El porvenir de una ilusión de 1927 desarrolla la construcción teórica acerca de los orígenes del surgimiento de la religión, plantea que la misma responde a una necesidad de creencia, a raíz de las inclemencias de la naturaleza (animismo), y con el paso del tiempo esa creencia se aianza en la fe a un Dios (tradición judeo-cristiana), -representante paterno, a quien se debe obediencia. Lo que está en juego en la religión monoteísta es la existencia de un "más allá" de la castración y de la caída del falo del padre. El avance científico (junto al proceso y desarrollo capitalista) incide fuertemente en la declinación de la creencia religiosa.

5
• A modo de conclusión
En la actualidad "posmoderna" se aianza aún más el avance tecnológico y cientíico, fortaleciendo la creencia de que la satisfacción es posible y la felicidad está al alcance de todos. Promesa falaz de un "todo para todos", siendo la condición (el mandato) "consumir", ya no importa que, por lo tanto el objeto (mercancía) pierde significancia y valor hasta invisibilizarse; la ilusión se reinicia cada vez y cae para repetirse una y otra vez, siendo esta la condena del sujeto consumidor; plus de goce que denuncia la insatisfacción de siempre y conlleva al empuje creciente hacia una amplia gama de adicciones compulsivas. El goce gana terreno en detrimento del deseo, deviniendo un "plus" sin valor contabilizable.

En El porvenir de una ilusión concluye: "... es evidente que la religión ha prestado grandes servicios a la cultura humana, y ha contribuido en mucho a domeñar las pulsiones asociales, mas no lo bastante. Durante milenios gobernó a la sociedad humana; tuvo tiempo para demostrar lo que era capaz de conseguir. Si hubiera logrado hacer dichosos a la mayoría de los hombres, consolarlos, reconciliarlos con la vida, convertirlos en sustentadores de la cultura, a nadie se le habría ocurrido aspirar a un cambio de la situación existente. ¿Qué vemos en lugar de ello? Que un número terriblemente grande de seres humanos están descontentos con la cultura y son desdichados en ella, la sienten como un yugo que es preciso sacudirse; que lo esperan todo de una modificación de esa cultura, o llegan tan lejos en su hostilidad a ella que no quieren saber absolutamente nada de cultura ni de limitación de las pulsiones. En este punto se nos objetará que ese estado de cosas se debe justamente a que la religión ha perdido una parte de su inluencia sobre las masas, a consecuencia del lamentable efecto de los progresos cientíicos. Retengamos esta admisión y el fundamento aducido, para usarlo luego en apoyo de nuestros propósitos; pero la objeción misma carece de fuerza" (Freud, 1927. 37).
Finaliza el escrito sosteniendo -"nuestra ciencia no es una ilusión. Sí lo sería creer que podríamos obtener de otra parte lo que ella no puede darnos". (Freud, 1927,55)
Lacan en varias oportunidades, entre ellas en el escrito La ciencia y la verdad argumenta que el psicoanálisis sostiene la interrogación por la verdad orientado por la existencia de la ciencia.

Se trata entonces de sostener una interrogación sin pretensión de agotarla y esta es nuestra responsabilidad como psicoanalistas.

1 El término fue dado a conocer en Europa por Charles de Brosses en 1757, quien propone una teoría de la evolución de la religión, siendo el fetichismo la más primitiva y una de las formas que ha abierto el camino al pensamiento humano, seguido por los estados de politeísmo y monoteísmo.
Alfred Binet, (1857-1911) Psicólogo francés, retoma el termino Fe- tichismo y en 1887 presenta el texto: "El Fetichismo en el amor", parte de la comparación con el fetichismo religioso. La diferencia radica, según explica, que en el caso de los enfermos que llegan a adorar a un objeto-como los zapatos- la adoración religiosa es reemplazada por el interés sexual. Se interesa fundamentalmente por la vida sexual "normal", más que la de los grandes perversos. La función del fetichismo -tanto en hombres como en mujeres-, es la de procurar al fetichista una excitación sexual (el orgasmo puede proceder o no), exalta la "imaginación erótica" al servicio de procurar placer. Dice Binet: "... no hay nada del fetichismo que no se encuentre en el amor normal" y considera que sólo hay una diferencia de grado como en las creencias religiosas. Estudia la particularidad de ciertas variedades en las que se evidencia "el valor que adquiere el objeto para despertar la excitación sexual" -punto considerado por Freud en los primeros momentos en que aborda las perversiones sexuales en el marco de su teoría sexual (Freud S. en Tres ensayos de teoría sexual) En el siglo XIX autores como Havelock Ellis o Krafft-Ebing, ubican el fetichismo generalmente en la esfera de las perversiones.

2 Etimologías,(2005) Lic.Rodolfo Valentini (RPI 256482) para uso de Psicólogos, Psicoanalistas, Educadores y especialistas en ciencias Humanas).

3 Para Freud, el síntoma, es el sustituto de una satisfacción sexual que no tuvo lugar; para Lacan un modo de suplir la relación sexual que no hay.

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Fecha de recepción: 28 de marzo de 2011
Fecha de aceptación: 17 de agosto de 2011

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